El abrazo pareció real. Se sentía. Era como
si no solo él sino muchos otros estuvieran también abrazándome en ese mismo
momento. Sentí que duró más de lo normal y, para cuando todo había cambiado de
nuevo, me sentía menos desubicado de lo normal.
Los colores, los tonos de las cosas, eran
completamente diferentes a lo que estoy acostumbrado pero pude comprender
porque todo era de esa manera de la manera más rápida. La idea no era poner en
duda todo lo que viera sino aceptar que estaba en un lugar que había visto
antes pero que jamás había visitado.
Es increíble como funciona todo porque,
incluso con una interrupción, todo siguió como si fuera algo seguido, como si
en verdad estuviese viendo un capitulo en la televisión, lo más normal del
mundo. Pero no, estaba soñando. Eso sí, era un sueño bastante único, bastante
difícil de repetir y de comprender.
Todo parecía estar basado en una serie de
televisión y mi cerebro había copiado la mayoría de cosas lo mejor que había
podido. No todo era igual a la serie pero eso no me importó, no era algo
crucial. Incluso creo que mucha de la gente que aparecía por ahí no eran los
mismos pero eso no era importante porque la historia que yo veía frente a mis
ojos era ligeramente diferente.
Nunca me puse a pensar en lo que yo tenía
puesto pero sí me fijé en los trajes de los demás. Estoy seguro que había
soñado otra cosa antes y por eso me estaba fijando en todo tanto. Mejor dicho,
sabía que estaba soñando pero no traicionaba la idea del sueño cuando hablaba
con los demás personajes creados por mi mente. Ellos creían que eran reales y
yo no iba a dañar esa idea por nada. Era divertido exagerar en lo que decía y
lo mejor es que siempre sabía que decir.
El clima y el entorno en general era bastante
gris, oscuro y cruel. Tal vez tendría algo de frío esa noche pero no lo
recuerdo. El caso es que no fue difícil imaginarme algo de nieve y de viento
frío para adecuar toda la escena. Todavía me da algo de risa lo consciente que
estaba durante todo el tiempo. Era como si supiera un secreto que el resto de
los personajes no sabían.
Pero, sin embargo, todo acabó de la mejor
manera posible o al menos eso creo. Supongo que me despertó la alarma ese día y
supongo que eso interrumpió mi sueño de golpe pero la verdad no lo recuerdo. Solo
recuerdo haberlo abrazado y haber sentido que era verdad, que podía sentir su
fuerza alrededor mío.
Cuando me desperté, por supuesto, estaba
decepcionado. No solo porque no había nadie que me abrazara así sino porque
necesitaba ese abrazo, necesitaba ese alguien que me confortara, que me dijera
algo positivo, que me ayudase a seguir adelante. A veces es difícil hacerlo
todo por cuenta propia y es normal desear que alguien más venga y ayude, que
alguien más te haga sentir que todo vale la pena y que hay muchas cosas más
allá de lo que ves en el mundo e incluso de lo que sueñas.
Pero yo no tenía a esa persona. Es decir, no la
tengo. Por eso ese abrazo fue tan especial, tan extraño y tan necesario. No me
abrazó el personaje pero supongo que fui yo mismo que decidí darme algo que
pudiese darme un pequeño empujón hacia delante. No sé si era algo que
necesitase con urgencia pero debo decir que se sintió bastante bien cuando
sucedió. Tanto así, que pensé haberlo olvidado pero en mi cabeza todavía estaba
fresco el recuerdo del abrazo varios días después.
En mi vida diaria soporto el desorden y la
falta de limpieza y de sentido común de los demás. A veces los odio y a veces
me da igual porque pienso que no es para siempre y no lo es. Pero es difícil,
no es algo sencillo tener que respirar lentamente y recordar eso todos los
días, cuando la gente no ayuda a que las cosas funcionen tan bien como podrían.
Me hace preguntarme si, cuando la gente se queja de sus vidas, en verdad se
quejan de sus errores y no se dan cuenta de que todo podría ser más simple.
Tengo eso. Y también tengo gente alrededor que
solo está pero nada más. No voy a mentir y decir que todo es culpa de los
demás. Muchas veces a mi no me da la gana de comunicarme o soy yo el que tiene
problemas para establecer puentes pero la mayoría de las veces creo que lo hago
con razón.
Creo que es importante, por ejemplo, que haya
confianza y que no haya falsedades entre la gente. Por eso el abrazo fue real.
Porque no había nada entre nosotros dos, no había fricciones ni nada incomodo.
Éramos dos seres de verdad sintiéndonos comunicados.
En cambio en otras ocasiones simplemente no se
siente eso. Si acaso se siente una exclusión que tal vez no es consciente pero
si es casi sólida. Pero ya a estas alturas de la vida no es algo importante
pues la gente decide como hacer sus cosas y no tengo ya ganas de forzarme
encima de nadie. Nunca tuve esa gana de que me quisieran, de que me pusieran
atención y de ser un centro de atención constante. De pronto uno temporal pero
jamás uno que trabaje las veinticuatro horas del día. El caso es, que no hay
nadie que me de ese abrazo, ese mismo.
Hay muchos abrazos pero algunos se sienten
incompletos, vacíos o extraños. Hay abrazos que simplemente no son
confortables, se sienten como algo que no debería ser, como algo que no tiene
lugar. Y por eso prefiero los abrazos que vienen de los dos lados, que son
sinceros y que no son forzados por una u otra razón.
En fin. Salí a caminar después de mi sueño y
no sé qué ve la gente pero me gusta que no me miren tanto, a parte de mi pelo
que tal vez les parezca gracioso. Caminé cales y calles, a veces rápido y otras
veces más lento y siempre pensando que es lo que necesito y cual es el
siguiente paso. Para cuando llegué al mar, no tenía ninguna respuesta y ya me
había dado por vencido. No tengo ni idea que es lo siguiente o que debo hacer y
mucho menos porqué hacerlo. No lo sé.
Me senté en la playa y me quedé mirando el
agua un buen rato. Las olas son algo hipnótico, tienen esa cualidad de hacerte
pensar al ser algo ligeramente repetitivo. Tratando de evitar la arena en mis
zapatos, volví a pensar en lo que pasaba pero, como siempre, supo muy bien que
era lo que no quería y eso es fácil. Es muy sencillo concluir que es lo que no
quieres en la vida porque seguramente ya has tenido que estar frente a esos
retos y los has vencido o no los has superado por alguna razón.
Pero saber qué quieres, decidir cual es tu
próximo paso, es algo que no es fácil. No es simple ni evidente y pienso,
personalmente, que es una cosa que se entiende en un momento determinado y
nunca antes. Tal vez encima del momento en el que hay que tomar la decisión
pero así son las cosas, nunca son perfectamente oportunas y hay que vivir con
eso.
Caminé de vuelta por la orilla y casi no vi a
la gente. Había mucha y gritaban y hablaban y jugaban pero no les puse
demasiada atención porque no tenían nada interesante para darme, nada que yo
pudiese usar para aprender lo que necesito aprender, sea lo que eso sea.
No sé… No es culpa de
nadie porque es cosa mía saber que viene después. Es cosa mía saber relajarme,
saber aceptar que el tiempo es algo que existe y que debo tener paciencia. Creo
que en parte de eso iba mi sueño. Podría ser una serie de televisión pero todo
fue tan lento, tan pausado y con tanto detalle, que creo que la idea era
hacerme ver que hay lugar para tomarse el tiempo y pensar e incluso disfrutar.
Hay que tomar todo como esté pero en el momento
que esté, no antes ni después porque o sino hay un riesgo de nunca ver lo que
pasa sino después o antes de que pase y esa no es manera de vivir.
El caso es que sigo esperando mi abrazo.
Espero al menos uno más, muy pronto.