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sábado, 26 de marzo de 2016

Acabo de despertar

   Acabo de despertar y lo primero que pensé fue: “Que excelente sueño”. Todo parecía tan bien hecho, todo era tan emocionante e interesante. Nada daba miedo ni parecía puesto allí porque sí. No sé cómo lo hizo mi cerebro. Tal vez vi algo antes de dormir que estimuló mi mente o tenía algo guardado en el fondo de mi cerebro que ayudó a la creación de lo que pude ver y sentir.

 Cuando me desperté estaba casi envuelto en mis sabanas, cosas que no pasa nunca. Un poco más y me enrollo en ellas como un cigarrillo. Personas de mi familia duermen así siempre. A mi no me pasa. Doy muchas vueltas, a un lado y a otro, pero siempre separado de las sábanas, como si yo mismo tuviera cuidado de no enredarme con ellas mientras estoy dormido. Es muy cómico o al menos así me lo parece a mí. Esta vez dormí la mitad de la noche, o eso creo, sin camiseta. Me desperté quién sabe a qué hora a ponérmela de nuevo, por el frío, y a taparme muy bien.

 Eso me gusta. Despertarme como si fuera un pequeño intermedio, estar semiconsciente y luego volver al sueño como si nada. No digo que eso sea exactamente lo que pasó pero lo sentí así y me gustó. Ahora mismo siento mucho frío y me pregunto cómo es que no me duele la garganta o algo así. Si me enfermo será culpa mía por creer que de la nada una de estas frías noches no va a ser tan fría como las demás. Me tienen un poco aburrido pero, qué se le va a hacer.

 El sueño no era nada espectacular y obviamente ya lo recuerdo todo. Creo que se trataba de alguna intriga del tipo misterioso. Alguien estaba tratando de ocultar algo y yo y alguien más tratábamos de descubrirlo todo. Parecía tan real, en serio que sí. Siempre sucede que me siento cómodo en los sueños y se ponen a cambiar tan rápido que no tengo tiempo de disfrutarlos al máximo. Puede que sean un tipo de analogía de la vida o algo así porque son muy efímeros.  ¿Será que dormí más hoy que otros días? Puede que eso haya ayudado en algo.

 Me encanta que todo parece tan personal, tan mío. En un momento camino por alguna playa de agua cristalina, pateando ligeramente el mar con los pies. Y me encanta. Y me doy cuenta que a veces me gusto más en los sueños pues me siento más valiente e incluso mejor parecido. Es una tontería, pero como puedes hacer lo que quieras en tu mente, creo que a veces mi subconsciente me da un regalito, como para que no me desanime. Después, y pasa seguido, estoy en algún edificio majestuoso, lleno de detalles que me gusta admirar pero a los que no me acerco por temor de hacer caer el fantástico castillo de naipes que construyo en mi mente. Es simplemente genial.

 Sí, lo sé. Me estoy echando flores a mi mismo. Al fin y al cabo soy yo el que hace esos sueños. Pero no se siente así y creo que es lo que cuenta. ¿Acaso no es lo máximo despertarse en la mañana y sentir que no solo estás descansado sino que también, por alguna razón, estás feliz? A mi eso me fascina y me pone de buen humor por un buen rato. No sé si todo el día pero si por algunas horas, antes de que la realidad me patee con su sus mortales piernas de karateca.

 En los sueños, otro personaje recurrente es el que me gusta llamar el conejo blanco, como el de Alicia en el país de las maravillas. Es ese personaje que está seguido ahí y que a veces no puedes ver bien o siempre parece tener la cara borrada o fuera de foco. Siempre es un misterio que la verdad es inútil porque al fin y al cabo es solo una creación de tu mente, puede que solo sea una copia de alguien que viste alguna vez en la calle o de algún amigo o de un compañero de algo.

 Pero creo que a veces está la esperanza de que, por algún medio fantástico y sobrenatural, el cerebro sea capaz de recibir, de vez en cuando, imágenes del futuro de cada persona, en este caso del mío. Que tal que ese conejo, o mejor dicho, ese hombre borroso sea el que en un futuro me va a hacer sentir lo que nunca he sentido por nadie. Que tal si mi mente ha recibido la imagen de alguna manera y ahora la guarda con recelo hasta de mi mismo, por miedo a que me emocione demasiado y quiero adelantarme a hecho que no han ocurrido.

 ¡Que loco! Lo de conejo también es porque ese personaje siempre entra y sale de mis sueños a su antojo. Cuando lo quiero ver no aparece. Es como esos personajes en las películas que ves al fondo de la escena y que parecen metidos en la trama y los ves luego de nuevo y otra vez y otra vez y entonces es difícil no imaginar que algo pasa con ello. Son ágiles para desaparecer y la mayoría de veces son solo un espejismo lejano que no dejan ni que les toques la mano ni dicen media palabra.

 Aunque hay otras veces que sí hablan, con voces que nunca podría explicar en voz alta. Hablo de ellos en plural porque no sé si es uno solo o son muchos, al fin que son muchas las veces entonces puede que no sea solo uno. ¡Que optimista soy! En fin. No solo sus voces sino lo que dicen me llega al alma. Me ponen nervioso, igual que cuando alguien que me gusta en la realidad se me acerca demasiado. Otras veces es una visión totalmente cercana, que me abraza y me besa y a la que me siento totalmente conectado. Por eso despertarme muchas veces es una tragedia, pues la conexión se pierde y ya no lo puedo ver ni sentir más. Y duele porque en la siguiente ocasión será diferente y ya no se sentirá igual.

  Hoy creo que no hubo conejo. O tal vez lo hubo pero supo mantenerse alejado de mi. Puede que mi cuerpo estuviese más ocupado lidiando con el frío exterior y con el misterio interior para ponerse a inventar más líos de los que puedo manejar. Me gusta cuando mi mente me deja caminar por ahí, entre jardines densos llenos de flores que nunca he visto o por el borde de otra playa, está cubierta de pasto mullido. A veces estoy descalzo, a veces desnudo y a veces vestido, no sé cual sea la diferencia entre las tres, que las activa. Pero no me interesa ponerme a preguntarme cada cosa que pasa porque creo que eso daña los sueños.

 Esta vez no me molestó tanto despertarme y eso que fue por alarma. Y pongo alarma porque o sino dormiría más y no tendría tiempo de escribir esto y si no escribo todo el tiempo a la misma hora, siento que el poco orden que tengo a mi alrededor se viene abajo y eso no lo puedo soportar. En mis sueños no me importa nada pero en la realidad algo me tiene que mover las entrañas, algo me tiene que hacer sentir que no todo se va a ir a la mierda y una de esas cosas que me mantiene sano son las alarmas y los horarios y el control sobre lo que pueda controlar.

 Parece un tanto psicótico, y puede que lo sea, pero me da igual. Si me sirve a mi, es lo que interesa. Ya en mis sueños puedo ser libre de verdad y dejar que todo vaya por todos lados. Puedo ser el centro de atención y sobre el que gire todo lo que tiene sentido en el mundo. En los sueños lo bonito es que tu eres su estrella principal y sin ti no hay nada. Incluso si se trata de una pesadilla, si no fuera porque estás allí, no habría manera de que fuese una pesadilla efectiva. Nadie nunca piensa en los sueños así y creo que vendría bien pues muchas personas creen que cuando duermen se someten a si mismos y no deberían pensar así, o sino fijo viene la pesadilla al ataque.

 Yo tengo algunas, a veces, y son frustrantes.  No me gusta despertarme a los quince minutos muerto del miedo y cubierto de sudor, a nadie le gusta. Pero hay que saber cómo evitarlo. No comer mucho, tratar de mantener la mente rodando y no dejar que cosas que en verdad no tienen tanta importancia te afecten el cerebro. Eso es lo más importante porque a veces nos volvemos un torbellino sin pies ni cabeza por líos sobre los que no tenemos control o que son de fácil solución. Hay que ser práctico, creo yo.

 Dormir, en todo caso, es uno de los placeres de la vida. Mucha gente dice que no duermen pues lo harán cuando mueran pero eso no es verdad porque cuando duermes estás vivo así que no es lo mismo ni de cerca. Además cuando sueñas es como si trabajaras con un gemelo en un proyecto muy especial y cuando despiertas podrías tener las claves para realizar ese proyecto u otro en la realidad. Además, los sueños son lugares de ocio increíbles, mejor que muchas discotecas.


 En todo caso, creo que amanecí contento. Y lo triste es que sé que no me va a durar mucho pero no importa. Nada está hecho para durar tanto tiempo, nada humano en todo caso. De pronto me quedaré en la cama algo más de tiempo o dormiré una pequeña siesta más tarde. Ya quiero soñar otra vez.

miércoles, 13 de enero de 2016

Perro del fin del mundo

   El perro dejaba las marcas de sus patas en la playa pero se iban borrando tan pronto pisaba. El arena estaba muy húmeda en esa zona y nada duraba allí, ni siquiera las plantas, que habían decidido retirarse a la zona más alta de la playa. La textura hacía parecer que ya no fuera arena sino que fuese una especie de lodo pegajoso pero el perro casi no lo notaba pues avanzaba a paso lento pero seguro por la franja costera.

 El pobre animal había estado caminando por días y por eso las ganas y la energía para trotar habían dejado su cuerpo hacía mucho. El agua sabía extraño por esas partes así que también estaba algo deshidratado pero de todas maneras seguía caminando, seguro de que sus patas lo llevarían al lugar al que quería ir. Lo que hacía era seguir su instinto y ese campo electromagnético que todos los seres vivos sienten que los atrae a ciertos lugares y que los repele de otros. Él no lo entendía pero de todas maneras hacía lo que tenía que hacer.

 De repente de la arena salió un cangrejo. Era grande y había quedado quieto al ver al perro. Sus pinzas se abrían y cerraban despacio y producía algo de espuma en su boca. Parecía pensar en algo. El perro solo lo miraba. Le hubiese gustado ladrarle o perseguirlo o hacer algo más que no fuese quedársele mirando como un tonto pero sabía que llevaría las perder así pudiera hace cualquier de esas cosas. No estaba en condiciones para pelear con nadie, sobre todo si ese alguien tenía armas incorporadas.

 El cangrejo finalmente se movió a un lado, como si tuviera intenciones de meterse al mar, pero lo que hizo fue dar una vuelta cerrada y caminar en la dirección que el perro estaba siguiendo. Entendiendo que tenía que continuar, el perro siguió al cangrejo por un largo tiempo. Tanto tiempo fue que la noche se acercaba, con la tarde tiñéndose de un rojo absoluto que reinaba el mundo desde hacía un buen tiempo.

 Caminaron más, hasta que el frescor de la noche llegó y todo pareció estar incluso más calmado que antes. Eso sí, las noches no eran como antes cuando los insectos hacían conciertos por aquí y por allá, alegrando cada jardín y cada espacio salvaje con sus canciones. Ya no había muchos insectos y los que quedaban no eran del tipo que cantaban, más bien del tipo que comían carne en descomposición.

 Cuando la luna empezó a iluminar el paisaje costero, el cangrejo por fin se detuvo y el perro se le acercó. La criatura marina no lo atacó, solo se retiro por fin al mar, dejando que las suaves olas lo fueran envolviendo hasta que fuese arrastrado al fondo. Cuando el perro no lo vio más, se dio cuenta de dónde estaba: la desembocadura de un riachuelo, una fuente de agua dulce que no había visto en varios días.

 El perro se acercó con cuidado, bajando una pequeña pendiente que daba al río como tal. Bueno, río no era porque era casi un hilo de agua el que podía llegar hasta el mar, pero era más que suficiente para beber y recuperar fuerzas. El perro bebió y bebió sin cansarse, ingiriendo toda la cantidad de liquido que su cuerpo pudiese aguantar. Cuando por fin se sintió satisfecho, mucho tiempo después de que el cangrejo desapareciera, se echó en la parte superior de la pendiente y durmió a pierna suelta, cansado de un viaje demasiado largo.

 Soñó imágenes borrosas, unas tras otras, pero lo que sí oía con completa definición eran los sonidos y las voces que había en los sueños. Y se despertó de golpe cuando volvió a escuchar la voz de su amo. Apenas abrió los ojos, miró a un lado y otro, como buscándolo. Incluso utilizó su olfato para asegurarse que todo había sido un sueño. Se echó de nuevo sobre la arena, deprimido y adolorido en más de una forma. Extrañaba de sobre manera a su amo, que no veía desde hacía mucho tiempo. Lo más probable es que nunca lo encontrara pero valía la pena buscarlo.

 Se quedó dormido una vez más  Ya no soñó más nada y pudo descansar su cuerpo y su mente para en verdad estar en paz consigo mismo. Era la única manera de continuar su viaje. Al otro día, lo despertó el agua que lo salpicaba en la cara: el riachuelo ahora sí era un río y amenazaba con llevárselo si no se levantaba. Lo bueno, era que por alguna razón se había acostado del lado opuesto al que había llegado. Si no lo hubiera hecho así, seguro hubiera tenido que buscar tierra adentro por algún cruce sobre el agua.

 Se dio cuenta que el río tenía ahora un color marrón desagradable y que ya no parecía muy bueno para beber de él. El agua además arrastraba al mar pedazos de troncos, hojas y otros objetos que parecían hechos por humanos, Se quedó mirando el raro espectáculo hasta que se dio cuenta que el río crecería aún más, a juzgar por el olor del ambiente que denotaba una tormenta acercándose. Como no quería mojarse ni estar allí para más agua marrón, emprendió su camino por la costa de nuevo.

 En efecto, las gotas empezaron a caer suavemente después de algunas horas de viaje. No caían con fuerza sino con insistencia, como anunciando la tormenta que se iba a desprender en cualquier momento. El perro miró a un lado de la playa y vio que la vegetación era allí más salvaje de del otro lado del río. Seguramente lo mejor era cruzar por ese paraje en vez de quedarse en la playa donde no habría donde resguardarse cuando la tormenta decidiese llegar con vientos, lluvia y demás.

 Pisar pasto y musgo era agradable para sus patas, era como flotar. Pero también había lodo y residuos de lo que hacía tiempo había sido la civilización. En efecto, después de caminar un poco más, se cruzó con un pueblo fantasma. La verdad era que no se había cruzado con ninguna población desde que había salido de la suya en busca del mar. Después de todo, recordaba que su amo poseía otra casa cerca de la playa pero no recordaba exactamente en dónde. Por eso ahora recorría la playa, tratando de recordar donde era para así llegar a esa casa y de pronto reunirse con su amo.

 Pero ese pueblo no tenía nada que ver con la casa de playa que buscaba. Era un lugar casi destruido, con pocas estructuras todavía de pie. La severidad de las tormentas recientes se podía ver allí: muros completamente destruidos, vegetación por todos lados y causante de parte de la destrucción y casi nada de vida fuera de las plantas. El perro pudo notar, sin embargo, que había un nido en un rincón de una de las casas pero no había huevos ni ave ni nada. Lo que había era una rata muerta y otra que se la estaba comiendo.

 Si hubiese tenido energía, se hubiese comido a la rata. Pero el perro cada día se sentía peor, el cuerpo le pesaba como si llevara una carga demasiado pesada para su demacrado cuerpo y comer un animal que posiblemente estaba más enfermo que él no le llamaba mucho la atención. Además había recargado algo sus baterías con el agua del riachuelo. De hecho aprovechó estar en eso lugar tan horrible para orinar sobre unas plantas y así ayudar a su crecimiento, si es que eso todavía era posible.

 Cuando pasó el pueblo, llegó a una carretera. El asfalto era de esas cosas que los seres humanos habían inventado que no se borraba con nada y menos aún estando la memoria de su existencia tan fresca. Fue allí, viendo las borradas líneas en el suelo negro y un letrero caído en el suelo que el perro se dio cuenta que estaba cerca de su destino.

 Fue entonces que empezó a correr como loco, sin importarle el dolor y lo mucho que cada paso le cobraba a su cuerpo. El dolor iba en aumento pero a él ya no le importaba nada más porque sabía que ya no había tiempo para nada. Al fin y al cabo su pelaje estaba lleno de parches y no podía comer así quisiera. Así que solo corrió y corrió hasta que de nuevo el mundo se tiñó de rojo con el atardecer.

 Fue entonces que por fin encontró la casa que tanto había buscado. La entrada para él seguía allí y estaba abierta. Era pequeña así que la recorrió en poco tiempo pero fue entonces que se dio cuenta que su amo no estaba allí y que posiblemente su destino ahora fuese el mismo que el de él.


 Lo mejor, pensó, era echarse a descansar en la cama sobre la que se había acostado tantas veces desde que era cachorro. Allí había aprendido varias cosas sobre los seres humanos, sus locuras y genialidades, pero sobre todo sus ganas de querer y de ser lo mejores posible cada día. El perro olfateó por última vez el olor de su amo y cerró los ojos para dormir por siempre.

domingo, 12 de julio de 2015

Pasar la noche

   Me levanté y lo primero que hice fue mirar a mi alrededor y darme cuenta de que no estaba en mi casa. Había pasado la noche allí cuando había dicho una y otra vez que no me iba a quedar y que solo venía a tomar una cerveza. Mi voluntad se estaba haciendo cada vez más débil y fácil de doblegar. Con solo un par de cervezas y algo de vodka, me había quedado y había cedido a en el apartamento del ex de mi mejor amigo. Y no solo eso. Él estaba profundamente dormido a mi lado y fue entonces que también me di cuenta que ninguno de los dos llevaba ropa. Estábamos completamente desnudos, compartiendo una cama en su casa. La cabeza me daba vueltas al tratar de recordar y de todas manera no había nada allí adentro que me pudiese explicar que hacía yo allí.

 Con el mayor cuidado del que fui capaz, levanté las cobijas y salí con suavidad. En efecto, no tenía nada de ropa y tuve que buscar a pasos silenciosos por toda la habitación. Así es: había ropa por todos lados, como si nos hubiésemos convertido en un ventilador gigante. Pero me rehusaba a creer que habíamos tenido relaciones sexuales. Es decir, yo solo había venido porque él siempre me había caído bien y había detestado la forma tan vulgar en la que mi mejor amigo lo había dejado así no más, sin explicación. Me había dado pesar y por eso fui a su casa a tomar la maldita cerveza que, para ese momento de la mañana siguiente, no tenía idea si me había tomado o no. Me puse los calzoncillos en silencio, tomé todo lo que vi mío rápidamente y me dirigí a la puerta.

 Pero entonces quedé de piedra. Las cosas eran más raras aún porque afuera había un grupo de personas, unas seis o siete, todas dormidas por el salón. Algunas estaban acostadas en el piso, otras sentadas dormidas en el sofá. Si no hubiese estado tan nervioso, me hubiese dado risa. Cerré la puerta de nuevo y medí mis posibilidades, tratando de ignorar el dolor de cabeza que se había empezado a asentar en mi mente. Podía quedarme allí, esperando a que se fueran pero podría pasar que no se fueran. Además quedarme en la habitación implicaba, en algún momento, hablar con Tomás y yo no tenía muchas ganas de hacer eso.

 Pero quienes eran los que estaban afuera? Abrí de nuevo la puerta para ver si reconocía a alguien pero no tenía ni idea de quienes podían ser esas personas. Supuse que eran amigos de Tomás, aunque en ese momento caí en cuenta que el apartamento tenía dos habitaciones así que podían ser amigos de quien quiera que viviera con él. Tal vez el compañero de Tomás había llegado luego de que ellos habían entrado a la habitación y empezó a tomar con amigos mientras Tomás y yo… Bueno, no sé que hicimos Tomás y yo pero ya tendría tiempo de pensar en eso. De tanto dar vueltas iba a hacer un hoyo en el piso. De hecho había hecho tanto ruido, que había despertado a Tomás.

Al comienzo me miró medio dormido y yo quedé congelado en el sitio donde me había visto pero entonces se incorporó un poco, sentándose en la cama. Sonrió sin decir nada y me dijo con la mayor tranquilidad: “Esos pantalones son míos”. En efecto me había puesto los jeans de él. Los míos estaban contra la puerta del baño. Era extraño que no me hubiese fijado porque Tomás tenía un cuerpo más esbelto que el mío y los jeans me apretaban pero supongo yo que de la preocupación, ni siquiera me había fijado bien en nada. Pero, respondiendo a su comentario, solo asentí y nada ms.﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽ien en nada. Pero, respondiendo a su comentario, solo asentijado porque Tom de la maendo una cama en su casa. La cabezás. Me quedé allí como estatua, sin ganas de quitarme los pantalones y ponerme los otros.

 Él, con total tranquilidad, se puso de pie y recogió mis pantalones. Desnudo como estaba, me los dio y yo sin decir nada me bajé los de él y se los di. Él solo sonrió y los dejó en el piso, escogiendo recoger solo su ropa interior y poniéndosela rápidamente antes de volver a la cama. Dijo que hacía mucho frío y que si quería quedarme algún tiempo más. Esa frase me confundió mas de lo que estaba y entonces el dolor de cabeza se hizo más severo. Tanto que tuve que cerrar los ojos y tratar de vencerlo con mi voluntad, que simplemente no parecía ser suficiente. Dejé caer la ropa que tenía en los brazos y luego sentí pasos y en apenas unos segundos, perdí el conocimiento. Tuve un sueño corto y extraño, con nubes de colores y con Tomás.

 Entonces desperté y lo vi a él a la cara. Era una cara muy bonita pero la cara de un ex novio de su mejor amigo. La cabeza me quería explotar. Tomás me dio una pastilla y un vaso de agua que había llenado en el baño. Me espero mientras consumí todo y yo solo podía quedarme allí, encogido del dolor. Siempre me pasaba lo mismo cuando tomaba demasiado o cuando consumía algunos licores, como el vodka. Me encantaba el vodka pero tenía esa extraña cualidad. Debíamos haber tomado mucho porque el dolor era insoportable. Tomás no se movió de mi lado y solo me pidió que me sentara al menos en la cama. Lo hice y de hecho me recosté en ella. Así, no podía llegar a mi casa.

 Vi a Tomás salir del cuarto y volver al rato, con algo de comer en un plato. Me dijo que su hermana siempre había sufrido de dolores de cabeza cuando pequeña y que siempre le funcionaba comer algo para que el cerebro se ocupara. Seguramente eso no tenía ninguna base científica pero a quién le importaba? Según él ayudaba y me dijo que comiera. Yo no quería pero no quería ser descortés con el chico con el que seguramente había tenido sexo hacía pocas horas. Así que cogí algo de pan con jamón y me lo comí en silencio. Tomás se sentó a mi lado y no dijo nada de nada, solo mirando al vacío y tocándose el pecho.

 Cuando terminé, me miró y me dijo que lo mejor era que me quedara hasta que estuviese mejor. Yo le dije que podría tomar un taxi y así llegaría rápido a mi casa pero él me dijo que yo no tenía dinero. Por alguna razón, le hizo gracia decírmelo. A mi, por supuesto, no me hizo gracia alguna y empecé con desespero a buscar desde la cama mi billetera. Pero Tomás la tenía en la mesita de noche y me mostró que no había nada. Según él, yo había pagado las tres botellas de vodka que estaban en la sala y que solo habíamos compartido una y los amigos de su compañero se habían tomado las otras dos. Eso me hizo sentir como un idiota de tamaño olímpico. Me dejé caer en la almohada y me hice de lado. No quería pensar más.

 Entonces me di cuenta del silencio y abrí los ojos. Él todavía estaba allí y estaba algo reprimido, como nervioso. Se tocaba los brazos como si tuviera frío pero era una mañana de verano y no hacía nada de frío. Le pregunté si él estaba mal por el trago que habíamos tomado y me dijo que no era eso lo que le molestaba. Yo cerré los ojos de nuevo pero entonces él me dijo que se sentía nervioso porque se daba cuenta de que, a pesar de mi dolor de cabeza y de que había vomitado en el baño (cosa que yo no sabía), había sido una de las mejores noches para él desde hacía tiempo. Yo, la verdad, no pensé nada de ello en ese momento. Sus palabras no se me grabaron ya que el dolor era intenso y solo quería alejarlo de mi.

 Pero entonces, como de golpe, entendí lo que había dicho. Abrí los ojos y lo miré y vi que había lágrimas en sus ojos. Me dijo que todavía se sentía mal por lo que había pasado con mi mejor amigo y que por eso la situación actual lo hacía sentirse todavía más raro y más culpable. Yo le dije que el no tenía culpa de nada pero el me contó que, aunque yo estaba muy borracho, no quería nada con él ni estaba buscando nada. Me dijo que él inició todo con un beso y por eso todo había ocurrido. Le dije, de manera un poco cruel, que yo no recordaba nada y que lo sentía mucho si eso lo hacía sentir mal pero simplemente no recordaba nada. Entonces el se dio la vuelta y me besó y por alguna razón yo le tomé la cara y nos quedamos así un buen rato.

 Cuando nos separamos, le limpié las lágrimas y el se acostó en mi pecho y me dijo que se sentía muy confundido. Todavía quería a mi amigo pero decía que esa noche el sexo conmigo había sido excelente. Yo sonreí, porque todos los hombres nos convertimos en idiotas cuando halagan nuestro desempeño sexual. Y el sonrió también, con sus ojos algo húmedos, diciéndome que era un idiota por sonreír.  Le pasé mi brazo por el pecho y lo abracé y solo cerré los ojos. Lo mejor fue que nos quedamos dormidos y no soñamos con nada ni con nadie. Fue solo por un par de horas pero creo que fueron las mejores horas que he dormido en mucho tiempo. De alguna manera, dormido, seguía sintiendo su cuerpo.


 Cuando despertamos, mi dolor de cabeza había pasado hacía tiempo. En silencio, nos vestimos, nos besamos una última vez y me acompañó a la puerta. Los otros seguían dormidos y yo, ya en el taxi, solo podía pensar en él. Y lo haría por mucho tiempo más porque los próximos días pondrían a prueba todo lo sucedido durante esas pocas horas.

jueves, 1 de enero de 2015

Primer día

Es simplemente el mejor día del año para salir, para explorar, para conocer. Las carreteras están vacías y los lugares no pueden estar más en paz. Pareciera que algo extraño ha sucedido, o algo catastrófico pero la realidad no es para preocuparse: es solo el primer día del año.

Siendo el primer día del año, la gente celebra el cambio de calendario tomando, comiendo y, en general, divirtiéndose. Eso ocurre la noche anterior, así que para ser exactos, el primer día del año la gente en verdad no hace mucho.

La mayoría de la gente duerme todo el día, habiendo tomado tanto alcohol la noche anterior. O tal vez es porque han comido demasiado. De todas maneras, las camas son esenciales en este día, ya que la gente prefiere quedarse en la suya antes que salir de ellas. Salir de la casa? Muchas veces, no es una opción.

Esto último tiene una razón: no es solo que la gente sea perezosa o borracha o que esté llena. En verdad es que los comercios cierran, incluso las cadenas de comidas rápidas tienen horarios especiales, así que las mejores opciones para quienes se queden en casa es comprar algo días antes o llamar a un domicilio. Para los que ofrecen ese servicio, es uno de los mejores días del año.

Ahora bien, no toda la gente se queda en la cama. Si por alguna extraña razón se despiertan temprano (la palabra “temprano” queriendo decir antes de las 2 de la tarde), la gente puede sentir la necesidad de hacer algo más que dormir. Así que, aparte de comer si es que no se sienten llenos todavía, está la opción de ver una o más películas. Normalmente, la gente prefiere ver algo ligero como una comedia, una película animada o incluso una película de acción. Los dramas no son muy populares en este día, a menos que sea una de esas películas que “hay que ver” y no la hayamos visto en todo el mes anterior.

Así que películas, comida y dormir en una cama confortable. Que más hay? Bueno, podrían haber visitas. Sí, no es el mejor prospecto para este día, pero miembros de la familia que no se vieron en las últimas horas o amigos podrían aprovechar el día para saludar y desear un feliz año, adems de ﷽﷽﷽﷽﷽udar y desear un feliz año, ademieron en las davde extraña razuno de los mejroes dMuchas veces, no es una opcis son esás de ver que hay de comer o de tomar por ahí si es que la fiesta de la noche anterior fue en tu casa. La mejor manera de lidiar con esto es ofreciéndoles una bebida y haciéndoles ver lo poco que te interesa que se queden. Lo entenderán eventualmente.

Y así es un primer día del año normal, en paz sin problemas ni preocupaciones. La gente evita estos últimos este día porque nadie quiere empezar el año peleando o discutiendo, menos aún por tonterías. La gente quiere empezar en calma, en paz y que mejor que haciendo lo que más les gusta, como un deseo de tener mucho de eso durante todo el nuevo año.

Ese es el primer día del año ideal para muchos pero no para todos. Algunos, claramente no la mayoría, prefieren salir y ver cuan pacifico puede ser el mundo cuando la gente no está en él.

Las carreteras son los lugares ideales para notar este día tan especial: no hay casi automóviles, ni buses, ni camiones. Así que tienes la idea de salir de la ciudad, es ciertamente el mejor día para hacerlo. Las estaciones gasolina funcionan con normalidad y muchos destinos como parques y otros, si no están cerrados, ofrecen precios especiales por el Año Nuevo.

Una buena idea es ir a acampar, caminar o escalar a un parque natural. Es la opción más relajante que se puede elegir aunque algunos parques pueden no estar abiertos al público. Eso sí, no se pueden hacer fogatas ni asados así que es mejor llevar comida enlatada o comer antes o después del paseo.

No hay nadie en el mundo que no disfrute lo maravilloso de un espectáculo natural como lo es caminar bajo el follaje de grandes árboles, ver animales que normalmente no se ven o, si el parque lo ofrece, apreciar la belleza de un lago o de un reservorio. En algunos sitios es incluso posible pescar, lo cual es una actividad muy relajante ya que depende casi exclusivamente de la paciencia.

Otra opción para este día es un poco similar pero para un presupuesto más apretado, si eso es posible. Se trata simplemente de ir a un parque y pasar la tarde allí con la familia. Aunque la posibilidad de que el sitio esté más lleno que un parque natural es bastante alta, la belleza de estar cerca de casa nunca es para ignorar.

Puedes preparar todo lo necesario para hacer un picnic y divertir con la familia comiendo algo ligero, elevando una cometa o jugando con un balón hasta que estés cansado. Claro que podrían solo caminar por ahí o acostarse en el pasto durante horas. Una de las cosas más bellas por hacer, no solo el primero de enero sino en cualquier momento del año, es contemplar las nubes y jugar con las formas.

Si eres un explorador innato, también está la posibilidad de vagar por aquellos lugares que normalmente están llenos de vida y usarlos como fondo para tomar fotografías, para tener así una prueba de cuan dramático es el cambio cuando se le quita la gente a un espacio. Es divertido explorar los lugares que conoces pero viéndolos de otra forma. La fotografías serán geniales.

La última opción es mejor hacerla con alguien que se quiera mucho, en parejas o grupos pequeños. Nada muy grande ni muy arreglado, solo gente que se sienta cercana la una a la otra para compartir un día que se siente especial. No hay que comprar nada ni ofrecer nada, solo caminar, hablar y compartir.

Porque, al final del día, eso es lo más importante: pasar este día y todos los otros días con las personas que más quieras en el mundo. No importa quienes sean, si amigos o familia… El punto es apreciarlos a ellos y que compartan un rato contigo.

Claro que siempre hay que tratar de buscar algo de tiempo para uno mismo., solo para pensar tus cosas, tu vida, las decisiones y todo lo demás. Esto también es algo que se debería hacer todos los días aunque en la temporada de fin de año adquieres algo de significado ya que se puede analizar todo lo hecho en todo un ano, 365 días de una vida.

Lo ideal sería escribir lo bueno y lo malo que te ha pasado en una hoja y también considerar todo lo has hecho por ti mismo, sin pensar si ha sido bueno o malo, solo si lo has hecho por ti mismo, para ti.

Sin embargo, el primer día del año no debería ser tomado como un día definitivo para nada. Muchas personas lo ponen como una meta, para tener más dinero o perder peso o ser más felices o estar más saludables. Pero todas esas metas son artificiales, te las pones tu mismo como retos personales de los cuales solo tu vas a estar pendiente. Nadie más sino tu está en esa carrera.

Así que, la idea, es ser menos trágico sobre este día que no es más que una casilla en el calendario. Nada va a suceder si no vences esas metas que te impones, nadie te verá diferente si pierdes peso o te dan ese trabajo ideal. Quien te ame de verdad te amará no importa que y se deciden dejarte es solo usando tus metas para hacer sentir mal, usándolas de excusa para salir corriendo.

El consejo sería solo vivir este día, y todos los días, al máximo. Sin esperar nada de nadie sino haciendo lo que te hacer estar feliz y en paz. El primer día de un nuevo año es simplemente el primer fragmento de un año, que es solo una medida de tiempo. Así que porque sentir afán, porque sentir que no hacemos lo suficiente, preocupándonos por algo que ya es lo que es y no cambiará?


En conclusión, tengan todos un muy feliz primer día del año y siempre recuerden sacar todo lo que desean de ustedes mismos y no de los demás. La llave para la paz física, espiritual y mental no está nunca en un nuevo año sino en nosotros mismos.