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miércoles, 25 de febrero de 2015

Somos capaces

   De que depende que no nos volvamos locos, que no perdamos la cordura en cualquier momento, incluso llevándonos a ser violentos e irresponsables, más allá de todo control? Es casi imposible en este mundo de hoy estar calmado todo el tiempo así como estar feliz cada segundo de existencia de este planeta. Simplemente no se sostiene algo así, se cae por su propio peso.

 Aunque, eso sí, me olvido de esa gente, pobre y tonta gente, que lo único que hace es ignorar la verdad, la realidad de las cosas, a menos que le pueda sacar provecho de alguna manera. Es una sociedad donde el sentido de comunidad se ha pervertido para solo querer decir complacer las estupidez de algunos y donde el sentido de individuo significa ahora alguien quién es único e incomparable, casi un dios solo por haber nacido ligeramente diferente a otro, que también es casi un dios.

 Hoy en día todos piensan que son especiales, que son hermosos y criaturas únicas y lo usan para creerse mejor que los demás, porque algunos siempre serán más especiales que otros. Para muchos, la vida es una constante competencia en la que no hay nunca un verdadero ganador ya que incluso si alguien muere no se le considera muerto sino “perdido”, como si existiese la mínima posibilidad de que dicha persona vuelva a la vida, como por arte de magia.

 Esa misma magia es la que no existe, o al menos no de la forma que quisiéramos. Somos seres especiales, claro. Pero eso no quiere decir que seamos únicos e incomparables. Lo que quiere decir es que tenemos una gran capacidad de reflexión, de creación y de descubrimiento. Tenemos las herramientas a la mano y podemos usarlas cuando mejor nos parezca pero simplemente no lo hacemos. Y no es porque no sepamos usarlas, porque también podemos dar ese paso. Es porque no queremos.

 Preferimos caminar por la vida comparándonos a los demás, librando batallas que son infinitas, que nunca van a terminar en nada porque no sirven de nada. Es por eso que el culto a la belleza es el fracaso más grande de la humanidad. Atención! No se trata de la belleza como fuente de inspiración artística, porque esa belleza va más allá de nosotros y no podemos sin contemplarla y amarla porque sabemos que está lejos.

 La belleza destructiva es la que ha sido prefabricada desde la revolución industrial, buscando crear un modelo, un ideal. No hay nada más detestable que la búsqueda de la perfección, ya que la perfección, y cualquier persona con ojos lo sabe, solo se puede encontrar en la naturaleza y no se puede replicar. Nosotros, como seres de la naturaleza, somos perfectos, pero no en la definición restringida que tienen hoy tantos de la belleza.

 El ser humano es perfecto en cuanto a que está bien construido, es una máquina biológica de gran calidad y, aunque podría ser mejorada, ni las más brillantes mentes podrían haber resuelto los varios problemas que la naturaleza fue resolviendo a través del tiempo, desde que se vislumbró la primera luz.

 Así que para que desgastarnos? Para que seguirnos mintiendo, tratando de ser “mejores”, cuando lo único que hacemos es causar más daño que nada. Sí, es posible que alguien alcance la belleza superficial. Pero eso no garantiza ningún tipo de felicidad y mucho menos una duradera. Además, causa daños en quienes nos rodean porque empiezan a haber afectaciones de la autoestima de otros. Vale la pena ser artificialmente atractivo cuando nadie es feliz con ello?

 Pero esa es solo una de tantas manera de perder la razón, sobre todo habiendo tantas cosas alrededor nuestro. Cosas que nos hacen sentir bien y otras que nos hacen sentir como si estuviéramos perdidos todo el tiempo.  Esta es la época de la humanidad, sin duda, en la que la gente se ha sentido más pérdida, menos en contacto con nada, más insegura e incapaz de crear nada que dure, ni que valga la pena.

 Algunos dirán que eso no es cierto y la verdad es que, por ahora, no hay como probar nada. Pero el tiempo dirá y él no perdona a nadie porque pasa sin tomar en cuenta nada. A veces ese mismo paso del tiempo es el que amenaza con hacernos saltar, con hacernos cometer actor fuera de control y de nuestros cabales.

 No es que tenga algo de malo dejarse ir. Todo el mundo lo hace alguna vez pero tomarlo como una costumbre, ser incapaz de controlar lo que se siente, es una de las debilidades humanas que más destrucción causan por todos lados. La gente cree que sentir es algo que pasa y ya, hay que experimentar y luego se verá que se hace. Pero así no es. Resulta que cuando se siente se puede responder ante ello.

 Debería negarme a sentir o dejarme llevar por ello? Debería tener ese sentimiento una consecuencia inmediata? Debería buscar la causa, lo que me hizo sentir lo que sentí? No hay respuestas absolutas, por supuesto. Pero lo que es cierto es que jamás se nos enseña a apreciar los sentimientos, tomarlos como nuestros y no como cosas que pasan sobre las que solo podemos sentarnos a esperar.

 No, me niego a sentir y no hacer nada. Me niego a sentir y quedarme ahí, paralizado por el miedo, el dolor o el apabullante amor que se puede llegar a sentir. Acciones simples, pensadas y consecuentes como un abrazo, un beso, un puño, una cachetada, un grito o incluso el llanto. Todas ellas son buenas porque significan que entendemos, que tenemos la capacidad de responder. Eso sí, para quienes son más fuertes, está la posibilidad de negar un sentimiento.  Nada más hay que mirar a quienes tienen temple de acero.

 Son aquellos que no lloran sino cuando deben, son los que no se doblegan ante las adversidades. Eso sí, hay veces que esa negación puede significar estupidez y es una línea muy delgada, casi invisible pero existe. El que recibe el sentimiento lo niega es alguien con coraje, con los reconocidos cojones. Pero si solo se niega a sentir o ignora lo que pasa, ese es un idiota y no merece ser reconocido como un valiente sino como un cobarde.

 Es difícil. La vida en sí lo es porque si fuera sencilla todos moriríamos del aburrimiento antes de llegar a hacer nada. Pero esa dificultad es la que a veces debemos disfrutar y, si lo hacemos bien, podemos incluso desafiarla. Ya no que ella nos controle a nosotros a su gusto sino que nosotros seamos los que dictan la pauta, los que dicen como se deben hacer las cosas y cuando. Ese control, ese poder, se puede conseguir pero requiere voluntad.

 Voluntad y coraje que no todos tenemos y es por eso que hay un estigma social contra la gente que es capaz de controlar su entorno. La mayoría de la sociedad se siente intimidada. Tonta e ignorante, hablan de quien controla todo como si fuese un brujo maldito, que lo único que hace es tratar de controlar la naturaleza y lo hace ignorando la inherente inutilidad del hombre. Inutilidad que solo existe en la mente de los que se dejan, porque afuera de nuestros cuerpos es verdad que todo es posible.

 Bueno, con ciertas condiciones, pero todo sí es posible. Puede que se requiera habilidad, tiempo y paciencia pero todo se puede lograr. La humanidad fue capaz, gracias a unos pocos, de tomar el control sobre algunos procesos naturales y los puso a su disposición. Así fue como se domesticaron animales y se logró la creación de asentamientos, aprovechando los ciclos de las cosechas.

 Somos capaces, todos. Pero es evidente que solo algunos lograran ese estado más allá de la comprensión de muchos, donde el control de la materia es inútil al lado del control de lo subyacente a nuestra humanidad. Toda mente brillante no es una mente poderosa, esa es otra cosa. Pero toda mente brillante, es capaz de hacernos caminar a través del oscuro umbral de la ignorancia. Solo tenemos que aceptar caminar. Nada más.


 Con tan solo quitarnos ese peso de la ignorancia, ese lastre imperdonable que no nos deja movernos a ningún lado, seremos capaces de movernos con más agilidad y darnos cuenta de todo lo que ofrece el mundo y no solo de lo que nos ofrecemos entre nosotros: superficialidades que, aunque confortantes, son innecesarias. Cuando nos quitamos la ignorancia de encima, somos capaces de entendernos mejor a nosotros mismos y, por lo tanto, a cualquier otro. Al fin y al cabo, todos somos producto de una naturaleza amable y persistente.

domingo, 26 de octubre de 2014

Guy with iPhone

That's all guys want. And girls too. A guy with an iPhone.

In today's world things, stuff, objects are what define us. Not what we think or do or say but what we own. Going to the newest store or coffee shop, buying the latest trend in technology or clothes, watching the "hip" shows on TV or trying to be like the hottest celebrity. All that is important now.

But what about us? The real us, I mean. These days who er are is extreme diluted, as if what we own was water and our painted souls just got to insignificant in its presence.

What is really incredible is the fact that many people fabricate originality and sell it as if it was unique and never repeatable. But it is the opposite. We are unique by the mere fact of being born but that seems not to be enough for any of us.

As a species, we fail to appreciate life. We recognize ourselves as the ruling species of this Earth, more intelligent and adaptable but are we really? Specially when, for the largest part, we use our lives only to imitate and pretend instead of living it and nothing more?

Just go outside for some time, it doesn't have to be much. You'll see people. Look at their way of using clothes, their way of wearing make up, even the way people talk and walk. In the most part, all of it has been prefabricated. And the source is not a surprise. The media is today the most powerful force in the world, more than any petty politician or religious leader. Media is here to stay and judges us all every single day.

We created it so we should know what is about but we seem to have lost control of it. Instead of using it as a tool to unite the world and share cultural heritage, media has transformed in the almighty God of us all. Church is inside our homes and, even more dangerous, inside our minds.

Media has become so powerful that everything it tells us, we assume it as the truth. And even if we don't, we have no way of really contradicting it as it handles almost every aspect of modern day societies, here and anywhere else in the world.

The worst are the mixed messages. For year media, along with other industries at its service, has told us that we most look a certain way. Skinny, in general, but also with certain features to be more attractive to others, never mind our gender.

So that's where all the perfume ads are born. Artsy, maybe. But they tell who should we be or at least what we should aspire to be. And people believe it and enforce it.

For example, create a profile in any dating site or even any social media website. For one week put a picture of someone else. Women should find the picture of a woman with big breasts, tiny waist and pouty lips and men should post a picture of a shirtless guy, gym body, nice teeth. A week after, change it for a picture of yourself, out of bed (for real). See what gets more attention.

And this even translates to subcultures. Gay men are a perfect example or superficial thought. And no, its not about homophobia, is how homosexual men have adapted to their so called community being mistreated for years. So it was preferable not to form a bond with someone so sex has stayed most important. And that, is hardly arguable. So big dick pics are a huge thing. I'm a gay man, I should know.

But when I said mixed messages I also refer to those endearing campaigns, ads or others, most likely featuring a celebrity, that tell us how great it is the be ourselves and how everyone is going to love each other so much just because we accept our differences.

I call bullshit on that one. Why? Because humankind is hypocritical, we say one thing but do the opposite just seconds after. That's how many wars have started and how geopolitics works. Many people don't really like each other but they try to keep it peaceful as wars are often too expensive and money is first.

Many people may disagree with all that's being said, more like written, in these past paragraphs. But it is the truth, take it as you want. As said before, just go outside, take a walk and take a good look at the people, everyday folks walking around with their families or in couples.

Do you really see happiness? Or do you see people just content, happy enough? Is like asking about freedom, a phenomenon not very different from this one.

So that's how we can come back around and realize we do want to be those people, the one in the advertisements and the movies. We want to be easily happy, we want love that is unconditional and perfect and even better if it comes in the shape of someone we have learned is physically suitable.

We're not the same humankind that came out of caverns and mated only to have offspring. No, now love is a status factor in society, like a very important prize that not everyone gets and certainly not in the same way. This affects specially the people born after the media explosion, the sixties and seventies.

So that's why, we look for that guy with an iPhone, a guy that helps us get where we want and to be who we've been told to be. And if you disagree, you fail. Because the only way to change that reality is by accepting it and then slowly turn it into something else. After all, we made it happen. So we can make it stop.