lunes, 20 de julio de 2015

Desde el borde

   Siempre ha habido alguien al borde de todo. Alguien que no estaba con el grupo, que tenía que quedarse al margen para no comprometer a otros y a sí mismo. Eso es lo que hace el odio y la ignorancia y no podemos decir que sea cosa del pasado. Se ha avanzado bastante en todo lo relacionado con la igualdad y la aceptación pero eso no quiere decir que ya todos seamos iguales para todo el mundo. Las cosas no funcionan así porque siempre habrá quién no entienda, no acepte o simplemente no quiera pensar de la misma manera que los demás y, si se pone uno a pensar, tienen todo el derecho de no estar de acuerdo. No podemos imponerle ideas a nadie, así sepamos o creamos que son las correctas.

 Una vez, todo fue porque Iris y Jorge se tomaron de la mano. Era una ciudad pequeña, no hace mucho tiempo, así que cualquiera se hubiera podido imaginar la reacción de la gente. Iris era una mujer negra y no hay porqué decirlo de otra manera. La gente se ofende con palabras que dicen la verdad porque tienen miedo de que lo que es sea tomado como insulto, cuando solo son palabras. Iris era muy hermosa y había trabajado en la compañía de telefonía de la ciudad por varios años. Cuando llegó Jorge, hacía poco que ella había terminado una relación de varios años. Jorge era blanco y, para ser sinceros, nada muy especial. Es decir, no era un hombre feo pero no era ningún galán de cine. Eso nunca le impidió, sin embargo, conseguir mujeres con frecuencia.

 Jorge era un mujeriego y con Iris se conocieron una noche y tuvieron relaciones horas después. Todo fue relativamente rápido pero con la debida protección y entre dos personas que no tenían compromisos con más nadie. Los dos pensaron que nunca más se verían pero resulto que Jorge no podía dejar de pensar en ella ni Iris en Jorge. Cada vez que podían, durante los seis meses que Jorge vivió en el pueblo. Lo hicieron sin pensar y cuando se dieron cuenta una tarde, todo el mundo los miraba como si tuvieran la peste. Por gente chismosa se entero la familia de Iris quienes le prohibieron verse con Jorge pero lo peor fue que se enteró el tipo con el que ella había estado saliendo.

 El tipo era enorme y un día, cuando estaban comiendo algo los dos, llegó al lugar y los interrumpió golpeando a Jorge en la cara y reclamando que Iris era de su propiedad y que él solo la había dejado ir por unos días para que ella se diera cuenta de que era a él a quién ella necesitaba. El tipo estaba más que loco y Jorge, aunque peleó, no pudo con él. Lo otro fue que nadie ayudó a nada, nadie lo detuve e incluso la policía del lugar no hizo nada. Jorge resultó con cuatro costillas rotas y otras fracturas menores. Lamentablemente el amor no fue tan fuerte y él simplemente nunca volvió. Se dio cuenta que nada valía la pena si había que morir para conseguirlo. Así que Iris quedó sola y nunca más tuvo nada con nadie.

 Algo parecido pasó con Ricardo y Gabriel. Se conocieron en una discoteca y también tuvieron relaciones, estas sin protección, esa misma noche. Esto fue en una ciudad grande y con dos personas ya de la edad suficiente para decidir sobre sus asuntos. Ricardo era algo nuevo en todo el concepto de salir a discotecas y la verdad era que, con excepción de haber conocido a Gabriel, el asunto no le había gustado nada. Gabriel en cambio salía con frecuencia y conocía todos los sitios y a casi todos los gays de una ciudad tan grande como en la que vivían. Ricardo se reía de sus apuntes porque en verdad parecía conocer a todos y cada uno de los que allí bailaban o tomaban algo.

 A diferencia de Iris y Jorge, Ricardo se quedó esa noche en la casa de Gabriel y empezaron ahí mismo una relación que tenía más de una lado que de otro. Estaba claro que Ricardo era más inocente y por lo tanto sus sentimientos eran más verdaderos. Para Gabriel tomó más tiempo, pues él estaba acostumbrado a vagar por el mundo sin tomar en cuenta cosas en las que no creía como el amor. El caso fue que tan solo seis meses después de conocerse, los dos no podían dejar de verse por mucho tiempo. Para Ricardo era casi como respirar estar con Gabriel y para este era lo mejor estar con Ricardo en casa y solo hablar y compartir cosas que le gustaran fuera de la fiesta y el alcohol. De hecho, todo eso lo fue dejando.

 Cumplieron el primer año juntos y se dieron cuenta que jamás se habían tomado la mano en la calle y, una noche que salieron a comprar víveres, decidieron hacerlo pues el camino no era muy largo y quería ver que se sentía pasearse con total libertad. Lo que nunca consideraron fue que el barrio donde vivían era uno de muchas vertientes tanto políticas como sociales y siempre había alguien mirando a los demás. A solo dos calles de su casa, cinco hombres se les atravesaron y empezaron a insultarlos, diciéndoles nombres ofensivos y escupiéndoles a sus pies. En ningún momento Gabriel soltó a Ricardo y confiaron que alguien los ayudaría pero nunca llegó nadie. Incluso vieron una patrulla a lo lejos pero no se acercó.

 Los tipos los golpearon, primero con puños en el estomago y luego con patadas en ese mismo lugar. Y con el pasar de los minutos se volvieron más violentos y sus insultos más fuertes y más hirientes. Cuando se dieron cuenta que ya habían hecho demasiado, tomaron de los brazos a Ricardo y lo apartaron. Otros dos hicieron que Gabriel se arrodillara y empezaron a pegarle, primero con puños y patadas, luego con un tubo que había por ahí. Cuando terminaron, los dejaron allí tirados. Ricardo, como pudo, gritó varias veces pero nadie vino. Llamó a una ambulancia y llegaron tarde, cuando ya Gabriel había dejado de respirar y todo se había terminado. Ricardo se fue de la ciudad y nunca volvió.
 Aunque no todo termina mal. Hay historias que aunque empiezan con obstáculos, terminan mejor de lo que uno espera. Así fue la historia de Pedro que siempre quiso que lo llamaran Samantha. Resulta que desde pequeño, Pedro siempre tuvo un gusto claro por lo femenino. Sus padres nunca le vieron nada de malo, tal vez por que sus padres habían sido hippies. El caso es que Pedro tuvo muñecas y jugaba con maquillaje y demás utensilios femeninos de juguete. También le gustaban, a veces, los carritos y cosas así pero nada se asemejaba a cuando recibía una muñeca nueva o cuando podía ponerse un vestido en Halloween. Y los vecinos y demás tampoco decían nada porque para ellos era probablemente una fase así que no tenían nada que decir al respecto, con tal de que no fuera algo permanente y no se lo “pegara” a sus hijos.

 Pero no fue una fase. Cuando llegó la adolescencia, Pedro se dio cuenta de que él no se sentía bien con su apariencia ni con su situación como ser humano. Sus padres lo enviaron al psicólogo quién no supo que decirle a los padres y les aconsejó tratar de forzar a Pedro a que tuviera gustos más definidos. Desde ese momento se sintieron decepcionados de la psicología y buscaron ayuda en otras partes. La madre de Pedro era la más preocupada, tratando de entender lo que pasaba. Y él se sumía cada vez más en la depresión, sintiéndose sin salida y sin posibilidad alguna de entender que era lo que estaba pasando. Un día decidió suicidarse pero afortunadamente no lo logró.

 Su madre entonces habló con él y descubrieron que era lo que ocurría: Pedro no se sentía bien siendo hombre y siempre había querido ser mujer aunque no era consciente de ello. Cuando pequeño, había sido muy joven para entenderlo pero ahora lo entendía. Pedro nunca se había sentido como Pedro sino como alguien más. Fue así, durante un proceso largo y bastante difícil, que Pedro fue transformándose en Samantha. Fue duro para sus padres pues nadie los apoyó y todos pensaban que estaban apoyando a su hijo de la manera equivocada, que debieron ser más duros en su juventud para imponer “lo que era correcto”.

 Pero Samantha surgió y vivió la vida que siempre quiso. Totalmente mujer, por fin sintió que la vida era tan hermosa como siempre había escuchado que podía ser. Y con el tiempo conoció un hombre que la aceptó por quién era y no por lo que otros creían que debía haber sido. Además Samantha era una guerrera y se había enfrentado, incluso a los puños, con quienes la trataban de engendro o de demonio. Al graduarse de la escuela, se quedó en su ciudad y se casó. La gente nunca cambió y de vez en cuanto oía comentarios o insultos pero lo gracioso era que ella ahora era inmune a todo eso. No le importaba pues su vida había sido lo que ella quería y sabía que toda esa rabia también era por envidia. Porque ella sí sabía quién era.


 La ignorancia puede ser brutal, puede acabar con vidas y destruirlas sin siquiera terminarlas. Pero cuando la gente que está en el borde pelea y aguanta, se vuelven más fuertes y son quienes en verdad se dan cuenta del valor de la vida y de quienes son y porque son, cosas que la mayoría de las personas no saben. En el borde las cosas tienen mayor perspectiva y por eso es posible que nunca estemos con los demás, porque para qué perder esa vista de las cosas que nos hace ver el potencial que tenemos?

domingo, 19 de julio de 2015

Performers

   The moment was very surreal. She was a very big star, a very well known woman, and she was offering him something she shouldn’t. He knew that drugs were typical in this business but he never thought he would see them so soon. Mia offered him two pills: one was bigger and yellow and the other was white and smaller. She told him that both were great and made anyone feel great, more free and without guilt. She also offered him a bottle of wine to drink them with but he refused it, thinking it wasn’t the best idea to mix those pills with alcohols. He had seen some TV shows were people mixing drugs and other things ended up dead or insane. As Mia consumed her share, he stared at the pills thinking what should he do with them.

 He could tell Mia he was going to take them and just throw them to the ground. The place was dark anyway and with all the people moving around and dancing, they would get stepped on fast and the evidence would disappear. But that wasn’t realistic as Mia wanted to see as he consumed them. So he was against the wall, literally, in this opportunity. He asked her to wait because he was a little bit nervous and she just nodded. They then danced and talked to everyone that Mia knew and had fun just like that. He kept the pills in his shirt’s chest pocket. He could feel them there but only when he was thinking about Mia remembering him that he had to take them. He was expecting her to forget all about it and for the night to have a speedy end before anything could happen.

 The truth was that drugs made him very nervous. Even people smoking pot made him think about how strange it was to just smoke or drink or have something distort your view of reality because the one you have is too boring or too hard. Peter, who still had the pills on his chest pocket, had met a guy in college that often did drugs and then he gradually transformed into this idiotic beast that never new anything. Only the other junkies joined him between classes and he rarely even went to class, except for those no one ever missed. He was not an awful guy, it was actually easy to see he could have been a very handsome fellow but drugs had made him into this puppet with no real life in him.

 Mia then got closer to Peter. He was scared she would ask him to drink the pills again but she just started dancing in front of him. Then, they danced together and it was just as if she had been drinking a lot, only that she said things that she would have never said when drinking. She talked about colors and shapes and how she felt the music. She never said, not once, that she loved Peter or that she loved something, which would have been typical of a drunken person. It was weird to see her like that and Peter wondered how did she do it, with so much work around her. He also wondered why did she do it: Mia had everything anyone could want. It made everything stranger to Peter

 When the night ended, it was him that had to carry her to her car and then drive her home. Peter didn’t mind, as Mia had been so good to him for the last few months. He was just a beginner, having no experience in professional acting. And Mia just helped him get a better role and to be prepared for it. Mia was actually a very experienced and nuanced actress, knowing every single thing a professional performer should know. She was famous, having done many movies and having won several awards. She was not someone that had just arrived to the party; she was really a great professional. Nevertheless, she ran out of friends at the end of the night and it was Peter who took her home.

 He left her in bed and her car in the garage of her awesome apartment in a very exclusive area of town. Peter did not live close but he stayed for some minutes, looking at the city from the balcony. That view was magnificent and he wondered if he would ever get to have something like that. Then he heard Mia complaining. He ran to her and she asked him for water, which he brought with haste. She thanked him for being there but she asked him to go and sleep as the week was going to be very complicated for them. He agreed and left, taking a taxi to his home where he barely had any sleep. The following morning, it was Sunday so he met his parents in his sister’s house. There he played with his new nephew, which helped him relax and just enjoy life.

 His mother asked him if he was feeling ok because he looked like a zombie but he told her it was just that he had not been able to sleep. His sister then teased him that Mia was making him stay up until late, something he didn’t even gave an answer to. He didn’t want his family to think Mia was a problematic brat but he also didn’t want them to think it was him who was misbehaving in some manner.  The rest of that day, Peter just played with his nephew and the dog, throwing the Frisbee and also doing a small play with all his nephew’s toys were the dog was the savior and the princess in distress was Peter’s mother. They all laughed and applauded.

 Back home, Peter knew that acting was his thing. There was nothing else that made him feel alive and just good about himself. He had dealt with a lot of issues growing up and performing had been the answer to all of it. He had been the happiest guy in the world when he had landed his first role and meeting Mia had been a struck of luck that he still couldn’t believe. But now, after a while, he was wondering if she wasn’t more of a problem than anything else. What if she passed on her complicated life to him, what if that type of life was the one to have if Peter wanted to be known and successful? He didn’t know if he could handle the pressure. But at least that night, he slept a bit more.

  As Mia had predicted, the week was harsh on them. Shooting had begun and the director was a very demanding man. On the first day, he asked Mia to do the same scene at least fifteen times. Peter had seen how professional she was, as she just did what it was needed of her and never complained at all. She was very polite and tried to work with her director, never been too pushy. Besides, Mia was great. Her scenes were just something to look at, always so layered and real. She was the real deal and it was great that, during the brakes, she would ask Peter to come with her and just chat about anything. She gave him advice and also discusses what she hadn’t like about her scenes, although she never criticized the screenwriter or the director.

 Nevertheless, Mia did look tired. Beneath her make up, it was easy to see that she had large marks under her eyes and that her skin seemed a bit dry. But then she would come to the set and just blow everyone’s mind. When it was Peter’s turn to act, she was always there, cheering him on. He was obviously not as good as her but by the end of the week he was able to surprise himself with a very angry performance, in which he had to throw a glass full of whisky to a fireplace. The scene was dangerous for obvious reasons but it was the only one the director never asked to repeat. He said everything had been so well done, that he’s rather not spoil it all by shooting another scene.

Mia congratulated Peter and they had a glass of wine to celebrate. Work went on in various locations around town for several weeks. By the end of the third month, the director announced they had finished the movie. Everyone celebrated and Peter got to thank the director and ask him for his autograph. He also asked Mia for her and she did something even better: she asked an assistant to take a picture of them and she sent it framed with her autograph to Peter’s home. Sadly, she had to leave town to do a musical in some other town so it was sad to see her go but Peter knew that she would shine anywhere she went. They promised to keep contact and they hoped to do something more together, in the future.

 Finally able to have some rest, Peter got home and enjoyed himself remembering so many things he had learned and so many people he had met. He had been so fortunate and hoped for things to be even better as he got involved with more and more roles. When he was acting, he felt so alive and real, so representative of everyone but mainly of himself. He tried to make every character his, even if they didn’t really had anything in common. It was just the best thing to do. Months passed and he went with his family to se the movie. He hadn’t been able to go to the premiere, due to another job, but he decided to take his family to see it. As he put on some clothes, he put chose the same shirt he had wore to the club that night and realized the pills were there.


 He was again attracted to the whole idea behind them but decided to thrown them to the garbage bin as he had already found his drug and it was a far better one.

sábado, 18 de julio de 2015

Paraíso

   Para ser tan temprano en la mañana habían tenido que caminar bastante por el sendero que venía desde la zona de las cabañas, que no eran muchas pero eran el único sitio donde la gente podía dormir en el área. El sendero era muy bonito y lo cuidaban bastante porque era el que más usaban los turistas que venían. Había flores de muchos colores a cada lado así como palmeras y árboles típicos del trópico. La pareja de amigos, Enrique y David, habían salido del hotel a las seis de la mañana pero solo llegaron a la playa hasta las casi siete y media. El sendero daba muchas vueltas y en un momento se iba por el lado de la montaña, sobre un acantilado pronunciado sobre el que morían las olas más fuertes.

 Cuando por fin llegaron a la playa, era imposible no quedar asombrados. El lugar era como los que muestran en las películas o en esas fotos de promoción turística que prácticamente nunca terminan siendo realidad. Pero allí sí era verdad: la arena blanca, rocas lisas y enormes por todos lados y el mar de un color aguamarina que parecía casi hecho a propósito. Todo lo completaba la vista de la montaña a tan solo algunos metros y los cientos de plantas que había por un lado y otro. Ahora Enrique, que era fotógrafo, entendía porque tantas personas le aconsejaban ir allí para hacer su trabajo. Él no trabajaba con modelos entonces no tenía sentido hacerlo pero si alguna vez tenía la oportunidad no la iba a dejar pasar. David sacó su celular apenas llegaron y empezó a tomar fotos de todo.

 Él no tenía nada que ver con el arte. Bueno, de hecho no tenía ninguna carrera terminada. Había estudiado un semestre de arquitectura pero se dio cuenta que no era lo suyo y luego intentó con la sicología pero resultó algo tan ridículo para él, que ni siquiera terminó el primer semestre. La verdad era que en ese momento, había olvidado sus preocupaciones, al ver el mar y el viento moviendo suavemente las plantas. Pero la realidad era que siempre estaba tensionado, preocupado por su futuro. Enrique era uno de sus mejores amigos y le había invitado a viajar con él precisamente para ayudarlo a relajarse y así pensar mejor. Al menos por la primera vista del lugar, ya estaba funcionando la idea.

 Como era temprano, podía pasarse todo el día allí haciendo varias actividades. Lo primero era encontrar el sitio ideal, cosa que fue fácil cuando vieron una roca enorme ubicada a medio camino entre el agua y la montaña. Sacaron sus toallas y se quitaron las camisetas para poder disfrutar del sol lo mejor posible. De nuevo, se quedaron allí mirando al vacío, sin pensar en nada, por un buen rato. Era como si todo se juntara para que pudiesen dejar de pensar en lo que los agobiaba y solo disfrutaran el momento. Lamentablemente, ocurrió lo que no querían y era que sintieron las pisadas de otras personas. Eran una pareja de chicas y fue Enrique el que más las miró. No eran feas pero eso con Enrique no importaba mucho.

 A David no le interesaban las mujeres pero se podía decir que a Enrique le gustaban demasiado. Sin ninguna vergüenza, se fue caminando tratando de verse más varonil de lo que en realidad era y las saludó con halagos. David, mientras tanto, decidió poner algo de crema en su piel para evitar las quemadas. Aún mientras lo hacía, no pensaba en nada más sino en la playa. Le parecía un lugar mágico, casi irreal. Era lo que él más necesitaba en esos momentos. Cuando cerró la tapa de la crema, miró hacia Enrique y las chicas y vio que él les estaba ayudando con la crema, cosa que hizo reír a David pero, menos mal, nadie lo oyó.

 Entonces se puso de pie y caminó lentamente hacia el agua, sintiendo cada paso y el arena que pasaba por sus pies cada vez que pisaba. Cuando llegó al agua notó que el agua tenía la temperatura agradable: no era muy caliente, algo que le daba asco, ni tan fría como para no disfrutar nada en ella. Siguió caminando hasta que el agua le llegó a las rodillas y allí se quedó mirando a lo lejos, sobre esa capa de agua que se movía suavemente. No había nada más allá, nada que pudiese ver al menos. El cielo tenía pocas nubes y el viento cada cierto tiempo soplaba para darle un respiro a los bañistas del sol que estaba haciendo. Era perfecto, era como si cada fuerza de la naturaleza se hubiese puesto de acuerdo para que todo saliera la perfección. Y había que decir que lo habían logrado, con creces.

 De pronto, David oyó a Enrique reír. Se dio la vuelta y vio que venía con las chicas que había conocido. Al poco rato, David las estaba saludando de la mano y lo invitaban a jugar algo de vóley playa. Jugaron por lo que pareció una hora y los chicos perdieron horriblemente, por una combinación entre las ganas de Enrique de dejar que las chicas ganaran y el pobre desempeño de David en cualquier deporte que involucrara una pelota. Lo bueno fue que se divirtieron, y no hicieron sino hacer bromas tontas y reír como si nada en el mundo fuese una preocupación. Fue cuando acabaron de jugar que David recordó lo pesado que a veces se sentía y eso lo hizo sentirse miserable y se sintió mal al sentirlo en ese paraíso.

 Las chicas los invitaron después a surfear pero David les dijo que pasaba de ello. Prefería quedarse allí bronceándose y cuidándolo todo. Enrique le preguntó si estaba bien y David le dije que sí y que se divirtieran. Incluso les dijo a las chicas que podían dejar sus cosas con las de ellos para que él pudiese cuidar todo. Así lo hicieron y cuando se fueron David se recostó sobre su toalla al lado de todo y cerró los ojos. Quiso relajarse todo lo posible y lo logró tan bien que durmió por algunos minutos. Cuando desperto, ﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽nutos. Cuando despertépertosible y lo logr que podino reir y  desempeño de David en cualquier deporte que involucrara ó se dio cuenta de que tenía mucha hambre y entonces sacó una de las manzanas que habían traído del hotel. Apenas le dio el primer mordisco, un mono pequeño se le acercó de la nada y se le quedó mirando.

 David no se asustó pero sí era una situación bastante rara. De pronto el bosque cercano era hogar de pequeños simios pero el caso es que el pequeño animal lo miraba con sus ojos grandes y luego miraba la brillante manzana. David entendió y entonces buscó una navaja que había en su mochila y partió la manzana en dos partes iguales. Se quedó con el lado mordido para él y le dio la otra mitad al mono que parecía no creerlo. Saltó un rato sobre el sitio donde estaba y entonces empezó a comerse la manzana. David hizo lo mismo y los dos terminaron casi al mismo tiempo. Cuando el simio vio que no había más que comer, se subió al hombre de David y este aprovechó para tomarse una foto con el celular. Menos mal lo hizo porque el animalito entonces saltó sobre la roca y desapareció.

 David guardó el celular y sonrió ante su pequeña aventura. Miró a un lado y otro y supuse que Enrique lo estaba pasando muy bien con las chicas y por eso no había vuelto. Había pasado una hora o tal vez más desde que se habían ido y David ya no sabía que inventarse para pasar el rato. Se puso de pie y se dio cuenta que no había nadie más en el lugar. Era cierto que era temporada baja pero no hubiese esperado que una playa estuviese tan sola. Decidió caminar un poco más lejos, hacia el agua, siempre mirando hacia las cosas. Quería sumergirse en el agua pero no podía. Si se perdía algo sería su culpa. Pero si esperaba a que Enrique volviera, podía no tener la oportunidad.

 Decidió echarse un chapuzón rápido, solo para humedecer su piel y mojarse la cabeza que ya estaba hirviendo del calor. Además tenía las manos dulces por la manzana y quería limpiarse. El caso fue que no se demoró más de cinco minutos en el agua y cuando volvió todo parecía estar en orden. Se sentó en su toalla a secarse y entonces todos sus pensamientos, todas sus preocupaciones, se le abalanzaron encima como si el agua hubiese roto una barrera invisible. Recordó que se sentía culpable al irse de viaje y dejar a sus padres preocupados, recordaba que se sentía siempre un fracaso y una vergüenza.

 Fue entonces que miró sus antebrazos, que casi siempre evitaba mirar, incluso cuando el simio había tocado justo encima de las cicatrices. Porque tenía varias, todas paralelas entre sí y casi del mismo largo. Verlas hizo que David soltara algunas lágrimas y llorar en semejante lugar parecía algo fuera de lugar y lo hacía sentir todavía más desesperado. Se concentró en quedarse quieto y en no pensar en nada pero no podía, todo era un remolino en su cabeza y cada vez todo giraba más rápido y fuera de control. La verdad era que nunca quería volver a un hospital por la misma razón que había ido hace poco pero tampoco quería seguir sintiendo todas esas cosas, quien sabe por cuanto tiempo. Era una tortura.

 De pronto, oyó la voz de Enrique, que lo buscaba. Menos mal venía solo porque lo primero que David hizo fue abrazarlo y llorar en silencio. Y Enrique lo abrazó de vuelta y lo ayudó luego a calmarse y a tomar algo de agua. Al fin y al cabo, era su mejor amigo y sabía como ayudarlo para asumir control de sus cosas, o al menos casi siempre sabía como. Se sentía algo culpable por no haber estado en el lugar cuando David había tratado de suicidarse pero al menos estuvo allí durante su recuperación y eso había vuelto su amistad casi una relación de hermanos.


 Después de ayudarlo, fueron a comer con las chicas que resultaron más interesante de lo que David había pensado. No había olvidado sus dolores y preocupaciones, pero al menos las tenía al margen y esperaba así fuera hasta que dejaran de acosarlo.

viernes, 17 de julio de 2015

Anna's diet

   The smell of chocolate filled the air, liquid chocolate being heated in large tanks. Some of them also had the smell of oranges, others smelled of strawberries. In the factory, they also created various candy and even flavored soft drinks. Temco was one of the largest companies in the country and it only dedicated itself to sugar-based goods. The amount of it that they used in a year, was worth a good contract and that’s why Anna was there, touring the facilities. She wasn’t especially fond of sweets. To be honest, she was one of those people that avoided eating many of the most delicious things. Some called it taking care of herself; others thought it was self-deprivation.

In any case, Anna represented a sugar company that had the capacity to provide several more tons of the precious good in order for Temco to produce more and even new products. Anna was a great saleswoman and the idea of growth always attracted people and companies that wanted to grow more and more. They signed the contract that same afternoon; after a nice lunch where they praised each other often and had no sugar at all. Anna liked to celebrate her contracts with champagne, which was the only time she allowed herself to step out of her strict diet. But maybe this time she shouldn’t have done. Somehow, the following morning when the maid entered the room to clean the bed, she found Anna still in the bathtub but dead.

 It was all over the news and many concluded, even before she got to the morgue, that she had fallen asleep and drowned in her own warm water and bubbles. But when the body was thoroughly examined, they found no traces of water in her lungs. Oddly enough, her hair was dry and she had only ingested the equivalent of one cup of champagne. They did a toxicology exam on the contents of her stomach and found out Anna had been poisoned. The police then took the case, as it had happened on one of the most prestigious hotels and soon Temco was also dragged into the storm by various reporters that had found out about everything before anyone else had.

 Detective Preston was in charge of the investigation and the first thing he did was talk to the CEO of Temco. After all, he had had dinner with Anna the same day she had died and maybe he could say something about her demeanor during that time. But the man did not remember anything strange, nothing that would be notable. He only said that he found strange she didn’t really ate much. She had ordered a salad with tuna and many vegetables but barely touched any of it. Preston visited the restaurant and talked to the young waiter who had served them. He also remembered the almost full plate of salad at the end of the dinner.

 Preston decided then to talk to the family. Surprisingly enough, Anna’s mother was not at all shocked or visibly sad by the death or her daughter. The father had died several years ago from a heart attack and the mother seemed to be focused on other things such as exercising, tanning her skin and also dieting. She told Preston that Anna’s diet was one much more strict than the one she was on. She was very adamant about respecting it and they had quarreled several times over it because the mother thought her ways were better. Besides that, she didn’t really provide anything new or insightful. It was obvious she didn’t really know her daughter besides those silly details. Maybe that’s why she looked absolutely oblivious to the whole thing, as if it had nothing to do with her.

 The detective then visited Anna’s house and checked every corner of the apartment. She had no alcohol and no drugs. The medicines she had were harmless and there was barely enough good food to feed an adult human being. The place was tastefully decorated and it was obvious Anna’s job was a very good one. Her clothes and shoes were pretty expensive and they filled a large room she had between the main bedroom and the bathroom. But nothing there could lead anywhere, neither to an accidental death nor to a reason to kill her. She did deal with multi-million contracts but she never handled actual money so why would anyone kill her? Maybe blackmail was the reason.

 Preston’s next stop was Anna’s office and it was the first time he met someone that apparently cared about the death of the woman. Her secretary sobbed and cried a bit as she opened the office were her boss had worked for almost three years now. She told Preston that Anna was not really a people person but that she wasn’t and ogre or anything. She saw herself as Anna’s friend and her only one as they had shared a couple of laughs and nice times, mainly attached to work. Preston realized that Linda, the secretary, was absolutely honest so he decided to ask her if Anna was dating someone. Linda only looked at Preston, which was enough of an answer for him.

 There was nothing interesting in the office. Many papers relating to contracts she had made with several countries around the country and the world. She was clearly very prolific and documented everything in detail. Linda gave him access to Anna’s personal agenda but there was nothing he didn’t know in there. He couldn’t discard the idea that maybe she did have a lover that no one knew about and that it had been him or her that had killed her. Maybe because of the money she had. Preston had seen her two bank accounts and it could be said that her mother was going to have a very nice old age with all that dough. It was amazing for Preston, who struggled every month, how much others made in a single month.

 It was better for the detective to head back home and just check every piece of the puzzle at the same time. He had checked with the hotel and they hadn’t found anything curious in her room besides her clothes and the bottle of champagne she had never finished. Besides, they confirmed that no one had entered Anna’s room besides her and the maid that discovered the body and there were cameras everywhere in the building so the theory of the lover had to be ruled out. Nevertheless, Preston still thought that people always have at least one private thing, something that they hide to others because it’s embarrassing or simply because they don’t want anyone to know everything about them.

 He went through Anna’s school records, as well as her college ones but nothing was found there either. She had been a great student, having failed no courses and always a teacher favorite. Someone might have not like that but it wasn’t enough to poison her. Anyway, Preston checked the hotel once more and everyone who had made any kind of contact with the bottle. But, as it turns out, the poison was in Anna’s stomach but not in the bottle of champagne. She had been poisoned earlier that day and died slowly at night in the bathtub. So Preston headed to Temco and talked to everyone who saw her and realized she had not accepted a single glass of water and they did offer Preston one at lest ten times. Anna was just a strange woman and it was becoming more and more difficult to understand her.

 Finally, Preston designed a theory were someone from a competitor company, also selling sugar, killed Anna to get to the contract first. Maybe this was all about the possibility of making tons of money. But as he looked for the other companies, no other was large enough to cover the amount of sugar that they had signed for in the contract. Temco was very big and at the moment, only Anna’s company was big enough to supply them what they needed. So competition was scarce, close to null. So Preston decided to check everything once more and then he realized he had forgotten about a key aspect of the night of the death: the dinner at a prestigious restaurant. He had interviewed the waiter but nothing more.

 He went there and asked for the tapes of the cameras that covered the area where Anna had dinner. He also asked them for the menu and everything they had to eat that night. He checked every ingredient in his computer, at home, until he realized about something: Anna’s salad had a very curious ingredient, a mushroom that grew wild in the vicinity and that people had started consuming only in the recent years. He looked it up and discovered that the mushroom was potentially dangerous if consumed with alcohol. And Anna had it with wine and then drank champagne in her hotel room. The forensic team agreed that, with her very poor diet, Anna’s stomach wasn’t able to process the mushrooms as most people could. They were only toxic if the gastric juiced were just weak enough, which was her case.


 So Anna had, in a strange way, killer herself. Preston was relieved to solve the case but just sad for someone who had taken such steps to be healthier and had ended up killing herself.