sábado, 12 de septiembre de 2015

Sin retorno

   El río estaba algo frío pero era mejor que quedarse con la suciedad de tantas semanas de recorrido. No sabía muy bien desde cuando estaba atravesando el bosque pero tenía la leve sospecha e que habíamos estado caminando en circulo. Cuando llegamos al agua, lo hicimos en silencio. Habíamos peleado hacía muy poco y no teníamos ganas de interactuar de ninguna manera. Él trató de ayudarme para acercarme al agua pero yo me dejé caer como un bulto y me acerqué al río casi arrastrándome. No era un curso de agua muy grande pero era suficiente para meter mis pies y hacerlos sentir bien por al menos un rato. Tanto caminar tenía cada dedo de mis pies destruido y, la verdad, no quería volver a caminar un solo paso más, así fuera por mi vida.

 Con Roger habíamos tenido una relación cercana antes que nos metieran a la cárcel y obviamente antes de que escapáramos de ella y estuviésemos en un bosque aguantando hambre y frío. Él creía que yo estaba enojado por lo que habíamos discutido pero la verdad era que siempre que lo miraba por mucho tiempo, recordaba que él era la razón por la que yo estaba allí, con los pies llenos de heridas y con tanto dolor que el agua fría del río no podía hacer tanto como yo quisiera. Nos quedamos sin decir nada durante horas y cuando se hizo de noche, él armó la tienda de campaña que habíamos inventado con un plástico y unos palos bien puestos. Él se acostó y se quedó dormido, y no le importó dejarme fuera.

 La verdad era que yo no quería hablar con él o al menos no ahora. Todo en mi cabeza iba a toda máquina y recordaba cuando nos habíamos conocido, nuestro corto pero importante amorío, a pesar de que tenía novia, y su serio problema con las drogas. De hecho, ese factor era lo único que me daba tranquilidad pues sabía que él y el hecho de estar lejos de las drogas durante tanto tiempo, lo hacía sentirse tan mal o peor que yo con mi pies y mi rabia hacia él que parecía no aminorar con el paso de los días. Él sabía lo que yo sentía y se lo hice saber al comienzo, justo después de escaparnos de la cárcel, para que le entrara en esa cabeza dura: lo odiaba por todo, por cambiar mi vida en semejante manera y hundirme con él.

 Pero entonces solo me quedé mirando las estrellas mientras mis pies se enfriaban con el agua del río. Traté de no pensar en nada y solo despejé la mente para no seguir pensando en todo lo que me daba rabia. Entonces, me di cuenta de que no iba a descansar nada así como estaba. En silencio, me arrastré hasta la tienda de campaña y me acosté al lado de Roger, que parecía tener una de esas pesadillas que solo se ven en tu cara porque haces una cara muy extraña, como de susto pero no hay movimientos ni palabras sin sentido. Yo me di la vuelta, di una última mirada a las estrellas sobre nosotros y me quedé dormido rápidamente.

 Lo que Roger había hecho era meterme en sus líos de drogas y sus problemas no eran solo con un grupo sino con varios. Nadie lo hubiese pensado nunca por su cara de idiota, pero Roger era un traficante de primer nivel aunque, al fin de cuentas, no era tan bueno pues lo único que hacía era “probar” su producto antes de venderlo. Por esto mismo casi no ganaba lo que ganaban los demás y sus acreedores pronto se dieron cuenta de que el negocio con él nunca iba a servir. Entonces fue cuando, para mi pesar, se descubrió que mucho de lo que querían tomar de él para pagar en parte de su deuda, era mío. Es decir, había puesto casi todo lo que le pertenecía a mi nombre, entonces cuando la policía intervino y mató a varios de los tipos con lo que trabajaba, automáticamente pensaron que yo estaba metido también y a la cárcel fuimos a dar.

 Cárcel es un decir. El sitio era básicamente un campo de concentración y de trabajo. Alejado de todo el resto de la humanidad, no tuve ni siquiera la oportunidad de defenderme contra las acusaciones. Cuando se trataba de tráfico de drogas, no tenían la mínima contemplación con los acusados, que eran procesados así fuera por posesión. El caso es que yo no le hablé a Roger durante todo ese tiempo y eso que él quiso “reavivar” la chispa que había habido entre nosotros. Un día en la cárcel casi lo ahorcó con mis propias manos, mientras le decía que me arrepentía todos los días de mi vida de haberlo conocido.

 Ahora lo miro y sigo teniendo mucha de esa rabia adentro mío, sigo fastidiado por todo y lo que más me duele es la traición, es haberme utilizado de esa manera como si lo nuestro jamás le hubiese significado nada. Eso fue lo que me dolió más, incluso más que el hecho que consumiera o traficara drogas o que se estaba metiendo con fuerzas que él ni siquiera entendía. En ese tiempo, recordé mientras metía los pies de nuevo en el río, yo lo amaba porque alcancé a hacerlo. Pero el sentimiento murió rápido y en la cárcel no nos hablamos en todo un año. Hacía lo que me pedían y nunca me quejé de nada pues ya me había resignado a mi suerte y simplemente quería salir lo antes posible.

 Pero nunca íbamos a salir, ninguno de nosotros. Obviamente era algo ilegal, pero la cárcel no era un sitio temporal para criminales. Todos los que estábamos allí tendríamos que pasar toda la vida metidos en ese maldito lugar y cuando me di cuenta, la rabia no tuvo control y destrocé lo poco que tenía a la mano. Me hice daño a mi mismo y creo que las marcas que quedaron de esa rabia fueron las que me dieron el respeto de los demás y su miedo, con el que podría hacer mucho más. Eran asesinos, violadores, locos y maniáticos. Un grupo peligroso pero aprendí a defenderme con rapidez y eficiencia. No recibí la protección de nadie ni me regalé para caerle mejor a alguno. Lo hice todo yo solo.

 Fue entonces, creo yo, que tuve otro problema de debilidad. Viéndolo ahora, levantarse de la tienda y organizar el plástico, me lo recordaba todo como si hubiera sucedido ayer. Lo iban a violar en las duchas. Era una situación tan cliché que solo después me reí con él al respecto. Pero el caso era que estuvo a punto de suceder y si no hubiese sido por mi seguramente hubiese recorrido. Yo lo salvé de ser el pedazo de carne de la cárcel y tuve que pelear a mano limpia para protegerlo pero un guardia, de los que no había muchos decidió parar la pelea pero más que todo porque había visitas del gobierno y era mejor no tener mucho ruido en el lugar mientras hacían la inspección. Semejante detalle tan idiota le salvó la vida a Roger.

 Y yo también lo hice y no me arrepiento aunque sigo odiándolo por estar conmigo y por hacerme lo que me hizo. Entonces habló y dijo que debíamos caminar colina abajo para llegar a una zona algo más protegida. Él temía que los guardias y la policía militar que vigilaba la cárcel, estuviesen siguiéndonos todavía. Yo lo ponía en duda pues cualquiera hubiese pensado que para entonces ya deberíamos ser comida de lobos. Pero no le discutí nada y, tambaleando por el dolor en mis pies, caminos por la suave cuesta que bajaba a una pradera tan hermosa que parecía irreal. Había flores de colores por todas partes, un riachuelo e insectos revoloteando por todos lados. Era casi como estar en una película de Disney.

 Ese lugar hizo que Roger me tomara de la mano y yo no me negué pues me daba algo de estabilidad. Caminamos lentamente, apreciando los colores, los olores y la tranquilidad y entonces decidimos quedarnos bajo unos árboles al lado de la hermosa pradera. Él armó la tienda de campaña y recuerdo que fue la primera vez, en años, que lo vi sonreír. Creo que pensó que todo había cambiado y que ahora podíamos ser la pareja feliz que él alguna pensó que podíamos ser. Pero yo sabía que eso no era algo realista pues yo no solo lo odiaba todavía sino que nunca lo había querido de verdad. Yo solo buscaba sexo cuando lo conocí y me quedé con él por costumbre. Sé que parecía que yo había sido un príncipe con él pero no lo fui ni él conmigo.

 Por eso no entendía que hacíamos juntos en ese bosque, ni porque mirábamos medio sonriendo a las abejas que iban y venían entre las flores de semejante lugar tan hermoso. Las cosas entre nosotros nunca iban a tener arreglo, nunca iban a ser como ninguno de los dos quería. Él soñaba con un perdón mío que jamás iba a tener y con el amor que yo no sentía y yo lo quería lejos a pesar de lo mucho que lo necesitaba para sobrevivir. Porque mis pies estaban destruidos y, sin ayuda, lo más seguro es que terminara muriendo solo y asustado en la mitad de semejante país tan lleno de nada y tan perdido entre todo.


 Con el tiempo, encontramos la manera de coexistir pero sin ganar lo que queríamos el uno del otro. Era como un pacto de no agresión y de coexistencia pacifica, muy al estilo de la guerra fría, pues sabíamos que lo más posible es que la muerte nos encontrase perdidos en la mitad de la nada. Y la verdad yo estaba listo para ello pues me había resignado a que mi vida simplemente jamás iba a ser la misma. Mi nuevo yo no puede vivir la vida que yo tenía, ni siquiera una medio parecida. Estaba condenada y sabía que él lo estaba conmigo así que los días estaban contados y solo tendríamos que vivirlos, de uno en uno.

viernes, 11 de septiembre de 2015

Sex sells

   Because it does, doesn’t it? When Michael had the idea to make his own website, every single person he knew thought he was going insane. But what they weren’t thinking about was the time he had wasted on so many other projects that had only failed one after the other. He had gone to law school but he had never been hired by a proper firm, only as an intern and they had told him, in very few words, that he should be as far from the word of law as he could. It was a bit brutal back then but he understood what they meant. In any case, he had tried to make anything and everything in order to be his own man and have a life of his own, to make his parents proud. Because what he wanted was to repay them for all their efforts to raise him.

 Michael opened a cupcake store, which had to close only a month after it opened because absolutely no one bought anything. He had learned how to bake for several months and it all when to the trashcan in a matter of days. Then, he decided to team up with a buddy from college and open a dog walking business. They did everything an owner could want like bathing them and walking them, doing exercises and so on but they failed miserably once his partner let one of the dogs escape and the owner sued him for it. Michael had also tried to make it in the call center world but they told him in the interview his voice was not the right one for the job and in a Burger King they told him he was tall enough, but they failed to tell him what his height had to do with anything.

 So many tries and failures had made him a little bit bitter and more of a loner that ever before. He had never been the kind to go out a lot or something like that. He would prefer to stay home and watch movies. So maybe that’s when the idea came to him. Like any man his age, he watched porn from time to time, when being specially aroused. He had never really paid any attention to the movie as such, only to the act they were performing. He must have been really bored that day because he remembered thinking it all look so fake, so prepared and too rushed for his taste. It was gay porn by the way, for reasons not worth explaining as they explain themselves.

 The thing was he watched the same clip, which was about fifteen minutes long, like ten times. He watched every single part with detail and then realized sex sells. It was that easy and he had never thought about it. But then he realized he hadn’t thought of it because of how people perceived pornography, no matter if it was between two men, two women or a straight couple. If you said that you worked in porn, must people would think you’re a pervert or that you just want to be having sex all day long and that’s not what it is and that was something Michael understood that night, when he decided to properly investigate.

 So, must of the films done in the country were low budget and that’s why their production was such garbage. He knew the video he saw must have been made with a handheld camera and some sort of small microphone and not much else. He investigated further and found out these productions companies, which normally only made very few clips a year, sold what they did to larger companies in the United States and there they were marketed online or, not very often, in sex shops all around that country. But that had to imply to movie was good because if it wasn’t people would make it here and just sell it here or upload it online or something. The thing with all of this was to win money and to make it a proper business, to make it a proper job with everything correctly labeled.

 The next thing for Michael was to find the money for it. He had some savings from his earlier jobs and knew he could convince some of his friends but before that he had to have an idea in order to sell it properly. He came up with a film called “The spy”. At first, it seemed like some ridiculous thing but then you realized it had everything a person would want in a movie: sex, drama and even a bit of romance and comedy. He wrote it with the help of a friend that went to film school. His name was George and he was the first person to tell him how insanely great his idea was. He promised to help Michael with cameras and lights and so on if the movie got made but, as a student, he had no money to share with him to do the movie.

 Michael decided to pitch it to every person he knew, no matter if the movie was gay porn or if he want it to do it in a way he had never seen porn being made. Most people just looked at him as if he had turned insane in mid sentence. Others were interested but only because it seemed like such a crazy idea. And the only people that were on board, two men and a girl from George’s film school, told Michael they could help with the production and give only a small amount of money. It was a beginning but they needed much more in order to make the movie as such. He tried to remove things from the script and George got the cheapest but best camera he could find at that price and they still weren’t close.

 Their next step was to go to the local production companies and offer them a place in the movie if they had money to invest. But all of them were very harsh; telling them you just couldn’t get in into an industry and try to change out of nowhere. They told them they had to have experience and a way of doing things that wasn’t too out there because in porn, differently than in movies, people just wanted the same thing that they had always seen and no one would invest in a movie that, in appearance, seemed to be more like an art film than a porno. Michael was disappointed but George told him most people in cinema were just like that, as they hated competition specially when the competition was good.

 Their last resource was to get financing from abroad. So Michael wrote hundreds of emails and sent them all the same day, hoping to be shooting the movie soon. In the mean time, they had created profiles for the characters and, to make things cheap, they had decided that everyone in the crew would appear on the movie but without getting paid, only their names on the credits. One month passed and it was a long wait. Michael was beginning to lose hope but George always tried to cheer him up, trying to make him focus in things about the movie they had not yet thought about like lighting, costumes, makeup and so on.

 Finally, when all hope had been lost, Michael received a letter, a proper physical letter, from one of the biggest production companies in the United States. They had agreed to finance the movie but only if it was done according to certain standards they had, mostly things they could agree on easily on a contract. The next month, it was all about flying to Los Angeles and signing the contract. There, an executive told Michael that his vision for pornography was very interesting and that, if the film was a success, they could be thinking about working with him again. They were so happy that day, that George and Michael had a nice dinner to celebrate and, at the end of it, they shared their first kiss ever. They realized right there; they had feelings for each other.

 But production started days after that so they put all their focus on the movie. They got some good looking but different guys to participate in the movie as actors and they shot it in the streets of their cities, except the sex scenes of course. For those, George’s friend Alexa had a thing for everything related to art direction. She transformed a room in an old house owned by Michael’s grandparents into a perfect replica of what Michael had imagined for the movie. It was supposed to be the place were the two lovers escaped to be together, away from all the looks. The scenes when they had sex were incredibly easy to film and they even got some money from a condom company because they would show a close up to one of the wrappers.

 Filming lasted for a whole month and, at the end, they had a great party to celebrate their success. They announced that a friend of George’s that had already graduated was going to make the editing of the film. He was very good and told George he wanted to be part of the film. The production company sent a guy to monitor their progress and everything went as planned. Another party was held when the movie was displayed as a “new feature” on the website of the production company. In only one week, a million people paid to see it. The movie was an absolute success all over the world, making the actors stars and the crew simply heroes.


 They would be hired again for more movies, one of them being a proper sequel to “The spy”. George and Michael began dating and eventually got engaged. They never moved to the United States, even at the insistence of their job. They knew what they did was special because it had another scent to it, if you will. Michael was proud of his achievement and shared it with everyone. Some people left his life but others were just proud of him too, even his parents who wouldn’t see the film but celebrated it all the same.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Guía de museo

   Aunque mucha gente no lo creía, ser guía de museo era un trabajo que se podía hacer a tiempo completo, sobre todo si se toma en cuenta que hay que saber mucho de todo, tanto de las piezas que hay en el lugar así como de la historia de cada uno de los periodos de la humanidad que venían a encontrarse en el museo. Felipe sabía lo suficiente de todo para poder dar un tour agradable y lleno de información curiosa que los visitantes podrían encontrar interesante y así pasar el conocimiento a otros. Él hablaba cuatro idiomas, por lo que su ingreso en el puesto había sido bastante sencillo, y eso que había estado buscando trabajo por varios meses. Pero allí por fin había encontrado un ambiente agradable y la verdad era que no se había fijado lo mucho que le agradaban las personas.

 No era el tipo más social de la vida, jamás lo había sido. Nunca le habían gustado las aglomeraciones y mucho menos si había ancianos que no podían oír o niños que no paraban de hacer ruido. Pero se dio cuenta que, en un museo, las condiciones cambiaban y todo el mundo se comportaba de repente como si estuviese en un lugar sagrado. Y según el jefe de personal del museo, eso era precisamente lo que ellos como guías debían tener en mente: el respeto por el lugar y transmitírselo a los visitantes para que no hubiera ningún tipo de incidentes en las visitas. Y en su primer mes, no hubo nada de eso. La gente se había comportado a la altura de las circunstancias y pensaba que siempre iba a ser así.

 Después, con el pasar del tiempo y el cambio de temporada, Felipe se dio cuenta que no toda la gente era la misma. De pronto empezaron a llegar más turistas de otras ciudades e incluso algunos de otros países y entonces los grupos se volvieron algo más difícil de manejar. Sus paseos guiados por el museo normalmente tomaban una hora entera, pues apreciaban ciertas obras, se explicaba la organización del museo, el sentido de cada cosa y las etapas históricas y en fin. En esos días de alta afluencia, hacer un recorrido tan largo era un karma pues la gente se dispersaba o hablaba en su mismo volumen de voz o simplemente gritaban como locos, como si estuviera en una pista de carreras o algo por el estilo.

 Pero, haciendo como le habían dicho, Felipe continuaba con el tour y la gente, o al menos la mayoría, lo seguía y cortaba su vida social mientras él explicaba lo que tenía que explicar. Sin embargo, era muy difícil cuando la mitad del grupo estaba distraído, los extranjeros preocupados por ver si tenían suficientes fotos, los nacionales haciendo comparaciones odiosas museos en sus ciudades o con ciudades en las que nunca habían estado y siempre un niño o infante llorando o quejándose por algo. Era casi un milagro que Felipe pudiese recordar todo lo que tenía que decir. Cuando esos tures guiados terminaban, descansaba de sobre manera.

  Sin embargo, un día llegó un grupo particularmente grande y tuvo que ser dividido en dos. Inmediatamente, Felipe supo que se había quedado con la peor parte pero prefirió no quejarse y hacer lo mismo de todos los días. El clima ese día era particularmente cálido, de ese calor que parece pegarse por todos lados. Apenas empezó el recorrido, Felipe escuchaba la voz lejana de un hombre que parecía que tuviera un tambor en la garganta. Era una voz demasiado grave y todo el mundo la escuchaba con facilidad, incluso con el barullo que se formaba en el atrio principal del museo. Durante los primeros quince minutos, el vozarrón fue constante. Felipe trataba de ignorarlo pero era como ignorar un abejorro gigante que no hace sino zumbarte en las orejas y hacerte cosquillas.

 Llegaron a un salón circular, en el que había una hermosa estatua antigua, y mientras Felipe les explica a los más interesados el porqué de esa ubicación para esa pieza en particular, el vozarrón empezó a escucharse con más fuerza y en un momento la voz del guía quedó apagada, aún más cuando, por primera vez en su tiempo como guía turístico, perdió por completo el hilo del a conversación y tuvo que quedarse callado, dándole paso completo a la voz tan horrible que ocupaba cada rincón del lugar. No fue difícil identificar al monstruo dueño de la voz, al cual se acercó tocándole el hombro. La mola se dio vuelta, sin dejar de hablar, y se quedó mirando a Felipe como si fuera un insecto especialmente repugnante.

 El joven le preguntó al hombre, casi a gritos porque este no paraba de hablar y estaba a punto de girarse de nuevo, si él había pagado por el recorrido con guía o si estaba por su cuenta. Por fin el hombre dejó de hablar y fue como si la presión saliera por todas las puertas pero en verdad la presión solo subía porque la forma en que el tipo veía a Felipe era cada vez más ofensiva. Al no responder nada, Felipe preguntó de nuevo y todos los que estaban en el salón habían dejado de hablar, llorar, ver sus celulares o apreciar el arte. Todos se quedaron mirando al pequeño y algo flacucho Felipe frente al dinosaurio que tenía en frente, que parecía una gran roca con piernas y brazos.

 El hombre por fin respondió que había pagado por el recorrido guiado a lo que Felipe le respondió que, en ese caso, debía guardar silencio durante las explicaciones porque o sino se perdería de la información. El tipo se rió y le argumentó que esa información era la misma que estaba en varios de los letreros por todo el museo y que Felipe no debería sentirse tan especial por estar repitiendo información como si fuese un loro. Con un control envidiable, Felipe le dijo que por favor evitara hablar o al menos hablara en voz baja pues no dejaba que los demás disfrutaran el recorrido. El hombre se dio la vuelta e ignoró a Felipe y este hizo lo mismo y prosiguió con el recorrido.

 Pasaron otros quince minutos cuando otra vez la voz parecía no tener rivales. Tuvo que advertirle de nuevo al tipo y algunas personas lo apoyaron esta vez, pues Felipe estaba contando una historia de romance y traición muy interesante relacionada con el cuadro más grande que tenían en el museo. Pudo seguir con la historia e incluso relacionarse más con algunos turistas pues el grupo era una mezcla increíble de gente que estaba allí para aprender más y otros que solo habían venido porque lo sentían como una obligación al venir a la ciudad. Lo bueno era que muchos del segundo grupo se limitaban a mirar sus celulares y poco más y eso no lo molestaba en absoluto pues no estorbaban a nadie con eso.

 Solo en un cuarto oscuro que luego se aclaraba para revelar objetos antiguos y sagrados para las tribus que solían vivir en la zona, solo allí todo el mundo se quedó callado y quedó fascinado con lo que vio. Pero entonces el tipo de la voz gruesa comenzó de nuevo. La gente ya no estaba para eso pues el recorrido ya casi iba a terminar y muchos le pedían que se callara. Felipe pensó que el tipo iba a hacer caso, como en las otras ocasiones, pero no fue así. Cuando el joven se dio cuenta, el tipo grande había cruzado la mitad de la sala en la penumbra en la que estaban y le había pegado un puño en el estomago a uno de los otros miembros del recorrido. Cuando Felipe lo vio, estaba en el piso.

 Corrió a su lado y le pidió a algunos otros turistas que lo ayudaran para que se levantara y vieran que pasaba. Entonces Felipe se dio la vuelta e interrumpió el silencio casi ceremonial de todos en la sala. En voz tan alta como pudo, le preguntó a la mole que clase de persona golpeaba a alguien en la oscuridad y en un museo. Felipe tomó su comunicador pero cuando iba a hablar el tipo se lo quitó y le pegó un puño en la cara. La gente empezó a gritar y a pedir que abrieran la sala, que se sellaba automáticamente cada cierto tiempo para que la gente viviera una experiencia única, aunque no exactamente como la que estaban viviendo en ese momento.

 El hombre se acerco a Felipe pero este le tomó del brazo y, con una agilidad que asombró a muchos, tomó al grandote por detrás y trató de someterlo como pudo, aunque la diferencia de alturas y de pesos no estaban ayudando en nada a Felipe. Entonces empezó la pelea real: se daban puños y golpes bajos y la gente ayudaba apoyando, casi todos, al guía. Una mujer incluso le pegó al grandote con su bolso y un tipo que salió de la nada le pegó un puño en el costado a Felipe. El caso fue que alguien le cogió el comunicador y los de seguridad abrieron rápidamente la sala pero Felipe les impidió la salida pues se había cometido un delito y no podían salir así no más como si nadie hubiese visto nada.


 La policía llegó y le tomaron declaración a todos. El tipo que lo había golpeado en el costado era el amigo al que el grandulón le había hablado todo el tipo. El señor que había sido golpeado primero no se veía bien y su esposa explicó que sufría del estomago. Felipe tenía moretones y tuve que ser atendido por paramédicos. Pensó que iba a ser despedido sin duda porque no era normal que un guía y un turista se cogieran a puño limpio pero lo que no recordaba era que en la sala oscura había cámaras y él había quedado como un héroe, el héroe del museo.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Wedding planner

   The food was ready, the cake was in its place, all chairs and tables had been checked and even the sun was been monitored, as well as the clouds. As a wedding planner, Monica knew everything had to be perfect. She was paid, handsomely by the way, because people knew she was a control freak and in her job, that was a good thing. From the little boy or girl carrying the rings to the small couple on top of the cake, Monica knew everything about a marriage and always had it under control, having alternatives at hand when the time needed. She had left a job in real estate when a friend asked her to organize her wedding simply because she was much more thorough than her. And that party was still being remembered today, with all its beautiful details.

 So Monica had made wedding her life and now attended many of those a week, seeking only perfection. By now she was so recognized in the medium, that she had the privilege to choose her clients, instead of being the other way around. She would only choose those events that had something interesting in them like a great location, many people, cultural aspects and anything she could be interested in to make her business much more successful. She had done everything from Jewish weddings to gay weddings. She had made them on the beach, in the woods and even in a theme park. Monica always had the kind of food you wanted, the colors, the flavors, the music, the entertainment… She had it all for her successful business.

 What she didn’t have was that which all her clients had: someone by her side. Ironically, Monica had never been married or close to being married. She had never had a relationship that had the potential to go that far and the truth was she had never had time for love. Monica was so focused on doing well financially and socially that she had left on the side her needs as a woman with feelings of love and care. But it was, in fact, because those needs were not really that strong. Many people were amazed by this, specially her mother and other women that were close to her, but Monica was not at all romantic, had no interest in being a mother and when presented to men, she was always bored by all of them.

 If you think she may have been a lesbian, the answer is no. It was as simple as she had no feelings for anyone. She had experimented enough in high school and college and she had always enjoyed sex, but she had no need of having a partner or a love interest, at all. Her girl friends were always so amazed by the things she talked when referring to her job. She did the most beautiful things for so many people but when asked how she imagined her own wedding, she had absolutely no words and she often changed the subject. It was very awkward and people would normally go on to another thing.

 All of this was harder on her when men decided to approach. It has to be said that Monica was not a super model but she wasn’t a monster either. She had nice black hair and big brown eyes. Men always stared at her legs, which she often didn’t realize. When a guy decided to approach her, it was really uncomfortable because there were two things that may happen. The first one was that the guy may come and tell her a compliment but she would just be completely oblivious to his intentions. Normally, she wouldn’t even pay attention and would decide very fast to dismiss him, excusing herself by use of her work. Men never insisted because she would talk in such a cold way it was impossible to insist.

 The other case would be for her to be aware of the guy’s intentions but answering by being brutally honest with him. That did not happen as often as the other case, which was great because she was always very cold and harsh when telling someone she wasn’t, at all interest. Men would just think “What a bitch!” and leave the place immediately. And that was it, she was known as the queen of marriages for many women but many men also knew her as a cold bitch. And even women knew this last thing and didn’t mind because that way they thought they would have more control over their wedding that their future husbands, who women always thing have awful taste for things such as weddings.

 Monica was in love once, though. It had happened during her year as a realtor. She would show so many people house and apartments that it became dull and tiring after a short period of time. Then, one day, she met Frank. He was a wealthy young man working in his family’s business and had been commanded by his mother to buy a place in the city, near the office, to be always there if someone needed it. The fact is that Monica and Frank bonded when she showed him several apartments in one day, all enormous for one person and with bills that only a rich man like Frank could pay. But the truth was that, that day; they were both not as interested in the apartments as they were in each other.

 Some days later, they started dating and then Monica’s job took a back seat in her life. She went out with Frank often, to the movies, the theater or simply to have dinner in the most amazing restaurants. He always paid and she loved those details that made him a gentleman. Even the first time they had sex; she realized he was not a driven person, but a controlled one like herself. She liked that so she decided to let herself go a bit and enjoy whatever was happening between them. It was a great time in her life because she had it all: a job, a boyfriend and even money to make small investments, like a new apartment for herself. Frank promised to buy her things to fill it and she knew that it would be their love nest.


 However, that never happened. Blinded by love, Monica had not realized that she had no way of paying for all the bills of the apartment. Even with help from Frank, paying the bills would be very difficult and the truth was she didn’t want Frank to do everything on their future home. Because, although they had never talked about it, she intended to marry him soon. She had not tell any close friends about Frank because every time in the past she had a boyfriend, they had always been extremely judgmental of her because they thought of her control issues and wondered how she would use them in a relationship.

 The case was that she didn’t have to do a thing to end this relationship or to even make it crumble. Frank, as rich as he was, was not interested in her like she had always thought. He was a player and wanted to have many options in life, as he didn’t want any type of responsibility yet. He had been entrusted with a company that someone else was handling on his name. He just had to smile and go to work everyday. But the truth was he would often be high or drunk somewhere with random women, in parties or just having sex in the apartment Monica had gotten for him. When she found it, she felt extremely stupid and told him to fuck himself and never to call her. He was cruel as he told her that she was just using her for sex and that she wasn’t even good at that.

 Monica’s trust in love was destroyed that day and never really grew back. She didn’t blame anyone but herself because she knew she had being naïve and simply stupid every single day of that relationship, if you can even call it that. She was speechless and cried for several days, almost until the day a friend asked her to organize her wedding. Everything changed because of that: she sold the apartment and moved to one she could pay, she burned everything that had ever come from Frank and organized, with the help of a friend who was an expert in creating companies, everything she needed to have a successful business.


 Four years later, Monica had achieved her goal of being the most recognizable face of the wedding planning industry, Because for her it was an industry, as well as for the hundreds of women and men that came to her in order to get married, because they knew they would get whatever their imagination had created. No matter if they wanted silly costumes or the rarest wines in the world she would have it for those who needed it and could pay her fee. When at home, when the weddings were over, she would often think about her own future but she always failed to see love. She wanted sometimes, but there was nothing there. Sadly, that part of her had been torn apart.