Lo más posible es que no haya manera de
sentirse verdaderamente tranquilo en ningún lado, por completo. La vida jamás
será una experiencia completa si lo que se busca es realizarse a través de
sueños ajenos y no se persiguen los propios, por peligrosos, ridículos o
insignificantes que sean. Y la verdad es que sí existen sueños tontos pero jamás para quien los sueña y, al fin al cabo, esa es la
opinión más importante.
Hay sueños grandes, difíciles de realizar y
hay quienes adoran tener estos y toman como una aventura o un reto, el hecho de
confrontar este tipo de duelo con el destino. Claro que el destino, como tal,
es apenas una sombra o un humo sin cuerpo que flota siempre por delante
nuestro. Su principal característica es ser siempre cambiante y, seguido, el
resultado de nuestras elecciones conscientes. Está claro que hay factores
externos que no se pueden prever pero todo se ajusta rápidamente en relación al
ser humano.
En todo caso, los sueños están para ser
perseguidos. Se quiere ser astronauta o un músico o cantante famoso? Pues no
hay más opción sino intentar. Como? Trazando el camino y yendo paso por paso.
No todo el mundo tiene que hacer todos los pasos y hay veces que hay que
repetir algunos o pasar por otros que nunca habían sido contemplados. En ese
momento entra el factor llamado "paciencia". La gente seguido piensa
que se trata todo de perseverancia pero eso no es verdad. Los ejemplos abundan
para dejar en claro que no es necesario matarse en el trabajo sino hacerlo y
esperar a ver que pasa.
Esta ultima declaración puede ser un tanto
molesta para algunos, más que todo para quienes hacen esos esfuerzos
sobrehumanos para lograr algún tipo de ascenso o de consideración. Aunque sí es
verdad que un esfuerzo especial es apreciado, la constancia siempre es más
apreciada, sobretodo si se relaciona con paciencia y organización. Las personas
solo premian el esfuerzo cuando el premio no vale tanto la pena y se trata de
"contentar" a alguien por un tiempo hasta que olvide el esfuerzo que
hizo. La clave: combinar cualidades, sean las que sean que tenga la persona (tu
o usted).
Todo el mundo tiene cualidades. Es decir, todo
el mundo es bueno en algo pero no todo el mundo es bueno en algo que paga o
vale la pena. Por ejemplo muchos narcotraficantes son muy buenos en lo que
hacen pero esa no es una cualidad bien vista por la sociedad en general. Pero
no se puede discutir que estos hombres y mujeres, y muchos otros en otras
circunstancias, tienen cualidades así estas no sean de la clase que todo
quisiéramos tener.
El caso es saber para que se es bueno.
Pintando, escribiendo, bailando, haciendo cálculos, organizando, limpiando,
comiendo,… En fin, tantas cualidades que puede haber. Por eso es importante
conocerse a si mismo, tarea que puede tomar muchos años o solo algunos meses,
dependiendo de la complejidad de cada persona.
Es innegable que hay cantidad de maneras de
ser y de ver la vida. Por lo tanto, hay gente más simple que otra y eso no
tiene nada de malo, es simplemente como son las cosas. Ser simple tiene muchas
ventajas y una que otra desventaja: es una vida más alegre y menos preocupante aunque
siempre poco trascendental. Una persona simple podrá sonreír con facilidad
durante toda su vida. Una persona compleja, solo lo hará en determinadas
ocasiones.
Y esto que tiene que ver con los sueños, se
preguntarán ustedes? Pues fácil: gente simple, sueños simples. Esa suele ser la
regla aunque, claramente, siempre hay excepciones. La gente simple tiene sueños
que son fáciles de realizar y que están a su alcance. De hecho, ahí recae la
inteligencia de los personas sencillas: saben que deben plantearse retos que
sean capaces de afrontar y no ponerse frente a cosas que saben que simplemente
nunca van a lograr.
La gente más compleja tiene sueños que, en
muchas circunstancias, jamás serán realmente cumplidos. Por ejemplo, son ideas
tan vagas y poco exactas que su realización no es tan factible como plantearse
jugar futbol un buen día de sol en un parque. Una persona compleja se plantea
retos que, en si mismos, contienen otros retos y pruebas difíciles lo que hace
que el tiempo sea un factor de gran importancia para estas personas.
Aunque siendo honestos, el tiempo es siempre
importante, para todos. Al fin y al cabo somos seres humanos y eso quiere decir
que tenemos una vida que tiene un final. Todos los sueños que tengamos toman y,
a la vez, no toman en cuenta, el hecho de que todos tendremos que morir alguna
vez. Otra cosa difícil es cuando queremos ser inmortales, imprimiendo nuestro
ser en objetos o sueños corpóreos. Esto es realizable pero requiere tiempo,
paciencia, y esfuerzo, todo al mismo tiempo. Y aún con todo eso, puede que no
se realice. Vivimos en un mundo que se alimenta del pasado pero no de los
pequeños elementos sino de los grandes e importantes.
Ahora bien, antes hablábamos de sueños
importante y sueños poco importantes. Por ejemplo, ir a comer a un restaurante
de renombre puede ser un sueño. Es importante? Muy probablemente, no lo sea. Ya
que las probabilidades de que algo así cambie una vida son bastante pocas. Pero
poder realizar una línea de productos para el cabello y venderlos en tiendas,
eso es un sueño importante, grande, porque involucra a más de una persona y
porque tiene consecuencias serias sobre la persona que trata de lograr que ese
sueño se convierta en realidad.
Eso sí, repetimos, la importancia de cada
sueño solo puede ser determinada seriamente por la persona que lo quiere
realizar. Lo que los demás piensen es interesante pero de ninguna manera
importante a la hora de realizar un sueño. Eso a menos que la persona en
cuestión sea fácilmente sugestionada por los demás. En ese caso los sueños a
realizar siempre serán los de otros y la persona vivirá una vida vacía.
De hecho, y debemos confrontar esta realidad,
la gran mayoría de los millones que vivimos en el mundo nunca veremos
realizados nuestros grandes sueños. Porque? Por una pequeña palabra llamada “prioridades”.
Digamos que nuestro gran sueño sea ser un arquitecto renombrado. Pero si además
de realizar ese sueño tenemos que cuidar a nuestros hijos, a nuestros padres,
cuidarnos de los demás, poner comida en la mesa, divertirnos, disfrutar y en
fin, es muy probable que el tiempo no alcance para ser quienes siempre hemos
querido ser.
Y con esto entramos en el último punto y,
ciertamente, el más importante. Los sueños están para ser realizados o para ser
soñados, para tener metas? Es una gran duda del ser humano. Porque? Pues bien,
porque no somos seres que vivan para siempre y al tener una vida finita,
sabemos que hay cosas que jamás podremos realizar o ver realizadas. El hombre
siempre ha querido explorar el espacio pero cuantos de nosotros veremos al
hombre en Marte? Pocos de los que vivimos hoy, probablemente.
El
problema es que hoy en día los sueños han sido idealizados. Son casi como un
producto a la venta, como el software que uno compra para editar fotografías.
Tiene el software pero eso no quiere decir que sepas como editar las
fotografías. Eso se aprende por aparte, sea por uno mismo o de alguien más. Lo
mismo sucede hoy en día con los sueños: cogemos los sueños que nos venden y
tratamos de realizarlos para nosotros.
Quiero ser esbelto, tener buen culo, tetas,
pene y abdomen. Ese es un sueño que se le vende a todo el mundo hoy en día y
muchos lo compran. Es su sueño propio? Muchos dirán que sí. Porque? Porque el
ser humano se apena de su propia estupidez. Todos sabemos cuando estamos siendo
ridículos o cuando estamos haciendo algo mal. Lo sentimos lo percibimos pero
eso no quiere decir que nos detengamos. Acaso cuantos dejan de ir al gimnasio
porque se dan cuenta de que eso simplemente no es lo que quieren para si
mismos?
El problema con los sueños es que los
contaminamos con las mentiras que nos rodean y, peor, con las que nos decimos a
nosotros mismos. Hoy en día todo es tan fácil y tan rápido que ya no nos molestamos
en pensar. Los sueños se han prostituido pero podemos todavía anhelar, querer.
Podemos desear todavía desde lo más profundo de nuestros corazones, aprendiendo
a hablar con nosotros mismos. Hoy en día le reclamamos al mundo pero nos
odiamos a nosotros mismos al crear ese mundo. La solución es sencilla. Al fin y
al cabo, soñar cuesta pero no mucho.
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