miércoles, 23 de noviembre de 2016

En común

   Cuando desperté, él ya no estaba ahí. No me dio indicios de que ser iría tan pronto pero la verdad es que no se me hizo raro. La noche anterior había sido perfecta pero, al parecer, quedaban muchas cosas por hablar, por resolver, antes de que las cosas funcionaran como yo quería. O bueno, tal vez él no deseaba tener ningún tipo de relación conmigo, ni siquiera algo casual. Eso era respetable pero no lo entendía pues había sido él el que había tomado la iniciativa el día anterior. No estoy diciendo que yo no quería nada, solo que él tomó el primer paso.

 Nos habíamos visto ya bastantes veces. Suele pasar cuando uno frecuenta siempre las mismas personas. Él siempre era muy amable, educado y a veces incluso gracioso. Sus chistes eran del momento, algo que a mi me gustaba bastante pues era lo que yo hacía con frecuencia. Pero no estuvimos juntos toda la noche, más bien al contrario. Era una de esas fiestas en las que había que ir circulando para en verdad aprovechar todo lo que se ofrecía. No solo comida y bebida sino un mundo de conexiones que, por lo menos a mi, me caían como anillo al dedo.

 Mi amiga Raquel lo había organizado todo. Ella era de esas persona que tienen tanto dinero que ni saben cuanto. Le encantaba trabajar, a pesar de eso, pero lo que más le gustaba era organizar fiestas y sin lugar a dudas era una de las mejores personas haciendo exactamente eso. No solo porque casi siempre ambientaba los encuentros de maneras que nadie se esperaba, sino que con frecuencia invitaba a la gente correcta en el momento correcto. Artistas, empresarios, gente del común que le caía bien,… Raquel era una mujer llena de sorpresas.

 De hecho, había sido en otra de sus fiestas, una mucho más pequeña en su casa, donde había visto por primera vez a Daniel. En esa ocasión no había hablado ni interactuado con él, ni siquiera a través de nuestras amistades en común. Solo nos habíamos echado algunas miradas a lo largo de la velada y nada más. La verdad es que siempre he sido bastante tímido y solo puedo suponer que él es igual en ese sentido. Hasta este momento no lo sé a ciencia cierta pero algo me dice que él es incluso más privado y reservado que yo, y eso es mucho decir.

 Esa vez también se fue de un momento a otro y le pregunté a Raquel quién era él. Ella me dijo que se llamaba Daniel y que era un músico que había conocido en una de sus muchas reuniones que los mejores cantantes e intérpretes de la ciudad. Al parecer Daniel tocaba muy bien la guitarra y otros instrumentos que usaba para acompañar a una gran cantidad de cantantes durante sus conciertos. Raquel dijo que era callado pero cuando hablaba decía siempre lo que uno estaba pensando. Era de esas personas que solo hablan cuando tienen algo importante que decir.

 Después fue que empecé a verlo más y nunca supe cual era la razón. Alcancé a pensar que había sido Raquel quién se había encargado de que en cada fiesta que yo iba, Daniel estuviese también. No, no era que me enojara que lo hiciera, todo lo contrario. Pero me preguntaba si él se daba cuenta de lo que nuestra amiga en común intentaba hacer. Además, estaba el pequeño inconveniente de que yo no sabía si yo le gustaba. O para ponerlo más claro, no tenía ni idea si a Daniel le gustaban los chicos o las chicas y eso era algo que yo debía saber para no perder el tiempo.

 La verdad es que mi interés por las cosas y por las personas tiene una duración que puede ser muy corta. Como nunca pasó nada en ninguna de esas reuniones, al final yo ya ni ponía atención si él estaba o no ahí. Después fue que tuve que viajar por un año, por asuntos de trabajo. Cuando volví y me reuní de nuevo con Raquel, estuvo contenta de contarme todos los chismes que había para contar. Después de hablarme de los más jugosos, recordó a Daniel y me contó que se había emparejado con uno de los chicos de una banda que ella siempre invitaba a las fiestas más grandes.

 Yo a esa banda la recordaba muy bien por dos razones: la primera era porque en verdad eran buenos. El tipo de música que tocaban era precisamente el que me gustaba, relajado pero con unos toques atrevidos donde se necesitaban. La otra razón es que el baterista y yo habíamos tenido relaciones sexuales en la van que usaban para guardar los equipos. Lo hicimos en una de esas fiestas y todo fue solo por un mirada. Nos entendimos, fue como un apretón de manos, un acuerdo sin una sola palabra. Minutos después, estábamos uno junto al otro.

 Bueno, de eso hacía mucho tiempo. Por eso no le dije nada a Raquel. Ya había vuelto a ver al tipo muchas veces después de esa ocasión y estaba claro que ninguno de los dos quería nada a raíz de ese momento hacía tanto tiempo. La primera vez que nos vimos luego de hacerlo nos miramos y asentimos. Las veces siguientes no hubo ni eso y nos dio igual a los dos. Hay veces que esa energía, ese deseo de algo más, sea lo que sea, simplemente no existe y no hay nada malo en ello. Incluso puede que sea algo bueno.

 El caso es que volví a ver a Daniel. Estaba tan cambiado: no solo se veía más guapo que antes sino que hablaba mucho más. Tanto así que me saludó de mano y mirándome los ojos en la primera fiesta a la que fui después de volver de mi viaje. Tengo que admitir que, por un momento, no me importó nada más en el mundo fuera de esa sonrisa tan hermosa y sus ojos tan amables y sinceros. Fue como si el tiempo se congelara por un momento, dejándome ser feliz por unos segundos.

 Lo malo fue que me presentó a su novio justo después, entonces se sintió como si me hubieran echado varios litros de agua fría encima. El tipo con el que estaba era simplemente perfecto, casi un modelo de ropa de alta costura. Dolían los ojos de verlo directamente, como si fuera el sol o algo por el estilo. Me dio un poco de rabia haberme puesto tan contento por un momento. Decidí que debía olvidarme de ese pequeño fragmento de tiempo pero, para mi sorpresa, fue muy difícil hacerlo así no más. Era casi imposible no pensar en ello, al menos una vez al día.

 Al pasar de los meses, lo logré. Y cuando lo vi de nuevo no sentí nada. No ofrecí mi mano ni una sonrisa, solo un movimiento de cabeza que pudo ser grosero pero la verdad no caí en cuenta en el momento. No me importaba. Ahora que lo pienso, lo que he hecho no ha sido de la mejor manera. No sé que es lo que espero que pase cuando yo mismo no he sido el mejor ejemplo de cómo hacer las cosas como se debe. Es un poco chocante darse uno mismo cuenta de las tonterías que hace, sea en el tiempo presente o en un pasado lejano.

 Varias veces nos vimos después de eso y fue cuando me di cuenta de su tendencia por los chistes. Con el tiempo me empecé a reír de ellos y me di cuenta de que no importaba si lo hacía, no me comprometía a nada con hacerlo. Solo quería disfrutar de esas veladas lo mejor posible y así lo hice. Volví a pasarlo bien y a no fijarme en tonterías. Ese fue un problema porque si hubiese estado más alerta hubiese visto las señales y hubiera podido hacer algo para prevenir lo que estaba por venir, algo que debí pensar mejor, con cabeza fría.

 Ocurrió en una de esas pequeñas reuniones en casa de Raquel. Daniel fue solo y todos preguntaron por su novio. Estaba enfermo, con gripa. Bebimos bastante y cuando era hora de irnos hablábamos, de la nada. Me dijo que nos podíamos acompañar a casa, pues vivíamos uno cerca del otro y no lo sabíamos. Caminamos en la noche húmeda, recién había llovido. Hablamos todo lo que jamás habíamos hablado y cuando llegamos a mi apartamento, lo invité a pasar. Él aceptó sin dudar un momento. Esa noche hicimos el amor como nunca antes con nadie más.


 Eso fue ayer. Ahora tengo un dolor de cabeza enorme y una culpabilidad igual de grande. No sé porqué esperaba algo más de él cuando tiene a alguien que lo necesita, con el que ha estado tanto tiempo. Yo soy solo una pausa, una que yo mismo pude haber prevenido. Supongo que fue su tacto, su manera de tocarme la que hizo pensar que todo podía ir más allá. Fue como vivir, de nuevo, en ese espacio suspendido que había mencionado antes. Todavía podía sentirlo y de eso no creo poderme olvidar.

martes, 22 de noviembre de 2016

Took me long enough

   It hadn’t really been a nightmare. I mean, my body hurt and the things I saw didn’t made me jump of happiness but it actually wasn’t a good dream either. It was just a very strange dream in which I had seen people that hadn’t been close to me for a long time. In the dream, we even slept in the same bed, we spent a long time together, sharing moments that only really good friends would share. I don’t remember, but it felt as if I had been dreaming about work but we did not work once during the dream, we just moved around, not worried about anything in the world. It felt so strange.

 It was even stranger when I woke up and tried to make sense of it. My body was actually tied, as I had really been running around my room the whole evening. Those kind of dreams also made my head hurt because the involved an especially big investment of memory and all the imagination I could use. Besides that, my body tended to get very tense when I dreamt about something so tense. Once, my teeth had been grinding so hard against one another that one of them lost a tiny part that I probably swallowed or something.

 I have no idea why it is that I dreamt such a weird scenario, but I did. We were all in a bed, the biggest bed ever I believe. And then this guy that wanted to have sex with me kept insisting all night, even after I had given him a reason to stop insisting with it. I had helped him, if that is the correct expression, but he wanted more and more, touching me and trying to get closer and closer and I pushed back as strongly as I could because, after all, I didn’t wanted to wake everybody up just because that guy was been such a dick.

 But then he tried to do it without permission, almost forcing me to have him. So I pushed and directed what he was using to annoy me towards the guy that was sleeping on the other side. I have no idea what exactly happened, but the other guy almost jumped out of bed and they had some sort of argument that I couldn’t clearly hear. Surprisingly, some moments later, no sound could be heard in that room, except for my breathing and the tossing and turning of the guy that he had directed the annoying guy towards. He realized he was a friend from college.

 Maybe friend was a bit of a stretch because they had never really been friends in the traditional sense. We did study together but that’s as much we had in common. He was from another country and he tended to be always in a mood that would be more appropriate to a rich intellectual. He was always musing about poems and writers. That was in the real world though. In the artificial world, he seemed to love attracting looks to his face. He was annoying in real life; of course he had to be it too in that weird dream.

 However, in my dream, I tried to talk to him the day after what happened and he does talk but he doesn’t say anything about what happened. He really seems like a douchebag but I know the real one is not really like that. I mean, he doesn’t get that far from that description, but I always told him that he was so kind and smart; he could be whomever he wanted with all that knowledge. But that’s who he was, a guy that love to attract attention to himself and that’s fine because at least it’s real, that’s really him and that’s how people should love him.

 The rest of the characters in my weird dream are a little harder to point out. That’s because there were only two that kind of behaved like protagonists and all the rest were just filler, floating around with no real purpose. The other guy was someone I was sure to know but that I couldn’t really place anywhere. I know there is someone like that close by or at least I have met someone exactly like that but I have no idea from what world I drove him out of. All that dreaming and nightmares and so on, made me feel kind of tired.

 I stood up from my bed, and soon realized how early and dark it was. I hadn’t woken up at that time for a while, since I was in high school to be honest. The world outside same to be drenched in a storm made of the color blue. It was just my imagination, I guess. I decided to step into my shower and get cleaned and presentable in order to start the day, even if that day happened to be a Sunday. I had the whole weekend to think about what had happened in my dream. I thought I wanted to let it go, but no, I just couldn’t stop thinking about it.

 Especially about that guy that was basically harassing me. He was really coming forward to me as if we had met before. I was sure we had but I couldn’t remember when and that had really happen or at least I was almost certain it had. The warm water in the shower helped me realize that I did know that guy but only by sight. He was one of my followers on the social network. We hadn’t met or anything but we wrote one another very frequently or at least that was some months ago. I had no idea what had happened to him.

 Maybe he was so very well inscribed in my subconscious that my brain decided to be turned into that villain that we see throughout the movie. Or maybe I actually knew how much I liked him and just wanted him so much that I decided, in my dream, to try and have something with me. Of course, that would make me the one to blame for whatever happened during that whole strange experience. I was fine with that. I just wanted to understand it all.

 I think I wanted that to happen. I mean, not what happened with my college friend in the dream but rather what the other guy was asking from me. After all, it wasn’t everyday that I found someone that wanted me so badly. It had a very bad side to it, of course, but somehow, in a very very sick way, it was a very attractive thing to happen. That’s why in the dream, even there, I was willing to have sex with him once, just to enjoy the feeling of how I would love to have someone that actually wanted me and no one else, even if I was only for sex.

 I got out of the shower and dried myself up pretty slowly. It was a strange dream, just a very weird dream that I should leave behind but I just couldn’t because it was so vivid in my head. I went back to my room and let myself fall into my bed. I was in a towel and kind of wet and even so I didn’t really care about anything else than that feeling that I really was in conflict over something that shouldn’t entail any kind of conflict. It was just a dream and that’s that. I had to learn to let go of things that weren’t’ there to help me but to disturb me.

 I actually fell asleep for an hour or so. When I woke up, I was bit shaken because it was very cold and the towel had fallen to the ground. I was almost freezing so I put some clothes on and decided to go out for a bite, in order to remove his face and presence from my head, from both the good and the bad part of the dream. I couldn’t keep trying to make head or tails of it, so I just wanted to have some peace, at least for a little while. Going out was a good idea.

 I first went to a fast food place and I thought I had seen him there. And then I thought I had seen him in a bookstore and so on. He was everywhere and my mind was obsessed about a person that I didn’t even know who it was. I decided to go back home and just try to relax and distract myself. That worked just fine because I decided to simply not think about it any of it, not what happened or how it had felt. It was all out of me for the time being and I truly hoped to be able to have a normal sleep know that I had gotten over it.


 But then, when I fell asleep again, he came back and he was clearer this time. What I mean was that I could see his face in something very similar to high definition. Thank to that, I realized I had never really met that person. But then I realized something else: as I got closer to him and raised my hand, he grabbed it and caressed his cheek with it, and then he kissed my fingers and looked at me straight in the eye. What happened was that I had fallen in love with someone I didn’t know. How was that possible? Was he real, somewhere or was he just an illusion I had built for myself?

lunes, 21 de noviembre de 2016

La playa

   En ese punto, era como si el río se partiera en dos: por el lado más profundo seguía bajando a toda velocidad la corriente de agua fría que bajaba de las montañas. Por el otro lado, justo al lado, había una zona de poca profundidad, llena de piedras de todos los tamaños pero con un agua quieta que casi ni se movía. El lugar estaba algo lejos de las rutas principales de los senderistas y por eso poca gente lo conocía pero quienes sabían de él le llamaban “La playa”. Se volvió un punto de encuentro para los entendidos que circulaban por la zona.

 Uno de ellos era Nicolás. Desde hacía un buen tiempo era aficionado a explorar los parque naturales del país a pie. A la mayoría los conocía muy bien y por supuesto uno de los lugares que más le gustaban era La Playa. Era uno de esos que conocía  como llegar al sitio de manera más rápida. Muchos otros habían descubierto el lugar por él pero no porque les dijera sino porque quienes circulaban por todo esos lugares, sabían muy bien a quien seguir y como. Pero, afortunadamente, la cantidad de gente que llegaba a ese lugar seguía siendo relativamente poca.

 En uno de sus varios viajes, Nicolás se dio cuenta que estaba completamente solo.  Era fácil saberlo pues el clima era, cuando menos, un caos. Había llovido por días seguido y la corriente del río se había vuelto tan brusca que podía ser peligroso ponerse a buscar cualquier cosa o incluso meterse a bañar. Incluso por la parte poco profunda pasaban restos árboles y otros escombros y restos de tormentas que caen al río y casi van al mar. Era peligroso estar allí en esos momentos, pero a él esa vez le atrajo quedarse por allí.

 Armó su campamento cerca de La Playa y aguantó el frío gracias a una manta especial que tenía. Se hizo lo suficientemente lejos para evitar la crecida del río, si es que sucedía. En efecto creció un poco más durante la noche pero no tanto como él lo había supuesto. Al otro día el río estaba casi como siempre y fue cuando decidió quitarse la ropa y bañarse. Hacía varios días que no se bañaba y el agua fresca del río era el lugar ideal para refrescarse, sin importar lo fría que pudiese estar el agua o las ramas y demás que flotaban en ella.

 Se metió rápidamente  y se movió un poco por el lugar. En La Playa el agua llegaba normalmente hasta los muslos, o incluso más abajo dependiendo del nivel del agua. Esta vez había bajado rápido en la noche y por eso aprovechó para bañarse. No llevaba jabón ni nada por el estilo sino una como esponja que servía para limpiar la piel . La utilizaba con fuerza y se mojaba para asegurar que la limpieza estuviese siendo bien hecha. El río estaba calmado de nuevo pero había un presentimiento extraño que Nicolás empezó a sentir, como de inseguridad.

 Terminó su baño lo mejor que pudo pero fue al ir a salir cuando lo vio. Estaba allí, justo donde La Playa empieza y el río da la vuelta hacia el lado más profundo. Se había casi clavado en las rocas lisas y frías que había por la orilla del viento. Por un momento, Nicolás dudó si debía acercarse pero, como no había nadie más en varios kilómetros a la redonda, decidió ir a mirar para cerciorarse de que lo que veía no era su imaginación sino algo lamentablemente muy real. Caminó despacio por el agua, tratando de no resbalar sobre las rocas.

Cuando estuvo casi lado, fue que se mandó la mano a la boca, como tapando un grito que jamás salió. Era un hombre, de pronto un poco más joven que él. Estaba vestido con un jean y nada más. Daba la impresión de que se había estado bañando o al menos se había caído al agua mientras se ponía la ropa. Su piel estaba toda fría y extremadamente blanca. Una de sus manos rozó las piernas de Nicolás y este no pudo evitar gritar de manera imprevista, casi como un bramido asustado. Era tonto que pasara pues era obvio que estaba muerto.

 Eso sí, se veía que no había muerto hacía tanto. El cuerpo tenía partes algo moradas pero por lo demás estaba blanco como un papel y mantenía su piel suave y delicada, sin que se hubiese hinchado aún. Nicolás no pudo evitar pensar que le había pasado al pobre y como había sido que había llegado al río. Lo dudo por un segundo pero luego, haciendo mucho esfuerzo, fue capaz de halar el cuerpo hacia fuera de La Playa, sobre el suelo normal de la zona, que era bastante árido y en ese momento parecía un congelado de lo frío que estaba.

 Fue a la tienda y así, desnudo como estaba, volvió con algo de ropa que usaba para él. Como no se cambiaba mucho la ropa, no le parecía un inconveniente vestir al cuerpo con una de sus camisetas y un par de medias. Se mojaron y fue obvio que no volvería nunca a ponerse esas prendas o siquiera a pensar en ellas. Lo que quería, sin embargo, era hacerle una especie de honor al difunto, protegiéndolo un poco mientras descifrara como sacarlo de allí. Recordó que tenía su celular en algún lado y tal vez podía contactar a alguien.

 Pero no servía de nada. Estaba en una zona demasiado remota como para que hubiese señal alguna para el teléfono. Tendría que cargarlo de alguna manera y eso era difícil pues un muerto siempre pesa mucho más que un vivo. Pero es que la idea de dejar ahí, a pudrirse que y los pájaros se lo coman lentamente, no era lo que quería para el pobre. La verdad era que le parecía que el muerto era guapo y por esa superficial razón se merecía, al menos, un funeral.

 Entonces tuvo una idea mejor. Buscó entre sus cosas y encontró sus herramientas para escalar. En ese parque no las usaba tan seguido porque no había mucho lugar para poder usarlas pero serían perfectas para excavar un hueco y enterrar el cuerpo allí. Tratar de arrastrarlo sería ridículo e ir él a avisar que había un muerto le parecía que era muy fácil y además se podían demorar días mientras encontraban equipo para que fueran a rescatarlo y Nicolás sentía que no había tiempo para nada de eso. Había que actuar lo más pronto posible.

 Empezó a excavar y agradeció el trabajo duro pues calentó su cuerpo de la mejor manera en varios días. La tierra allí estaba como dura, casi congelada, y era difícil sacarla. Pero después de los primeros esfuerzos, se puso más fácil. Lo malo fue que llegó la noche y hacerlo con una linterna pequeña en la boca no era nada eficiente. Decidió dejarlo por ese día. Se puso ropa especial y se acostó a dormir bastante temprano para continuar con su labor temprano al otro día. La idea tampoco era pasarse la vida haciendo algo que hacía por respeto.

 Al otro día no se quitó la ropa pues el frío se intensificó y el río empezó a crecer de nuevo. Bajaban troncos de árboles, ramas e incluso se podían percibir cuerpos de animales pequeños como conejos y demás. Menos mal, el hueco que había empezado estaba alejado del río. Había servido pues seguía intacto, aunque la mayoría de tierra que había sacado se había ido volando. Siguió el arduo trabajo toda esa mañana pues lo que más importaba en ese momento era terminar el hueco y poder enterrar al pobre joven que seguía mirando al cielo con sus ojos vacíos.

 Pasado el mediodía, la corriente aumentó más. Nicolás pudo ver que había una tormenta sobre las montañas desde donde venía el río. Apuró el paso por si la tormenta se dirigía hacia él y pronto tuvo el hueco terminado. Arrastró al cuerpo dentro de él y uso la mayor parte que pudo de la tierra que había sacado. El inconveniente era el viento, que se lo llevaba todo. Por eso apenas y pudo cubrirlo bien de tierra. Tuvo que excavar de otros sitios para tapar el cuerpo bien. Cuando terminó, clavó una de sus herramientas cerca de la cabeza del muerto y le amarró un trapo rojo que tenía.


 No podía arrastrarlo fuera del parque y decirle a nadie no tenía sentido. Pero al menos podía dejar una constancia de que a alguien le había importado lo suficiente como para enterrarlo y dejar un señal de quien podía haber sido. Nicolás recordaba a una persona de su pasado y por eso fue que no pudo evitar hacer algo por el difunto, del que se alejó pronto ese día pues La Playa sería devastada por la tormenta. Tenía que salir de allí pronto y resguardarse entre los árboles del bosque próximo.

sábado, 19 de noviembre de 2016

Several adventures

   From the entrance of the cave, the storm looked somewhat beautiful. Rain covered every single plant in the forest, as well as every rock, leaf and animal, if they hadn’t found a proper place to wait out the storm. Tony and Gabe had found the cave just in time and had been there for at least three hours. In that time, the rain hadn’t stop falling and it didn’t really seem like it would stop anytime soon. It was as if it was the perpetual state of that corner of the world. Both men decided to take out their sleeping bags and rest, instead of waiting for something that might not come.

 The next morning, sure enough, the storm was still going strong. According to what they had read before going into the forest, it wasn’t that uncommon to have storms that lasted for several hours. According to one book, the record was five straight nights of rainfall. It was simply insane but that’s how nature worked in that place. So both guys decided it was best for them to wait. They didn’t fear the rain or anything like that. The problem was that they could get lost and that was a real problem that they wouldn’t be able to solve easily.

 They had brought food, and sleeping bags and several other things but they had forgotten a simple compass. Besides, their satellite map on their phones didn’t work there, as the forest had no Wi-Fi. So, in a way, they were trapped by rain. The physical map they had borrowed from the park ranger’s office was the only thing they could use to navigate the forest but there was no real way of doing that because the map was not precisely up to date. According to the bottom left corner of it, the design was copied from another map dating from the 1980’s.

 It was best to sit down on their sleeping bags and have a couple of energy bars, which would help them stay alert. Tony and Gabe rarely talked to one another. They were not really friends but they weren’t enemies or anything like that. The reason they were together was that they had originally plan to come with several other friends. The original group had around fifteen people but then the park made them cut off some of them because the limit was eight people. Then some of the ones remaining dropped out and only Tony and Gabe remained.

 They had decided to go together because they didn’t want to miss the opportunity of entering the forest. The government had announced recently that it was going to be closed indefinitely as the passage of people through the park was apparently damaging it. Tony and Gabe were practically the last two people to ever set foot there in, probably, many years. But they were so mad at their friends for not going that they hadn’t really thought about that amazing fact. It was practically a historical event in which they had been caught up.

 The second night in the cave, they decided to play a card game. It was one of the simple ones, nothing too fancy. It was Tony that had proposed to play, as he was getting crazy by just waiting to see if the weather got a little bit better. Gabe was also very disappointed in that trip. He had come because he really wanted to get away from people and things after he had finished the process of divorcing the woman that was supposedly the love of her life. He had found her having sex with another woman in their brand new apartment.

 Tony’s reasons were kind of similar. He wanted to get away from his family. He was an adult that still lived with his parents and had serious money problems. The trip to the forest had been his idea and he had designed it to be a perfect getaway with his best friends. That hadn’t come to pass and it made him rethink his relationship with them because he didn’t really knew anymore if they were really his friends or if they were only close to him because he was good with other people’s problems but no one helped him with his problems.

 The card game went on for several hours, until they had to drop it because one of their flashlights turned itself off. Apparently, the battery had run out. After all, it had been on for several hours a day, being in a cave and everything. They decided to sleep instead but they just couldn’t so they started talking. They first did so about the rain and the forest and how cool the first few days had been, taking pictures of animals and beautiful plants and discovering a whole world they had never even imagined that it existed so close to their homes.

 However, the conversation migrated soon to their problems. First, Gabe got to tell Tony every single detail about his divorce. He even told him exactly what he found his wife and now girlfriend doing in his own bed. Gabe’s voice sounded bitter, so Tony tried to make him fell better by reminding him that it was for the best that he had found out the truth. Gabe didn’t know if that was correct because he had spent a large amount of money in that marriage, from the ring to a holiday he had planned for their first anniversary.

 Tony insisted: at least he hadn’t lived decades a decades in a lie. He had found out in the first year and that meant he had saved himself years of suffering and lies. That was something most people would want to have in a relationship. Most never get to know any of the truths that lie beneath their relationships until it is too late. Gabe began to realize Tony was right and really assimilated the fact that he hadn’t done anything wrong and that he was still young, if he ever wanted to marry again.

 Then, they moved on to Tony. Gabe asked him, rather bluntly, why did he still live with his parents? It was a difficult question to answer but it all came from the fact that Tony didn’t really have any real skills. He had gone to school, he had gotten diplomas and so on, but no company seemed to be interested in hiring him. As he explained to Gabe, companies were not looking for people that had a vast amount of knowledge. They were looking for people to exploit and someone that knew his worth wasn’t going to accept anything like that.

 Besides that, he found jobs that paid him a little money at a time but never enough to actually save anything. In his parents house, he had to pay the electricity bill and had to help with the groceries too, so there was no way he could ever get his own place that why. He lived with his parents not because it was the right thing to do but because it was the safest thing to do. He thought going out into the world blindly was not a solution to anything. Going out from home and then failing fantastically, only to come back, wasn’t really something he looked forward to.

 Gabe told him that, at some point, he was going to have to risk it, in one way or the other. Maybe he did need to take a risk like leaving home for working away from his parents. Or maybe he needed to let a company exploit him, letting them know that what he wanted was experience and that they could pay him whatever they paid others in order to be able to work. Tony was not very convinced by Gabe’s advice but then he said that Tony could also do his own thing; create his own business with all his knowledge at the center of it.

 That seemed to get to Tony because he was silent for a moment and then confessed to Gabe that he had always imagined having some sort of library, where he could help all sorts of people with all sorts of books. It could be in an old house, with a small cafeteria and a certain ambiance that would make it attractive to every single person around. He would offer all kinds of titles, from novels to poetry, from cooking books to big ones filled with artistic pictures and paintings. He knew it was hard and that his dream required a lot of money.


 Gabe told him he liked his idea. Furthermore, out of nowhere, he told Tony he would love to help to get that dream become a reality. After all, he had gotten some money out of the divorce and he had a stable job that gave him more than enough to live comfortably. He could afford investing those earning from his failed marriage. Tony was overwhelmed. They both sat on their sleeping bags and, in silence and with only the rain as witness, they hugged and agreed to become partners in a new adventure.