Nunca se sabe. Puede que te
hayan visto, tal vez por solo un segundo, o puede que jamás te hayan siquiera
sentido. Todo depende de quienes son y qué quieren de ti, porque al fin y al
cabo así es el mundo real. Siempre alguien quiere algo, siempre alguien quiere
su pedazo de la vida y los pedazos rara vez se reparten equitativamente.
Te paseas por las calles, por las
fiestas y por todos esos espacios que la gente se supone que recorre cada uno
de los días de su vida y te das cuenta que eres un ser sin cuerpo, casi sin
nada más que un cerebro que solo se pregunta “¿Qué es lo que hago? ¿Qué pinto
yo en todo esto?” Son preguntas muy peligrosas que te pueden enviar directo a
lugares de los que no quisieras saber nada. Como bien sabes, el mundo es más
oscuro de la que parece y las lindas luces que la gente ve en su vida están
compuestas de luz negra, que no contiene nada.
Una vez estuviste allí, por saber
y por intentar. ¿Y qué conseguiste? Lo mismo de siempre: sentirte solo un
figurante en tu propia vida, sentir que estabas de fondo, en segundo plano,
como si no valiera la pena hablar de ti o saber nada de lo que sientes o
piensas. Así te hicieron sentir, en esas fiestas y esos sitios en los que se
supone que todo el mundo se toma de las manos y empieza a cantar y a darse
cuenta de que la vida es lo mejor que hay en el mundo. ¿Pero porqué, entonces,
hay tantos que desean terminarla por su propia cuenta?
Es siempre difícil de saberlo.
Cada persona en su interior tiene un sistema de conexiones, un mundo único que
precisamente por ser único funciona de manera distinta cada vez. Es como un
motor que no se puede reemplazar por otro pues no es lo mismo el de un camión
que el de un auto pequeño. Eso somos los seres humanos: metáforas de lo que
creamos y destruimos y no mucho más porque al fin y al cabo somos temporales,
estamos aquí solo de paso.
Entonces, ¿qué haces cuando estás
arrinconado, allí en los oscuros rincones de tu propia mente? No hay nadie que
te saque de ahí, ¿entonces porqué pides ayuda? De seguro es porque todos la
necesitamos, de vez en cuando. Todos nos cansamos de pelear, de estar en una
batalla interna no solo con los demás sino con nosotros mismos. Porque vivir
como un ser humano real, completo y funcional, muchas veces quiere decir que
vives con tu propio peor enemigo en la misma cama.
Ese enemigo eres tu y eres el que
se pone todas las trampas del mundo, el que no quiere que avances, el que no
quiere que ganes y que falles siempre que eso sea posiblemente. Eres tu el que
no quiere, el que no deja y el que pone un pie a todo lo que podría ser y jamás
será.
Pero, no todo está perdido. De
hecho, nada nunca se pierde de verdad si se aprende y se mantienen los ojos
abiertos en los momentos clave. Mientras estabas en esas fiestas, sintiéndote
morir por dentro, ¿que aprendiste? Sí, porque aprendiste y pasaste la lección
varias veces pues te es práctico y sabes que es real, que ayuda. Aprendiste a
que cada persona nace sola y muere sola, aprendiste a que debemos aprender a
pelear por nosotros mismos y a obtener lo que queremos por cuenta propia, nadie
nos da las cosas en bandeja.
Eso fue un primer paso pero, de
todas maneras, eras apenas un cachorro pequeño. Estabas iniciando y tomaría
mucho más tiempo, más errores y horrores para que aprendieras algo que de
verdad sirviera de algo. Por eso a veces te desmoronabas como si estuvieses
hecho de arena. No eras fuerte y, tal vez, no lo seas aún ahora y no lo vayas a
saber nunca. Eso es imposible de saber. Pero adquirir conocimiento siempre
ayuda y ciertamente lo has hecho bien en ese campo.
Porque tras los golpes de la
vida, los que te han dado el resto de la humanidad y los que tu mismo te has
asestado en mente y corazón, has ido aprendiendo algo. Esa manera de dejar
salir a la bestia que tienes dentro, ese animal rabioso en tu interior que es
puro pero lleno de rabia y rencor y odio, ese monstruo te ha enseñado a
diferenciar y a poder entender cuales son tus fortalezas y cuales tus
debilidades.
Pasaste de temblar, de estar allí
como si quisieras estar a simplemente decir “no”. Descubriste la palabra y la
has hecho tuya y no hay nada más admirable. Pues cuando te adueñas de las letras,
del sabor de cada uno de los sonidos que haces en la boca, es cuando de verdad
algo cambia en lo más profundo de tu alma, sin importar si esta existe o no.
Aprendiste y de eso siempre
deberás orgulloso pero, como sabrás, jamás es suficiente. Puedes pelear contra
medio mundo o puedes ignorarlos pero sabes muy bien que todo da igual cuando la
gente, cuando lo que contiene este mundo sigue siendo la misma porquería de
siempre. Porque aunque tu cambies cada día de tu insignificante vida, ellos no
lo harán. Todos ellos puede que jamás aprendan nada y, sea como sea, tienes que
compartir este mundo con ellos.
Así que, ¿qué es lo que haces?
Pues, decides entrar en el juego. Bien o mal, eso depende de la perspectiva y
las convicciones de cada uno y ciertamente estaría mal juzgar a cualquiera por
ello. Aprendidas las reglas, cada uno juega como puede y en la vida no hay
condiciones tan claras como uno creería.
Aprendiste entonces a
utilizarlos. Para el placer, orgasmos sin fin. También para avanzar en la vida,
posibilidades de crecer. Incluso te has puesto un maestro en las máscaras,
cosas que es muy difícil y sí que lo has entendido. Todo ser vivo sabe que una
máscara o más se puede usar tantas veces hasta que pierdes la noción de cual de
todas ellas es tu verdadero rostro. Ya no sabes quién eres con exactitud y
tienes que estar en un constante remolino mental para recordar que esa triste
persona eres tu y que solo estás jugando lo mejor que puedes porque simplemente
no te puedes dejar morir.
La muerte es para los perdedores,
o al menos eso es lo que piensas ahora. Te usan y los usas y así es la cosa. Y
te importa, porque eres humano. No lloras tanto como antes pero el dolor no se
mide con lágrima sino en la mente y tu mente está ya dañada y corrompida. Si no
lo sabes, lo sabrás en su momento. Estás a veces tan cerca del borde, que lo
único que necesitas es un pequeño empujón, una ligera brisa para que las cosas
vuelvan a cambiar para ti, de una manera drástica y mucho menos positiva.
Porque aprender, que es lo que
has hecho, siempre es positivo incluso si lo que aprendes no lo es. Pero hay
que tener cuidado en todo caso porque la vida está hecha de acantilados
profundos que nadie sabe adonde llevan. Pero lo has sabido manejar muy bien,
sabes como hacer las cosas a tu manera y eso es un gran punto a tu favor. Nadie
dice que estés listo para todo, muy al contrario, te falta mucho más por
aprender. Pero la vida tiene su inteligencia natural y ya llegarás a cada uno
de esos niveles, con el tiempo.
Por ahora sabes que la manera en
la que estás haciendo las cosas es la mejor en el momento. No tienes ni idea si
es la correcta o la mejor pero es la que hay. A veces quieres más de la vida y
vuelves a ver a ese monstruo y comienzas a entender que no está solo hecho de
tus más bajos instintos. Ese animal está hecho de ti, y solo de ti. De tu
material más crudo y sensible y de tus necesidades y deseos y todo aquello que
te mueve, te ha movido y te moverá alguna vez.
Es difícil, por supuesto que lo
haces. El que pensó que la vida sería un paseo o el que lo dice ahora, es
simplemente un idiota. Porque si crees que todo es ideal, es porque no has
estado poniendo atención. Este es un boleto que nos dieron y que no todo el
mundo obtienen. No nos dicen por cuanto tiempo podemos subirnos a las
atracciones, entonces tenemos dos opciones: o ignorarlo todo y disfrutar o
vivir todo ese tiempo con miedo, viendo el reloj cada segundo y esperando a ver
cuando se aparecen los guardias de seguridad de ese parque, que es la vida,
para sacarte de ahí a patadas, gritando incluso.
Pero en fin, cada cuento es
distinto, así como cada hoja de un libro, así sea del mismo libro, no es la
misma. Todo cambia y va evolucionando, poco a poco. Tan lento es el proceso que
puede que ni lo veas en tu tiempo pero se verá y tu marca podría quedar aquí,
para siempre. Pero lo más importante es que esa marca la hagas tu pues eres el
único que puede hacer que tu vida cobre la importancia o el sentido que deseas.
Nadie lo va a hacer por ti, sea lo que sea que sienta.