viernes, 1 de septiembre de 2017

El amor es un unicornio

   Nos veíamos cada que podíamos, más que todo en mi casa. En la suya era prácticamente imposible, puesto que su pareja trabajaba allí. No tenía una vida de oficina como la de la mayoría de la gente sino que redactaba sus artículos en una mesa que solo vi una vez, el día que fingí ser alguien del trabajo de Esteban. Ese día le vi la cara a Nicolás y tengo que decir que no sentí nada más sino alivio de que, por alguna razón, yo llevaba un sobre en la mano cuando abrí la puerta.

 Por eso nunca vamos a su casa. Nicolás puede que salga por unas horas pero siempre regresa más rápido de lo que uno cree, eso dice Esteban. Cuando me lo dice, y siempre lo hace, tiene una cierta melancolía en la voz, como si estuviese hablando de una vida pasada o de alguien que recuerda de su más tierna infancia. De esa manera sé que ama a su pareja y nunca lo va a dejar. Por mí, todo está bien. Cuando conocí a Esteban jamás busqué algo serio, no estaba de ese humor.

 De hecho, nunca lo he estado. Llevo quince años felizmente soltero y todavía sigo sin sentirme cómodo con la idea de despertar todos los días con alguien al lado, compartir un alquiler y el pago de las facturas y soportar los horarios de otra persona. Simplemente no tengo la paciencia para eso y creo que he hecho bien. No voy a engañar a nadie: la he pasado muy bien así como estoy. Y eso que no ando buscando sexo en lugares oscuros, al menos no tan seguido como antes.

 Mi carrera me ha dado lo suficiente para llevar una vida agradable, con las comodidades que quiero tener: puedo comprar las películas y videojuegos que quiera, cambiar el televisor o el celular si se daña e incluso regalarme uno o dos viajes de precio medio al año. Creo que no está nada mal y así es como disfruto mi vida, sin problemas. Por eso lo único que sentí cuando conocí a Nicolás fue un profundo alivio de que las cosas no cambiaran para mí. No quiero líos por tonterías.

 Sí, la paso muy bien con Esteban. Casi siempre que viene lo recibo con un beso, toco todo su cuerpo y después tenemos sexo un buen rato hasta que nos cansamos. Lo extraño viene después, cuando estamos desnudos y pedimos algo para comer y hablamos de la vida, de cosas que nos pasan, discutimos nuestras opiniones, incluso sobre religión y política. Nos llevamos bien en todos los sentidos y por eso siento que Esteban es alguien especial. Pero me niego a confesar que sienta algo por él porque cuando lo veo lo primero en lo que pienso es en tocarle el trasero.

 Nos conocimos en el gimnasio que queda cerca de mi casa. Voy allí una hora todas las noches, más que todo para relajarme. No me mato en clases o en máquinas como todos esos otros desesperados. Solo me ejercito escuchando música y poco o nada me importa lo que piensen los que están alrededor. Solo hago lo que hago y una de esas cosas es mirar por ahí, a ver a quién veo de interesante. Por eso no puedo decir que solo haya conocido a Esteban así, sería mentir.

 Me protejo y a los demás y creo que esa es la regla general para llevar una vida así, de libertad sexual. El resto ya va en cada persona y la verdad es que muchos hombres son bastante promiscuos. No les importa acostarse con una persona distinta todas las noches y no exagero. Muchos creen que eso es sucio pero la verdad yo siempre me siento con más energía después de tener relaciones con alguien, como que libero muchas de las cosas que quieren joderme la mente.

 Con Esteban sí hay un cambio y es que, desde que nos conocimos, él ha comenzado a pensar en mí como un amigo y no solo como su amante. Al comienzo se iba tan pronto el condón terminaba en el cesto de la basura. Pero ahora se queda por horas, incluso le habla a Nicolás cuando está al lado mío en el sofá, viendo alguna película. Le dice que soy una de sus amigas o que está en un sitio público o cualquier otra mentira. Eso es algo que me sorprende en ocasiones.

 Yo nunca he mentido y creo que eso también hace parte de lo extraño que me sentí la vez que vi a Nicolás en su propia casa: yo prácticamente nunca le miento a nadie. Mis amigos saben como soy y por eso nunca aparecen de la nada en mi casa. Siempre me llaman antes y aunque no pregunta directamente, sé que lo hacen para saber si hay alguien conmigo. Les digo que vengan y listo, saben que la persona ya se fue o simplemente no hubo nada en ningún momento de ese día.

 Mentir sí me hace sentir sucio. De pronto más que mentir, es el hecho de no ser sincero conmigo mismo y con otros acerca de quién soy en realidad. Desde joven empecé un proceso largo y difícil de aceptación que culminó en la creación de una personalidad bastante práctica: solo me preocupo cuando las cosas de verdad se ponen difíciles, cuando de verdad hay un problema a la vista. Lo de Esteban, eso de decirle mentiras a las personas a diestra y siniestra, es algo que yo nunca haría. Sinceramente, creo que si me planteara ser pareja de alguien, eso sería algo que ver.

 La verdad es que no he visto a Nicolás una sola vez. Nunca se lo he contado a Esteban pero hace muchos años, en la universidad, vi a Nicolás yendo de la mano de una chica. Cuando lo vi en el apartamento de Esteban me acordé de esa imagen como si fuese una película vieja. Recuerdo que era la plaza principal de la universidad y la chica era una de esas de las que todo el mundo habla porque ha sido reina de belleza o modelo o algo parecido. El caso es que yo no era el único mirándolos.

 Siempre he querido preguntarle a Esteban si sabe de ese aspecto de la vida de Nicolás. No es algo que me incumba, así que nunca lo he planteado en nuestras conversaciones post-sexuales. Además, se me tiene prohibido hablar de él, dicho explícitamente por el propio Esteban. Cuando me lo dijo, con una cara de enojo y miedo, me reí en su cara. Se enojó tanto que salió como una tromba de mi apartamento y no volvió sino hasta una semana después, cuando tuve que taparle la boca porque sus gemidos podrían molestar a mi vecina.

 Esa es otra cosa que me hace reír. Habla por teléfono con Nicolás de ir a reuniones familiares y a fiestas con amigos de no sé donde. Es más joven que yo, por un par de años, y ya tiene una segunda vida completa. Me he preguntado también si soy el único en su vida alterna pero siempre me respondo a mi mismo que es lo más probable. Esos gemidos me lo dicen así que como el hecho de que se pasa la vida en el trabajo, en su casa y en la mía. No tiene tiempo para más.

 Me hace feliz que el placer sexual que siente conmigo es evidentemente mayor que el que siente con Nicolás. Sin embargo, me he encontrado a mi mismo preguntándome sobre las habilidades en la cama de ese otro personaje. ¿Será que es tan malo como haría parecer Esteban con sus actuaciones o es simplemente una persona distinta, que gusta de hacer las cosas de una manera diferente? ¿No lo sé y eso sí que nunca se lo preguntaré a Esteban. La razón es que la verdad no me interesa.

 En algún momento Esteban saldrá de mi vida porque todas sus mentiras se concentrarán en un solo punto y harán que su cabeza explote de la tensión. Es solo cuestión de tiempo y espero no estar demasiado cerca cuando ocurra, con una llamada será suficiente.


 Y yo me moveré a otros territorios y seguiré siendo el mismo de siempre. No, no creo que me enamore nunca porque no creo que en ese animal fantástico. Me quedo con el tacto, con los gemidos en mi habitación, con el calor humano y con las conversaciones casuales.

miércoles, 30 de agosto de 2017

The ways of the mind

Day and night, he went to the gym. And when he wasn’t there, it wasn’t strange to see him on a swimming pool, playing tennis, kicking footballs on a park or just jogging around the neighborhood. Jason had been a chubby kid fro ma very young age and the bullying he suffered in primary school and then high school, made him start his training. He finished high school from home and once he entered university, he was an entirely new person. Many of those who had mocked him, were now envious of him.

 Of course, Jason loved that. He really liked to see the face on the people that had pushed him into lockers or shamed him in the changing rooms after gym class. He had seen a number of them in his university and it was always a pleasure to see their faces when they realized who they were looking at or, even better, who they were talking too. Even the many girls that mocked him in school were now falling for him left and right, forgetting their past words directed at him.

 He had been called a “pig”, a “hog” and a “chubby little fag”. Children can be mean, that’s true. And it’s always blamed on the parents, rightfully so. But Jason had discovered, with time, that all those people that had mocked him earlier in his life had always been that horrible. Yes, maybe they learned at home or they picked it up from the television, but the fact was that they hadn’t outgrown their bullying ways. Even in university, Jason saw how many were made fun of.

 For a while, he tried to help those people that had been left out by society at large, either because they were fat or maybe because they were gay. There wasn’t a single minority that was out of range for those that mocked them. He went to several meetings of college groups, he held rallies and supported the so-called liberals to help improve the situation on campus and he even experimented on a private level to fully realize he was as open and really free as he thought he was.

 The first year in college was good but then he grew annoyed by the crowds, by those who wanted everything to change. They wanted the world to see itself through their eyes, instead of trying to be part of the community. He met very angry people and extremists, where he would have never thought to see any of those. He stopped going to the meeting, supporting political candidates and even helping shamed people to stand for themselves. It had become a burden on him and he felt it wasn’t fair to carry someone’s load when he had so much to process by himself.

 He focused in only two things: his studies and his workout regime. A year before he got his degree, he was able to pay the rent for a small apartment not so far from home. He had gotten a job at the gym he worked out and that had given him enough money to get where he wanted to go. He was to become a real state agent and he would try to be the best at it. Jason had always loved many of the things related to that job and he was certain he could get his license in a heartbeat.

 He started as a part-time intern in a real state agency. There, he could get all the necessary experience to get his license and maybe even get noticed by some of the bigger agencies to get hired for a full-time job, hopefully being the person that shows people houses and apartments. That’s what he wanted to do, for a long time. Jason was even willing to leave the gym regime in order to get his dream job, although he would still try to workout as much as he could on nights and weekends.

 One day, Jason had left for his job from his tiny apartment. It wasn’t a perfect life, but the liked it a lot. He really loved to go and learn a little bit everyday. He had learned some architectural terms, as well as many things an engineer should know about how houses work. He had even been taught how to properly accommodate furniture in order to secure a sale. He was really in love with it all, with every single detail. And it showed. People would often tell him they thought he looked better, somehow more energetic.

 That morning, when he felt on top of the world, an SUV came roaring through his street. Jason woke up really early, so he knew it was uncommon for that to happen. Nevertheless, he didn’t looked back to the noise, as one would have. He was busy thinking about his day, he was busy being too happy about himself and his achievement. He was to busy to notice the SUV had veered towards the building and that it was going at full speed on the pedestrian side of the road.

 A neighbor called the ambulance, several others watched from their windows or from their doors. No one else helped, no one else said a word. The woman that had found him had lost a husband recently, so she knew exactly how it felt to lose someone like that, in the blink of an eye. So she decided to call and help another family not being torn apart. The ambulance took a bit too long to get there. When he got to the hospital, Jason had lost a large amount of blood and the doctors where not optimistic. It was nothing short of a miracle how he recuperated, in a way.

  The hardest moment was when he woke up. Jason knew immediately what had happened. He didn’t have a hazy memory; he didn’t pretend he didn’t know what was going on. The moment his eyes opened, that young man knew his legs weren’t working and they might never work again.  He touched them softly and, when the nurses weren’t there, he pounded the hard, in rage. He wanted to die several times during the course of the next few weeks. Aside from his legs, the rest of his body was fine.

 Well, except for his brain. Because he was pissed with the world, with life and with everyone that owned a fucking SUV. He couldn’t understand how people drove drunk. That was what the police had told him, that a drunken man had being the one that had put him on that hospital bed. But they could not really prove it because the SUV had never been found as no surveillance cameras had ever being installed on that street. No neighbor had seen anything, or so they said.

 Jason grew to hate everyone, especially the days his mother and father came to his house to take him out for some fresh air. After being the most admired man in his gym, he was no a ghost of his past. In a way, he was that “chubby fag” again. He hated everyone for being able to walk and he preferred to be inside, away from others, sheltered from their laughs and their lives. His was over, so he didn’t really mind about anything else. As far as he knew, his life had come to an end.

 However, a young policewoman had entered the force recently. She was called Susannah and had freckles all over her face. She had being bullied at school and now she was a real police office. She investigated Jason’s accident and, with resilience and intelligence, she was able to discover that the person that had run over Jason had not being drunk. Furthermore, he was a former student in the same high school as Jason and also in the same university. He was called for questioning shortly after.

 Months later, he was sent to jail for attempted murder, as he confessed he had hated Jason from day one in high school. He hated that people that he deemed “less” could become successful when others like him, so successful in early life, were now facing the hard reality of life.


 Susannah explained it all to Jason and he thanked her for giving him back his life. Inspired by her, he went back to the gym to try and recover his legs. Nothing was lost forever, not his real estate license, not his legs, nor his will to live. Jason would never again let go.

lunes, 28 de agosto de 2017

Vaticano al desnudo

   Afortunadamente, era primavera. Las flores estaban en todas partes: en las terrazas de los apartamentos, en materas puestas al lado de ventanas en oficinas y en los costados de la avenida, cerca de los bancos donde era frecuente ver turistas y ancianos alimentar a las palomas. Pero de eso no había nada. No había gente, ni palomas ni se escuchaba el incesante tráfico romano. No había ningún otro ser vivo. Solo estaba Mario, desnudo en la mitad de la calle, sobre las frías piedras.

 Desde donde estaba se podía ver la majestuosidad de la basílica. Incluso en una situación tan extraña, era fácil encontrar majestuosa la arquitectura de la ciudad. El día acariciaba su piel con un sol amable, ni violento ni frío. Algunos papeles corrían por la calle empujados por el viento y, a lo lejos, se escuchaban los golpeteos de alguna ventana abierta. No todo estaba muerto, no todo se había ido. Mario caminaba despacio, hacia la iglesia, mirando hacia un lado y otro de la avenida.

 Por alguna razón, estaba seguro de que en algún momento alguien gritaría desde una esquina y la policía vendría corriendo a llevárselo quien sabe adonde por delitos relacionados con su desnudez. Pero no había nadie que pudiese gritar, no había policía. Cuando había despertado, hace menos de una hora, se había cubierto su pene con una mano por vergüenza. Pero mientras más se acercaba a la iglesia, más seguro estaba de que la situación no cambiaría de un momento a otro.

 Separó su mano de su miembro y la usó para formar una visera, pues el sol había empezado a brillar con más fuerza. Se sintió algo tonto al pensar que se sentía mucho placer al tomar el sol de esa manera. Además, el empedrado del suelo estaba frío y eso ayudaba a modular la temperatura del cuerpo. Una vez pisó el suelo de la plaza, sintió un frescor especial. No solo eso, se detuvo a contemplar una vez más las altas columnas y el enorme domo que se elevaba frente a él.

 El lugar en el que había despertado era un callejón al otro lado del puente Vittorio Emanuele. Yacía en el suelo, con sangre seca debajo de su cuerpo. Tenía la mejilla contra el suelo, lo que le había causado un ligero dolor de cabeza. Pero gracias al sol ese malestar se había ido. Se demoró en ponerse de pie porque creía que soñaba pero lo que sucedía era muy real. Al comienzo las piernas no le querían funcionar bien. Solo después de cruzar el puente pudo mantenerse de verdad estable. Su memoria era un caos. Había imágenes pero nada concreto.

 Ya había estaba allí antes. Eso sentía. Percibía que antes todo ese lugar había estado abarrotado de gente. Ahora no había nada. Estaban todavía los puestos de revisión de vestimenta y eso lo hizo reír. Su risa explosiva se expandió por la forma del lugar, pero nadie había allí para escucharla. En ese lugar hacían devolver a los turistas por tener pantalones cortos o camisetas que no cubrían los hombros. Y ahí estaba él, desnudo por completo, caminando como si fuera la cosa más normal.

 Pensó de inmediato en una estatua antiguo. Fue entonces cuando cayó en cuenta que él no era de Roma sino de alguna otra parte, porque había estado allí como turista. Su mente se inundó de recuerdos de varias esculturas de hombres y mujeres parcial o completamente desnudos. Sabía que todas esas obras estaban muy cerca de allí. Pero no recordaba si había venido con alguien o si había estado solo todo el tiempo. El caso era que estar desnudo, como esas esculturas, lo hacía sentir que encajaba a la perfección.

 El interior cavernoso de la basílica era impresionante. El poco sonido que había rebotaba contra todas las paredes. De hecho, se asustó al oír con claridad los latidos de su corazón. Sus pasos se dirigieron lentamente al centro del lugar, donde se quedó un rato admirando las incontables obras de arte que había por todos lados. Se sentía extraño allí, como un ser diminuto en un mundo de gigantes. Seguro era lo que millones habían sentido antes pero para él se sentía como la primera vez.

 Lo que fuera que lo dirigía, le decía ahora que caminara hacia un costado y penetrara por una puerta que ya estaba abierta. Había señales por todas partes, así que era obvio que estaba permitido que la gente utilizara esos corredores que rápidamente se convirtieron en escaleras. Poco a poco se fue cansando y una sed desesperante invadió su cuerpo. Recordó ver una fuente pública en algún lugar de la calle y se lamentó no haberse detenido allí para recuperar el aliento.

 Sin embargo, siguió ascendiendo hasta que llegó a otro pasillo que lo condujo hacia un lugar espectacular. Estaba justo debajo de la cúpula, caminando por un pasillo estrecho que recorría toda la circunferencia. Se atrevió a mirar abajo y dejó salir un gemido de sorpresa que, como el grito en el exterior, se expandió por todos lados hasta que dejó de oírse poco después. El lugar era simplemente increíble. Tanto detalle, tanta mano de obra que había recorrido esos muros y suelos y techos y ahora ninguna de esas personas existía. Ni los creadores ni los millones de turistas.

 Siguió subiendo por otra escalera y fue entonces cuando cayó en cuenta de algo: de verdad ya no había nadie en el mundo. Era eso o algo muy grave había pasado en la ciudad de Roma. Trató de recordar algo de su pasado mientras ponía un pie adelante del otro pero no recordaba nada preciso, solo imágenes, unas claras y otras borrosas. Ninguna parecía hacer referencia a lo que él quería averiguar. No recordaba gente muriendo ni una explosión fenomenal ni nada por el estilo.

 La escalera se fue ajustando a la curva del domo hasta que Mario tuvo que agacharse un poco para no golpearse contra el techo. Por un momento, pensó que tal vez eso habría sido algo bueno pues tal vez ayudara con su mala memoria. Sin embargo, una contusión no era algo muy atractivo en que pensar, en especial cuando no sabía nada de lo que le había pasado. Más de una hora había transcurrido desde su despertar en aquel callejón y todavía no sabía nada nuevo, nada que le diera verdadera información.

 De pronto, sintió de nuevo el sol en la cara. Estaba ahora en una terraza cerca de la punta de la cúpula desde donde podía ver toda la ciudad o al menos buena parte de ella. Podía ver la plaza abajo, las columnas, la avenida que se extendía hasta el río e incluso el puente por el que había dado tumbos. El callejón estaba oculto por edificios pero sabía donde estaba. Se quedó mirando allí, por varios minutos, como esperando a que pasara algo que le indicara que era lo que estaba pasando.

 Pero pasaron cinco minutos y después veinte y nada pasó. Sentía el viento en su cuerpo y un escalofrío lo recorrió desde la punta de los pies hasta la punta de la nariz. Su estomago gruñó con fuerza y recordó que aún no había comido nada. Allí abajo, en los alrededores de la plaza, había varios restaurantes cerrados. Seguramente podría tomar algo de allí y a nadie le importaría, estuvieran muertos o no. Era primordial aliviar sus necesidades básicas para poder investigar más.

 Quince minutos más tarde estaba allí abajo, caminando despreocupadamente. Miraba las vitrinas y se decidió por una pastelería. Tubo que romper un vidrio para entrar pero todo lo que había estaba todavía bueno. Calentó agua para tomar té y, tras terminar, hizo uso del baño del lugar.


 Por un momento pensó en conseguir ropa pero después se dio cuenta que le gustaba estar desnudo, así que ignoró la idea. Fue justo entonces cuando se fijó en un puesto de periódicos y una portada atrajo su atención. No sabía italiano pero por fin comprendió qué era lo que había ocurrido y lo siguiente que tenía que hacer.

viernes, 25 de agosto de 2017

Recurrent dream

   I like lying on my bed every morning for a while, after I wake up. I clean my eyes and walk around naked for a while around my room, trying to decide what to do next. And what I always do is just lying there, watching the rood or staring at the window. Not that I’m actually using my eyes right there, I instead imagine another world, another place. I do that because, every single morning, I feel this is not my life. I feel my real self is somewhere else, living through something very difficult.

 It often happens that when I dream, I see this man in one room. It’s always the same room. I can see a bridge through the window and there are two beds, very neatly made. Everything is clean and there are also plushies everywhere. The man that I see sitting on one of the beds, the one nearest to the window, is not really the age one would think someone would have if you saw all those plushies and toys and several other stuff. It seems he’s stuck there, in that place, who knows for how long.

 I stared at him for so many nights. The dream was always the same and it would dissolve into my usual slumber after only a few minutes. It never lasted long so I couldn’t really pick up many details. After a while, I trained myself to be more aware of the dreams and try to really look around. The first thing I discovered was a teddy bear and that image stayed with me for long. Last Christmas, I even made the mistake of remembering the bear as if it had been mine, only I never had a bear.

 Oddly enough, my mother told me I almost had one. My grandfather had plans to buy one the day I was born, in order for him to be the first person to ever give me a gift. He wanted to have a strong presence in my life and he had decided a bear, carefully made and wearing a red shirt, would be the way to do it. Sadly, my grandfather had a heart attack some days before my birth, so he never got to buy the bear and I never got to meet him. That was the first time I had heard the story and it gave me chills.

 So, of course, I kept trying to figure out the recurring dream I had been having. But, for months, I was stuck in the same place every time. I saw the bear and then, when I turned my head towards the man, I instantly blacked out and then moved on to another dream. Well, to be honest, the first few times it happened I would wake up in terror, sweating and just too scared to go back to sleep any time soon. Those nightmares gave me dark marks under my eyes but I countered those by choosing to jog at night around my neighborhood, a very quiet place to think.

 I would come back sweaty and tired, ready to go to bed without any disturbance in my head or in my life. But the nuisance was there nevertheless. The dream returned a few days after and I just managed to handle it the best I could. I tried hard to discover anything new but it didn’t go anywhere. So I just decided to play a layback role every time, hoping my unconscious mind would get bored of playing the same dream over and over again. But it didn’t. It kept insisting.

 My parents entrusted me with a very large company, the main one in their corporation. It was started many years before by my grandparents and I just try to keep it going forward. We manage various companies dealing with trade and that makes my job very challenging but very fulfilling at the same time. I have been able to visit half of the world and I have learned so many things, even more than the ones I learned back in college, where I graduated with honors. I had always excelled.

 In my family, every single person trusts me with their lives, their secrets and their money. Every time there’s a problem somewhere, they call me to fix it or at least to call someone else to fix it. Since my high school days I have been connecting with various people around the globe and I have now an enormous network of friends and family in every single corner of the planet. Everywhere my jet lands, I have someone doing a party for me or at least treating me to dinner.

 Maybe it’s the dream, but I have found myself thinking what would my life be like if I hadn’t let this life. I think I would be fine. Maybe not rich but I would like to think that I would be as driven and smart as I am right now. I even think I would be just as much as attractive physically and socially as I am now. I have learned not to be ashamed of myself or of my various assets. I have made efforts in my life so I think it’s ok to let people now I’m very proud of everything I am and what I’ve done.

 That man in the dream seems worried. He’s not very well dressed and, to be honest, he looks bored to death. I cannot really make up his face entirely. I mostly see his body, like a shape, sitting there on the bed. It was a long time after I started having the dreams when I realized the man was actually moving the whole time. He seems to be writing, typing something on a laptop computer in front of him. The night I discover that fact I woke up tremendously excited because there had finally been a breakthrough. Whatever that was, it was going somewhere.

 You may not understand this, but I need to feel I’m always in control. I wouldn’t say I’m a control freak or something that crazy. The thing is I like to understand everything that happens around me, even if I’m not very familiar with whatever it might be. That’s why, when I travel, I try to meet locals and I ask them many questions in order to better understand their culture and their states of mind. It’s a unique way to understand a whole country, in order to do proper business.

 That’s why I cannot stand that I have the same dream every night and I cannot see or get what’s happening. I even got to a psychiatrist in order for him to explain what’s up with my head but he told me it was a pretty normal thing and that, once it resolves itself, it will simply go away as if nothing had ever happened. Normally, I would never doubt a professional but something tells me this is something else, this is maybe something much more powerful and convoluted than I thought.

 Then, Camilla came to my apartment. She does that frequently. Sometimes I go to her place and sometimes she comes to mine. My family has been pushing me to ask her to marry me but I cannot seem to find the time to do it. She’s very beautiful and entertaining, she has even heard every single detail about my dreams and has tried to help me find a solution. But something tells me I shouldn’t make that big step until I solve whatever is going around my head. It feels important.

 The last time she came, however, something changed. The dream happened as always but, when I was supposed to wake up, I finally got to see him. The man actually raised his face towards me and looked at my eyes with his, which were sad, kind of red. Then I woke up. I was sweating again. I got up as silently as I could, walked to the kitchen, and had some water. I was trembling a bit and my breathing was off. I tried to calm myself, trying to remind my mind it had been just a dream.

 I just realized the man I had been seeing in my dreams, for so long, was me. Those eyes were mine, that face was mine. Every detail was a copy of my real self. He looked sad, despaired and hopeless. I felt all of that inside me and I guess that’s what made me shake so much.


 However, what scared me the most was the fact that I got to see, through his eyes, what he was doing on the laptop. It happens he was writing. It was a short story and it was how, every so often, he had a dream about being someone else, having a much better life than the one he had.