lunes, 24 de octubre de 2016

Sexo y música

   Cuando lo besé, sentí que las rodillas se me doblaban solas, como si mi cuerpo de repente dejara de responder o como si todas mis fuerzas y espíritu estuvieran entregadas a ese solo momento. Me acerqué más, mientras sentía su espalda con mis manos sobre su ropa. Él hizo lo mismo pero empezó más abajo y de un momento a otro me tomó con fuerza y alzó mi cuerpo y me llevó, sin dejar de besarnos, a mi habitación. Allí no prendimos las luces ni cerramos las cortinas. No hicimos nada más sino besarnos y disfrutar el cuerpo del otro.

 Las prendas de vestir fueron cayendo al suelo, una a una, hasta que no tuvimos ninguna más encima y se trataba solo de nuestros cuerpos, el uno contra el otro. Sus besos pasaron de mi boca al resto de mi cuerpo y mientras todo sucedía me di cuenta de lo bien que me sentía, tan bien como jamás me había sentido en mi vida. Sentía como si mi piel fuera ultra sensible, sus besos eran simplemente lo mejor de la vida. Y sus besos me hacían sentir más de una cosa al mismo tiempo. Hacía mucho eso no ocurría.

 Afuera, la noche cayó y una suave llovizna cayó sobre la ciudad. Pero ninguno del dos se dio cuenta hasta el día siguiente, cuando amanecimos el uno sobre el otro, con las sábanas enredadas por el cuerpo. Apenas me desperté, tomé el cubrecama y nos cubrí a los dos pues hacía mucho frío. Él ni se dio cuenta pero su cuerpo parecía estar temblando ligeramente por el frío. Le di un beso en la espalda, cubrí nuestros cuerpos y me quedé dormido en apenas segundos. Tuve un sueño tranquilo que duró apenas algunas horas.

 Cuando me desperté de nuevo, él ya no estaba a mi lado. Por un momento pensé que se había ido sin decir nada pero entonces escuché un sonido de la cocina y me puse de pie para ir a ver de que se trataba. Cuando llegué, lo vi delante de un par de sartenes, usando una espátula para hábilmente voltear unas tostadas francesas. También había hecho tortilla de huevo y tenía la botella de jugo lista a un lado. Por un momento, me dediqué solo a contemplar su cuerpo, los hermosos brillos que tenía, su sensual silueta natural.

 Cuando se dio cuenta que estaba allí, me sonrió y se disculpó por tomar de mi comida pero le dije que no había problema. En pocos minutos sirvió y desayunamos juntos en el sofá, sin ropa y con algo de frío, pero sin dejar de vernos el uno al otro. Cuando nos despedimos, después de ducharnos y hacer el amor de nuevo, cada uno quedó en la mente del otro de manera permanente. Solo podíamos pensar en ese día y en todo lo que había ocurrido. No podíamos decir otra cosa que había sido una de las mejores experiencias de nuestra vida.

 Cuando llegué a la productora al día siguiente, muchos me preguntaron sobre mi sonrisa. Querían saber que era lo que había pasado, quién me había regalado esa felicidad. Pero yo no dije nada y rápidamente los encaminé de nuevo al trabajo. Teníamos mucho que hacer para promocionar dos nuevos álbumes de dos artistas muy diferentes: una era una joven cantante de jazz, que tocaba unos tres instrumentos y era bastante atractiva. La compañía le había ofrecido mucho dinero y se esperaba que fuera uno de los grandes descubrimientos de la empresa.

 Pero el que más me interesaba ver era el nuevo cantante de rap que había descubierto en un bus hacía relativamente poco. Teníamos otra cita ese mismo día para discutir las condiciones para trabajar juntos. Me había sorprendió cuando dijo que tenía un representante. Era obvio que lo consiguió de última hora pero eso nunca me había preocupado. Sonreí cuando me di cuenta que era Alejandro y por eso nos conocimos y tras solo algunos tragos fuimos a mi apartamento y pasó lo que pasó. El cliente, por supuesto, no sabía nada.

 Primero fue la cantante de jazz. Con ella íbamos más adelantados, eligiendo sus mejores canciones y a los músicos que la acompañarían en la grabación. Tuvimos que negarle a uno de los que había recomendado porque simplemente no era muy bueno que digamos. Se notó en su rostro que ella no estaba muy contenta con ello y fue al final, casi en la puerta, que confesó que ese era su novio y que temía que la relación pudiera ponerse complicada. Luego escuché a alguien diciendo que eso era algo bueno pues escribiría más canciones de despecho.

 Mi cita con Alejandro y su protegido era después del almuerzo. Todo el rato estuve pensando en él pero también en como haríamos para fingir que nada había pasado. Nunca me había metido con nadie con el que hiciese negocios y sabía que no era la idea más inteligente del mundo. Pero ya estaba hecho y había que trabajar pensando en lo que era y no en lo que yo quería que fuese el mundo. Traté de comer lo mejor posible para no estar nervioso y cuando me avisaron que subían para la reunión, creo que empecé a temblar.

 Cuando lo vi, instintivamente sonreí. Él no correspondió y supe que estaba siendo inmaduro al no saber diferenciar una cosa de la otra. Así que me controlé y los saludé a los dos de la mano. Tuvimos una larga conversación de lo que el cantante quería: honrar su color de piel y su herencia cultural en todo el proyecto, ojalá con músicos y técnicos que fuesen también negros, como todo el que lo rodeaba.  Quería ser un orgullo para su familia y su comunidad.

 Le dije que no habría problemas pues si algo nos había gustado de él era su originalidad y su energía. Después de eso pasamos al estudio de grabación y le pedí al cantante que por favor nos mostrara algunas de sus canciones originales. La primera que cantó fue muy enérgica, parecía una pelea de boxeo en la que claramente él estaba ganando. La canción iba sobre la fuerza de su gente y la opresión que había recibido toda la vida de los demás. En ese momento sentí la mirada de Alejandro por un momento pero cuando quise corresponder, la movió.

 La siguiente canción era sobre la violencia y las muertes que lo habían afectado, casi todas violentas. Eran unas líricas bastante pesadas pero sabía muy bien cómo llevar esas letras. Había mucho que pulir pero sin duda tenían a un gran artista en sus manos. Yo ya estaba listo para empezar a firmar cosas pero entonces el mismo joven me dijo que quería cantar una más, porque creía que valía la pena hacerlo allí mismo, en ese momento. Como insistió, decidí dejarlo.

 La letra de la canción era bastante más fuerte, más explícita, llena de contenido gráfico. Se podía manejar un poco, cambiando algunas palabras y ofreciendo dos versiones, una apta para todo público y la versión para adultos. Pero entonces empezó a relatar algo en la canción que me pareció muy familiar: algo de unos… Es mejor no repetir la palabra. Solo digamos que era un insulto que claramente se refería a Alejandro y a mi. Y al seguir cantando, pude darme cuenta que el chico sabía mucho más de lo que aparentaba.

 Cuando se detuvo, les dije que podían seguir a la sala de juntas si deseaban firmar el contrato. En ningún momento subí la mirada para ver a los ojos al cantante o a Alejandro pero cuando se alejaron en busca del ascensor, solo el cantante me miró con una mirada cargada de odio. Fue solo un segundo pero se sintió como un golpe directo en la mandíbula. No entendía que había pasado. Alejandro tal vez le había contado o tal vez se había dado cuenta de alguna manera. ¿Pero porqué esa actitud tan desafiante, desaprobándonos a los dos?


 Fue mi asistente quien les hizo firmar todo y me avisó cuando se fueron. Me sentía traicionado. Pero no había razón para ello. Al fin y al cabo que no nos conocíamos de hacía tanto tiempo. Apenas sabíamos un poco el uno del otro. Era más que todo el odio que había en la canción y que él no hubiese reaccionado lo que me afectó. Cuando mi asistente trajo los papeles para que yo los guardara. Al mismo tiempo me llegó un mensaje al celular. Decía “Tenemos que hablar”.  Las firmas en los papeles explicaban y confundían al mismo tiempo: cantante y representante eran hermanos.

sábado, 22 de octubre de 2016

Hurricane Eliza

   There were pieces of wood and tiles all over the place. No house was left standing. The only big structures close to the big were a couple of buildings, which were about seven floors before the hurricane hit the area. Now, they were also a big pile of rubble that was very difficult to put apart from the rest of the rubble from all the other structures likes house and small business buildings and commerce. Everything had been destroyed in only one night and now people were trying to define what they were going to do after such a tragic event.

Anne had always lived in the area. Her parents had moved when she wasn’t even in their plans and the city was only beginning to flourish. Back then; they had some powerful hurricanes too but nothing like Eliza, the storm that had destroyed every single house. Anne had evacuated early the day before, leaving for a shelter inland. That move had saved her life. Many other people were not as fortunate. They had been afraid of leaving their things, their home, so they had been taken away by the storm along with everything else.

 The death toll rose every hour, as more and more bodies were found beneath what remained of the houses. The ones closest to the beach had been the most affected but destruction had reached every single part of town, even those not so nice houses that were inland. Poor people who lived away form the beach and all of the beautiful things also died or were left to live in a pile of what used to be their home. The storm didn’t care who had money or who hadn’t. She just arrived at peak intensity and took everything with her.

It was true, however, that people had been warned long before the actual hurricane hit the city. But every prediction said it would turn north because of the warmer waters up there. Everyone was convinced that was going to happen. And the turn happened but it was too close to the shoe line. Actually, when all the data was compiles, the hurricane’s eye had never touched the ground. It had been away from the coast for only a couple of kilometers. The destruction was maximal that way. Not even something planned would have been so evil.

 Anne spent all of the first calm day trying to find things in the remains of her house that she could use. Contrary to popular belief, people were not helpful or nice. All the opposite: they were vicious and didn’t want anyone to even step on one of the rocks they thought belonged to their house. People got really scared and believed everyone was out to get them and that their pile of garbage was somehow much more important or valuable than the other piles of garbage in the area. Some people even got weapons to protect their stuff.

 Anne decided to explore her space and try to take as many things as she could salvage from the rubble. Of course, there wasn’t a whole lot to take with her, but she did found some valuables like kitchenware and jewelry and other stuff that she could use to sell and survive for some time. Anne was a widow and had never had any children so she was alone in the task of trying to make something out of her life after such a tragedy. She was always almost at the breaking point but somehow always pulled herself together and moved on.

 When the sunset of that first day after the storm approached, she realized she couldn’t save anything else. The lot was still hers but it would take a while for the city to clean the neighborhood. She had to do something else that wasn’t camping there like a lunatic. She decided to pay a cheap hotel for a night and decide the next day what it was that she was going to with her life. As she drove to the hotel, she realized all of what was happening would have been a lot easier to handle with her husband on her side. But he wasn’t there.

 Walter had died almost a year earlier from a strange disease that had almost annihilated his body in a matter of months. They never told her exactly what it was but the quality of his life quickly diminished: by the end of it he wasn’t able to stand on his own, speak fluently or properly use her hands. When he began to drown because of his problems one day, she had no idea she would lose him. And she also didn’t know he had signed a paper that said he shouldn’t be revived in case something like that happened. He had taken that decision in order or her no to make it.

 Walter had been the love of her life, having met him in college. They used to do everything together. They planned and went on great trips and loved to try new things as a couple like dancing unknown rhythms or trying to learn a new language. It was hard for Anne to admit, but it was because of Walter that she had evolved and become a stronger and more loving person. Before she met him, she as a bit too rough and didn’t really care for romance or love or any of that. It was Walter, which showed her how beautiful love could really be.

 Now she was by herself, sleeping in a small bed that smelled like old people. It was pitch black outside her room but even like that she couldn’t sleep. First, her husband had been taken away from her. Then, the hurricane destroyed everything. And now she felt extremely lost and lonely. It had o be said that she had no more family than Walter as she had lived her full childhood in an orphanage. That was what had made her tough in the first place.

 The following day, she returned to her former house and tried to get some more stuff out but it was a very dangerous thing to do as the rubble could fall on her feet or hurt her somehow. It was a really difficult thing to do, to try and remember he things that had any value in order to sell them. She had also saved many things from him and now she couldn’t find any of it and it was making her desperate. She wanted those things to feel a little bit safer, as if someone was actually protecting her. Being alone was too hard after such a thing.

 Suddenly, a group of people from the mayor’s office and the government appeared on a car with a sound device to reach everyone. They were saying that the rubble would be cleared off in the following weeks, as the machines needed for the job weren’t even en route to help yet. They said the disaster had touched many different towns along the coast and that they were trying to make the best job possible for everyone to feel safe and to be able to rebuild if they want that or to sell their lots if they decided that was the better option.

 Anne was the first one to walk up to the car and make them stop by standing just in front of it. She had an impulse to do so and she did. She yelled at the people on the car, saying that they were talking as if it was something they did out of a routine or something, as if town along the coast got destroyed every day. And she also told them that she new for a fact that machines like the ones needed to clear the rubble were available to mayor’s office because of an article she had remembered reading to Walter when he was in the hospital.

 Other neighbors came closer and agreed with Anne. They also thought the government had come to tell lies and to make them feel safe and calm when there was no reason to be either of those. They needed to get mad and to demand what was right, which was the removal of all the rubble as soon as possible in order for them to properly look for their belongings and then decide if they wanted to leave or not. Many people, most of the neighbors actually, came closer to Anne and surrounded her, in order to support her stand.


 She then declared that they wouldn’t move until at least two machines came to clear the neighborhood. They would stand there and not let the vehicle leave. The people in it could walk away but the car stayed with them. One by one, the officials had to step out of the vehicle and walk away, afraid for their safety and humiliated because their corruption had been uncovered. Now, the neighbors hoped for the machines to arrive soon and Anne realized something she had in herself she didn’t even know about.

viernes, 21 de octubre de 2016

La muerte de Bigotes

   El viaje desde la veterinaria hasta la casa fue el más deprimente que jamás hubiesen hecho. Ninguno de los pasajeros de la camioneta hablaba, ni siquiera parecía que respiraran. Estaban tan tristes y tan confundidos, que no sabían que hacer o que decir o como actuar. Al fin y al cabo que se les había muerto su querido Bigotes, el gato con el que habían convivido por más de cinco años. No había muerto de vejez sino por una extraña enfermedad que el da a los de su especie. Habían tenido que tomar la decisión de ponerlo a dormir y eso los tenía pensativos a todos.

 En el asiento trasero, iba el pequeño Nico. Había llorado desde por la mañana, cuando encontró a Nico casi sin vida al lado de su plato de comida y agua. Todas las mañanas el niño tenía la costumbre de visitar al gato en su habitación al lado de la cocina. Lo encerraban allí por las noches porque ya había sucedido que se salía a la calle sin previo aviso y se pasaban un buen par de horas buscándolo por todos lados. Así que decidieron cerrar la puerta en la noche y así enseñarle a Bigotes que no podía irse adonde quisiera, cuando quisiera

 Pero eso no había ayudado esta vez. La enfermedad, al parecer, había avanzado lentamente por mucho tiempo y para cuando Nico lo encontró estaba en un estado en el que ya no se podía hacer nada por él. Fue difícil tatar de explicarle a Nico lo que pasaba. Lloraba tanto que no se dejaba explicar lo que sucedía y cuando dejaba de llorar parecía que las palabras no tenían sentido para él. Bigotes era su mejor amigo, dicho por él mismo. La verdad era que el gato y el niño sí tenían una conexión especial, poco común se podría decir.

 Cuando durmieron a Bigotes, Nico empezó a gritar y a patalear tan fuerte que muchas de las mascotas que esperaban ser atendidas tuvieron una pequeña crisis nerviosa por el ruido y el alboroto. El padre de Nico tuvo que sacarlo a la calle y allí calmarlo un poco. Quiso comprarle un helado o caramelos pero el niño se negó, llorando como si tuviera reservas eternas de lágrimas. Cuando volvieron adentro, ya todo estaba hecho y la veterinaria tuvo la buena idea de que el niño pudiese despedirse de su amiguito. Fue un momento muy duro para los padres y el resto de presentes.

 Tuvieron que esperan un rato más pues en el mismo lugar incineraban los cuerpos de las mascotas y daban los restos a la familia para que pudiesen enterrarlas o lanzarlas en algún lugar especial o lo que quisieran hacer. En el viaje de vuelta a casa, la cajita estuvo quieta en el asiento al lado del de Nico, que le echaba miradas a la cajita y parecía estar a punto de llorar de nuevo pero parecía controlarse y no lo hacía. Apenas llegaron a la casa, Nico subió corriendo a su cuarto y se encerró allí sin decir una palabra a sus padres.

 Ellos tomaron la cajita y la pusieron en el cuarto que había ocupado Bigotes. Incluso para ellos había sido una experiencia dura pues en muchos de los recuerdos más alegres de la familia, Bigotes había estado presente. Era la mascota de la familia y tenían miles de fotografías que lo probaban. Nico tenía solo ocho años y para él ese gato había estado allí toda su vida, compartiendo con él y jugando. Debía ser muy duro y los padres trataron de discutir como hacerle entender que era algo normal y que no podía ponerse triste por lo que había ocurrido.

 Al parecer, Bigotes tenía una enfermedad que atacaba a través de la sangre, haciendo que de un momento a otro no pudiese caminar ni hacer ningún movimiento brusco. Era como si el cuerpo se le apagara de un momento a otro. La veterinaria les explicó que era poco común pero que ya lo había visto ocurrir y no había manera de prevenirlo o de hacer nada para remediar la situación. La recomendación de cremarlo también fue de ella pues pensaba que podía ser lo mejor cuando se trataba de enfermedades tan extrañas como esa.

 Esa noche, Nico no quiso bajar a comer. Ni siquiera la promesa de dos bolas de helado con chicles fue suficiente para convencerlo. No quisieron entrar de golpe al cuarto porque querían respetar el duelo de su hijo pero cada cierto rato pasaban frente a la puerta y preguntaban si estaba bien. Él siempre respondía, con la voz desganada y claramente cansado y todavía muy afectado por lo que había pasado. Como era jueves, decidieron no mandarlo a la escuela el viernes y que tuviesen tres días para procesar su dolor por el gato.

 El viernes no salió pero por lo menos dejó que su madre le pusiera en el escritorio un plato con comida. Cuando ella lo buscó más tarde, no había comido casi nada y se la pasaba en el suelo haciendo nada o en la cama acostado sobre su pecho. Les rompía el corazón ver a su hijo así y estuvieron a punto de llamar a un psicólogo infantil pero el papá de Nico dijo que el luto era normal y que Nico debía procesarlo a su manera, sin apurarlo ni nada por el estilo. Debía ser él el que les dijera cuando estuviese listo.

 Para el sábado en la noche, Nico ya salió de su habitación y se quedó con ellos en la sala para ver una película. A propósito, su padre puso una que sabría que le gustaría y el niño se mantuvo entretenido lo que duró la película pero en ningún momento soltó una carcajada ni nada parecido. Pero estaba allí con ellos y eso era un avance. El fin de semana terminó de manera similar aunque cuando lo acostaron el domingo por la noche, Nico preguntó a sus padres que se sentía morir.

 La pregunta los cogió fuera de base. No debía haber sido así pero no sabían muy bien como responder. Tratando de ser cuidadosos, le explicaron al niño que las personas solo morían una vez y que por eso nadie sabía muy bien lo que se sentía. Además, no todos mueren igual entonces por eso era muy difícil responder la pregunta. Entonces, Nico preguntó si a Bigotes le había dolido la inyección de la doctora y ellos se apuraron a decir que no, que seguramente había sentido mucho sueño y que así había ocurrido todo. No preguntó nada más.

 Al otro día ya tenía escuela. Cuando llegó en la tarde parecía más alegre, más energético. Pidió tomar una leche con chocolate y poder ver dibujos animados antes de hacer las tareas. Todo el tiempo que estuvo en la sala se rió de las situaciones que veía y la madre quedó sorprendida. Todo se explicó al otro día, cuando tuvo que ir a la escuela y la profesora le contó que su hijo había preguntado en clase sobre la muerte. Al comienzo había sido difícil responder pues no era una pregunta que hiciese un niño de esa edad en la escuela.

 Pero según la profesora, fueron los compañeros de Nico los que empezaron a responder y a contar sus propias experiencias. La mayoría había tenido mascotas y habían pasado por situaciones parecidas. Los que no tenían mascota, habían tenido familiares que también habían enfermado y muerto y le explicaron a Nico cada una de sus experiencias. La profesora no intervino mucho pero se dio cuenta de que era el mejor espacio para el que niños tan jóvenes hablaran de lo que la muerte era para ellos y como la percibían en sus vidas.

 Cuando sonó la campana del recreo, los niños siguieron hablando del tema y ella tuvo que hacerlos salir para que tomaran aire y comieran algo. Muchos siguieron discutiendo durante el recreo pero cuando volvieron al salón de clase ya todo parecía haber sido hablado porque pudo retomar el tema original de la clase sin ningún problema. El punto era que Nico había superado la situación por el mismo, sin ayuda de nadie y haciendo las preguntas correctas y a las personas correctas. Era eso lo que necesitaba desde el comienzo.


 El fin de semana siguiente fue el entierro de las cenizas de Bigotes en el patio trasero de la casa. Nico no quiso lanzarlas porque quería tenerlo cerca. Sus padres estuvieron de acuerdo. El mismo cavó el huevo, echó las cenizas y tapó con tierra. Cada uno dijo algunas palabras y al final la madre plantó algunas semillas que prometió a Nico crecerían para ser flores hermosas que les recordarían a Bigotes para siempre. El niño sonrió y desde ese día maduró un poco.

jueves, 20 de octubre de 2016

The circumstances of love

   Anyone could have said it: their last kiss was beautiful and heartbreaking at the same time. After all, it wasn’t every day that two people were separated in such an awful way. One of them was going to jail and the other one was going to have to prove himself by trying to make a living alone. That last moment happened in the harbor, were the ferry for the prison island leaves. It was very hard for the people that had joined him to watch, especially as they knew everything that had happened before, all the hurdles they had to go over.

 Since the moment they had laid eyes on each other, they had known that something important was going to happen. But, to be fair, neither of them thought that it was going to be so intense and such a long relationship for the both of them. They met on a plane, on a very long flight that they took for different reasons. Lucas was travelling for work and Carlo had won the trip on a raffle his mother had put him into. She had done it as a way to have more possibilities to win and when the family did win, she decided to give the prize to him.

 After all, the rest of the family was not very fond of flying and he was the only one who was actually interested in it, once they had won the prize. When it happened, it was like a mouthful of fresh air as Carlo was desperate for something to do in his life. He had recently been fired from a job as a sales person on a big store. During that year, he had been laid off from at least five jobs. Sometimes it was the circumstances that made it happen but most of the time the problem was he didn’t care at all about what he did because he had no passion for it.

 He had gone to college and had a degree on architecture but the reality of the matter was that he didn’t care at all about it. He had studied it because his father had wanted that for him. Furthermore, Carlo had never voiced any will to study anything else so when the moment came, they just paid for whatever they wanted and he had to go there and do his works. From an academic standpoint, those were the most awful four years of his life. But he made a very big social life, meeting lots of friends and guys to date, so he never really complained.

 The trip came as a surprise and he was very happy to have something to do, even if it was for only seven days. He was going to take advantage of every single one of those days, going crazy in his destination and just enjoying himself for once in a very long time. He failed at every job he had because he hated everything except for having fun. He secretly hoped that he would learn something interesting and definitive about himself in that trip but he certainly didn’t said anything about that to anyone. It was hard to confess he actually cared.

 Lucas, on the other hand, was a very successful young man. He had finished high school at age fifteen and at twenty he was already walking out of college. After that, he worked for two years in his father’s company, which imported various products from other countries, and then decided to go and study abroad in order to have the experience to love by himself and getting to know more about what he wanted. His dream was to have his own company to buy and sell the best things for pets, as he absolutely loved animals.

 His trip was the one that would begin that stage of his life. He was young and eager to know what was ahead of him. Lucas was the kind of person that always has ideas, who’s always creating and imagining. He couldn’t stay still for long as he was very keen on doing something at all times whether it was to exercise or to design a new business model for his future pet company or whatever it was that made him passionate in a moment. He loved life and all that had to do with it and he couldn’t bear to stop and stay still.

 His father always told him he should take a break. When Lucas announced his trip, he was very happy for him but also worried because he thought he was going to use that experience to work even more. One day before departing, he sat down with him and asked him, almost demanded him to have fun, to relax, to just take a look around and enjoy all the other parts of life that he never really enjoyed. Lucas was reluctant to accept he would try but that was because he really didn’t know how to be that loose and carefree person.

 The day of the trip, Lucas had everything ready and arrived at the airport early. His father was the last one to say goodbye, hugging his son for a long time and telling him that if he needed anything he would be dare waiting for his call. This moment made Lucas realize that his father really wanted him to have that experience but he also wanted for him to chill a bit and just enjoy more of life, especially those things he wasn’t really attracted by like having intimate relationships or even just having drinks and going on a wild night from time to time.

 On the plane, they weren’t supposed to sit together but Lucas had to change seats because a woman wanted to be with her husband and changing seats would help her with that. She told him it was something very important as she suffered from some condition. He complied and it was then when he saw Carlo and they actually stared at each other for a couple of seconds before trying to make it seem it hadn’t happened. But they both through glances at each other until the dinner service came.

 It was Carlo that initiated the conversation because he noticed Lucas had asked for wine with his meal. Carlo asked him if alcohol didn’t made him to tipsy on a plane and Lucas told him that it made him more susceptible to sleep. Then, they went on to talk during their dinner, sharing points of view and experiences from the airport and the plane. Lucas had travelled a lot before but Carlo had not so he was really interested in many things Lucas knew and he wasn’t annoying about it, all the contrary, so it was a very interesting conversation for both.

 When time came to sleep, the plane’s lights went off and most people turned off their screens. The two guys continued their conversation and started talking about their lives. Lucas rapidly learned what kind of person Carlo was but he wasn’t bothered or anything by his behavior. He was actually very interested in someone that seemed to not mind much about what the world thought of him and that wasn’t really crazy about leaving a mark on the world. Meanwhile, Carlo was fascinated by many of the experiences Lucas told him about.

 A stewardess came to shut him up and they did but as soon as they could they talked more and when the flight ended they joined in each other to the taxi area. There, they parted ways but gave each other their email information in order to talk through social networks and so one. During the week Carlo stayed there, they met every single day and on the last night they had way too many drinks and ended up having sex and spending the night together. The next morning they shared breakfast in Lucas place and then he took Carlo to the airport.

 They didn’t expected to see each other in a year, at least. Lucas had thought he was going to stay in that country but as soon as his studies ended he came back home, a bit changed because he had new goals and priorities in his life. Inspired by Lucas, Carlo tried to make himself into someone new and created a small business selling cupcakes and brownies, all made by him. When they saw each other again, they knew what the next step was. With both of their savings, they decided to live together and tell everyone how happy they were together.


 So many years have passed since that decision. And now one of them was been taken away, who knows for how much time. He had been wrongfully sentenced after a trial had been held in order to determine if money had been stolen by him and other accusations. They were all lies, that’s what they said. But the truth doesn’t matter. The point is that two people that loved each other were broken apart. That was heartbreaking for everyone that believed in love to see. They were lost without each other.