miércoles, 14 de octubre de 2015

Ceguera

 Me fui quitando cada una de mis prendas de vestir, dejándolas por todo el cuarto, tratando de que estuvieran en sitios en los que pudieran secarse más rápidamente. Afuera, ya no diluviaba como lo había hecho más temprano y, la verdad, resultaba un poco frustrante pues sentía como si semejantes cosas solo ocurrieran conmigo en la calle y nunca conmigo en cama, bien acurrucado durmiendo o viendo una película. En todo caso, ya era muy tarde para decir nada. Ya había quedado empapado y ahora tenía que evitar enfermarme quitándome cada prenda: los pantalones que estaban mojados casi en su totalidad, mi chaqueta que tenía una manga más húmeda que la otra, la camiseta que no olía muy bien después de correr para evitar mojarme, los zapatos que habían cambiado de color por la humedad y las medias totalmente húmedas.

 Al final, también me quité la ropa interior pues ya era tarde y tenía la costumbre de dormir sin ropa, una costumbre que había adquirido hacía unos años al llegar borracho. Me había dado cuenta en esas ocasiones que había dormido de manera mucho más placentera al no tener nada de ropa encima, eliminando presiones y ataduras  e incluso olores que podrían incentivar el vómito o algo por el estilo. Así que después de la lluvia, desnudo, me metí a la cama y quedé dormido casi al instante. No tuve un sueño muy placentero pues un terrible dolor de cabeza había empezado y me despertaba a cada rato.

 Por la mañana, el dolor seguí ahí y simplemente no me dejaba ni pensar ni hacer nada. No desayuné por miedo a empeorar la situación. Solo me quedé en la cama, tratando de descansar bien para ver si eso ayudaba. Cuando me di cuenta que todavía no podía dormir tranquilo, me quedé en la cama un buen rato, mirando hacia el cielo raso. Las punzadas todavía seguían allí y entonces pasó algo inesperado y que nunca me esperé: las luces se apagaron. O eso pensé al comienzo pero las luces no se habían apagado. Habían sido mis luces las apagadas, Mejor dicho, me había quedado ciego en cuestión de segundos.

Al comienzo solo se me aceleró la respiración y sentí mi corazón casi explotar en mi pecho. Después fue que me incorporé y con las manos y los dedos fue que hice algunas pruebas para ver que era exactamente lo que tenía. Me toqué las piernas con cuidado y luego más bruscamente. Luego me di unas cachetadas y luego sacudí las manos frene a mi cara. Nada, ninguna reacción e ningún tipo. Me había quedado ciego de verdad y entonces me di cuenta de lo peor del caso: ya no vivía con mi familia, ni siquiera con amigos o algo así. Vivía solo y encima de todo tenía que ir a trabajar más tarde. Qué iba a ser, como iba a vivir con esta ceguera tan repentina.

 Fue entonces, lamentándome, que me di cuenta que a pesar de no poder ver nada, si había como destalles, como trazos de alguien en mi cabeza, como si la ceguera fuese solo una capa gruesa de hollín que no me estuviese dejando ver más allá de mi mismo. Eso sí, la noción era un poco extraña pero tal vez era algo temporal y por eso había llegado así. Traté de moderar mi respiración, me puse de pie y caminé de mi habitación al baño que estaba al fondo del pasillo. Tuve que hacer el viaje tocándolo todo y tumbando una que otra cosa: adornos regalados y cuadros que jamás me habían gustado. Cuando por fin llegué a mi meta, lo primero que hice fue mojarme la cara e instintivamente quise mirarme en el espejo pero obviamente eso no era posible.

 Tuve que coger el lado del lavamanos con fuerza para evitar perder el control con lo que pasaba. No me podía ver, no podía ver nada. Jamás me había gustado demasiado mirarme a mi mismo en el espejo pero es siempre cierto que cuando no puedes hacer algo, así nunca te haya gustado, es muy frustrante e incluso doloroso. Derramé algunas lágrimas que nunca vi y me lavé la cara de nuevo, esta vez metiendo la cabeza más y procurando mojarme la nuca. Como pude, volví a mi habitación y me dejé caer en la cama. Quedé ahí, echado, mirando la nada, tratando de no pensar pero eso era casi imposible. Como no pensar cuando pasa algo de semejante magnitud?

 Lo mejor era contactar a alguien para ayuda pero ahí residía otro problema. Conocía algo de gente del trabajo pero la verdad no eran de confianza. Hacía poco que había llegado a la ciudad, mis amigos de la vida habían quedado atrás, en una ciudad que no era esta. En ese momento lloré de nuevo. Creo que la ceguera me puso sensible porque no hice más sino llorar por todo lo que ocurría. No podía llamar a mis amigos del pasado pues sería inútil: necesitaba a alguien conmigo que pudiese ayudarme, incluso para contactar un médico y hacerme unos exámenes o lo que fuese más rápido para saber que diablos pasaba. Pero no, eso no era posible pues mis amigos estaban lejos y no tenía sentido preocuparlos.

 Busqué con torpeza mi celular de la mesita de noche y lo cogí tratando de que no se me cayera. Pero cuando lo tuve entre mis manos recordé que no me servía para nada, así que lo dejé caer en la cama. Entonces me puse de pie y me puse a pasear por la habitación. A veces me daba por patear el piso o la pared, y otras me  soltaba alguna maldición al cielo, por hacerme semejante cosa de esta manera. Entonces, fue que me di cuenta de otra cosa: los rayos que había visto hacía un rato parecía estar creando dibujos en mi mente. Pensé que eran rayos de luz como tal pero resultaban mucho más que eso. Era como si entre mi imaginación, mis sentidos y mi mente hubiesen hecho dibujos de lo que veía.

 Incluso me reí de lo tonto que parecía, porque no sabía si lo veía o si todo estaba en mi mente. Era todo de una ambigüedad increíble pero el caso era que los dibujos tenían errores muy grandes. Podía ser ciego pero recordaba mi sala a la perfección y la imagen que veía no era para nada como la de verdad. La distribución era distinta y los muebles no eran iguales, los de mi mente o vista o lo que fuese, eran mejores. Me senté en la cama y me puse a pensar en todos mis espacios: la cocina, el baño, mi habitación. Los detallé todos lo mejor que pude, tambaleándome por toda la casa, haciendo caer al piso casi todo lo que estaba en una mesita o en las paredes, todo por seguir esa pista que tenía a la mano.

 Pero las figuras que parecían dibujadas con tizas de colores se fueron diluyendo de a poco y fue entonces que grité y sentí el brillo. Era como si me hubiesen encendido focos enormes en la cara. Y la luz no se iba, no era un brillo pasajera sino que mi ceguera había pasado de la oscuridad al mundo de la luz en un segundo. Pero esta luz me fastidiaba pero no tenía manera de ocultarme pues cerrar lo ojos no servía de nada. Era como si ya no tuviese parpados. Me golpee la cara varias veces, rasguñándome porque tenía ganas de arrancarme los ojos y cortar con todo lo que estaba sucediendo. Definitivamente prefería ser ciego total que tener esos cambios, si es que iban a ser permanente.

 Pero entonces lo brillante frente a mis ojos, se fue suavizando y entonces empecé a ver, pero de la forma más horrible. Todo era borroso en exceso y la luz parecía fluctuar. Tuve que concentrarme para no marearme con todo lo que sucedía, cuando vi por colores primarios y cuando se saturó demasiado todo y veía mi habitación como si fuera una discoteca de las muy baratas. Como pude, llegué al baño y los cambios siguieron, de nuevo más brillo y menos brillo, colores que iban y venían, acercamientos y vista en lo que solo puedo describir como cámara lenta. Todo contribuyo para que por fin vomitara con fuerza, harto de no poder seguir con todo lo que se presentaba en mi mente.


 De pronto desperté. No estaba en el baño, sino en mi cama y la luz del sol entraba con fuerzas al lugar. A un lado pude ver mis afiches, con todos sus colores y personajes y rasgos definidos. MI oso de peluche de niño en mi escritorio de trabajo y por todo el cuarto mi ropa secándose todavía del diluvio de la tarde anterior. Entonces sentí el vibrar del celular, era una amiga de mi ciudad que me llamaba para contarme algo. Fue la primera vez en mucho tiempo en la que tuve una respuesta muy original cuando me preguntó “Como estás?”. Le conté de mi ceguera, de mi sueño y de lo que probablemente quería decir todo eso. Está claro que tengo miedo y lo asumo y me encantaría que el mundo hiciese lo mismo para no sentirme tan solo.

martes, 13 de octubre de 2015

Personal

   Now that I realize, I had confused two very different notions. One was being alone. The other was being lonely. I had thought once that I loved being lonely. You know, just a misunderstood soul wandering about, having deep thoughts about humanity and myself. I thought that I loved to be away from everyone because I had so much within me that it was better for others to be away. I was so full of myself, I didn’t even notice how I really felt, and deluding myself into thinking I loved the sound of silence, the sound of the void awaiting all of us. It was all a big confusion and the worst thing is I think I had always known but I wanted to believe so bad I was a special human being, with characteristics no other could have. The truth is no one is unique, not at all.

 The truth is I hate being lonely because it makes me feel sad and depressed. When I’m lonely, I slowly slide down to a point where everything is awful and I stop liking anything and everything. It has always been difficult for me to like myself, to take a look in the mirror and be positive, somehow, about what I see. When I’m alone that’s always difficult, but I’m able to pull through. But when I’m lonely, the story is different: I hate myself so much right then and there. I would want to smash the mirror I’m looking to or my head, if what I’m doing is only imagining myself. It can be awful sometimes, but I guess darkness hasn’t got the right angle yet, as I’m still here.

 I hate people or at least think I hate them all. Always so happy about nothing, proud about a bunch of things I find utterly ridiculous. If I were brave, I would be a bully, someone who wouldn’t think twice before smashing someone head against a wall. But I’ve never being that person never had the amount of courage needed to speak up or to act according to my emotions. And if I do, it’s usually too little too late.  In this era of bullies and bullying, I have never being the one to do it but haven’t really being a victim of it. Shall I cry and despair because they mocked me behind my back or because I was a laugh playing sports? No, that was my reality and I lived with it. That’s what I did and I think I would do it all the same again if I could.

 Because many of these problems started in school, that’s obvious. Before that I had no intention or need to look at myself and then at others and compare what I saw. But even at age ten, I already knew that there were people that were deemed “better”. You know the kind, those damn people who were smart, bright, and very witty with the words and had a very physical self also. They had it all and if they screwed it up they could try it again and again until they were successful. Me, not so much. Once I sucked at something, usually I would suck at it for many years. Even teachers knew that.

 After all, I was educated in the European tradition and they don’t fuck around with education. Not at all. They want their students to know it all and know it good. Which was a shame because I didn’t get all and what I did know fluctuated in time. I was never the perfect student, not even if I was good at a couple of subjects. That only meant I had a lifeline I could use not to be completely fucked by life, but I was fucked only that less violently, if you will. I would have given it all to be one of those nerds, to humiliate everyone at least once. A jock? No, that would have made even me laugh very hard and it wouldn’t have made sense at all. The point of it all was that no matter what, I was lonely and that affected it all.

 If I had had friends, not like occasional “let’s talk” people but real fucking friends, maybe everything would have been different. Maybe if someone had needed me back then I would be, at least, much more confident now and even with a more tenacious personality. Of course, that would make me a very different person but that’s kind of the point. If I hadn’t been alone and feeling the loneliness even from that age, I do think that the road would have been at least a bit better. But well, that’s me, always thinking about what could have been. The truth is that I don’t believe things can just change, I don’t think that I can be spontaneous and positive and social just out of nowhere. That would just scare the fuck out everyone around me, I know as much.

Anyway, that’s what being lonely is. You just don’t believe in change and also because change doesn’t exist when you’re a human being. I have never really seen anyone change and if they do it it’s not because they have actually modified their way of seeing the world. It’s because they have been scared to death by the apparent closeness of death or failure or something that they dread. Changing out of fear is the only real modification people do in their lives and that doesn’t count as you are probably faking in it all, just not to be targeted by whatever you’re scared about. Like if I became very social out of fear to die a lonely crazy guy.

 It’s all applicable anywhere in your life. You can feel both lonely and alone in every situation you face.  The all-mighty love, for example. That thing people feel in their guts, like a balloon that, if not controlled properly, can explode inside of you and make you feel like garbage. Well, that balloon can make you feel very lonely when the other person doesn’t even know you’re there or, worse, doesn’t really care about your existence. Because those couples that last a hundred years, that’s just two people scared shitless that they will never find anyone else in their lives to put up with their shit. So they play it safe and stay with the same person for years and years and years until society pressures marriage upon them.

 Romantic, isn’t it? Yeah, it is. But the real way to feel lonely in all this love context is simply when no one even looks at you. And don’t I know it? I have profound experience on being “looking” for so long that it’s no longer funny. I believe I have gone through most stages a man goes through sexually and romantically without even sharing them with anyone. It maybe why I hate other people, especially men. Complaining and whining about how their life is awful because their boyfriend spends one less hour with them now that he owns a company. Well, I feel so bad for you… Fuckers. That’s what being lonely does to you: if you don’t die, you turn into a very cold and bitter bitch.

 And I have to say I like it. After all, my personality saves me everyday and makes me be “en garde” all day, all the time. Not that I have a lot of things dawning on me or anything but I think I’m an expert now on how to manage some feelings. I have been sad many times before, feeling that anxiety and the need to leave it all and just go. But I know how to control all of that, and swallow it all in order to keep going. Why? I have no idea. I’m not one of those people that’s in love with life or the beauty of it or some of that stupid stuff. I just do it because I have a survival instinct that just doesn’t let me do anything against myself. And I guess that’s good or at least not bad. I mean, I don’t feel lonely every second of my life.

 At times, many times, I do feel happy and I love the few but very important people I have close to my soul. Now, more than anytime before, I have them all in my heart because I need them. It’s selfish, of course it is, but that’s life and I’m not larger that life or better than it. I’m just a tiny part of the whole scheme, so I just do as I feel. Granted, men only want me to fuck me and that’s it, so there’s no love then or in the near future but that I don’t care. The rest of my life is still standing on tiny little sticks and I’d rather have all of that settled on cement before I advance to more “ethereal” subjects such as love. There will be a time for me to do all of that but it isn’t now. You’ll know, I guess.


 My fear, however, is that I engulf so much trying to get by that someday I would explode trying to defend myself against all those things I have in my head. Because I’m no ignorant: it’s still all there, trying to get me every single second. It rests for a long time and then awakens again, ready to fight me to check on my defense. Battles and battles have been fought and they have always concluded when those feelings surrender and they realize I’m not weak enough for them to win. And it’s not that I become the winner, they just decide no to keep fighting. I dread of the day they stop doing that, surrendering. That day when they will not stop and when just keep going, certain of their victory.

lunes, 12 de octubre de 2015

En la noche

   Hace poco, todos los habitantes del hogar se han sumido en sueños profundos. Nadie en toda la casa está despierto, todos arrullados suavemente por la lluvia que empezó a caer cuando todavía era de día. No es una tormenta como tal, pero el golpeteo en los cristales de las ventanas hace sentir que es más fuerte de lo que en verdad es. En la oscuridad de la casa, solo se escuchan algunos ruidos: el crujir de los objetos por el frío de la noche, el zumbar de los aparatos eléctricos y, por supuesto, el ronquido o respiración de los miembros de la familia. En este caso son cinco personas, todas profundamente dormidas. Todos sueñan algo distinto pero, por lo que parece, parecen disfrutarlo igual.

 Incluso la mascota, un perro acostado a los pies de la cama de su dueño, duerme profundamente aprovechando el calor generado por los seres humanos. Y es que la casa no está fría a pesar del viento y de la lluvia afuera, al contrario. Los cuartos están tibios gracias a que las personas en dicho lugar se mueven bastante y usan aparatos que producen ese calor y no hablo de calefacción. Es un sitio agradable y tal vez sea por eso que todos los que visitan el sitio tienen algo bueno que decir al respecto. Es una familia que se ama y se respeta y eso se siente sin lugar a dudas. Eso sí, cada uno tiene sus miedos e incluso uno de los jóvenes tiene una pesadilla al respecto de algo que lo tiene pensando bastante. Se remueve en su cama pro jamás se despierta.

 Eso es todo en esta casa. Afuera el clima es más duro y más triste. Es difícil no sentirse algo deprimido cuando llueve de esta manera. Es algo insistente pero sin verdadera fuerza. Mientras la calle pasa debajo, se ven más allá más y más edificios y casas. En la calle no hay nadie, al menos no que se pueda ver con facilidad. Eso es increíble porque hay muchas personas en el mundo que no tienen un hogar al que ir o el valor de pronunciarse cuando las cosas se han puesto más que difíciles. Pero bajo la lluvia, parece que todos han sabido encontrar refugio. Eso sí, habrá que ver si es un refugio lo suficientemente bien arreglado para resistir esta lluvia persistente y los riachuelos que crea.

 En otro hogar, el dos personas mayores, un hombre se ha quedado dormido frente al televisor que ya no muestra ninguna imagen, solo mucho puntos blancos y negros. Al parecer la señal del canal es igual de vieja que él, pues ha salido de sintonía por ser de noche. El anciano tiene la cabeza hacia un lado en su sillón y no parece importarle semejante posición, que seguramente le traerá un dolor de cuello bastante fuerte al día siguiente por el que se quejará por varios días. Su esposa, mientras tanto, duerme con más espacio de lo normal en su cama de matrimonio, por lo que contrario a su esposo, ella tendrá una de las mejores noches de su vida desde hace muchos años.

 De nuevo afuera, por fin vemos alguien vivo. No nos puede ver y tampoco parece que pudiese si quisiera. Es una mujer cubiertas en harapos, en ropa vieja y sucia, que parece no estar muy preocupada por la lluvia. Mueve su cabeza de un lado a otro y habla sola, como si estuviese respondiéndose a si misma varias preguntas en el mismo momento que las formula. La mujer camina despacio, sus zapatos ya llenos de agua. De pronto es que ha perdido la razón hace mucho y ya no hay tormenta que la saque de ese estado. Lo más probable es que nunca regrese de donde sea que está y puede que sea lo mejor para ella pues no sabemos que la puse en ese estado en un principio. Así que la dejamos ahí, deambulando.

 Hay más gente despierta de lo que pensábamos. En un apartamento hay dos jóvenes compartiendo una cama y viendo una película. Por lo que se puede ver, estuvieron teniendo relaciones sexuales o algo por el estilo pues hay ropa por todos lados y las sabanas parecen haber sido haladas con fuerza. Pero ahora están uno al lado del otro, ya soñolientos, viendo una de esas películas que solo ponen en la madrugada. Ninguno de los dos le pone mucha atención a la película. El secreto es que nadie sabe que ellos están allí, compartiendo aquel lugar así que desean aprovechar el tiempo lo mejor que se pueda. Pero después de un rato deciden darse por vencidos. Se abrazan suavemente y quedan profundos en cuestión de segundos.

 Aquí nos quedamos un rato, porque nos toca el corazón (o lo que sea que tengamos) ver algo tan lleno de amor. Son dos personas que se abrazan y parecen sentirse como nadie más en el mundo. Para ellos la lluvia que cae es el velo perfecto para apartarse de los demás y sentirse únicos en el mundo. Es un sentimiento válido, algo que creo que todos hemos sentido alguna vez: ese afán por sentirnos especial cuando sabemos que no hay nada definido que diga que lo somos. Estos dos jóvenes saben que no lo son pero se sienten especiales estando juntos y, al final, eso parece ser lo que importa en la vida. Que importa lo que piensen o sientan otros cuando uno mismo se siente tan bien y tan lleno de vida.

 Nos retiramos con pesar y volvemos a la calle para quedarnos un rato en el parque. Es uno de eso espacios que uno jamás ve en la noche y menos cuando llueve. Hay quienes se lo imaginan lleno de criminales o algo por el estilo pero la verdad es que este está casi vacío a excepción del chico que trata de dormir en una banca. Se escapó de su casa hace poco pero no pudo encontrar un sitio para dormir así que vino al parque. Su chaqueta apenas lo protege de la lluvia y a la vez llora porque siente que todo lo que hace lo hace mal y que no tiene lugar ni aquí ni en ninguna otra parte. Por supuesto, se siente solo y desgraciado, sin nadie quién lo abrace en semejante situación.

 No sabemos porqué está allí y la verdad es que no importa, no es de nuestra incumbencia. Pero el dilema es que está allí y es innegable. Como es que alguien tan joven decide irse de su casa, prefiriendo estar en un parque bajo la lluvia? Tal vez es porque no sabemos que en su casa lo tratan mal y lo usan como si fuese un esclavo. Tal vez se cansó y se fue pero sin pensar, olvidando que en el mundo las personas oprimidas como él nunca tienen a nadie. Hay gente que les ayuda, sí, pero solo son personas que pasan dando una mano y luego desaparecen del mundo como por arte de magia. Esta noche ese pobre joven esta solo y empieza a aprender que la vida puede ser peor de lo que pensaba.

 Esto nos deprime así que viajamos hacia otro hogar, hacia un sitio más cálido y amable. Es un hogar donde la única criatura despierta es una niña pequeña. Sus padres duermen por fin, después de luchar con ella para que se pusiese la pijama y luego para convencerla de que su cama era lo mejor del mundo. Horas y horas habían gastado hasta que por fin ella había cedido. Pero la verdad era que, aunque joven, ya había aprendido a mentir. Había fingido estar dormida pero se había quedado despierta porque estaba algo asustada y porque honestamente no tenía sueño. Quería seguir jugando o al menos hacer algo hasta que pudiese dormir de verdad. La idea era no hacer ruido para no despertar a sus padres.

 Entonces, ella nos vio. Nunca nadie nos había visto o al menos no recientemente. Eso sí, era más común que los niños y los ancianos nos vieran que el resto de la gente. Así que, sin dudar, nos acercamos un poco y tratamos de saludar pero no se escuchó nada. Sin embargo ella entendió y entonces pasamos a su mesita de té, donde tenía todo los juguetes listos para hacer una fiesta de té. Jugamos un buen rato, un par de horas, hasta que la niña por fin se sintió cansada. La ayudamos como pudimos para que llegase a la cama y allí quedó dormida, con una cara de satisfacción que daba gusto, sonriendo incluso. Nos retiramos de inmediato pues ya habían hecho más de lo esperado.

 Entonces volvimos al parque. El chico de la banca ya no estaba pero eso no importaba pues veníamos solo a quedarnos allí y a pensar. Porque nosotros también teníamos mucho que pensar. Habíamos sido pero ahora ya no éramos nada. No oír nuestras voces era frustrante pero aparentemente habíamos ido más allá de eso para hacernos entender, lo que no estaba tan mal. Sin embargo, y considerando que éramos tres, nos sentíamos horriblemente solos, en especial viendo a tantas personas disfrutar la noche a su manera. Ya no sabíamos que era dormir o soñar o ese delicioso sentimiento tibio que tenemos cuando estamos completamente a gusto en la cama.


 Todo eso ya no existía. Ahora solo éramos esto y nada más. Así que íbamos de un  lado a otro, recordando la vida y lamentándonos por no tenerla más en nosotros.

domingo, 11 de octubre de 2015

The earring

   The wedding was over and now Christina had to supervise the removal of every single table and fork from the premises. The castle was a very special place to do such celebrations but they always asked for the place to be cleaned thoroughly after each party. It was very late and everyone was not very eager to clean anything but it had to be done. Christina supervised the men and women and checked every room where people may have wandered off to in order to see if it needed cleaning or if thee was something left behind. She found a scarf in a bathroom and even a high heel stuck in the grass in the garden. Another employee found a tie on a tree and a baby bottle beneath one of the tables. But the most beautiful thing Christina found was on a fountain in the garden.

 The water seemed tainted with something but she ignored that and just grabbed the earring that lay there, beyond the surface. The design was very simple but beautiful: an orchid made of metal with a center formed by a large purple precious stone. Christina saw every detail on the earring and realized she had never seen such a beautiful thing worn by anyone in the past. She decided to keep it and look for the owner herself. Maybe that way she could be able to ask where the earring was made so she could herself a pair. When everyone was done cleaning and leaving the place as if nothing had happened there, they were allowed to leave. It was almost four in the morning and everyone just wanted to get home and sleep for as long as they were able to.

 Christina wanted that too. She entered her car, sat down and pulled out the earring from her pocket to put it in her purse. But when she did that, she pricked her finger with the tip of the earring, which fell beneath her seat. Somehow, that had made her feel a little dizzy and her head felt big, like if it was a balloon or something. Christina inhaled deeply many times until she thought she was able to drive. She opened and closed her eyes, turned on the engine and drove in the night. But the truth was she couldn’t see much. She knew she was tired but not as much as she know felt. The car slid off the road a few times but she was able to control it but she knew that couldn’t be done for long.

 On a long curve, she finally succumbed to what she was feeling and let go of the car which when out off the road and into a tree. The airbag was the thing that killed her. The police discovered the car hours later and several members of the staff of the party said that they had seen her drive off after the cleaning was over but really no one knew about the earring. A detective assigned to the case, just in a routine way, discovered the piece of jewelry beneath the scene and he too fell in love with its shape and beauty, so he grabbed it for himself, even if it was evidence from the case. He took it home at night and left it in the kitchen counter.

 In the morning, it was already too late. Her youngest daughter had touched it out of curiosity and pricked herself too. Like Christina, she started to feel groggy. They were able to take her to a hospital but she was slipping away until she died. The doctor couldn’t give a proper explanation, as the child appeared to be falling asleep to very deep slumber but then died. The parents were crushed and stayed home to do the paperwork but they had forgotten about Marta, their housekeeper. She had keys to come in to do her work, so she did. As she mopped the floors, she found the earring and found it to be just marvelous. She had the idea to get it praised and maybe get some money out if it. She had never seen any of the women of the house wearing it, so it shouldn’t be an issue.

   However, Marta lost the earring on the bus. Fortunately, it fell off her pocket and just rolled under a seat, where it wouldn’t be found for some days until a driver checking his transport found it. He took it home, as they had all done. He told his wife it would be a nice pin to wear, in order to give his attire a little bit of class. His wife found a piece to put in his husband’s jacket and she was successful enough, she didn’t even prick a finger. And the jewel looked simply beautiful against the blue suit he had to use for work. He used his jacket like that for many years, been praised by many people when going in the bus.

 Those kind words made his life very happy. But one day, as it was destined to happen, the safety piece his wife had put behind the earring fell silently when he was driving. It was the same day a car crossed his path incorrectly, so he when he stepped on the brakes, he leaned forward violently and pricked his chest with the earring. The crash was blamed for his death. His body was transferred to a morgue, where they would fix him to look perfect. But a young mortician named Lidia fell in love with his pin and took it for herself. When he was buried, his wife thought he was wearing the pin, looking handsome as always but he wasn’t. The pin had a new owner, one that did something the other didn’t.

 Lidia had gotten several piercings and tattoos and she knew what was right. She got home and there she cleaned the earring carefully, avoiding pricking her fingers or damaging in any way the integrity of the piece. Weirdly enough, once she started cleaning the piece the pointy end started to turn purple, just like the jewel it had there. Lidia found this to be very strange so she decided to grab a small plastic bag, put the earring there and go to a friend that worked in a lab. Maybe he would be able to explain what was wrong with it because it was obvious she couldn’t put it on her ears. Maybe it had an infection or some other kind of disease and it wouldn’t be surprising if it had been on a dead man’s suit.

 Larry, Lidia’s “scientific” friend, worked as an assistant in a pharmaceutical company where he worked with various compounds and many advanced machines. When he was able to take the earring to the lab where he worked, he noticed something strange. He asked Lidia if he could damage the piece a bit, specially the tip and she agreed. She wasn’t going to wear it, so no one cared. Larry broke the tip of the earring and a soft purple dust tainted a small plate he had beneath. He had the dust checked and the machines couldn’t tell him exactly what it was but he was able to know what was, chemically, in there. So he did some of reverse science and discovered the dust was some kind of poison.

 But it wasn’t just poison. The earring, apparently, had been dipped into it and then left alone until the metal, and even the jewel, had absorbed the poison. But who would want to do something like that? It was a very complicated way to poison someone but Larry then realized that, looking at the compounds of the poison, it would be unlikely for medical scientists to even know they were dealing with something like that, mainly because the poison seemed to disappear from anywhere in a few hours. Larry told Lidia that maybe a lot of people had been killed by it and no one would ever know as the poison was untraceable and only they knew about its existence and about the earring.

 But then envy made its appearance in the form of a rival to Larry, who just happened to be very good at his job and had found many ways to make the pharmaceutical company win even more money. So this person, this enemy if you will, discovered the ring and thought that if Larry was working with it, it was because it meant something important. So he grabbed it and took him for himself. He took it home and checked it there with a microscope he had but he found nothing and he wouldn’t because the poison was not made to be found. In time, he pricked himself with it, enraged because he couldn’t find something to steal from his rival. His father found his body the next day.


 After that episode, no one really knew what had happened to the earring. Larry always thought he had just lost it but Lidia knew him very well and she knew he wouldn’t just loose something. More deaths happened but, as the people before Lidia, no one was curious or careful enough to handle it. They all thought that the beauty of the piece meant it was made to be worn, to be shown to the world and to be an icon of status and recognition. But it wasn’t. It was just a way to lure the people, the large crowds that believed that beauty was as simple as they were. They didn’t understand that beauty can also be lethal and should always be handled with the uttermost respect and curiosity.