viernes, 10 de marzo de 2017

Sueños, pesadillas y la realidad

Los sueños y las pesadillas pueden ser muy reales. Hace un rato, cuando estaba dormido, sentí que verdad me estaba ahogando. Y antes de eso, sentí que de verdad había matado a alguien. Sí, ya lo sé. No son los sueños más comunes y corrientes pero, por alguna razón, mi subconsciente se ha puesto cada vez más violento y errático. No sé si tenga que ver con algo mío como tal. No soy de los que cree que cada sueño tiene un significado pero ciertamente sería todo más fácil si ese fuera el caso.

 Ayer, al despertar de otro sueño parecido, tenía las piernas y la espalda adolorida, como si de verdad hubiese hecho un esfuerzo físico de esos que siento que hago en mis sueños. Tal vez es solo que me muevo demasiado y mi cuerpo naturalmente se cansa y se resiente. Me gustaría ser de esas personas que despiertan tal como se quedaron dormidas, pero no creo que eso vaya a sucederme pronto puesto que no es la primera vez que ocurre y dudo que vaya a ser la última.

 Lo que sí es cierto, es que en estos días he tenido más sueños movidos. No sé si llamarlos pesadillas, porque algunos ni siquiera los recuerdo por completo. Pero el caso es que recuerdo lo que sueño, me despierta de golpe de lo intenso que es y eso no es algo común en mí, menos aún cuando se toma en cuenta que la mayoría de sueños que he tenido con anterioridad, o los que me acuerdo al menos, son más bien calmados y se basan mucho en las personas de mis recuerdos.

 De hecho, desde hace varios años, mis sueños siempre ocurren en los mismos lugares del mundo real: una planicie verde, el colegio de mi adolescencia, alguna playa que visité alguna vez,… Nunca son copiados a la perfección de lo real sino que son una versión “para sueños” del lugar pero el caso es que los puedo reconocer con facilidad. En cambio los lugares de lo sueños más movidos no son muy reconocibles para mí. Tal vez se basen en algún recuerdo pero irónicamente, no lo sé.

 Sé que soñé, hace unos minutos, con una casa pequeña que era mucho más grande por dentro que por fuera. En mi mente, era mi casa pero ni siquiera tenía suelo como tal ni habitaciones. Había troncos que hacían de sillas y el suelo era barro endurecido. Lo más grande era el patio: una ladera con árboles y rocas pero cubierta por el techo de la casa. En mi vida, nunca he visto un lugar parecido a ese, así que tengo que suponer que todo fue inventado por mi mente, por poco posible que eso sea. El caso es que lo que pasaba allí era muy real o eso parecía.

 No puedo dejar de pensar en la persona a la que maté. Le tendí una trampa, si no estoy mal. Y lo atraje a mi casa a propósito. No recuerdo bien que hizo él para merecer su destino pero quedó sellado pronto con un ataque de animales hambrientos. Pero no recuerdo que se lo comieran ni nada parecido. Solo supe que se murió y que nadie más debería saberlo. Fui un asesino en mis sueños pero ni siquiera puedo recordar con exactitud como lo hice y mucho menos las razones que me llevaron a hacerlo.

 Que recuerde, matar no era algo que hubiese hecho antes en mis sueños. Claro está que siempre se encuentra uno con alguien que le cae mal o vive alguna experiencia desagradable pero jamás al punto de asesinar a nadie. Me pone nervioso pensar en lo que le hice a esa persona, sin importar su inexistencia. En esos momentos, en mi sueño, él era real. Aunque fue un momento, pues apareció para que yo lo matara y después no se habló más de él. Una situación muy extraña.

 Extraña pero no poco común porque, al fin y al cabo, así son los sueños. Nunca tienen verdadero sentido y se trata todo de un cerebro bastante activo que necesita seguir creando incluso cuando el cuerpo descansa. Supongo que por eso hay muchas veces que nos vamos a dormir y despertamos mucho más cansados de lo que estábamos al acostarnos. Con tanta acción que hay en los sueños, es un poco difícil que todo eso no produzca movimientos reales en el cuerpo.

 Muchas personas se han despertado para darse cuenta que tienen rasguños, golpes y moretones en el cuerpo. Y no es que nadie los haya atacado sino que han estado moviéndose durante toda la noche y simplemente no se dieron cuenta de que se golpearon contra la pared o cosas por el estilo. Es increíble el poder que tiene la mente para sumirlo a uno en semejante estado tan vulnerable, porque mientras dormimos estamos a merced de todo en el mundo físico pero también en el mundo interno.

 Seguramente muchos han pensado en cómo sería si esos dos mundos se encontraran, si fuera posible entrar y salir de los sueños al gusto, si hubiese más control a la hora de creer cada personaje y escenario. Eso le evitaría a todo el mundo el trajín de las pesadillas pero al menos yo estoy seguro que las pesadillas tienen alguna función, biológicamente hablando. Tal vez sea mantenerlo a uno alerta o tal vez hacer como una prueba mental de los peligros a los que puede estar uno expuesto en el mundo real. Creo que sigue siendo un misterio.

 Pero quisiéramos poder manipularlo a nuestro gusto puesto que todos hemos ido a lugares perfectos en nuestros sueños. Lugares que son ideales, que no tienen nada malo que podamos criticarles. Son a esos sueños a los que nos gusta volver una y otra vez porque nos enorgullecemos de ellos, nos sentimos orgullosos de nuestra creación y además adoramos pasar tiempo allí porque sabemos que estamos seguros, que nada ni nadie nos va a ir a molestar a esa playa idílica o a la casa de nuestra infancia.

 Personalmente, me gusta que en mis sueños se me hagan recordar cosas que he olvidado hace mucho tiempo, o que creía olvidadas en todo caso. Objetos, palabras, favoritos, gustos y disgustos e incluso personas. Porque la mente lo almacena todo pero no podemos acceder a lo que quisiéramos porque no todo está “despierto”. Hay que tener la llave correcta para poder verse de nuevo en el pasado o para recordar eso que fue tan importante pero hoy en día ni tenemos en cuenta.

 Es hermoso, en parte, lo de poder soñar. Son aventuras a las que vamos solos, sin que nadie más tenga que ver con ellas. Me siento mal por aquellas personas que dicen que no sueñan o que no recuerdan lo que han soñado. No tienen ese mundo de escape, no saben como se siente esa emoción que se experimenta al estar dentro de la mente propia, viendo como esta es una máquina increíble que hace y deshace en cuestión de minutos. Siento mucha lástima por ellos porque no saben lo que se pierden.

 Eso sí, pueden quedarse con mis pesadillas raras, aquellas que no entiendo y no creo que tengan un sentido normal. Que se quede alguien con mi yo asesino y con todas esas personas que no aportan nada, ni en mi vida real ni en la de los sueños. Todo eso se lo cedo al que lo quiera o que al menos mi cerebro se de cuenta que son cosas, datos si se quiere, que no me sirven a mi de nada, ni consciente ni inconsciente. Debería uno poder elegir que tira a la basura y que quiere tener consigo para siempre.

 Pero supongo que esa es la magia de los sueños y de la vida en general, que uno no tenga elección en ningún asunto y que las cosas pasan y haya que adaptarse cada vez que eso pasa. De pronto esa es la única manera real de vivir en este mundo.


 El caso es que me quedo con el sueño de la otra vez, de la semana pasada. En ese solo dormía. Me quedaba dormí sobre un comedor y dormía y dormía y cuando me desperté, en la realidad y en el sueño, me sentí de verdad descansado.

miércoles, 8 de marzo de 2017

Waste of space

   Every day was almost exactly the same. He would wake up, have something to eat, then shower, look for a job and then lunch. After that, it would be hours and hours of basically nothing until dinner. At night and in the morning he would exercise a bit and before going to bed he would watch something, like a movie or whatever was available. That was life like for him, even after he had decided it would be different. His decisions in life had amounted to nothing and he didn’t know what to do.

 He had been living there for almost a year and nothing had happened, nothing at all. Not a single change since his arrival. He tried to keep it different by distracting himself with movie or by going out to walk around the city, but that didn’t change anything either. It was a perpetual movement he was trapped in, a series of actions he repeated every single day, every week and every single month, no matter the little differences like weather or things like that. Things didn’t change.

 He had tried to change them. He had really tried but he soon realized that one person couldn’t really change the world. Whoever had said that in the past was wrong. A single lonely human couldn’t change a thing in this world. Every major shift had to involve lots of people with a common goal and a certain organization. And he didn’t have that at all. He was alone and he depended on his parents for survival. They weren’t happy for him or anything, but they felt they couldn’t refuse him help.

 The money he received as an allowance was used very carefully to pay for the apartment, the bills and the food. Those were the normal expenses. He sometimes used the money for distractions, going out and that sort of thing. In those instances he would have to remember that he was taking money away for his food. He never minded. Besides, it wasn’t something he did often; on the contrary, he managed his money in the most careful way because it was just enough to survive.

 But that was the thing: he had been thinking for a long time if it was worth it to keep on living as he was. He was draining money from his parents every month, he was sitting on his ass doing nothing, except getting older and older people have a harder time getting a job. But no one was giving him a job, not now or before. Not when he was recently graduated or after his various years of studies all over the place. They had never acknowledged him as a nothing more than a man that could pick up a phone or move boxes from one place to the other.

 The money he earned for such jobs disappeared very fast. Most of it was taken away by the health service they provided, which he never used. And the rest was used to pay debts or bills. Nothing remained. Those times, whoever, he could grab a little more from his parents money in order to have fun, even for a short period of time. He would get drunk, go out and party and just forget about everything in his life and who he was. He lost himself every time or at least he tried.

 He loved going out to dark places with loud music, wherever they could have alcohol. He even tried drugs a couple of times but it wasn’t his thing. The point of it all was forgetting his life, which was pathetic and sad. He was a leech and a waste of space. He remembered that expression once and it had gotten stuck on his head since then because it described so well what he thought of his place in life. He did feel as if he was a waste of space and would have loved it to be different.

 But it wasn’t things are as they are and one’s blind optimism cannot change that. People want every single person in the world to think blindly that everything is going to be ok but the reality of life is that probably nothing will be ok. The world itself is more and more violent, not a hospitable place for actual life to develop. So why should people be blind to that? Why should be people avoid the truth, instead of embracing it and maybe then find a solution for whatever the problem is?

 Many times, he looked around his house and carefully planned his last day on Earth. It was kind of like a game he played with himself when things where a its lowest. He would imagine cutting his wrists on the tub and having one of those almost artistic deaths, with the blood tainting the water slowly and also spilling gently to the floor. It looked almost like a romantic thing inside his head. But it would take too long and that wasn’t something he was very eager about.

 He imagined many other outcomes for his life. Some more admittedly violent and graphic but others were even more subtle that the one in the tub. He had a great imagination, which he used laying on his bed, waiting for someone to respond to his calls looking for one of the many menial jobs the world had to offer. He had realized a while ago that no one was going to give him a good job where he could feel like a real person. He was apparently built to be a slave and he had decided he didn’t mind at all, it was his destiny all along and that was settled.

 Sure enough, he had two jobs latter on: one as part of the cleaning crew in a hospital and another one in a supermarket, doing basically the same thing. He would break his back for a pay that was laughable but there was nothing else to do. However, he decided one day to ask his parents not to send him any more money. They did ask him “why” but he never answered, so they just did as they were told and the subject never came up again, in telephone conversations or when he visited, which was rare.

He had decided he would survive with whatever he had. His meals were greatly reduced and he had to move to another apartment, one even smaller in a much uglier part of the city. He sold some of his belongings too, in order to pay for the first couple of months. He tried to set aside something every month for pleasure, such as alcohol or whatever he would be in the mood for. Those small moments were not of joy but of quiet and a certain peace, which he still enjoyed.

 After some months living his new life, he got very sick with the flu. He stopped earning money for almost three weeks. When the disease didn’t kill him, the lack of food almost did. He actually had to be rushed into the hospital but he escaped it as soon as he could because he didn’t have the money to pay for a hospital bed. He just bought bread and medicine and hoped for the best. He was fired from the hospital he worked in but kept the supermarket job, where they raised his salary a bit in order to make him do more stuff.

 As always, he didn’t really mind. He got better, or just about, and start working harder every day. The hours were longer than before and this time he had to work every single day of the week but at least he was distracted by something. He didn’t have time to ponder or think about what could have been or what the future may hold for him. Those were empty questions now and no one care about the answers. He had lost the will to rebel in any way. He just lived, if that’s what it’s called.


 He was eventually fired from that job too. Not long after that, he decided to jump off a bridge that passed over a highway. His parents had nothing to keep from him anymore, as he had sold almost everything except and old notebook he had kept from when he was young, Inside, he had written a number of stories and he had also drawn lots of characters and abstract figures. They took one look at it and then stored it away somewhere. The man became a memory and, after his parents died, it was as if he had never existed on this Earth.

lunes, 6 de marzo de 2017

Sangre tibia

   De pronto sentí la mano tibia y fue cuando me di cuenta de que estaba sobre un charco de sangre. Y entonces vi lo que había hecho y todo el color que tenía en mi rostro se fue de golpe. No podía gritar ni moverme. Era tan horrible, que no podía dejar de mirar y, al mismo tiempo, no podía mover la cabeza. Yo había hecho eso. No había manera de echar el tiempo para atrás ni de disculparme. Estábamos ya mucho más allá de todo eso. Cuando por fin pude moverme, me retiré con un sonido extraño  y las manos cubiertas de sangre oscura y espesa.

 Salí de esa habitación dando tumbos, golpeándome con la puerta y luego con muebles que había afuera. Me sentía mareado. Sentí ganas de vomitar pero me contuve justo a tiempo. No quería hacerle a nadie más fácil el hecho de encontrarme. Podía sonar tonto pero estaba al mismo tiempo muy consciente de lo que había ocurrido pero también aturdido y atontado. Como pude, llegué hasta la puerta de la casa, que seguía abierta, y salí a la entrada de la casa donde había dos vehículos.

 En uno de ellos había llegado yo, el otro era de él. Siento que me quedé mirándolos por un largo tiempo hasta que me decidí por el coche de él. Tuve que devolverme a la casa, a una mesita pequeña, donde siempre dejaba él las llaves del automóvil. Las apreté en mi mano y salí de nuevo de la casa corriendo, como sin querer ver nada de ese lugar nunca más. Entré en el vehículo con rapidez y tomé bastante aire antes de prenderlo y salir por la puerta automática.

 Minutos después, iba por la autopista sin un destino fijo. No iba a la ciudad, a casa, puesto que sería una estupidez ir hacia allá. Podía ser que ya supieran quién era por alguna razón y sería mejor no hacerle el trabajo demasiado fácil. Sabía que lo había hecho estaba mal pero no quería afrontar las consecuencias de manera tan rápida. Necesitaba un tiempo para poner las cosas en orden, saber qué era lo que quería hacer y como. Debía de asimilar la posibilidad de ir a la cárcel.

 Se hizo de noche pronto pero seguí hacia delante hasta que el automóvil se quedó sin gasolina. Tuve que detenerme en la gasolinera más solitaria en el mundo, donde solo había un dependiente con cara de aburrido que no pareció ver mi ropa manchada de sangre. Me había limpiado las manos dentro del auto antes de salir pero el trabajo no había sido muy bueno. Apenas pagué la gasolina, seguí mi camino hacia un lugar que no conocía y en el que no sabía lo que se supone que debía hacer.

 Me tuve que detener una vez más cuando tuve ganas de ir al baño. No tenía sueño ni nada por el estilo pero sí ganas de orinar. Me detuve en un restaurante de carretera, igual de solitario que la gasolinera. Me lavé como pude la sangre y quise quitarme la ropa manchada pero no había con que cambiarla. Debía ir a algún lado a comprar algo de ropa para estar limpio. Eventualmente, también debía detenerme en algún lado a descansar pues no sería buena idea conducir sin haber dormido.

 Creo que fueron dos horas más por la carretera, cubierta de oscuridad y de estrellas bien arriba. Hasta que por fin, encontré un lugar para pasar la noche. Era obvio que era uno de esos hoteles para camioneros, pero el punto era descansar un poco y poderme hablar, así no me pudiese cambiar de ropa. Me dieron la habitación más pequeña. Aproveché para ducharme y luego traté de dormir pero no podía cerrar los ojos. La imagen de su cuerpo tirado en el piso me acosaba.

 Solo dormí unas cuantas horas, durante las que me desperté en un sinfín de ocasiones, hasta que decidí arrancar para aprovechar el día. No tenía ni idea adonde iría pero el clima ya había cambiado pues me acercaba cada vez más al océano, donde no tendría más lugar para donde huir. Y no tenía pasaporte ni nada por el estilo si es que me daba en algún momento por salir huyendo del país, pero puede que eso fuera la idea más tonta del mundo pues siempre cogían así a la gente en las películas.

 Lastimosamente, no estaba en una película, era la realidad. Y en la realidad a la gente le importaba mucho si uno mataba o no a otro ser humano y las razones para hacerlo nunca eran una justificación para nada. Además, pensaba, nadie más debe saber las razones de nuestro enfrentamiento y de porqué de su gemelo desenlace. Eso es algo que me concierne a mi y al pobre que ya está muerto, a nadie más. En todo caso sería muy difícil de explicar y mi cabeza no estaba para eso.

 Entré a un pueblo pequeño y busque una tienda donde pudiese comprar ropa. Menos mal todavía llevaba mi billetera en el pantalón y tenía un solo documento de identidad que podría servirme de algo o, al revés, servir para saber donde estoy. Pero no quería preocuparme por eso, primero lo primero. Como ya sentía más calor, decidí comprar una bermuda, una camiseta como de playa y unas sandalias de color amarillo. Después de pagar, pedí permiso para cambiarme dentro de la tienda. Al salir, tiré la ropa manchada en un bote de basura grande.

 Seguí conduciendo por varias horas más hasta que las plantas que crecían a un lado y al otro de la carretera empezaron a cambiar de nuevo. Ahora había plantas de banano y palmeras de todos los tipos. Estaba en clima cálido y el mar estaba cada vez más cerca. Mientras me acercaba a él, quise tener un plan de lo que iba a hacer ahora en adelante, pero la verdad era que mi cerebro no podía concebir nada como eso. Incluso me pasó la idea de entregarme, pero eso era muy ridículo.

 Ellos debían encontrarme y punto, no iba a pensar nada más sobre eso. Debían de esforzarse y juntar las piezas del rompecabezas. El automóvil que había dejado en la casa de él no era mío pero no sería difícil conectar los puntos. Y al estar tan mareado al salir, puede que mis huellas hubiesen quedado por todo el lugar, lo que cerraría el caso en un abrir y cerrar de ojos. El punto era que no fuese todo tan fácil pues estaba seguro de no estar listo para la cárcel, no por el momento.

 Al llegar a un intercambiador, decidí seguir la costa hasta una ciudad de tamaño medio, famosa por su dedicación al turismo y al cuidado de un parque nacional que estaba muy cerca. Conduje por un par de horas más hasta que llegué a la ciudad. Lo primero era deshacerme del vehículo y luego tendría dinero suficiente para establecerme en algún sitio, comer y tratar de descansar para esperar por un nuevo día que podía ser igual de malo que el que estaba viviendo.

 Me quedé en un hotel unos tres días hasta que conseguí un empleo como guardabosques en el parque nacional. Ellos contrataban a cualquiera que estuviera dispuesto a hacerlo y proporcionaban una pequeña cabaña en la cual vivir. Desde el primero momento adentro, supe que eso era lo que debía hacer en este momento de mi vida. He arreglado la casita lo mejor posible, con pequeños detalles tontos que he comprado por ahí. El carro lo vendí al poco tiempo de mudarme y ese dinero ha sido de gran utilidad.

 No solo me ha servido para sobrevivir sino que vivo una vida bastante confortable al borde de la civilización, dando paso a eco turistas que quieren ir a tomar fotos de animales o solo quieren penetrar en un bosque cerca del mar, entre este y la montaña. A veces hago de guía.


 Pero lo principal es que sigo esperando. Sigo esperando con paciencia el día en que vengan por mi, me lean mis derechos y me digan cuales son los cargos de los que me acusan. Estoy esperando ser juzgado y condenado para siempre. Estoy queriendo verlo pronto.

viernes, 3 de marzo de 2017

Cold town

   It started very early one morning, as everyone in town was sleeping. It was very unusual but every single person was asleep and didn’t see the clouds forming in the darkness and the first tiny rocks of hail fall from the sky. What awoke most of them, hours later, was the sound of thousands of little balls of ice falling from the sky and hitting their windows and roofs with a certain insistence. Only some dared to go outside and check on their belongings like cars and such. It wasn’t safe.

 The white curtain created by the downpour looked almost solid at one moment. Everyone was fascinated by it, mainly because they had never really seen hail or anything similar to ice falling from the sky. The small town was located in a warm area, not that far from the sea. So the occurrence of a hailstorm was extremely rare and certainly very special for everyone there. Every social gathering was canceled and every family had to stay home, without studying or working.

 This resulted in very interesting conversations between members of families. People that didn’t really have a great relationship started speaking about something that they thought was interesting and harmless in a way too. They hall had theories as to why they had been hit by a hailstorm but the most people popular theory was that there was a cold front that came rushing in from the south and it collided with the very warm weather of their valley and then created the hail.

 The point was that everyone now was talking, every house in town had member that were now sharing thoughts and, after a few hours, those theories did not have a limit: some people found it easier then to explain to their children how babies came into the world and children would understand very fast. Other families discussed things they had left buried and unspoken and suddenly they were all solving problems that had been harassing them for years.

 It was difficult to explain. Some blamed the actual hail, others the temperature and others the fact that people had been made to stay in the same rooms and houses as their families, making them talk to each other. But they could have stayed as before, not speaking and having secrets from one another. There was something, some kind of special mood that made the families share what they had been ignoring on purpose for so long. Of course, not every scene in town was of love and beauty. Some were harsh as the truth is not always the prettiest of situations.

 But they talked and that was advancement. In a town were many fathers refused to hug and kiss their sons, it was a huge progress that they had started doing that, as the storm grew stronger towards the afternoon. Many years later, some elders said the water contained in the fallen hail had formerly been holy water from a special source. Others said a native shaman had enchanted the pieces of ice with a spell to make people truthful. They all had different and imaginative answers.

 It appeared to be that people were afraid to say they had feelings and that they had acknowledged that for a moment. Because after the storm, everything returned to normal and it made the situation in town much harder than usual. It was the reason for many of the younger people to leave that region and look for a better place for them. They had tasted a bit of something they had loved and now they wanted their lives to be exactly like that all the time, filled with love and not secrets.

 The elders and most of the parents returned to their old ways of not talking to their children and keeping all of who they were deep into themselves. Inside, they feared that they may have gone too overboard with their display of feelings but no one really thought it was like that. Everyone agreed that being open was the best option for all but they all thought this in secret. They did not dare to change what they had been doing for so long, even after the so-called magic in the hail.

 All the inhabitants that had been born over thirty years ago had develop something like a shell around them. They all had it and it was because during their times as children and teenagers, the exposure of feelings and displays of affection were deemed a weakness and something real men wouldn’t do. As for women, it was something one could expect from them but it should never be discussed or addressed in any way. In that part of the world, people had been raised to be like that.

 Young people had also been raised like that but it was the hailstorm that awoke something in them. It made them realize that things didn’t have to be as they had always been. Maybe there could be a little bit more honesty or love in the world. With the memories of everything said and done during the hailstorm, they decided to leave their homes as soon as they were able to and made a promise to always look for a truthful life, never falling back to the old ways of their families and ancestors. That’s why they all left, leaving that small town to die slowly.

 The ones that stayed there died in the following years, at a faster rate than normal. People from other regions came to investigate, as the mortality rate had accelerated in a fantastic manner. Some believed it had to do with a mysterious disease or something like that but no disease was ever found among the dead. Yet, for some reason, every inhabitant of that town was dying much younger than normal and out of nowhere, without any symptoms prior to their untimely death.

 Every day someone died and only one baby was born in the span of six months. Those rare babies would also day after a couple of days. Some people left town during those times but they weren’t many, just scared of death. Maybe that had made them decided they were maybe better off somewhere else. But that was a very rare decision to make, as most people stayed in town to die. Some days one, some other days up to five people would die. All in peace, not violently.

 They were no memorial services, not for any of the dead. They were just buried in the graveyard, and that was it. Life continued after that but in melancholic manner, as if it was slowly giving up on everything that had a beating heart. Investigators looking into the deaths reported in town, were driven away not long after by the sadness and depressing vibes that place had for people that did have warm blood running through their bodies, making them alive.

 The thing was that, all of the people there, the ones that had stayed, were not alive anymore, not like a normal human being. They had been dead inside for quite some time, way before the day the hailstorm hit them with its mysterious aura. It wasn’t anyone’s fault but theirs that they were cold and emotionless. They had decided to be like that, blaming their parents and their beliefs. They decided to accept the world as it was, instead of trying to leave their personal mark in it.


 A couple of years later, every single inhabitant of that town was dead. The graveyard came to be one of the largest in that country and only curious eyes would visit it. Family would not come and friends had never existed. Their houses slowly crumbled to pieces and in a couple of decades, no one even remembered such a place ever existed. And no one ever tried to rebuilt or anything like that. It was a done deal.