ES
Hola.
El día de hoy no habrá escrito y algunos de los próximos días puede que tampoco los haya. Esto porque me estoy mudando.
También habrá cambios en el horario en el que estaba subiendo mis escritos. Antes estaban basados en GMT -5 y ahora estarán en GMT o GMT+1, según la época del año.
Les estaré informando en los próximos días.
EN
Hello.
There will be no writing piece today and maybe there won't be any in the next few days. This is because I'm currently moving.
There will also be changes in the times at which I upload my writings. They used to be based in GMT-5 and now they wil be based in GMT or GMT+1, depending on the time of year.
I will be informing further in the next few days.
Pensamientos, escritos, cine y más / Thoughts, writings, cinema and more.
viernes, 25 de septiembre de 2015
jueves, 24 de septiembre de 2015
Otra vez
Hay veces que las cosas se repiten,
encuentran la manera de volver a pasar, como una de esas películas que dan los
domingos en la tarde. Afortunadamente, ojalá, la vida no es siempre tan
aburrida y predecible, incluso cuando las misma cosas pasan. En este caso,
vuelvo a dejar el país, vuelvo a dejar mi hogar y vuelvo al mismo lugar en el
que estuve hace un tiempo para estudiar y buscar algo que me haga vivir más de
lo que he vivido ya. La idea es hacer que me vida sea un poco más parecida a la
de los demás, ya saben, con dinero y esas cosas. No hay manera de mentirse a
uno mismo pues el dinero siempre va a hacer importante y nadie en verdad vive
de amor o de cariño o de ser una buenísima persona. Para ser o hacer lo que
quiera, una persona debe tener al menos algunos billetes.
Pues sonar de pronto muy superficial pero esa
es la verdad de la vida. Todos tenemos que hacer nuestro propio camino e ir
haciendo lo propio, como sea que lo hagamos. Necesitamos algo que solo sea
nuestro y lograr cosas por nosotros mismos porque alguien que no hace lo que
quiere, lo que se le da la gana mejor dicho, no va a ningún lado como ser
humano. Así que me voy otra vez, más que todo buscando ese nuevo camino en mi
vida que me ayude a enterarme de que debo hacer o de cómo tengo o debería vivir
el resto de mis días. Aunque hay gente que ya sabe que quiere hacer para
siempre desde que está en el colegio, yo no corrí con esa suerte o por lo menos
no siempre fue tan obvio como lo es ahora. Y encima, el camino no es sencillo.
Esto que hago ahora, que ustedes ojalá lean,
no es algo de lo que se viva fácil a menos que haya habido una oportunidad
única e irrepetible. La escritura, o para el caso cualquier arte, es un
vehículo difícil para viajar por la vida. Pero, para bien o para mal, algunos
tomamos ese camino pues la vida entre paredes que tienen los demás, o casi
todos, no es para nosotros. Personalmente, no entiendo como alguien puede vivir
desde los veinticinco años hasta los sesenta y cinco haciendo lo mismo, en el
mismo horario, con la misma gente, en el mismo sitio. Yo sé que si fuese mi
caso, me volvería loco al poco tiempo. No condeno a quien viva esa vida pero no
es la que quiero para mi.
Eso es algo medianamente bueno, lo de saber lo
que no me gusta. Lo difícil está en averiguar lo que sí. Me parece genial la
gente que está segura de sí, que todo lo sabe y navega por la vida con total
seguridad pero yo simplemente no tengo ese tipo de vida. Tal vez porque nunca
he trabajado o porque mi familia me ha dado un lugar muy especial donde vivir,
no he tenido que preocuparme por nada hasta estas alturas de mi vida. La verdad
son cosas que agradezco pero siempre llega un momento en el que hay que
lanzarse al agua y no pensar que hay debajo de la tensión superficial.
Extrañamente, hoy y ahora que faltan pocas
horas para irme, no siento mucho. De pronto algo de preocupación por los
detalles típicos como cuidar mi equipaje y que todo salga bien con el viaje
como tal, pero no estoy ansioso por llegar ni nada de eso. Estoy preocupado por
mi familia, estoy preocupado por ese futuro que está allá lejos y que nunca
parece que puedo tocar, pero no me preocupa ni lo que voy a hacer ni ciertas
responsabilidades que, aunque tengo presentes, de ninguna manera me mueven el
piso como sí otra cosas que parecen dar vueltas alrededor. Es raro pero lo
único que me mueve el estómago ahora la separación más que nada más. Es porque
me preocupo por lo que no ha pasado, algo que no tiene mucho sentido pues si no
ha pasado, no hay nada que pueda hacer.
Lo que quiero, y eso sí que lo tengo presente
hace mucho, es tener paz. Sea lo que sea que tenga que hacer en la vida, quiero
estar tranquilo y no tener que vivir preocupado por cosas externas que muchas
veces ni tienen que ver con la vida de uno. Quiero poder estar tranquilo y no
tener que preocuparme por cosas tan simple como la comida o donde vivir. Me
parece horrible que en este mundo, al que llamamos avanzado, todavía haya
millones y millones que deben preocuparse por algo tan básico. En mi caso es
más por la falta de esa oportunidad de la que hablábamos antes pero lo más normal es que sea por la falta de
dinero y también de posibilidades para tener una vida decente y no carente de
lo que todos necesitamos.
No creo que sea mucho pedir. Es el colmo que haya
preocuparse por algo tan simple aunque, si uno lo piensa bien, la estabilidad
emocional no es algo ni remotamente simple. Por ejemplo, en todo lo que he
pensado últimamente respecto a este viaje, nunca he metido la ecuación que
siempre llega sin anunciarse y es el hecho de que de pronto conozca a alguien.
No lo pongo en mi mente pues hace un tiempo decidí no tener una relación seria
con nadie pues tengo problemas personales que atender y mi personalidad no es
una fácil. El hecho es que las cosas pueden llegar en el momento menos previsto
y habría que ver si eso sería algo bueno o algo malo, algo que pese a mi favor
o en mi contra.
No me preocupo por lo que vaya a encontrar más
allá de las que han sido mis fronteras por ya dos años. No me preocupo para
nada. No es que me lo sepa todo, pero es que hay sitios del mundo donde las
cosas son mucho más sencillas y las preocupaciones son sustancialmente menores.
A veces es gracioso leer de gente que tiene colapsos porque la vida les parecer
abrumadora en ciudades pequeñas. No quisiera pensar que les pasaría si vivieran
en Bogotá. Seguramente ya estarían todos muertos. Y no, no exagero, pero creo
que alguien que vive en esta ciudad y lo hace bien, puede vivir fácilmente en
cualquier otra parte. Creo que por eso no me preocupo mucho por ese aspecto.
Voy a aprender y obviamente me interesa saber
como serán las cosas, pero también es verdad que tampoco me afano por el
estudio como tal. No me preocupo por las notas o como serán los compañeros o si
tengo que hacer una cosa o la otra. La verdad eso ya lo he vivido tantas veces
que no me afecta en lo más mínimo. Tal vez el primer día sea distinto pero eso
es simplemente porque somos seres de costumbres y nos volvemos un circo cuando
las cosas cambian y todo parece cambiar de lugar. Espero que lo que aprenda y
el hecho de estudiar me de esas oportunidades que necesito. Es patético pero
todos necesitamos a esa persona que voltee a mirarnos, diga algo bueno y nos de
ese escalón que nos falta para tomar una camino nuevo.
Eso es lo que más he ansiado desde hace tanto.
La oportunidad. Es algo verdaderamente tan simple pero el mundo lamentablemente
no se maneja por eso sino por quienes se conocen entre sí y como puedan
concentrar sus ganancias, sean estas en dinero o en lo que sea. Así es la vida
y la gente y no es algo que yo pueda cambiar. Pero debe haber alguien en el
mundo que me considere a mi una ganancia, una manera de ganar dinero si
quieren. Honestamente no me interesa para que me quieran, con tal de que me
quieran para algo. A estas alturas de la vida, como ya he dicho muchas veces,
lo que necesito es la oportunidad de hacer las cosas y de probarme a mi mismo
que lo que tengo en la mente tiene un uso.
Necesito sacar de mi mente todas las cosas que
me acosan, que están allí desde hace tiempo y que surgen todos los días.
Necesito sentirme útil, y creo que todo se podría resumir en ese deseo de la
necesidad, comprensible y predecible, de sentirse completo como ser humano al
ser considerado por otros como una parte integral de la sociedad. Al no vivir
solos en el mundo, necesitamos la aprobación de otros para vivir y seguir
adelante con nuestros sueños. No es que necesitemos permiso o dependamos de
otros sino que siempre es bueno saber que alguien en el mundo te apoya y desea
lo mejor para ti y te considera una ganancia y no alguien con el que nunca se
sabe muy bien que hacer.
La vida es a veces bastante fácil y otras
veces es supremamente difícil. Eso depende de quién se es y de cómo y cuando y
porqué se han dado los pasos de la vida, que definen cada cosa que pasa aunque
no nos demos cuenta y a veces queramos culpar o agradecérselo a lo o al que no
es. Vivir es algo complejo y no es algo simple, no es algo que se haga así no
más, sin pensarlo ni revisando cada cosa. Lo que pasa pasa y hay que amoldarse
a ello y por eso es que es bueno cuando uno mismo decide crear el siguiente
paso y no esperar a que por obra y gracia de alguien o algo las cosas pasen
porque sí. Lamentablemente la vida no funciona así.
Por eso me inventé este viaje, pues no era
algo que tenía que ser para mi. Yo decidí que lo fuese y ahora lo afrontaré y
veré que puedo hacer con lo que hay. Ojalá se presente esa oportunidad que
tanto deseo y necesito porque sé que sería lo único que en verdad podría
cambiar mi vida sustancialmente. Es lo que necesito y lo que quiero desde hace
mucho. Pero ya veremos que sucede, que es lo que tiene que pasar y lo que no,
lo que decidiré yo que pase y lo que no porque, si algo es cierto, es que la
vida es nuestra y nosotros labramos el camino. No podemos esperar a ver que
pasa o encomendarnos al vacío, debemos dar el paso, seguros o no, y ver si hay
una piedra que pisar para cruzar ese río que debemos cruzar.´ ﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽ora que faltan pocas horas para
irme, no s momento en el que hay que lanzarse al agua y no pensar que hay
debajo de la
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miércoles, 23 de septiembre de 2015
Sages & Temples
Tea was poured into four small glasses and
the men drank it fast but in silence. After they had finished, they separated,
each taking a different direction on the crossroads that passed just by the
small hotel they had met. No one would ever know that those four men had been
talking about very ancient things, about legends and about men that no longer
existed. They were all sages, taking care of temples in different regions of
the world. Each one of those temples was dedicated to a different element existing
in the world. They used to be more temples but they had been destroyed in the
past and only the four most important ones remained. People had forgotten all
about that, but not the sages. They had taken care of their buildings in such a
way that any person that passed by was impressed and had to come in.
Even if they didn’t now the whole meaning of
everything, they always knew that those places were very special. No one ever
tried to move them or demolish the temples to build something else. Actually,
no one even thought of building anything close to any of the temples. That aura
that the woods and every other natural element gave to the place was part of
the reason why people adored spending time there, even if they were not
especially fond of praying. Families just spent the day there checking out the
hidden features of the building, which had secret drawings and things all over
the place. This pleased the sages because the legend said that the temples
should always be filled with people or the gods would descend to make things
right in the world.
The four of them had met because they had all
received a mysterious letter. There wasn’t a name on it, not a thing telling
them who had written the mysterious words that revealed there was a lot more to
their order that they even knew. There was some secrecy that had always
surrounded their group but nothing like those letters, which spoke of a very
old enemy preparing to come out into the world to bring chaos, which they had
to confront whether they were ready or not. The letters seemed menacing at
parts but they weren’t threats or warnings. They seemed to have been written by
a especially mysterious friend, something they didn’t really appreciate as
people in the dark tend to like it there.
They read the letters various times, trying to
look for differences between the four that they had received but that was not
possible as they were exact copies, word by word. The paper seemed to have been
made by the person that had written the letters, as it was very hard and rugged
in several areas. The writing did weird curves and funny loops but it was
obvious it didn’t have anything to do with the writing skills of the letter’s
sender. The ink was pretty regular, so that did not say anything either. But
the signature, however, had something they hadn’t seen in quite a while.
The thing was, the letters didn’t have a
traditional signature. Instead, there was a red seal at the bottom of each
letter. According to those markings, the seals had been put on different times.
Some were very well defined and others seemed to have been put in a rush. The
seal was a symbol that monks had used over one thousand years in the past, when
dark forces reigned all over the country and the lands of nature. The presence
of that seal, made the sages think the person that had written the letters knew
the past very well. No one really had access to those seals, unless they had
kept them for generations. Some were in museums but none of them had been
stolen. There was the possibility of all of this been a hoax but, somehow, it
didn't seem like it at all.
The group of four men stayed in that small
hotel for an entire week. Not surprisingly, they were the only guests of the
place. The owner, a big-breasted older woman, didn’t even talked to them, as
she already knew what they needed and when they needed. Breakfast, lunch, diner
and teas times were always exactly at the same hour and were always served at
exactly the same time. She prepared their bed exactly at nine o’clock at night
and left the windows opened because they all liked to hear nature as they
slept. These details had all been given to her by letter sent from an assistant
of one of the sages in order for her not to interrupt any of their meetings.
She liked having them around anyway.
Every meeting, they met in a small room by the
veranda where the sun entered gently as well as the autumn breeze. It was often
a very quiet room, even when they were all there. During long moments, the
sages liked to keep silent and not say a word unless they thought it served to
enhance their conversation and their deliberation about the letters. That’s, in
part, why they stayed there for a whole weak. They had to go through every
detail and each one of them had to give his opinion about every single matter
that they proposed, every solution to the mystery. In spite of the modern
world, these men had decided to live a life that wasn’t rushed and fast. They
thought every single step they took in the world.
All of them had gotten to be sages exactly
because of that. They were patient men that loved to be close to the gods and
nature. They knew how to communicate with themselves and the people surrounding
them and had always this aura of peace around them that made people like them
instantly. No one could be aggressive to any of them as they calmed fast and
just heard their words and opinions about any old subject that the times put on
the table. They were also very smart although they were no geniuses. They
actually refused to be thought of as more than men or more special that most
men. They always insisted they weren’t and that they were just men on a very
special mission.
Before they separated, they agreed that the
letters were a pressing matter. The sages had always thought they were the only
ones with any knowledge about the ancient world and now someone was presenting
itself to them and telling them that he it was there. Every single one of them
returned to their regions with the promise to keep investigating in order to
clarify the matter as soon as possible. They even worked during their trip
back, which was by road or train, and as they did some of them discovered
interesting things. Two on the letters had traces of some type of dust, which happened
to be rice dust, which was normally used in cosmetics. Another one of the
letter had a stain of water in the back and, when properly checked, they
discovered it was salt water.
They
kept discovering things like that, small indications in a very big map, and
they decided to reunite again some six months after their initial meeting. This
time, however, they chose a small town by the sea. They stayed in another hotel
with another owner that knew how to treat them, and there they reunited every
single piece of the puzzle. They worked on it for days and days until one night
they agreed they had found the person. They decided there was no time to waste
so they would travel that same night. The trip was not very long as their
destination was a bigger town by the sea, very well known for the fisheries.
There, they did a little big of investigation
until they decided to act. They arrived at a grand house in the middle of the
night. They didn’t knock or anything like that, instead using their special
abilities to walk over the rooftops and enter the mansion that way. The place
seemed deserted but suddenly the lights were turned on and a woman, young and
beautiful, stepped into the garden to greet them. The men stay there, very
still, as if waiting to see their host’s next move. It was a wise things to do
because a battle ensued, where she used knifes and a love sword to battle
against them. The neighbors didn’t hear nay of the racket because of the trees
and the structure of the building but the fight was though.
Then, the woman simple stopped and revealed
herself to be one of the other sages, of the temples that had been destroyed
long ago. She had been hiding because her grandfather had been the former sage
and he had no one else to leave the temple than to his granddaughter. She
promised to do well and rebuilt the ruins he had left her and she had done so.
She asked the sages to follow her and soon they found themselves to be in one
of the biggest and most awe-inspiring temples they have ever stepped in. The
dedication she had show, in fight and restoring the temple, won the respect of
the sages who accepted her as the only sage in generations to be a woman and to
live by the ocean.
martes, 22 de septiembre de 2015
Amor
Lo mejor del fin de semana era poder
amanecer abrazado a él, teniéndolo entre los brazos como si hubiera la
necesidad de sostenerlo así para que durmiera bien. Todas las mañanas, lo
primero que hacía era sentir su cuerpo y eso me daba algo de alegría, me hacía
sonreír y me hacía sentir más vivo que nada más que pudiese pasar. Él,
normalmente, se daba la vuelta y así nos dábamos un beso y nos abrazábamos para
dormir un rato más. Ese rato podía durar entre unos diez minutos y varias horas
más, dependiendo de lo cansados que estuviésemos ese día. Al despertar de
nuevo, siempre nos besábamos y luego hacíamos el amor con toda la pasión del
caso. Era perfecto y se sentía mejor que nada que hubiese en el mundo. Ambos
terminábamos felices, con sendas sonrisas en la cara.
A veces decidíamos quedarnos en la cama un
buen rato, abrazándonos. A veces hablábamos y otras veces solo dormíamos más.
Eso no cambiaba jamás y la verdad era algo que toda la semana yo esperaba con
ansia. Poder estar con la persona que había elegido para compartir mi vida y
simplemente tener su aroma junto a mi todo el tiempo. Nos turnábamos las
mañanas de los fines de semana para hacer el desayuno. Si me tocaba a mi, hacía
unos panqueques deliciosos con frutas y mucha miel de maple. Si le tocaba a él,
le encantaba hacer huevos revueltos y a veces algo de tocino. No pareciera que
le gustara tanto la comida grasosa ya que tenía una figura delgada y por ningún
lado se le notaba el tocino que le fascinaba.
Ese desayuno tenía lugar, normalmente, hacia
la una de la tarde. Y nos tomábamos el tiempo de hacerlo mientras
conversábamos. Hablábamos de nuestras respectivas semanas en el trabajo, de
chismes o noticias nuevas de amigos y amigas y de nuestras familias. Mientras
uno de nosotros cocinaba, el otro escuchaba con atención o hablaba como perdido
desde una de las sillas del comedor. Esa era nuestra tradición, así como la de
comer en ropa interior que era como dormíamos juntos. A veces incluso lo
hacíamos desnudos, pero él cerraba las cortinas temeroso de que alguien nos
viera, cosa difícil pues vivíamos en un piso doce. El caso era que siempre era
lo mismo pero con variaciones entonces nunca nos aburríamos, aún menos con lo
que enamorados que estábamos.
Si había un fin de semana de tres días lo
normal era que ese tercer día hiciésemos algo completamente distinto. Podía ser
que fuéramos a la casa de alguna de nuestras madres a desayunar o que
pidiéramos algún domicilio que casi nunca pedíamos. Había festivos que no nos
movíamos de la cama y solo nos asegurábamos de tener la cocina bien llena de
cosas para comer y beber. No nos complicábamos la vida y no se la complicábamos
a nadie más. Ese apartamento era nuestro pequeño paraíso y tuvo un rol
significativo en mi vida.
Los demás días, trabajábamos. No eran los
mejores pues a veces yo llegaba tarde o a veces lo hacía él. No podíamos cenar
juntos siempre y a veces teníamos pequeñas peleas porque estábamos irritables y
nos poníamos de un humor del que nadie quisiera saber nada. Era muy cómico a
veces como se desarrollaban esas discusiones, pues la gran mayoría de las veces
sucedían por estupideces. Eso sí, siempre y sin faltar un solo día, nos íbamos
a dormir juntos y abrazados. Jamás ocurrió que lo echara de la cama o que él se
rehusara a tenerme como compañero de sueño. No, nos queríamos demasiado y si
eso hubiese pasado sin duda hubiese significado el fin de nuestro amor
incondicional, que desde que había nacido había sido fuerte, como si hubiese
sido construido con el más fuerte de los metales.
Los mejores momentos, sin duda, eran las
vacaciones. Siempre las planeábamos al detalle y no podíamos pagar cosas muy
buenas porque, menos mal, nuestros trabajos pagaban muy bien. Íbamos a hoteles
cinco estrellas, con todo lo que un hotel puede ofrecer, fuese cerca de un lago
o al lado del mar. Viajábamos dentro y fuera del país y siempre recordábamos
enviar al menos un par de fotos para nuestras familias. Éramos felices y algo
curioso que hacíamos siempre que nos íbamos de viaje era tomarnos las manos.
Era como si no quisiéramos perdernos el uno del otro y manteníamos así por
horas y horas, hasta que las manos estuviesen muy sudadas o adoloridas de
apretar para apurar el paso o algo por el estilo. Era nuestra idea de
protección.
En vacaciones, teníamos siempre más sexo de lo
normal y recordábamos así como había empezado nuestra relación. Había iniciado
como algo casual, como algo que no debía durar más allá de un par de semanas,
pero sin embargo duró y duró y duró. Nos dejábamos de ver cierta cantidad de
días y luego, cuando nos veíamos de nuevo, éramos como conejos. Puede sonar un
poco gráfico pero las cosas hay que decirlas como son. En todo caso, se fue
creando un lazo especial que ninguno de los dos quiso al comienzo. Pero ahí
estaba y con el tiempo se hizo más fuerte y más vinculante. Desde el día que lo
conocí hasta que decidimos tener algo serio, pasaron unos dos años.
Él siempre fue un caballero. Es raro decirlo
pero lo era. En ciertas cosas era muy tradicional, como si tuviese veinte años
más y en otras parecía un jovencito, un niño desesperado por jugar o por hacer
o por no parar nunca de vivir. Era como un remolino a veces y eso me gustaba a
pesar de que yo no era así ni por equivocación. Yo le dejé claro, varias veces,
que no éramos compatibles en ese sentido, que yo no sentía ese afán por estar
haciendo y deshaciendo, por estar moviendo como un resorte por todo el mundo. Pero a él eso nunca le importó
y, el día que me dijo que estaba enamorado, sus lagrimas silenciosas me dijeron
todo lo que yo quería saber.
Estuvimos saliendo casi el mismo tiempo que
duramos teniendo sexo casual y viéndonos cada mucho tiempo. Después, no nos
separaba nadie. Íbamos a fiestas juntos, a reuniones familiares, a todo lo que
se pudiese ir con una pareja. Siempre de la mano y siempre contentos pues así
era como estábamos. Otra gente se notaba que tenía que esforzarse para mantener
una fachada de felicidad y de bienestar. Nosotros jamás hicimos eso pues lo
sentíamos todo de verdad. Nos sentíamos atraídos mutuamente tanto a nivel
físico como emocional e intelectual. Aunque todo había nacido tan casualmente,
compartíamos cada pedacito de nuestras vidas y supongo que esas fueron las
fundaciones para que nuestra relación creciera y se hiciese tan fuerte con el
tiempo.
Cuando nos mudamos a un
mismo hogar, sentí que mi mundo nunca iba a ser igual. No puedo negar que tuve
algo de miedo. No sabía que esperar ni que hacer en ciertas situaciones,
principalmente porque jamás había compartido un lugar con una persona que
significara tanto para mi. Pero todo fue encontrando su sitio y después de un
tiempo éramos como cualquier otra pareja que hubiese estado junta por tanto
tiempo. No se necesitó de mucho para que cada uno aprendiera las costumbres y
manías del otro. Algunas cosas eran divertidas, otras no tanto, pero siempre
encontramos la manera de coexistir, más que todo por ese amor que nos teníamos
el uno al otro.
Es extraño, pero jamás pensamos que nada fuese
a cambiar, que esos fines de semana fuesen a cambiar nunca, ni que nuestra manera
de dormir se fuese a ver alterada jamás. Supongo que a veces uno está tan de
cabeza en algo bueno, algo que por fin es ideal como siempre se quiso, que no
se da cuenta que el mundo sigue siendo mundo y que no todo es ideal como uno
quisiera. Había días que yo tenía problemas, de los de siempre que tenían que ver con mi cabeza y mi vida
pasada. Era difícil porque él no entendía pero cuando entendió fue la mejor
persona del mundo, lo mismo cuando sus padres murieron de manera repentina.
Tuve que ser su salvavidas y lo hice como mejor pude.
Pero nada de eso nos podía alistar para lo que
se venía. Cuando me llamaron a la casa avisándome, no les quería creer pero el
afán de saber si era cierto me sacó de casa y me hizo correr como loco, manejar
como si al otro día se fuese a acabar el mundo. Cuando llegué al hospital, y
después de buscar como loco, lo encontré en una cama golpeado y apenas
respirando. Lo que le habían hecho no tenía nombre. Quise gritar y llorar pero
no pude porque sabía que él me estaba escuchando y que podía sentir lo que yo
sentía. Entonces le ahorré ese sentimiento y lo único que hice fue cuidarlo,
como siempre y al mismo tiempo como jamás lo había cuidado. Después de semanas
lo llevé a casa y lo cuidé allí.
Todo cambió pero no me importó porque lo
único que quería era recuperarlo, era tenerlo conmigo para siempre. Él estaba
débil pero podía hablar y decirme que me quería. Solo pudo decirlo por un par
de semanas, hasta que su cuerpo colapsó. Me volví loco. Totalmente loco. E hizo
la mayor de las locuras pues, sin él, nada tenía sentido.
lunes, 21 de septiembre de 2015
Queen of tragedy
The devastation brought by the wave could be
seen easily from the castle, which had been built in a peninsula that shoot
straight into the ocean with a very high elevation. The waves that attacked the
city did not really affect the castle or the people inside it, although they
did feel the arrive of the killing water and saw how it engulfed the whole
fishing town that was located very close to the castle. Every little boat and
those small and weak houses were rapidly destroyed by the wave. The people didn’t
even have time to pray or to scream. The wave was just too fast and too
destructive, it didn’t leave a thing standing. The people in the castle,
including Princes Ariana, were all horrified. She sent some soldiers after it
happened but, as they were about to go out, another wave, even taller than the
last one, hit the beach.
No one could have survived that. And the thing
now was that, because of the second wave, the access to the castle had been
flooded. Until the waters receded, they were all trapped there, without any
communication with the rest of the world. Ariana’s father, the King, had left
the day before to attend a very traditional ceremony in an inland town and her
mother the Queen had also left to visit her brother who was a duke in some region
south of the castle. Ariana was alone and needed desperately to talk to
someone, as she was very perturbed by the images of water hitting the fishing
town with such vile and strength. She remained in the chapel for a whole day,
praying and asking God for the souls that had been lost. She asked “why”.
But, of course, she never got an answer. After
that time, the princess tried to help the people that were inside the castle
and organize everything for every single person to have a ration of food. She
had no idea how much time that could last but she would at least try to help
them as only she could do it. At the end of the day, the castle was hers, her
domain, and everyone inside it had to hear her until the King or the Queen came
back. The day after the waves hot the coast, the castle started to receive
various letters sent by aerial means (pigeons, mostly). Many were soldiers
informing of the situation on their towns and others were people, asking for
help as the situation was very dire. It was a surprise to see letters from far
inland and the Ariana’s heart stopped for a moment.
She asked her helpers to look for letter from
a specific location. There was only one letter and it was from a farmer. He
said the wave had flooded his field and now his crops had been destroyed, so he
had no means to sustain his family or to trade with others. He also mentioned,
although briefly, that the nearby town had been flooded too and festivities had
been cancelled. Ariana breathed out. Her father was probably okay but she
needed to be sure. She asked her servants to answer the letter she had just
read and do what they could to locate his father and help that poor man with
his crops. She owed him, or at least she felt so.
Ariana did the same thing to know if her
mother was okay but there were no letters from that region in the big pile that
had arrived during the day. More pigeons entered the castle during the day, but
almost all came from very nearby, were apparently the stench of death was
already hard to ignore. People said that there were no victims, as the people
who sent the pigeons were merchants that traveled from town to town and saw
what happened all around them. Apparently the fishing town couldn’t be saved
and the most awful part of it all was that everyone could easily see the ruins
of the town from the castle. It was so close but at the same time it had such a
different faith than the people hidden in the castle.
They received a letter from the King the day
after that. He informed the people that he had been injured by the flooding,
that had taking everyone by surprise. He was in bed with a very swollen ankle,
product of a fall as he escaped the water towards higher ground. The doctor
said that it was easy to cure but that he had to stay there for some day, at
least a week, to make his leg better. Ariana read the letter in front of
everyone and even shared with the people the nice adjectives he had for her. He
said that the castle was in hands of the princess and that everyone had to
respond to her orders and listen to her lead, as she was the only person with
authority to be there with them.
These words from her father made Ariana feel
very happy and also very important. She had never done much in the castle or
even in her life, only being a nice girl that sits correctly whenever an
important visitor comes and that leaves for her room to do nothing at all
there, except if you consider combing your hair or looking at your dresses some
sort of job. The truth was that Ariana was thrilled to finally have some responsibility
and taste, however short it may last, the sweetness and pleasure to share her
kindness with her people and with everyone that wrote the letters that kept
coming into the castle. On the fifth day, the waters finally receded and
soldiers were sent to every single nearby that to assess the situation.
The small fishing port had not been the only
one to be destroyed completely. A very large portion of the coast had been
devastated by that same wave, ten meter tall or more, so many towns had suffered
the same faith. Even some soldiers that decided to check on the state of the
castle came with urgency to see the princess and asked her to put some men to
work. Apparently, the bases of the castle had been shaken very seriously and
repairs had to be made in order for it not to fall into the ocean. A small army
of men was hired to do those works and the proper army was tasked with burning
every corpse they saw and help survivors, if any. There were not to many.
The first week was difficult for Ariana, specially
when a merchant that sold fur came into town and old everyone how the wave had
destroyed the region south of the castle. He swore the smell was too
overwhelming and bodies piled up on both sides of the roads. Ariana felt awful
and sent some soldiers right then but it was useless. The man was right; there
was nothing but destruction, especially because in the south there were no
hills or mountain. It was a big plain and now it was something like a swamp,
with flies flying all over it and over the bodies of hundred of people. One of
those was the Queen, who had died with her brother as they were outside the
duke’s house when tragedy came. Being inside, wouldn’t have changed a thing,
though.
The princess tried not to cry when she
received a pigeon telling her of her mother’s death. She only asked for the
soldiers to bring her body and that of the duke, if they found him. Some days
later the dead body of the Queen arrived into town and a rapidly organized
funeral was arranged. Ariana would have loved to have her father there to
comfort her but was now having a very dangerous fever and his doctor
recommended for him to stay were he was, as any trip might be too dangerous for
him. So she had to bury her mother alone, in the family mausoleum. Many people
attended the funeral and she wasn’t surprised, as her mother had always being
loved by her people.
Ariana, in the inside, was devastated. Now she
didn’t want any responsibility or to grow up, she didn’t want to be the woman
who ruled over the kingdom. And even if she was the last royal, she would have
to marry to be able to exercise her role as Queen. It hurt her to be thinking
of such things, as if her father was dead too but he wasn’t, he was just
injured and she wanted to be with him but then no one would stay behind to help
the people that needed the family. Some of her father’s helpers wanted her to
leave to have a free reign over everything but she refused to go and even
jailed some of those who pretended for her to leave the city and stay away from
the corruption.
Only two weeks after the waves hit the coast,
the King came back to town. But Ariana suffered once more because he wasn’t
doing as well as the doctor had said. Unsurprisingly, the doctor had left the
party that accompanied her father. She ordered soldiers to execute him if they
ever saw him. But the most important thing for her was to see her father, which
whom she talked privately and summoned a religious authority and a lawmaker.
After some days, the King was too weak to keep talking and he eventually died
from his wounds and mistreatment. His funeral was attended by all and he was
buried in the crypt next to his wife.
Everyone was more surprised, however, with the
fact that a new law had been enacted the day before the king’s death. It liberated
his daughter of marriage and gave her the power to rule the kingdom as Queen.
People didn’t know whether to celebrate or not. But eventually, they would know
the answer to that question.
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