viernes, 11 de diciembre de 2015

No hay más

   Mientras alucinaba en mi cuarto, podía oír los sonidos del exterior, que se mezclaban con aquellos que venían de mi mente. Además estaban esos puntos brillantes y manchas de colores que podía ver incluso en un cuarto cerrado y oscuro como el mío. Los puntos de luz eran como pequeñas explosiones que estallaban cerca de mi cara y que me hacían pensar en fuegos artificiales mal ejecutados. Todos parecían brillar con más intensidad entre más cerca estaban de mi. Y las manchas podían ser de diversas formas: circulares, alargadas, pequeños palitos distribuidos uniformemente por el espacio, con colores surrealistas, invadiendo todo mi campo de visión.

 Por eso prefería dormir, hubiera preferido nunca despertar más y dejar de sentir lo que sentía y de ver esos malditos puntos y esos brillos que tanto odio. Pedí la muerte infinidad de veces, sobre todo cuando me despertaba con ganas de vomitar y de salir corriendo, así no hubiera manera de salir. Solo había una pequeña ventana que me ayudaba a saber si era de noche o de día, eso era todo. Esa maldita ventana fue la tortura más grande de todas puesto que yo hubiese preferido no volver a saber nada del mundo exterior, de la gente o de los sonidos que, afortunadamente, no se colaban por esa ventana.

 La comida no estaba mal, de hecho era muy buena, pero sufría cada vez que recibía el plato por la rendija de la puerta. Sabía que fuera lo que fuera, me iba a causar un gran malestar que no podría calmar en días. Y tener el retrete a centímetros de la cama no ayudaba en nada. Era un desastre y por eso quería que todo terminase, que no hubiese más comida para mi, ni más ventana  ni más nada. Quería morir sentado en ese retrete o en mi cama o, lo mejor, durmiendo y soñando alguna de esas horribles pesadillas que todavía tenían la capacidad de hacerme despertar sudando.

 No recuerdo cuanto tiempo estuve en esa celda, en esa habitación. Solo recuerdo los sonidos de gente arrastrando los pies en vez de caminar con propiedad, de cubiertos metálicos chocando contra el piso de cemento, de voces lejanas y risas que parecían mal ubicadas en semejante lugar. Esos eran los sonidos de la realidad. Luego estaban los de las pesadillas, que me torturaban todos los días. Eran gritos y quejidos, chillidos y berridos de los más horribles e inquietantes. Mi mente era un cementerio.

 Lo bueno, lo único creo en todo el asunto, era que mi vida no cambió en lo que parecieron ser años. No veía gente y eso me alegraba porque tenía suficiente con las personas que veía en mi cabeza, los que se presentaban en las noches más oscuras para torturarme y recordarme quién era, como si fuera un juego sórdido y retorcido el evitar que se me olvidaran todos esos rostros que alguna vez yo había apreciado sin duda. Me torturaban y creo que eso hacía parte de lo bueno.

 No quiero recordar el maldito día en que volví a ver la luz. Yo confiaba, y quería, que la última luz en mi vida fuera la de la luna que a veces, muy pocas, entraba por la pequeña ventana de mi habitación. Nunca había deseado más. Pero ese deseo no me fue concedido.

 Un día las puertas de todas las celdas se abrieron y todos fuimos libres de irnos. Por lo que oí, mientras me tapaba con mis cobijas, no había guardias ni nadie que evitara que la gente se fuera. Yo me quedé en mi cama y me rehusé a dejar mi pequeña celda, mi pequeño espacio en el mundo. Me quedé allí de espalda a la puerta abierta y creo que lo hice un por un tiempo largo. Pude resistir salir.

 De nuevo, veía algo positivo en que las puertas se hubiesen abierto: ya no había más ruido que el de su mente en el lugar. Esa prisión, o lo que fuese, estaba ya desierta. A diferencia de él, el resto de inquilinos había tenido todas las intenciones de salir corriendo apenas pudieran y eso habían hecho. Disfruté de ese silencio y pude dormir mejor algunas noches más, hasta que las pesadillas parecieron volver de sus vacaciones. Se ponían cada vez peores, más agresivas y violentas y yo me despertaba gimiendo y gritando como un cerdo al que van a matar.

 En una de esas fue que noté como el agua que salía del pequeño lavamanos se había reducido hasta ser un hilillo insignificante. Al día siguiente, ya no salía nada. Si no había agua allí, iba a morir. Y creo que esa fue la primera vez en mucho tiempo que sonreí, Por fin se me había proporcionado una manera de morir dignamente, de irme de este maldito mundo sin mayores complicaciones, sin pensar en nada más sino en mi. Agradecía tanto que temí volverme religioso antes de morir.

 Los días pasaron y el efecto de la sequía se tardó en entrar en mi cuerpo pero cuando entró trajo consigo más dolor y alucinaciones. Más imágenes mentirosas y sonidos que no estaban allí. El delirio era tal que no sabía, por momentos, si estaba despierto o dormido o si todos los dolores que sentía por todo el cuerpo eran uno solo o varios o si no estaban del todo allí, como yo que cada vez me alejaba más de la realidad, más no de la vida.

 En uno de esos delirios vi unos ángeles hermosos, con cara de venir de una estrella lejana. Me cargaron gentilmente y sentí calor y frío mientras pasaba de un lugar a otro. Flotaba entre ellos y me sentía volando como uno de esos pájaros que no había visto en años. Me sentí sonreír y supe en ese momento que por fin la muerte había venido y este era ese último paseo antes de terminar con todo. Le agradecí que no me llevara de paseo por mi vida sino que me diera una vuelta por los cielos y la paz.

 No se imaginan mi decepción cuando desperté, cuando abrí los ojos. Tenía ojos! Me dio rabia y un sentimiento enorme de culpa y de odio y de todo lo malo que se pueda sentir en un momento así. Empecé a llorar y a gritar y a pelear y golpee gente pero no me importó. Le lancé puños y patadas, gritos e insultos. Le di a un par antes de que me sometieran bajo su fuerza a punta de algo que me hizo dormir de nuevo pero de una forma extraña pues solo recuerdo un sueño en blanco, con una textura extraña.

 Cuando desperté de nuevo estaba amarrado a la cama con lo que parecían cinturones de seguridad. No podían mover ni piernas ni manos y mi primera reacción fue llorar. No solo por la luz que era excesivamente brillante sino porque no había logrado mi cometido. Que tan difícil era morir? Llevaba años intentándolo, una y otra vez pero nada parecía servir. Yo solo quería que el dolor de mi alma y de mi cuerpo se fuera, quería dejar de pensar y de sentir y de ver y de estar. Era eso tan malo, era ese un crimen tan horrible?

 Pareció que mis ángeles, quienes sea que fueran, entendieron que no me gustaba la luz brillante porque dejaron de encenderla y solo mantenían prendida una luz en el suelo, al nivel de los pies. Amarrado como estaba, yo podía apreciar esa luz azulada, que menos mal no tenía poderes sobre mi, ni la capacidad de hacerme saltar de la rabia. Creo que aprendí a querer a esa luz como nunca antes quise a ninguna luz.

 Por fin, un día me habló uno de los ángeles y me decepcioné al ver que era tan solo una mujer. Simple y básica, como toda la humanidad. Quería hacerme preguntas y que la ayudara con no sé que cosas. Yo no dije nada, no respondí. Ella se sentó por varios días al lado de mi cama y me bombardeaba con preguntas varias. Era un fastidio total, sobre todo porque la gran mayoría de esas preguntas no tenía significado alguno para mí.

 A quién le importaba si yo había tenido hijos, o que color me gustaba o si había volado alguna vez en avión? Que tenía que ver de donde eres, cual era mi nombre y si recordaba a mis padres? Era una ridiculez completa y no le puse atención a nada, prefiriendo acomodarme lo mejor posible con mis amarras y tratar de dormir y rezar por una muerte rápida y sin dolor alguno. Creo que a esas alturas ya me la merecía.

 Pero la mujer insistía e insistía hasta que un buen día preguntó algo que me hizo saltar, que me colmó la paciencia.

       -       Cuando lo tomaron como prisionero? Cuanto tiempo estuvo capturado?

 Me quise lanzar contra ella pero no pude. Casi le ladré, le quería arrancar los ojos por hacer semejantes preguntas tan estúpidas. Escupiendo la mayor cantidad de saliva que podía, le contesté que yo jamás había sido prisionero de nadie y que no me importaba cuanto tiempo había estado allí. Lo único que había querido era que me aceptaran como preso. Los presioné para que me encerraran con el resto y pudiese tener una vida tranquila con mis pensamientos. Pero no, no había podido tener eso ni morir en paz.


 La mandé a hacer cosas que creo que ella nunca había escuchado. Entonces sentí una aguja entrar en mi brazo izquierdo. Caí en la cama y, antes de cerrar los ojos, le dije al enfermero: “Que sea mortal”.

jueves, 10 de diciembre de 2015

The swamp

   It wouldn’t have been possible to do it in any other way. Theo’s arm had to be cut off and his brother Gary was the one that had to do it, as he was the only one medically capable to do such a thing. Of course, Gary was could not bring himself up to do it. His hands were shaking too much, he cried and sobbed and he just couldn’t do anything in his state. Instead, it was Jennifer that did what had to be done. She had no training and no real talent for such a thing but she did have the balls to do what no one else could do as she had been through too much and she had passed all tests possible.

 She refused to be a nurse to Theo and forced Amanda, who was Theo’s ex-wife after all, to do that job. Amanda was appalled that she had to be there to see that and to hear the person she had loved so much scream in agony and cry like he had never seen him cry before. He got close to him after Jennifer had put on the first bandage and cleaned the wound and put on bandages that were covered in the tree sap that they had found earlier. It was likely that the plants around them had some medicinal value and Theo should be the first one to take advantage of such valuable goods.

 That night, they decided to protect their little camp all at the same time. They couldn’t ask just one of them to make a watch because they knew that Theo’s screams had lured many dangerous creatures nearby. It would have been a better idea just to leave that place altogether but decided to give the poor man a night to rest before starting to move again. Besides they had no stretcher to carry him, so it was better if he rested and walked by himself the next day.

 However, he was still too weak to walk. He had vomited at least twice during the night and the tree sap had apparently not helped at all. Amanda decided to change the bandages, clean the wound, put on some new fabric over it and move along. She carried Theo with the help of Gary as Jennifer stood in front of the group with the rifle. She was very good with weapons and very skilled in hand-to-hand combat. They had seen her kill two men with her own hands, so they knew they had nothing to worry.

 Advancing through the thick jungle was difficult, as they had to move from lower to higher and the to lower ground again quite often. It was obvious that Theo was slowing them down too much. Jennifer looked at him with contempt every time she could and Amanda knew that she was right to feel threatened by his presence. If a creature sprung out of the water and killed them, it would probably be his fault. Because he had decided to be the hero some days earlier. Because he had decided that he was better than any of the others that had been there before, with them.

 Amanda knew what kind of man Theo was.

 At the end of that day, they really hadn’t done too much. Jennifer went up a tree and, after coming back, she told them she had been unable to see any lights or fire nearby. So no one was there with them, or at least no one with the ability to make fire. They were lucky to have Gary, who was an avid smoker and always had a lighter on him. The lighter was half full but they only used it to lit up a small fire and night, with the help of some dry branches.

  Of course, it wasn’t Gary who started their small campfire. It was Jennifer who did that as she had decided it was not the very best idea to let a person as unbalanced as Gary handle anything that could harm any other human being. He had been fucked in the head, or so said Jennifer every time she found Gary speaking alone and doing these annoying screeches. Amanda knew he had been hit in the head, at last that was what one of the guys that was with him and Theo told them. Besides, he had seen them all been eaten by one of the creatures of the swamp, so you couldn’t really blame him.

 The sounds all around them announced the presence of several life forms near them. It was imperative to keep the fire alive, as it was the only thing keeping all the creatures away. Again, the two women had no sleep at all and Gary didn’t close his eyes either, as he was incapable of since he had since his brother go through so much. Theo, on the other hand, had now come back from the dead and asked for water. He still had to be helped when walking but only by one person so maybe they would be advancing faster.

 As Amanda distributed a piece of power bar for each person, Jennifer ate her piece fast enough and went up a tree again. From there, she could see the eternal tapestry of the jungle: trees and trees and trees, forming a vast green carpet that covered a very good part of the entire planet. The other part was covered in water and there she knew colonists had at least one base, one place from which they could help them if they made it to the edge of the jungle, to the mangrove covered beach.

 But as she watched the trees and thought of her survival, she saw something interesting. It was kind of a glimmer, kind of sparkle somewhere to the south. She knew they had to keep walking east if they wanted to find the ocean but whatever was shining there, in the middle of all those trees, had to be something interesting. She thought about telling them and just splitting up but she realized they would never agree with her, they were too scared to even move and they knew that without her and Theo, Amanda and Gary could easily be labeled swamp food.

 When she came down, Jennifer redirected their stops towards the southeast, declaring she had seen smallest tress that way, so the path to the ocean could be easier through there. It was all a lie to cover her need to find out what was there with them, what did the swamp hide to them.

 Theo felt much better by the end of the following day and was very enthusiastic about coming out of the jungle pretty soon. Gary understood his attitude and he started to be less of a nuisance at night, even if he still refused to sleep, even a few minutes.

 Finally, one day they encountered what Jennifer had been wanting to find: it was a huge wall that penetrated into the water below them and rose several meters up. It curved and even if they were that close she knew it had to be some kind of dome. All of them touched the glass and it felt strange, not quite solid and its temperature seem to rise.

 Amanda was the first to scream. The wall augmented its temperature very fast when someone touched it. So when the woman left her hand there, she was severely burned. Theo helped her by pouring water on her hand and telling her she should scrub it all off before pustules started to emerge. The former lovers went down the vines and reached the water. It was very dangerous but they had to do it to clean the wound properly. Amanda was brave and did not scream at all.

 But that did not stop a gigantic monster to appear and try to eat her or, at least, her hand. It had lots of legs and eyes. Theo helped her going up the vines, as Jennifer prompted them to go faster and to follow them. They ran, as the creature broke several branches and slammed against the glass of the dome, which seemed not to raise its temperature when the creature touched it.

 Theo and Amanda reached their companions and stopped to take a breath but that had been a mistake. The creature managed to get close to them and expelled a disgusting tongue out of its orange mouth. The tongue trapped Gary and the others held his hands in order to fight the monster, Jennifer shooting to push it away. But the swamp won the round. Theo slipped and fell and Amanda wasn’t strong enough. Gary was pulled into the creature’s mouth and down into the water. Jennifer shot twice more but then she stopped.

 Theo pushed her and asked why she hadn’t fired faster and more times to which she answer they couldn’t waste bullets. Theo was on the verge of hitting her but then a loud sound interrupted them and their thoughts. The sound came from the dome. Suddenly, a part of the wall disappeared and they were allowed inside.

 They all walked in unsure of what that would mean for their lives. Bu they couldn’t stay in one place for too long. The swamp was a nightmare and that dome was the only thing reminiscing humanity that could be found around them.


 Maybe the dome was a trap and maybe they should have escaped faster. But, who knows, they may have survived to tell the most amazing story yet.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Pensamientos actuales

   Es extraño, pero cada vez lo echo más de menos. Cada día que pasa, siento que debería estar aquí conmigo, siento que debería estar abrazándome y besándome y diciéndome todas las tonterías típicas que dicen las parejas cuando uno de los dos no se siente muy bien que digamos. Creo que sería la única persona capaz de darse cuenta el dolor que tengo, sería el único capaz de identificarse conmigo y solo él se pondría en mis zapatos y me entendería como nadie más.

 Todo eso es raro porque no sé quién es él. No tengo ni idea como es, que piensa o donde vive. No sé siquiera si habla mi mismo idioma, si tiene mi edad o siquiera si todavía vive. Por lo que sé, podría estar muerto, podría haber vivido hace cien años o de pronto vivirá dentro de otros cien. O tal vez, y esto suena aún peor diciéndolo así, yo sea para él pero no él para mi o viceversa. Esa sí que sería una verdadera tragedia. Si las coas cosas son así, no lo quiero saber.

 He soñado con él numerosas veces. He sentido su brazos a mi alrededor, su calor corporal abrigándome y su energía reconfortándome cuando lo he necesitado. Extrañamente, nunca he visto su cara en esos sueños y, si alguna vez la vi, mi mente se encargó de borrar ese recuerdo. De pronto no es bueno para mi saber con antelación quién es él. Al parecer la sorpresa debe ser un elemento importante. Pero yo ya no estoy para sorpresas, estoy cansado de esperar.

 Porque no solo espero por él sino por un gran número de cosas. Espero por una vida tranquila, en la que se me de una opción para ser alguien. Creo que eso es lo que sucede en la vida de la gente: en algún momento les dan la opción para demuestren quienes son y de que están hechos y después la vida va desenvolviéndose según lo que cada uno haya hecho. Yo no soy de los que luchan incansablemente y nunca lo voy a ser. Simplemente no lo soy. Y sin embargo creo que merezco una oportunidad, como el resto del mundo.

 Necesito esa oportunidad para hacer una vida, para poder vivir por mí mismo, tener mi propio espacio y entonces estar más listo que nunca para lo que sea que venga que después, incluido él. Y no, no digo que mi vida gire entorno a la llegada de alguien que ni siquiera conozco. Quiero decir que él será un pedazo del todo, tiene que serlo porque creo que todos necesitamos un soporte en la vida, sea quien sea.

 Ese soporte tendría como finalidad el apoyarme ciegamente cuando lo necesite. Eso sí, tendría la decencia de decirme cuando estoy haciendo mal las cosas y como puedo mejorar y yo lo ayudaría a mejorar a él y así todo el tiempo. Seríamos antes que todo amigos y después amantes y después muchas cosas más que quisiera ser con alguien.

 Hoy, que siento dolor de cuerpo y una bola en la garganta, quisiera tenerlo en cama conmigo y poder abrazarlo. No lo besaría para no pasarle el virus que tengo en mi interior, pero sí le pediría sus brazos y sus piernas para que me calentaran el alma, más que mi cuerpo que ahora parece cambiar de temperatura cada minuto que pasa. Es insoportable.

 En ese futuro, quiero tener un trabajo en el cual concentrarme y quiero tenerlo a él para relajarme y para confiarle esas tonterías que toda la vida he querido confiarle a alguien. Nada de secretos ni nada tan importante sino aquellas anécdotas que uno recoge y que siempre quiere contar pero no hay nadie a quien decírselas. Yo se las diría a él. Y él se reiría o solamente me daría un beso después, a manera de recompensa por tener, de vez en cuando, buena memoria.

 Soy consciente que, si él llegase algún día, no tendría ni idea de que decirle. No sabría como tratarlo y no tendría ni idea de que hacer en general, simplemente hablando y casi rezando para evitar que salga corriendo. Sé que si se presentase así no más, tendría que ser yo alguien interesante, alguien por el que valga la pena quedarse y tal vez esforzarse por conocerme mejor. Y sé muy bien que no es algo muy sencillo de hacer, ni de una parte ni de la otra.

 No es por hacerme el mártir, pero la gente siempre tiene problemas conmigo y yo casi siempre con ellos. No problemas serios, sino en cuanto al entendimiento y al simple interés. La gente, casi siempre, se acerca a quien haga más ruido, a quién sea más vocal y más evidentemente la persona más interesante de un sitio. Por eso los que cantan, bailan, cuentan chistes y demás son casi siempre los más populares en cualquier sitio.

 Pues bien, ese no soy yo. No soy uno de esos que hace cuatro mil cosas en la vida y que para los quince años ya logró lo que muchos adultos no han hecho en su vida. Tienen normalmente experiencia en todo y siempre parecen estar seguros de lo que hacen y como lo hacen, a diferencia de la mayoría de seres humanos. Esos extraterrestres son lo mejor de lo mejor en la sociedad actual y, en mi concepto, son solo una fantasía pues no hay nadie que pueda soportar el peso de tantas cosas por tan tiempo.

 Yo estoy muy lejos de ese concepto. No soy ni la mitad de interesante ni la mitad de conocedor de nada. Tengo algo de conocimiento “de cóctel”, que viene bien de vez en cuando, pero eso es todo. Si sé de algo más, es de cosas que no vienen al caso en una conversación y mi ser exterior, mi físico, no invita a nadie a quedarse a tomar una copa. Por eso no estoy seguro de su llegada, si es que habrá una llegada.

 Alguien se sorprendió hace poco cuando le dije que muchos pagarían por estar conmigo una noche pero jamás estarían gratis conmigo de por vida. Pensaron que estaba siendo muy cruel conmigo mismo y que estaba exagerando de sobre manera. Les conté también cuando, hablando con un chico con el había salido a comienzos de mi época universitaria, le dije al concluir una conversación que los dos éramos las caras de una misma moneda: a mi me querían para una vez, a él para toda la vida. Y esas afirmaciones eran tan ciertas en ese momento, como lo son ahora. No tengo dudas al respecto.

 Lo sé porque lo he vivido, porque he caminado por esos senderos en los que no hay más opción sino el sexo, las demostraciones físicas de lo que podría ser afecto pero es más placer que nada más. Y a veces ni siquiera eso, a veces solo quieren sentirse importantes y eso es algo que logra darme asco. Si alguien te quiere cerca nada más para sentirse importante, con poder, para sentir que puede hacer lo que quiera, entonces esa persona es la sal de la tierra y tu un o una idiota sin remedio.

 Por eso, a veces, prefiero quedarme con mis fantasías y sueños. Porque en ellos él siempre volteará a mirarme, él siempre me tomará de la mano y me acompañará adonde sea que vaya. Al fin y al cabo son mis creaciones, son lugares que yo mismo he diseñado y que he creado en su integridad así que es obvio que se sometan a mis decisiones, a mis deseos. No podría ser de otra manera.

 Pero todo eso lo quiero yo en la realidad. Quiero esas historias en las que alguien conoce a otra persona casualmente, comiendo algo en algún sitio o en un museo o en algún sitio en el que dos personas solas tengan posibilidades de encontrarse, casi de chocar una con la otra. Ese siempre ha sido mi deseo, que esa fantasía se haga realidad porque creo que merezco que sea una realidad. Y eso puede ser que parezca muy pretencioso y ya demasiado irreal pero creo que así son las cosas.

 Porque no habría de merecérmelo después de años de no sentir nada por nadie, de imaginarme solamente que se siente estar enamorado? La verdad es que yo en el amor como tal no creo nada pero si creo que hay algo más básico y menos todopoderoso, algo más humano que se siente diferente con cada persona. Y sé que lo que quiero sentir ahora no lo he sentido nunca antes, incluso si una vez en el pasado pensé que lo había sentido. Creo que es hora de obtener ese premio.

 Pero primero necesito avanzar. Necesito que mi vida cambie de una u otra manera, de dejar de cometer errores y de dejar de complacer a los demás cuando dicen cualquier cosa. Siempre parece que me estoy disculpando por lo que pienso y cuando soy claro y no me disculpo parece que estoy siendo prepotente. Eso es porque la gente no sabe que pensar de mi, porque me creen un idiota o alguien excesivamente agresivo, pero nunca nada entre esos dos.


 Yo solo quiero estar tranquilo. Solo quiero tener alguna oportunidad. Y, honestamente, no creo que sea mucho pedir.

martes, 8 de diciembre de 2015

Today I'm sick

   Today I am sick. Today I feel awful and my environment is not helping at all. The guys I live with only know how to be gross and loud and that has always annoyed me. I mean, what has always annoyed me has been the fact that people are so oblivious of what they do and not do. People are sometimes disgusting but they don’t even realize it and me, as a person who claims to be clean and neat in general, I really don’t like it.

 Every single day those conversations in Arabic. Every fucking day. I don’t care where people are from; I couldn’t care less to be honest. But destiny had to put a person that talks in one of the most aggressive languages in the world just a window away from me. And, apparently, he speaks to every member of his family every single day of the year. That’s nice but couldn’t he do it in a lower volume and just type once in a while?

 Of course, people don’t have to live by what I feel or think but sometimes I know I’m right and I don’t need to test my theories because I simply know how to be a decent person. Other people are used to screaming, yelling whatever it is they want to communicate. I don’t. The only time I yell is when I’m desperate and I always do it with people I feel I know, not with a bunch of people I don’t really know nothing about.

 The same thing happens when I have to hear that same guy masturbate or do I don’t really know what. He’s apparently oblivious to the fact that he is really loud and that he has his window open every fucking day at every hour. The climate now is colder than some months ago. What is he thinking?

 I am sick but as in ill. My head hurts a lot, as if my brain had detached from the cranium and now it just moves around in there. My jaw also seems to pulsate with pain, my cheekbones and my throat. Passing saliva hurts a lot and I just want this to go away.

 I know this is my fault, I made it happen. I was silly enough to sleep one night with no socks or a t-shirt and that is suicide when temperatures can get very low at night. I assume all responsibility for getting this virus but I want to get rid of it too, I want to make it go away and feel good again. I hate to be sick and feel defenseless and confused.

 It hurts even more because I’m alone. There’s no one here to help, there’s no one who can even care about how I feel. I don’t have the things I need close to me because I am always distracted and never focused on what I should be focused. I miss them now, as I miss them very single day of my life. I miss my bed.

Damn it… My belly hurts now and I don’t even remember what I ate yesterday. Nothing “dangerous”, that I now off. But it hurts a lot and also does my back and my chest and, again, my throat. I think I just want to lay here in my bed for the rest of the day but I have a problem with that and it is the fact that I need to get out and by some medicine so this can go away quicker.

 Sadly, I don’t live in a normal place when pharmacies have delivery to your home or even online service. No, apparently the XXIst century hasn’t reached this so-called “first world country”. Which, in many aspects, it’s a shame.

Again, loud noises. Again, doors are being slammed and steps been walked with those shoes that looked donated from a war. Yes, I am the kind of person that just people for how they look in general. Call me an awful human being then and move along.

 It hurts too much and I have no idea why I decided to write something today. Maybe it’s guilt that I didn’t write last Sunday or maybe it’s because I feel I need to prove myself to people I don’t even know every single day of the year. But not today, not anymore.


 I don’t feel good so let’s leave it here, half the normal size. We will see each other tomorrow, I hope.