Siempre pasa lo mismo: cuando no duermo
tarde, mis sueños son mucho más vividos de lo normal. Es como si fuera la
manera ideal que mi cuerpo encuentra para manejar horas y horas extras de
sueño. Eso y despertarme a las horas más extrañas de la noche, para luego caer
dormido minutos después. Desde hace ya tiempo me duermo tarde. Más allá de las
una de la madrugada en todo caso. Cuando tenía cosas que hacer era un alivio
que me diera sueño a las nueve de la noche. Ya no es así.
Como no tengo nada que hacer, el horario
cambia de manera drástica. Recuerdo cuando era pequeño, y no solo de estatura
como lo soy ahora, sino pequeño de verdad. Tenían que levantarme a las cinco de
la mañana para poder tener tiempo de bañarme, vestirme y desayunar antes de que
el bus del colegio llegara. Normalmente todo eso me tomaba una hora. Ahora,
obviamente, me tomo algo más de tiempo porque no tengo tanta prisa como antes.
Pero es gracioso recordarlo.
Gracioso y cruel puesto que creo que despertar
a un niño a esas horas de la mañana es algo casi bárbaro pero así eran las
cosas en ese entonces. Las clases empezaban a las siete y media de la mañana y
seguían, con un par de descansos, hasta las tres y media de la tarde. Hubo una
temporada en que se extendieron hasta las cinco pero fue solo porque elegí
tener algunas clases extra para ver si ayudaban con mi promedio. No recuerdo
bien si funcionó o no pero sé que lo hice.
En esa época soñaba, o mejor dicho recordaba
mis sueños, solo cuando ocurrían en los fines de semana, que eran los momentos
que tenían para dormir de verdad. Del viernes al sábado y del sábado al
domingo. Me acostaba tarde ya para entonces, sobre todo cuando me convertí en
adolescente. Pero lo compensaba despertándome hacia el mediodía del día
siguiente, algo que mis padres nunca me reprocharon y francamente siempre creí
normal hasta que tuve amigos de verdad.
No recuerdo que soñaba. Probablemente se
tratara de esos sueños extraños que nadie entiende o tal vez se tratara de
sueños sobre el futuro, un futuro que ya no importa puesto que nunca pasó. Dudo
mucho que haya soñado con exactamente lo que estoy haciendo ahora. Solo
recuerdo que no me despertaba así, en medio de la noche, a menos que se tratara
de una de esas pesadillas que lo dejan a uno frío. Sucedieron algunas veces y
entonces la solución era muy sencilla: ir a la cocina, tomar un poco de agua y
luego volver a la cama como si nada para tratar de conciliar el sueño pensando
en algo alegre.
Ahora lo que intento hacer es simplemente
tener la mente en blanco. Tener algo alegre en mi mente no es una prioridad
cuando voy a acostarme, sobre todo porque también tengo que tener en cuenta el
frío que hace en la noche y lo difícil que es a veces encontrar la posición
perfecta para dormir, tomando en cuenta las sabanas y el hecho de que no puedo
quedarme dormido mirando al techo. Supongo que me siento muy vulnerable o algo
así. Nunca he sabido cual es la razón.
Sueño un poco más cuando hago lo que les decía
antes: dormir antes de la hora en la que me duermo normalmente. Es algo un poco
extraño porque si duermo pocas horas, no sueño pero si me siento tremendamente
cansado. Entonces cada noche se trata de decidir entre una cosa y otra. No es
fácil elegir ya que ninguna de esas situaciones me es muy agradable pero hay
que aprender a vivir con esas cosas que no nos gustan, incluso cuando tienen
que ver con algo que debería ser tan agradable como dormir.
Trato de cansar a mi cuerpo lo suficiente para
descansar lo mejor posible. La idea es estar tan exhausto que no haya manera de
que mi mente se vaya a los sueños más locos. Solo se trata de cerrar los ojos y
luego abrirlos más tarde, con la sensación de que hacer exactamente eso sí
sirvió para algo. Por ejemplo esta noche, creo que descansé aunque la verdad
eso solo se sabe en el primer instante, cuando se abren los ojos y todo es
fresco. Ya después, segundos después, no es lo mismo.
Nunca he dormido con nadie así que no tengo la
más remota idea de si eso ayudaría o no tendría efecto alguno. No sé como es
acomodarse con alguien para pasar la noche, no sé como se ponen los brazos y
las piernas, no sé si alguien se aguantaría mi movimiento o el hecho de que
solo pueda dormir sobre mi pecho. Es un misterio que tal vez nunca pueda
responder pero me intriga saber la respuesta a todas esas preguntas,
simplemente porque no he estado en ese lugar.
Dormir no es como cuando era pequeño. Antes
era algo que hacía porque había que hacerlo pero ahora sé que tengo la opción
de hacerlo como yo quiera, de que el sueño se ajuste a mi y no al revés. Puedo
domesticar mi manera de dormir. Pero lo que no puedo hacer, por mucho que
intente, es controlarlo todo una vez he cerrado los ojos. Puedo más o menos
saber si soñaré o no, si tal vez vaya a despertarme a mitad de la noche, pero
más allá de eso es imposible saber. Mucho menos tratar de adivinar el contenido
de los sueños y, misterio mayor, su significado si es que lo tienen.
El otro día soñé horas y horas. Sentí que cada
momento que estuve dormido fue parte del sueño. Pero como siempre, los
recuerdos al respecto son cada vez más débiles. Y esos recuerdos están a punto
de desaparecer pues ya no tienen importancia. No tienen información útil y
seguramente no tienen nada de interesante, más allá de ser míos y de haber
ocurrido de la manera que lo hicieron. Apenas y recuerdo algunas mujeres y una
edificaciones extrañas en un mundo tanto lejano como cercano.
Sí, no tiene ningún sentido pero ese es el
punto de los sueños: que se creen mundos que parecen pertenecer a la realidad
pero que en realidad están mucho más allá de nuestro entendimiento. Siempre me
encuentro allí con personas que nunca he conocido pero más seguido con aquellos
que conocí alguna vez. Relaciones ya perdidas vuelven a ser una realidad en los
sueños y es como si nada hubiese ocurrido, como si la vida no hubiera seguido
avanzando como lo hace sin remedio.
Y esos lugares… Los conozco, estoy seguro.
Sean de mis recuerdos de infancia o de la semana pasada, incluso de las
películas que he visto, sé que todos y cada uno de esos lugares tienen una base
real, un ancla que los amarra a la realidad, no importa lo fantásticos y
absurdos que puedan llegar a ser. Una vez fue una serie de colinas verdes que
nunca terminaban, con un edificio solitario en alguna parte. Otras veces han
sido versiones modificadas del colegio en el que estudié.
Eso es lo que se me hace interesante de los
sueños, el cerrar los ojos y no saber adonde va a llevar el transporte esta
vez. Tengo que decir que le da algo de emoción a mi vida, una emoción que dejó
de existir hace poco y que necesito de vuelta y no sé como conseguir. ¿Que
haces cuando nadie te quiere cerca, incluso cuando se trata de aprovecharse de
tus talentos, en el caso de que tengas algunos? ¿Acaso son solo validas las
personas que dejaron de vivir desde una temprana edad?
Y al fin y al cabo, ¿a quien le importa más
que a mí? Soy yo quien no duerme pensando en eso, soy yo el que me quedo con la
vista perdida varias veces al día, mirando hacia delante, preguntándome si hay
allí algo para mí o si no sirve de nada seguir insistiendo.
Soy una persona que no cree en los
significados ni en que las cosas llegan porque las personas las merecen. No
creo en la justicia divina ni en la humana. Solo creo que me tengo solo a mi
mismo y es difícil aceptarlo lo solo que se está, incluso para alguien
acostumbrado a soñar.