viernes, 26 de junio de 2015

Que ruede la pelota

   Cada vez que Héctor salía a la calle, por lo menos diez personas le pedían el autógrafo, otras más le pedían una foto y algunas incluso le proponían mucho más que eso. Eso era porque el joven de 25 años era ahora una estrella mundial del fútbol. Hasta hace poco vivía en una pequeña casa llena de humedad en un barro humilde en un país que a nadie le importa. Pero desde que tenía cinco años su padre lo llevaba al parque a jugar fútbol y lo fue metiendo en equipos de ligas menores. Así fue escalando, yendo de un equipo a otro, hasta que logró entrar en uno de los más importantes equipos de su país. Solo estuvo allí una temporada antes de que lo descubriera un europeo y lo comprara para su equipo. Ahora era uno de los jugadores más reconocidos y queridos en todo el planeta y él, obviamente, amaba la atención.

 Las chicas más guapas se le acercaban en todas partes, tenía miles o tal vez millones de admiradores y empezaba a ganar millones de dólares nada más por poner su cara en algún producto. Desde bebidas gaseosas hasta vasos plásticos, la cara de Héctor ahora se asomaba por todas partes y eso lo hacía una de las personalidades más reconocidas del momento. Lo invitaban a premios deportivos a diestra y siniestra, le llovían contratos para promocionar más productos y estaba a la puerta de ganar más dinero de sus negocios que del fútbol. En solo un par de años se había convertido en millonario. Pasó de vivir en una casa apretada a un apartamento con tanto espacio que muchas veces descubría lugares nuevos en los cuales relajarse.

 Eso sí, no había hecho lo mismo que los demás futbolistas. La mayoría se habían casado jóvenes y ya tenían hijos pero él no quería nada de eso. No solo porque no había conocido a ninguna mujer que le llamase la atención sino porque no quería sentirse amarrado a nada. Hasta hace poco había empezado a ayudar a sus padres y a su hermanos como para tener dos personas más que cuidar. No, su prioridad era establecerse y que su imagen perdurara el mayor tiempo posible. Para eso entrenaba incansablemente y cuando no, estaba en algún evento social y en una sesión de fotos para alguna marca importante. El tiempo era dinero y el dinero algo que antes no había tenido.

 Sería mentira no decir que, con frecuencia, se daba sus gustos. Y por qué no? Al fin y al cabo se gana el dinero de manera decente y tenía el derecho de gastarlo como mejor le pareciera. Así que cuando podía se compraba uno de esos trajes caros o zapatillas de fútbol de las mejores o algún articulo electrónico que estuviera de moda. Él no tenía ni idea de lo que estaba de moda y de lo que no. Tampoco tenía el mínimo gusto en cuanto a la ropa pero siempre había confiado en el criterio de su hermana que había decidido irse a vivir con él a Europa para colaborarle en las cosas del hogar y demás. Él no se lo había pedido pero se alegraba de que estuviese con él.

 En su tercera temporada con el equipo tuvieron un día un partido amistoso en uno de eso países fríos, por lo que tuvo que abrigarse bien porque no era un clima al que estuviese acostumbrado. La verdad era que el invierno le daba muy duro y no entendía como alguna gente lo disfruta. Para Héctor puso su mejor cara y, en efecto, lo eligieron para jugar todo el partido. Esto era en parte por su agilidad y rapidez, pero también porque era una imagen que había que utilizar para generarle más dinero al equipo. Él sabía eso y le gustaba hacer su parte para que todos estuvieran mejor. Pero no contaba con que, durante el partido, uno de los miembros del equipo contrario calculara mal un tiro y le pateara la pierna con fuerza. Todos sabían que no había habido mala intención pero el daño estaba hecho.

 A toda velocidad, Héctor fue llevado al mejor hospital de la fría ciudad. Lo estabilizaron y le hicieron la mayor cantidad posible de exámenes. Mientras tanto, en el exterior del hospital, se fueron acumulando reporteros y periodistas de todas partes, ávidos de noticias de uno de los futbolistas más reconocidos en el mundo. Al día siguiente del incidente, el doctor les anunció a los periodistas que el jugador debía quedarse más tiempo en el hospital para poder curarse por completo. No era prudente trasladarlo ni hacerlo mover de ninguna manera, ya que eso podría comprometer gravemente su pierna. Los periodistas se fueron pero regresarían en la mañana.

 Héctor, por su parte, recibió un reporte médico algo diferente. Si bien era cierto que debía quedarse quieto para curarse totalmente, los doctores habían omitido hacer público el hecho de que sí la pierna no se curaba correctamente, Héctor podría tener problemas graves para caminar. El golpe había sido en una zona bastante sensible de la pierna y era bien sabido que las piernas de los futbolistas son por alguna razón más sensibles a ese tipo de golpes. El doctor le advirtió que no intentara hacer nada para mejorar más pronto y que perderse los dos próximos partidos no era nada con lo que podría perder si incumplía las órdenes medicas. Así que el joven no tuvo más remedio sino que hacer caso.

 Se quedó casi todo un mes en ese frío país para curarse de su pierna mala. Esto incluía un proceso de rehabilitación, que según decían era mejor allí que en cualquier otra parte. Él de eso no sabía nada pero no quería contradecir a los doctores ni a su director técnico ni a nadie. Para él lo más importante era seguir siendo quién era y para ello debía seguir en óptimas condiciones físicas. Pero algo que le preocupaba era ver cada vez menos fanáticos y periodistas en el exterior del hospital. Cada día parecían desaparecer un par hasta el día que regresó a su país de concentración, su hogar desde hace años.

  Allí se dio cuenta de que algo era diferente. No lo notó mucho al comienzo porque todavía tenía algo de terapia que cumplir, pero cuando ya estuvo mejor, se dio cuenta que en los entrenamientos el técnico ya no le ponía tanta atención a él sino a otros que antes no miraba. Lo mismo pasaba en la calle, donde cada vez menos gente lo paraba para pedirle su autógrafo. Las entrevistas también eran cada vez menos y ni que decir de los contratos. Sus cuentas bancarias estaban cada vez más vacías y su recuperación era una de las culpables. También se podría decir que su familia tenía algo de culpa, porque el mes que había estado ausente ellos habían gastado algo más de dinero para estar más cerca de él. Tenía que apretarse el cinturón y ver que se podía hacer al respecto.

 Activamente buscó contratos nuevos y entrevistas con quien fuera, fotos hasta desnudo en revistas de moda, pero casi nadie estaba interesado. Fue en esa búsqueda de trabajo en la que se dio cuenta de que en su mes de ausencia había habido dos eventos que lo habían cambiado todo en el fútbol, como era frecuente. Otro niño más, uno más para la historia, había sido descubierto en Brasil. Tenía so 18 años y ya había sido fichado para un equipo importante de Europa. Su próxima partido fue contra ese equipo y pronto se dio cuenta de que estaba acabado. El chico era como una flecha pero con capacidad de frenar y acelerar a voluntad. Héctor quedó casi en ridículo en ese partido, incapaz de volver a su antigua gracia.

 Lo otro que había ocurrido también era un descubrimiento pero uno un poco diferente. Era un nuevo jugador japonés que muchos llamaban el nuevo Beckham. Pero esto no era tanto por su don en el juego sino por su apariencia física. Era un joven muy guapo y ya era e preferido por las chicas y por todas las compañías existentes. Era por él que Héctor no había podido conseguir nada que valiera la pena. Ese jugador lo era todo por su apariencia y eso era algo que cualquier dueño de un equipo sabía que era dinero y en grandes cantidades. Como el brasileño, el japonés pronto encontró un equipo y una cantidad de fanáticos francamente impresionante.

 Héctor, de repente, ya no era una de esas luces en el firmamento sino solo uno más de los jugadores. Y solo tenía 25 años. Como pudo, tuvo que repensar su manera de hacer negocios y siguió entrenando para ser el mejor, creyendo que al serlo lo volverían a apreciar como antes. Pero eso jamás ocurriría. Su pierna, a pesar de todo, no se había recuperado tan bien como el creía y, poco a poco, su prestigio decayó hasta que fue vendido a un equipo menor del continente europeo. Pasados los 30 años, Héctor tomó dos decisiones trascendentales: la primera era renunciar al fútbol como profesión y la segunda, tal vez la más difícil de las dos, era volver a su país. No era que tuviera una opción.


 Con el tiempo se casó, tuvo hijos y se divorció. Tuvo un negocio de restaurantes que quebró y participó en programas de televisión para poder solventar una vida a la que se había acostumbrado pero que ya no podía pagar. En ese tiempo también empezó a beber más y con el tiempo se sumió en el alcohol y en la depresión de saber que había hecho todo de la mejor manera posible pero que, incluso así, las cosas no habían salido a su favor. A sus cuarenta años, la vida era una mierda para él. Pero al menos no tendría que preocuparse por qué hacer a sus cincuenta.

jueves, 25 de junio de 2015

Crazy shit

   Everything had been put into place, every single document had been acquired, and every single detail had been on point. Nevertheless, the consulate had decided not to give Richard the visa to go and work in Canada. He never heard a reason why he had been denied the visa, only that he could challenge the decision with the Canadian justice system but that could take, at least, three months, time that he didn’t have. When he notified the company that had offered him the job, which was the reason for his trip, they didn’t really say anything. Days later, they said they couldn’t guarantee the job to be there in three months so they “advised” not to go ahead with the challenging of the consulate’s decision. They backed up from their proposal, after so much praise and kindness, and eventually choose someone less of a problem.

 For Richard, that was it. He hadn’t had a job in his life. This was going to be his first shot at anything and in a foreign country! But for some reason, it didn’t happen. At first he was just shocked and disappointed, mainly because he had spent so much time and money in order to get the damn visa. But the days passed, and he started to feel worse. He lost his appetite and wouldn’t come out of his room, not for dinner, not for showering, not for anything. Slowly, Richard had descended to a depressive spiral of which he did not know and didn’t even want to get out. He kept thinking about the reasons why this hadn’t worked and blaming himself was the only way to make it all have any sense.

 Days passed until one-day Richard’s father had to topple the door, only to find him lying in the ground, barely breathing. He had cut himself several times on his arm and was bleeding profusely. They called the paramedics and the staff at the hospital was able to stabilize him, not before he had lost even more blood. He was week for several days in which many of his relatives, the kind that are never there but come flying back just to see what has happened, visited him as he was still in an induced sleep. When he finally woke up, he became violent, demanding to take everyone out in the act or he would repeat what he had done before.

 His parents only cried and cried and did not much else. As he had woken up already, he was given painkillers and some others medications to keep him calm but they did not seem to work a lot. He would refuse any food or anyone coming in being falsely nice. He didn’t really want to live anymore and he didn’t want people to be fake near him, it bothered Richard a lot when all they had were kind words that they didn’t mean or lies to calm him down. He stayed in the hospital for several weeks until it was decided he would be better off in a psychiatric facility, where they could try to cope with his behavior. Their parents cried again and did nothing else and he wasn’t surprised.

 The day he got transferred to the sanatorium, they didn’t even try to say goodbye or to be there. They just disappeared leaving only nurses and unknown people behind. Maybe it was for the best because any familiar face made Richard unstable and prone to violence. His cell, or room as they liked to call it, in the sanatorium was small and with just a tiny window to look towards the garden. The view was nice because there were lots of flowers and birds would come in the morning. At least that had improved from the hospital, were his window faced a wall. Even his room at home face a fucking wall, so it was difficult not to like this room better, even if it meant taking lots of drugs and just looking out the window a couple of hours a day.

 It was only after a week that he realized that, since he had been taken to the hospital, he had never spoken to any friend or anything like it. Which goes to show you how people are. Some run to see the train wreck happen and others just avoid it completely, even denying the whole thing. Anyway, it was best that way. He made a couple of friends in the sanatorium: a kid who had tried to jump off a bridge because his mom had punished him for being gay (he showed Richard his scarred back one day) and a girl who suffered of some weight related problem. She was very skinny and would always look like a ghost gliding all over the ward. There were a lot of other people in his area but they were all pretty harmless. But sometimes they could hear people from the other ward, the most dangerous one, yell or howl or do some kind of noise that would make everyone nervous.

 People there, on the other side, were really crazy. Richard thought he was crazy but he had realized those other patients were just above that. They were people who had killed others or who were just absent from reality. It was a pity though because no one really deserved to be there permanently. Although Richard had settled fast and liked to be around his new friends, he knew that living there permanently would not be as fun or enjoyable. During lunchtime, every single person would have a story about one of the patients of the neighboring ward. It was kind of a tradition to sit down and just tell stories about those others that were there with them. It was easier than talking about personal issues.

 Some said there was this lady who had killed all of her children (the number varied depending on who told the story). They talked also about a guy who used to be a butcher and had gutted a client because he had paid only in coins. There was the serial killer of pregnant women and the men that had just gone insane in an elevator, killing at least ten people with just a pen. The stories were gruesome and more often than not the guards would come and break the meetings off in order no to let the patients get too excited over a bloody story. But the gathering was a tradition and they only interrupted when too many were involved.

 Besides that, Richard got to have sex with the gay kid, who also happened to be obsessed with sex. Richard didn’t identify himself as gay but it had been so long since he had done anything with anyone that he didn’t really care. Apparently others did care because he was sent to the infirmary to get tested for HIV. Luckily, the gay guy wasn’t positive so nothing happened, but Richard refused to have sex with him again. Although for him oral sex wasn’t real sex but whatever. The guards, again, didn’t really seem to mind if patients visited other patients in their rooms. They only intervened if violence was imminent, whether it was against themselves, others patients or even the security staff.

 The funniest thing was when this rather big girl decided to jump on one of the guards because she had heard him called her “fat”. Everyone laughed and cheered on for the girl but the result was that games and entertainment were cancelled that night after dinner, so everyone had to be behind bars in their bunks, looking at the moon like Richard or howling at it like the prisoners in the other ward. When something like that happened. Richard felt strangely alive. Somehow, those crazy fuckers made him feel alive, more than anything or anyone had made him feel before. Yes, they were insane and dangerous but he felt close to them and he could have conversations with them, even with the gay guy when they were not… You know. It was great to feel like he belonged somewhere, even if it was in such a place.

 Then, after some months, his family came for him and it was the worst day in a long time. It was crazy to think he wanted to stay there but he felt he couldn’t be himself again if he just left them all there. He decided to get the email addresses of every single one of them and he gave them his so they could chat anytime and just be there for one another. It was a sentimental moment, a real one, and then he left. As the car left the premises, he realized that his life wasn’t over at 27. He had no idea of what to do with his life, that was certain. And he now had something to explain in every single job interview or even in dates.

 But he thought of it as something fun. Maybe he would end up being a failed human being. But he wouldn’t be the first or the last. The honest thought he had as he entered his room was that he didn’t want any of the shit that people had always wanted for him. He didn’t want the usual silly love or shitloads of money or paying job or any of that bullshit. He just wanted to feel needed, to feel that someone cared and to experience life as everyone should. He wanted to feel the world around him and just live to experience it all and not to submit himself to slave labor.


 So he just started writing. He wrote everything that had happened to him in recent times. Every single story, every single kinky moment in the sanatorium’s bathroom, every crazy thought, every suicidal decision. He wanted to sum it all up and just do something with it someday. But that day hasn’t come yet. Someday, though.

miércoles, 24 de junio de 2015

Me duele la espalda...

   Cuando todo terminó, lo primero en que pensé es que me dolía mucho la espalda. Era un pensamiento francamente ridículo después de haber tomado la decisión consciente de reunirme con alguien para tener relaciones sexuales. No, no era alguien desconocido pero tampoco era alguien que conociera como la palma de mi mano. Ya nos habíamos visto y hablado bastante por el computador pero conocerlo era tal vez mucho decir. Pero cuando me dijo que quería verme, por alguna razón, no pude decir que no. Me daba miedo decir que sí a cualquiera que me propusiera algo semejante pero al saber como era y que hacía y demás, creo que sentí algo de seguridad al respecto y por eso dije que sí sin dudarlo. Y la verdad es que no creo haberme equivocado.

 El sexo fue estupendo. Casi podría decir que fue de las mejores experiencias que he tenido, excepto por el dolor de espalda que se lo atribuía a mi falta de compromiso con hacer ejercicio al menos una vez por semana. La verdad eso ya lo había intentado antes pero lo había dejado por cuestiones de autoestima. Suena raro pero hacer ejercicio me hace sentir mal conmigo mismo, me hace sentir que estoy tratando de hacer lo que los demás hacen para ser otros y eso no se siente bien. Por eso corté de raíz con el ejercicio, al menos con el que es confinado en un espacio. Lo que hago ahora es caminar mucho pero supongo que eso no fortalece la espalda o las piernas. En todo caso la pasé muy bien y se lo hice saber. Creo que eso es algo importante.

 Una semana después, todavía sigue pareciendo algo extraño, incluso para mí. Hace un tiempo solía salir bastante con gente desconocida. No sé como eso hable eso de mi pero creo que ya es muy tarde para ponerme a pensar en lo que los demás opinen de lo que hago. Lo hacía para sentir algo, creo yo, para sentir que yo valía la pena o algo por el estilo. Pero después me di cuenta que esa atención no era la que yo quería entonces dejé de hacerlo. Porque lo que más me gustaba de esa compañía, mejor dicho de tener sexo casual, era que compartía con diferentes tipos de persona y creo que ahora sé que tipo de persona me gusta y cual no.

 Hay de todo en este mundo. Todavía me sorprendo al oír que hay gente que no le gusta recibir besos cuando está en ese plan o que va directo a una cosa y se salta todas las demás que ahora me parecen indispensables. Supongo que un sicólogo sabrá decir que esas decisiones y distinciones quieren decir algo sobre la personalidad de esa persona pero yo prefiero no rebuscar algo. Si así les gusta pues es problema de ellos y quien soy yo para meterme en los asunto de los demás? Si a mi me gustan ciertas cosas, es apenas justo que a los demás les gusten otras y las busquen activamente. Yo al sexo, en general, lo dejé de buscar activamente hace mucho rato y creo que esa podría ser una razón para mi repentino “sí” ese día.

 La verdad es que creo que la mayoría de la gente cuando propone cosas así, lo hacen porque tienen un llamado puramente físico que les dice que deben acostarse con tal persona o tal otra, porque tienen un cuerpo atractivo o cierta parte de su físico les llama la atención. Esto es todavía más cierto cuando se trata de relaciones entre dos hombres. Como siempre les digo a mis amigas mujeres, siempre seré el primero que diga que los hombres somos básicamente animales, buscando saciar algún tipo de sed. Algunos buscan puro alivio sexual pero hay quienes también buscan ser reconocidos y que les digan lo mucho que valen la pena y otros solo quieren control, poder o simplemente ser reconocidos como mejores que otros. Todo es una competencia.

Tal vez entre mujeres sea igual. No lo sé a ciencia cierta. Pero aquello de la virilidad le da a la batalla entre hombres un ingrediente más salvaje. Es por eso, volviendo al relato, que los hombres que buscan sexo van directo a lo que les gusta y no son muy creativos con los piropos o con lo que dicen. Es bien sabido que el arte de las palabras es uno que muy pocos saben manejar a la perfección, lo que es una lástima porque es uno de los grandes poderes que tiene el ser humano para convencer de cualquier cosa. Saber decir las cosas, cuando decirlas y las razones para hacerlo es algo que no todos saben hacer y que muchos prefieren no hacer porque resulta mucho trabajo pero definitivamente es una ayuda increíble si uno se toma su tiempo.

 De pronto por eso lo sentí todo mejor de lo normal. Es decir, toda la sesión, como se le podría llamar, fue excelente. Hubo algo de música, alcohol y muchos besos y caricias. Nadie fue directo a nada y eso es mucho más emocionante que cuando ocurre exactamente lo que uno pensaba que iba a ocurrir. Las cosas siempre son más emocionantes cuando ocurren sin previo aviso, como una sorpresa que se va creando poco a poco y que finalmente revela su verdadera forma. No todo el mundo puede hacer eso pero creo que sería excelente que la gente aprendiera a ser más inventiva, no solo en el sexo sino en todo sentido, para hacer del mundo algo más emocionante de lo que es.

 Eso sí, está claro que no todo el mundo busca lo mismo. Por ejemplo, a no todos los hombres les gusta la idea de ir despacio, de ir haciendo un recorrido que termina en la anhelada meta. La mayoría no están dispuestos a tomarse la molestia de esperar y ver que pasa. A muchos, por raro que me parezca a mi, no les gusta tratar de encantar ni de convencer ni nada por el estilo. Quieren ir de una vez a la meta y quedarse allí el mayor tiempo posible, cosa que es casi imposible sabiendo como funciona el cuerpo del hombre, así cada uno sea ligeramente diferente. Los que van directo a la meta, a mi parecer, se pierden la diversión y la energía del recorrido.

 Y eso funciona en todos los niveles, no solo en el sexo. En el aprendizaje de algo nuevo, sea lo que sea, tiene que haber un recorrido que nos vaya mostrando lo que se debe hacer y lo que no y las diferentes maneras de hacer lo que se puede hacer. También vemos lo bueno y lo malo y así podemos reunirnos con nosotros mismos y decidir que es lo que queremos hacer y como queremos hacerlo. Por ejemplo, habiendo aprendido todo, es como los cocineros y pasteleros pueden ir haciendo creaciones nuevas. Si no aprendieran el paso a paso de las recetas, sería muy difícil para ellos modificarlas y hacer creaciones completamente nuevas. Ir directo a la meta no es una opción para ellos y jamás debería ser una opción para nadie.

 Otro problema que tengo, además del dolor de espalda que sigue persistiendo a pesar del tiempo que ha pasado, es que suelo analizar todo de nuevo como si estuviera viendo una cinta de seguridad. Por ejemplo, si me dijo que a él le gustó, me pongo a pensar si lo que dice es cierto o si solo lo dice por ser amable. Me pregunto cual es su idea de pasarlo bien y cual es mi idea de pasarlo bien. Es entonces cuando me complica por todo y me doy cuenta que tal vez necesite o una relación estable o más experiencias como esa. Cualquiera de las dos creo que sería una aventura bastante buena para mí, dado que no soy una persona que se lance mucho al agua y a vivir cosas nuevas. Lo he hecho pero no es algo frecuente y tal vez eso sea lo que necesito. Cambiar la perspectiva con la que veo las cosas.

 Claro, eso parece ser cuestión de solo tomar una decisión y lanzarse al agua pero no resulta tan difícil cuando conlleva un montón de otras decisiones y también de condiciones que no cumplo en el momento. Por ejemplo, si quisiera tener una relación estable primero tendría que encontrar al susodicho y eso no es tan fácil como decirlo. Porque tampoco se trata de tener algo con el primero que se me pare enfrente sino encontrar a alguien con el que tenga las suficientes compatibilidades como para intentar algo. Y ya me ha pasado que al estar yo listo, la otra persona dice que no lo está. Sea verdad o no, eso daña mis planes. Y eso sin contar mis problemas conmigo mismo...

 Y claro que tengo que pensar solo en mi mismo! La mitad de la vida me la paso pensando en lo que opinarán los demás así que no viene mal pensar en lo que yo necesito como para variar. Mi otra opción parece más sencilla pero esa requiere tiempo y energía casi constante y eso es algo que no sé si tengo, sobre todo cayendo en cuenta que no todos los días soy alguien con el que la gente quisiera estar. A veces puedo ser extremadamente odioso y uso las palabras como navajas, para herir sin discriminación. Claro que hay gente que ni lo capta entonces no sé dan cuenta o hay otros que son muy sensibles y eso no me gusta. De pronto estoy siendo muy exigente pero creo que eso no importa con tal de que uno sepa que quiere. Ya ven lo complicado que puedo ser?


 Creo que lo mejor es ir a bañarme con agua caliente y ver si la espalda deja de dolerme de esta manera. Pareciera como si hubiese estado en un torneo de gimnasia cuando no fue nada por ese estilo. Puede que lo piense mucho y lo siga analizando por varios días, pero la verdad es que esa ha sido una de las mejores noches en tiempos recientes y es probable que haya sido justo lo que necesitaba mientras trato de poner orden en mi cabeza.

martes, 23 de junio de 2015

A princess in the woods

   Inside the coach, the princess stood still, trying not to move a lot while being transported from her kingdom to the one she had been promised to. A marriage of convenience had been settled and her parents were thrilled to know that the prince that had requested her as queen was a very wealthy and powerful person. His kingdom had recently won new territories over a weaker enemy and because of that he had many presents waiting for the princess. But first she had to end her five-day journey over mountains and forests. The road that connected both kingdoms was rarely used and no coach was prepared for such a bumpy ride. Neither was the princess or her escorts.

 Inside the coach there was only one more person: her handmaiden. It was the only person there who could interact with both the princess and the men that were in charge of her safety. The young woman was not allowed to show her face for any reason while traveling to meet her future husband as it was deemed bad luck for any other man to see her before the wedding. So when they stopped for her to go and relieve herself, she was accompanied by her handmaiden and would wear a thick veil in front of her face. She looked strange but those were the customs people respected and it was better to respect them because no one ever knows who takes them very seriously and decides to punish those who don’t respect tradition. The kingdom that they were heading to was a very traditional place and known also for its violent ways.

 There were two guards always riding by the sides of the coach, the driver was also trained as a swordsman and the only footman was also very handy with the sword. When stopping at night to eat and rest, they would always form a small circle around a fire and would talk about women, battles and their work for the kingdom. They also discussed food and their own strength. And every single night, the princess would hear their discussion from the coach. She had to pretend she was fast asleep but the truth was she was fascinated by what men talked about. It seemed that, whatever it was that they talked about, it was real and natural and they weren’t tied down because of tradition or anything like that.

 In the mornings, the handmaiden would bring her breakfast. Every meal had to be consumed inside the coach and they could only stop the transport if she couldn’t relieve herself easily inside the coach. Her handmaiden threw piss out of the window but that couldn’t be done with the rest. For the men, it was funny when they had to stop for the other reason, as with all the rules the princess always seemed like a creature of myth but then they realized she was as human as the rest of them and that amused them but they only talked about it at night, when the women were asleep or at least that’s what they thought.

 Midway to the king’s castle, they realized they had to go slower. The road was full of rocks and very narrow in some points, especially as they got closer to the ocean. So the following days went very slow. The princess was bored out of her mind and the men were thinking about the moment they had accepted to be the escort of the princess. Of course, it was an honor, but the regions they were crossing were far from nice and safe. Many merchants said that the route was extremely dangerous for anyone who transported goods around and that’s what they were doing. Transport someone that was now owned by a powerful king. It was awful to put it like that but that’s how thing’s were: wives were not a companion but an asset of the man.

 One morning, what they feared happened. The pointy rocks managed to break one of the wheels and the two women were asked to descend in order to fix the problem. The handmaiden took the princess by the hand and they sat down on a rock, facing the opposite side of where the men were working. They had a spare wheel so they put themselves to work but then they heard something strange. Or better, they didn’t hear anything. There was not a single sound in the whole forest. Only the ocean on the distance could be heard. They decided to accelerate their work and try to leave the place immediately but that wouldn’t be possible. Very slowly, a group of men emerged from the trees and bushes.

They all had paint on their face and most were pointing an arrow to each one of the travellers.  One of the strangers walked up to the women and tried to get them to walk towards the coach. But the handmaiden started speaking fast, explaining whom she was with and what the traditions were for. The stranger kept moving his hand, trying for them to move but it wouldn’t work. Then, he got close to the handmaiden and she just launched herself onto him, fighting and trying for them not to touch the princess. But then the sound of an arrow put an end to it. It had pierced the head of the handmaiden, who was left on the ground before they grabbed the princess and threw her towards the men.

 The strangers surrounded them but lowered their weapons. They only looked at the people that they were preying on and were apparently trying to decide what to do. They spoke in a strange language and pointed to the princess often. Then, one of them got near the woman but the footman cut his walk. He tried to explain who she was but they pushed him aside and grabbed the girl. They pulled off the veil and revealed her face. One of the strangers, apparently the leader, seemed pleased with himself and grabbed the girl, pulling her towards the forest. She tried to resist without screaming but there was nothing to do. The man was string and pulled her to a place no one could see them.

  There, she knew that she was going to die or worse. She tried to prepare herself in order to fight as well as she could but there was no need because the man that had pulled her to that area of the forest just stood up there, looking at her. She did the same but didn’t know whether he was getting ready to do something or if he was just looking at her. Time seemed to have stopped and she was tired of waiting. If she was going to die, she wanted it to happen fast and soon. But the man just looked and her and finally pulled a bottle from a bag in his waist. He put some water on his hands and started washing his face thoroughly. She didn’t understand what he was doing but then she realized the paint was falling from his face and that, when he finished, he looked like a different person. To be honest, he looked like a person she knew well.

 The man just looked at her and then she asked: “Thomas”? Thomas had been one of her best friends when she was little, they had been best friends until she became a princess and a woman and he just disappeared. He walked up to her and told her that it was pleasure to see her again, more beautiful than ever. Her cheeks turned red and he just got closer and hugged her. She felt nervous at first but then she remembered and everything was ok. It was the person she remembered, the first man that she had loved. She held him strong for a few minutes until she decided to ask him what he was doing in that forest.

 Apparently, she had stopped seeing him around because he had been expelled from the kingdom, as well as his family. The princess wanted to be protected and they wanted a better husband for her in the future so they decided to disappear every single man that had any contact with her up to the moment when she became a woman. They were all sent to other kingdoms, towns, left to die of starvation because they used to be rich people that did what they wanted when they wanted and suddenly they had nothing to survives with.

 But Thomas was stronger than that and he had formed a group of rebels that protected the good people from the bad ones. They protected peasants from their kings, who only wanted them to work and die, so to be replaced easily afterwards. They also fought against traditions and once they had heard about the princess been promised to the cruel king to the north, Thomas personally decided to kidnap her and free her from burden. But she didn’t know what to say or what to do. She realized she was going to become a slave or worse but Thomas seemed too violent, not much different than what they said the king was. But then, again, the sound of an arrow ended it all. Thomas body stumbled down and the princess screamed, watching as the king she had been promised to smiled as he held his crossbow.


 Her life had just begun and it was going to be a hard one.