miércoles, 5 de octubre de 2016

Una vez y otra más

   Mientras me ponía los pantalones y apretaba el cinturón, escuché ruidos que venían de afuera de la habitación. Me di cuenta entonces que él no había salido al baño sino que se había ido a otra parte del apartamento. Seguí mirando el sitio con curiosidad ya que me gustaba bastante por donde estaba ubicado, como estaba arreglado y por la espectacular vista de la ciudad que había por la ventana. A pesar de ser tan temprano en la mañana, no había nada de la usual neblina. En cambio se alcanzaba a ver por varios kilómetros y era algo hermoso.

 Terminé de vestirme, revisé tener la billetera y mi celular y salí de la habitación con cierta rapidez. Normalmente nunca me quedaba en la casa de nadie hasta tan tarde y tenía que llegar a la mía, en la que no vivía solo. No es que a mi compañera de apartamento le importara mucho a que hora llegara o cuando pero a mi cerebro le gustaba pretender que era algo importante. Creo que me hacía creer que estaba siendo responsable de alguna manera aunque eso no tenía el más mínimo sentido. Me detuvo un momento frente a un espejo de cuerpo entero en el pasillo.

 Me peiné como pude, aunque mi cabello no parecía tener muchas ganas de hacer lo que yo quisiera. Para eso debería haberme duchado, algo que él había ofrecido pero, de nuevo, yo solo quería irme. Me arreglé la ropa un poco y seguí caminando hacia lo que era la salita del apartamento. Me gustaba mucho esa zona porque el techo era en bajada por ser en el último piso. Había una viga de madera que le daba cierta personalidad al espacio. La vista desde allí era igual de increíble. Por un momento me pregunté cuanto dinero ganaría él en su trabajo.

 Me asustó al aparecer de la nada. O bueno, por aparecer del lado al que yo no estaba mirando. La cocina estaba de ese lado y no debía haberme sorprendido tanto pero pegué un salto bastante exagerado y le hice caer al suelo un vaso de jugo de naranja que llevaba. El liquido se expandió por todo el suelo, manchando también una pared y una linda alfombra de estilo persa que tenía debajo de la mesa de centro de la sala. Mi reacción inmediata fue de vergüenza. Me agaché a recoger los vidrios y el me dijo que no me preocupara por ello.

 Fue cuando vino con la escoba, el recogedor y un trapo, cuando me di cuenta de algo: él seguía sin ropa, tal como había salido de la habitación. Por alguna tonta razón, eso me hizo sentir incomodo, a pesar de que ya lo había visto desnudo por un buen rato. Me sentí infantil al rato, cuando me di cuenta de cómo me había sentido. Fue una sucesión de sentimientos y pensamientos que ocurrieron en un espacio de tiempo muy pequeño. Y él, sin decir nada, se puso a limpiar el jugo regado y a recorred los vidrios con gran habilidad.

 Como yo no podía o no quería hablar, no pude decirle que no se molestara con el jugo. Por eso volvió y me sirvió un vaso y me invitó a tomarlo en la sala. Hice algo un poco grosero que fue tomar todo el contenido del vaso, sin respirar, en unos pocos segundos. Estiré la mano para darle el vaso y él me lo recibió un poco impresionado. Me dirigí hacia la puerta con cuidado, tratando de no pisar las partes pegajosas del piso o cualquier partícula que brillara. Cuando llegué a la puerta principal, fui a decir algo para despedirme pero un trueno en el exterior me calló.

 De repente, sin previo aviso, una lluvia torrencial empezó a caer afuera. Me quedé mirando la ventana con la boca abierta y luego, sin pensarlo mucho, mis ojos pasaron a la silueta de su cuerpo contra la poca luz que entraba por la ventana. De verdad que era un tipo muy lindo, su cuerpo me gustaba mucho y, había que decirlo, era muy cariñoso. Moví los ojos hacia otro punto y entonces dije, casi gritando, que ya me iba y que pediría un taxi en la recepción del edificio.

 Él me miró y me dijo, con total tranquilidad, que podía quedarme el tiempo que quisiera. Y como por lanzar un pequeño dardo, agregó que nadie me estaba echando. Eso me hizo sentir muy mal porque él tenía razón al decirlo. Me estaba comportando como un jovencito y no como un hombre adulto. Así que por eso, por la culpa, caminé hacia él y le pregunté si lo podía ayudar a limpiar. Él me dijo que quedaría un poco pegajoso por un tiempo pero que no tenía ganas de limpiar en ese momento, que lo haría más tarde con productos de limpieza como tal.

 Caminó entonces a la cocina para botar los pedazos de vidrio y me dejó solo mirando la lluvia que caía como si el cielo se hubiese roto. Me quedé allí de pie por un buen rato hasta que me di cuenta que me estaba comportando de manera rara de nuevo. Así que me senté en el sofá que había allí y me quité la chaqueta. De alguna manera hacía más calor en el apartamento que el que seguramente hacia fuera. Entre la lluvia podía ver árboles y eso me hizo pensar en mis decisiones, en mi vida, en lo que hacía y en lo que no.

 Rompió mi pensamiento el ruido de vidrio. Esta vez él había puesto dos vasos de jugo sobre portavasos en la mesita de centro, así como un plato con lo que parecían croissants pequeñitos. Me dijo que algunos tenían queso y otros chocolates. Se sentó desnudo a mi lado y tomó uno de los croissants y un vaso de jugo. Empezó a comer sin decir nada, solo mirando por la ventana y nada más. Yo decidí hacer lo mismo, a ver si eso rompía el hielo que yo había formado con mi mala actitud. Me di cuenta que no quería irme sin dejar las cosas bien. No tengo ni idea porqué.

 Le pregunté cuanto pagaba de arriendo. Era una pregunta un poco rara para hacerle a alguien que casi no conocía. Al fin y al cabo nos habíamos visto en contadas ocasiones. Sin embargo, el sonrió y me hizo recordar que esa era otra cosa que me gustaba mucho de él. Me contó que el apartamento era de su padre y que, al morir, se lo había heredado directamente a él. Es decir, solo pagaba servicios y nada más. No sabía si decir algo positivo o decir que sentía lo de su padre. Opté por lo segundo.

 Él negó con la cabeza, todavía sonriendo, y me dijo que siempre había tenido una relación bastante especial con su padre y que había sido su manera de decir que confiaba en él. No insistí en el tema pero ciertamente me pareció muy interesante. Le dije que me gustaba mucho la vista y él respondió que lo sabía. Eso me hizo sonrojar y pensar en que había hecho yo para que él se diera cuenta de ello. Tal vez en la habitación me había quedado mirando hacia el exterior en algunas ocasiones. Me dio mucha vergüenza pensarlo.

 Entonces el me tocó la cara y me dijo que le gustaba como me veía con la luz que había en la habitación. Seguí rojo porque no esperaba que dijera algo así. No le agradecí porque sentí que eso no hubiese tenido sentido. La lluvia siguió cayendo mientras terminamos la comida y la bebida. No se detenía por nada y yo me resigné a que simplemente no iba a tener una mañana de domingo como las de siempre, en la que permanecía metido en la cama hasta bien tarde, cuando me daban ganas de pedir algún domicilio de una comida no muy sana.

 Él entonces me dijo que se disculpaba si me parecía un poco raro que no se vistiera pero es que así se la pasaba todos los domingos. Me confesó que no se bañaba en esos días y que por nada del mundo salía a la calle. Le gustaba usar el domingo para adelantarse en series de televisión o películas que no hubiera podido ver antes. Yo le dije que hacía lo mismo y empezamos hablar de las series que nos gustaban y porqué. Resultó que estábamos viendo la misma y que teníamos las mismas ideas respecto a los personajes y sus intrigas.


 Cuando la conversación se detuvo, me invitó a ver un capitulo en el televisor de su habitación. Acepté y nos pusimos de pie para caminar hacia allí. Casi cuando llegamos, me detuve frente a la puerta del baño y le pregunté, de la nada, si podía bañarme ahora, ya que lo había ofrecido antes. Me dijo que sí y yo, sin decir nada, lo tomé de la mano y terminamos juntos bajo el agua caliente de la ducha. Hicimos de nuevo el amor y luego vimos televisión. Y hoy puedo decir que he estado viniendo a este apartamento por los últimos dos años. Las cosas pasan como tienen que pasar.

martes, 4 de octubre de 2016

The swamp

   Everyone and everything had been thrown into the swamp. The plane crashed violently in the middle of the night and all the safety and security services had been dispatched to help. The bad thing was that the area was very remote with no roads and nor real ways to access except by foot, which would take several days for any person, even the most knowledgeable as the swamp was concerned. They also send helicopters and drones, which could see the fire, caused by the fuel, but could do nothing else than watch, as there were no spots to land.

 The families of the victims traveled from their homes to the nearest town but they were soon frustrated to now that the area was difficult in every sense of the word. Besides, the imagery registered by many cameras showed that the fire had already caused explosions and most of the actual plane was now destroyed. The likelihood of anyone been able to survive that was very remote but most families stayed in town, trying to join the rescue teams or at least attempting to be useful somehow before the pain and the tragedy hit them hard in their hearts.

 With machetes, firemen and policemen tried to cut down some of the swamp trees. That wasn’t very well received by the many people whose job was to protect that green area. They realized the destruction caused by the plane could not be prevented but they thought that cutting more trees to be able to only access a couple of more meters of swamp was just stupid. Not only because the trees got thicker and less likely to be cut the more they advanced, but also because of the legends surrounding the place, which people from the nearby town knew so well too.

 The lady that ran the only decent diner in town was the one who told the families of the victims about the legend of the swamp. It was said that in ancient times prehistoric men started to come in the area and that when they tried to travel further the swamp didn’t let them. Some of the people in the tribe wanted to go through it, others around it. So they divided into two groups but only one remained. The one that penetrated the forest never came out. It is said that they remained in there and that they evolved differently than the rest of humanity.

 Someone else explained that it was a legend similar to the one of Big Foot but in a swamp. Many people had seen the creature or at least that’s what they said. Fifty years ago, the place was not a wildlife reserve so people would go in to fish and hunt. There were many stories from that time about the green gigantic men that roamed all over the swamp. Some said they helped stranded people; others portrayed them as savage beasts capable of eating human flesh. Either way, the families of the victims were not really thrilled about the idea of a beast attempting to eat their people.

 The fire caused by the jet fuel lasted for two days until a storm helped and extinguished it for good. Drones and helicopters were used again but at a lower altitude now that they didn’t have to handle smoke or flames. Their fly-by’s only showed the few pieces left of the planes and the black water below those pieces. They even detected pieces of clothing and some objects that any passenger would have like a suitcase or a doll. But there were no bodies or parts of bodies. They could not detect any victim, dead or alive, and that was tragic.

 The general thought was that the fire had burned the bodies to a crisp, especially after having been alive for two days. The force of the impact also had to be accounted for. The most possible outcome was for every single person to have died because of the fire and not even because of the violent crash. Those news were very hard on the families who started leaving the small town right after the announcement. Most of them felt everything was done for them there.

 However, some family members stayed. They insisted on having at least some bones to bury, some of their objects or anything they could mourn with. They needed something, anything really, to start the long and painful process of mourning. Some had lost children, some others fathers and mothers, brothers and sisters. The plane had been at full capacity on a very popular route. The tragedy was just too big to ignore. The remaining family members decided to help police and firemen with the look for the black boxes.

 Those were essential to understanding how everything had happened. It would help bring some closure to the people touched by the accident and it would also bring much needed answers to the investigators because the causes of why the planned had crashed were not at all clear. The aircraft had passed its last revision only a few months ago and had flown that exact route thousands of times. The night it went down, there was no storm or atmospheric phenomena that would explain the crash.

 The small town saw a surge of people coming in and out: reporters, investigators and even curious people that knew everything about the swamp and were dying to know what the crash meant for the alleged creatures that lived in there. All of those people came and went for weeks, doing different things to find answers, not always looking for the same ones. But as they did what they felt they had to do, they had neglected to check other areas of the swamp. Areas that were even more remotely located than the crash landing site.

The swamp was a very large natural entity. It was such a big part of the region that many roads had to do go around it, making travel very difficult around that corner of the Earth. The plane had crashed in the area where smaller trees grew. The area was almost always flooded because of the nearby rivers the swamp helped in regulating. The importance of the ecosystem was so high that the people of the region had been the ones to ask the government to protect the swamp, thus guaranteeing a good flow of the rivers, which would give them fish and energy.

 That was the reason why people didn’t really care about the swamp, as long as it was there to do its natural job. However some occasionally tried to get it in order to find the alleged creature that lived there. The interest arose briefly after the plane crash. However, weeks later, there was no one very interested in creatures no one had seen in years. They were more concerned with the swamp turning into a graveyard and the consequences of the fuel that had been poured into the water. They were more concerned with that than anything else.

 So worried that they ignored the signs coming fro mother parts of the swamps. Unusual movements of the plants, incipient fires and large creatures swimming that were not alligators. People had ultimately survived from the crash but no one was watching in their direction. They were just three people: two adults and a child. They didn’t have any connection among them except that they were seating on the same row of the plane. That row was expelled far from the plane and that was the reason why they had survived.

 However, that was to be seen as they had no food, the water they were swimming was probably polluted by the jet fuel and there were animals all around, trying to have something to eat. They had tried going from tree to tree but that was hard and one of the adults was very injured. Swimming was the alternative but they had to do it during the day, in order to know if alligators or similar were around the area. They moved away from the crash site, thinking they would be seen more easily if they did so but that proved to be false.


 The adult who was injured died three days after the crash, as he slept on a tree. The kid and the other adult tried to move onwards but it was practically impossible, as the swamp seemed to be less “open” as they advanced with the river. On the fifth day, they saw a helicopter. When they tried to wave to it, the branch of the tree they were holding on broke and they both fell to the water, near a group of reptiles. As the animals got closer to attack, another creature appeared out of nowhere, knocked out the flesh eaters and helped the kid and the adult out of the water. It was a big, greenish creature. And it seemed to smile.

lunes, 3 de octubre de 2016

Bajo la neblina

   Cuando se despertó, estaba en un mundo muy distinto al que recordaba. Todo parecía cubierto por una espesa neblina y sentía que cualquier cosa podría estar allí, esperándolo, poco pasos más allá de donde estaba. Había estado acostado en el suelo, lo que parecía ser una calle. Se levantó con cuidado, pues lo invadió de pronto un dolor en todo el cuerpo que casi lo derriba de nuevo al piso. Se sintió algo mareado e incluso tuvo ganas de vomitar. Pero se resistió. Se pasó una mano por la panza y terminó de ponerse de pie.

 La neblina hacía que cerrara los ojos con frecuencia. Parpadear era la respuesta obvia a semejante situación en la que había luz pero no servía de nada. Estiró las manos para ver si la neblina era sólida en algún punto, pues lo parecía, pero esta se desvaneció tan pronto sus dedos se encontraron con ella. Tenía miedo. Sus manos empezaron a temblar y no era solo por el frío que sentía sino porque no tenía ni idea de lo que iba a pasar después. No sabía que había más allá de ese fenómeno climático extraño. Parecía mejor quedarse allí.

 Sus piernas se movieron primero, casi independientes de todo el cuerpo. De alguna manera, sentía que era importante empezar a moverse y no quedarse en el mismo sitio de siempre. Así que caminó de frente, teniendo cuidado con no estrellarse contra nada. Estiraba las manos para evitar postes y otras estructuras de varios materiales que había por todo el espacio. Lo raro fue cuando se estrello con otra cosa pero esta era algo más blanda que el resto. De hecho, cuando sus ojos se ajustaron a la luz y la neblina, se dio cuenta de que había sido una persona.

 Dicha persona no se quedó a charlar sino que siguió su camino como si nada hubiese pasado. Cuando él se dio cuenta de que había tenido a otro ser humano tan cerca, quiso seguirlo y pedirle ayuda o decir algo, lo que fuera. Pero eso fue imposible: la persona se había ido en un momento y no tenía sentido perseguir a nadie por entre la neblina, Podía incluso ser muy peligroso. Así que siguió su camino a lo largo de una calle y no se detuvo hasta que un edificio le cerró el paso. Caminó por el lado del mismo y entonces encontró un gran aviso con la palabra “hotel”.

 A un lado del aviso el hombre pudo escuchar un ruido. Eran voces. Se acercó con cuidado y se dio cuenta de que era una puerta. Entró al edificio empujando con demasiada fuerza la puerta, lo que casi le hice caer al suelo. No lo hizo porque uno de sus manos seguía apretando el asa de la puerta. Cuando se incorporó, se dio cuenta que adentro del hotel no había neblina y que podía ver como una persona normal, sin necesidad de estirar los brazos o de adivinar que pasaba delante de él.

 El espacio delante de él era muy grande y, hay que decirlo, hermoso. Casi todo estaba hecho de madera. En las paredes ese material parecía salirse, convirtiéndose en varias formas que algunos artistas seguramente habían creado con la intención de darle un toque mágico a la primera planta del edificio. Los adornos eran también espectaculares: escaleras rematadas con metales preciosos, joyas en el techo, en candelabros y lámparas y varios cuadros y esculturas, casi todas de seres humanos a los que le faltaba alguna parte de su cuerpo.

 Lo siguiente que vio fue a los hombres y a las mujeres. Era raro que no hubiese sido lo primero en su lista de lo que veía pero es que el lugar era tan impresionante que era difícil saber adonde mirar. Las personas que había allí parecían estar cada una haciendo lo suyo. Que él viera, no había nadie interactuando, ni siquiera los que estaban apostados en la recepción. Él se les acercó y les habló, pidiéndoles ayuda ya que no sabía donde estaba ni porqué. Pero ellos ni se inmutaban. Estaban concentrados en sus computadores.

 Se acercó entonces a un pequeño bar que había a un lado. Algunas personas tomaban un trago y otros fumaban o leí el periódico. De nuevo, no interactuaban entre sí. Parecía que se ignoraban los unos a los otros intencionalmente. Él trató de hablar con un par de personas pero no le hicieron el mínimo caso. Estuvo tentado a golpearlos en la cara o a gritarles pero la verdad era que no sentía la fuerza para hacer nada de eso.  Desde que se había despertado en el suelo, en la calle, su cuerpo se sentía débil, incapaz de pelear si fuese necesario.

 Salió de la zona del bar y se cruzó frente a casi todos los huéspedes y trabajadores del hotel que pudo encontrar en el primer piso. Incluso se metió a las cocinas y a la zona de calderas pero en ningún momento le prohibieron el paso ni le pusieron atención. En un momento pensó que era invisible y la gente simplemente no lo veía pero luego se dio cuenta que eso no explicaba porqué no se hablaban entre ellos. No sabía que hacer, estaba desesperado y no encontraba un camino fuera de esa situación de locos en la que no sabía como se había metido.

 Determinado, subió a uno de los pisos de habitaciones en ascensor y decidió actuar como un loco: tocando cada puerta para ver quién le abría y le hablaba. Aunque al comienzo nadie salía, después algunas personas empezaron a abrir sus puertas. Pero no parecían dispuestos a ayudar sino que parecían muy enojados. Al parecer no les gustaba en lo más mínimo que alguien se metiera con la paz que había en aquel rincón del mundo. No gritaban ni nada parecido pero era obvio que él no era bienvenido.

 Para evitar un incidente, salió del hotel lo más pronto que pudo. Caminó un rato sin darse cuenta que estaba entre la neblina y que no tenía ni idea hacia donde había ido y porqué. Cuando dejó de pensar en las caras de las personas del hotel, se dio cuenta que había llegado a un parque. Se sentó en el pasto y miró hacia arriba: el sol estaba casi sobre su cabeza, brillando de manera débil sobre el mundo. Estaba muy confundido. Parecía que la gente se negaba a ver la realidad pero no tenía sentido el porqué. Y no lo entendería si no hablaban con él.

 Se dio cuenta que la única reacción obtenida había sido al hacer algo fuera de lo común así que se dio cuenta que si quería salir de allí debía hacerlo de una manera tan alocada que las personas tendrían que reconocer su existencia o dejarlo destruir su tranquilidad y parecía que eso no les gustaba nada. Era obvio que si seguía sus actitudes, estaría atrapado bajo la neblina por mucho tiempo, quién sabe cuanto. La única respuesta factible era salirse de la norma y tratar de sacarlos de su zona de confort, moviendo el eje de su mundo.

 Sin pensarlo dos veces, el hombre se puso de pie y empezó a quitarse, una a una, sus prendas de vestir. Primero la camisa y luego la camiseta que llevaba debajo. Luego el cinturón, los pantalones y antes de eso los zapatos, que lanzó tan lejos como pudo. Cuando estuvo en ropa interior dudó un poco de su plan. De pronto lo estaba haciendo por las razones erróneas. Tal vez sí era lo mejor seguirles la cuerda. Pero entonces, allí entre la neblina, vio que una mujer lo miraba asustada. Temblaba de arriba a bajo y tenía a un niño cogido de su mano. Esa fue la señal.

 Con un movimiento rápido se quitó los calzoncillos y los lanzó en dirección a la mujer que no gritó pero pareció haberlo hecho. Así como estaba, empezó a caminar en línea recta, sin importar por donde pisaran sus pies. Evitaba algunos objetos pero de resto miraba hacia delante y trataba de pensar que más podías hacer. Bailar serviría pero para eso tendría que detenerse y eso no parecía buena idea. De la nada, le vino la idea a la mente: empezó a silbar, al ritmo de una canción que recordaba de hacía muchos años.


 La neblina pareció empezar a desvanecerse, al mismo tiempo que el sol empezaba a bajar en el cielo. Pronto, el hombre pudo ver mejor su camino y a la gente que lo miraba de un lado y de otro. Siguió silbando y luego decidió cantar, elevando su voz al máximo que le era posible. Una zona sin neblina se había creado. En un momento escuchó una risa. Y después otra más. Y después otras voces que cantaban más canciones y que hablaban. No eran todo pero eran muchos. Él no sabía que era lo que había hecho pero estaba seguro de que era lo correcto.

sábado, 1 de octubre de 2016

Change

   It’s very strange when everything is so familiar but, at the same time, it feels so strange, as if it wasn’t real. Of course everything is real. I haven’t stepped into another dimension or anything of the sort. I just stepped into a plane and, because of the time change, it seems like an eleven-hour flight was only about four hours. I suppose that means I gained some time but I do no feel very fortunate to have achieved that. Again, it feels like I’ve cheated somehow but that’s silly, as many people do it in a day and other lose hours, myself included.

 The body is the one that is the most confused. My mind, I think, can understand the issue but the body, as you know, has a process of adjustment that takes a bit more time. And it’s not only about the fact that time was involved in the process, it’s also the change in weather and surroundings. Things cannot be more different and, at the same time, they are exactly the same. I know: I don’t really make sense. And, to be honest, I won’t be trying to make sense for the next few lines because I think it’s not necessary. Everyone can understand this situation.

 One thing that struck me right as I stepped out of the plane was the cold. I mean, I have lived with this cold for a good time of my life, but I didn’t seem to remember how peculiar it is. It feels like something gently pressuring your body from every side, very gently. It’s certainly not as awful as full-blown winter weather but it had a particularity that I think most people ignore. Maybe it’s because it can go away pretty fast if the sun and the clouds help, not that it happens that often. Oh and the clouds! So many, many thick clouds.

 I forgot I wasn’t going to see much of the sky here. It rains constantly, making the city appear even darker than it is. The weather in some parts of the world really doesn’t help at all, not the people living there or the ones visiting. And it always leaves a lasting impression because it’s the subject people love to talk about. They remember the weather in one place better than many other things that could happen. It could seem as if it wasn’t that important but I do think it is crucial to what someone might think and how a place can be perceived.

 Oh, and I’m coughing. But it’s not the weather here that caused that. Instead, it was the dry cold air in the airplane, which has been really annoying to me in the recent days. Before this flight, I took other two less than two weeks ago so it makes sense why my nose cannot seem to get better at all and why I seem to be in the brink of the flu every day. I think I’ve been able to push it away for a while but it would be difficult to do that forever. At one given time, I will have to be sick again and I’m not looking forward to that at all.

 Another funny thing, or maybe not funny but just curious, is the fact that my bags felt very full but, in the end, they did not contain anything out of the ordinary. Just clothes, some souvenirs and a bunch of paper I like to collect in the form of tourist brochures, magazines, books and others. I don’t really have that many pieces of clothing or anything. In fact, I had to throw away a few things in order to be able to get it all in the bags without making them too “overweight” for the airline’s regulations.

 I will be able to put everything in its place in less than thirty minutes, maybe even counting all of that paper I told you I have. It gets a bit ridiculous when you’re able to put every single piece of your life in two bags and then move them from one continent to the other. It really makes you think about the print your putting into this world and how important it might really be. It makes you think about your life, your achievements, everything. It can certainly be kind of overwhelming, when you’re playing close attention.

 But I did it without paying attention and I think it was for the best. It’s not useful to confront everything in your life in one go. It is much better if you just deal with one thing at a time. That guarantees that you can achieve better conclusions, instead of suffering because of everything that you might “find out” about yourself. I guess it really depends on how much you know and accept yourself. It may be even possible that you don’t have to face any demons because you don’t have any. No one knows how fast people confront their fears and anxieties.

 Sorry, I feel I veered in the wrong direction with that last paragraph. I guess it’s because change is always so hard on people, no matter who you are. Change takes a toll in the heart and the soul but not always in a bad way. It’s just one of those things you have to deal with and I’ve done it before so I know what I’m talking about. It can be very challenging to get from point A to point B, sometimes even impossible for some. But for others, like me in this very moment, it is not a matter of wanting but rather a matter of having to.

 There are clothes on the floor and objects beneath the bed. The bags are there, gently asking to be liberated from all my things and even my cellphone is asking to work in an environment different to the one he was in. Even inanimate objects seem to realize that things have changed. Or maybe that’s just me, imagining things to make everything a little bit easier. Who knows? Or… who cares, to be honest? I think I’m allowed to think and care about many different things right now, especially as I get used to the altitude, which can take a while.

 Page three and I think I have nothing more to say. It feels weird that even my fingers seem to weigh more here. My body in general feels heavier for some reason. Is that even normal? I hope it is because it’s certainly no fun at all. I expect my head to hurt a little bit in the next few days and my eyes to adjust to the light, because even that it’s slightly different. People never think about things like that and the fact is that they really affect your life without you even noticing.

 I have some reordering to do, some things to throw away and some others to fit in their new spots. I think that may happen in the next week or two because everything will feel strange for a while now, even people’s accent, as well as their way of doing things. I now it sounds silly but people are only equal before the law. In all other cases people are extremely different in ways that most people never even think about. I like that but at the same time I know how difficult it can be to adjust. Time will tell I guess. Isn’t that funny?

 I forget to say that I feel different anyways. I mean, I’m no exactly the same person that left a year ago. It may seem like I am, and probably not that many things have changed, but I do feel I have made important changes in how I perceive the world around me. It has been in my best interest and I frankly don’t think all those changes will be annulled being in here. If anything, they will all be but to the test again and that’s what life is all about so I don’t fear any of that. Challenge is a natural process and I, for one welcome it.

 I will have to make adjustments, of course. Pretending nothing has changed is a stupid way to face life. The best thing is to find out what’s the best new way to do the things you have and like to do and then it all becomes clearer and life just transforms into a good path to walk on. And that’s what I really want to happen. I want a path to follow; I want my steps to be safe and not to stumble down from one side to the other. I want to have security and also I want to be certain that life can find it’s way to me and me to it. Does that make sense?


 Probably not. I think that many of the things I wrote here, this morning, don’t make any sense at all. But that doesn’t really matter. I can blame the cold or the bed or maybe even my body. Hell, I can even blame my brain for being robbed of many hours! The truth is change has happened and it would be, at the very least, interesting to know what happens next. So many things are lurking around in life, waiting to be found or to jump on top of you. Let’s just breathe a little bit and take it slowly, trying to avoid pain and just having the best time possible.