jueves, 21 de abril de 2016

La espera

   Apenas se despertó, se puso a hacer la limpieza general del sitio. Limpió cada rincón del apartamento, desempolvó cada objeto y tuvo que ponerse una máscara para no estornudar mientras hacia la limpieza. Cuando por fin terminó con la primera parte, limpió los baños con varios productos de limpieza y también la cocina. Eso le tomó un poco más de tiempo hasta que, a la hora del almuerzo, ya todo estaba perfecto.

 Pero no tenía tiempo de descansar: apenas hubo terminado, entró a la ducha y se lavó el pelo con champú y usó un jabón especial que había comprado hacía poco en el supermercado. Cuando salió de la ducha lo primero que hizo fue mirar la hora en su celular. Todavía tenía tiempo de sobra para cambiarse y comer. Fue escogiendo cada prenda de vestir con cuidado, desde la ropa interior hasta los zapatos. Todo tenía que quedar bien con lo demás para que hubiese algo así como una armonía. Se adornó a si mismo con algunas gotas de perfume.

 Para comer tenía en la nevera una ensalada ya lista y pasta fria con verduras. No la calentó porque así sabía bien y no quería demorar más tiempo del debido. Comer no le tomó ni veinte minutos. Cuando terminó, tiró a la basura los contenedores plásticos, se lavó las manos y luego los dientes y entonces se sentó en el sofá de la sala de estar a esperar a que llegara el momento, que no debía demorar.

 Mientras esperaba, se tomaba los dedos y los masajeaba suavemente. Movía algunos objetos de la mesa de café para volverlos a poner en el mismo sitio. Se puso de pie cuando recordó que había dejado el celular cargando en la habitación. No le faltaba mucho pero igual se puso a esperar allí, de pie, junto al celular. Aburrido y viendo que no pasaba nada, tomó el aparato y se puso a jugar su juego favorito.

 Cuando estaba en un nivel bastante difícil, fue cuando el timbre del intercomunicador sonó y corrió a la cocina para contestar. Pero cuando contestó no era nada. Es decir, el hombre de la recepción le dijo que se había equivocado de apartamento. Él apenas suspiró y colgó un poco frustrado. La ropa ya le estaba incomodando y no era nada divertido tener que esperar por tanto tiempo.

 Decidió sentarse en el sofá y poner algo en la tele mientras tanto. Se puso a pasar canales hasta que llegó a uno de esos que muestran documental de animales en África y se puso a ver el programa. Pero estaba tan cansado por el esfuerzo de más temprano, que poco a poco se fue quedando dormido, hasta que se recostó por completo y cerró los ojos por unas tres horas. Era una siesta que necesitaba y no recordó nada ni a nadie antes de quedar dormido.

 Se despertó de golpe, en la mitad de la oscuridad, varias horas después. El televisor seguía encendido en el mismo canal, pero ahora estaban mostrando algún tipo de programa de armas antiguas o algo por el estilo. Se dio cuenta que había babeado un poco sobre el sofá y había arrugado un poco la ropa. Tuvo que ir al baño para limpiarse la cara, orinar, limpiarse la cara de nuevo y planchar con las manos el traje para que no se notara que había dormido con él puesto.

 Fue a mirar el celular y tuvo que encender las luces de todo pues ya era de noche. Ya era tarde y lo más probable es que no llegara ya. Se suponía que iba a pasar en la tarde así que no sabía qué hacer. Miraba la hora y se daba cuenta de que tenía hambre de nuevo pero a la vez pensaba que todavía era posible que viniera pues no había avisado ni dicho nada. De pronto tenía mucho que hacer en el momento y no había podido alertarle.

 Se sentó en la cama y, por varios minutos, se quedó pensando en todo un poco. Se consideró un idiota por pensar que esta vez iba a ser la vencida pero también se aplaudió por ser esta vez quien tomara la iniciativa. Había alistado su propia casa y así mismo por completo, cosa que no hacía por cualquiera. Trató de voltearlo todo, y decidió que todo lo había hecho por él. Pero después de unos minutos de pensarlo, le pareció la idea más tonta de la vida.

 A las ocho de la noche empezó a quitarse la ropa. Dobló cada prenda con cuidado y las fue guardando en sus cajones específicos. Cuando quedó solo en ropa interior, también se la quitó, la dobló y guardó y echó a todo un poco de perfume para quedara oliendo con ese rico olor a madera. De otro cajón sacó un pantalón de pijama y una camiseta vieja. Normalmente no se ponía la camiseta pero la noche estaba muy fría.

 Fue a la cocina y sacó de la nevera una de esas pizzas de horno para hacer en un momento. Precalentó el horno un rato y puso la pizza dentro y vio como se iba cocinando. A cada rato mirando al intercomunicador o a la puerta, esperando que hubiera ruido de alguno de los dos, pero eso no parecía posible.

 Casi se quema sacando la pizza del horno. La puso en un plato grande y se la llevó a su habitación con una lata de gaseosa de naranja. Tenía listo un capitulo de una serie en su portátil y se comió toda la pizza viendo el programa que, al menos, le sacó un par de carcajadas. Como estaba demasiado cansado, a las once de la noche puso el plato en la mesa de noche con los cubiertos y la lata vacía. El portátil lo dejó también allí. Apagó la luz y se dispuso a dormir.

 A la mitad de la noche, las tres de la mañana según el reloj del celular, se despertó de golpe cuando un trueno cayó casi al lado de la ventana. El susto lo hizo quedar sentado y de repente sintió un dolor de cabeza horrible. Decidió ir al baño, orinar y tomar una pastilla para el dolor. Tomó un poco de agua y volvió a la cama. Esta vez no se quedó dormido tan rápido. Miró caer la lluvia por varios minutos y pensó muchas cosas con el suave sonido del agua golpeando el vidrio.

 Cuando se quedó dormido, soñó que estaba en un campo verde enorme que parecía no tener fin. Solo había algunos árboles pero nada más. Y él caminaba y caminaba y no llegaba a ningún lado. Y así corriera o se quedara quieto, el lugar era eterno. Parecía no tener fin y el brillo del verde del pasto parecía aumentar cada cierto tiempo. Era hermoso pero a la vez extremadamente falso y desesperante. Sin embargo, siguió caminando hasta que cayó.

 Y se convirtió en uno de esos sueños en los que caes y caes y caes y nunca te detienes y sientes que pasas por el ojo de una aguja y luego por otro huevo y así. Y todo parece oscuro pero también rojo, como si ahora no vieras por colores sino por temperaturas. Sentirse sin peso, simplemente caer y caer, era extraño. Desesperante pero daba cierta paz que era difícil de describir.

 Cuando se despertó en la mañana, se dio cuenta que había dado varias vueltas en al cama, pues la sábanas estaban revueltas por todo lado. Ese día desayunó en la cama y se demoró para ir a la ducha. Al fin y al cabo era sábado y no pretendía hacer de ese día uno de mucha actividad. Ya había hecho eso el día anterior y quería lo exactamente opuesto. Le enojaba pensar lo que había hecho antes.

 Llevó todo lo sucio a la cocina y lo dejó ahí. Lo lavaría después de ducharse y ponerse ropa. Estuvo tentado a llamar a la recepción y preguntar si alguien había venido o pedir que le avisaran cuando llegara alguien, pero eso no tenía sentido. Al fin y al cabo era el trabajo del hombre hacer precisamente eso, así que pedirlo no tendría sentido alguno. Así que dio media vuelta y se fue al baño.

 Dejó la ropa tirada en un montoncito en el suelo y encendió la ducha para que el agua se calentara mientras se cepillaba los dientes. Entró a la ducha momentos después con el cepillo en la boca. El agua tibia le hacía bien y parecía quitarle un enorme peso de encima, en especial de los hombros y la cabeza. Era como si se quitara una armadura enorme que nunca había necesitado.


 Entonces sintió sus manos en su cintura, subiendo a su pecho. Y se dio cuenta que había estado tan ensimismado que no lo había oído entrar. Dejó caer el cepillo al suelo y disfrutó el momento, único e irrepetible.

miércoles, 20 de abril de 2016

Sweet life

   Peter had in front of him a huge selection of pastry. As the correspondent of the most important magazine in the business, he had the advantage of being able to go to any bakery in the city and being treated like royalty there. The owners would normally go out of their way in order to please him, showing him their latest innovations.

 They often tried too hard, combining too many flavors in one single piece of confectionery or trying to make a fantastic setting for the dessert when the flavor was not really the best part of it. And Peter always had the last word. He had eaten it all, everywhere, and his palate was respected by every single person except, of course, the people who he had damaged with his articles.

 He had being the cause of closure of more than one bakery, cupcake store and tearoom. With his writing, he really crushed the lives and aspirations of many people, all of whom only had the simple dream of baking the best desserts possible. It seemed like a simple dream, an easy one if you will, but it wasn’t because the competition was tough and everything had already being done. Nothing was good enough and every single idea had to be checked thoroughly in order to know if it was really original or just another copy.

 However, Peter was just another man. He only had this kind of power in a small community, where they all knew who he was. For many of his friends and people that knew him, Peter was just a big guy obsessed with desserts and he had been that guy since high school. However, people respected him because he had turned his love of sweets into a career and that wasn’t something just anyone could do.

 So you would think he should have been a happy person, doing what he had always wanted which was eating and writing about it. Well, Peter certainly wasn’t what you could call “happy”. The first reason was that he was overweight. He had always been and had been mocked tirelessly by his fellow classmates back in school. He had been called all kinds of names and had asked his parents to educate him at home because he couldn’t really take it anymore. He felt trapped.

 That was when he started learning more about what he ate and his interest in food grew and in turned into a career. He wasn’t just a fat guy who ate desserts for a living. He was also a man that knew every single nuance of every ingredient that had ever been using in the making of any sweet good. He could tell the ingredients of any dessert after just one bite and that made him a huge star in the small world he had entered in. But he was still mocked.

 Of course, it was always the people that he had attacked with his articles. They felt the best way to attack him was to create rumors or to write pieces about him online. With the Internet, he often saw videos appearing all over the places with pictures of him doing pig sounds and things like that. People were never really creative when it came to insulting. They always attacked the same spot and, to Peter’s chagrin, it always worked. Because he was fat and he didn’t want to be.

 But his job depended on him eating. He couldn’t just stop eating and then go on with life as normal. That wasn’t an option. Besides, he loved eating and the flavors and everything that had to do with confectionery and sweets. He had never properly learned to do it himself because he thought it would be counterproductive. In other words, baking himself would not help his problem and would only fuel the hate that people felt towards him

 So one day, in secret, he decided to try several ways to lose weight. The first attempts were somewhat light, relying on a diverse set of pills and massages and kind of “magical” techniques to become skinny. Of course, those didn’t work at all. He was hoping they did but none of those products ever worked, except on the ad were the fat guy or lady always becomes this weightlifter or something like that. So after one month, he moved on to dieting.

 That wasn’t as hard as he thought. He just reduced his meals drastically, trying to eat healthier and less without really pulling the plug on the desserts. He just couldn’t do that because most of them he had to eat because it was his job. That sounds like an excuse but it certainly wasn’t. His boss was very pleased with his work. After all, it was the best food magazine in the country, so any absence or refusal to work would be just devastating.

 The diet thing kind of worked but it took time and, like anyone in his position, Peter wanted to have instant results. He wanted to be leaner and more beautiful in the blink of an eye but that wasn’t possible. So he decided to go to a doctor and try to learn more about his body in order to know how to solve the problem.

 It was really confusing to have to go and eat at least four different desserts in the morning and then having an appointment with his doctor in the afternoon and complain about his weight. It was crazy but he had no other way of doing things. The doctor told him that he was fat because of the food. It wasn’t a hormonal thing. So he could lose the weight easily. He gave him advice on dieting and sent him on his way.

 Four months after that, people started noting Peter had changed his posture and walked a bit differently. His waist seemed less prominent, as well as his behind. Everyone looked at him; especially in the bakery shops where they noticed his face had changed too. He had a bit more color in his skin and seemed to be happier. Of course, his enemies took the time to attack him for this changes too, saying that a person that wasn’t proud of who they were, was always a danger for the rest because you could never really trust them.

 Those were real haters, never really setting on one thing, always having an excuse to attack someone. But, strangely, Peter lost any interest in them. His relationship with many friends had improved, mainly because they noticed he really cared for his health and that he had qualities they had never realized like a great sense of humor and a way of giving very good advice. They had never realized that because they judged too soon and Peter had paid for that.

 But things were changing. Even his boss noticed the small changes and decided to have a talk with Peter. He asked him if he wanted to have some time for himself or if he needed someone to talk to. The boss thought his weight loss was due to something bad but then Peter explained and he understood. Incredibly, his boss cried and explained he had a son who was having kind if the same problems, being bullied at school and all. Peter promised to talk to him.

 He realized soon that it wasn’t about being skinny. That’s not why people pay attention to other people. It’s when they notice you have the will to care about yourself that they make contact with you. If you are a decent human being you don’t really care about someone’s weight or their physical appearance or anything like that. But it certainly makes you interested if someone is making the impossible to improve themselves, in any way possible.

 Peter did it with his body but many people try to learn new things or create new stuff for others. He realized that’s what people really were interested in and soon, although he didn’t loose all the weight he had envisioned, he became happier with his own self. He would always be more willing to help the bakers that were starting and just ate less because he had more to do.

 A couple of years after his decision to make something different, he met a baker named Anna and they married and had two girls who became the love of their father. And Anna was always there for him, supporting Peter in new adventures like writing books about his passions, whether they were sweets or fighting yourself.


 Of course, haters were still around. But Peter just lost his ability to care about them.

martes, 19 de abril de 2016

Cinta de vídeo

   Mariana se tapó la boca y empezó a sacar varias cosas de las muchas cajas que tenía alrededor. Hacía años nadie revisaba el ático y ya estaba lleno de basura, así que alguien debía subir a mirar que había que fuese útil para tirar el resto y hacer espacio para la sala de juegos que querían habilitar para sus hijos. El esposo de Mariana no subió porque era alérgico al polvo y los niños estaban en casa de un amigo jugando, así que solo Mariana podía completar la misión.

 A pesar de no ser alérgica, empezó a toser apenas llegó al ático. Abrió rápidamente una ventana y mucho del polvo acumulado se fue volando hacia fuera. La verdad era que ese cuarto no lo usaban mucho y solo guardaban cosas cada cierto tiempo. La idea era hacer de él un espacio útil y ordenar lo que tuviera alguna función todavía para quien necesitara usarlo.

 La primera caja que miró Mariana estaba llena de juguetes de bebé. Había de los que hacían ruidos o de los que tenían muchos colores. También varios peluches que sus hijos casi habían destruido e incluso los móviles que habían durado tan poco encima de la cuna. Apenas pudieron ponerse de pie, sus hijos los arrancaron de donde estaban, dejando ver que no les gustaban las cosas que flotaran por encima de sus cabezas. Guardó un par de juguetes a un lado y decidió regalar el resto. Alguien seguramente le encontraría un uso.

 La siguiente caja era de recuerdos de toda la familia. Estuvo horas mirando fotos viejas y descubrió también la vieja cámara de video que habían usado para sus viajes cuando apenas estaba embarazada la primera vez. De eso hacía casi diez años. Por algún milagro, la cámara todavía tenía batería suficiente, así que se puso a ver algunos fragmentos y entonces se puso a llorar como una tonta pues se sentía vieja pero a la vez más sabia, mejor consigo misma.

 Todo esto desapareció de su mente cuando la imagen en la pequeña pantalla de la cámara cambio de unas hermosas cataratas a un cuarto oscuro. No distinguía nada pero escuchaba un sonido muy por lo bajo. Era como un susurro a pesar de sonar como estática. Subió el volumen al máximo y casi tira la videocámara al suelo cuando un voz sonó como un trueno en el ático. Bajó el volumen como pudo y miró la pantalla.

 La voz era de la persona detrás de la cámara y asumió que había usado un trípode porque la imagen no temblaba ni se movía de ninguna manera, como lo hubiese hecho si la cámara hubiese estado al hombre del personaje. Le hablaba de algo, unos números, a alguien que tenía enfrente pero no se veía quién era. El cuarto en el que estaban tenía las luces apagadas y era difícil saber si era de día o de noche.

 La fecha de la cinta decía que el video había sido tomado antes de las vacaciones a las cataratas. Es decir, Mariana y su familia habían grabado sobre esas imágenes oscuras y la profunda voz detrás de cámara. El fragmento se cortó después de unos segundos. Retrocedió la cinta y revisó lo que había visto y escuchó con atención las palabras del hombre pero no tenían sentido alguno. Era español pero lo que decía no tenía ningún sentido. Mariana vio que el fragmento duraba unos treinta segundos nada más, los últimos treinta segundos de la cinta.

 ¿Pero de dónde habían sacado esa cinta? ¿Porque tenía eso ya grabado y que habían borrado ellos con las imágenes de su viaje? Decidió guardarse la cinta de video en el bolsillo y bajar de inmediato a la sala en el primer piso para preguntarle a su marido si sabía algo al respecto. Pero cuando llegó abajo no había nadie. Ni en la sala, ni en el comedor, ni en la cocina. Subió a las habitaciones y tampoco encontró a nadie. Tomó su celular y le marcó a su esposo pero iba directo a correo de voz.

 Era muy extraño pero decidió no ponerle misterio a todo lo que pasara. Seguro la ausencia de su esposo y la cinta tenían explicaciones razonables y las encontraría tarde o temprano. Subió de nuevo al ático y se dedicó a hacer lo que se había propuesto. Para la noche, ya tenía todo arreglado. Cuando bajó las cajas con lo que iba a regalar y a tirar a la basura, se dio cuenta de que sus hijos ya deberían haber llegado.

 Tomó el teléfono y marcó a la casa del amigo donde estaban y preguntó por ellos pero la madre de los niños dudó un momento antes de decirle que su esposo los había recogido hacía varias horas. No le dijo nada más pero pensó que Mariana no era una buena madre si no sabía dónde estaban sus hijos. Y la verdad fue que, al colgar, Mariana misma pensó lo mismo. ¿Qué pasaba con su esposo?

 Marcó a sus suegros para saber si estaban allí y luego a sus padres pero su familia no estaba en ninguno de esos lugares. De pronto habían decidido tener unas horas de calidad con solo su padre pero, ¿por qué no le habían avisado? Siempre lo hacían y ella siempre pedía que la mantuvieran informada para saber dónde estaban y si estaban bien. Se sentó en el sofá de la sala, mordiéndose las uñas y pensando en qué hacer.

 Entonces se fijó que tenía todavía la cinta de video con ella y decidió hacer algo mientras su marido aparecía. Se fue al centro comercial y en una tienda de fotografía y demás pidió que le convirtieran lo que había en la cinta a un formato digital para poderlo ver en el computador y editarlo y ponerlo en un DVD. El proceso no demoró mucho y estuvo de vuelta en casa pronto.

 Volvió hacia las ocho de la noche y  todavía no había ni rastros de sus hijos o su esposo. Se estaba preocupando pero pensaba que era mejor no pensar nada y esperar. Confiaba en su marido y sabía que él nunca haría nada que representara un peligro para ningún miembro de su familia. Así que Mariana se fue a su alcoba y abrió su portátil. Puso la USB en la que le habían puesto el video de sus vacaciones y empezó a mirar la escena misteriosa en cuestión.

 Subió todo el brillo y un poco el volumen pero no notaba nada además de la voz que no tenía sentido. Decidió anotar las palabras que decían en un papel y ver si tenían algún sentido si se reordenaban o algo así, pero no consiguió nada con ello. Incluso bajó un programa para editar videos en el que trató de revelar lo que había en la oscuridad y lo máximo que pudo hacer fue revelar la presencia de una silla y alguien sentado en ella. Solo se veía una pierna y dos patas de la silla, pero estaba claro que había sido como una interrogación o algo así.

 Entonces oyó el sonido de un motor y correo directamente al primer piso. En efecto, era su esposo con los niños. El más pequeño venía dormido en sus brazos y el otro parecía tener mucho sueño también. Subieron todos sin decir palabra a la habitación de los niños. Cuando estuvieron acostados, Mariana le reclamó a su esposo por la escapada que se habían pegado. Le confesó que la había asustado haciendo eso.

 Su esposo le dijo que se había dado cuenta que no pasaba mucho tiempo con los niños entonces por eso había decidido recogerlos antes él mismo y llevarlos a un parque de diversiones a compartir un rato agradable con ellos. Eso enterneció el corazón de Mariana, que se dio cuenta de todavía había campo para la sorpresa en su matrimonio. Se dieron un beso y decidieron acostarse, pues todos estaban cansado..

 Antes de apagar la luz, el marido preguntó a Mariana si había terminado con el ático y ella le dijo que sí, que solo faltaba donar unas cosas que había separado. Por alguna razón, decidió dejar fuera todo lo ocurrido con la cinta de video y su pequeño viaje al centro comercial. Quería mantener eso como una pequeña aventura en solitario. Casi no tenía secretos y ese podría ser un buen comienzo.

 Al rato de cepillarse los dientes, apagaron las luces y cerraron los ojos. O más bien, lo intentaron. Porque aunque estaban cansados, ninguno de los dos podía dormir con tantas cosas en la mente para pensar. Miraban el techo o la ventana y las luces que venían de fuera para pasar el tiempo. Mariana fue la primera en caer dormida.


 Y le costó. Su esposo había visto el recibo de la tienda de fotografía en el cesto de basura del baño. Con agilidad y habilidad, ahorcó a su esposa en menos de un minuto. Ya tenía práctica. En la oscuridad se alistó para ocultar el cuerpo y para despertar a los niños que fingían dormir en el cuarto de al lado. Los de verdad estaban tan muertos como su madre. Y eso pasaba por ver cosas que nadie tenía que ver, así no entendieran nada.

lunes, 18 de abril de 2016

You and all of us

   Who are you? Or rather, who do you think you are?

 You have been going around your life thinking what the purpose of everything is and you discover that purpose is not something that exists out of the blue; it is something you have to create and make yours. But you my friend, you are someone else. Possibly, you’re very far. Maybe you speak a very different language and have radically different traditions. Or is it the opposite? Are you so close it’s ridiculous life hasn’t made the connection yet?

 You’re probably sleeping now and it’s easy to picture you: your soft skin and beautiful legs lying on a bed. Your body has pushed away all covers and blankets because in the cold you will warm and when it’s really hot you dare to say it’s cool. Physically you have been so different so many times but the reality is you’re probably unique and absolutely different to what has been imagined now and before.

 Hopefully, you have a job and you like it. Or is that the problem? Is that why you haven’t arrived yet? Have you been delayed because you prefer to solve your more important problems first, rather than looking for love or whatever it is this could turn into? You probably have a nice head on those shoulders and have your priorities in order. Yet, it is possible you are a bigger mess than what happens here. That could be good… Or very bad.

 It’s very confusing and unnerving because you are the one. That’s it, really. You are the one that’s going to change someone else’s life and it’s hard to see how you’re supposed to be doing that. After all, you’re a human, you’re no superhero or god, and you cannot make extraordinary things happen. Or at least not the kind that shifts life from one side to the other, from up to down, from left to right. But you possibly know how to make changes.

 Yes. If you are the one you probably know how your make your voice be heard and make changes in your life that are permanent and powerful. This is clear because that’s the kind of person “the one” needs to be. Someone with a certain drive, a certain push in life that matches someone else’s drive and thrust. Because it’s not about one leading the other but about two people going hand by hand.

 It’s scary, but all of it could maybe not be love at all or at least not the kind of love one would expect. It would be hard if you were just a friend or maybe even less than that but if you are the one, then that probably doesn’t really matter. What matters is the change that you can bring, the energy you can balance with someone else. Romantic love is, after all, an illusion in most cases and, always, a distraction.

But then, what if you are that prince in a shining armor? It is so much fun to picture you, especially because you could be anyone. Maybe you are that guy in the supermarket that always stares for hours at all the cereal boxes. Or maybe you are the kind of man that loves car and football matches whenever they take place. Or you could even be from a different world, a different level in the social sphere. It could happen.

 But, do you know what you definitely are? Well, a possibility. Everyone is a possibility because we could all be that person that changes the life of one of the others in the world. It’s kind of a lottery when you know you’ve won but not how much and the prize can take its time to reach you. You could even lose in that lottery but that would be kind of impossible… Wouldn’t it be? Losing at life sounds to hard and harsh and just unfair. No, you win every time but in different ways, that’s one happens.

 Are you awake now? Are your eyes looking at a teacher in class, trying to follow what he’s talking about and you're not interested? Or are you alone, in a place very far from any other people? Maybe you like sports and you have your mind and body up to that task. Hopefully, you are a person that likes order and having everything neat and well put. If you’re not, it could prove difficult to be around you.

 But, it is important to know what kind of person you are, which thing you like doing and what makes you whole. Because even if you are the one, you are only complete when you are a whole other person. The kind of people that make a couple work as only one person, that’s not good because it doesn’t really make any sense. A couple is supposed to be about two, about differences and even about fights and disagreements, because the world is not perfect and that’s beautiful.

 So, what are your flaws? What do you think about yourself? Do you like your body or is there something that makes you look away from the mirror? All of that also makes you unique, one of a kind. It would be nice to tell you that you are perfect every single day, that that little thing you don’t like doesn’t matter at all because the larger picture is just the best there is. That would be the best.

 Imagining your skin is probably the most difficult thing. It’s probably soft and has a nice smell but when you haven’t touched or done something, it’s very hard to picture with accuracy. Like when you dream: most times you can only do there what you have actually done in real life. Except maybe flying, which is a mix of falling and just being in bed.

 It’s a little embarrassing but it’s probable you have done it too: picture the moment when you and your one meet and you two can finally be together. You can touch his naked body and he can touch yours and you can kiss and have sex like you have never had it before. Because that’s the expectation, don’t you agree? The idea is that that person makes the difference between having sex and making love. Hopefully you get to feel what that’s like and cherish it for the time you have it.

 That’s another thing. As humans we have an expiration date, which we don’t even know. So we cannot be around forever looking for that other person, we’re here for a while and then we just leave. So we really have to take advantage of everything we can do and just do it, unless it harms someone else. But if you really want to do something that makes you happy, just do it. Whoever turns out to be your companion, will love you being happy of course.

 Maybe you’re now on a beach, feeling the sand between your toes. Maybe your skin is darker or maybe lighter. Maybe your eyes are the color of hazelnuts or maybe the color of water or the color of grass. You are probably very “average”, whatever that is. But all of that doesn’t matter because it’s just the surface. Your are that but there’s so much more underneath, like a human iceberg if you will.

 The one could come in any shape or form and you probably enjoy him or her anyway. Because you won’t even have to think about it that much. The idea is that it just happens, in time and eventually. Maybe not magically and suddenly like in movies but it certainly builds up to something strong and stable but you won’t be able to see it until it is there, until it’s a reality and you notice it happened.

 That sounds a bit scary but it shouldn’t really be. That’s how life works in any case and it has been like that for many thousands of years and will keep the same way for other thousands. We just have to accept that special feeling, that kind of magic that happens in the moment. But mostly, we have to have patience and realize that life has ways to do things and that not everything works for everyone. Efforts to achieve a goal always have different results for different people.


 In any case, you’re there. You’re all there. And you will meet one day because that’s the most probable outcome. And you will get used to one another and when you realize, you will have what you always wanted. You will have picked up the last piece of the whole puzzle that is you. But that piece needs all the other pieces, or most of them, to work correctly. Never forget that.