Había una vez… No, ni mierda. Porque había una vez? Que
es lo que había y porque solo fue una vez? No, eso ya no sirve. No se puede
empezar un cuento pretendiendo que alguien crea que algo paso solo una vez, eso
de entrada ya es muy sospechoso. Eso sí, se supone que elimina cualquier
posibilidad de duda de porqué y como pasó: como nadie estuvo allí, ni siquiera
se sabe con exactitud que lugar y cuando es allí, entonces todos liberados de
resolver una duda que, seamos realistas, la mayoría de la gente no se hace. Y si
lo dudaran, los culparíamos de hilar muy fino. Aunque eso no es malo y quiere
decir que alguien esta poniendo cuidado.
No, después resolveremos como empezar. De
pronto lo mejor sea imaginar lo que pasa en cada parte de la historia. Se
supone que un cuento, así como una novela o una película, está dividido en tres
partes: comienzo, nudo y desenlace. Pero a mi eso no me gusta. La vida no tiene
desenlaces definitivos, salvo la muerte y a mi no me gusta matar a mis
personajes. Es cruel y creo que no sé matarlos bien. Nadie creería que están
muertos. Si fuese yo un asesino sería el más torpe de todos porque no puedo
hacer creíble ni siquiera un disparo a la cabeza, y eso es mucho decir.
Eso sí, estamos de acuerdo, que tiene que
pasar algo. Pero que? Que puede ser interesante, llamativo, incluso especial?
No, original no busco y no lo busco porque simplemente eso no existe. Pobres
aquellos que se creen tan únicos e irrepetibles que creen que tienen la
capacidad de crear algo cien por ciento original. Eso ya no existe. Solo somos
seres humanos y lamentablemente no somos infinitos, no somos como el universo
que sigue creciendo y creciendo y parece que no para nunca. De pronto algo con
el espacio? Parece que todos los sueños y posibilidades pueden reproducirse ahí…
Ah bueno, y falta por definir que tipo de
historia contar. Algo muy romántico no es mi estilo, demasiados besos y abrazos
no es lo mío. De pronto es porque en mi vida no he sabido mucho de eso entonces
mis romances escritos terminan siendo tan acartonados que incluso el ser vivo
más seco del mundo se da cuenta de que eso de real no tiene nada. Y no es que
no me intrigue el amor y todo lo que despierta, y también lo que ignora y
duerme a la fuerza. No sé, no esta vez, de pronto en otra ocasión haré algo
sobre un tórrido romance.
Esa es otra! El sexo escrito. Creo que ese sí
lo se hacer muy bien (escribirlo… aunque porque no, hacerlo también) pero a
veces puede uno pasarse de todo y llegar a ser casi pornográfico. Los detalles
son muy fáciles de dar y cualquier trazo de romance se puede perder entre
tantos detallitos que van y vienen y que pueden hacer emocionar a más de un
lector. Cosa que, de hecho, es lo que como escritores debemos lograr. Aquellos
que escriben pornografía lo saben muy bien pero es que ellos buscan una
reacción sencilla y muy básica. Nosotros, es decir los escritores
independientes, buscamos algo más fuerte, que cale más hondo en los
sentimientos y pensamientos del lector.
El típico drama. Eso es lo que haré. A todo el
mundo le gusta una historia que puede llegar a salir muy mal o muy bien y, si
la plantea uno de la mejor manera, se engancha al lector para que nos siga y
quiera descubrir si termina todo mal o bien, dependiendo de la visión personal
que uno tenga de esas dos caras de la vida. Es sobre todo interesante, al menos
para mí, plantear problema que puedan parecer cotidianos y solo cambiarles el
contexto y darles vida, con una buena interacción entre personajes o amoldando
la vida del personaje principal tan bien que los lectores no tengan dudas en
interesarse por ese ser inexistente (al menos en el mundo físico).
Ya tengo una idea y eso es definitivamente lo
más importante. Además, que sería de este mundo sin ideas, sin imaginación?
Ciertamente sería un mundo difícil en el cual vivir, estéril y solitario. Me da
lástima cuando me doy cuenta que la mayoría de personas en el mundo actual no
tienen ni una pizca de imaginación comparados apenas con personas de hace
veinte años. La juventud, sobre todo, está jodida. Hoy en día no tienen ideas y
cuando las tienen resultan ser la repetición de la repetidera: personajes tan
plásticos e irreales que incluso resultado desagradable cualquier interacción
con ello.
Eso sí, todavía hay imaginación y pareciera
que unos pocos la acaparan pero supongo que eso es porque la mayoría de la
gente hoy en día tiene otras “preocupaciones”. Con esto me refiero a que están
ocupados trabajando para vivir y viviendo para trabajar pero nunca nada más
viviendo. Además, creen que lograr algo en la vida es comprar algo de cierta
marca, o cierto objeto que los suba de nivel socialmente para fingir que son
algo que nunca van a ser, alguien que jamás ha estado allí dentro de sus
cuerpos, alguien que solo actúa como un títere pero está igual de vacío por
dentro, sin ideas ni nada.
Porque yo, lo admito, no creo que la gente
cambie en nada, nunca. Muchos dicen que las enfermedades terminales o los
acontecimientos traumáticos cambian a la gente de la noche a la mañana pero yo
no me creo eso. Ni el cáncer ni un secuestro cambian a nadie sino que lo
sacuden y reordenan las prioridades que la persona ya tenía. No es que hayan
nuevas prioridades. Los seres humanos somos muy tercos y todavía muy obstinados
en tonterías para aceptar cosas nuevas o el cambio. Por eso hay ese eterno
enfrentamiento entre jóvenes y adultos. Es difícil aceptar que el mundo cambia
pero ellos los ven, no es que se nieguen a eso. En todo caso la gente no
cambia, no evoluciona mágicamente. Mejoran todo lo que pueden mejorar.
En todo caso, volvamos a lo nuestro. Tengo la
idea de una historia, ya veré como empezarla y ahora necesito personajes reales
o al menos que lo parezcan. Lo mejor es hacerlos con algún rasgo marcado y no
tan simples como a veces nos gustaría. Además, tienen que ser fieles a sus
contrapartes humanos y en sentido tener gustos y problemas, porque no existe un
ser humano sin esas dos cosas. Los problemas y como los resolvemos o como
fracasamos en resolverlos no hacer ser quienes somos. Es gracias a ello que
terminamos siendo de cierta manera y un personaje los necesita solo para ser
creíble, real.
No, no hay que hacer listas interminables de
descripción de personajes ni hay que plantearse TODA la historia antes de
empezar. Esas son estupideces, son seguros idiotas que solo toman los que
tienen demasiado miedo de empezar a pulsar teclas o calentar un lápiz o un
bolígrafo. No, hay que dejar que todo fluya y creo que es mejor hacerlo así
desde el comienzo. Hay que admitir que muchas cosas apestarán, serán terribles
para el lector pero la verdad es que al comienzo el lector no importa. Al
comienzo lo que importa es entrenar y lo que se entrena escribiendo es el
cerebro y capacidad de imaginar grandes historias.
Ya después se va desarrollando la técnica que
puede ser única para cada persona. Al fin y al cabo, no hay una sola manera de
hacer nada. Siempre hay al menos dos y si es un trabajo creativo hay tantas
maneras como personas en el mundo, y esa es la belleza que tiene todo trabajo
basado en la imaginación, que crea obras, pequeñas o grandes, buenas o malas,
que son todas únicas e irrepetibles pero esta vez en el mejor sentido de la
palabra. Porque no importa si falla uno en el cometido o si la historia no
llama la atención como quisiéramos. Es aprender a montar bicicleta y eso no se comienza
en la carretera con una de carreras.
De pronto es que yo soy muy relajado, aunque
me preocupo y mucho, pero creo que entre más se empuje algo, es más factible
que el suelo debajo se venga abajo y uno con todo lo demás. Hay que ser
paciente, muy paciente a veces y tratar de hacer comprender a quienes estén
alrededor porque el apoyo si es algo muy necesario, que todos debemos recibir
para sentirnos completos y con el impulso necesario para seguir adelante, sin
importar lo que diga nadie.
Porque hay que recordar, y esto aplica para
todo, que el mundo está lleno de idiotas. La gente se lanza a la piscina de la
ignorancia y le fascina. Porqué? Simplemente es más simple. Una persona
ignorante no se pregunta nada y tampoco duda de nada. La duda es de hecho la
madre de la imaginación y por eso es tan importante detenerse a pensar en lo
que pasa alrededor, porqué pasa y si podría pasar de otra manera y que
ocurriría si así fuera. Así se crean las historias, los cuentos que tanto
amamos leer y escribir y sentir por el cuerpo. Y necesitamos a esos idiotas y ayudarlos, porque para eso es el arte.
Yo seguiré escribiendo este cuento porque me
acabo de dar cuenta que tengo otra idea, una que siento más cercana y que
francamente creo que es mucho mejor. Se trata de un relato mezclado con un
discurso, algo diferente para decir lo que pienso sobre lo único que en el
mundo que me llena el alma por completo. Y ese relato, si es que alguien lo
lee, es este. Y aunque dije que el lector en principio no es importante, es
obvio que después es uno de los ejes de la escritura. Y por eso gracias si está
leyendo esto y nos vemos mañana, espero.
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