Contacto

   Gracias al traje que tenía puesto, el grito de Valeria no fue Oído por nadie. Los canales de radio estaban cerrados en ese momento y el control de misión estaba esperando a que fuesen reactivados después del corto viaje del equipo dentro de la nave extraterrestre. Valeria tuvo que recomponerse rápidamente y seguir caminando como si no hubiese visto nada pero la impresión la tenía caminando lentamente, como si en cualquier momento alguna de esas criaturas le fuese saltar al cuello.

 Pero no lo hicieron. A los que vieron por ahí no les importaba mucho la presencia del grupo de tres seres humanos. O al parecer ese era el caso. Parecían estar ocupados manejando la nave así que era entendible que no les pusieran atención. Además, era de asumirse que su civilización ya había logrado algo por el estilo anteriormente. En cambio para la Humanidad era solo la primera vez.

 Valeria, el soldado Calvin y el científico Rogers llegaron a un punto de chequeo o al menos eso lo parecía. Una de las criaturas estaba allí, de pie, como esperándolos. Las paredes se hacía más estrechas y les tocaba caminar de a uno, con mucho cuidado. Seguramente el pasillo tenía esa forma de embudo para prevenir un ataque o algún tipo de estampida. El ser que había en la parte más estrecha los observó con atención, o al menos eso habían sentido. No había dicho nada, solo los miraba. Cuando el grupo pasó, despareció.

 Llegaron a una zona muy abierta y no tuvieron que tener el canal de audio abierto para que fuera obvio el sentimiento que los embargaba: era la sorpresa, la incredulidad. Frente a ellos se extendía una hermosa selva. Los árboles eran un poco raros pero estaba claro que eran árboles. Fue en ese momento que restablecieron la comunicación y empezaron a transmitir para todo el mundo. Ese había sido el acuerdo con las criaturas.

 En cada casa del planeta Tierra, pudieron presenciar la belleza de un jardín extraterrestre: había flores flotantes y árboles que se movían según el ángulo de la luz. No había seres en esa zona y los astronautas se preguntaban porqué. Estaban fascinados por semejante lugar, un espacio totalmente inesperado en una nave que hasta ahora había sido bastante seca en su diseño y detalle.

 Se dieron la vuelta cuando se fijaron que los observaban. Allí, si se puede decir de pie, estaba uno de los seres. Más atrás, había otros dos. El ser que estaba más cerca de ellos se acercó lentamente y ellos se le quedaron mirando, fascinados. Cuando estuvo cerca, la criatura pareció cambiar de color y entonces hizo algo que no hubiesen esperado nunca: empezó a hablar en su idioma.

 Valeria era lingüista y antropóloga. Había sido elegida precisamente para tomar nota sobre cada uno de los componentes sociales de los extraterrestres. Su trabajo en la misión era dar información clara de las posibles bases del idioma extraterrestre y t también hacer conclusiones sobre sus costumbres y tradiciones más importantes. Al hablar en idioma humano, el ser había casi hecho obsoleto el punto de tener a Valeria en el equipo. Sus compañeros parecieron compartir el pensamiento pues la voltearon a mirar al instante.

 Las criaturas eran difíciles de comprender: no tenían piernas como las nuestras, más bien algo que parecían raíces pero más gruesas. Tenían varias de ellas pero lo más curioso era que no parecían usarlas mucho: siempre que se movían era como si flotaran un centímetro por encima del piso. Era algo por comprender. Tenían ojos, dos como los seres humanos, pero sin boca ni nariz.  Los brazos parecían ramas de árbol, sin hojas.

 En español, la criatura les dije que eran bienvenidos a la nave espacial y que esperaba que tuvieran una buena estadía. Ellos sonrieron. Valeria fue quién habló primero, impulsada puramente por la curiosidad. Dio un paso al frente y le preguntó a la criatura si podría explicarles las bases de su anatomía a ellos para poder comprender su funcionamiento básico.

 La criatura hablaba en sus mentes. Cuando Valeria terminó de hablar, sus raíces y ramas temblaron y todos concluyeron que el ser estaba riendo. Por fin contestó, explicando que en la sociedad extraterrestre no era algo muy común el explica el funcionamiento biológico del cuerpo. Sin embargo les explicó en segundos que sus cuerpos eran parecidos a los de las plantas terrestres pero mucho más desarrollados. Por eso tenían semejante jardín en la nave: les recordaba su etapa temprano y las selvas de su mundo.

 El ser empezó a “caminar” y los astronautas lo siguieron, adentrándose en la selva. Los árboles se movían para darles paso y no se sentía calor ni humedad. Era muy extraño. Valeria explicó el cuerpo humano mientras caminaban y después la criatura les contó de donde venían exactamente. En los hogares, todo el mundo buscó rápido en internet el lugar del que hablaba la criatura. Era en una constelación cercana.

 Cuando llegaron al otro lado del bosque, la criatura hizo aparecer unas plantas que parecían suaves. Dijo que ellos no tenían la habilidad de doblar su cuerpo pero que los humanos podrían hacerlo para sentarse. Mientras lo hacían, el científico Rogers preguntó sobre la química básica de sus cuerpos. La criatura se demoró en responder pero cuando lo hizo, lo hizo con lujo de detalles.

 La pregunta difícil vino del soldado Calvin: sin tapujos, quiso saber qué hacían las criaturas allí en el sistema solar. Porqué estaban aparcados sobre Júpiter y porqué habían demorado tanto tiempo en revelar su presencia. La criatura pareció reír de nuevo y les comunicó que la curiosidad humana era algo muy interesante. Al soldado solo le respondió que eran una nave de exploración nueva y que habían elegido Júpiter como objeto de investigación por sus características peculiares. Aclaró que revelar su presencia nunca había sido una prioridad en su misión.

 Valeria intervino entonces. Quiso saber si las criaturas tenían algún deseo a favor o en contra de la humanidad. El ser le respondió casi al instante: la verdad era que su civilización no había sabido de la existencia de los seres humanos hasta que habían llegado a Júpiter y reconocieron las señales electromagnéticas de varias naves que habían cruzado por el sistema solar. Eran señales primitivas pero existían rastros. Cuando se enteraron de la humanidad, pensaron retirarse pero su planeta decidió que lo mejor era establecer contacto.

 El científico y el soldado le pidieron que les explicara eso. La criatura se movió entonces de manera extraña, como si estuviera incomodo por las preguntas. Sin embargo respondió: un concejo de sabios había decidido que valía la pena hacer contacto, para beneficiar a ambas sociedades. Por eso ellos estaban allí ahora, por eso la nave extraterrestre se había dejado detectar por los aparatos humanos. Era una decisión de su gobierno y debía respetarla. Para todos fue obvio que él no compartía la decisión.

 Era difícil definir sentimientos y propósitos en las palabras que les ponía la criatura en la mente. Era como oír un dictado hecho por una máquina, en la que todo se oye igual pero no lo es. La criatura les propuso un paseo por otra de las salas en las que podrían aprender más de su mundo y sus costumbres. Pensaba que era mejor que estar allí, “perdiendo el tiempo”.

 Mientras caminaban hacia el espacio del que había hablado la criatura, los astronautas seguían pensando en la expresión usada por el ser. Podía ser que “perder el tiempo” no fuese algo que ellos entendieran. Podía ser un error o tal vez una elección de palabras poco cuidada. Pero los intrigaba porque podía significar mucho más de lo que parecía.

 El cuarto al que llegaron era como un museo diseñado para mentes y manos humanas. Estuvieron allí varias horas. El ser solo los miraba, sin decir ni hacer nada. Cuando hubo que marcharse, la criatura dio una ligera venia y se retiró. Ellos fueron transportados a su nave por un rayo de luz. Estaban agradecidos de ver algo familiar. Además, había mucho trabajo que hacer en ese primer día y mucho que pensar.

Inheritance

   When Katherine opened the door, a very strong smell came out of gymnasium, which hadn’t opened in a while. She grabbed her flashlight and went straight for the electricity box where she activated the breakers needed to let the lights back on. They turned on slowly, as if the whole building was waking its time waking up in the morning. As the lights turned one by one, Kath walked to the cafeteria and checked the refrigerators. As she had suspected, someone hade left some franks in one of the fridges and when they rotted, the smell settled in the gym.

 When she came out of the kitchen, every single light was on. She turned off the flashlight and walked through the machines as if she had never been in a gym before. The whole place smelled like humidity and it was very dusty. So much, that every step she took in any direction formed a cloud in overt he floor that took a rather long time settling in. The place hadn’t been visited for almost a year and it was already like not any human had been there ever.

 Katherine walked all over the place, checking the state of the building as such and of some of the machine. The walking ones still worked and many of the weight in the weightlifting part had not suffered the passing of time or at least the didn’t seem to. It was difficult to appreciate such a place with so much going on against it. And yet, it had a different feel than many other places.

 Katherine had inherited the gym from her boyfriend. Her story was very tragic: she had been married for about six months, until her boyfriend was diagnoses with cancer of the blood, also called leukemia. She had tried to make his last days the best of his life and had no idea if she had succeeded or not. Most of the time she spent it in the bathroom crying and tryng to be strong for him, which wasn’t easy at all.

 The moment she saw him without any hair, was the moment she realized he wasn’t going to make it. It’s difficult to explain but she just knew it. So what Kath did was making everything fun, no matter what it was. It was a very tiring task for her but she couldn’t stop thinking of the many people that had such a disease and died alone in a hospital. She did no want that for the love of her life.

 His father was a world-renowned boxer. He had even participated in some Olympic Games but hadn’t won any medals. That’s why there was such a large boxing ring in the middle of the gym. It was him who left it to his son and that son gave it to Katherine as he though t he could be helping her by giving her something she could use to win some money by selling on a very high price.

 The gymnasium was actually that expensive, not only for the very good location it had, but for all the machines inside, which were very last generation. Or at least the last generation in the times they had been opened. It was tragic to think that her boyfriend’s dad had died and only months after his own son had suffered the same faith. And between all of that, there was her. She had no idea what to do but she knew fro moment one that she wanted to check the place out and maybe then she could come up with a clear idea of what to do.

 That night, she couldn’t asleep. The memories of her husband always invaded her mind late in the afternoon. Besides, the gym certainly made her feel strange because it was something that was supposed to be his but he never got to properly enjoyed it. Jay, that was his name, had always loved to go to the gym and workout a lot. She told him that he shouldn’t force himself so much but he still did anyway.

 Katherine did not have a very long time to think about the future of the place. That was because the bills had also been inherited and they became coming in rather fast. For a closed place, the consumption of energy was pretty high and also of water. She would have to make repairs before selling if that was her plan. So she looked for the best people and paid them to fix whatever was wrong with the place.

 Thankfully, Jay had also left some money to actually do the repairs. He actually remembered about the repairs and had taken it all out into consideration. So some weeks later, several workers moved around the machines trying to make the electric network work properly and cleaning ever single part of the park. They also had to fix several water pipes and even the air conditioning, which hadn’t been working for a very ling time.

 As an accountant, Katherine’s job was one of those that required a certain amount of dedication. She couldn’t stop doing it for a moment because then all of her calculations and proceedings would become meaningless and she would have to start all over again. But the gym started to grow on her slowly and she often wondered what would happen if she decided to keep it, instead of following her husband’s desires to make someone else make it work.

 She had been reading a lot and thought she new what the place needed and how she could manage it. Besides, the place was already a very costly spot in the city, so giving it up just like that would prove a little bit stupid from the real estate point of view. It was an easy decision. After all, she still needed to earn a living in order no to depend on the gym in any case, whether she sold it or kept it.

 Katherine visited the workers who were about to finish the repairs. The foul smell had left the building and, although the dust was already there, the overall ambiance of the place had become quite nice. As she wondered through the boxing area, a man of about fifty years old came in out of nowhere and stood like a statue, watching the ring as if he was watching something rather incredible. His eyes seemed to become watery but he didn’t cleaned them with anything.

 Kath walked towards him and asked who he was. He presented himself as Mr. Burke, a trainer for boxers that had retired not so long ago. He was a friend of Jay’s father and had worked in the gym as a trainer for the young kids that wanted to learn how to box in order to become world champions. For many, it was an actual dream to become an important athlete and be recognized around the globe. After all, the neighborhood was very different several years ago.

 The young woman listened to the man’s stories and realized there were lots of people that really love a space like that one where they could become whatever they wanted to be. She didn’t like the idea of having people telling you what to do but it was nice to have people that could help you if you asked them. And then she realized she had already decided to make the gym come back to life, once more.

 The amount of money she spent was astronomical. She had to work twice as hard, pay a lot of people for more repairs and creating a safer environment respecting all the rules that had to be respected. She was able to sell many of the older machines for good prices in order to buy some more that were more modern. The cafeteria area was improved but she decided to eliminate the enormous kitchen and instead use some of that space for a nutritionist office, which she thought was very necessary.

 Every single Sunday, when no one was there, she loved to come by and check how things are coming. The works would still take some more time but she was already seeing the future before her eyes. It was exciting to possibly give back to the community something they had lost such a long time go, a place where not only they could come to exercise but also to find like minded people and grow in various ways.

 Every night she thought of the many things she still had to do in order to make the gym work and be able to properly run it. But when she was done thinking about numbers and possibilities, Katherine would close her eyes and try to imagine her husband right there, caressing her hair, telling her everything was going to work out fine. She cried and fell asleep every night.

Detective privado

   El pequeño ventilador daba vueltas sobre la mesa, llegando en un ángulo casi recto sobre la cara de quién estaba allí esperando, con los brazos cruzados y una expresión de profunda preocupación. Para cuando el detective Flores entró de nuevo a la habitación, la persona que había estado esperando ya no estaba. Solo había dejado una nota diciendo que volvería pero no ponía ni el nombre ni un número de contacto.

 Flores sabía que la persona había esperando durante mucho tiempo para la confirmación de la información que parecía tener pero su archivero estaba hecho un desastre y pro eso se demoraba demasiado con cada persona y la gente terminaba yéndose. Solo sus amigos se quedaban y eso que era solo para burlarse, sin decir nada de ayuda. Sin embargo, pronto se dio cuenta que no llegaría ningún lado como iba.

 Había abierto su consulta privada hacía ya varios meses y la verdad era que siempre le había ido de manera regular. Por eso vivían en el barrio en el que vivían: a la gente no le importaba lo que hiciese o como lo hiciese con tal de que fuese efectivo y ayudara de verdad a las personas que lo necesitaban. Pero el trabajo era demasiado para una sola personaje. A veces lo ayudaban amigos o familiares pero ellos no entendían sus métodos y lo único que sucedía era que terminaban enterrando el poco prestigio que ganaban al solucionar casos interesantes.

  El detective se decidió y puso un aviso en el periódico de mayor circulación en la ciudad. Le había costado bastante dinero pero esperaba tener la mejor respuesta y así por fin encontrar a la persona perfecta para ayudarle a crear un ambiente de trabajo idóneo en el que el caso no tenga que sufrir por culpa del archivo, el clima, que tan ocupado esté Flores y todo esos detalles que hacen que alguien elija a un detective privado sobre otro.

 Un centenar de mujeres respondieron al aviso por correo electrónico y Flores tuvo que leer cada uno de ellos y hacer una selección del os que le parecían mejor. Quería alguien con al menos algo de experiencia en alguna profesión similar y también pensaba que la imagen decía más que mil palabras. Personas que parecieran buscar un puesto de modelo quedaban automáticamente por fuera.

  A pesar de su mejor esfuerzo,  tuvo que dividir las entrevistas en dos días. Durante ese tiempo tuvo que dejar el trabajo de lado para poder elegir de la mejor manera posible y, ojalá, rápidamente. Siendo un independiente, no tenía tampoco mucho  tiempo para desperdiciar e iba a ser muy sencillo ver si había “química” laboral o si simplemente no encontraba alguien que lo inspirara para crear un lazo fuerte a nivel laboral.

 El primer día de entrevistas comenzó terriblemente mal con varias personas que no tenían ni idea de lo que significaba un despacho de detective privado. Una de las “pruebas” que Flores tenía era un montón de fotos en las que mostraba diferentes cosas que la persona podrían encontrar en el trabajo. Algunos fotos eran de cadáveres, otras fotos sexualmente explicitas y otras apenas infrarrojas. Le parecía que ver la reacción de las personas al ver las imágenes podría decirle mucho de cada una de las personas.

 Obviamente, todo el que gritara con los cadáveres o se escandalizara por los desnudos, quedaba automáticamente por fuera. Los que ganaban puntos eran quienes, a pesar de ver lo que veían, tenían la capacidad de ordenarlo todo en su mente y hacer conexiones entre las fotos pues Flores no las había ordenado al azar. Un par de personas lo sorprendieron de esa manera, dándole toda la información que no había pedido pero que estaba allí para que cualquiera pudiese descubrirla.

 Llegaban hombres y mujeres y eran de todas las edades. No había un rango de edad más indicado que el otro. Para el detective eso no importaba porque la persona que iba a contratar debía estar dodo el día en la oficina, su trabajo primordial siendo el de mantener todo en orden allí mientras el detective estuviese fuera. Necesitaba un compañero pero también una secretaria. Tenía que ser una persona muy completa y para eso la edad era algo casi secundario.

 El segundo día fue un poco mejor, con personas que incluso lo asustaron un poco con el nivel de conocimientos que tenían del mundo forense y del espionaje como tal. Hubo una mujer a la que le dijo que todo estaba bien pero que supo que jamás iba a llamar de vuelta pues a pesar de saber muchas cosas, parecía tener una obsesión muy particular con los asesinos en serie. No era muy inteligente trabajar con alguien así en casos graves.

 Las entrevistas y las pruebas demoraron mucho tiempo y, durante ambos días, consumieron casi todo el tiempo del que disponía Flores. Eso no le gustaba nada pues debía trabajar constantemente o no tendría dinero para pagar el alquiler de la oficina y menos aún para pagarle un sueldo a una eventual persona que quisiera venir a ayudarlo. Por eso al tercer día, a pesar de tener mucho que pensar, tuvo que volver a los casos.

 Para la semana siguiente llamó a los finalistas, citándolos a los cinco en la oficina para que hablaran entre todos. Pensaba que lo mejor sería ver como se defendían bajo presión y con algo real. Y justo el día siguiente a las entrevistas le había llegado un caso bastante importante que podría ser la prueba ideal para determinar quién podría ser la mejor persona para ayudarle en el trabajo.

 El caos parecía simple de entrada: una mujer había asesinado a su esposo y a su amante al descubrirlos juntos en su casa, llegando de un viaje largo de vacaciones. La mujer era rica pero no por su esposo, así que no podía tener nada que ver con el dinero. La razón más obvia era venganza. Sin embargo, había decidido matar al marido después de matar al amante, a quién ahorcó con la corbata de su esposo. El cliente en este caso era la madre del amante del hombre.

 Lo que se debía determinar era simple: porqué había asesinado la mujer a los dos y porque había matado primero al amante y luego a su esposo. ¿Qué había hecho el esposo mientras mataba al amante? La idea era desenredar el caso para esclarecer si la mujer no tenía razón más allá de las evidentes para hacer las cosas como las había hecho.

 Le dio a cada uno los documentos necesarios y les pidió que volvieran al día siguiente con las soluciones al caso. Algunos se le quedaron mirando, como esperando algo. Antes de que pudieran preguntar, él respondió que ya había resuelto el caso pero que ellos tendrían la oportunidad de cambiar su conclusión antes de que hablara con la madre del amante para establecer el camino legal a seguir. Flores ya tenía todo solucionado pero quería ver como lo hacían los demás, cual era su razonamiento de todo.

 Al día siguiente, pudo ver con placer que los candidatos parecían cansados. Revisaban frenéticamente notas y parecían recitar palabras en voz baja, recordando qué era lo que tenía que decir. Uno a uno, expuso lo que había encontrado y su conclusión. Flores asentía solamente pero no decía nada más, ni de manera negativa ni positiva. Solo bebía café y movía la cabeza para que supieran que ponía atención.

 Una vez terminaron, hizo pasar a la madre del amante. Todos estaban expectantes pues querían ver en que estad estaba la pobre. Pero se sorprendieron al ver que no entró nadie a la oficina. Flores cerró la puerta tras él, se sentó y los miró fijamente. Les dijo que todos sus razonamientos tenían sentido pero que todos habían olvidado una de las reglas esenciales de una investigación: están lidiando con seres humanos y los seres humanos dicen mentiras.

 Nunca hubo caso, todo era inventado. Le explicó que muchas veces venía gente con mentiras, buscando que él validara esas mentiras para tapar sus fechorías y eso debía evitarse pues estaba en juego su nombre. Los candidatos estaban sorprendidos, tanto que ni hablaban. Flores les dijo que podían descansar pues todos iban a trabajar con él. La paga sería pésima pero tener un equipo era mejor que estar en pareja. Todos aceptaron, entusiasmados. Sin duda sería una experiencia única para todo ellos.

The ninja (Part 2)

  The ninja covered his face again, being able to stand up after being smashed against the ground. Kevin was still in shock, almost paralyzed, very close to were he had stood when that familiar face had looked at him with the eye that had gazed upon his so many times in the past. The ninja did not stay to chat; he was agile enough to open the wind and exit through there. How did he not fall to his death? Kevin had no idea. To be honest, he wasn’t even thinking of that.

 That night, he wasn’t able to sleep. He decided to go to work early and check on the records again for the incident that had taken the life of his husband almost two years ago. As he drove to work in the middle of the night, he remembered that day clearly. They had been fighting a lot, the reason been that Paul wanted to have more missions on his own. He didn’t want to be paired up with his husband every single time. Kevin took this the wrong way.

 For a week, the tension in their home had been very high. They would only spoke to each other if they had to, avoiding each other completely at work. However, they were assigned to the same mission once again and Paul wasn’t up to complaining about it with his superiors. He knew it wasn’t a good way to try to start his own thing as an agent so, in order to win everybody’s trust as a capable guy, he accepted the mission without asking any questions.

 It was a very straightforward mission: they had to infiltrate a very secure compound where a very wealthy businessman kept his private documents. In them, he supposedly had proof of the existence of several chemical and biological weapons that had been sold illegally to countries that wouldn’t know how to manage any of that. Their mission was only to copy the documents and come out as soon as possible.

 Entering the compound was very simple. The three agents they had sent were able to step in undetected, all very well trained in martial arts and everything needed in order not to make noise or activate any of the alarms of the place. They were able to reach the library, where the documents were being kept. It was Paul who took the pictures of what they needed and finished just when Kevin stepped in the wrong direction and activated an alarm.

 They had to knockout several of the businessman’s thugs, which was easy at the beginning. But on their way out, one of them was able to take hold of Paul and Kevin was sure he had heard the snapping of his neck and his body falling to the ground. He was sure he had seen his body hit the ground just as his body went numb and the other agent had to help him run faster.

 The information was lost that day. However, they were able to retrieve all of it months later, in a raid the special forces of the state had been authorized to do in the compound. Of course, they had no opposition of any kind. They didn’t find any bodies on the premises or recently dug areas. Even like that, it was very unlikely that Paul had survived that. The guy that grabbed him was taller and bigger in every sense, his hands being larger than Paul’s face. He had to be dead, that’s what Kevin had to convince himself to believe

 There was a funeral for Paul and everyone in the agency attended. Kevin got to meet his parents, which he had never met before. He didn’t get close to share his grief, instead looking from afar and realizing that, despite having gotten married in secret, they still didn’t know a lo about each other. The fact that he had no idea what Paul’s mom looked like before the funeral made him feel awful.

 And that was two years ago. As he drove into the office building, he realized he had no idea what route he had chose to get there. He had barely paid attention to the road and he felt bad for that for a second, before returning to those days once again, before Paul disappeared and they were happy, back when they had decided that they wanted to live together forever and ever.

 It had been a very easy thing to decide. They had been dating for a little more than a year after the relationship had started in the strangest of ways: not four months before commencing their love story, Kevin had finished another one with a former girlfriend with which he had been engaged to be married. He decided to call off the wedding when he realized he couldn’t deny that he felt different inside and needed to process that. Beside, work had been hard, as usual.

 Paul had been working with them for a while, not too long. He barely knew him well and the truth was they didn’t really like each other. Paul saw Kevin as the typical guy that thinks he’s better than everyone else at anything, form his physical appearance to anything he could do with his body and his mind. And Kevin thought Paul was a very smug guy, never really accepting his mistakes or accepting his obvious flaws.

 It was on a mission that took several months to complete, where Paul had saved Kevin from a bomb, practically using himself as a shield in order to protect his partner. From then on, they gained a certain respect for each other that enabled them to form a relationship that grew to be a very stable friendship. But even then, they felt something was off with all of it.

 At the same time, Kevin began his problems with his girlfriend. They got worse as the date of their wedding got near and, after another intense mission where he and Paul single handedly completed the task at hand; he realized she was not what he wanted from life. So he cancelled the engagement and tried to think about everything for a while. Just two weeks after that, he kissed Paul for the first time. And another two weeks after, they had sex. It was then when Kevin realized that he had been very close to making a very big mistake.

 The guard at the office building recognized him and he was able to enter without any problem. Outside, the first glimmer of the new day could be seen very far into the horizon. As he sat in his office, he looked for the files of their last mission and checked every single paper the Special Forces had submitted about their mission there, when the whole place had been swept.

He couldn’t understand what was missing, what had happened. Paul was dead; he had heard his neck snap. He was sure of it. He had been convincing himself of that for years. But now he was alive. Even with that scar on his face and those wild eyes,  it was still him beneath that ninja outfit. He looked in the computer again and discovered that a similar ninja vigilante had been reported before, in a couple of missions by the agency. It seemed he was very skilled and worked both against and with them.

 It was difficult for Kevin not to think about the guy with whom he had slept so many times, kissed so often and felt so close during so many nights. During their life together, they had slept in the nude and Kevin had learned to love to wake up and feel Paul just by his side. He would often hug him tight and kissed him softly. It was difficult to understand why and how he loved him so much but he did. Maybe that’s why it was so hard to see him alive.

 A stack of papers fell from a nearby table. Kevin woke up from his daydreaming and looked in all directions. The papers had been stable moments before and there was no window opened. He got near it in order to check out the exterior but they were too high above the ground. He knew it was stupid to be worried. He decided to grab something to drink from a machine, unaware that the picture he kept there of the two of them had been taken away.

 In the rooftop, Paul removed the cover over his face, revealing his very pale skin and the scar across the side. He looked at the picture, without any particular expression. He seemed to be on the edge of tears for a moment but then he threw the picture from the rooftop and put on his face cover again. The shadow of a soul that had been visible for a moment, was not there anymore.