Todo el mundo recordaba con claridad el día
en que los superhéroes decidieron quitarse sus máscaras y revelar sus
identidades. Fue algo increíblemente chocante pues sucedió casi al mismo tiempo
en cada rincón del mundo. Al parecer, lo habían planeado así para que pudiesen
estar todos untos en semejante momento tan difícil para cada uno de ellos. Al
fin y a cabo, era su identidad la que estaba comprometida. Al revelar sus
identidades, sabían bien que ponían en peligro a las personas que más querían
en el mundo.
El problema era que, desde que habían surgido
hacía ya algunos años, la gente había empezado a perderles confianza, al punto
de preferir no ser rescatados por ninguno de ellos, pues en muchas ocasiones la
cantidad de daño que hacían era muy superior a la cantidad de ayuda que
proporcionaban. Por supuesto, no era algo que hiciesen a propósito. Lo que
pasaba es que había cada vez más héroes jóvenes y esto significaba que tenían
menos experiencia de campo. Muchas veces no sabían muy bien que hacer y entonces
ocurrían las tragedias.
Los gobiernos fueron quienes se reunieron, a
puerta cerrada, y decidieron que la única manera de que la gente estuviese a
salvo todo el tiempo era manejar todo lo que tenía que ver con los superhéroes.
Es decir, que ellos dejarían de involucrarse por su cuenta y pasarían a ser
enviados especiales de cada uno de los gobiernos. Serían los cuerpos
gubernamentales quienes asignarían a cada uno de los héroes a situaciones
delicadas. De esta manera enfocarían sus esfuerzos y poderes en las situaciones
donde más los necesitaban.
El problema que veían los héroes era que, de
esa manera, no podrían ayudar a la gente en misiones pequeñas y urgentes como
alguien ahogándose o cosas por el estilo. Esperar a ser autorizado para actuar
podría ser para muchos la diferencia entre la vida y la muerte. Además estaba
el punto del registro, en el que los gobiernos instaban a los héroes a revelar
su identidad para así eliminar el factor “vigilante” y tener una situación de
confianza total entre las personas, los gobiernos y los superhéroes. Estos
últimos, no estaban nada convencidos.
Hubo algunos que
decidieron retirarse en ese mismo instante. Es decir que jamás ayudarían a
nadie más porque no deseaban quitarse la máscara y revelar quienes eran. La
mayoría de los que hicieron eso tenían razones de peso: durante sus muchos años
de peleas, habían logrado establecerse en alguna parte y formar una familia,
algo que la mayoría de héroes no se planteaba ni remotamente. No querían
sacrificar algo que les había resultado tan difícil de conseguir y menos por un
sistema que tenía más fallas que soluciones, según ellos.
Los que no se retiraron de todas maneras eran
bastantes. Muchos eran jóvenes y, o no entendían el alcance de lo que les
pedían o simplemente no tenían nada que perder. Era algo trágico pero había
muchos de ellos que no tenían familia. Sus poderes habían surgido de
situaciones difíciles y algunos ya habían perdido todo lo que hubiesen querido
conservar. Veían lo de revelar su identidad como un paso más y no como un
problema o una solución. Mejor dicho, les daba igual.
El día que revelaron sus identidades, la gente
se sorprendió con muchos de ellos y con otros la reacción fue de apenas
sorpresa. A muchos se les notaban sus cualidades de superhéroe pero otros en
verdad fueron una sorpresa porque no parecían del tipo de persona que se
sacrificaría por otros. Durante semanas se le puso atención a la noticia y casi
todos los días se hablaba en los medios de alguno de ellos, sin su permiso. La
excusa era acercar los héroes a la gente pero lo único que querían era vender
periódicos y revistas a costa de otros.
Los gobiernos acordaron premiar a cada uno de
los héroes con medallas de servicio a la comunidad. De esa manera, pensaban que
podían ponerlos completamente de su lado y tratar de opacar los comentarios que
hacían en los medios de cada uno de ellos. En todo el mundo sucedió lo mismo y
se notaba que no era algo que fuese a terminar en un futuro próximo. De la
nada, la gente estaba obsesionada de nuevo con los superhéroes ahora que sabían
quienes eran. Querían hacer parte de la discusión y por eso todos contaban sus
historias que tuviesen que ver con uno de ellos.
Era de esperarse que la participación de
héroes en enfrentamientos o en misiones de salvamento se redujo
considerablemente. Los gobiernos limitabas de manera tajante la participación
de ninguno de ellos a menos que de verdad fuese necesario. Por eso cuando uno
ellos ayudaba las cosas se ponían difíciles pues la gente se amasaba para tomar
fotos y pedir autógrafos y no dejaban que el héroe en cuestión hiciese lo que
debía hacer en el momento. Las personas siempre habían sido una distracción
pero ahora era cada vez peor.
Además estaba el acoso fuera de los campos de
batalla. La gente se obsesionaba con los súper y lo que hacían era averiguar
donde vivían y que hacían en su vida diaria. Aparecieron en internet miles de
fotos de muchos superhéroes en varias situaciones, la mayoría una clara
evidencia de invasión de privacidad. Muchos de ellos denunciaron el hecho pero
los gobiernos les respondían que ahora eran propiedad del estado y también del
pueblo por lo que no había nada de malo en que tuviesen seguidores, por muy
insistentes que fuesen.
El verdadero problema vino cuando grupos de
personas que siempre habían odiado a los superhéroes se reunieron y decidieron
actuar. Aunque de esos grupos había en todas partes, uno en particular debía
ser notado. Eran más que todo hombres de zonas alejadas, no urbanas, que creían
que los seres con poderes extraños eran algo así como acólitos del diablo. Por
eso decidieron buscar en sus regiones a cualquiera de ellos y encontraron a un
joven que solo había participado en algunas misiones pero que no tenía la
experiencia de los héroes más conocidos.
Sin embargo, eso no le
importó a la turba enfurecida. Lo rastrearon sin que él supiera nada y una
noche invadieron su casa, ataron a sus padres y se los llevaron hacia el
bosque. Durante toda la noche lo patearon, lo golpearon y lo azotaron con ramas
para obligarlo a revelar sus poderes. Ellos no entendían, o no querían
entender, que sus poderes eran de la mente como leer pensamientos y cosas por
el estilo. Ni siquiera podía influenciar las mentes porque no tenía tanta
práctica. La turba lo acosó hasta que el chico no resistió más y reveló un
poder que no sabía que tenía.
Algunos de los secuestradores resultaron
heridos pero eso no fue lo más grave. El jefe del grupo se asustó terriblemente
y lo primero que pensó, y que luego hizo, fue apuntar al chico con una pistola
y dispararle toda una ronda de balas. Por supuesto, el joven con poderes murió
al instante. Sin embargo el grupo se dio cuenta de que eso había sido mucho más
de lo que se habían propuesto hacerle. Ellos solo querían acosarlo y hacer que
se fuera de su región.
Dejaron tirado el cuerpo en la mitad del
bosque, esperando que nadie lo encontrara. Sin embargo, la familia fue
encontrada amarrada y ellos denunciaron a la policía que uno de los suyos no
estaban en la casa. No demoraron mucho en encontrarlo, todavía lleno de sangre
y casi irreconocible por la cantidad de disparos. Al llegar la noticia a los
medios, hubo revuelo instantáneo, sobre todo de los héroes que ahora vivían
expuestos a que todo el mundo supiese quienes eran. Exigieron protección del
gobierno y garantías pero los gobiernos eran lentos.
Muchos decidieron volver al anonimato o
renunciaron por completo a su carrera como superhéroes. Se perdieron entre los
miles de millones de personas en el mundo y nunca más se supo de ellos.
Lentamente empezaron a morir más personas por todas partes, pues nadie los
rescataba de desastres naturales o ataques humanos. El mundo de los superhéroes
ya no existía pues la misma gente lo había querido así- Y ahora se arrepentían
pero eso ya no servía de nada. Era muy tarde pues esos seres especiales habían
entendido que no eran más que ciudadanos de segunda clase.
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