jueves, 2 de julio de 2015

Un bar

 En un bar pasan demasiadas cosas al mismo tiempo y hay mucha gente, en especial las noches de fin de semana. La persona más notable, porque es quién más se ve y quién tiene que dar la cara por el sitio es el barman. Normalmente son tipos atractivos, que puedan venderle lo que sea a un hombre o una mujer. La idea detrás de su trabajo es simplemente impulsar el concepto del sitio y hacer que la gente consuma tanto como se puede. En el caso del bar Endor, el nombre del barman es Augusto, quién prefiere ser llamado Gus. Y así lo pone en una etiqueta sobre su camiseta para que quienes vienen a pedir tragos se sientan más en confianza y lo perciban a él como un amigo y no como un simple empleado. Gus es, como decíamos antes, el típico barman: un tipo atractivo que cuida de si mismo y sabe vender.

 Pero para la gente que lo prefiere, está la sección VIP o para personas que pagan más que los demás. En el bar Endor la sección a VIP es una sala apartada con algunas mesas y bastante espacio para bailar y charlar, así como el mejor surtido de licores del lugar. Mientras en la zona común solo hay unos cuatro tipos de licor, en la sala VIP se puede ordenar virtualmente lo que se quiera porque chicas como Alicia se encargarán de encontrarlo para el cliente. Ella ha trabajado en Endor desde que lo abrieron y sabe como son los clientes de la zona VIP: normalmente niños de papi con dinero para gastar y gente para descrestar. Y Alicia sabe muy bien como manejarlas sin que ellos se den cuenta.

 Finalmente está la persona que se carga del asea del lugar. En el día vienen dos mujeres de una compañía a limpiarlo todo y dejarlo reluciente pero de noche, cuando el sitio está lleno, el único que se queda es Raúl. Su único trabajo es quedarse en el lugar y estar pendiente de los accidentes que ocurren con frecuencia. Cuando hay gente que ha bebido de más, siempre hay charcos de algo en algún lado. Más que todo se trata de alcohol en el piso o en los asientos, cosas que se resuelve en un abrir y cerrar de ojos. Otra veces el trabajo se torna más asqueroso, porque la gente no solo tira sus copas y además tiene a su cargo los baños del lugar que son seis: tres para hombres y tres para mujeres.

 En el momento que inicia la fiesta un viernes por la noche, entra un grupito de amigos que viene a relajarse y a iniciar a uno de los integrantes en el alcohol. Se trata de Valentina y Lucía: la primera quiere que su amiga del trabajo por fin decida tomarse algo ya que nunca en su vida ha probado el alcohol. La familia de Lucía siempre fue muy conservadora y nunca celebraron nada con champagne o vino. Siempre se servían de bebidas gaseosas o incluso de agua. Con ellas venían el novio de Valentina y un compañero de trabajo llamado Pedro. Pedro sí que salía mucho pero este no era su tipo de bar.
 Gus le sirvió un trago a Valentina, que de hecho era para Lucía y luego empezó a revisar su teléfono celular. Había demasiado ruido y obviamente no iba a llamar a nadie pero estaba esperando un correo electrónico que debía llegar por esos días. Era tonto, pero la gente no creía que Gus tuviera algún problema de dinero y la verdad era que su situación era delicada. Se había mudado a la gran ciudad para tener un mejor futuro pero apenas podía sobrevivir. Y estaba esperando ganarse una beca para estudiar en Australia, para así tener una mejor educación y tal vez tener la oportunidad de vivir en otro país donde le pagaran lo justo. Hacía unos tres años, él había estudiado química en la universidad pero simplemente no había podido ejercer y la prioridad ya no fue desarrollarse como persona sino ganar dinero y ahora quería cambiar eso.

 En la sala VIP, Alicia entraba con un grupo de cuatro personas que tenían cara de tener mucho dinero. Ella sabía leer no solo el lenguaje del cuerpo sino también darse cuenta que tipo de ropa usaba cada uno de los clientes que entraban a su área. Con esa información, podía saber que productos ofrecerle al cliente y como hacer que hiciera una pequeña inversión en el lugar. Con este grupo era fácil: dos parejitas de dinero. Les ofreció cocteles con ginebra y un plato de sushi para acompañar. Pero lo malo fue que rápidamente se dio cuenta que uno de los dos hombres no era precisamente agradable y su novia era su versión femenina. Nada les gustaba: pidieron cambio de mesa, un rollo diferente de sushi y cócteles con más pepino porque el de ellos estaban mal rayado.

 No era muy tarde y Raúl ya había barrido tres charcos de alcohol del piso y ahora estaba limpiando su trapero en la llave que había en el cuarto de servicio. Era el único lugar privada del lugar y le gustaba quedarse allí seguido. Cualquiera sabía que lo podía encontrar allí y el podía fumar su marihuana en paz, sin molestar ni ser molestado. Pero estaba apenas armando su cachito cuando una chica entró sin golpear. Su maquillaje estaba corrido y parecía haber estado llorando. Llevaba además los zapatos en la mano. No se dijeron nada. Ella solo se sentó y empezó llorar más fuerte y el siguió con lo que estaba haciendo, como si nada.

 Valentina miraba a Lucía con atención, percibiendo cada pequeño gesto que la mujer hacía mientras tomaba un sorbo de vodka. La mujer se sacudió un poco pero dijo que no sabía tan mal como ella pensaba. Valentina se emocionó por esto y empezó a tomar bastante, llegando a estar borracha en menos de una hora. Su novio estaba un poco apenado por esto y solo encontró a Pedro, el compañero de trabajo, para hablar. Lucía solo tomó una copa y luego se fue a casa, cuando se vio que Valentina no se daría cuenta de ello. Los chicos se quedaron cuidando a la chica y, a gritos, empezaron a conversar y a formar una amistad.

 Gus servía y servía tragos como si no hubiera un mañana. Pero cada que podía miraba su celular y rogaba para que hubiera alguna respuesta. Se emocionó por un momento cuando vio la lucecita prenderse y era solo uno de esos mensaje promocionales. Trató de distraerse, cosa que no era difícil porque muchos de sus clientes le decían piropos y querían tomarse foto con él solo por su aspecto. Augusto era un hombre muy guapo pero a veces se aburría de recibir tanta atención por lo mismo. La gente pensaba que solo le interesaba verse bien e ir al gimnasio y, por alguna razón, alimentarse sano. Muchas chicas le contaban lo que ellas hacía para mantenerse en forma pero a él eso la verdad era que no le importaba. En el momento solo rezaba en su mente para que su deseo se volviera realidad.

 A la décima queja del tipo y su novia, Alicia estaba más que cansada. Ya había tenido que cambiar virtualmente todo lo que había alrededor de esa gente y seguían molestando, como si no tuviera ella nadie más a quien atender. Así que cuando el tipo se quejó por el sabor del cóctel de su novia, Alicia le dijo que si lo deseaba podía buscar al administrador para que hablara con él. El tipo se puso a la defensiva y le dijo que era una grosera que no sabía atender a los clientes importantes pero ella le dijo que los clientes más importantes eran aquellos que se comportaban de manera ejemplar. Así que tan solo se retiró y fue a la oficina del administrador que resultaba ser su tío. Él zanjó el asunto cuando el tipo indignado dijo que pagaba y se iba por la mala atención y el tío de Alicia le aclaró que no podría volver al establecimiento.

 Raúl, cansado del chillar de la joven, le preguntó que era lo que la tenía tan mal. Le contó entonces que había descubierto hacía un par de minutos que su novio la había engañado con una de sus amigas. Raúl se rió y ella lloró más pero él le aclaró, para terminar el lloriqueo, que era una tontería que llorara por un hombre y, peor, un hombre estúpido. Le pasó el cachito terminado y lo encendió. Entonces siguió una larga conservación, sentados sobre baldes, acerca de cómo la gente espera demasiado de otros, incluso si ellos ya hubieran hecho algo similar en el pasado o lo harían sin pensar.

 Valentina se había quedado dormida y para su novio era ya hora de irse pero la verdad era que no quería. Hacía mucho tiempo no conversaba de manera tan agradable con nadie más y Pedro había resultado ser un tipo muy simpático y bastante versado en multitud de temas. Habían hablado de política, religión, asuntos sociales y demás y habían descubierto que sus opiniones eran similares pero no idénticas. Algo culpable, el novio de Valentina tuvo una idea: llamó al hermano de la muchacha y lo hizo recogerla y llevarla a casa. Él se quedó con Pedro y siguieron bebiendo y hablando y riendo hasta que el sitio cerró sus puertas.

 Gus tomó su chaqueta y cuando estaba a punto de salir asustó a clientes y otros empleados con un grito. Había ganado la beca y se iba para Australia. Sin pensar, besó a la chica que tenía más cerca y ella quedó más que contenta.
 La policía llegó pero no por una riña ni nada parecido sino porque el niño rico los había llamado reclamando violación de sus derechos. Alicia tuvo que explicar todo lo sucedido pero la policía obviamente no había venido a escucharla.

 Raúl y la joven llorona se quedaron hasta el cierre fumando el cachito y salieron contentos y como amigos. La sorpresa más grande fue cuando Raúl le dijo a la chica que la llevaría a casa pero que tenía que orinar primero. Al entrar al baño de hombres, oyó gemidos de placer pero los ignoró y salió del baño sin más. Nunca se dio cuenta que era Pedro y el novio de Valentina que se habían caído más que bien y habían descubierto algo más que tenían en común.

miércoles, 1 de julio de 2015

Cruise ship

   The Excelsior was a marvelous machine. It was one of the biggest boats in the business and would carry passengers all over the globe. Each summer, the ship would do a completely different schedule: sometimes it would be sent to the Caribbean, some other times it would be sent to a very unique trip to Alaska or even Antarctica. Captain Jones had been at the helm since the ship had been operating and he never liked to be too far away from it. He was an older man now, with grown children and no wife so he could actually just live for his boat. Every morning he would do a tour of the ship, check every single section and even ask some of the passengers for suggestions, complains and any other issue they would like to communicate. He was always listening.

 The latest trip of the Excelsior had been through the Pacific, linking the US with Hawaii and then on to Japan. It was a very long trip and everyone in the crew was happy the journey was over. They could all go back home and be with their families but Jones remained in Tokyo, very close to the place were the Excelsior was under maintenance. Even in those days, he would go to the harbor and look at the ship for at least an hour. It was as if the cruise ship was his baby and he needed to know where it was and how it was doing every single second of the day. He didn’t do much else in Tokyo. His children had encouraged him, over the phone, to visit as many places as he could and to try new kinds of food but every ounce of adventure Jones had in his body was only related to the sea.

 When he was told that the ship’s maintenance would last more than scheduled, he got very worried and insisted on talking to the chief of the team that was doing the repairs. The man accepted to talk to him because he saw how much he cared about the ship and realized it was best if he knew. The boat’s engines had to be repaired as they appeared to be over strained by so many journeys. The hull also had to be reinforced due to the many voyages the ship had taken to cold waters were there was ice. The captain asked what he feared most: how long would it all take. The chief of the repairs told him that at least a year, if they were really fast.

The company then intervened and asked Jones to join other liners. He wouldn’t be captain in the next journey but they would try to find something for him to administrate as well as he had done with the Excelsior. But he was adamant that his job was to be a captain and that his ship was the one docked in Japan. They tried to convince him to take another ship but it was almost impossible. So the solution they found was to propose to him to take his vacations and come back when the ship was ready. Jones had not gone into a vacation for several years and being sixty-two years old, he knew there was not much more time to be a captain. So he accepted the vacations and demanded from the company to be notified about the Excelsior’s progress.

 Once he realized he was free to do whatever he wanted, he realized he had no idea about being free from duty. He had always being such a dedicated person but only regarding his job. There was nothing else he actually did that well and he needed a distraction for at least a year. He tried to get a job in another cruise line company but apparently they all knew about the Excelsior and about his love for the ship. And they were right; he wasn’t going to be at the helm of any other liner until his ship was out of repairs. He even tried getting into fishing companies but it wasn’t the same.

 He finally realized he had to take the vacation period seriously and decided to call one of his sons and ask him if he could stay with him for a couple of months. At first, his son was reluctant, telling him he had to ask his wife and children and that the house they lived in was too small. Jones knew for a fact that wasn’t true as his son was a lawyer for a large company and made tons of money, enough for a large house where his own father could spent a couple of months as he waited for his big baby to be ready. Some days later, his son called him back and told him he could come right away. Jones bought a ticket to Germany and went there immediately. During the plane trip to his son’s home, he realized he hadn’t ben in an airplane for several years.

 His son Robert picked him up at the airport and did a nice job welcoming his father into his house. They had prepared fruit punch and the children were all hugs and questions about Jones’s trips around the world. That first night, they went to bed late because of him. The following days were not as nice as that evening as the children were at school, Robert in his office and his wife would come and go many times during the day, despite not having an actual job. For a time, Jones thought the women was having an affair but he soon realized the real thing happening was alcohol. The woman reeked of it.

 The children’s interest started to decrease as their grandpa was seen more as an invader than as a nice guest. As he was always there, they were no longer interested in him. So Jones decided to take longs walks, at exactly the same time his son’s wife decide to take her alcohol fueled lunches with her girlfriends. He walked many kilometers in a day, checking out the stores in the way and the architecture. But he felt a little bit choked. He tried to sit down to get some air but that wasn’t it. After some more walks, he realized his body missed the ocean and its air. The city were his son lived was inland and there was not even a lake to go to. And the truth was that Jones felt alone everyday, as he had never felt before.

 So he decided, after only one month, to call his daughter Julie that happened to live in Panama as an artist. That country was surrounded by water and there was the canal where he could see large ships, something he loved. He had being then in his journeys many times but he had never touched the land. So he announced his decision and told the family he would leave them in a couple of days. They didn’t say much but it was obvious they were not very sad about his departure. They didn’t even take him to the airport and it was then when he realized he had never been close to his son. It wasn’t because of him that he was who he was. But that was ok. Jones didn’t want to ruin the last years of his life only to be liked as if he was a twelve year old. He just packed and moved on to the next adventure, as he always did.

  When he got to Panama, his daughter greeted him with a nice dinner and lots of kisses and laughs. She had always been a cheerful girl and had always been close to him, being the only one that called him at all during his journeys. It wasn’t something often but he loved when she did. She had married a photographer but then divorced him because he cheated on her so much. During dinner, he told her father that she had found out about so many women and some men that it had become unbearable. So she divorced and decided to pursue her passion of sculpting and she was doing very well for herself, doing works for many prestigious clients are the world.

 Jones stayed there for about four months. He loved the weather, which was very humid and very hot. He loved to walk around even if the city wasn’t made for it and, mostly, he loved to see the boats making line to enter the canal. His favorite thing was to go to one of the locks of the canal and check out every single boat that passed through. That easily became his favorite pastime and the people that worked there grow accustomed to his presence. He just wanted to be in a boat soon and the next best thing was to be there, watching every single one of them that passed through the country. It was kind of sad but he knew he had to be patient and just wait for the time he would be able to go back to Japan.

 One day, he thought about visiting his third child. His son Marco lived in New York and they hadn’t talked in several years. That was because his son had left home after high school due to Jones’s stubbornness. But it was right then when the company called and they told Jones the Excelsior was much worse than they had anticipated. The ship had not being properly repaired in the past and now it was beyond anything they could do. They would only lose money if they keep up the work so it had been decided it was going to be decommissioned. Jones was speechless and did not say a word for the next full day.


The following day he bought a ticket to Japan and told his daughter he was leaving to say goodbye to his ship but then they got into a fight because Julie thought the best thing to do was for him to go to New York and make amends with Marco. But his father was, once again, stubborn and putting his job first, as he had always did. She decided to let him do what he wanted and took him to the airport where they bid farewell. Jones thought about his daughter’s remarks but his life, and he was honest about this, had never been his family but that damn ship. That was the awful truth.

martes, 30 de junio de 2015

Accidente al desnudo

   Sentí tan vergüenza, que salí corriendo a la sala y dejé la caja que le había venido a dejar sobre el sofá. Bajé las escaleras rápidamente y caminé hasta la parada del autobús como si no hubiera pasado nada. Pero la verdad era que no podía pensar en nadie más. Con Nicolás nos conocíamos hace mucho tiempo. Habíamos ido al colegio juntos, desde los doce años más o menos. Nunca habíamos sido amigos y él ni siquiera terminó sus estudios en ese mismo colegio, como sí lo hice yo. El se fue a otro país y no lo vería yo sino hasta mucho después, cuando me lo crucé por pura casualidad en el trabajo que había conseguido. Era muy raro encontrarme a un compañero del colegio así y todo se acababa de poner más raro entre nosotros hacía apenas unos minutos.

 Todo el camino a mi casa, pensé que debo tratar de cambiar mi manera de hacer las cosas. Como estaba apurado, usé la llave que el mismo me había dado para entrar a su casa y dejarle el paquete que tanto había estado esperando. Lo que yo sabía era que eran documentos muy importantes que él debía tener en casa y no en la oficina y que apenas llegasen se los debía llevar a su casa tan pronto como fuese posible. Y así lo hice, aprovechando para tomarme la tarde libre. Ahora me arrepentía de tener horas libres porque sabía que iba a seguir pensando en lo ocurrido y no era un pensamiento muy alegre en el momento. Bueno, no es que lo que pasó fuese algo tan trágico o fatal pero de todas maneras no es algo que yo hubiese pensado hacer un miércoles en la tarde.

 El caso es que, con llaves en mano, entré al lugar y me di cuenta que había música y pensé que seguramente él estaba allí y podía darle el paquete en persona. Era lo mejor porque así podría ver que era yo el que se lo había traído y podría notar mi dedicación al trabajo. Se sentía un poco raro, sobre todo por aquel asunto de haber ido al colegio juntos. Ahora él estaba sobre mi en cuanto a rangos y no debía decir nada al respecto. Pero en la escuela no era tan igual, tal vez porque éramos tan pequeños. Todavía no había nada popular o socialmente mejor que nadie. Creo que hablamos un par de veces e incluso se rió de algo que dije pero la verdad es que no lo recuerdo todo con claridad.

 Cuando entré, seguí a la habitación, siguiendo el sonido de la música. Me di cuenta que estaba en la ducha pero decidí no tocar porque seguramente lo hubiese asustado aún más al golpear la puerta. Decidí dar una vuelta por su habitación, esperando a terminara. Iba a hablar cuando cortara el flujo del agua pero no lo hice porque me distraje viendo las fotos que tenía en su habitación. Cuando me di cuenta, salió totalmente desnudo del baño, agua chorreando por todo su cuerpo y, por unos segundos, totalmente ignorante de que yo estaba allí. Luego él gritó, yo igual, dejé el paquete tirado en el sofá y eso fue todo lo que pasó.

 Al día siguiente, pensé que era posible que Nicolás no me hubiese reconocido. Tal vez ni siquiera sabía quien era yo y menos aún con el susto que se había pegado. Apenas nos volvimos a ver casi no me reconoció y fui yo quien le tuve que recordar quien era y de donde nos conocíamos. La verdad ese momento fue algo incomodo porque había gente oyendo y parecía como si yo estuviese desesperado por establecer una conexión con alguno de los que estaba a cargo. En ese momento el fingió recordar, porque yo sabía que en verdad no había recordado nada y lo habíamos dejado allí. Así que no hubiese sido para nada extraño si Nicolás no me hubiese reconocido en su casa y simplemente no fuera a decirme nada porque no sabía quien era.

 Al parecer tenía razón porque en todo el día siguiente no me llegué ningún mensaje ni me solicitaron en la oficina del jefe. Nada de nada. Así era mejor y no tenía sentido que pasase algo diferente. Seguramente ni se acordaba de mi y era mejor dejarlo así. De vuelta a casa esa tarde, me vi pensando en su cuerpo desnudo de nuevo y me di cuenta de que mi jefe era un hombre bastante guapo. Ahora que ya no había peligro de que supiera que había sido yo el imprudente que había estado parado en su cuarto como una lámpara, podía recordar el momento como uno en el que vi a un hombre desnudo y nada más. Así era mejor, dejarlo como una anécdota chistosa, dejando por fuera el detalle de que ese era mi jefe.

 Él siempre había sido muy blanco, como la leche. Yo recordaba que cuando pequeño algo había mencionado de que uno de sus padres era de Europa del Este. Sin embargo, tenía un cuerpo bastante bien cuidado pero no marcado ni nada de esas tontería que ahora se consideraban atractivas. Era el cuerpo como de un modelo de aquellos que usaban en la antigüedad. Algo por estilo… Ahora me doy cuenta que pienso en él como si fuera una figura de mármol y me da risa, un David moderno. La verdad es que el David es más corpulento y Nicolás no lo es para nada. De hecho es un poco flacucho pero lo suficientemente atractivo para seguir en mi mente. Porque no dejaba de pensar en lo mismo?

 Bueno, y de sus partes intimas prefiero no hablar. Pero lo vi todo y debo decir que cumplen con la normativa. Es decir, todo es del tamaño reglamentario. No es un actor porno o algo por el estilo pero tampoco es un fenómeno de la naturaleza por lo contrario. Creo que algo así es lo que quiero decir… En todo caso, vi todo por tan solo unos segundos antes de que saliera corriendo, casi tumbándolo a él porque bloqueaba la puerta de salida de la habitación. Llegando a mi casa ese jueves todavía pensaba en él y creo que lo hice incluso antes de quedarme dormido. Era lo más emocionante que me había pasado en días recientes.

 El viernes en la mañana hubo reunión de todo los departamentos en el trabajo y tuve que asistir porque era uno de los encargados de uno de los pequeños proyectos que tenía la firma. Fue la primera vez que veía a Nicolás desde lo sucedido. Como lo imaginé y supuse, él no me miró ni una sola vez y parecía tan calmado como siempre. Esa era la prueba que necesitaba para darme cuenta de que él no me reconocía y que todo podía seguir adelante sin novedades. Tomé las notas pertinentes en la reunión y apenas salimos incluso me atreví a saludarlo y él hizo lo mismo con total candidez y naturalidad. Me fui a mi puesto de trabajo decidido a dejar el incidente atrás y solo preocuparme por lo que necesitaba de mi atención en ese momento.

 Ya casi a la hora de salir, Nicolás pidió verme.  Debo admitir que el corazón me dio un vuelco pero su secretaria agregó que era para aclarar uno de los puntos del trabajo asignado a mi en la reunión, así que me relajé una vez más y marché a su oficina con celeridad. Allí, hablamos como siempre lo hacíamos en el trabajo e incluso nos reímos de alguna anotación graciosa que hice. Cuando terminamos, me di cuenta que la mayoría de la gente ya se había ido y él se disculpó por hacerme quedar más tiempo. Le dije que no había problema y que el bus siempre pasaba a lo que él respondió que podía llevarme a mi casa si yo quisiera. Lo pensé un segundo pero luego un trueno en el exterior me hizo decir que sí.

 En el auto de Nicolás, que era negro y nuevo, me sentía un poco incomodo pero más porque era extraño que un jefe llevara a un empleado a su casa. Pero había aceptado porque no quería una gripe justo antes de la temporada de vacaciones. Charlamos un poco en el camino pero no mucho y fue solo cuando faltaron unas calles para llegar a mi casa que me di cuenta que en el asiento trasero del coche había una caja, la misma que yo le había dejado a él en el sofá el día que lo había visto desnudo. Fingí que no había visto nada y lo dirigí para dejarme en mi casa. Cuando se detuvo le agradecí pero entonces Nicolás preguntó si había sido yo el que había llevado el paquete a su casa.

 Parece que sí me vio mirar la caja. Así que le respondí que sí y antes de nada más me disculpé eternamente por haber entrado así y por haberlo visto desnudo y por salir corriendo. Sentía mucha vergüenza y solamente podía pedirle disculpas y decirle que pensaba que no me había reconocido. Para mi sorpresa, Nicolás rió y casi no pudo parar. Cuando lo hizo, me dijo que sabía muy bien como era yo y que todo el tiempo supo que había sido yo el que había ido a su casa pero había decidido no decir nada pero ahora el tema había salido a la luz y que mejor que discutirlo como dos hombres adultos. Yo solo asentí, sin más.

  Entonces Nicolás me empezó a contar de un día que, después de educación física, todos nos habíamos bañado en las duchas del colegio. Era de las pocas veces que se usaban y todas tenían puerta y demás. Entonces él confesó que había salido de último del campo de juego y no sabía que ducha estaba vacía y abrió una y estaba ocupada pero la cerró antes de que la persona se diera cuenta. Según él, esa persona había sido yo. Quedé con la boca abierta y le pregunté que si la historia era real y el solo se encogió de hombros y sonrió. Yo me reí.


 Desde entonces hablamos más seguido y nos hicimos buenos amigos. Pero lo que pasó después, es cosa de otro relato.

lunes, 29 de junio de 2015

Stranger tour

   I had just met him but I didn’t want to walk around a whole new city without someone to tell me what was what. You see, I had arrived in Barcelona only recently and I’m one those people that understands things better when someone else is explaining. I get lost easily when I’m all by myself but I learn rather fast, which has always helped me get through things. Anyhow, I was having my first cup of coffee today and this guy was just really nice and I just asked him if he could show me the city. I know, he could have been a serial killer or something. Actually, it would have been worst if he had just said no but he was very nice and gave me his number, asking me to send him a message at night to see what he could do for me and my request.

 I did write to him from my phone and he answered rather quickly. He explained that he wasn’t from Barcelona either and that he understood how nervous I was for being in a new city so he proposed to go out the following weekend and show me the places that he thought would help me get to know the city. The weekend was only two days away so the wait was very short. He came to my place, where I had recently moved. I offered him a cup of coffee but he said he would rather start right away. He seemed very serious and not in the mood to talk, so I didn’t say a word. We just walked a few blocks until we got to a subway station. There was a map where he explained me where everything was: downtown, Montjuic, the industrial areas, the beaches, the mountains and the bars and discos.

 We entered the station and he bought my ticket, in order to show me how it all worked. That part was fun because I knew how the system worked, I had traveled from the airport in the metro. But I decided not to say anything because he seemed a little bit fed up with the whole concept of explaining all these menial things to an idiot from another country. We sat down side by side in the train but wouldn’t even look at each other. Maybe it was best if I just let him go and be miserable alone, because I didn’t wanted my own weekend to be spoiled. I would just walk around and people would help me. I had noticed people were very nice so maybe that was my real thing. I had no idea when or how I had decided to ask that from a stranger.

 The train stopped and he got out so I did the same. He walked rather fast so it was difficult to keep up with his pace. When we came out of the station, I realized I had been there before: it was the main square of the city called Plaza Cataluña. There were lots and lots of people everywhere but I decided not to be still for too long because my companion had already started walking away. I followed him to the Rambla, trying to get to where he was but it was impossible. After a while, I didn’t see him anymore. Fe up with the attitude, I just stopped and went back to the square. The climate was getting a bit colder.

 About fifteen minutes later, my phone rang. It was a call, not a message or a text. And it was him because I could see the name “Coffee guy” on the screen. I smiled because I didn’t even know his name and decided not to answer. But he tried two more times so I finally decided to pick it up. He asked me where I was and why I hadn’t followed him. I told him he seemed too distracted and too pissed off at something or someone and that I didn’t have time to waste so I thanked him for his help and just hung up. But he called again and asked again where I was. I told him I was at a bar, drinking a beer. He got to the bar and, again, didn’t say a word when he sat down beside me. He didn’t ask anything for himself and I just wasn’t in the mood to ask some stranger what was up with his life.

 Then, he started saying he had had a tough week. Apparently, he had been into a number of interviews for jobs he would have wanted to get but he got none of them. I told him that maybe he had been just awful in the interviews but he replied that he had been relaxed and charming and had answered everything rapidly and kindly. He just didn’t got why they wouldn’t pick him. I didn’t say anything else. I just sipped my beer and looked at all the glasses and things the barman had behind him. The coffee guy then told me to go on with the tour but I told him I had decided not to tour anything with someone whose name I didn’t even know. He then told me his name was Evan and that he needed to walk around or he would keep thinking about the jobs that didn’t happen.

 I just gulped down the beer, closed my jacket and walked outside, not saying a word to him. Evan decided to be nicer and started talking as we walked, explaining the history he knew about the place and his impressions when he had first come to the city. At first, I wasn’t talking at all but he was trying so hard I decided to give in and have a decent Saturday. We walked through the Gothic neighborhood and the historic center, we went by the zoo and Evan promised to take me soon and then we got to the first and most popular beach in the city, la Barceloneta. Not many people were there, possibly because the wind was now colder but some were reading or just playing around in the sand.

 We got back into the city, walking along a big avenue and seeing old buildings. I took pictures with my phone and Evan decided to surprise me by getting into some of the shots. We decided to have lunch in a fast-food place and there I had one of the best moments since I had left my home. He was very kind and shared his frustration for not getting any of the jobs. He told me was still getting a masters degree but that he wanted to be able to earn money and just have a living. He told me he lived some blocks away fro me and that he had thought that by going out with me he could forget his frustration.

I just told him I understood what was happening and that I had gone through the same thing over and over in the past. But finally someone silly enough had hired me and now I was working in that beautiful city. He laughed, saying I didn’t even know if it was beautiful but I told him it was love at first sight. He just laughed and told me that wasn’t totally out of the question and that he wanted me to fall in love harder so he decided to take me to the other beaches after lunch. The wind was very cold and the ocean had turned into a grey puddle but we just stood in a pier and watched the weather happen for at least a half hour.

 During our time there, we didn’t talked very much. I noticed he was sad again, all of a sudden, so I decided to let it go for the moment. We walked towards the nearest subway station and then he started talking to me about how hard it had been for him the first weeks. That was not because of the city but because he had never left his house before and he had a hard time not seeing his mother and father whenever he wanted or not having his sibling to have fun with. He was all alone and he told me he had remembered the feeling as we walked down the pier. He talked to them every day but it was not the same. You always miss family, he said. And I knew he was right.

  After a transfer, I realized we where in a higher neighborhood. He told me that daylight was going to fade soon so he wanted my first tour day to end fantastically. So he just made me walk behind him through some steep streets until we got to a park. It was Park Güell and I had seen it in TV before. I had wanted to visit it and had no idea that’s where Evan was taking me. It was a nice walked inside the premises, taking a lot more pictures and now making Evan pose in some of them. We took very good pictures and he told me there was something else he could do for me. So we went up a road I had not seen before and he took my hand in order not to get lost, because the sun was setting and darkness was starting to settle.

 We finally got to the top where I was able to see the whole city in front of me. I could see downtown, I could see the neighborhood were I was living now and also some other features I hadn’t noticed before. The sunset’s light made it all look even more beautiful. We just stood there for several minutes until I noticed the artificial lights went on and the sun had totally disappeared. Then, as we came down the hill towards the park, I realized I was still holding Evan’s hand but he hadn’t noticed or maybe he didn’t care so we just kept it like that until we go to the subway station. He took me home and then I offered a cup of coffee again. He told me he was exhausted and wanted to rest his head but that maybe he would come for it soon enough.


 He left and I got in and I realize how good that day had been. I slept like a baby and was even more thrilled the next morning, when the doorbell woke me up early in the morning and it was him. He had decided he wanted coffee right then and I had decided I wanted him to come in too. That they, we held hand a lot. But that’s another story.