lunes, 17 de abril de 2017

Pablo, hoy

   Como muchas veces antes, soñé que mi vida era mucho más emocionante de lo que en verdad es. Tenía amigos y estaba en un lugar diferente y creo que sentía que las cosas estaban en movimiento, que todo cambiaba con frecuencia o al menos con cierta regularidad. Para pensar así a veces no necesito quedarme dormido sino que con soñar despierto es suficiente. Y no tengo que imaginar nada, solo remontarme a un pasado inmediato, cuando todo parecía estar lleno de posibilidades.

 Pero, al parecer, ellas no están ahí. Claro que me dicen que debo ser persistente y que algo saldrá eventualmente. Yo no soy tan optimista y de pronto por eso no consiga nada. ¿Pero que hago? ¿Cambio mi manera de ser para conseguir algo que francamente me aterroriza encontrar? No me enorgullece decir que nunca he trabajado en mi vida para ganarme nada. Mejor dicho, nunca me he ganado nada con el sudor de mi fuerte o el esfuerzo de mi cerebro. Nunca ha ocurrido.

 La vida en sociedad dicta que eso es lo que debo hacer ahora, debo ser productivo a la sociedad, debo servirle de algo a alguien, supuestamente más que todo a mi mismo. Pero la verdad, la clara y honesta verdad, es que yo no siento que necesite hacer nada para comprenderme mejor, Creo que el nivel de entendimiento al que he llegado conmigo mismo es más que suficiente. Y puede que eso suene a excusa barata pero, de nuevo, no puedo fingir que las cosas son diferentes a como son.

 El caso es que se supone que deba trabajar y en esa búsqueda he estado ya varios meses. Los primeros tres meses de vuelta, lo confieso, nunca busqué nada de nada. No hice ningún esfuerzo. Estaba mental y físicamente agotado. No sabría explicar muy bien las razones para esa apatía o cansancio pero así fue y decidí que hasta después de Año Nuevo, no iba a hacer nada de nada. Y así tal cual lo hice. Así que si nos atamos a los hechos, he estado buscando trabajo por casi cuatro meses.

 Y nada. Lo único que he recibido son llamadas de dos lugares, para atender teléfonos en otro idioma y hacer yo no sé que cosas. Al comienzo lo pensé, lo consideré. Pero al final de cuenta me di cuenta que no puedo hacerlo por el tiempo y dinero invertido en una educación de calidad. No puedo terminar haciendo algo por debajo de mi nivel académico y sé que eso puede sonar ofensivo, y tal vez lo sea, pero es la realidad de las cosas, y no la puedo cambiar porque así es. Estudié y estudié y eso no lo puedo tirar a la basura en dos segundos.

 El problema está en que a nadie parece importarle que yo haya estudiado tanto. En el mundo de hoy lo único que se necesita es alguien que se deje utilizar. La única manera de evitarlo es teniendo alguna palanca, alguna amistad metida en algún lado que lo pueda ayudar a uno a obtener un empleo. Ni siquiera tiene que ser una buena amistad, basta con tener que deber un favor que después se cobrará, de una manera o de otra. Pero yo no tengo esas amistades entonces ese camino no existe para mí.

 Debo tomar el camino de intentar e intentar e intentar y ver si en algún momento a alguien le importa mi existencia. Sé que suena fatalista y dramático pero así son las cosas. A la gente se le olvidan las cosas después de que suceden, por eso me miran como si fuera un perro verde, porque no recuerdan cuando ellos mismos estaban en mi lugar. Eso sí, si es que alguna vez estuvieron allí porque puede que sus vidas hayan sido tan diferente que simplemente no entienden mi situación.

 No importa que nadie entienda nada. Por lo menos a mi me da igual. Yo quisiera que solo una persona se fijara en lo que puedo hacer, que no es mucho pero es algo y ahí empezara todo para mí. Porque es bien sabido que el empleo es el que hace a la persona. Sin él, nadie es nada. ¿O porqué será que cuando hablas con alguien por primera vez, lo primero que preguntan es “Y que haces en la vida”? Yo nunca tengo respuesta y por eso no he conocido a nadie desde mi época de la universidad.

 Ese cuento de que a la gente le gustan las historias de esfuerzo y originalidad es exactamente eso, un cuento para niños que no tiene ninguna base real. A la gente lo que le encanta es alguien que tenga un empleo despampanante, así no pague ni para envenenarse. Podrías decir que eres actor o que eres ayudante en alguna compañía. Da igual porque la respuesta sería la misma: las personas quedarían encantadas porque se dan cuenta de que tienes una seguridad como la de todos.

 O casi todos. La gente pierde el interés rápido cuando no tienes para decir lo que quieren oír. No se quedan por las historias que no terminan en dinero. Puedo que eso suene duro pero casi siempre es la verdad, a menos que se trate de una amistad o un amor que se construyó por otro lado. En ese caso las cosas cambian. De resto, dinero. Suena a que culpo a mi falta de empleo de mi falta de vida sentimental y de hecho creo que tiene todo el sentido pero me importa tan poco esto último, que la verdad me tiene muy sin cuidado esa particular consecuencia.

 En este tiempo tampoco es que no haya hecho nada. Como dije antes, me he conocido más a mi mismo y no voy a decir que eso sea bueno o malo, es solo un hecho. Además he podido pasar más tiempo con mi familia y darme cuenta de lo mucho que los quiero. A veces me dan ataques de pánico porque sé que los estoy decepcionando, sé que ellos pensaron en muchas cosas para mí, sé que quieren otra vida para mí. Pero aquí estoy, un fracaso y todos los días trato de remediarlo.

 Solo me interesa que ellos estén bien y contentos. La demás gente no me interesa tanto. De nuevo, puedo parecer cruel pero la verdad no se va por las ramas y prefiero no hacerlo yo. Quisiera tener una vida de esas como las de todos para que ellos no se preocuparan por mi. Ese podría ser mi único deseo de verdad en la vida porque de resto, no me interesa tener nada material o inmaterial. La tranquilidad es lo único que busco y eso incluye el codiciado dinero.

 Porque hay que admitirlo: en este mundo, sin dinero, las personas no son nada. La gente no viene a ver espectáculos patéticos de gente que se esfuerza. Eso es para el cine, donde las cosas tienen una magia especial que interesa a las masas. Pero la realidad dicta que si no estás produciendo nada, ni para ti ni para los demás, simplemente no eres nadie. Y así es. En este momento de mi vida me he dado cuenta que yo, para la sociedad, no existo. Y no me he sorprendido con la noticia.

 Es una de esas cosas que se saben así, sintiéndolas y ya. Yo hago el esfuerzo de enviar hojas de vida todos los días. Debería intentar más con otras cosas, aumentar mi energía. Pero de nuevo, no me engaño. Jamás seré nadie más que yo y yo no soy una persona tremendamente activa y participativa y no lo voy a ser ahora porque no quiero. A estas alturas no voy a engañar a la gente y a mi mismo con una actuación que seguramente no podré mantener por el resto de mis días, y eso es lo que se me pide.

 Seguiré como estoy porque no sé que más hacer. O mejor dicho, sí sé pero no quiero pensar en esos caminos poco frecuentados porque requieren un valor que yo simplemente no tengo. Requieren de mi mucho, demasiado. Y me confunden.


 Llorar a veces, nervios siempre y dolores frecuentes. No soy una persona así que no debería sentir nada de eso. Por eso oculto lo que me ocurre por dentro para poder seguir, hacia donde sea que sea adelante. Tanteo el camino y sigo porque no tengo ninguna otra opción.

viernes, 14 de abril de 2017

The bird

   The bird was simply majestic. It had entered the canyon unexpectedly but the people that were there couldn’t take their eyes off of it. It’s wings were very large, so large in fact that the shadow that the creature casted over the terrain was huge. Some of the tourists near the river were a bit afraid of this because of the disproportionate size of the creature. Maybe it was precisely that feature that made it seem like it was flying very slow and close to the water. It was just like a dream.

 As it passed near the group of people, the bird let out a sound. It made all hairs stand on every human that heard it, as it was the most metallic sound a bird could ever do. It was as if the creature was not a biological being but that was impossible because of the eyes of the bird. No mechanical bird would look around like that. The bird continued to fly through the canyon until it reached a tight turn. Then it elevated it’s body toward the sky and soon it had disappeared completely from their sight.

 Every person there starting talking when the creature went away. It was as if the volume had been turned off for a moment and now it had made a comeback. The kids that had been playing in the water went back to it, but with much less enthusiasm than before and all the adults started mumbling and then openly talking about what they had just seen. It was obvious that gigantic birds were not really the norm in the region or out of it. They had just been in the presence of a unique event.

 The group was made of family members from all branches: grandparents, sons, daughters, uncles, aunts, nephews, nieces and so on. Every single one of them had decided to do a little picnic down in the canyon, which was located only an hour away from the town where they were all staying overnight. That town was the one where their family had begun so they were essentially coming back to their roots, teaching their children all about the region that they had known so well when younger.

 As they had been cooking meat just before the bird had made its appearance, they soon realized it had been burned by fire. So much so, that they had to throw it away and put some new pieces of meat and start all over again. As they ate, some time later that day, the obvious topic was the gigantic bird and everything about it. One of the women said that she new a biologist from the university she worked in. She would talk to him about it as soon as they went back to the city, in order to know if that creature was known to science or if it was a new discovery.

  Weeks later, when she got to talk to the biologist, she realized something that made her look and feel very dumb: no one in her family had thought of taking a picture of the creature with a cellphone or a camera and they had lots of those that day, laying around as every silly thing they did was awarded with the taking of a picture. Her friend told her that it would have been easier that way but that she could describe the creature in detail and that way they could recognized it from archival footage.

 It wasn’t a surprise when the biologist almost fainted as the woman told him everything about the bird: its size, the silvery color of its feathers, its very particular cry and all other features she could remember. At first he was scared but then he decided his friend was not telling him the truth. He tried to convince himself of that. But the woman was so adamant he knew that there was something big there. After consultation of the archive, they didn’t find any bird even remotely similar.

 The woman was about to leave when she asked the man that, if they creature was a new discovery, her family would love to see their last name being celebrated on the bird’s scientific name. For them, it would be an honor to serve as the people that discovered a brand new creature, not known to mankind before it had appeared on that canyon, the day they had decided to go for a picnic. She said goodbye and the biologist stood there in silence, thinking what to do next.

 He decided to form a group and leave for the canyon as soon as possible. Contrary to what one may think, not many people knew about that access the family had use to the inner side of the canyon. Most people stayed on the higher level, in order to look into the rock formation from above. It was a spectacular creation of nature, with the red rock perfectly worked by the river and the wind, as well as the passage of time. It was a wonderful place to find something great.

 The scientific group was made of five people. They decided to probe different areas of the canyon in order to look for new form of life. At the beginning, they thought it was going to be very easy, as the size of the bird wouldn’t make it very easy for it to hide, but they soon realized that it was going to be much more complicated than that. The first day, they didn’t see a thing. However, they did discover two new species of butterflies, as well as a new type of fungus that grew near the river. It was very exciting but not exactly what they had come for.

 The second day was the same, although they did discover a new bat and several other bugs that science didn’t know nothing about. By the third day, they decided to move along the river and see where they could end up. Supposedly, it wasn’t possible to that for the whole extension of the canyon, as the river was bigger in some parts than in others. They walked for two day in one direction but didn’t find more than some other bugs and other minor creatures.

 They turned around when a huge boulder fell down on them, almost killing one of the scientists. They decided to go up the river this time, which was apparently easier. But after three days, the new animals became scarce and it was obvious they were not going to see any huge birds soon. It started to rain soon enough and the fact that they were in a canyon became a very dangerous thing. They didn’t even stay one whole day more. The group had to exit the canyon in order not to be taken away by the engorged river.

 They camped in the upper area of the rock formation and analyzed several of the specimens that they had discovered. They could do that in an actual laboratory but the truth was they all wanted to see the gigantic bird. But how to attract it, how to make it come to them? They wanted to know, at least, more details about where they could find it. But there was nothing to tell them anything new about it. They had to be patient and realize it even may not happen for them.

 They stayed for two more days but the bird never appeared. The scientist went back to the city, as they had tons of information to process. It hadn’t been a wasted journey because of the many discoveries they had made but the crown jewel of the whole thing had not been found. Some had even decided to doubt the story and they openly said the bird was probably an illusion or something of the sort. The rest agreed, even if with all their heart they wanted the creature to be real.

 Many years later, the same family went back to the canyon. The elders had passed away and their ashes were going to be spread on the river, near the place where they had grown up. It was a very sentimental moment, everyone was in silence, mourning.


Suddenly, the bird appeared again. It looked exactly as it had look years ago. However, this time it landed near the family, bowed and then left again. Everyone had been taken aback by the bird except one of the youngest children, who did turn on her cellphone just in the right moment.

viernes, 7 de abril de 2017

Recuerdos en la tienda

   Todo estaba quedando a la perfección. La ensalada estaba terminada, el jugo de fruta natural, el jamón relleno se cocía en el horno y el pastel acababa de entrar allí también. Lo único que le faltaba era algo con que adornar ese último. Al fin y al cabo era el cumpleaños de su esposo, el primero que celebraban juntos y quería que fuera una fecha inolvidable para él. Lo mejor sería comprar algunas flores de azúcar y chispas de colores. Espero una hora a que lo que estaba en el horno estuviese terminado y entonces salió.

 Había una tienda especializada en artículos de cocina donde vendían muchas cosas con las que podría adornar el pastel. No era necesario conducir, solo tomar una bufanda para el frío, una buena chaqueta y caminar con la gente que salía del trabajo. Eso le hizo caer en cuenta que no tenía mucho tiempo que perder. Era cierto que le había dicho que no saldría de la oficina hasta muy tarde pero tampoco quería arriesgarse. Todo tenía que salir a la perfección, sin ningún problema.

 La tienda estaba a tan solo diez minutos de caminata. Por el camino, pudo ver las caras de cansancio de las personas que salían de sus lugares de trabajo. En cierto modo, agradeció no ser uno de ellos. Por mucho tiempo había intentado entrar al mundo laboral y nunca se pudo. Casarse fue la solución para dejar eso de lado, enfocarse en el hogar y en pequeñas cosas que le hacían la vida feliz y no miserable como vivir buscando empleo en periódicos y de oficina en oficina.

 La tienda estaba ubicada en un pequeño centro comercial, de esos que tienen pocos locales y son más para que las personas puedan dejar su vehículo en algún lado mientras hacen lo que necesitan hacer en los bancos de la zona o en algún sitio por el estilo. Saludó al vigilante con una sonrisa y caminó despacio hasta la entrada de la tienda. Para su sorpresa, no estaba tan vacía como siempre. De hecho, había muchos clientes para ser un día entre semana. Debía de haber una explicación.

 Buscó primero las flores de azúcar. Tenían una variedad increíble, de todos los colores y formas. Había como margaritas, como orquídeas y como girasoles. Era sorprendente el parecido a las flores reales. Incluso tenían aroma, que se podía sentir a través de las cajitas de plástico en las que venían. Se decidió por una flor grande que parecía una dalia pero de varios colores, una obra de arte hecha de azúcar. Sería perfecta para poner en la mitad del pastel. Alrededor podría hacer otra cosa. Para que las ideas fluyeran, decidió dar una vuelta por la tienda.

 En el pasillo de las chispas, vio que había de todos los colores y sabores. Eligió unas de varios colores pero algo lo hizo detenerse en seco. Era un olor fuerte pero muy particular, una fragancia de hombre que se le metió en la nariz y lo transportó instantáneamente al pasado, hacía tal vez unos cinco años, poco antes de conocer a su esposo. Ese aroma era el que emanaba alguien más, una persona que apenas había conocido pero lo había cautivado de una manera muy importante.

 Con el contenedor de chispas de colores en la mano, se dio la vuelta y miró a un lado y al otro. No había nadie pero el olor seguía en el aire. Sin poderse resistir, buscó a la persona a través del olor. En la caja registradora, donde había una fila impresionante para pagar, estaba a quien buscaba. Tuvo que medio ocultarse detrás de un estante con batidoras de última generación. No quería que lo vieran y menos cuando parecía como un perro desesperado por un olor desconocido.

Pero al verlo, al ver su rostro de nuevo, se dio cuenta que no había nada desconocido en el personaje del perfume. Recordaba su nombre a la perfección y, tenía que decirlo, su cuerpo. Vestía una gabardina gruesa y un traje oscuro que no acentuaba en nada su figura pero sabía que era él pues no había cambiado casi nada. El bigote era el mismo así como las manos grandes que en ese momento estaban sostenido dos bolsas de recipientes de papel para hacer pastelillos.

 Se habían conocido por internet y su relación había consistido en dos meses seguidos de encuentros sexuales casuales en el apartamento del hombre del perfume. Ese aroma era lo primero que había notado de él y el olor característico del hermoso apartamento que poseía, al menos en ese tiempo. Era uno de esos jóvenes de padres adinerados que lo tiene todo antes de siquiera pedirlo. Tenía un caro de último modelo, el apartamento mencionado exquisitamente adornado y mucho más.

 Mirándolo así, pudo ver que tenía puesto el mismo reloj que él recordaba. Era de oro, brillante como él solo. Recordaba haberle preguntado donde lo había comprado y el otro le había dicho que en una tienda muy cara de un país europeo. Eso era algo que jamás había comprendido porque él sabía bien que ese reloj era de oro falso y que se podía comprar en cualquier tienda de una de esas multinacionales de ropa que hay en todos lados. No había porqué mentir y sin embargo lo hizo solo con ese detalle. Era algo que no tenía ningún sentido pero así había sido.

 El hombre entonces lo miró a los ojos y fue como si quedaran enganchados el uno del otro. Él quiso moverse, fingir que no había estado mirando como un pervertido o un loco pero no pudo mover ni un solo pie. No se saludaron pero era obvio que se habían reconocido. La fila avanzó y el hombre pagó sus cosas y se fue, sin más. Era lo mejor. Minutos después él también pagó sus chispas y la flor de azúcar y emprendió a paso firme el camino a casa, pues había perdido tiempo valioso.

 Perdería algo más de tiempo pues no muy lejos de la tienda estaba el hombre, como esperando. Al verlo, caminó hacia él, fingiendo tranquilidad y lo saludó con una débil sonrisa. El otro hizo lo mismo. No pronunciaron ni una sola palabra, solo caminaron juntos un poco, sin saber si iban al mismo sector o que era lo que hacían. Pero la tensión era demasiado grande para preguntar nada como eso. Esperaban que el otro rompiera el hielo de un momento a otro, y eso fue lo que pasó.

 Él le comentó que iba a casa, que no quedaba muy lejos. Tenía que estar allí y no podía demorarse. No sabía porqué había dicho aquello pero sentía que la honestidad era lo mejor en ese extraño momento. El otro asintió y entonces le dijo que lo había buscado por mucho tiempo pero que jamás había aparecido. Eso tenía sentido puesto que un mes después de que se dejaran de ver, él se fue a estudiar a otro país donde conoció a su esposo. No había manera de que lo encontrase de esa manera.

 El hombre prosiguió. Le dijo que después la última vez, se había dado cuenta de que se había enamorado de él sin remedio. No quería darse cuenta de que era lo que había sucedido pero así era. Cuando no lo encontró, sufrió mucho y supo que había perdido una de esas oportunidades que no se repiten nunca más en la vida. Él le agradeció sus palabras y le dijo que, tal vez, ellos no pertenecían al uno al otro y por eso el destino lo había arreglado todo para que las cosas fueran como habían sido.

 El hombre asintió. Tenía los ojos algo húmedos. Él los miro directamente y de nuevo lo inundó una ola de recuerdos que eran de todo tipo pero que ni siquiera sabía que tenía guardados en la mente. Le agradeció su compañía y se despidió, de la manera más cordial que pudo.


 Al regresar a casa, quitándose la bufanda, pensó en su vida y lo diferente que podía haber sido. Pero no duró mucho en ello porque concluyó que era una tontería. Nadie sabe lo que va a pasar, si las cosas podrían ser mejor o peor por una sola elección. El timbre sonó cuando su determinación concluía el asunto.

miércoles, 5 de abril de 2017

Experiment

   Suddenly, it was as if all the oxygen in the room had been extracted. David started coughing and then his knees made his body collapsed to the floor, unable to hold him any longer. He felt as if his weight was three times as much. The room around him, well lit only seconds before, suddenly became a dark place, more like a cave than a normal hotel bedroom. He tried to inhale through the nose but it didn’t work. He opened his mouth wide but that didn’t do anything either.

 If that was possible, his brain was hurting. It was as if someone was burning it inside of his skull. The coughing continued, with his hands against the floor, trying to breather once again. But nothing happened. That was what people in space must feel like when they have a bad space suit or when the ship is not working properly. His head started spinning and, in a matter of a few more seconds, David fell completely to one side, closing his eyes, stopping his attempts to breath.

 Hours later, he woke up. He wasn’t dead, which was good. He had a mask over his face, apparently supplying him all the oxygen he needed. His head was still spinning, but David tried to make sense of where he was. He looked to the right and saw nothing more than a table full of operating tools. The wall was made of metal and there didn’t seem to be any windows in the room. To the left, there was a door, also made of metal, in the middle of the wall. There was some sort of sound coming from the other side.

 In the right moment, David closed his eyes and tried to breath normally. The sounds he had heard were voices and they were apparently discussing him. As they entered the room, they commented on the health of the subject, that probably meaning him. For their tones, he could infer one of them was a woman and the other a man. They walked around him, probably staring at his body, sometimes saying something interesting and some other times just walking.

 One of them touched David in the head and it had required a lot from him in order not to scream. He didn’t really know why, but the touch of that person had triggered a horrible headache. It was as if he or she had fire on the tip of the chosen finger. They left after doing that, probably expecting to have an instant reaction and instead not getting anything. But as soon as they left, David opened his eyes, touched his head and realized it was still burning. Or at least that’s how it felt, as if he had been marked like cattle by however those people were.

 The point was, he didn’t want to know what else they had prepared for him. He stood up, got down the table he had been laid on and walked to the door. No sounds were coming from the other side so he opened it and ran out. There was a very long corridor but he just chose a direction in the moment and started running. Soon, he had to stop. All of a sudden, he felt very tired and the headache threatened to make a comeback, which wouldn’t help him at all right then.

 He was then more careful, walking along the hallway until he saw another door, which he opened. It was a closet. He was a about to close it when he realized there were several robes there, the kind doctors use. He hadn’t seen the people that had entered the room he was in, but they possibly had those robes on. So he entered the closet and put one over his body. He then realized that he wasn’t wearing his shirt, only his pants and shoes. It was very strange but he didn’t have an answer for that.

 David came out of the closet and started walking again, this time with a faster pace but without really running. He finally found a crossroads and it was there, from the distance, where he saw other people in robes, checking on some papers. The hallway they were standing on was much shorter, as on the other side there was a massive room, very white and bright. He would have wanted to know what that was all about but the real goal was to get out of there fast, before they noticed he had escaped.

 He checked at least five more doors along the way, finding only rooms just like the one he had been in and more closets. Finally, he ended up in a tiny open space, that had a very different door, this one made of glass, with one of those machines on the side were you put a card for the door to open. Obviously he had no card and he had no idea how to make the door open. His breathing started accelerating and, even as he tried to calm down, it didn’t work at all. It was as if something was inside of him.


 Suddenly, several men and women with robes surrounded David, as he collapsed on the floor completely. The headache was getting stronger. But instead of helping him to a bed or something, the people were just watching and using instruments to measure something over his body. They waved those things over him but then someone else appeared. Someone who’s voiced he recognized. But he couldn’t raise his head to look at the person, as the pain had grown too strong. David finally collapsed and the last thing he heard were the words “It was a success”.