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miércoles, 9 de diciembre de 2015

Pensamientos actuales

   Es extraño, pero cada vez lo echo más de menos. Cada día que pasa, siento que debería estar aquí conmigo, siento que debería estar abrazándome y besándome y diciéndome todas las tonterías típicas que dicen las parejas cuando uno de los dos no se siente muy bien que digamos. Creo que sería la única persona capaz de darse cuenta el dolor que tengo, sería el único capaz de identificarse conmigo y solo él se pondría en mis zapatos y me entendería como nadie más.

 Todo eso es raro porque no sé quién es él. No tengo ni idea como es, que piensa o donde vive. No sé siquiera si habla mi mismo idioma, si tiene mi edad o siquiera si todavía vive. Por lo que sé, podría estar muerto, podría haber vivido hace cien años o de pronto vivirá dentro de otros cien. O tal vez, y esto suena aún peor diciéndolo así, yo sea para él pero no él para mi o viceversa. Esa sí que sería una verdadera tragedia. Si las coas cosas son así, no lo quiero saber.

 He soñado con él numerosas veces. He sentido su brazos a mi alrededor, su calor corporal abrigándome y su energía reconfortándome cuando lo he necesitado. Extrañamente, nunca he visto su cara en esos sueños y, si alguna vez la vi, mi mente se encargó de borrar ese recuerdo. De pronto no es bueno para mi saber con antelación quién es él. Al parecer la sorpresa debe ser un elemento importante. Pero yo ya no estoy para sorpresas, estoy cansado de esperar.

 Porque no solo espero por él sino por un gran número de cosas. Espero por una vida tranquila, en la que se me de una opción para ser alguien. Creo que eso es lo que sucede en la vida de la gente: en algún momento les dan la opción para demuestren quienes son y de que están hechos y después la vida va desenvolviéndose según lo que cada uno haya hecho. Yo no soy de los que luchan incansablemente y nunca lo voy a ser. Simplemente no lo soy. Y sin embargo creo que merezco una oportunidad, como el resto del mundo.

 Necesito esa oportunidad para hacer una vida, para poder vivir por mí mismo, tener mi propio espacio y entonces estar más listo que nunca para lo que sea que venga que después, incluido él. Y no, no digo que mi vida gire entorno a la llegada de alguien que ni siquiera conozco. Quiero decir que él será un pedazo del todo, tiene que serlo porque creo que todos necesitamos un soporte en la vida, sea quien sea.

 Ese soporte tendría como finalidad el apoyarme ciegamente cuando lo necesite. Eso sí, tendría la decencia de decirme cuando estoy haciendo mal las cosas y como puedo mejorar y yo lo ayudaría a mejorar a él y así todo el tiempo. Seríamos antes que todo amigos y después amantes y después muchas cosas más que quisiera ser con alguien.

 Hoy, que siento dolor de cuerpo y una bola en la garganta, quisiera tenerlo en cama conmigo y poder abrazarlo. No lo besaría para no pasarle el virus que tengo en mi interior, pero sí le pediría sus brazos y sus piernas para que me calentaran el alma, más que mi cuerpo que ahora parece cambiar de temperatura cada minuto que pasa. Es insoportable.

 En ese futuro, quiero tener un trabajo en el cual concentrarme y quiero tenerlo a él para relajarme y para confiarle esas tonterías que toda la vida he querido confiarle a alguien. Nada de secretos ni nada tan importante sino aquellas anécdotas que uno recoge y que siempre quiere contar pero no hay nadie a quien decírselas. Yo se las diría a él. Y él se reiría o solamente me daría un beso después, a manera de recompensa por tener, de vez en cuando, buena memoria.

 Soy consciente que, si él llegase algún día, no tendría ni idea de que decirle. No sabría como tratarlo y no tendría ni idea de que hacer en general, simplemente hablando y casi rezando para evitar que salga corriendo. Sé que si se presentase así no más, tendría que ser yo alguien interesante, alguien por el que valga la pena quedarse y tal vez esforzarse por conocerme mejor. Y sé muy bien que no es algo muy sencillo de hacer, ni de una parte ni de la otra.

 No es por hacerme el mártir, pero la gente siempre tiene problemas conmigo y yo casi siempre con ellos. No problemas serios, sino en cuanto al entendimiento y al simple interés. La gente, casi siempre, se acerca a quien haga más ruido, a quién sea más vocal y más evidentemente la persona más interesante de un sitio. Por eso los que cantan, bailan, cuentan chistes y demás son casi siempre los más populares en cualquier sitio.

 Pues bien, ese no soy yo. No soy uno de esos que hace cuatro mil cosas en la vida y que para los quince años ya logró lo que muchos adultos no han hecho en su vida. Tienen normalmente experiencia en todo y siempre parecen estar seguros de lo que hacen y como lo hacen, a diferencia de la mayoría de seres humanos. Esos extraterrestres son lo mejor de lo mejor en la sociedad actual y, en mi concepto, son solo una fantasía pues no hay nadie que pueda soportar el peso de tantas cosas por tan tiempo.

 Yo estoy muy lejos de ese concepto. No soy ni la mitad de interesante ni la mitad de conocedor de nada. Tengo algo de conocimiento “de cóctel”, que viene bien de vez en cuando, pero eso es todo. Si sé de algo más, es de cosas que no vienen al caso en una conversación y mi ser exterior, mi físico, no invita a nadie a quedarse a tomar una copa. Por eso no estoy seguro de su llegada, si es que habrá una llegada.

 Alguien se sorprendió hace poco cuando le dije que muchos pagarían por estar conmigo una noche pero jamás estarían gratis conmigo de por vida. Pensaron que estaba siendo muy cruel conmigo mismo y que estaba exagerando de sobre manera. Les conté también cuando, hablando con un chico con el había salido a comienzos de mi época universitaria, le dije al concluir una conversación que los dos éramos las caras de una misma moneda: a mi me querían para una vez, a él para toda la vida. Y esas afirmaciones eran tan ciertas en ese momento, como lo son ahora. No tengo dudas al respecto.

 Lo sé porque lo he vivido, porque he caminado por esos senderos en los que no hay más opción sino el sexo, las demostraciones físicas de lo que podría ser afecto pero es más placer que nada más. Y a veces ni siquiera eso, a veces solo quieren sentirse importantes y eso es algo que logra darme asco. Si alguien te quiere cerca nada más para sentirse importante, con poder, para sentir que puede hacer lo que quiera, entonces esa persona es la sal de la tierra y tu un o una idiota sin remedio.

 Por eso, a veces, prefiero quedarme con mis fantasías y sueños. Porque en ellos él siempre volteará a mirarme, él siempre me tomará de la mano y me acompañará adonde sea que vaya. Al fin y al cabo son mis creaciones, son lugares que yo mismo he diseñado y que he creado en su integridad así que es obvio que se sometan a mis decisiones, a mis deseos. No podría ser de otra manera.

 Pero todo eso lo quiero yo en la realidad. Quiero esas historias en las que alguien conoce a otra persona casualmente, comiendo algo en algún sitio o en un museo o en algún sitio en el que dos personas solas tengan posibilidades de encontrarse, casi de chocar una con la otra. Ese siempre ha sido mi deseo, que esa fantasía se haga realidad porque creo que merezco que sea una realidad. Y eso puede ser que parezca muy pretencioso y ya demasiado irreal pero creo que así son las cosas.

 Porque no habría de merecérmelo después de años de no sentir nada por nadie, de imaginarme solamente que se siente estar enamorado? La verdad es que yo en el amor como tal no creo nada pero si creo que hay algo más básico y menos todopoderoso, algo más humano que se siente diferente con cada persona. Y sé que lo que quiero sentir ahora no lo he sentido nunca antes, incluso si una vez en el pasado pensé que lo había sentido. Creo que es hora de obtener ese premio.

 Pero primero necesito avanzar. Necesito que mi vida cambie de una u otra manera, de dejar de cometer errores y de dejar de complacer a los demás cuando dicen cualquier cosa. Siempre parece que me estoy disculpando por lo que pienso y cuando soy claro y no me disculpo parece que estoy siendo prepotente. Eso es porque la gente no sabe que pensar de mi, porque me creen un idiota o alguien excesivamente agresivo, pero nunca nada entre esos dos.


 Yo solo quiero estar tranquilo. Solo quiero tener alguna oportunidad. Y, honestamente, no creo que sea mucho pedir.

jueves, 24 de septiembre de 2015

Otra vez

   Hay veces que las cosas se repiten, encuentran la manera de volver a pasar, como una de esas películas que dan los domingos en la tarde. Afortunadamente, ojalá, la vida no es siempre tan aburrida y predecible, incluso cuando las misma cosas pasan. En este caso, vuelvo a dejar el país, vuelvo a dejar mi hogar y vuelvo al mismo lugar en el que estuve hace un tiempo para estudiar y buscar algo que me haga vivir más de lo que he vivido ya. La idea es hacer que me vida sea un poco más parecida a la de los demás, ya saben, con dinero y esas cosas. No hay manera de mentirse a uno mismo pues el dinero siempre va a hacer importante y nadie en verdad vive de amor o de cariño o de ser una buenísima persona. Para ser o hacer lo que quiera, una persona debe tener al menos algunos billetes.

 Pues sonar de pronto muy superficial pero esa es la verdad de la vida. Todos tenemos que hacer nuestro propio camino e ir haciendo lo propio, como sea que lo hagamos. Necesitamos algo que solo sea nuestro y lograr cosas por nosotros mismos porque alguien que no hace lo que quiere, lo que se le da la gana mejor dicho, no va a ningún lado como ser humano. Así que me voy otra vez, más que todo buscando ese nuevo camino en mi vida que me ayude a enterarme de que debo hacer o de cómo tengo o debería vivir el resto de mis días. Aunque hay gente que ya sabe que quiere hacer para siempre desde que está en el colegio, yo no corrí con esa suerte o por lo menos no siempre fue tan obvio como lo es ahora. Y encima, el camino no es sencillo.

 Esto que hago ahora, que ustedes ojalá lean, no es algo de lo que se viva fácil a menos que haya habido una oportunidad única e irrepetible. La escritura, o para el caso cualquier arte, es un vehículo difícil para viajar por la vida. Pero, para bien o para mal, algunos tomamos ese camino pues la vida entre paredes que tienen los demás, o casi todos, no es para nosotros. Personalmente, no entiendo como alguien puede vivir desde los veinticinco años hasta los sesenta y cinco haciendo lo mismo, en el mismo horario, con la misma gente, en el mismo sitio. Yo sé que si fuese mi caso, me volvería loco al poco tiempo. No condeno a quien viva esa vida pero no es la que quiero para mi.

 Eso es algo medianamente bueno, lo de saber lo que no me gusta. Lo difícil está en averiguar lo que sí. Me parece genial la gente que está segura de sí, que todo lo sabe y navega por la vida con total seguridad pero yo simplemente no tengo ese tipo de vida. Tal vez porque nunca he trabajado o porque mi familia me ha dado un lugar muy especial donde vivir, no he tenido que preocuparme por nada hasta estas alturas de mi vida. La verdad son cosas que agradezco pero siempre llega un momento en el que hay que lanzarse al agua y no pensar que hay debajo de la tensión superficial.

 Extrañamente, hoy y ahora que faltan pocas horas para irme, no siento mucho. De pronto algo de preocupación por los detalles típicos como cuidar mi equipaje y que todo salga bien con el viaje como tal, pero no estoy ansioso por llegar ni nada de eso. Estoy preocupado por mi familia, estoy preocupado por ese futuro que está allá lejos y que nunca parece que puedo tocar, pero no me preocupa ni lo que voy a hacer ni ciertas responsabilidades que, aunque tengo presentes, de ninguna manera me mueven el piso como sí otra cosas que parecen dar vueltas alrededor. Es raro pero lo único que me mueve el estómago ahora la separación más que nada más. Es porque me preocupo por lo que no ha pasado, algo que no tiene mucho sentido pues si no ha pasado, no hay nada que pueda hacer.

 Lo que quiero, y eso sí que lo tengo presente hace mucho, es tener paz. Sea lo que sea que tenga que hacer en la vida, quiero estar tranquilo y no tener que vivir preocupado por cosas externas que muchas veces ni tienen que ver con la vida de uno. Quiero poder estar tranquilo y no tener que preocuparme por cosas tan simple como la comida o donde vivir. Me parece horrible que en este mundo, al que llamamos avanzado, todavía haya millones y millones que deben preocuparse por algo tan básico. En mi caso es más por la falta de esa oportunidad de la que hablábamos antes  pero lo más normal es que sea por la falta de dinero y también de posibilidades para tener una vida decente y no carente de lo que todos necesitamos.

 No creo que sea mucho pedir. Es el colmo que haya preocuparse por algo tan simple aunque, si uno lo piensa bien, la estabilidad emocional no es algo ni remotamente simple. Por ejemplo, en todo lo que he pensado últimamente respecto a este viaje, nunca he metido la ecuación que siempre llega sin anunciarse y es el hecho de que de pronto conozca a alguien. No lo pongo en mi mente pues hace un tiempo decidí no tener una relación seria con nadie pues tengo problemas personales que atender y mi personalidad no es una fácil. El hecho es que las cosas pueden llegar en el momento menos previsto y habría que ver si eso sería algo bueno o algo malo, algo que pese a mi favor o en mi contra.

 No me preocupo por lo que vaya a encontrar más allá de las que han sido mis fronteras por ya dos años. No me preocupo para nada. No es que me lo sepa todo, pero es que hay sitios del mundo donde las cosas son mucho más sencillas y las preocupaciones son sustancialmente menores. A veces es gracioso leer de gente que tiene colapsos porque la vida les parecer abrumadora en ciudades pequeñas. No quisiera pensar que les pasaría si vivieran en Bogotá. Seguramente ya estarían todos muertos. Y no, no exagero, pero creo que alguien que vive en esta ciudad y lo hace bien, puede vivir fácilmente en cualquier otra parte. Creo que por eso no me preocupo mucho por ese aspecto.

 Voy a aprender y obviamente me interesa saber como serán las cosas, pero también es verdad que tampoco me afano por el estudio como tal. No me preocupo por las notas o como serán los compañeros o si tengo que hacer una cosa o la otra. La verdad eso ya lo he vivido tantas veces que no me afecta en lo más mínimo. Tal vez el primer día sea distinto pero eso es simplemente porque somos seres de costumbres y nos volvemos un circo cuando las cosas cambian y todo parece cambiar de lugar. Espero que lo que aprenda y el hecho de estudiar me de esas oportunidades que necesito. Es patético pero todos necesitamos a esa persona que voltee a mirarnos, diga algo bueno y nos de ese escalón que nos falta para tomar una camino nuevo.

 Eso es lo que más he ansiado desde hace tanto. La oportunidad. Es algo verdaderamente tan simple pero el mundo lamentablemente no se maneja por eso sino por quienes se conocen entre sí y como puedan concentrar sus ganancias, sean estas en dinero o en lo que sea. Así es la vida y la gente y no es algo que yo pueda cambiar. Pero debe haber alguien en el mundo que me considere a mi una ganancia, una manera de ganar dinero si quieren. Honestamente no me interesa para que me quieran, con tal de que me quieran para algo. A estas alturas de la vida, como ya he dicho muchas veces, lo que necesito es la oportunidad de hacer las cosas y de probarme a mi mismo que lo que tengo en la mente tiene un uso.

 Necesito sacar de mi mente todas las cosas que me acosan, que están allí desde hace tiempo y que surgen todos los días. Necesito sentirme útil, y creo que todo se podría resumir en ese deseo de la necesidad, comprensible y predecible, de sentirse completo como ser humano al ser considerado por otros como una parte integral de la sociedad. Al no vivir solos en el mundo, necesitamos la aprobación de otros para vivir y seguir adelante con nuestros sueños. No es que necesitemos permiso o dependamos de otros sino que siempre es bueno saber que alguien en el mundo te apoya y desea lo mejor para ti y te considera una ganancia y no alguien con el que nunca se sabe muy bien que hacer.

 La vida es a veces bastante fácil y otras veces es supremamente difícil. Eso depende de quién se es y de cómo y cuando y porqué se han dado los pasos de la vida, que definen cada cosa que pasa aunque no nos demos cuenta y a veces queramos culpar o agradecérselo a lo o al que no es. Vivir es algo complejo y no es algo simple, no es algo que se haga así no más, sin pensarlo ni revisando cada cosa. Lo que pasa pasa y hay que amoldarse a ello y por eso es que es bueno cuando uno mismo decide crear el siguiente paso y no esperar a que por obra y gracia de alguien o algo las cosas pasen porque sí. Lamentablemente la vida no funciona así.


 Por eso me inventé este viaje, pues no era algo que tenía que ser para mi. Yo decidí que lo fuese y ahora lo afrontaré y veré que puedo hacer con lo que hay. Ojalá se presente esa oportunidad que tanto deseo y necesito porque sé que sería lo único que en verdad podría cambiar mi vida sustancialmente. Es lo que necesito y lo que quiero desde hace mucho. Pero ya veremos que sucede, que es lo que tiene que pasar y lo que no, lo que decidiré yo que pase y lo que no porque, si algo es cierto, es que la vida es nuestra y nosotros labramos el camino. No podemos esperar a ver que pasa o encomendarnos al vacío, debemos dar el paso, seguros o no, y ver si hay una piedra que pisar para cruzar ese río que debemos cruzar.´ ﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽ora que faltan pocas horas para irme, no s momento en el que hay que lanzarse al agua y no pensar que hay debajo de la

viernes, 29 de mayo de 2015

De la vida y sus curvas

   Muchas veces no hay nada que nos consuele. Nos sentimos perdidos, desubicados en este vida, y no entendemos de donde venimos o adonde vamos. Y a todos nos pasa pero lo peor de todo es que cuando nos pasa nos sentimos solos, únicos en nuestro dolor, nuestro sufrimiento. Hay días en los que sentimos poco y otros en los que sentimos demasiado, todo nos afecta y todo tiene una repercusión enorme en nuestra mente e incluso en nuestro cuerpo. Y eso cansa, se siente el peso de todos esos sentimientos apretando contra el cerebro y el corazón, con fuerza, como si un ser humano no estuviese hecho para sentir tanto.

 Las personas que viven felices o aparentan estar contentas todo el tiempo, aquellas que parece no tener problemas o siempre tienen una solución para todo, no son las mejores personas en las cuales confiar cuando todo se vuelve tan confuso y caótico. Esas personas tal vez sean optimistas pero un rasgo del optimista es que resulta ser un ciego más en muchas ocasiones, ignorando incluso su propio dolor. Y cuando uno mismo se ignora una cierta cantidad de veces, se va transformando y ya no es un ser humano sino el caparazón de lo que fue una persona.

 Es bueno ser positivo pero también es bueno ver la vida como es, sea lo que sea. Negarse a que el mundo es un rango de tonos de gris y no blanco y negro, es convertir todo en una decisión trascendental cuando esa decisión no existe, no hay que ponerse de un lado o de otro cuando algo ocurre sino que hay que pensarlo como es, sea algo que nosotros provocamos, u otros o incluso algo que se sale de nuestras manos porque va mucho más allá de lo que nosotros somos.

 El caso es que somos algunos, quien sabe si minoría o mayoría, que hay días que no podemos soportar las cosas como son. El mundo se vuelve una tormenta de ruido que es imposible apagar. Todo parece venir por ti, querer atraerte a un hueco del que nunca vas a salir. Suena tétrico pero así son las cosas, así se siente esos días cuando el mundo pierde todos sus colores y no hay absolutamente nada que pueda mejorar el panorama. Cuando esto ocurre, lo más difícil es que le ocurre a una persona sola y, aunque puede pedir ayuda, no entenderá nunca el punto de todo si se sostiene en alguien más.

 A veces, el cuerpo y la mente son puestos a prueba y hay que resistir solos, ver de que estamos hechos. Algo que es cierto para todos es que la vida no se supone que sea fácil. Hay personas que se quejan de que todo sea tan difícil, sea en las relaciones con otros, en el trabajo, físicamente o en general, por lo que sea. Pero esa es la prueba de la vida; es una gran carrera de obstáculos que dura lo que tenga que durar. No tenemos control de nada y debemos llevarla a cabo lo mejor que podamos. Cada persona elije como jugar y no hay reglas claras para llegar a la meta, que no es la misma para todos. Es un juego, por cruel que suene, uno donde todo cambia según lo que hagamos pero que siempre termina igual.

 Pero a pesar de esta visión, de esta cruda realidad, todos sabemos que la vida también tiene esos pequeños rayos de luz, esas cosas que nos reconfortan y nos ayudan a seguir. No se trata de mentirnos con cosas que no tienen nada que ver sino de apreciar las cosas que, dependiendo de la persona, puedan ayudar a empujar una vida hacia delante.

 A veces ese impulso depende de una persona que no somos nosotros. A veces es una sonrisa de esa persona, un abrazo o un beso el aceite de motor que necesitamos para seguir adelante sin tener que mirar atrás o tomar decisiones que podrían ser más trascendentales o peligrosas. No es malo apoyarse en alguien más mientras que no sea una relación dependiente, es algo que hay que diferenciar. Si estamos con alguien por cualquier razón que no sea porque nos hacen sentir bien, por la razón que sea, entonces deberíamos terminarlo de inmediato. La vida es corta y no debería uno pasársela mintiendo e hiriendo por ignorancia.

 Pero sí, un abrazo puede ser reconstructor, puede sentirse en lo más profundo y ayudar a reparar una zona devastada como puede ser nuestro interior, nuestra conciencia más profunda. Y mejora cuando se da sin palabras y sin pedirlo. No hay nada más doloroso que mendigar algo de cariño y por eso lo mejor es que se de espontáneamente, sin tener que verbalizarlo. Algunas personas que eso puede ser tierno o romántico pero de hecho no lo es. Pedir un beso o un abrazo denota una falta de comunicación que no se repara fácilmente.

 Lo físico puede ser reconfortante pero hay que tener cuidado porque lo físico muchas veces sucede en un momento del tiempo y no permanece. A veces un abrazo de un desconocido ayuda pero ese desconocido desaparecerá y entonces que haremos si fue ese abrazo y ningún otro el que me hizo sentir mejor? O que tal que esos besos, abrazos, incluso encuentros sexuales, solo puedan ser en ciertos momentos, lugares y ocasiones? Entonces ya no es ninguna ayuda de ningún tipo sino otro problema que puede estar acosando nuestra mente también, como todo el resto.

 Ya que estamos, el sexo es algo efímero, algo de un momento que jamás se vuelve a repetir, ni siquiera con la misma persona, ni siquiera conociéndose hace años. Siempre será diferente y por eso el sexo no es la mejor manera de sentirse mejor con nada. Y si a eso le sumamos lo que puede irnos sumando a la mente, como el desempeño, nuestra autoestima, nuestra entrega, entonces podríamos estar empeorando el problema y no ayudándonos de ninguna manera.

 En esos días en lo que todo parece negro, a veces lo mejor es respirar profundo y tan solo vivir como todos los días, tratando de estar lo más relajado posible todo el tiempo y buscando refugio en aquellas cosas que hacen nuestra vida algo mejor. Todos tenemos gustos particulares y son esa pequeñas cosas, que puede ser artificiales e incluso superficiales, las que muchas veces pueden ayudarnos a ver las cosas como son y no peor de lo que son.

 También tenemos que darnos cuenta que solo somos una persona en el mundo y el dicho que dice que una persona puede hacer la diferencia no es cierto en el sentido que una sola persona necesita de otros para ejercer un cambio para todos, para el colectivo de los seres humanos. Esto no es así si lo que queremos es hacer un cambio en nuestro interior, si lo que queremos es trabajar en nosotros mismos. De entrada es una tarea difícil porque el ser humano no es tan moldeable en sus bases, como si lo es en ña﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽ser humano no es tan moldeable en sus bases, como si lo es en astro interior, si lo que queremos es trabajar en nosotráreas que se van creando por el aprendizaje o el crecimiento personal. Todo eso depende de cada uno y puede o no funcionar pero vale la pena intentarlo.

 Es complicado porque la vida es complicada. Puede no parecer algo divertido, algo en lo que nos guste pensar, pero así son las cosas: nuestra vida real, la que tenemos todos los días y la que no se basa en nuestras relaciones con otros ni en lo que hacemos para vivir, mejor dicho, la que vivimos nosotros solos, es muy compleja. Es más compleja que la que podamos tener con cualquier persona porque no estamos en sus mentes sino que estamos en la nuestra, de nacimiento a la muerte y no hay manera de hacer un cambio porque no nos gusta o porque queremos intentar algo nuevo. Tenemos que vivir la vida como nosotros mismos y eso es difícil, seamos quienes seamos. Es una larga carretera, a veces a plena luz, otras veces en penumbra, con muchas curvas y cambios pero con un inicio y un final.

 De pronto algunos crean que eso puede sonar demasiado dramático y exagerado pero es innegable que la vida es una que vivimos solos. Por mucho que amemos a alguien, sea quien sea, no moriremos con esa persona, no en el mismo segundo ni en las mismas circunstancias, no tendremos el mismo último pensamiento ni habremos vivido nuestras vidas queriéndonos igual o pensando lo mismo a cada rato. Eso pasa en las parejas, en las familias y con los amigos. Que haya sentimientos no nos hace más cercanos en nuestra experiencia de vida que es cada uno por su lado, cada uno haciendo algo con la vida, lo que sienta que es lo que debe de hacer. En ese sentido estamos solos.

 Y la mayoría no estamos muy contentos con eso. Porque vivir cada uno por nuestro lado puede ser bastante doloroso. Pero ahí están esas pequeñas ayudas, esos abrazos fuertes llenos de energía, esos besos de mil formas, esa sonrisas, esos inventos increíbles y esas realidades que pueden asustar pero también nos dan la esperanza real, no esa que se inventaron los noticieros sino la de verdad, que nos llena sin que la entendamos por completo.


 El truco es simplemente respirar, oxigenar el cerebro y seguir adelante, paso a paso por el tiempo que sea necesario. Y recordar que las decisiones que tomemos no son malas ni buenas, correctas o erróneas, son solo decisiones que afectan nuestra vida pero a ella le dan lo mismo. Son las personas las que juzgan, no la vida como tal.

miércoles, 15 de abril de 2015

Esta puta mierda

   Desperté y me quedé ahí, tumbado. Solo respiraba lentamente y movía os ojos de un lado a otro pero sin mover mi cuerpo. La verdad era que no quería salir de allí, no quería hacer nada, nunca. No quería salir de allí porque al menso allí estaba haciendo algo útil que era descansar. De que? Eso no lo sé pero a veces el cuerpo se cansa solo de existir. Supongo que de eso es lo que más me canso porque no hay otra razón. Cuando no hay más remedio, me volteo para mirar el techo y entonces paso una mano por mi cuerpo, como verificando que todo siga igual. Esa misma mano pasa por mi cara, tratando de quitarme la pereza.

 Cuando me siento en la cama, todo cambia. De repente todo se vuelve real, como si mientras estuviese acostado las cosas se hubiesen pausado o simplemente no importaran. Obviamente eso no es así pero es como se siente. Siento entonces mis pies, mis manos y entonces me pongo de pie. Siempre creo que me voy a tambalear, cayendo de vuelta sobre la cama pero eso nunca pasa. Tomo mis cosas, el portátil y el celular, y me dirijo a la sala con ellos. Los dejo allí y luego me dirijo a la cocina. Me sirvo algo de jugo de naranja y los siguientes segundos los paso pensando en que voy a comer. Detesto el desayuno. No me interesa si es la comida más importante del día. Me aburre.

 Cojo algún producto hecho de harina, una pan o pastelito o algo por el estilo y regreso a la sala con mi jugo y mi pastel para prender el portátil. Cuando por fin prende, reviso lo de siempre, mientras voy comiendo y tomando. Esas son básicamente mis mañanas. Siempre entre las nueve y media y las once. Jamás antes. Me parece un atropello contra la gente hacerlos despertar temprano, casi al mismo tiempo que el sol. Debería haber una ley contra eso…

 Los veo a veces mientras desayuno, por la ventana. Van y vienen desde quien sabe que horas del día. Para ser honesto, hay algunos que no parecen estar haciendo nada muy importante. Se me hace extraño que desde temprano tengan que salir a conversar con otras personas y parezcan estar tan despreocupados. Pero nunca falla que alguien se queja del trabajo por lo pesado que es. Al final, cual es la verdad? No sé si me importa la respuesta, la verdad. La gente siempre dice mentiras para ponerse de mártir y lo del trabajo puede ser otra de esas ocasiones. En general, uno tiende a exagerar todo lo que pasa para que parezca que la vida es muy difícil.

 Y que tal si no es así? Que tal si la vida en verdad es muy fácil pero somos tan idiotas que sabemos como ir por ella? No me sorprendería si fuese así. Al fin y al cabo sí somos una especie incompetente. La gente se escuda en quienes inventaron cosas y  descubrieron otras pero eso lo ha hecho solo un pequeño grupo en la historia de la humanidad. La mayoría de gente es incompetente, simple y aburrida. Y sí, yo soy parte de ese segundo grupo. Para que inventar nada o descubrir cosas nuevas? Nada más mirar lo que pasa en el mundo hace pensar que tanto conocimiento simplemente no sirve de nada. La gente igual se muere de hambre o se mata por idioteces que ni siquiera existen. La gente prefiere matar que pensar y eso dice mucho de quienes somos en verdad.

 Quien soy yo para decir todo esto? Nadie. Eso me da a derecho a decir lo que se me la gana. Porque nadie pierde ni gana nada si yo lo digo. Las cosas no cambian porque yo diga que algo es bueno o malo. A nadie le importa, en realidad, la opinión de los demás. Todo lo que importa es como se ven las cosas, si uno queda mal parado o si todo el mundo cree que uno es lo máximo. Eso es lo que de verdad mueve al mundo: el ego. Por eso mismo mentimos y exageramos, porque queremos darnos una importancia que sabemos que no tendríamos de no decir tanta basura. Somos unos pequeños seres desesperados, refugiándonos en los logros de otros para justificar nuestra inmensa estupidez.

 Yo prefiero decir y ya. No he hecho nada con mi vida y así va a ser. A veces no creo que valga la pena vivir pero ese soy yo. Para que vivir si todo lo que va a pasar va a ser una mierda, cubierta con algunos momentos agradables? No tiene sentido. Tal vez vivir sí sea difícil  incluso masoquista. De pronto aquellos a los que les pasa de todo son personas que les gusta sentirse mal, sentirse como un pedazo de mierda en el desagradable parque pelado que es la vida.

 Hoy en día lo que te hace mejor es tener un puto trabajo. Yo no tengo nada de eso, no tengo dinero, no tengo el mítico e imaginario amor. A mi que carajos me importa? Solo a mi me ayudaría tener un trabajo y un par de personas más que ganarían cobrándome impuestos. Pero a nadie más. Si dejo de existir a nadie le va importar en verdad. Bueno, a mi familia tal vez pero lo superarían porque saben que la muerte es lo único que es definitivo. Es tajante y real y hace que la gente, al menos por algunos minutos, se de cuenta de la vida que en realidad están viviendo. Después, regresan a pensar las mismas estupideces de siempre.

 Soy un cobarde, un flojo, inútil. Lo sé. Es gracioso, eso sí, cuando alguien lo dice y cree que está revelando una realidad oculta de la que no tenías ni idea. Pero yo la tengo muy presente. Sé que soy todo eso y mucho más. No soy una persona buena y odiaría que en mi funeral alguien dijera algo demasiado bueno sobre mi. Lo odiaría porque sería una mentira. A mi familia de pronto se lo perdonaría, pero a los demás no. Sé que no hay muerto mal en ningún lugar del mundo pero yo quiero ser el primero que no sea ni malo ni bueno ni nada. Quiero que quemen mi cuerpo y se den cuenta que yo, igual que ellos, no soy nada en este línea de tiempo eterno.

 Mi ánimo normalmente mejora después de comer. Muchos dicen que la comida es vida y es verdad. De hecho, literalmente, es verdad. Pero de muchas maneras más. Cuando como me siento feliz, me siento complacido e incluso especial. Así sean mentiras, las creo en el momento y ese surgir de felicidad se queda conmigo por mucho rato después de comer y es agradable. Por eso, seguido, después de comer, elijo salir a caminar. Me distensiona, relaja los músculos que todavía están engarrotados por la rabia de las mañanas.

 Eso sí, salir a la calle tiene sus riesgos. No, no hablo de los robos o los accidentes aunque hablo de la base de esas acciones. De los idiotas que caminan por el mundo. Salir a la calle es salir a verlos en su estado natural y muchas veces pueden elevar el espíritu pero casi siempre es un encuentro con toda la sarta de idioteces que manejan: miradas lascivas de hombres que hasta un perro tendría vergüenza de notar, la falsa inocencia de las mujeres, la prepotencia de quienes tienen dinero y el síndrome de inferioridad de los pobres, entre otras muchas joyas. Como decía alguien hace mucho, es un mundo enfermo y triste.

 Que si me creo mejor? Sí, pero no mucho mejor. Solo ligeramente. Sigo siendo igual de idiota que el resto y sigo estando limitado por mi entorno. Pero al menos me doy cuenta de lo que soy. La prueba de que sigo siendo un idiota es que no me avergüenzo de ello. De hecho, muchas veces lo muestro con orgullo. Y porque no? Porque seguir las mentiras de los demás. Porque fingir, como muchos otros, lo que no soy? Eso no tiene sentido, sobre todo si se considera que solo hay una vida para vivir y que mejor que vivirla restregándole la realidad a otros en la cara.

 No es eso triste? Pensar en que la mayoría de las personas viven sus vidas mintiendo e imaginando cosas que simplemente no van a pasar? Normalmente la imaginación es un buen rasgo pero solo si es equilibrado, si hay una dosis de realidad metida en algún lado. Pero ese no es el caso con nuestros amados homo sapiens. Somos seres obsesionados con lo que jamás será: ese trabajo que paga bien, esa pareja ideal, esa casa con todo, esa familia perfecta, ese sexo delicioso, ese cuerpo modelo,… Queremos y pedimos e incluso exigimos pero lo que hacemos para lograr las cosas es ínfimo y risible. Solo aquel grupito del que hablamos antes hace algo por los demás. De pronto ellos seamos los más estúpidos después de todo porque son tan idiotas que quieren beneficiar a una masa lerda y sin valor alguno. Pero, cada uno pierde su tiempo como mejor le parece.

 La mañana ya casi termina y quisiera dejar en claro que todo lo que digo es lo que siento yo, es mi opinión personal y nada más. No le pido a nadie que la entienda ni que la acepte. De hecho, solo quiero que la sepan, más allá de eso es su problema y no mío. Quería que supieran lo que opino de la vida, de la gente y de algunas otras cosas. No soy un desempleado porque nunca he trabajado en mi vida. Soy dependiente, no tengo un peso, soy malo en el sexo, y solo tengo una manera de expresarme así que traten de entender. Al fin y al cabo la vida es solo esta puta mierda.