Al parecer la gente se odia a si misma. Al
parecer la gente no soporta mirarse en el espejo y darse cuenta de que todo lo
que tiene en frente es propio y que nada de lo que digan los demás importa. Sin
embargo, no logro entender porqué las cosas son así y no de otra manera.
¿Porqué son autodestructivos y porque tratan de destruir a los demás? ¿Que es
lo busca la gente haciendo que los demás sean miserables? La lógica diría que
son ellos mismo miserables y por eso lo hacen pero no creo que siempre sea el caso.
La gente es miserable por cualquier cosa y la
única condición para que lo sean es estar tristes por una razón o por otra.
Pero la tristeza no es excusa, estar mal en un momento no garantiza que se esté
mal toda la vida y los demás no tienen porqué pagar por ello. Si estás triste,
analiza tus sentimientos y lo que tienes adentro pero no hagas que lo demás se
sientan miserables solo porque tu no puedes soportar al mundo de la manera en
la que está hecho.
Yo lo entiendo. A veces hay momentos en que queremos
echarlo todo por la borda y no queremos que nadie nos hable, que nos miren o
que susurren cerca nuestro. No queremos que el viento sople ni que el agua
moje, que la gente camine o que los animales hagan lo que hacen. No queremos
nada y a la vez lo queremos todo porque creemos que tener todo es lo mismo que
ser feliz, que estar completo de alguna extraña manera. Pero siempre sabemos,
en el fondo, que eso no es así.
Creo que mucho de eso odio, ese rencor contra
todos, nace sin duda de alguna inseguridad profunda en cada ser humano. Creo
que reside en lo más hondo de cada ser, algo que se lo come vivo desde adentro,
algo tóxico y asqueroso que la gente muchas veces nunca ve ni siente pero que a
veces se manifiesta de las maneras más horribles para que nadie olvide su
existencia. Creo que todos tenemos ese ser, esa otra criatura adentro, nadie es
una excepción.
Todos nos odiamos, todos tenemos problemas con
algo o con alguien. Todos podemos ser capaces de sentir rencor contra los
demás, de sentir cualquier cosa de hecho. Y ese puede ser un problema: no
sabemos manejar esos sentimientos porque no tenemos las herramientas para
comprenderlos. Ya sea porque nos criaron mal, y eso sí existe, como porque no
nos esforzamos nunca por saber más del mundo que lo que vemos, es un problema
grave.
Y ahí están esas personas, que solo viven para
ver a los demás quemarse en un mismo lugar. Viven para disfrutar con el dolor
ajeno porque es la única manera en que pueden sentir algo, lo que sea. Jamás lo
dejan de lado y jamás paran o se detienen.
Muchas veces, estoy seguro, debe ser algo
relacionado con el físico. Si quisiera ofender y ser igual de superficial que
esta miserable gente, diría que si son hombres debe ser que es porque tienen un
pene pequeño. Por alguna razón ese detalle siempre detiene en seco a un hombre,
como un encantamiento mágico. Si es una mujer, la cosa se pone más compleja y
hay que saber más del individuo pero siempre hay algo sensible, siempre hay un
punto de ataque estratégico.
La gente se siente mal frente al espejo. Yo me
siento mal frente al espejo seguido y lo he hecho durante una larga cantidad de
años. Para mi no es algo nuevo y vivo con ello sin problemas porque ya me
acostumbré. A veces me veo allí y siento que no soporto estar allí de pie por
más de un segundo, me odio porque me juzgo a partir de lo que ven y dicen los
demás y no de cómo me siento. Mala cosa. Otros días es diferente. Me gusto
mucho sin esfuerzo.
Pienso que la gente de la que hablamos debe
odiarse a si misma cada vez que se mira al espejo. Debe haber algo que los pone
nerviosos, algo que simplemente los hace cerrar los ojos siempre que ven un
cuerpo distinto, como si fuese algo pecaminoso o prohibido. Todavía hay gente
que cree en estupideces de esas pero incluso la gente religiosa se puede dar
cuenta que el cuerpo es lo que hay y no tiene sentido odiarlo ni aborrecerlo. Y
sin embargo, ellos existen.
Puede que sí sean los órganos sexuales los que
los molestan o tal vez sea ver solo piel y nada más. Incluso, y esto es más
posible aún, creo que les molesta ver que alguien esté tan seguro con su
cuerpo. Puede que tenga algo que ver con la envidia, con algo que ellos mismos
quisieran tener. Tal vez tienen el sueño reprimido de poder caminar desnudos
por ahí sin sentirse inferiores o algo por el estilo. Me doy cuenta que entre
más lo pienso, menos me interesan las razones.
Eso será porque, entre más excusas existan,
más trata uno de justificar las acciones de los demás pero no todos estamos
justificados. Hay gente a la que se le debe llamar la atención y hacerle darse
cuenta de que lo que hace está mal. Nadie tiene derecho a hacer que los demás
se sientan como basura y nadie debería odiarse tanto como para destruir a otros
por algo que tiene en la cabeza o que le falta.
Pierdo el interés en defenderlos, en creer que
son buenas personas a pesar de hacer cosas que me sacan de quicio. Son unos
idiotas, superficiales e ignorantes. Eso pienso en este momento y creo que lo
más probable es que sea la mejor descripción que haya hecho nunca te estos
personajes tan tristes y patéticos. Ahí van más adjetivos.
Se podrán excusar también en eso que llaman la
moral, un concepto arcaico e inútil en el que la gente se sigue escudando para
rechazar, selectivamente, comportamiento o hechos de la vida que no les gustan
para nada. Es algo completamente ridículo porque es como juzgar a todos desde
una pequeña, ínfima porción de lo que el hombre como especie conoce. Es como si
eligiéramos, de todo el conocimiento humano, sólo lo que la humanidad aprendió
en veinte años y usar eso para juzgar a todos los demás. Sin sentido.
Dirán que es para proteger a los niños, niños
que bien protegido no tendrían porque acercarse a lo que no deben. Se les
olvida, tal vez que todos, incluidos los infantes, tienen tanto deberes como
derechos. Eso de sacudirle a uno los derechos en la cara pero olímpicamente
olvidarse de los deberes es simplemente asqueroso. Y se dicen conocedores de la
vida y adoradores de lo que hay en ella nada más porque saben de la ley y el orden
y de todo lo aparenta crear justicia.
Tanto les gusta ese concepto, que la imparten
ellos mismos. Por eso son peligrosos y unos lunáticos que deben ser detenidos
antes de que pase nada. Eso es lo que se debería hacer con toda persona que
cree un sistema alterno de justicia, cuando hemos convenido como sociedad
humana que solo podemos atenernos a un código de reglas especifico y no a
varios al mismo tiempo. Existirán otros sistemas, pero debemos atenernos al
nuestro o sino todo es caos.
Eso sí, que la gente crea lo que crea, que se
vuelvan locos odiando y creyendo que su Dios, que su persona, que su familia o
que quien sea tiene la razón. Que usen a sus niños como escudos, a sus mujeres
como armas y a sus hombres como jueces, si es que no hacen daño, si no afectan
a nadie y son como una de esas imágenes de museo que es graciosa porque ya es
obsoleta.
Así como esas piezas de colección, esa gente
empezará a ser más y más escasa hasta que sean vistos como una curiosidad y
luego ya no sean vistos más nunca. Eso es lo que necesita pasar, que
conscientemente los hagamos a un lado si no están dispuestos a compartir el
camino con nosotros. No se trata de ser amigos y darnos la mano y vivir juntos
para siempre. Se trata de concesiones, incluso de respeto, más de tolerancia.
Pero el mundo es un lugar podrido. Es un sitio
vil que ha tenido el infortunio de ser nuestro hogar por tanto tiempo y lo será
por más aún. Soportarnos será difícil pero al menos sabemos ahora que hay cosas
por las que vale la pena vivir en paz y en calma y creo que esas son razones más
que suficientes para tomar la iniciativa e ir extinguiendo a los fantasmas.