Acabo de despertar y lo primero que pensé
fue: “Que excelente sueño”. Todo parecía tan bien hecho, todo era tan
emocionante e interesante. Nada daba miedo ni parecía puesto allí porque sí. No
sé cómo lo hizo mi cerebro. Tal vez vi algo antes de dormir que estimuló mi
mente o tenía algo guardado en el fondo de mi cerebro que ayudó a la creación
de lo que pude ver y sentir.
Cuando me desperté estaba casi envuelto en mis
sabanas, cosas que no pasa nunca. Un poco más y me enrollo en ellas como un
cigarrillo. Personas de mi familia duermen así siempre. A mi no me pasa. Doy
muchas vueltas, a un lado y a otro, pero siempre separado de las sábanas, como
si yo mismo tuviera cuidado de no enredarme con ellas mientras estoy dormido.
Es muy cómico o al menos así me lo parece a mí. Esta vez dormí la mitad de la
noche, o eso creo, sin camiseta. Me desperté quién sabe a qué hora a ponérmela
de nuevo, por el frío, y a taparme muy bien.
Eso me gusta. Despertarme como si fuera un
pequeño intermedio, estar semiconsciente y luego volver al sueño como si nada.
No digo que eso sea exactamente lo que pasó pero lo sentí así y me gustó. Ahora
mismo siento mucho frío y me pregunto cómo es que no me duele la garganta o
algo así. Si me enfermo será culpa mía por creer que de la nada una de estas
frías noches no va a ser tan fría como las demás. Me tienen un poco aburrido pero, qué se le va a hacer.
El sueño no era nada espectacular y obviamente
ya lo recuerdo todo. Creo que se trataba de alguna intriga del tipo misterioso.
Alguien estaba tratando de ocultar algo y yo y alguien más tratábamos de
descubrirlo todo. Parecía tan real, en serio que sí. Siempre sucede que me
siento cómodo en los sueños y se ponen a cambiar tan rápido que no tengo tiempo
de disfrutarlos al máximo. Puede que sean un tipo de analogía de la vida o algo
así porque son muy efímeros. ¿Será que
dormí más hoy que otros días? Puede que eso haya ayudado en algo.
Me encanta que todo parece tan personal, tan
mío. En un momento camino por alguna playa de agua cristalina, pateando
ligeramente el mar con los pies. Y me encanta. Y me doy cuenta que a veces me
gusto más en los sueños pues me siento más valiente e incluso mejor parecido.
Es una tontería, pero como puedes hacer lo que quieras en tu mente, creo que a
veces mi subconsciente me da un regalito, como para que no me desanime.
Después, y pasa seguido, estoy en algún edificio majestuoso, lleno de detalles
que me gusta admirar pero a los que no me acerco por temor de hacer caer el
fantástico castillo de naipes que construyo en mi mente. Es simplemente genial.
Sí, lo sé. Me estoy echando flores a mi mismo.
Al fin y al cabo soy yo el que hace esos sueños. Pero no se siente así y creo
que es lo que cuenta. ¿Acaso no es lo máximo despertarse en la mañana y sentir
que no solo estás descansado sino que también, por alguna razón, estás feliz? A
mi eso me fascina y me pone de buen humor por un buen rato. No sé si todo el
día pero si por algunas horas, antes de que la realidad me patee con su sus
mortales piernas de karateca.
En los sueños, otro personaje recurrente es el
que me gusta llamar el conejo blanco, como el de Alicia en el país de las maravillas. Es ese personaje que está
seguido ahí y que a veces no puedes ver bien o siempre parece tener la cara
borrada o fuera de foco. Siempre es un misterio que la verdad es inútil porque
al fin y al cabo es solo una creación de tu mente, puede que solo sea una copia
de alguien que viste alguna vez en la calle o de algún amigo o de un compañero
de algo.
Pero creo que a veces está la esperanza de
que, por algún medio fantástico y sobrenatural, el cerebro sea capaz de
recibir, de vez en cuando, imágenes del futuro de cada persona, en este caso
del mío. Que tal que ese conejo, o mejor dicho, ese hombre borroso sea el que
en un futuro me va a hacer sentir lo que nunca he sentido por nadie. Que tal si
mi mente ha recibido la imagen de alguna manera y ahora la guarda con recelo
hasta de mi mismo, por miedo a que me emocione demasiado y quiero adelantarme a
hecho que no han ocurrido.
¡Que loco! Lo de conejo también es porque ese
personaje siempre entra y sale de mis sueños a su antojo. Cuando lo quiero ver
no aparece. Es como esos personajes en las películas que ves al fondo de la
escena y que parecen metidos en la trama y los ves luego de nuevo y otra vez y
otra vez y entonces es difícil no imaginar que algo pasa con ello. Son ágiles
para desaparecer y la mayoría de veces son solo un espejismo lejano que no
dejan ni que les toques la mano ni dicen media palabra.
Aunque hay otras veces que
sí hablan, con voces que nunca podría explicar en voz alta. Hablo de ellos en
plural porque no sé si es uno solo o son muchos, al fin que son muchas las
veces entonces puede que no sea solo uno. ¡Que optimista soy! En fin. No solo
sus voces sino lo que dicen me llega al alma. Me ponen nervioso, igual que
cuando alguien que me gusta en la realidad se me acerca demasiado. Otras veces
es una visión totalmente cercana, que me abraza y me besa y a la que me siento
totalmente conectado. Por eso despertarme muchas veces es una tragedia, pues la
conexión se pierde y ya no lo puedo ver ni sentir más. Y duele porque en la
siguiente ocasión será diferente y ya no se sentirá igual.
Hoy creo que no hubo conejo. O tal vez lo
hubo pero supo mantenerse alejado de mi. Puede que mi cuerpo estuviese más
ocupado lidiando con el frío exterior y con el misterio interior para ponerse a
inventar más líos de los que puedo manejar. Me gusta cuando mi mente me deja
caminar por ahí, entre jardines densos llenos de flores que nunca he visto o
por el borde de otra playa, está cubierta de pasto mullido. A veces estoy
descalzo, a veces desnudo y a veces vestido, no sé cual sea la diferencia entre
las tres, que las activa. Pero no me interesa ponerme a preguntarme cada cosa
que pasa porque creo que eso daña los sueños.
Esta vez no me molestó tanto despertarme y eso
que fue por alarma. Y pongo alarma porque o sino dormiría más y no tendría
tiempo de escribir esto y si no escribo todo el tiempo a la misma hora, siento
que el poco orden que tengo a mi alrededor se viene abajo y eso no lo puedo
soportar. En mis sueños no me importa nada pero en la realidad algo me tiene
que mover las entrañas, algo me tiene que hacer sentir que no todo se va a ir a
la mierda y una de esas cosas que me mantiene sano son las alarmas y los
horarios y el control sobre lo que pueda controlar.
Parece un tanto psicótico, y puede que lo sea,
pero me da igual. Si me sirve a mi, es lo que interesa. Ya en mis sueños puedo
ser libre de verdad y dejar que todo vaya por todos lados. Puedo ser el centro
de atención y sobre el que gire todo lo que tiene sentido en el mundo. En los
sueños lo bonito es que tu eres su estrella principal y sin ti no hay nada.
Incluso si se trata de una pesadilla, si no fuera porque estás allí, no habría
manera de que fuese una pesadilla efectiva. Nadie nunca piensa en los sueños
así y creo que vendría bien pues muchas personas creen que cuando duermen se
someten a si mismos y no deberían pensar así, o sino fijo viene la pesadilla al
ataque.
Yo tengo algunas, a veces, y son
frustrantes. No me gusta despertarme a
los quince minutos muerto del miedo y cubierto de sudor, a nadie le gusta. Pero
hay que saber cómo evitarlo. No comer mucho, tratar de mantener la mente
rodando y no dejar que cosas que en verdad no tienen tanta importancia te
afecten el cerebro. Eso es lo más importante porque a veces nos volvemos un
torbellino sin pies ni cabeza por líos sobre los que no tenemos control o que
son de fácil solución. Hay que ser práctico, creo yo.
Dormir, en todo caso, es uno de los placeres
de la vida. Mucha gente dice que no duermen pues lo harán cuando mueran pero
eso no es verdad porque cuando duermes estás vivo así que no es lo mismo ni de
cerca. Además cuando sueñas es como si trabajaras con un gemelo en un proyecto
muy especial y cuando despiertas podrías tener las claves para realizar ese
proyecto u otro en la realidad. Además, los sueños son lugares de ocio increíbles,
mejor que muchas discotecas.
En todo caso, creo que amanecí contento. Y lo
triste es que sé que no me va a durar mucho pero no importa. Nada está hecho
para durar tanto tiempo, nada humano en todo caso. De pronto me quedaré en la
cama algo más de tiempo o dormiré una pequeña siesta más tarde. Ya quiero soñar
otra vez.
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