Cuando todo terminó, lo primero en que pensé
es que me dolía mucho la espalda. Era un pensamiento francamente ridículo
después de haber tomado la decisión consciente de reunirme con alguien para
tener relaciones sexuales. No, no era alguien desconocido pero tampoco era
alguien que conociera como la palma de mi mano. Ya nos habíamos visto y hablado
bastante por el computador pero conocerlo era tal vez mucho decir. Pero cuando
me dijo que quería verme, por alguna razón, no pude decir que no. Me daba miedo
decir que sí a cualquiera que me propusiera algo semejante pero al saber como
era y que hacía y demás, creo que sentí algo de seguridad al respecto y por eso
dije que sí sin dudarlo. Y la verdad es que no creo haberme equivocado.
El sexo fue estupendo. Casi podría decir que
fue de las mejores experiencias que he tenido, excepto por el dolor de espalda
que se lo atribuía a mi falta de compromiso con hacer ejercicio al menos una
vez por semana. La verdad eso ya lo había intentado antes pero lo había dejado por
cuestiones de autoestima. Suena raro pero hacer ejercicio me hace sentir mal
conmigo mismo, me hace sentir que estoy tratando de hacer lo que los demás
hacen para ser otros y eso no se siente bien. Por eso corté de raíz con el
ejercicio, al menos con el que es confinado en un espacio. Lo que hago ahora es
caminar mucho pero supongo que eso no fortalece la espalda o las piernas. En
todo caso la pasé muy bien y se lo hice saber. Creo que eso es algo importante.
Una semana después, todavía sigue pareciendo
algo extraño, incluso para mí. Hace un tiempo solía salir bastante con gente
desconocida. No sé como eso hable eso de mi pero creo que ya es muy tarde para
ponerme a pensar en lo que los demás opinen de lo que hago. Lo hacía para
sentir algo, creo yo, para sentir que yo valía la pena o algo por el estilo.
Pero después me di cuenta que esa atención no era la que yo quería entonces
dejé de hacerlo. Porque lo que más me gustaba de esa compañía, mejor dicho de
tener sexo casual, era que compartía con diferentes tipos de persona y creo que
ahora sé que tipo de persona me gusta y cual no.
Hay de todo en este mundo. Todavía me
sorprendo al oír que hay gente que no le gusta recibir besos cuando está en ese
plan o que va directo a una cosa y se salta todas las demás que ahora me
parecen indispensables. Supongo que un sicólogo sabrá decir que esas decisiones
y distinciones quieren decir algo sobre la personalidad de esa persona pero yo
prefiero no rebuscar algo. Si así les gusta pues es problema de ellos y quien
soy yo para meterme en los asunto de los demás? Si a mi me gustan ciertas
cosas, es apenas justo que a los demás les gusten otras y las busquen
activamente. Yo al sexo, en general, lo dejé de buscar activamente hace mucho
rato y creo que esa podría ser una razón para mi repentino “sí” ese día.
La verdad es que creo que la mayoría de la
gente cuando propone cosas así, lo hacen porque tienen un llamado puramente
físico que les dice que deben acostarse con tal persona o tal otra, porque
tienen un cuerpo atractivo o cierta parte de su físico les llama la atención.
Esto es todavía más cierto cuando se trata de relaciones entre dos hombres.
Como siempre les digo a mis amigas mujeres, siempre seré el primero que diga
que los hombres somos básicamente animales, buscando saciar algún tipo de sed.
Algunos buscan puro alivio sexual pero hay quienes también buscan ser
reconocidos y que les digan lo mucho que valen la pena y otros solo quieren
control, poder o simplemente ser reconocidos como mejores que otros. Todo es
una competencia.
Tal vez entre mujeres
sea igual. No lo sé a ciencia cierta. Pero aquello de la virilidad le da a la
batalla entre hombres un ingrediente más salvaje. Es por eso, volviendo al
relato, que los hombres que buscan sexo van directo a lo que les gusta y no son
muy creativos con los piropos o con lo que dicen. Es bien sabido que el arte de
las palabras es uno que muy pocos saben manejar a la perfección, lo que es una
lástima porque es uno de los grandes poderes que tiene el ser humano para
convencer de cualquier cosa. Saber decir las cosas, cuando decirlas y las
razones para hacerlo es algo que no todos saben hacer y que muchos prefieren no
hacer porque resulta mucho trabajo pero definitivamente es una ayuda increíble
si uno se toma su tiempo.
De pronto por eso lo sentí todo mejor de lo
normal. Es decir, toda la sesión, como se le podría llamar, fue excelente. Hubo
algo de música, alcohol y muchos besos y caricias. Nadie fue directo a nada y
eso es mucho más emocionante que cuando ocurre exactamente lo que uno pensaba
que iba a ocurrir. Las cosas siempre son más emocionantes cuando ocurren sin
previo aviso, como una sorpresa que se va creando poco a poco y que finalmente
revela su verdadera forma. No todo el mundo puede hacer eso pero creo que sería
excelente que la gente aprendiera a ser más inventiva, no solo en el sexo sino
en todo sentido, para hacer del mundo algo más emocionante de lo que es.
Eso sí, está claro que no todo el mundo busca
lo mismo. Por ejemplo, a no todos los hombres les gusta la idea de ir despacio,
de ir haciendo un recorrido que termina en la anhelada meta. La mayoría no
están dispuestos a tomarse la molestia de esperar y ver que pasa. A muchos, por
raro que me parezca a mi, no les gusta tratar de encantar ni de convencer ni nada
por el estilo. Quieren ir de una vez a la meta y quedarse allí el mayor tiempo
posible, cosa que es casi imposible sabiendo como funciona el cuerpo del
hombre, así cada uno sea ligeramente diferente. Los que van directo a la meta,
a mi parecer, se pierden la diversión y la energía del recorrido.
Y eso funciona en todos los niveles, no solo
en el sexo. En el aprendizaje de algo nuevo, sea lo que sea, tiene que haber un
recorrido que nos vaya mostrando lo que se debe hacer y lo que no y las
diferentes maneras de hacer lo que se puede hacer. También vemos lo bueno y lo
malo y así podemos reunirnos con nosotros mismos y decidir que es lo que
queremos hacer y como queremos hacerlo. Por ejemplo, habiendo aprendido todo,
es como los cocineros y pasteleros pueden ir haciendo creaciones nuevas. Si no
aprendieran el paso a paso de las recetas, sería muy difícil para ellos
modificarlas y hacer creaciones completamente nuevas. Ir directo a la meta no
es una opción para ellos y jamás debería ser una opción para nadie.
Otro problema que tengo, además del dolor de
espalda que sigue persistiendo a pesar del tiempo que ha pasado, es que suelo
analizar todo de nuevo como si estuviera viendo una cinta de seguridad. Por
ejemplo, si me dijo que a él le gustó, me pongo a pensar si lo que dice es
cierto o si solo lo dice por ser amable. Me pregunto cual es su idea de pasarlo
bien y cual es mi idea de pasarlo bien. Es entonces cuando me complica por todo
y me doy cuenta que tal vez necesite o una relación estable o más experiencias
como esa. Cualquiera de las dos creo que sería una aventura bastante buena para
mí, dado que no soy una persona que se lance mucho al agua y a vivir cosas
nuevas. Lo he hecho pero no es algo frecuente y tal vez eso sea lo que
necesito. Cambiar la perspectiva con la que veo las cosas.
Claro, eso parece ser cuestión de solo tomar
una decisión y lanzarse al agua pero no resulta tan difícil cuando conlleva un
montón de otras decisiones y también de condiciones que no cumplo en el
momento. Por ejemplo, si quisiera tener una relación estable primero tendría
que encontrar al susodicho y eso no es tan fácil como decirlo. Porque tampoco
se trata de tener algo con el primero que se me pare enfrente sino encontrar a
alguien con el que tenga las suficientes compatibilidades como para intentar
algo. Y ya me ha pasado que al estar yo listo, la otra persona dice que no lo
está. Sea verdad o no, eso daña mis planes. Y eso sin contar mis problemas conmigo mismo...
Y claro que tengo que pensar solo en mi mismo!
La mitad de la vida me la paso pensando en lo que opinarán los demás así que no
viene mal pensar en lo que yo necesito como para variar. Mi otra opción parece
más sencilla pero esa requiere tiempo y energía casi constante y eso es algo
que no sé si tengo, sobre todo cayendo en cuenta que no todos los días soy
alguien con el que la gente quisiera estar. A veces puedo ser extremadamente
odioso y uso las palabras como navajas, para herir sin discriminación. Claro
que hay gente que ni lo capta entonces no sé dan cuenta o hay otros que son muy
sensibles y eso no me gusta. De pronto estoy siendo muy exigente pero creo que
eso no importa con tal de que uno sepa que quiere. Ya ven lo complicado que
puedo ser?
Creo que lo mejor es ir a bañarme con agua
caliente y ver si la espalda deja de dolerme de esta manera. Pareciera como si
hubiese estado en un torneo de gimnasia cuando no fue nada por ese estilo. Puede
que lo piense mucho y lo siga analizando por varios días, pero la verdad es que
esa ha sido una de las mejores noches en tiempos recientes y es probable que
haya sido justo lo que necesitaba mientras trato de poner orden en mi cabeza.