Los sueños y las
pesadillas pueden ser muy reales. Hace un rato, cuando estaba dormido, sentí
que verdad me estaba ahogando. Y antes de eso, sentí que de verdad había matado
a alguien. Sí, ya lo sé. No son los sueños más comunes y corrientes pero, por
alguna razón, mi subconsciente se ha puesto cada vez más violento y errático.
No sé si tenga que ver con algo mío como tal. No soy de los que cree que cada
sueño tiene un significado pero ciertamente sería todo más fácil si ese fuera
el caso.
Ayer, al despertar de otro sueño parecido,
tenía las piernas y la espalda adolorida, como si de verdad hubiese hecho un
esfuerzo físico de esos que siento que hago en mis sueños. Tal vez es solo que
me muevo demasiado y mi cuerpo naturalmente se cansa y se resiente. Me gustaría
ser de esas personas que despiertan tal como se quedaron dormidas, pero no creo
que eso vaya a sucederme pronto puesto que no es la primera vez que ocurre y
dudo que vaya a ser la última.
Lo que sí es cierto, es que en estos días he
tenido más sueños movidos. No sé si llamarlos pesadillas, porque algunos ni
siquiera los recuerdo por completo. Pero el caso es que recuerdo lo que sueño,
me despierta de golpe de lo intenso que es y eso no es algo común en mí, menos
aún cuando se toma en cuenta que la mayoría de sueños que he tenido con
anterioridad, o los que me acuerdo al menos, son más bien calmados y se basan
mucho en las personas de mis recuerdos.
De hecho, desde hace varios años, mis sueños
siempre ocurren en los mismos lugares del mundo real: una planicie verde, el
colegio de mi adolescencia, alguna playa que visité alguna vez,… Nunca son
copiados a la perfección de lo real sino que son una versión “para sueños” del
lugar pero el caso es que los puedo reconocer con facilidad. En cambio los lugares
de lo sueños más movidos no son muy reconocibles para mí. Tal vez se basen en
algún recuerdo pero irónicamente, no lo sé.
Sé que soñé, hace unos minutos, con una casa
pequeña que era mucho más grande por dentro que por fuera. En mi mente, era mi
casa pero ni siquiera tenía suelo como tal ni habitaciones. Había troncos que
hacían de sillas y el suelo era barro endurecido. Lo más grande era el patio:
una ladera con árboles y rocas pero cubierta por el techo de la casa. En mi
vida, nunca he visto un lugar parecido a ese, así que tengo que suponer que
todo fue inventado por mi mente, por poco posible que eso sea. El caso es que
lo que pasaba allí era muy real o eso parecía.
No puedo dejar de pensar en la persona a la
que maté. Le tendí una trampa, si no estoy mal. Y lo atraje a mi casa a
propósito. No recuerdo bien que hizo él para merecer su destino pero quedó
sellado pronto con un ataque de animales hambrientos. Pero no recuerdo que se
lo comieran ni nada parecido. Solo supe que se murió y que nadie más debería
saberlo. Fui un asesino en mis sueños pero ni siquiera puedo recordar con
exactitud como lo hice y mucho menos las razones que me llevaron a hacerlo.
Que recuerde, matar no era algo que hubiese
hecho antes en mis sueños. Claro está que siempre se encuentra uno con alguien
que le cae mal o vive alguna experiencia desagradable pero jamás al punto de
asesinar a nadie. Me pone nervioso pensar en lo que le hice a esa persona, sin
importar su inexistencia. En esos momentos, en mi sueño, él era real. Aunque
fue un momento, pues apareció para que yo lo matara y después no se habló más
de él. Una situación muy extraña.
Extraña pero no poco común porque, al fin y al
cabo, así son los sueños. Nunca tienen verdadero sentido y se trata todo de un
cerebro bastante activo que necesita seguir creando incluso cuando el cuerpo
descansa. Supongo que por eso hay muchas veces que nos vamos a dormir y
despertamos mucho más cansados de lo que estábamos al acostarnos. Con tanta
acción que hay en los sueños, es un poco difícil que todo eso no produzca
movimientos reales en el cuerpo.
Muchas personas se han despertado para darse
cuenta que tienen rasguños, golpes y moretones en el cuerpo. Y no es que nadie
los haya atacado sino que han estado moviéndose durante toda la noche y
simplemente no se dieron cuenta de que se golpearon contra la pared o cosas por
el estilo. Es increíble el poder que tiene la mente para sumirlo a uno en
semejante estado tan vulnerable, porque mientras dormimos estamos a merced de
todo en el mundo físico pero también en el mundo interno.
Seguramente muchos han pensado en cómo sería
si esos dos mundos se encontraran, si fuera posible entrar y salir de los
sueños al gusto, si hubiese más control a la hora de creer cada personaje y
escenario. Eso le evitaría a todo el mundo el trajín de las pesadillas pero al
menos yo estoy seguro que las pesadillas tienen alguna función, biológicamente
hablando. Tal vez sea mantenerlo a uno alerta o tal vez hacer como una prueba
mental de los peligros a los que puede estar uno expuesto en el mundo real.
Creo que sigue siendo un misterio.
Pero quisiéramos poder manipularlo a nuestro
gusto puesto que todos hemos ido a lugares perfectos en nuestros sueños.
Lugares que son ideales, que no tienen nada malo que podamos criticarles. Son a
esos sueños a los que nos gusta volver una y otra vez porque nos enorgullecemos
de ellos, nos sentimos orgullosos de nuestra creación y además adoramos pasar
tiempo allí porque sabemos que estamos seguros, que nada ni nadie nos va a ir a
molestar a esa playa idílica o a la casa de nuestra infancia.
Personalmente, me gusta que en mis sueños se
me hagan recordar cosas que he olvidado hace mucho tiempo, o que creía
olvidadas en todo caso. Objetos, palabras, favoritos, gustos y disgustos e incluso
personas. Porque la mente lo almacena todo pero no podemos acceder a lo que
quisiéramos porque no todo está “despierto”. Hay que tener la llave correcta
para poder verse de nuevo en el pasado o para recordar eso que fue tan
importante pero hoy en día ni tenemos en cuenta.
Es hermoso, en parte, lo de poder soñar. Son
aventuras a las que vamos solos, sin que nadie más tenga que ver con ellas. Me
siento mal por aquellas personas que dicen que no sueñan o que no recuerdan lo
que han soñado. No tienen ese mundo de escape, no saben como se siente esa
emoción que se experimenta al estar dentro de la mente propia, viendo como esta
es una máquina increíble que hace y deshace en cuestión de minutos. Siento
mucha lástima por ellos porque no saben lo que se pierden.
Eso sí, pueden quedarse con mis pesadillas
raras, aquellas que no entiendo y no creo que tengan un sentido normal. Que se
quede alguien con mi yo asesino y con todas esas personas que no aportan nada,
ni en mi vida real ni en la de los sueños. Todo eso se lo cedo al que lo quiera
o que al menos mi cerebro se de cuenta que son cosas, datos si se quiere, que
no me sirven a mi de nada, ni consciente ni inconsciente. Debería uno poder
elegir que tira a la basura y que quiere tener consigo para siempre.
Pero supongo que esa es la magia de los sueños
y de la vida en general, que uno no tenga elección en ningún asunto y que las
cosas pasan y haya que adaptarse cada vez que eso pasa. De pronto esa es la única
manera real de vivir en este mundo.
El caso es que me quedo con el sueño de la
otra vez, de la semana pasada. En ese solo dormía. Me quedaba dormí sobre un
comedor y dormía y dormía y cuando me desperté, en la realidad y en el sueño,
me sentí de verdad descansado.