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miércoles, 9 de diciembre de 2015

Pensamientos actuales

   Es extraño, pero cada vez lo echo más de menos. Cada día que pasa, siento que debería estar aquí conmigo, siento que debería estar abrazándome y besándome y diciéndome todas las tonterías típicas que dicen las parejas cuando uno de los dos no se siente muy bien que digamos. Creo que sería la única persona capaz de darse cuenta el dolor que tengo, sería el único capaz de identificarse conmigo y solo él se pondría en mis zapatos y me entendería como nadie más.

 Todo eso es raro porque no sé quién es él. No tengo ni idea como es, que piensa o donde vive. No sé siquiera si habla mi mismo idioma, si tiene mi edad o siquiera si todavía vive. Por lo que sé, podría estar muerto, podría haber vivido hace cien años o de pronto vivirá dentro de otros cien. O tal vez, y esto suena aún peor diciéndolo así, yo sea para él pero no él para mi o viceversa. Esa sí que sería una verdadera tragedia. Si las coas cosas son así, no lo quiero saber.

 He soñado con él numerosas veces. He sentido su brazos a mi alrededor, su calor corporal abrigándome y su energía reconfortándome cuando lo he necesitado. Extrañamente, nunca he visto su cara en esos sueños y, si alguna vez la vi, mi mente se encargó de borrar ese recuerdo. De pronto no es bueno para mi saber con antelación quién es él. Al parecer la sorpresa debe ser un elemento importante. Pero yo ya no estoy para sorpresas, estoy cansado de esperar.

 Porque no solo espero por él sino por un gran número de cosas. Espero por una vida tranquila, en la que se me de una opción para ser alguien. Creo que eso es lo que sucede en la vida de la gente: en algún momento les dan la opción para demuestren quienes son y de que están hechos y después la vida va desenvolviéndose según lo que cada uno haya hecho. Yo no soy de los que luchan incansablemente y nunca lo voy a ser. Simplemente no lo soy. Y sin embargo creo que merezco una oportunidad, como el resto del mundo.

 Necesito esa oportunidad para hacer una vida, para poder vivir por mí mismo, tener mi propio espacio y entonces estar más listo que nunca para lo que sea que venga que después, incluido él. Y no, no digo que mi vida gire entorno a la llegada de alguien que ni siquiera conozco. Quiero decir que él será un pedazo del todo, tiene que serlo porque creo que todos necesitamos un soporte en la vida, sea quien sea.

 Ese soporte tendría como finalidad el apoyarme ciegamente cuando lo necesite. Eso sí, tendría la decencia de decirme cuando estoy haciendo mal las cosas y como puedo mejorar y yo lo ayudaría a mejorar a él y así todo el tiempo. Seríamos antes que todo amigos y después amantes y después muchas cosas más que quisiera ser con alguien.

 Hoy, que siento dolor de cuerpo y una bola en la garganta, quisiera tenerlo en cama conmigo y poder abrazarlo. No lo besaría para no pasarle el virus que tengo en mi interior, pero sí le pediría sus brazos y sus piernas para que me calentaran el alma, más que mi cuerpo que ahora parece cambiar de temperatura cada minuto que pasa. Es insoportable.

 En ese futuro, quiero tener un trabajo en el cual concentrarme y quiero tenerlo a él para relajarme y para confiarle esas tonterías que toda la vida he querido confiarle a alguien. Nada de secretos ni nada tan importante sino aquellas anécdotas que uno recoge y que siempre quiere contar pero no hay nadie a quien decírselas. Yo se las diría a él. Y él se reiría o solamente me daría un beso después, a manera de recompensa por tener, de vez en cuando, buena memoria.

 Soy consciente que, si él llegase algún día, no tendría ni idea de que decirle. No sabría como tratarlo y no tendría ni idea de que hacer en general, simplemente hablando y casi rezando para evitar que salga corriendo. Sé que si se presentase así no más, tendría que ser yo alguien interesante, alguien por el que valga la pena quedarse y tal vez esforzarse por conocerme mejor. Y sé muy bien que no es algo muy sencillo de hacer, ni de una parte ni de la otra.

 No es por hacerme el mártir, pero la gente siempre tiene problemas conmigo y yo casi siempre con ellos. No problemas serios, sino en cuanto al entendimiento y al simple interés. La gente, casi siempre, se acerca a quien haga más ruido, a quién sea más vocal y más evidentemente la persona más interesante de un sitio. Por eso los que cantan, bailan, cuentan chistes y demás son casi siempre los más populares en cualquier sitio.

 Pues bien, ese no soy yo. No soy uno de esos que hace cuatro mil cosas en la vida y que para los quince años ya logró lo que muchos adultos no han hecho en su vida. Tienen normalmente experiencia en todo y siempre parecen estar seguros de lo que hacen y como lo hacen, a diferencia de la mayoría de seres humanos. Esos extraterrestres son lo mejor de lo mejor en la sociedad actual y, en mi concepto, son solo una fantasía pues no hay nadie que pueda soportar el peso de tantas cosas por tan tiempo.

 Yo estoy muy lejos de ese concepto. No soy ni la mitad de interesante ni la mitad de conocedor de nada. Tengo algo de conocimiento “de cóctel”, que viene bien de vez en cuando, pero eso es todo. Si sé de algo más, es de cosas que no vienen al caso en una conversación y mi ser exterior, mi físico, no invita a nadie a quedarse a tomar una copa. Por eso no estoy seguro de su llegada, si es que habrá una llegada.

 Alguien se sorprendió hace poco cuando le dije que muchos pagarían por estar conmigo una noche pero jamás estarían gratis conmigo de por vida. Pensaron que estaba siendo muy cruel conmigo mismo y que estaba exagerando de sobre manera. Les conté también cuando, hablando con un chico con el había salido a comienzos de mi época universitaria, le dije al concluir una conversación que los dos éramos las caras de una misma moneda: a mi me querían para una vez, a él para toda la vida. Y esas afirmaciones eran tan ciertas en ese momento, como lo son ahora. No tengo dudas al respecto.

 Lo sé porque lo he vivido, porque he caminado por esos senderos en los que no hay más opción sino el sexo, las demostraciones físicas de lo que podría ser afecto pero es más placer que nada más. Y a veces ni siquiera eso, a veces solo quieren sentirse importantes y eso es algo que logra darme asco. Si alguien te quiere cerca nada más para sentirse importante, con poder, para sentir que puede hacer lo que quiera, entonces esa persona es la sal de la tierra y tu un o una idiota sin remedio.

 Por eso, a veces, prefiero quedarme con mis fantasías y sueños. Porque en ellos él siempre volteará a mirarme, él siempre me tomará de la mano y me acompañará adonde sea que vaya. Al fin y al cabo son mis creaciones, son lugares que yo mismo he diseñado y que he creado en su integridad así que es obvio que se sometan a mis decisiones, a mis deseos. No podría ser de otra manera.

 Pero todo eso lo quiero yo en la realidad. Quiero esas historias en las que alguien conoce a otra persona casualmente, comiendo algo en algún sitio o en un museo o en algún sitio en el que dos personas solas tengan posibilidades de encontrarse, casi de chocar una con la otra. Ese siempre ha sido mi deseo, que esa fantasía se haga realidad porque creo que merezco que sea una realidad. Y eso puede ser que parezca muy pretencioso y ya demasiado irreal pero creo que así son las cosas.

 Porque no habría de merecérmelo después de años de no sentir nada por nadie, de imaginarme solamente que se siente estar enamorado? La verdad es que yo en el amor como tal no creo nada pero si creo que hay algo más básico y menos todopoderoso, algo más humano que se siente diferente con cada persona. Y sé que lo que quiero sentir ahora no lo he sentido nunca antes, incluso si una vez en el pasado pensé que lo había sentido. Creo que es hora de obtener ese premio.

 Pero primero necesito avanzar. Necesito que mi vida cambie de una u otra manera, de dejar de cometer errores y de dejar de complacer a los demás cuando dicen cualquier cosa. Siempre parece que me estoy disculpando por lo que pienso y cuando soy claro y no me disculpo parece que estoy siendo prepotente. Eso es porque la gente no sabe que pensar de mi, porque me creen un idiota o alguien excesivamente agresivo, pero nunca nada entre esos dos.


 Yo solo quiero estar tranquilo. Solo quiero tener alguna oportunidad. Y, honestamente, no creo que sea mucho pedir.