lunes, 23 de mayo de 2016

Abrazo real

   El abrazo pareció real. Se sentía. Era como si no solo él sino muchos otros estuvieran también abrazándome en ese mismo momento. Sentí que duró más de lo normal y, para cuando todo había cambiado de nuevo, me sentía menos desubicado de lo normal.

 Los colores, los tonos de las cosas, eran completamente diferentes a lo que estoy acostumbrado pero pude comprender porque todo era de esa manera de la manera más rápida. La idea no era poner en duda todo lo que viera sino aceptar que estaba en un lugar que había visto antes pero que jamás había visitado.

 Es increíble como funciona todo porque, incluso con una interrupción, todo siguió como si fuera algo seguido, como si en verdad estuviese viendo un capitulo en la televisión, lo más normal del mundo. Pero no, estaba soñando. Eso sí, era un sueño bastante único, bastante difícil de repetir y de comprender.

 Todo parecía estar basado en una serie de televisión y mi cerebro había copiado la mayoría de cosas lo mejor que había podido. No todo era igual a la serie pero eso no me importó, no era algo crucial. Incluso creo que mucha de la gente que aparecía por ahí no eran los mismos pero eso no era importante porque la historia que yo veía frente a mis ojos era ligeramente diferente.

 Nunca me puse a pensar en lo que yo tenía puesto pero sí me fijé en los trajes de los demás. Estoy seguro que había soñado otra cosa antes y por eso me estaba fijando en todo tanto. Mejor dicho, sabía que estaba soñando pero no traicionaba la idea del sueño cuando hablaba con los demás personajes creados por mi mente. Ellos creían que eran reales y yo no iba a dañar esa idea por nada. Era divertido exagerar en lo que decía y lo mejor es que siempre sabía que decir.

 El clima y el entorno en general era bastante gris, oscuro y cruel. Tal vez tendría algo de frío esa noche pero no lo recuerdo. El caso es que no fue difícil imaginarme algo de nieve y de viento frío para adecuar toda la escena. Todavía me da algo de risa lo consciente que estaba durante todo el tiempo. Era como si supiera un secreto que el resto de los personajes no sabían.

 Pero, sin embargo, todo acabó de la mejor manera posible o al menos eso creo. Supongo que me despertó la alarma ese día y supongo que eso interrumpió mi sueño de golpe pero la verdad no lo recuerdo. Solo recuerdo haberlo abrazado y haber sentido que era verdad, que podía sentir su fuerza alrededor mío.

 Cuando me desperté, por supuesto, estaba decepcionado. No solo porque no había nadie que me abrazara así sino porque necesitaba ese abrazo, necesitaba ese alguien que me confortara, que me dijera algo positivo, que me ayudase a seguir adelante. A veces es difícil hacerlo todo por cuenta propia y es normal desear que alguien más venga y ayude, que alguien más te haga sentir que todo vale la pena y que hay muchas cosas más allá de lo que ves en el mundo e incluso de lo que sueñas.

 Pero yo no tenía a esa persona. Es decir, no la tengo. Por eso ese abrazo fue tan especial, tan extraño y tan necesario. No me abrazó el personaje pero supongo que fui yo mismo que decidí darme algo que pudiese darme un pequeño empujón hacia delante. No sé si era algo que necesitase con urgencia pero debo decir que se sintió bastante bien cuando sucedió. Tanto así, que pensé haberlo olvidado pero en mi cabeza todavía estaba fresco el recuerdo del abrazo varios días después.

 En mi vida diaria soporto el desorden y la falta de limpieza y de sentido común de los demás. A veces los odio y a veces me da igual porque pienso que no es para siempre y no lo es. Pero es difícil, no es algo sencillo tener que respirar lentamente y recordar eso todos los días, cuando la gente no ayuda a que las cosas funcionen tan bien como podrían. Me hace preguntarme si, cuando la gente se queja de sus vidas, en verdad se quejan de sus errores y no se dan cuenta de que todo podría ser más simple.

 Tengo eso. Y también tengo gente alrededor que solo está pero nada más. No voy a mentir y decir que todo es culpa de los demás. Muchas veces a mi no me da la gana de comunicarme o soy yo el que tiene problemas para establecer puentes pero la mayoría de las veces creo que lo hago con razón.

 Creo que es importante, por ejemplo, que haya confianza y que no haya falsedades entre la gente. Por eso el abrazo fue real. Porque no había nada entre nosotros dos, no había fricciones ni nada incomodo. Éramos dos seres de verdad sintiéndonos comunicados.

 En cambio en otras ocasiones simplemente no se siente eso. Si acaso se siente una exclusión que tal vez no es consciente pero si es casi sólida. Pero ya a estas alturas de la vida no es algo importante pues la gente decide como hacer sus cosas y no tengo ya ganas de forzarme encima de nadie. Nunca tuve esa gana de que me quisieran, de que me pusieran atención y de ser un centro de atención constante. De pronto uno temporal pero jamás uno que trabaje las veinticuatro horas del día. El caso es, que no hay nadie que me de ese abrazo, ese mismo.

 Hay muchos abrazos pero algunos se sienten incompletos, vacíos o extraños. Hay abrazos que simplemente no son confortables, se sienten como algo que no debería ser, como algo que no tiene lugar. Y por eso prefiero los abrazos que vienen de los dos lados, que son sinceros y que no son forzados por una u otra razón.

 En fin. Salí a caminar después de mi sueño y no sé qué ve la gente pero me gusta que no me miren tanto, a parte de mi pelo que tal vez les parezca gracioso. Caminé cales y calles, a veces rápido y otras veces más lento y siempre pensando que es lo que necesito y cual es el siguiente paso. Para cuando llegué al mar, no tenía ninguna respuesta y ya me había dado por vencido. No tengo ni idea que es lo siguiente o que debo hacer y mucho menos porqué hacerlo. No lo sé.

 Me senté en la playa y me quedé mirando el agua un buen rato. Las olas son algo hipnótico, tienen esa cualidad de hacerte pensar al ser algo ligeramente repetitivo. Tratando de evitar la arena en mis zapatos, volví a pensar en lo que pasaba pero, como siempre, supo muy bien que era lo que no quería y eso es fácil. Es muy sencillo concluir que es lo que no quieres en la vida porque seguramente ya has tenido que estar frente a esos retos y los has vencido o no los has superado por alguna razón.

 Pero saber qué quieres, decidir cual es tu próximo paso, es algo que no es fácil. No es simple ni evidente y pienso, personalmente, que es una cosa que se entiende en un momento determinado y nunca antes. Tal vez encima del momento en el que hay que tomar la decisión pero así son las cosas, nunca son perfectamente oportunas y hay que vivir con eso.

 Caminé de vuelta por la orilla y casi no vi a la gente. Había mucha y gritaban y hablaban y jugaban pero no les puse demasiada atención porque no tenían nada interesante para darme, nada que yo pudiese usar para aprender lo que necesito aprender, sea lo que eso sea.

No sé… No es culpa de nadie porque es cosa mía saber que viene después. Es cosa mía saber relajarme, saber aceptar que el tiempo es algo que existe y que debo tener paciencia. Creo que en parte de eso iba mi sueño. Podría ser una serie de televisión pero todo fue tan lento, tan pausado y con tanto detalle, que creo que la idea era hacerme ver que hay lugar para tomarse el tiempo y pensar e incluso disfrutar.

 Hay que tomar todo como esté pero en el momento que esté, no antes ni después porque o sino hay un riesgo de nunca ver lo que pasa sino después o antes de que pase y esa no es manera de vivir.


 El caso es que sigo esperando mi abrazo. Espero al menos uno más, muy pronto.

sábado, 21 de mayo de 2016

The apartment

   Arthur just couldn’t keep himself from doing a party. He always had to have one. It didn’t matter if it was only him and a few people or with a large crowd. Somehow, he needed that at least twice a week and if holidays happened to be occurring, the number grew considerably. Once, he even drank every single night of one week. The amazing part of it all was that the following week he looked good as new, as if nothing had happened.

 Having him as a roommate was particularly difficult. The parties were one big part of it but also his lack of order and cleanliness. Every time he cooked something, the kitchen seemed to have exploded: every pan and pot was in the wrong cabinet, there was rice all over the floor and even small puddles of water or other liquids on the floor. He would also get ketchup on the walls, and would never, even by an act of kindness, get the trash out to the street.

 Normally, a person like that would have been thrown out of an apartment after a couple of mishaps, but there was an important detail to be considered: the two bedroom apartment, which had a large living room, a balcony, a very big bathroom and comfortable rooms, was owned by Arthur’s father, who also happened to be one of the richest men in his country. The man was very powerful and it wasn’t a surprise he had properties a little bit everywhere.

 Anyhow, that’s how I met Arthur. I remember having arrived to the city, from my country and after a twelve-hour flight. I had browsed online for days until I had finally found a proper place to stay in. The apartment looked incredible and the price was just insane. At first, I thought there had been a mistake but, after I decided to write, they confirmed that the price of the room I wanted was correct. Immediately, I booked the room, excited to have found such a bargain.

 When I arrived, a month later, the first person I met was not Arthur but his father. I had no idea of who he was back then and even now I don’t really now the extent of his power and wealth. After all, Arthur and I are not from the same country and his father is not very well known to me. However, he was very kind, greeting me as I arrived. He made a brief tour of the apartment and then asked to have a chat after signing all the papers.

 He wanted me to understand something: his son was going to leave there too and that’s why the rent of my room was so cheap. I didn’t understand at first but he said I would I due time. He only asked patience of me and swore I would be glad I had decided to live there. At first, I thought he was just exaggerating. I was very wrong!

 Arthur had grown to be a very tall guy. His feet were big and his hands too. His head was a bit smaller compared to the rest of his body and that made him look weird at first. Of course, the first few days were just perfect. The apartment was not only huge and very well located; it was also very modern and had everything one would need, even a maid that would come in every Thursday to clean up. She was a very chatty woman and it was nice to talk to her when she came.

 The first party occurred just after the first month had gone bye. It was a big shock to see at least twenty people, all over the living room, drinking beers and watching some show on the TV screen. Hours later, they would turn the music up and start dancing and jumping and being all crazy. The rooms were separated from the living room by a corridor, which could be closed by a door. And if you also closed the door of your room, the noise wasn’t too bad.

 But the noise factor was only a part of it all. It was much more annoying to be walking to the kitchen the next day and having to avoid stepping on someone that was sleeping on the floor or on food or on the various puddles of beer. Of course, when they all went home, they would never clean anything up. Everything would remain as it was, as if a bomb had gone of in the middle of the living room and also the bathroom. It was just too disgusting.

 I called his father the first time. I was furious, telling him about all the vomit there was on the bathroom floor and about the unconscious bodies on the living room and the smells and the amount of dirty dishes on the kitchen sink. But he just calmed me down by saying he would send Minerva, the maid, to clean up and that everything would be fine. Then, I decided not to day a word because I thought it was a once in a year thing, once every six months at least.

 Minerva came and cleaned everything in less than an hour. It was as if she was magical. And she didn’t say anything about all the disgusting things around. I kept complaining to her but she only nodded and said “Yeah”, which should have been a red flag but I just didn’t see it. When I wanted to comment on the mess with Arthur, he argued he was too busy and would just leave the apartment or get locked in his room.

 I had never been the type to ask fro friendships or to want to have a huge bond with the people I lived with. I just don’t think it’s necessary. But I was willing to try if it meant getting sure that bomb didn’t go off again. However, Arthur didn’t let me. We spoke very few words and that was during my whole stay there, which lasted a full year.

 Arthur seemed like a very private person but then he would bring two buddies to drink beer and watch a game in the living room. And then they would start smoking pot and then some girls would arrive and then more people and suddenly he would have a party on his hands that he even wasn’t around to handle. It was wasn’t uncommon to arrive late at the apartment and finding a party where the person that lived there appeared to be missing. People he invited, of course, didn’t care. But it was stressful not to find him when the mess was going out of control.

 Neighbors didn’t complain for two reasons: the first one was the apartment was actually sound proof. So it didn’t really matter how loud the parties could get, the people on the same floor or on the one below (as it was a penthouse) could only hear a very soft hum. That was it. The other reason was that they know who was the owner of the apartment and it was a general consensus that they didn’t want problem which someone like that.

 So complaining was not a popular thing. And those parties and that mess happened every single week of the year except for two glorious one in March, when Arthur was forced by his dad to visit his family back home. It was the only time Arthur shared a bit of his life, only to complain about it. When he left, the calm in the apartment was almost overwhelming but it was welcomed.

 I could sleep a lot better and could use the TV without him been there. I could keep everything the way I liked it and even Minerva told me that I should leave her more to clean. I enjoy those two weeks thoroughly but was always afraid a party would appear out of nowhere because that’s how it worked. I went out a couple of days and arrived late and it was so strange to get there and seeing no drunk people on the floor and having a clean bathroom to pee in before going to bed.

 Of course, that didn’t last long. Arthur came back and the following months were just as horrible as the rest. I endured because my parents were really glad I didn’t have to spend so much money on a place. I also didn’t want to break the contract, which stated that if I left before the last specified date, I would not get my deposit, which I needed. So I had to endure by going out of that place every day of that summer.

 I went to the beach almost every day. I even made a couple of friends there. But then I would have to go back to the mess. I reminded myself that it was only for a few more months and then it would all be done. I would go back home and I wouldn’t have to care about cleaning floors or doing dishes that hadn’t been used by me.


 The last day, we had a conversation. It was very surreal. He said he was very sorry about how everything had been between us and regarding the apartment. It was obvious his father or someone had talked to him. Or maybe it was him, who had had a revelation. But, honestly, I didn’t care. My luggage was ready at the door and I ordered a taxi on my phone as he spoke. We just shook hands and I forgot all about him, until today.

viernes, 20 de mayo de 2016

Cuerpo

   Me le quedé mirando todo el rato que salió de la playa y se fue caminando lentamente a las duchas que había cerca unos setos, muy cerca del camino de madera que llevaba directo al hotel. Para mí era como una visión, como si todo lo que había soñado en mi vida de pronto se materializara y se hubiese convertido en la persona más hermosa jamás creada.

 No había un centímetro de su cuerpo que no fuese absolutamente perfecto. Parecía como si hubiese sido esculpido en mármol italiano y no hecho de piel y hueso, como lo estamos todos en este mundo. En mi cabeza pensé que así solo fueran piel y huesos y carne seguramente serían los mejores que había disponibles en el mundo. Esa era la clase de tonterías que pensaba cuando lo miraba, a la vez que habría la llave y dejaba correr el agua fría para lavarse el pelo.

 Era un poco gracioso verlo mover la cabeza para todas partes. Tenía el pelo más largo que el mío y por eso lo movía así. Aunque no solo era por lo largo sino porque a él le encantaba su peinado, le encantaba su pelo. Lo cuidaba mucho y siempre se aseguraba de tenerlo a punto cuando salíamos a dar una vuelta, así fueran solo tres calles y en carro. A mi me hacia gracia pero él me respondía que el que no tenía nada de gracia era yo. Me decía que me quedaría bien y que no y siempre pedía hacerme un cambio de apariencia. Pero nunca lo dejé.

 Su cintura era delgada pero no por eso dejaba de ser varonil. Su piernas eran tonificadas y esas si que parecían esculpidas con cuidado. Además que eran largas o al menos eso lo parecían. No era mucho más alto que yo pero, por alguna razón, siempre parecía mucho más alto de lo que era. Tenía pocos pelos en las piernas. Según él era algo genético, de familia. Me di cuenta que era verdad el día que conocí a su padre en un asado y tenía puesto un pantalón corto.

 El agua le recorría el cuerpo de una manera tan provocadora, que tuve que dejar de mirarlo por un rato y tratar de concentrarme en el mar o en las pocas personas que todavía había en la playa. Estaban echados por ahí, aprovechando los últimos rayos del sol. El día había sido perfecto, muy soleado pero solo en la tarde. Por la mañana el clima había sido suave, perfecto para ir y venir por ahí, a las ruinas o a la ciudad.

 Era nuestra primera vez por allí. Jamás en la vida hubiese pensado que iba a quedarme en un lugar como ese, pero siempre pasa que uno termina haciendo cosas raras por la persona que ama. Había sido él el que había insistido tanto, mostrándome folletos y fotos en internet y comentarios de huéspedes y de todo un poco. En verdad quería ir y yo no tenía nada en contra así que fuimos.

 Según entiendo, es uno de los pocos hoteles nudistas de la región. Tiene acceso a una gran porción de la playa, que obviamente también es exclusiva para nudistas. En el comedor del hotel y en zonas comunes, la gente puede ponerse ropa si así lo desea pero la idea es que no se use nada en ningún momento excepto cuando hay que salir del área del hotel. Al comienzo fue un poco raro, pero ya ni me doy cuenta. Eso sí, hay que tener cuidado.

 Apenas me doy la vuelta, veo que sigue bañándose, disfrutando del agua que va enfriando su cuerpo poco a poco. Me encanta su trasero. Es hermoso. Según él, yo tengo mejor trasero pero creo que lo dice por subirme el ánimo, porque jamás he pensado que supere a nadie en cuanto a lo físico. La verdad ya me da igual. Pero él siempre me lo dice, cuando estamos en la calle o haciendo el amor. Es gracioso y creo que ya me acostumbré. De pronto lo dirá porque me quiere.

 Su espalda es la típica de un nadador. Por mucho tiempo hicimos los dos natación en un club que nos queda todavía cerca de la casa pero ya no vamos porque la membresía caducó hace mucho. Allí fue donde nos conocimos. Yo ya había dejado de pensar en encontrar a alguien para compartir mi vida y nunca habría pensado que en una piscina encontraría a una persona como él. Y mucho menos que él se fijaría en mi, considerando las opciones que tenía.

 La mayoría de tipos que iban a esa piscina eran casi profesionales. Creo que había uno de ellos que entrenaba para los Olímpicos o algo por el estilo. Era un tipo enorme en todo el sentido de la palabra y además de eso era muy bien parecido. Por eso, cuando Rodrigo se me acercó un día después de ducharnos, me pareció que de pronto se había equivocado o que tenía que ser una broma de algún sitio.

 No lo mandé a freír espárragos porque, como dije antes, a mi me daba igual. Eran solo palabras y no me importaba hablar con alguien por un par de minutos. Pero así fue ocurriendo un día y luego otro y luego cada vez que iba y después acordamos comer algo después de nadar. Y así se fue desarrollando todo. Viéndolo ahora, en toda su perfección, todavía me parece increíble que sea yo quien se haya casado con él.

 Lo saludó desde mi toalla porque me sonríe y esa sonrisa que me llega a lo más profundo de mi ser. Porque no es una sonrisa sensual ni tampoco una sonrisa graciosa. Es como melancólica, como que me hace pensar que él es mío y yo soy suyo y que la vida que tenemos es simplemente lo mejor que nos puede haber pasado. Estoy enamorado, de eso estoy completamente seguro.

 Sigue bañándose, ya habiéndose dado la vuelta. Parece un modelo de esos de las revistas. No de alta costura que son flacos y sin gracia alguna. Me refiero a esos que modelan pantalones y bermudas y ropa de moda en general. Incluso tiene la sombra de la barba que amenaza con volver después de apenas unos días sin afeitarse. No tiene el abdomen marcado pero sí el pecho. Va seguido al gimnasio. Yo no voy. En vez de eso sigo yendo a una piscina, que es un poco menos cara. Me gusta el agua y nadar de un lado para otro. Me ayuda a pensar.

 No podría pasarme horas en esas máquinas que lo único que me causan es rabia o dolor. A él le gusta y por eso no le digo nada cuando va y menos cuando sale con sus amigos del gimnasio. Todos son enormes. Las chicas son más grandes que yo y podrían romperme el cuello con solo tocarlo. Me gusta que él no lo exagere demasiado. Dice que es solo para mantenerse saludable y supongo que tiene sentido. Cada uno se encarga de su cuerpo como mejor le parece.

 Cuando veo su pene, irremediablemente tengo que mirar hacia otro lado. No solo porque todavía no me acostumbre a verlo sin ropa a cada momento, cosa que me emociona, sino porque estoy seguro que alguien tiene que estar mirándolo. Observo hacia un lado y otro de la playa y me doy cuenta que somos ya muy pocos. No hay nadie que mire a nadie. La gente en estos sitios solo se preocupa por lo propio y por más nada.

 Aprovecho para ponerme de pie y sacudir mi toalla que tiene un poco de arena encima. Mientras él cierra la llave de la ducha, yo me limpio el cuerpo con las manos. El agua está muy fría para mi y de todas maneras me ducharé más tarde, antes de cenar. Antes de eso volveremos al cuarto, ojalá haremos el amor durante un rato y después dormiremos una siesta corta. Incluso es posible que no haya siesta porque el tiempo a veces no alcanza para nada.

 En la noche hay un espectáculo del hotel con bailarinas y toda la cosa. Supongo que estarán todos desnudos pero no lo sé con seguridad. Será interesante verlo. Hay que ir bien limpio, eso fue lo único que nos dijeron. Creo que hay personas que irán vestidas pero Rodrigo me insistió en que el quería cumplir las reglas del hotel y creo que eso tiene sentido.

 Cuando se me acerca, me ayuda con las toallas y me da un beso en los labios. Me pregunta porqué lo miraba tanto mientras se bañaba. Una vez más le digo que me sorprende que alguien como él exista y que esté casado con alguien como yo. Muevo los dedos de una mano frente a él, para que vea el anillo. Él hace lo mismo y nos damos otro beso. Es nuestra costumbre.


 Él me dice que el que tiene que estar agradecido es él. No dice nada más y yo tampoco porque no tiene sentido seguir con lo mismo. Caminamos hacia el camino de madera y luego por encima de él hasta el hotel. En silencio nos despedimos de la playa y del sol, que se hunde con rapidez en el horizonte. Ya lo veremos de nuevo mañana.

jueves, 19 de mayo de 2016

Perpetuum

   It had been discovered in a field, only some months ago, by a farmer named Enrico who had been plowing the ground in order to expand his carrot crop. He had been doing it manually instead than with a machine because he was testing the new piece of land he had bought. It was something of a lucky decision. If he had used any big machinery, he would have destroyed hundreds or maybe thousands of years of history.

 Enrico cleaned the shield with care, only using his hands. The state of the piece was amazing: drawings could still be seen on it, as well as some marking done by the edge. The farmer called the museum in Florence and they came to pick up the piece in a matter of hours. They also decided to ask Enrico if they could check his land for more objects and he agreed. He wasn’t going to use all the new land just yet, so the archaeologists could do whatever they wanted where he had found the shield.

 The object was put in a Styrofoam casing and transported to the city, to Florence, where experts would check its state and would determine where it came from, what it was exactly and when it had been used. Every single test available was going to be done to the shield because that’s what they did with every single piece that they recuperated. They would also clean it thoroughly, and put it somewhere in the vast collection of the Museum of Archaeology of Florence.

 The testing began at the same time a small team of people arrived at Enrico’s land. It lasted for several days, time in which many other objects were discovered in the dirt: there was a chest protection with the leather strap still attached to it, a golden ring made of gold and a dagger with an amethyst in the middle. They were very well conserved and the people that had unearthed them were really glad they hadn’t been affected by centuries of rain and earthquakes and all other natural phenomenon that affected the region.

 In the museum, they determined that the objects came from the times of the Roman Empire. By past data, they knew there was no city where the objects were found, so it had to be a camping site or a battleground of sorts. The objects appeared to be related somehow: the chest protector and the shield were used commonly by soldiers or even gladiators. The dagger also fit in there nicely. But the ring was the one thing that seemed out of place.

 No gold mines had ever existed in the region. And even if it had been made in another territory, only rich men and women were able to have such nice things. But not a soldier and that’s what the rest of the objects were suggesting the owner was: a simple soldier, maybe battling an enemy or just camping by a forest. The excavation of the site was ongoing.

 After restoration, every single one of the four objects looked as it had just been made. It was amazing. Some thought the dirt of the place they had found them all in was very special and capable of changing without deteriorating any type of material. The leather, for example, was moldy and about to break in some parts. But it was cleaned with care and then it looked almost new. The museum was expecting to find more objects in the area before organizing a special exhibition for the pieces.

 Almost six months after Enrico had found the shield, a group of college students that helped in the excavations, found another dagger and two skulls. The rest of the skeletons were discovered in the following days. It was amazing for every single person involved because the place was telling a story and it was telling it slowly, with mystery and even a little bit of drama.

 The skeletons were not complete but most of the bones had been recovered. They were reconstructed in separate tables in the museum and the bones were cleaned carefully in order to do a full testing of every single one of them. They also cleaned the second dagger found, this one missing the jewel that should have been right in the middle. It was impossible to know if it had been an amethyst or not. Maybe that was a small secret that the ground would choose not to disclose.

 When the skeletons were finally reorganized and tested, it had been determined that both bodies had been man, probably in their late thirties. One of them was missing at least three teeth. The other one had week bone structure in one of his arms. Both, however, had evidence of having being stabbed in the chest, probably causing their deaths. The entry of the daggers had been so violent, they had almost sawed some of the rib bones.

 What was strange was the fact that the daggers had been extracted after the first and, probably, only blow. Maybe they had been fighting alone, away from the main conflict and they had just realized they were exactly the same strength, they realized they weren’t going to be able to overcome the other one so they decided to go for the daggers and each had stabbed the other in the same way. Maybe it was a way of dying honorably… It seemed odd anyway.

 The skeletons were also introduced in the plan for an exhibition and the city of Florence had decided to go ahead and organized, even if the amount of objects was not as abundant as it would have been desirable. They trusted new discoveries to be made in the time they would take to organize everything. And they did right.

 Just before the excavation site turned one year old, a young archeologist name Camilla discovered the remains of two sets of sandals, as well as a leather pouch filled with coins. Inside the pouch, which was not as well conserved as the rest of the objects, was also a key that had a very small inscription in Latin.

 The first person to see the key, besides the young woman, was an expert in the museum that was very well versed in the language of Ancient Rome. And he was very amazed to realize what the key said: VOBIS IN PERPETUUM, which means “yours forever”. The key and the coins were, as predicted, of the same time that the bones and the rest of the objects. The story had turned much more interesting. What did that key open and why the inscription?

 The excavation went on for another six months but nothing else was discovered in there. It was as if those two men had been alone, very far from any other group of people, maybe sharing the money they had in order to go somewhere else. Many experts investigated old maps and discoveries made all over Tuscany and realized there was an ancient road that passed near the site and served merchant that wanted to take their good from the coast and back. So maybe the two men had been looking for a way to go there, to the coast.

 Others thought they were actually going to Florence, or Florentia as the romans called it. Some even dared to say that the two men had no intention of moving anywhere. Maybe they didn’t even know what their next step was. Anyway, none of that gave light about what the inscription in the key meant and why they had stabbed each other to death, presumably.

 The museum exhibition took place almost two full years after the first remains had been found. The excavation site was closed but the farmer never used it, deciding to excavate himself from time to time, as a hobby. The exhibition was complemented with other objects of the time, in order to illustrate the era and the way people lived. But at the center of it all, there was a big class casing with the skeletons lying there and even animated versions of how the two men would have looked like.


 The key was put in a casing above the bodies. The small object appeared to float over them and the inscription was written all over the walls and the exhibition asked every visitor to give their interpretation of the words. Maybe they would see something the experts had not seen. Maybe new fresh minds would be necessary to resolve a mystery of one thousand years. Or maybe, just maybe, some things deserved to be kept secret forever.