Me quedé en la
cama, con los ojos cerrados y recostado, no completamente debajo de las
sábanas. Ya había dormido bastante y no quería seguir haciéndolo. Sin embargo,
mi cuerpo no se sentía nada bien; con nada movimiento que hacía algo me dolía
ligeramente. No era un dolor fuerte e insoportable sino algo suave, a veces
casi imperceptible, y eso podía ser algo todavía peor porque no parecía
detenerse. Abría los ojos a veces, como tratando de tomar impulso para
levantarme, pero no lo hacía.
La cortina estaba cerrada, por lo que no podía
ver mucho en la habitación, pero la verdad era que no había mucho que ver.
Había dejado algo de ropa tirada en el piso y el número de pañuelos usados
sobrepasaba lo que era correcto tener por ahí, antes de tener que empezar a tirarlos
a la basura. Sin embargo, todo dependía del nivel de ganas de hacer las cosas y
la verdad era que eso era algo que no había. La gripe no solo había derrumbado
las defensas del cuerpo sino que había destruido la voluntad del cerebro.
No quería pensar, no quería hacer nada y sin
embargo estaba en un momento en el que no podía cruzarme de brazos. No había
mucho dinero ni mucho de nada, todo era escaso y tenía que ponerme a trabajar o
hacer algo, pero no quería ponerme a buscar nada porque eso me cansaría todavía
más. Además, en uno o dos años o los meses que hubiesen pasado, no habría
cambio alguno en las respuestas que me darían. Siempre tendría demasiada
educación o muy poca experiencia para otros. Así sería siempre.
Decidí quedarme allí un rato más, cerrando los
ojos durante largos ratos y luego dejándolos abiertos mirando a la nada. No
movía las manos ni los pies, estaba acurrucado en el mismo lugar y trataba de
no moverme demasiado para evitar sentir frío o dolor. Eventualmente me quedé
dormido y no me desperté sino hasta que la luz había bajado aún más. Incluso
con las cortinas sin subir, podía ver con facilidad que todo estaba más oscuro.
Probablemente me había despertado tarde y ahora era aún más tarde.
No tenía hambre ni quería nada de afuera.
Decidí dormir más, si podía, o quedarme despierto para pensar en cosas que no
tenían sentido, porque con la gripe y con la fiebre ocasional, es normal pensar
en estupideces varias que no tienen nada que ver con nada. Incluso quedarse
mirando algún objeto genera montones de imágenes de cosas varias. Y después
queda uno dormido de nuevo, teniendo un sueño extraño que solo puede ser
perturbado por la inhabilidad de respirar con normalidad. Aparte de eso, es un
sueño con movimiento, en el que no se descansa de verdad.
Pero así es como se siente. Y importa quién
seas, todo se siente exactamente igual, pues a la enfermedad no le interesa
como eres, quién eres o qué haces. Eres solo un ser humano, susceptible y débil
y nada más que eso. Deja mucho que pensar y mucho tiempo para hacerlo.