Desperté y me quedé ahí, tumbado. Solo
respiraba lentamente y movía os ojos de un lado a otro pero sin mover mi
cuerpo. La verdad era que no quería salir de allí, no quería hacer nada, nunca.
No quería salir de allí porque al menso allí estaba haciendo algo útil que era
descansar. De que? Eso no lo sé pero a veces el cuerpo se cansa solo de
existir. Supongo que de eso es lo que más me canso porque no hay otra razón.
Cuando no hay más remedio, me volteo para mirar el techo y entonces paso una
mano por mi cuerpo, como verificando que todo siga igual. Esa misma mano pasa
por mi cara, tratando de quitarme la pereza.
Cuando me siento en la cama, todo cambia. De
repente todo se vuelve real, como si mientras estuviese acostado las cosas se
hubiesen pausado o simplemente no importaran. Obviamente eso no es así pero es
como se siente. Siento entonces mis pies, mis manos y entonces me pongo de pie.
Siempre creo que me voy a tambalear, cayendo de vuelta sobre la cama pero eso
nunca pasa. Tomo mis cosas, el portátil y el celular, y me dirijo a la sala con
ellos. Los dejo allí y luego me dirijo a la cocina. Me sirvo algo de jugo de
naranja y los siguientes segundos los paso pensando en que voy a comer. Detesto
el desayuno. No me interesa si es la comida más importante del día. Me aburre.
Cojo algún producto hecho de harina, una pan o
pastelito o algo por el estilo y regreso a la sala con mi jugo y mi pastel
para prender el portátil. Cuando por fin prende, reviso lo de siempre, mientras
voy comiendo y tomando. Esas son básicamente mis mañanas. Siempre entre las
nueve y media y las once. Jamás antes. Me parece un atropello contra la gente
hacerlos despertar temprano, casi al mismo tiempo que el sol. Debería haber una
ley contra eso…
Los veo a veces mientras desayuno, por la
ventana. Van y vienen desde quien sabe que horas del día. Para ser honesto, hay
algunos que no parecen estar haciendo nada muy importante. Se me hace extraño
que desde temprano tengan que salir a conversar con otras personas y parezcan
estar tan despreocupados. Pero nunca falla que alguien se queja del trabajo por
lo pesado que es. Al final, cual es la verdad? No sé si me importa la
respuesta, la verdad. La gente siempre dice mentiras para ponerse de mártir y
lo del trabajo puede ser otra de esas ocasiones. En general, uno tiende a
exagerar todo lo que pasa para que parezca que la vida es muy difícil.
Y que tal si no es así? Que tal si la vida en
verdad es muy fácil pero somos tan idiotas que sabemos como ir por ella? No me
sorprendería si fuese así. Al fin y al cabo sí somos una especie incompetente.
La gente se escuda en quienes inventaron cosas y descubrieron otras pero eso lo ha hecho solo
un pequeño grupo en la historia de la humanidad. La mayoría de gente es
incompetente, simple y aburrida. Y sí, yo soy parte de ese segundo grupo. Para
que inventar nada o descubrir cosas nuevas? Nada más mirar lo que pasa en el
mundo hace pensar que tanto conocimiento simplemente no sirve de nada. La gente
igual se muere de hambre o se mata por idioteces que ni siquiera existen. La
gente prefiere matar que pensar y eso dice mucho de quienes somos en verdad.
Quien soy yo para decir todo esto? Nadie.
Eso me da a derecho a decir lo que se me la gana. Porque nadie pierde ni gana
nada si yo lo digo. Las cosas no cambian porque yo diga que algo es bueno o
malo. A nadie le importa, en realidad, la opinión de los demás. Todo lo que
importa es como se ven las cosas, si uno queda mal parado o si todo el mundo
cree que uno es lo máximo. Eso es lo que de verdad mueve al mundo: el ego. Por
eso mismo mentimos y exageramos, porque queremos darnos una importancia que
sabemos que no tendríamos de no decir tanta basura. Somos unos pequeños seres
desesperados, refugiándonos en los logros de otros para justificar nuestra
inmensa estupidez.
Yo prefiero decir y ya. No he hecho nada con
mi vida y así va a ser. A veces no creo que valga la pena vivir pero ese soy
yo. Para que vivir si todo lo que va a pasar va a ser una mierda, cubierta con
algunos momentos agradables? No tiene sentido. Tal vez vivir sí sea
difícil incluso masoquista. De pronto
aquellos a los que les pasa de todo son personas que les gusta sentirse mal,
sentirse como un pedazo de mierda en el desagradable parque pelado que es la
vida.
Hoy en día lo que te hace mejor es tener un
puto trabajo. Yo no tengo nada de eso, no tengo dinero, no tengo el mítico e
imaginario amor. A mi que carajos me importa? Solo a mi me ayudaría tener un
trabajo y un par de personas más que ganarían cobrándome impuestos. Pero a
nadie más. Si dejo de existir a nadie le va importar en verdad. Bueno, a mi
familia tal vez pero lo superarían porque saben que la muerte es lo único que
es definitivo. Es tajante y real y hace que la gente, al menos por algunos
minutos, se de cuenta de la vida que en realidad están viviendo. Después,
regresan a pensar las mismas estupideces de siempre.
Soy un cobarde, un flojo, inútil. Lo sé. Es
gracioso, eso sí, cuando alguien lo dice y cree que está revelando una realidad
oculta de la que no tenías ni idea. Pero yo la tengo muy presente. Sé que soy
todo eso y mucho más. No soy una persona buena y odiaría que en mi funeral
alguien dijera algo demasiado bueno sobre mi. Lo odiaría porque sería una
mentira. A mi familia de pronto se lo perdonaría, pero a los demás no. Sé que
no hay muerto mal en ningún lugar del mundo pero yo quiero ser el primero que
no sea ni malo ni bueno ni nada. Quiero que quemen mi cuerpo y se den cuenta
que yo, igual que ellos, no soy nada en este línea de tiempo eterno.
Mi ánimo normalmente mejora después de comer.
Muchos dicen que la comida es vida y es verdad. De hecho, literalmente, es
verdad. Pero de muchas maneras más. Cuando como me siento feliz, me siento
complacido e incluso especial. Así sean mentiras, las creo en el momento y ese
surgir de felicidad se queda conmigo por mucho rato después de comer y es
agradable. Por eso, seguido, después de comer, elijo salir a caminar. Me
distensiona, relaja los músculos que todavía están engarrotados por la rabia de
las mañanas.
Eso sí, salir a la calle tiene sus riesgos.
No, no hablo de los robos o los accidentes aunque hablo de la base de esas
acciones. De los idiotas que caminan por el mundo. Salir a la calle es salir a
verlos en su estado natural y muchas veces pueden elevar el espíritu pero casi
siempre es un encuentro con toda la sarta de idioteces que manejan: miradas
lascivas de hombres que hasta un perro tendría vergüenza de notar, la falsa
inocencia de las mujeres, la prepotencia de quienes tienen dinero y el síndrome
de inferioridad de los pobres, entre otras muchas joyas. Como decía alguien
hace mucho, es un mundo enfermo y triste.
Que si me creo mejor? Sí, pero no mucho mejor.
Solo ligeramente. Sigo siendo igual de idiota que el resto y sigo estando
limitado por mi entorno. Pero al menos me doy cuenta de lo que soy. La prueba
de que sigo siendo un idiota es que no me avergüenzo de ello. De hecho, muchas
veces lo muestro con orgullo. Y porque no? Porque seguir las mentiras de los
demás. Porque fingir, como muchos otros, lo que no soy? Eso no tiene sentido,
sobre todo si se considera que solo hay una vida para vivir y que mejor que
vivirla restregándole la realidad a otros en la cara.
No es eso triste? Pensar en que la mayoría de
las personas viven sus vidas mintiendo e imaginando cosas que simplemente no
van a pasar? Normalmente la imaginación es un buen rasgo pero solo si es
equilibrado, si hay una dosis de realidad metida en algún lado. Pero ese no es
el caso con nuestros amados homo sapiens. Somos seres obsesionados con lo que
jamás será: ese trabajo que paga bien, esa pareja ideal, esa casa con todo, esa
familia perfecta, ese sexo delicioso, ese cuerpo modelo,… Queremos y pedimos e
incluso exigimos pero lo que hacemos para lograr las cosas es ínfimo y risible.
Solo aquel grupito del que hablamos antes hace algo por los demás. De pronto
ellos seamos los más estúpidos después de todo porque son tan idiotas que
quieren beneficiar a una masa lerda y sin valor alguno. Pero, cada uno pierde
su tiempo como mejor le parece.
La mañana ya casi termina y quisiera dejar en
claro que todo lo que digo es lo que siento yo, es mi opinión personal y nada
más. No le pido a nadie que la entienda ni que la acepte. De hecho, solo quiero
que la sepan, más allá de eso es su problema y no mío. Quería que supieran lo
que opino de la vida, de la gente y de algunas otras cosas. No soy un
desempleado porque nunca he trabajado en mi vida. Soy dependiente, no tengo un
peso, soy malo en el sexo, y solo tengo una manera de expresarme así que traten de entender. Al fin y al cabo la vida es solo esta puta mierda.
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