Como muchas veces antes, soñé que mi vida
era mucho más emocionante de lo que en verdad es. Tenía amigos y estaba en un
lugar diferente y creo que sentía que las cosas estaban en movimiento, que todo
cambiaba con frecuencia o al menos con cierta regularidad. Para pensar así a
veces no necesito quedarme dormido sino que con soñar despierto es suficiente.
Y no tengo que imaginar nada, solo remontarme a un pasado inmediato, cuando
todo parecía estar lleno de posibilidades.
Pero, al parecer, ellas no están ahí. Claro
que me dicen que debo ser persistente y que algo saldrá eventualmente. Yo no
soy tan optimista y de pronto por eso no consiga nada. ¿Pero que hago? ¿Cambio
mi manera de ser para conseguir algo que francamente me aterroriza encontrar?
No me enorgullece decir que nunca he trabajado en mi vida para ganarme nada.
Mejor dicho, nunca me he ganado nada con el sudor de mi fuerte o el esfuerzo de
mi cerebro. Nunca ha ocurrido.
La vida en sociedad dicta que eso es lo que
debo hacer ahora, debo ser productivo a la sociedad, debo servirle de algo a
alguien, supuestamente más que todo a mi mismo. Pero la verdad, la clara y
honesta verdad, es que yo no siento que necesite hacer nada para comprenderme
mejor, Creo que el nivel de entendimiento al que he llegado conmigo mismo es
más que suficiente. Y puede que eso suene a excusa barata pero, de nuevo, no
puedo fingir que las cosas son diferentes a como son.
El caso es que se supone que deba trabajar y
en esa búsqueda he estado ya varios meses. Los primeros tres meses de vuelta,
lo confieso, nunca busqué nada de nada. No hice ningún esfuerzo. Estaba mental
y físicamente agotado. No sabría explicar muy bien las razones para esa apatía
o cansancio pero así fue y decidí que hasta después de Año Nuevo, no iba a hacer
nada de nada. Y así tal cual lo hice. Así que si nos atamos a los hechos, he
estado buscando trabajo por casi cuatro meses.
Y nada. Lo único que he recibido son llamadas
de dos lugares, para atender teléfonos en otro idioma y hacer yo no sé que
cosas. Al comienzo lo pensé, lo consideré. Pero al final de cuenta me di cuenta
que no puedo hacerlo por el tiempo y dinero invertido en una educación de
calidad. No puedo terminar haciendo algo por debajo de mi nivel académico y sé
que eso puede sonar ofensivo, y tal vez lo sea, pero es la realidad de las
cosas, y no la puedo cambiar porque así es. Estudié y estudié y eso no lo puedo
tirar a la basura en dos segundos.
El problema está en que a nadie parece
importarle que yo haya estudiado tanto. En el mundo de hoy lo único que se
necesita es alguien que se deje utilizar. La única manera de evitarlo es
teniendo alguna palanca, alguna amistad metida en algún lado que lo pueda
ayudar a uno a obtener un empleo. Ni siquiera tiene que ser una buena amistad,
basta con tener que deber un favor que después se cobrará, de una manera o de
otra. Pero yo no tengo esas amistades entonces ese camino no existe para mí.
Debo tomar el camino de intentar e intentar e
intentar y ver si en algún momento a alguien le importa mi existencia. Sé que
suena fatalista y dramático pero así son las cosas. A la gente se le olvidan
las cosas después de que suceden, por eso me miran como si fuera un perro
verde, porque no recuerdan cuando ellos mismos estaban en mi lugar. Eso sí, si
es que alguna vez estuvieron allí porque puede que sus vidas hayan sido tan
diferente que simplemente no entienden mi situación.
No importa que nadie entienda nada. Por lo
menos a mi me da igual. Yo quisiera que solo una persona se fijara en lo que
puedo hacer, que no es mucho pero es algo y ahí empezara todo para mí. Porque
es bien sabido que el empleo es el que hace a la persona. Sin él, nadie es
nada. ¿O porqué será que cuando hablas con alguien por primera vez, lo primero
que preguntan es “Y que haces en la vida”? Yo nunca tengo respuesta y por eso
no he conocido a nadie desde mi época de la universidad.
Ese cuento de que a la gente le gustan las
historias de esfuerzo y originalidad es exactamente eso, un cuento para niños
que no tiene ninguna base real. A la gente lo que le encanta es alguien que
tenga un empleo despampanante, así no pague ni para envenenarse. Podrías decir
que eres actor o que eres ayudante en alguna compañía. Da igual porque la
respuesta sería la misma: las personas quedarían encantadas porque se dan
cuenta de que tienes una seguridad como la de todos.
O casi todos. La gente pierde el interés
rápido cuando no tienes para decir lo que quieren oír. No se quedan por las
historias que no terminan en dinero. Puedo que eso suene duro pero casi siempre
es la verdad, a menos que se trate de una amistad o un amor que se construyó
por otro lado. En ese caso las cosas cambian. De resto, dinero. Suena a que
culpo a mi falta de empleo de mi falta de vida sentimental y de hecho creo que
tiene todo el sentido pero me importa tan poco esto último, que la verdad me
tiene muy sin cuidado esa particular consecuencia.
En este tiempo tampoco es que no haya hecho
nada. Como dije antes, me he conocido más a mi mismo y no voy a decir que eso
sea bueno o malo, es solo un hecho. Además he podido pasar más tiempo con mi
familia y darme cuenta de lo mucho que los quiero. A veces me dan ataques de
pánico porque sé que los estoy decepcionando, sé que ellos pensaron en muchas
cosas para mí, sé que quieren otra vida para mí. Pero aquí estoy, un fracaso y
todos los días trato de remediarlo.
Solo me interesa que ellos estén bien y
contentos. La demás gente no me interesa tanto. De nuevo, puedo parecer cruel
pero la verdad no se va por las ramas y prefiero no hacerlo yo. Quisiera tener
una vida de esas como las de todos para que ellos no se preocuparan por mi. Ese
podría ser mi único deseo de verdad en la vida porque de resto, no me interesa
tener nada material o inmaterial. La tranquilidad es lo único que busco y eso
incluye el codiciado dinero.
Porque hay que admitirlo: en este mundo, sin dinero,
las personas no son nada. La gente no viene a ver espectáculos patéticos de
gente que se esfuerza. Eso es para el cine, donde las cosas tienen una magia
especial que interesa a las masas. Pero la realidad dicta que si no estás produciendo
nada, ni para ti ni para los demás, simplemente no eres nadie. Y así es. En
este momento de mi vida me he dado cuenta que yo, para la sociedad, no existo.
Y no me he sorprendido con la noticia.
Es una de esas cosas que se saben así, sintiéndolas
y ya. Yo hago el esfuerzo de enviar hojas de vida todos los días. Debería
intentar más con otras cosas, aumentar mi energía. Pero de nuevo, no me engaño.
Jamás seré nadie más que yo y yo no soy una persona tremendamente activa y
participativa y no lo voy a ser ahora porque no quiero. A estas alturas no voy
a engañar a la gente y a mi mismo con una actuación que seguramente no podré
mantener por el resto de mis días, y eso es lo que se me pide.
Seguiré como estoy porque no sé que más hacer.
O mejor dicho, sí sé pero no quiero pensar en esos caminos poco frecuentados
porque requieren un valor que yo simplemente no tengo. Requieren de mi mucho,
demasiado. Y me confunden.
Llorar a veces, nervios siempre y dolores frecuentes.
No soy una persona así que no debería sentir nada de eso. Por eso oculto lo que
me ocurre por dentro para poder seguir, hacia donde sea que sea adelante.
Tanteo el camino y sigo porque no tengo ninguna otra opción.
Fuerza amigo, nunca hay que bajar los brazos. Ya conseguirás trabajo pero lo más importante es estar bien con uno mismo. Comer bien, dormir bien, hacer ejercicio, no consumir series, libros ni películas que pudieran deprimirnos o entristecernos y, lo que es verdaderamente esencial, alejarse de las malas influencias y acercarse cada vez más a nuestros seres queridos, sean familia, amigos o pareja.
ResponderBorrarSaludos y suerte con todo.