viernes, 12 de junio de 2015

Florencia y el no

   Toda la vida, Florencia había sabido que su vocación en la vida era pintar. Desde muy pequeña ya sabía usar los diferentes tipos de pinturas, las sabía mezclar y elaboraba imágenes con ellas. Sus padres ponían cada dibujo en su cuarto, como si fuera un premio, para que cada persona que visitase la casa viera lo talentosa que era su pequeña hija. Ya en el colegio se destacaba por lo mismo aunque empezó a tener problemas con las materias relacionadas con las ciencias. No les encontraba sentido alguno y prefería hacer garabatos en su cuaderno durante las clases que ponerse a buscar cuanto simbolizaba la x o que pasaba cuando una cosa y otra se mezclaban en química. El hecho era que tampoco le daba mucha importancia al asunto porque sentía que no era algo útil para su vida.

 Y tenía razón. Pero de todas maneras sus padres y sus profesores empezaron a hablar sobre como ella debía de poner más atención y mejorar sus notas o sino podía tener que repetir el año escolar. Esto no sentó nada bien con los padres que buscaron tutores para su hija y dejaron de apoyar su arte como lo habían hecho antes. No era que le prohibieran dibujar ni nada por el estilo, sino que dejaron de alabar su trabajo y de apoyarla tanto como antes. No querían que su hija fuese de esos niños que repiten años, que los demás juzgan como lentos o tontos. Así que tuvo tutores que le metieron en su pequeña cabeza todo lo que tenía que saber. El año lo pasó con notas decentes y las siguientes vacaciones de verano fueron las más largas para Florencia, o al menos eso sentía.

 A pesar de su logro, sus padres ya no apoyaban su  deseo de pintar y dibujar y demás. Les pidió que la dejaran entrar a unos cursos de verano que había para aprender a dibujar como lo hacen los japoneses en las historietas pero sus padres se negaron y le recordaron que era mejor que se pusiera a estudiar y estuviera muy atenta desde ya, porque no querían tener otra vergüenza como la de ese año. Lo dijeron tal cual. Así que Florencia dejó de pedirles nada y siguió dibujando pero cada vez menos.

 Los últimos años de colegio fueron eternos. No solo porque nunca entendió de verdad ninguna de las ciencias sino porque su impulso se había perdido. Ya no era la misma niña eternamente alegre de antes. Ahora rara vez se le veía reír o sonreír y sus amigos se podían contar con una sola mano, algo que no era malo de por sí pero hay que tener en cuenta que ella siempre había sido la que hacía grandes fiestas de cumpleaños con muchos niños y actividades por doquier. Eso se acabó y nadie nunca preguntó porque. Ni los niños ni sus propios padres se indagaron al respecto y, cuando ellos le regalaron un viaje en crucero para celebrar su graduación, ella lo rechazó y les dijo que prefería guardar el dinero para su carrera. Los padres, estúpidamente, pensaron que era una decisión tomada desde su nueva madurez. Pero no era así. Estaba amargada.

A la hora de escoger su carrera, Florencia sintió que su amor por el arte revivía. Vio muchas asignaturas y lugares en donde el arte era enseñado y pulido para que cada alumno pudiese explotar su potencial. Todas eran buenas universidades y la carrera resultaba muy barata a diferencia de otras. Pero sabía que sus padres se iban a negar así que un día los juntó para hablarles al respecto. De nuevo, ellos se sintieron orgullosos de tener una hija tan responsable. Ella les presentó tres opciones y la idea era que ellos le aconsejaran cual sería la mejor carrera para elegir. Estaba la de arte, la de diseño y la de arquitectura. Ellos leyeron cada folleto, le hicieron preguntas y le dijeron que lo iban a pensar.

 Al otro día, y como sin darle mucha importancia, su madre le dijo que habían hablado con su padre y habían decidido que la mejor carrera era la de derecho. Florencia rió pero su madre la miró con reprobación. La joven  le dijo que esa carrera ni siquiera estaba entre las opciones pero su madre le replicó que su padre había averiguado que era la carrera más lucrativa en estos días y que todo el mundo estaba estudiándola. Florencia le dijo a su madre que esas no eran razones para elegir una carrera pero su madre la dejó callada cuando le confesó que su padre había ido a inscribirla y que iba a volver en la noche con la sorpresa.

 Florencia lloró como una magdalena esa noche. No bajó a cenar así que su padre nunca la “sorprendió” con la noticia. Derecho?  A ella que le importaba eso! No quería tener nada que ver con ello y menos cuando había hecho tanto esfuerzo juntando folletos y material para que ellos lo leyeran. Tenía que confesar que desconocía a sus padres, que habían cambiado radicalmente desde que era pequeña. De pronto querían lo mejor para ella, al fin y al cabo eran sus padres, pero no era justo que hubiesen tomado la decisión así como así.

 Pero lo habían hecho y el primer día de universidad fue un infierno. Fue como volver a las eternas clases de matemáticas donde, no solo no entendía nada, sino que no le importaba ni media palabra que pronunciaba la gente. La mayoría de alumnos estaban emocionados de estar allí y creían, tontamente, que todos llegarían a ser abogados al estilo de los programas de televisión estadounidenses. Pero Florencia no. De hecho, se dio cuenta de lo que podía hacer. Ese semestre se encargó, conscientemente, de perder cada materia desastrosamente. Iba a castigar a sus padres de la manera que más les iba a doler: el dinero. Y sabía que iba a funcionar.

 Mientras lograba su cometido, Florencia era como residuo nuclear. Nadie se le acercaba o al menos así fue hasta la mitad del semestre, cuando conoció a una chica en el comedor de nombre Diana. Ella vendía todo tipo de repostería y le contó que vendía sus pastelillos y galletas clandestinamente en la universidad y también en su casa. Impulsada por la venganza, Florencia le dijo que le podía ayudar a vender y eso hizo. Se hicieron buenas amigas con Diana y decidieron pulir el negocio, poniéndole un logo diseñado por Florencia y un nombre atractivo. Así empezaron las dos a ganar dinero y pronto les iba también que Diana pensó en alquilar un local y atender allí. Eso fue como un llamado a la liberación para Florencia.

 Cuando por fin fracasó el semestre, sus padres nunca preguntaron nada. Asumieron que como era ya una mujer hecha y derecha, ella les contaría lo que pasara con la universidad. Le dieron el dinero para el segundo semestre pero ella lo invirtió todo en el local. Lo arreglaron con cuidado y se ubicaron en un barrio con buen movimiento. El éxito fue rotundo. Diana estaba tan feliz que, habiendo conocido mejor a su compañera de negocios, le pidió que volviera a dibujar y que lo podía hacer diseñando adornos o individuales diferentes para cada persona. Y así fue.

 Los padres de Florencia se dieron cuenta de todo cuando un articulo al respecto salió en el periódico. Su salón de té, como le habían puesto, era tan exitoso que les habían hecho muchas entrevistas. Pero ellos no se alegraron por ella. Estaban decepcionados de descubrir lo que había hecho en la universidad y le exigieron que volviera a estudiar. Lo único que hizo Florencia fue devolverles el dinero de las matriculas de ambos semestres, el perdido y el que nunca hizo, y cogió su ropa y se fue de la casa sin decir nada. Ellos jamás trataron de detenerla o de ubicarla.

 Se consiguió un pequeño sitio cerca a la tienda y le dijo a Diana que esta era la primera vez que era feliz de verdad. Nunca antes se había sentido verdaderamente completa y se lo agradecía. Aunque podía ejercer su amor al arte, debía confesar que este había recibido demasiados golpes como para que alguna vez volviera a ser tan destacable como antes. Incluso ahora, podía ver que había perdido mucho de ese talento que había mostrado de más joven. Pero eso ya no importaba. Las cosas cambian y no se puede uno lamentar al respecto. Lo hecho, hecho está y hay que ver que otro camino hay para seguir adelante porque eso es lo único cierto.

 Las dos amigas crecieron juntas económicamente y en cinco años tenían seis tiendas en la ciudad, algunas en sectores de altos ingresos donde celebridades y personajes de la vida social iban a comer o tomar algo en las tardes. La decoración de los sitios, mezclando diferentes estilos pero siempre guardando ese aspecto de salón de té inglés, les había merecido halagos e incluso premios. Sin embargo, lo que más le dolía a Florencia, era ver que Diana todavía tenía a su familia al lado y que ellos estaban orgullosos. Pero era entonces cuando Florencia inhalaba lentamente y luego soltaba el aire, recordando que las cosas  no siempre son como las queremos.


 Todas las noches trataba de dibujar de nuevo. Unas veces podía, otra veces no y cuando podía el resultado no siempre era el mejor. Era algo perdido. Pero tenía su negocio, tenía el placer de atender a sus clientes, de adecuar los locales, de hacer los pastelillos y, lo mejor, de tener una amistad a prueba de todo, incondicional y fuente de apoyo y consuelo.

jueves, 11 de junio de 2015

By the gym

   Mario entered the gym when he was fifteen and never looked back. He trained day and night, before and after school and it went like that for years. Even when he got a job and more responsibilities, he still managed to head to the gym at least twice a day and even more time on the weekends. He was so dedicated to it that people of the gym had asked him several times if he would be their spokesperson or if he could replace trainers that were sick or late. And he did both that stuff, which made him mildly famous in the circuit of people who were obsessed with perfect bodies.

 For Mario, it had been the stability and discipline required which had been the hook to enter the gym. He had nothing of that at home, only two parents fighting for everything and largely ignoring him. It wasn’t very difficult to ask them for the money to join the gym, as they would always say yes just to make a point of how great they were as parents. When he was in his last year, Mario had already grown a couple of more inches and exercise had paid off with a body most girls wanted to date and most guys wanted to have. He was in the school’s soccer team and also in the swimming team. People thought he was obsessed with being the center of attention or that he did it because he was great. The truth was he just wanted to be out of the house as long as he could.

 He dated the most beautiful girl in school for prom and went on to model for various brands in order to help pay his college. His parents had split by then so the money had become a bit scarce. His modeling gigs were very needed in order to buy all that he needed in order to be successful as a business administrator. He wanted to put up his own gym and needed to understand every aspect of the business to be successful. In college, every girl was also attracted to him and they were all very forward about their intentions of dating him. But Mario was very focused and was only interested in finishing school as fast as he could to make his dreams come true.

 Sure enough, he got his degree at least a year earlier than usual. He started making enquiries about what was exactly needed to put up a gym. But he realized that his dream was still too far away as he needed a lot of money to open up his own place. The machines, the implements, the salaries of the trainers, the rent of the space… Everything was costly and Mario had barely had money to pay his tuition. Actually, he was still in debt with college. So the only reasonable thing to do was to look for a decent paying job and stay there for a while until he had the amount of money necessary to make his dreams come true.

 He continued to model whole working in an accounting company. All of his coworkers recognized him from several energy drinks campaigns or maybe even from his work as a swimsuit and underwear model. Again, it was the women who seem mostly interested. Some of them would stare for long periods of time during lunch and others would leave him notes and candy bars on his desk, usually with love letters about how beautiful he was. He always threw the candy and read the letters back home, sometimes laughing but usually thinking about his life. After all, he had never had a serious relationship and now that he was a bit older he seemed to be getting late to be with someone else.

 You see, Mario was still a virgin, even after graduating high school. He had been so focus on so many other things, that he never found the time. That sounds funny but it was what happened. He didn’t regret it but now, leaving on his own, he felt sometimes very much alone. He sometimes talked his each one of his parents but they would always talk and talk about their issues and never ask him about how he was doing or if he need everything. It was sad but he always called them on the first and second day of the month. It was something he scheduled in advance because he didn’t really cared about it. He had realized too that his love for his parents was not very high.

 One day, on those mornings he woke up at five AM to head for the gym. In the lobby, he accidentally pushed a guy that was delivering some of the goods sold at he gym’s cafeteria. The guy yelled at him, put back his cap as it had fallen on the floor with the push and moved past him towards the street. He had never seen someone so angry and he did think that the man could use some time at the gym. Then he realized he had checked the guy put, from his funny colored shoes to his kaki shorts, blue polo shirt and cap that had the logo of the company he worked for. Oddly enough, Mario couldn’t stop thinking about that encounter and his reaction for the next few hours, until work made him forget.

 Things were getting harder there as they were all being pushed into working more as the company had been bought by a bigger one and they had been advised they would be laying off people very soon. They all wanted to prove their worth by working like mules and Mario was no exception. Without that job, he wouldn’t be able to pay his bills and save a bit of money for his gym. He couldn’t afford that so he worked tirelessly for more hours and even on weekends from home. He had even cut off his hours in the gym but still went there every day as he was paid occasionally to coach someone who asked for it.

 One of those stressful days, he ran into the guy of the cap again. He was talking to the gym’s receptionist. Apparently he had already delivered his goods but the truck had to leave him there for a while, as they needed to get more energy drinks than usual. He removed his cap and revealed a head full of bright chestnut colored hair. It made his brown eyes look even bigger and his smile nicer. His smile? Mario realized he had been standing still for a while, staring at the man in a cap. He turned and faced Mario, walk up to him and said “Yes?”. Every single color in Mario’s face faded and he almost dropped his backpack to the ground. Then, the guy with the cap in his hand smiled and extended a hand. He said his name was Tim and that he was sorry for the way he reacted the other day.

 Mario was a bit relieved but not really nerves free. He was shaking a bit when he shook hands with Tim, even sweating a little. Tim asked him if he was an instructor but Mario only managed to shake his head in a negative way. Then a car horn was heard from the street: it was the truck that had come back for Tim. He said goodbye and left fast. The receptionist was looking at Mario so he headed for the locker room and changed there as he thought about what had just happened.

 By that afternoon, he forgot everything about Tim as the news of five people getting laid off was told to him as he entered the office. Luckily, he wasn’t one of them but the tension was starting to show. For some days now he had been growing dark circles around his eyes and he hadn’t been eating very well. The worst part was that they still threatened to fire even more people so there was no way to stop making efforts and trying not get canned. Besides that, he had received a letter from college where he was asked to pay even more than usual do to an error in their system. He called to complain but to no use. He had to pay or they would use the law to make him do it. Of course, the law was on their side.

 Worried about his future, he decided not to go to the gym that afternoon. It was the first time in a very long time. He just went home and had an early night. He didn’t want to think about anything and he didn’t care if people were calling him because of a modeling commitment or just to annoy him. He wasn’t in the mood to have any human contact. He just wanted a magical way to get his life on track, as it seemed it was heading to a cliff. He knew he couldn’t keep working like that unless he wanted a heart attack but he needed the job now more than ever.

 Bored and unable to sleep properly, he took his computer and tried to play a game or listen to some music but nothing helped his mood. He entered Facebook and checked out some old pictures and then realized he could look for the guy in the cap. The idea just appeared in his head and he just wrote Tim. Then he tried to remember his last name. It was in his shirt… Diaz. Yes, that was it. He wrote the whole thing and checked the results. Number seven was he, or so it seemed. The profile picture wasn’t him but the character of an old cartoon Mario had watched when younger. The profile said he worked for Nutrition Services, which was the name of the company that delivered every day to the gym. Mario breathed out and wrote him a message. A simple “Hello. I’m Mario”.


 He so nervous he jumped out of bed and started walking around. But then the sound was heard and they begun chatting. They spent several hours talking about everything Mario had wanted to talk for years. He didn’t care about the gym or work at that moment. He felt happy, at ease and not under pressure. Before they logged off, Mario asked Tim if they could have a coffee after work and Tim said yes. His smile while falling asleep was priceless, as it was what he needed, what he had always needed, to achieve long time his goals.

miércoles, 10 de junio de 2015

Diez mil

   Sin oxigeno no podríamos vivir. Ese es un hecho innegable. Sin agua tampoco o sin los minerales y vitaminas que consumimos con cada alimento. Nuestras vidas, nuestra existencia como especie depende de muchos factores, muchas veces pequeños, que deben existir para nosotros existir también. Pero algo que también debe haber para seguir adelante son las ideas. Sin ideas, cualquier ser humano se estanca y comienza a repetirse, comienza a ser lo mismo que ha sido antes o lo mismo que otros han sido antes, que puede ser mucho peor. Sin imaginación, la única ventaja evolutiva del ser humano se muere y, sin darnos cuenta, nos vamos muriendo por culpa de la rutina, de hacer y decir lo mismo todo los días.

 Como el aire que necesitamos respirar, la imaginación es clave para que cada individuo puede sentir que tiene posibilidades. No importa de que. Sea de progreso o de reproducción o de ser el mejor, sin imaginación y las ideas que produce no podríamos nunca tener nada de lo que quisiéramos, sea algo “pequeño” o algo “grande”. El tamaño de esas ideas es algo relativo ya que no son lo mismo para cada persona pero son esenciales para ir impulsándolo por la vida. Sea aprender más de algo o conocer a alguien nuevo o de pronto lograr ese puesto deseado, todas son ideas, también llamadas ambiciones, que mueven el motor mental de cada ser humano y lo hacen ser inventivo para llegar a lo que quiere.

 Hay que hacer la diferencia: las ideas no son sueños ni anhelos. Estos casi nunca ocurren de verdad y tienen siempre un elemento que los hace imposible de realizar. Los sueños, aunque parezca que no, son cosas que uno quiere ya, sin mayor esfuerzo. Son ideas fantásticas pero no ideas prácticas o realistas. Ser presidente es un sueño, por ejemplo. No es que sea algo imposible pero no es realista en la gran mayoría de los casos. O por ejemplo tener un cuerpo definido e “ideal”. No es realista si la persona busca obtener ese cuerpo sin el menor esfuerzo posible.

 En cambio las ideas son casi siempre estructuradas, tienen un proceso y una razón por existir. Nadie tiene una idea sobre algo que saben en lo más profundo de su ser que es imposible. Un idea siempre parece factible para quién la propone y casi siempre lo es. Hay excepciones pero esto ocurre cuando las ideas se mezclan con los sueños y crean un híbrido que es fantástico pero parece ser algo que se puede alcanzar.

 Hay ideas buenas e ideas malas. Eso está claro. Pero nunca es malo tener una idea como tal porque eso quiere decir que estamos reflexionando, que estamos usando nuestra capacidad de inventiva y de creación que es lo que nos hace humanos. Por supuesto, nadie dice que todo ser humano debe ser un inventor empedernido ya que eso no sería realista. Pero sí sería bueno que todo ser humano se acercara a su vida diaria con una mirada más analítica y menos fatalista. Que busca resolver problemas y hacer cosas con ideas, estructurando lo que se debe hacer y haciéndolo. La gran mayoría de la gente no es así sino que hacen y hacen y hacen y esperan a ver cual es el resultado, esperando que las consecuencias estén a su favor sin habérselo propuesto tal cual.

 Obviamente la vida no puede ser tan cuadriculada de planear cada momento. Todos sabemos que incluso haciéndolo así, la vida siempre tiene sorpresas y ocurren cosas inesperadas que nos toman por sorpresa y nos hacen dar cuenta que son pruebas que buscan analizar como somos y que tipo de persona hay en nuestro interior. Hay momentos que sí es bueno dejarse llevar y ver que pasa, porque a veces la mejor idea es ceder y esperar o simplemente seguir adelante y ver que ocurre.

 Esto último fue lo que yo hice con mi blog. No fue algo que yo hubiese planeado desde hace tiempo, eso es verdad. Pero fue una idea que tuve a raíz de un momento difícil y fue la única respuesta que tuve para poder canalizar mi energía en algo más que no fuese aquello que me estaba agobiando. No le iba a entregar mi vida a los sentimientos, a las cosas sobre las que no tengo control alguno. No iba a quedarme mirando más y tomé la decisión de crear un blog. Está claro que no es una idea revolucionaria ni para mí ni para nadie pero era lo que necesitaba en ese momento. Y fue así que me puse a escribir las historias y fragmentos de opinión que tal vez alguien haya leído alguna vez. Eso, nunca lo sabré a ciencia cierta.

 Pero, de hecho, ese no es el punto. La idea, de nuevo, fue hacer algo por mi y debo decir que lo logré. Al ponerme una regla de escribir todos los días algo nuevo, me impuse a mi mismo un reto. No era una prueba de atletismo ni una prueba mental excesivamente difícil. Era solo escribir lo que se me viniera a la mente y subirlo a internet para ver que pasaba. Pero lo más importante era el hecho de escribir. Siempre se supuso que yo escribía pero yo no lo hacía casi nunca. Traté de escribir una novela y lo hice, tal vez mal o bien pero, de nuevo, no es lo importante.

 De hecho, debemos dejar de concentrarnos en si lo que hacemos estará bien o mal a los ojos de otros. A menos de que sea ilegal, deberíamos hacer o que nos plaza, lo que nos llene el corazón y nos haga felices o al menos no llene de esperanza y de imaginación. Porque eso es lo verdaderamente importante a la hora de hacer lo que sea que se quiera hacer. Si no se saca nada de ello para uno mismo, no tiene sentido. Incluso la gente que va y ayuda a los más necesitados, saca algo para si mismo. El placer de ayudar, de ver a otras personas felices o tal vez solo el hecho de sentir que se puede hacer algo por los demás. No importa cual sea la idea, que es lo que se haga, con tal de que sientas algo después de hacerlo, igual que en el sexo.

 Hoy me di cuenta de que mi blog ya tiene más de diez mil visitas. Para mi es un logro, no importa cuantas de esas visitas hayan terminado en la persona aburriéndose y prefiriendo ver algo en YouTube o en Facebook. Todos tenemos el derecho de que algo no nos guste. Ciertamente hay un montón de cosas que a mi no me gustan pero no por eso voy a dejar de sentirme contento porque tengo un logro más en mi bolsillo. He escrito hasta ahora doscientas ochenta y nueve ideas, sean cuentos o piezas de opinión. Todo escrito por mi, pensando casi siempre en el momento y tomando inspiración de lo que hay alrededor, de lo que soñé, de lo que he vivido y de lo que he visto en mi vida, que es corta para algunos y larga para otros.

 Sé, sin embargo, que esta idea es solo un escape temporal. Lamentablemente no puedo vivir de escribir un blog, al menos no uno como el mío, y debo cumplir ciertas reglas como ser humano. No son cosas que yo elija, o que quiera de hecho, pero son cosas que todos debemos hacer, como una obligación que tenemos con la humanidad. Una de esas es trabajar, algo que yo nunca he hecho en mi vida. Jamás me han pagado para nada. Y no es fácil, porque sin experiencia todos creen que laboralmente no vales nada. Yo daría lo que fuera para que esa dejara de ser mi mayor preocupación pero no va a dejar de serlo, ni para mi ni para nadie.

Esta idea me salvó cuando tuvo que hacerlo pero no puede seguir haciéndolo por el resto de mi vida. Seguiré escribiendo, por supuesto, y quiero llegar al año de publicar una historia por día, pero después de eso no sé que pueda pasar. Hago movimientos suaves, tengo ideas en mi mente que voy ejecutando despacio, pero el mundo va mucho más rápido, a un ritmo tan acelerado que a veces es difícil siquiera pensar en que es lo que está pasando y porque está pasando. Como dije antes, lo importante es tener ideas, no importa las que sean, para seguir adelante y vivir como se pueda.

 Los sueños son bonitos, están hechos de adornos y luz y color pero personalmente los detesto porque son ilusiones. Hoy en día tener sueños es muy popular porque se le ha vendido a la gente que es la única manera de conseguir lo que quieren. Básicamente es lanzar una moneda a una fuente pidiendo un deseo y esperar a ver que pasa. Es una estupidez. Los sueños son cosas que jamás van a ocurrir y que si ocurren es porque nunca fueron en verdad sueños sino esas ideas de las que tanto les hablo. Si se realiza, es porque la persona se esforzó e hizo lo necesario para que su idea rindiera frutos. Y creo que eso fue lo que ha ocurrido conmigo. No me interesa tener el blog más visitado pero que alguien lea, así sea una sola persona, uno de mis textos, es motivo de alegría sin duda alguna.

 Nada cae del cielo, nadie va a responder nunca a nuestros pedidos y esa es la realidad. Religioso o no, eso no tiene nada que ver. O tal vez sí, pero no es el punto. El punto es que no podemos sentarnos a esperar que lleguen las riquezas y las ventajas que queremos en nuestra vida. Y si lo hacemos, debemos estar conscientes de lo que esa decisión significa. A veces sentarse a esperar no es malo, si se sabe lo que se está haciendo. Como dije antes, ninguna idea es mala porque siempre las ideas serán ambiguas. Al fin y al cabo son creadas por seres humanos que están hechos de errores y recuerdos y dolores y alegrías. Una mezcla peligrosa pero muy fructífera.


 En todo caso, sea como sea, le doy las gracias a quienes hayan leído alguno de los cuentos que escritos alguna vez. Y, si me lo permiten, les pido que se queden conmigo en este viaje el mayor tiempo que puedan porque sé que todavía necesito la ayuda, ya que sigo perdido.

martes, 9 de junio de 2015

Broken camera in Rome

   I woke up very early, to the sound of m cellphone alarm. It was still a bit dark but I knew I had too take advantage of every single hour if I was to spend the whole day in the city of Rome. I entered the shower, thinking about how strange it was to wake up early in a holiday but that after all it was the best reason to do it. I didn’t take very long, dressing up pretty quickly and then grabbing my bag, where I kept everything I needed to walk around. I would leave my backpack, which was my only luggage, in the room until the next day when I had to leave the city.

 My real holiday had been spent in Greece, where I had been laying in the sun for almost a week. But I had decided to go back home via Rome so to have one day of sightseeing around the city. In Greece I had also walked around a lot, visited museums, gone to the beach, taken hundreds of pictures and getting to know one or two Greek men. Yes, I had a very good time in that country.

 I went down to the hotel restaurant and realized an hour had already passed since I had woken up. As I helped myself to orange juice and cereal, I noticed only another table was occupied at that time by an elderly couple. Every other person, especially families, woke up late during the holidays which would have been great but I wanted to have the option to visit as many places as possible. As I ate, I checked a small schedule I had created with things I could do: museums were ruled out as they usually take a long time to go through. But I couldn’t avoid going to the Colosseum and to the Forum as they were symbols of the city and walking them wasn’t that time consuming.

 After lunch I decided to go there first, as it was the farthest place on the schedule. I would begin to walk from there closer to the hotel, in order to get there late to have some hours of sleep and then leave early in the morning for home. The metro station was not very far so it was in a matter of minutes that I arrived to the Colosseum. The place was very majestic, although some of the walls were covered as they were being repaired. There were men dressed as ancient roman soldiers all around and a lot of tourists, even that early. The place had a weird vibe, as if it was palpable that people had died there. On the highest part, I took several pictures and realized more and more people were entering. After some more minutes, I crossed a small piazza towards the Forum. The entrance fee covered both sites so it was perfect.

 Various temples still stand, very large structures and the general layout of the site is magnificent. It was there when I noticed two things: there were lots of tourists in the city and the temperature was rising fast. After all, it was the middle of summer. Silly me, I hadn’t brought a water bottle with me and I already started to feel a bit lightheaded. I went on walking; trying to “shake it off”, but it wasn’t that easy. Finally, a sign saved my life when I realized there were water fountains all around the premises, in order for people to fill their bottles or drink directly. Apparently the city had one of the purest water in the continent.

 I didn’t walk all around because some areas were only trees and some ruins. I took pictures and then moved on. The Circus area was a disappointing place, more like an undeveloped terrain than anything else. Across that stretch of land, which was pretty big, I made the line to put my hand in the Mouth of truth, a whole in a marble image that people used to think was good to use as a lie detector. I then walked through the streets to finally reach the Piazza Venezia where there was a large statue of Victor Emanuele, the man who united Italy and made it a republic. I only took pictures from the outside and it was here my luck had run out.

 My camera had stopped working. It wouldn’t turn on so I decided to walk towards a small square in front a church and sit there to check it properly. This would have taken a lot of my time and I had no time to lose. But that was visible not important to an unanimated object that wouldn’t work. I took the battery out, the memory card, I shook it and even yelled at it but it just wouldn’t work. As I did that, someone came closer to me and said something in Italian I didn’t understand. It was a man, maybe in his thirties, who was extending his hand to me. For a moment, I felt scared, but then I realized that if the camera was broken, there was really no harm in giving it away.

 The man took it in his hands and checked it all around. I, for one, was looking at him. Italian men were very into the facial hair thing and always very lean, not muscular or fat but rather nice complexions. The man didn’t seem to notice my eyesight going all over him as he tried to ask me something in his language. I tried to understand, breaking it up buy words. I recognized the word “help” and the word “camera”. I nodded, looking a bit stupid, and then he stretch out his arm to me and I grab it, clumsily again. He started talking and walking and I just followed him. I realized I was losing time but I felt I couldn’t just be rude to him.

 He talked every step of the way. I just nodded and smiled, thinking how stupid I must look doing that like a robot. After a few blocks from the square, he pulled out some keys and entered and old building. Inside, it was beautiful. The place was full of lowers and everything was very clean and taken care off. A cat slept on a corner and barely looked at us as we passed. I followed the men up some stairs and to, what I presumed, was his apartment. It felt really cool at this time of day. He offered me a chair and then started to check my camera on a table with a big lens and a lot of different tools and gadgets I had never seen but would attribute to an engineer or a mechanic or something like that.

 He had stopped talking and was very concentrated in the camera. He opened one side and started moving things around. I nervously took out my cellphone and realized time was passing fast. I needed to head to the Trevi Fountain if I wanted to visit every place I had put on my list. Uneasy, I stood up and tried to say something but couldn’t think of the words. Anyway, it wasn’t necessary. He turned around, put a hand around my wait for me to get closer and explained slowly what he had done. Funny enough, I understood it all. The camera was working again and I could keep taking pictures. I took out my wallet to pay him for his troubles he grabbed it and put it back in my bag.

 So he didn’t wanted pay. I asked again but he kept nodding his head negatively so I stopped talking and just stood there like an idiot. Then I remembered my schedule and decided to just shake his hand and be on my way. As I turned around, he pointed at himself and said he would take me around. Yes, he spoke in my same language which was both funny and annoying, as if I had know he knew what I was saying it would have been less of a weird experience.

 We went out to the street and right enough, we went to the Trevi Fountain, the Pantheon, Piazza Navona and through streets he knew very well. We didn’t really talked about ourselves, not even when we decided to have lunch in the afternoon, after walking a lot. We had a delicious pizza and ice cream for desert and it was only then when I told him I was a writer and he told me he worked fixing all kinds of electronic devices. But we went on to talk about Rome and Italy and politics soon enough.

 To be honest, it had been a great day with him and I had more time to spend. So we went to the Vatican and entered Saint Peter’s basilica, which is enormous. It feels like entering a huge cavern or something like that. Pietro, as he had told me his name was, explained to me everything there was to know about the site. Funny enough, some tourists thought he was a guide and began asking him questions. He was kind enough to answer every single one of them. After that, he took me again through the streets, taking pictures of people, cafés, ice cream parlors and just about everything. The sun had already gone and I had only a couple of hours left.

 He invited me to have some wine and then we chatted again about things that were not us. About other people, my trip, his country. He was very charming and I could feel he didn’t do that often. He wasn’t a player or a very outgoing person. He was just one of those people that loves to help and that feels alone, because that I could see, as he walked me to my hotel. His eyes talked as his mouth didn’t and that was more than enough for me. When we got to the lobby, I wanted to shake his hand but he decided to hug me instead. It was a very nice hug, also speaking volumes, which his mouth was unable to express. We bid farewell and then I went up to my room.

 To this day, I regret not asking him for his number or email address or something. But I also answer myself that it probably wasn’t one of those encounters. Maybe it was meant to be a one-time thing, one of those that’s really great and lives in our memo