Hace un año me sentía como una mierda. Para
que les voy a cambiar la palabra cuando esa describe a la perfección lo que
quiero decir? Así era, una mierda completa pues no tenía ya más salida que
respirar y calmarme. No había más que hacer, nada más que elegir y nada más que
pensar. No había oportunidades, ni opciones de ningún tipo y la verdad era que
no veía como nada pudiese salir bien alguna vez. Hace un año me sentía
traicionado por mi propio cuerpo y por mi propio ser. Todo se había puesto en
mi contra y había llegado al punto de lastimarme a mi mismo porque no tenía
nada más que hacer, no tenía otra válvula de escape. Todo esto es cierto, no es
una historia que estoy inventando ni un cuento como los otros 364 que he
escrito en esto últimos días.
De hecho, no creo que nadie nunca haya
pensado que este era un cuento. Cuando alguien escribe de lo que sabe, de lo
que ha vivido y por lo que ha pasado, se nota. Puede que no sea escritura
excelente de esa que pretenden escribir los disque grandes maestros, pero es
algo que leer y es real. Personalmente, creo que eso vale mucho más que un
montón de lindas palabras buscadas en el diccionario de sinónimos y antónimos.
Con mi historia personal no quiero sorprender a nadie ni nada por el estilo. Lo
que quiero es decirla y ya. Si ayuda a alguien o no, no es mi problema y no es
mi objetivo. No soy asistente social ni nada por el estilo así que no esperen
que tenga un bonito mensaje porque simplemente no lo hay. Lo que hay es la
verdad y la verdad no viene con mensajes.
En esa ocasión, me golpee a mi mismo y me hice
sangrar. Mi cuerpo entero tembló y me odié. Puedo decir que mi persona menos
favorita en ese momento fui yo mismo y fue ahí cuando caí. No pude hacer nada
más porque no había nada más en el mundo para mi. Soy un tipo de 27 años
desempleado que vive con sus padres y que estudió una carrera en la que solo se
tienen dos opciones: o conoces gente o te prostituyes hasta que se den cuenta
que sabes sumar. Porque tu creatividad o tu imaginación no le importan a nadie,
a menos que mucha gente sepa quién eres y eso en algún momento los incentive a
darte una oportunidad. Ese es el mundo del cine para ustedes.
Es un mundo encantador y sigo enamorado de él
pero, de pronto, no tanto como antes. Al fin y al cabo es un mundo hecho para
valientes y personas con tesón y peso en el pantalón como dicen por aquí. Pero
yo no tengo nada de eso y la verdad es que no soy un luchador de causas ni
siquiera de las mías así que una vida de tanto trabajo y esfuerzo y sacrificio no
es para mí. Por eso no podría ser tampoco monje aunque creo que ser homosexual
y agnóstico no me hacen el mejor candidato para esa vida tampoco. Así que me
quedé sin mundo propio cuando muchos antes, felices o no, en el suyo propio.
Quiero uno para mí. Y por eso fue que me
inventé este espacio y pensé que escribir cada día podría ser una terapia para mi
mente e incluso para mi cuerpo. Sí, fue algo que me inventé yo mismo porque ya
lo había venido pensando o haciendo, de una manera o de otra. No me dio la idea
uno de esos sicólogos a los que no les creo una palabra. Personalmente creo que
todo ese mundo, porque también lo es, es uno lleno de mentiras y patrañas
ridículas para hacer que la gente crea que esta mejor pero en verdad está
igual. Los sicólogos para mi son solo ratas que se alimentan de los males de
los demás. Y si usted lee esto y es sicólogo… Pues no me interesa su opinión.
No tendría sentido alguno que me interesara.
En todo caso, escribir sí me ha ayudado
bastante. Me obligo a mi mismo a tener un horario, a estructurar mi tiempo y a
tener un ritmo de “trabajo” constante. Por supuesto que nadie me paga porque a
nadie le pagan por hacer lo que le gusta, sea lo que sea que digan algunos.
Pero eso no me interesa. Nunca he ganado un peso en mi vida y no me voy a venir
a obsesionar con eso ahora. Obviamente quisiera ganar de dinero pero pues ya se
verá si algún día tengo para pagar unas medias yo mismo o si siempre dependeré
de la bondad de mis padres. El dinero es algo tan asqueroso pero necesario, pues
alguien se lo inventó para hacer que unos fueran más que otros y lo logró muy
bien. Tan bien que alguien sin dinero se le considera un pobre diablo.
Mis padres. A ellos les debo todo. O más bien
debería decir a mi familia, eso sí familia nuclear: papá, mamá y hermanos.
Porque el resto, aunque hay algunos que me caen bien, me da un poco igual lo
que pase en sus vidas. El sentimiento de pesar no lo tengo muy desarrollado y
se requiere de mucha empatía para que empiece a funcionar. Tal vez por eso me
siento más cercano a algunas personas con las que no comparto sangre que con
esas personas que dicen ser mi familia. En todo caso, mi familia nuclear es el
apoyo más grande que he tenido en este año. No sé si ellos lo saben pero lo son
y no, no creo que deba decírselos. Para qué matar la magia de las cosas?
Mi vida antes era muy distinta pues era el
mundo mismo, las decisiones familiares y propias las que habían estructurado mi
mundo. La educación sobre todo era la que me tenía, a falta de mejor expresión,
a raya. No me dejaba pensar en otras cosas que no fueran el estudio, con
contadas excepciones por supuesto. Tampoco voy a pretender ser un “nerd” o algo
por el estilo. Solo ver mis calificaciones del colegio les probará que eso
obviamente no es verdad. Pero siempre me sentí seguro por esa estabilidad
temporal, si es que se puede llamar así. Odié el colegio y amé la universidad
pero independientemente de eso, me sentía seguro en ambos sitios. Por eso
cuando dejé de hacer algo, me perdí.
Tuve que hacerme sangrar para darme cuenta que
las cosas habían cambiado y que siguen cambiando porque así es la vida. Nada se
queda para siempre pues para algún lado tiene que moverse. Por eso hace un año
cree esta estructura literaria para seguirla todos los días por un tiempo y
tratar de hacerla conocer a la gente. Eso ha tenido resultados diversos porque,
a pesar de un práctico contador en la página en la que subo estos textos, no
tengo ni idea cuanta gente de hecho lee lo que escribo cada día. De pronto
algunos comienzan pero lo dejan, otros abren el enlace por error y así. En esta
ocasión, debo decir que no me da igual pues si quisiera que la gente leyera lo
que escribo porque le llama la atención.
Pero no hay manera de obligar a nadie a nada así que hago lo que puedo y
no más.
Un año de escribir todos los días puede oírse
parecer algo cansado o difícil pero la verdad es que, la mayoría de los días,
no lo ha sido. Por supuesto, hay días que me despierto y no tengo ni idea que
es lo que voy a escribir. Verán, escribo apenas me despierto y después
desayuno. Lo he hecho así porque mis sueños han proporcionado muchas de las
ideas que termino usando para escribir relatos así que si escribo apenas me
levanto tengo los recuerdos más frescos. Y no, no escribo mis sueños sino que me
baso en algo que recuerde, lo tomo y lo convierto en algo más. Otras veces solo
invento de la nada o me baso en experiencias o en cosas que conozco de algún
momento en mi vida.
El acto de escribir, como tal, debo decir que
es tremendamente fácil. No sé si es por mi imaginación, pero así lo
siento. Lo único de verdad difícil es
que se puede uno bloquear de la nada y eso sí que duele. Menos mal, sé que con
esfuerzo puede uno saltar sobre esa barrera. Además como yo escribo una
historia distinta todos los días, resulta algo más fácil que si escribiera una
novela. Y como dije antes, aquí nadie dice que esté escribiendo obras maestras
de la literatura. Y no aspiro a eso porque no creo que el arte, el que sea,
deba ser esa cosa inalcanzable que solo los artistas míticos pueden alcanzar.
El arte es imaginación y todos la tenemos así que todos tenemos la capacidad de
ser artistas.
Bueno o malo, eso depende del ojo que lo mire
y hay miles de millones de ojos que miran. Que ojal á esos
ojos pongan atención porque eso es lo que más necesitamos y no solo como
artistas sino como seres humanos. Necesitamos que nos escuchen, que nos sientan
y que vean, así de simple. No hay nada peor que sentirse invisible en un mundo
en el que, cada vez y por más razones, somos más invisibles que nunca. Sea por
nuestra apariencia física o lo que hacemos,
algunas personas ni nos ven y otros, en cambio, son el foco de atención
de todos los que están a su alrededor.
Supongo que seguiré escribiendo hasta que otra
estructura reemplace está que me hice a mi mismo. Pronto, por fin, tendré una
nueva oportunidad. A veces me da miedo y otras veces me siento con ganas de
afrontarlo. Y la verdad es que lo único que quiero es estar tranquilo. Yo no
quiero fama o fortuna, lo que quiero es ser feliz y estar en paz conmigo mismo.
Y, por supuesto, que me vean y reconozcan que soy alguien porque, debo decirlo,
necesito que me vean. Es una necesidad, tal vez innecesaria, pero una necesidad
al fin y al cabo. Pero aclaro que estoy bien y que seguiré estándolo mientras
pueda respirar y sonreír de vez en cuando. Es lo más importante.