viernes, 19 de mayo de 2017

Solo bailar

   Practicar era lo principal. Todos los días se levantaba a las cinco de la mañana, tomaba la mochila que ya estaba llena con lo que pudiera necesitar y se iba a la academia. Allí, tenía un salón para él solo durante seis horas. En esas seis horas podía practicar lo que más le gustara. Usualmente trataba de ejecutar la rutina completa para ver cuales eran los puntos débiles o, mejor dicho, que podría mejorar de lo que tenía que hacer. Durante la última hora, tenía casi siempre la ayuda de la que había sido su maestra.

 La señorita Passy era una mujer ya entrada en años pero seguía siendo tan vigorosa como siempre. Durante su juventud en Francia, había decidido viajar como mochilera por el mundo. Por circunstancias fortuitas tuvo que quedarse más tiempo en el país de lo que hubiese deseado y por eso se quedó para siempre. Había estudiado danza clásica por años así que con la ayuda de amigos puso la academia, donde contrató a otros para enseñar varios estilos de baile.

 Para Andrés, practicar con ella era como hacer su rutina con el público más exigente posible. La mujer jamás se guardaba una critica y las hacía siempre en la mitad de la coreografía, sin importarle si Andrés se tropezaba y perdía la concentración a causa de su actitud. Un buen bailarín tenía que estar por encima de eso y poder corregir en el momento, sin dar un traspiés. Para el final de la sesión, eso era lo que el chico hacía y la mujer quedaba más que alegre por el resultado.

 Al mediodía, Andrés tenía que ir a trabajar medio tiempo a un restaurante para poder tener el dinero suficiente para no tener que pedirle a nadie ningún tipo de ayuda. La danza como tal le daba dinero pero jamás era suficiente. Para eso debía bailar con los mejores y en otro país donde su pasión fuese mucho mejor recibida. Había enviado videos y demás a varias academias y compañías fuera del país pero jamás le habían contestado. Así que su sueño de ser famoso debía esperar.

 En el restaurante debía limpiar las mesas después de que los clientes se iban. Además, era la persona asignada si, por ejemplo, alguien tiraba su comida al piso o se le caía un vaso con refresco o emergencias de ese estilo. Al comienzo se sentía un poco mal al tener que hacer un trabajo así, pero después de un tiempo se dio cuenta que necesitaba el dinero y no podía ponerse a elegir lo que le gustaba y lo que no de cada empleo. Ya era bastante difícil conseguir algo que hacer así que no lo iba a arruinar así no más. Sin embargo, se la pasaba todo el tiempo pensando en el baile.

 Cuando limpiaba las mesas imaginaba que sus manos eran bailarines dando vueltas por el escenario. Lo mismo pasaba cuando limpiaba los pisos y por eso era seguido que uno de sus superiores lo reprendían por no hacer su trabajo con mayor celeridad. El siempre se disculpaba y trataba de empujar el pensamiento del baile hasta el fondo de su cabeza pero eventualmente volvía y se le metía en la cabeza con fuerza. Era como un virus pero en este caso él lo quería tener, sin importar nada.

 Su trabajo de medio tiempo terminaba a las siete de la noche. Eso quería decir que cuando lo contrataban para una obra, tenía el tiempo justo para poder llegar al teatro y prepararse. Normalmente solo tenía media hora o menos para maquillaje y vestuario pero siempre lo lograba y nunca estaba demasiado cansado para nada que tuviese que ver con el espectáculo. Una vez en el escenario era como si hubiese estado viviendo allá arriba por muchos años, y así se sentía.

 Le encantaban las luces que oscurecían al público y se enfocaban solo en él. Le gustaba también vestir de mallas y sentir que su cuerpo se aligeraba sin la presencia de ropa innecesaria. Quitarse los zapatos deportivos que había tenido puestos en la tarde para cambiarlos por los duros zapatos de ballet, era para él un proceso casi parecido a una ceremonia religiosa. Era lo que más le tomaba el tiempo en la preparación y eso era porque para él era una parte esencial del espectáculo.

Una vez arriba, en el escenario, hacía su rutina de la mejor forma posible. No se retraía en ninguno de sus pasos y, sin embargo, tenía siempre presente las palabras de la profesora Passy. Corregía en la mitad del movimiento y seguía como si nada, disfrutando del baile que lo hacía sentirse sin nada de peso, como si flotara por todas partes. La presencia de otros bailarines y bailarinas era para él algo sin importancia. La verdad era que siempre se veía solo sobre el escenario.

 Lo mejor de todo era cuando la función terminaba y el público se pone de pie y aplaudía. Era como si hicieran un enorme muro de ruido que era solo para esos pocos que habían estado sobre el escenario. Lo mucho que lo llenaban esos aplausos y gritos, era algo casi inexplicable. Era un sentimiento hermoso pero muy difícil de explicar a personas que nunca lo hubiesen vivido en carne propia. Estar sobre un escenario era estar en un rincón del mundo donde la atención está concentrada solamente sobre ti durante un corto periodo de tiempo. Y eso es el cielo.

 Su llegada a casa era siempre, hubiese o no espectáculo, después de las once de la noche. Llegaba rendido pero siempre esperando el día siguiente en el que seguiría su camino hacia convertirse en el mejor bailarín del mundo. Era increíble como nunca se desanimaba, como no dejaba caer sus brazos y simplemente se rendía ante un mundo que no parecía muy interesado en lo que él hacía y mucho menos en recompensarlo por ello. Sí lo pensaba a veces pero no dejaba que el sentimiento negativo ganara.

 En casa se bañaba por la noches, con agua caliente. No se tomaba mucho tiempo allí adentro pero sí lo disfrutaba bastante pues era el momento en el que más se relajaba en el día. La ducha era el único lugar que sentía como seguro, en el que podía ser él mismo por unos segundos y no pasaría nada, no habría consecuencias. Si tenía que golpear la pared de la rabia, lo hacía. Si tenía que llorar, ese era el lugar. Era su lugar y su momento para sacar todo lo que le apretaba el pecho.

 Al salir de la ducha, podía respirar mejor. Usualmente comía algo ligero y se iba a la cama antes de que fuera demasiado tarde. Al fin y al cabo tenía que despertarse de nuevo a las cinco de la mañana el día siguiente para volver a empezar la rutina que, con el tiempo, le daría ese momento clave que él buscaba desde que era niño. Creía que la disciplina era la clave para conseguir que sus sueños se hiciesen realidad. Y si seguía así, eventualmente podría bailar en mejores lugares.

 Ya acostado, pensaba en otras cosas que no fueran baile. Con frecuencia sus pensamiento se iban con su familia pero pensar en ellos lo hacía sentir rabia. Ellos no habían querido que el bailara y mucho menos ballet. No les interesaba en el lo más mínimo poder verlo flotar en el escenario. Explicarles su proceso a ellos sería casi imposible y tal vez por eso no le interesaba en lo más mínimo hacerlo. Por eso era independiente, no quería tenerlos reclamándole encima todos los días.

 El único día que no ejecutaba su rutina eran los domingos. Ese día la academia estaba cerrada, así como el restaurante. Estiraba un poco en casa pero de resto, no hacia mucho. Veía películas o salía a caminar. De pronto por eso era que, para él, el domingo era el peor día de la semana. Todo tipo de pensamientos lo invadían, normalmente alejados por el baile. Además, se sentía algo inútil y se aburría.


 Pero la semana no demoraba en volver a comenzar y esa era su vida.

miércoles, 17 de mayo de 2017

Survival

   As the capsule pierced into the unknown, the three former passengers of the ship known as Aurora, stared through the small round window, watching as the remains of their spaceship slowly separated from one another. They had been close, but fast-thinking from Beta, the onboard artificial intelligence, had saved them from a massive meteorite hitting them with all of its might. Now they were floating around in space, without a proper plan of survival and worry in their minds.

 Annika, the captain, had been the last one to enter the pod and was now trying to figure out what to do. They were too far from Earth for anyone in there to rescue them before the oxygen ran out. And besides that, there was the fact that no other spaceship was on that system, as it had been deemed a territory for observation and not exploitation. Other systems were being deprived of their resources by humans, but not that one. Their mission on the Aurora had been to observe and note.

 The planet closest to their position was a gas giant, maybe the size of Jupiter or a little bit larger. Mathematician Steve had been calculating many of the planet’s characteristics when the meteorite appeared out of nowhere. As they looked through the window, he noted that the planet was maybe so powerful that it had diverted to trajectory of a meteorite, sending it in the exact route on which they were working. An unfortunate occurrence but also of great interest. That comment wasn’t very well received.

 Shawna Clark was the main engineer and had been put in charge by her superior to guard the spaceship. Usually, she would have been with a senior engineer on the ship but he had to bail at the last moment because of a death in his finally. A replacement should reach them in a few months but now that was not really the best timing. The pod present many more challenges than the ones she was used to. Her training was the same as the one of any other person but she was very insecure.

 Annika ordered her crew, including the A.I. Beta to start working on improving their stay on the pod, at least long enough to be able to map some sort of plan that could end up on them being rescued or, at the very least, alive. Hours passed and everyone agreed the oxygen level was fine, although it could have been much better, and that the pod had no problems. Or at least not yet. Looking at the trajectory, they realized they were being pulled into the gas giant and their tiny ship could be destroyed if they didn’t do something to correct their path.

 The first thing was to choose another destination, at least for the time being. They decided to aim at one of the larger moons of the planet, one that they hadn’t been able to properly survey, as they had not been long enough in the system. They locked on the planet and used most of the small pods energy to propel themselves towards the moon. The bad part of this plan was that they had to control everything manually and certain problems would arise from the sudden thrust.

 Right enough, the ship started to shake violently even after all of the energy had been wasted. Shawna reported that most of the structure of the pod was damaged due to vibrations and Steve was trying to determine, with the help of Beta, how they could be able to remediate for their choice and if they actually had a chance of orbiting the moon. The reason why it was their goal was also because an old couple of satellites floated around it, which they could use to power the ship’s communications and call home.

 Shawna complained, as they moved around in haste, that calling Earth should have been their priority. However, Beta noted that the pod did not have the capacity to make contact with the Earth. Instead, it could only communicate with the main ship, whose pieces were now plummeting towards the gas giant. Luckily, that wasn’t going to be their faith but uncertainty was a lot more to handle for only three people and their friend with no body. They had to work fast.

 The impulse used to get away from the attraction of the planet, had been enough to liberate them, at least for the time being. They had to deprive the pod of many non-essential components in order to get a little bit closer to the satellites they needed to reach. But as they drew closer, a huge realization came to their minds: the satellites had stopped working for years, maybe even centuries. They would have to repair them and then use them and there was no time to do that inside the pod.

 And not outside either. There wasn’t enough air to breath. Their supply would last for about to more Earth days and that would be it. They would die of suffocation, inside a ship that was floating in space adrift. They all realized that their death was close and, instantly, their minds went to those they had left on Earth. They remembered their mother’s scent, the voice of their father’s, the tenderness of their grandparents and those who had children, heard them laugh once again. For a very brief moment, they were in peace with the fact that death was upon them.

 However, Beta interrupted them by announcing he had being able to access the memory banks on one of the satellites. Apparently, it had been able to function for a few more months after it stopped sending information to Earth. But the interesting part it’s that it hand found out that conditions on the nearby moon were similar to the ones in cold regions of the Earth. Climate was not ideal but they would be able to breathe.

 This statement by Beta made the crew breathe again and even a smile was brought to their faces. They decided to immediately recover the physical remains of the satellites by doing a spacewalk. This had to last the less amount of time possible so all three astronauts decided to do it together. Beta would coordinate from the pod and help them with robotic arms. That way, they would pull in the two satellites and use them down in the moon, once they landed.

 Because that was the idea. They knew it was their only chance. So once all the metal was inside the pod, they started calculating an entry route into the moon. It was difficult to choose a landing site because most of the information inside the satellite may have become obsolete. Ice and snow shift, as well and continent and they had no idea of what they could encounter down there. It could even have an entire ocean beneath the frozen surface, something that excited them and scared them at the same time.

 Once everything was done, all the calculations and thought processes, they began their descent into the planet. They decided not to rest or overthink their mission. They had to try to stay alive and the only way to properly do that was to launch themselves into the unknown. The ship, however, was much more damage than thought. As they plummeted to the surface below, they felt parts of the fuselage fly away from them. It got so bad, that even the main circular window exploded minutes before hitting the ground.

 The pod glided over an icy surface that seemed solid. It stopped after what felt a long time. They immediately knew the satellites information to be correct, as they could breath. They were happy, even with a broken ship. Beta survived on their special suits.


 The first thing was to check on the satellites and build a proper shelter. However, as they stepped out of the pod, they realized something that the satellites had completely missed. The planet appeared to be populated, as remains of building made of ice laid on the ground, destroyed by their ship as they landed.

lunes, 15 de mayo de 2017

Hallazgos

   Viajar parecía cada vez más rápido. Era la segunda vez en el año que Roberto tomaba el transbordador que lo llevaría de la ciudad de París hacia Hiparco, la ciudad más poblada de Tritón. El viaje tomaba un día entero pero con la tecnología disponible no parecía ser más que un viaje en taxi. Cuando los pasajeros se despertaban de su sueño causado por un gas especial que soltaban al momento del despegue, sentían como si apenas acabaran de subirse al vehículo y no notaban los miles de millones de kilómetros recorridos.

 Hiparco era una ciudad muy activa. No solo porque era una de las más cercanos al Borde, sino porque se había convertido en el refugio de artistas incomprendidos y científicos que querían probar nuevas teorías. Era una ciudad sumergida en los grandes conceptos y por todo lado se podía ver gente tratando de lograr algo completamente nuevo. No era de sorprender que de allí hubiese salido una de las óperas más famosas jamás compuestas y un tipo de plástico que ahora todo el mundo utilizaba.

 El trabajo de Roberto consistía en algo muy sencillo: vender. Claro, la gente lo podía pedir todo por una computadora y poco después algún robot se lo entregaría casi sin demora. El problema era que muchas veces las personas querían un trato más cercano, con un ser humano mejor dicho. Aparte, Roberto no solo vendía sino compraba y esa era en realidad su actividad primaria. Iba de ciudad en ciudad viendo que podía encontrar, ojalá objetos valiosos de épocas pasadas.

 El negocio era familiar y había sido su abuelo el que lo había fundado hacía unos cien años. Desde ese entonces, por la tienda de la familia habían pasando incontables objetos de diversos usos. Roberto había llegado a Hiparco buscando nuevas adiciones. La mayoría era para vender pero muchos de los verdaderamente valiosos se quedaban con la familia. En parte era por el valor pero también porque adquirían una importancia sentimental fuerte, que parecía ser característica de la familia.

 En Hiparco, Roberto visitó en su primer día a unas diez personas. Estos eran los que querían ver los nuevos avances o necesitaban ayuda con sus compras. Ese primer día era para él siempre sumamente aburrido, pues resultaba algo rutinario y no tenía ningún interés verdadero en mostrarle a nadie como se reparaba su aspiradora de última generación. Los días que disfrutaba de verdad eran el segundo y el tercero. Eso sí, jamás se quedaba más de tres días en una misma ciudad, o sino no terminaría de hacer sus viajes por el sistema solar nunca.

 El segundo día en Hiparco era el emocionante. Roberto se despertó temprano y salió a caminar por los hermosos senderos de la ciudad. Tritón estaba en proceso de terraformación y por eso solo la gran ciudad tenía verde. El resto del satélite estaba completamente muerto, como lo había estado hacía muchos años durante la época del padre del padre de Roberto. Daba un poco de susto pensar en que en ese entonces el lugar donde él estaba parado no era más sino un arrume de piedras y polvo.

 Su primer destino fue el mercado de la ciudad. Allí siempre encontraba aquellos que tenían algo que ofrecer. En efecto, no había estado ni cinco minutos allí cuando empezó a charlar con una mujer que vendía tabletas de ingestión. Al decirle su trabajo, ella saltó y le ofreció mostrarle uno de los mayores secretos de su familia. Roberto tuvo que esperar un buen rato para que la señora buscara su objeto, cosa que no le hizo a él mucha gracia. Perder el tiempo no era algo productivo.

 Cuando volvió, la mujer tenía en las manos una bolsita de cuero. Roberto sabía que era cuero porque lo había tocado varias veces pero era uno de esos materiales que nunca deja de sorprender. Este en particular, era extremadamente suave y oscuro, como si el proceso para fabricarlo hubieses sido dramáticamente distinto al de otros cueros. La señora dejó que el hombre tocara la bolsita un buen rato hasta que decidió tomarla y mostrarle lo más importante: el interior.

 Adentro, había algo que Roberto no esperaba ver. Era algo tan poco común como el mismo cuero. Gracias a sus conocimientos y algunos recuerdos vagos de infancia, supo que lo que veía adentro de la bolsita eran monedas. Sacó una con cuidado y la apretó entre dos dedos. Era sólida como roca pero con una forma redonda muy bonita. Lo más destacable era que estaba muy bien conservada; las dos caras seguían teniendo el relieve original que tenía una imagen diferente en cada lado.

 Al preguntarle a la mujer por el origen de las monedas, ella confesó que había sido su marido el que había guardado esa bolsita por años. Ella la encontré después de él haber muerto, no hacía sino algunos meses. Dijo que las monedas no tenían para ella ningún significado y que preferiría algunos créditos extra en su cuenta y no unos vejestorios por ahí, acumulando polvo en su casa. El obro le pagó de inmediato y salió con su hallazgo del mercado. Tan feliz estaba que decidió no recorrer la ciudad más ni seguir buscando objetos para comprar. Quería volver a su hotel deprisa.

 Allí, revisó individualmente el contenido de la bolsita de cuero. Contó ocho monedas adentro. Pero cuando vacío el contenido sobre el escritorio de la habitación, pudo ver que había algo más allí. Era algún tipo de tecnología antigua, tal vez hecha al mismo tiempo que las monedas. Era un objeto plano, de color brillante. Su tamaño era muy pequeño, más o menos igual que un pulgar humano, y era ligeramente rectangular, casi cuadrado. Roberto lo revisó pero no sabía lo que era.

 Como ya era tarde, decidió acostarse para en la mañana tratar de hacer más compras antes de tener que volver a la Tierra. El transbordador salía a medio día así que debía apurarse con sus compras. Sin embargo, a la mañana siguiente, Roberto no encontró nada que le interesara. Nadie tenía nada más importante que las monedas y eso era lo único que a él le interesaba, pues no hacía sino pensar en ellas. Y también en el misterioso objeto de color brillante, que parecía salido de un sueño.

 Cuando terminó su ronda infructuosa, regresó al hotel a recoger sus cosas. Tomó su maletín de trabajo y salió hacia el transbordador. En lo que pareció poco tiempo llegó de vuelta a casa, donde tuvo la libertad de revisar las monedas a sus anchas. Por su investigación, que duró apenas unas horas, pudo determinar que se trataba de un tipo de dinero utilizado en una zona determinada de la Tierra, muchos años en el pasado, de la época de su bisabuelo.

  Cada moneda tenía un lado único, diferente, lo que las hacía más hermosas. Su meta sería conseguir más, para ver que tan variadas podrían ser. La búsqueda de información sobre el otro objeto no fue tan fácil como con las monedas. Todo lo que tenía que ver con tecnología era difícil de rastrear por culpa de la misma evolución de todo lo relacionado con el tema. No fue sino hasta una semana después cuando un coleccionista le consiguió un libro que explicaba que era el objeto.

 Debió usar guantes para no destruir el libro. El caso es que había una foto de su hallazgo y se le llamaba “Tarjeta de memoria”. Era un dispositivo en el que se transportaba información hacía muchos años. Es decir, que adentro podría tener mucho más de lo que cualquier otro objeto le pudiera proporcionar a Roberto.


 La felicidad le duró poco puesto que los lectores de esa tecnología ya no existían. Ni siquiera los museos tenían algo así y menos aún que sirviera todavía. Así que por mucho tiempo, Roberto se preguntó que secretos guardaría ese pequeño fragmento de plástico en su interior.

viernes, 12 de mayo de 2017

Singing

   She was in a city she had never been in before. But Claudia didn’t mind at all. She couldn’t pay attention to anything else. Her turn on stage was scheduled in about two hours and she was very nervous.  In the car, she looked at her hands frequently and sang her song in her head, repeating it over and over, in order to prevent any accident to happen. Her hands were already a little bit sweaty and she knew her makeup had to be retouched once they got to the arena, which would be in just some minutes.

 Her agent looked at her and told her she didn’t have any reason to be nervous. The contest she was in was crowded with first timers and Claudia was all but that. She had been singing since she was a little girl and hadn’t stop for a moment. Her first public appearance at a singer had been in a local state fair, back when she was only five years old. Even then, people fell in love with her voice and the magnificent range she had. Many people thought her voiced was tricked or something.

 But that wasn’t the case. That little detail made her instantly well known among the people of her town as well as some others in the vicinity. That was the beginning of her singing career and year and years of investment in a voice that was very particular but incredible subtle too. People just loved it and she made the effort, every single time, to make the best out of every single concert she had. But, somehow, this contest seemed to really make her nervous, beyond anything she had felt before.

 The day she entered the contest, she didn’t really feel she was going to get the spot. After all, many other young singers wanted to be there. The trials for the event were very harsh and it was the first time Claudia was authentically scared for her voice, the reason being she was using it almost everything, without any rest whatsoever. Thankfully, she was able to sing the day she was chosen to be in the contest. The very next day, she decided not to talk for a while in order to preserve her voice.

 The car finally arrived to the arena, entering an underground parking lot and stopping just in front a big door and a woman holding a notebook. She was the one verifying everything was all right. She checked their papers and then told them where to go next: the assigned changing room where Claudia would have the chance to dress up for her performance. She had brought a very nice dress that her mother and father had bought for her just after they received the news of their daughter participating in the festival. The dress was just perfect and so were her parents.

 She thought of them as she put on the dress, which was blue with many sparkles all around. The outfit came with a pair of earrings and a necklace, both made of silver. They had once being the property of her grandmother, another woman in her family that had been known for her amazing voice but did not have the chance to sing professionally. Partly because she decided to have a family before a career, but also because she had to suffer a lot and singing was not a priority.

 Claudia, on the other hand, realized she had never really suffered anything. The irony was in that her song was about exactly that. So she felt a little bit like a hypocrite. So bad she felt, that she decided to try and change the song chosen to be performed in the contest. But it was impossible to change her entry at that late point in the process. She had to sing what she had decided to sing in the beginning, no matter if she liked it or not. She had to look inside herself a connection to the song.

 Many people think that’s bullshit. They think that an artist can just speak about whatever subject they want and there won’t be any trouble and all. But that’s not true. If you don’t feel the subject that you’re going to be handling, there’s a big chance you won’t be able to deliver. An artist is supposed to shake you to the core, by making you realize things about yourself that you didn’t even know about. No matter what art for it is, people expect to be moved in one or the other.

That was the problem that Claudia had with the song and she had to really learn the lyrics and understand the meaning in order to find her unique connection to the song. It took her several weeks to connect to it but she finally made it. The improvement of her performance was notable. Before, it just seemed she was a very good singer, doing a nice job with a random song. But after properly exploring it, her voice and the lyrics appeared to turn in the whirlwind of emotions, pure heart.

 That’s why she always cried after each performance of the song. She did it all the rehearsals and she did it the night she was chosen to be in the contest. And she will probably do it there again because that was the connection that she had created to her song. She thought about all of this looking at the mirror, once she was fully dressed for her presentation. The first performer of the night was already singing and now she had to go and stand in line for her turn to come. It was nerve-cracking and every other singer there looked worried, none of them tried to hide it.

 Thankfully, she was in the middle of a thirty people group. So she didn’t have to wait a long time to sing but she wasn’t thrown into the stage too fast either. She just sang the song inside her head over and over and tried not to look at the other competitors. Claudia also tried to tune out the voice of the person singing at the moment, which was very difficult because only a thick curtain separated the singers on the line from the one performing on stage. It was a rush of energy.

 Finally, her turn came. She walked slowly towards the microphone, that way prevent herself to trip or step on her dress or something. She controlled her breathing and closed her eyes the moment she arrived on the spot she had to be in. She had to wait for her music to begin and that seemed to take years. Of course, they were only a few seconds but it seemed forever then. She even had time to think about her parents, the only people she really cared about in the whole world.

 The music began and her voice began flowing out of her body, filling every single part of the enormous stage and beyond. People looked at her ecstatic but she didn’t looked at the audience. She was singing to herself and to her parents, looking up, to a point far away into the bright lights that bathed her with a bluish light. Her arms moved, her legs were in tension and her chest was doing a lot of the work. But everything went perfect, even better than expect. When she finished, she cried once again.


 The cheers and screams and expressions of joy from the audience were just overwhelming. Everyone seemed to love her song, her voice and her performance. She had really managed to make the song her own and now, even if she wasn’t able to win the contest, it didn’t matter. She had proven to herself what she was capable of and that was something she had not expected to learn there. She had just come to sing and she pulled away from the stage having changed as a person and a singer.