viernes, 9 de septiembre de 2016

Casi el final

   Tan rápido como había empezado se empezaba a terminar. Es extraño decirlo y pensarlo, pero el tiempo es así, parece escurrirse entre nuestros dedos e irse quién sabe a dónde y quién sabe a que. Desde el primer día estuve dispuesto al cambio, a vivir un poco para variar y creo que las posibilidades fueron aumentando con cada día que pasaba. Es extraño mirar hacia atrás, observar lo que era y lo que soy, lo que había y ya no está.

 No es que sea una persona completamente diferente porque para eso tendría que pasar algo terrible, creo yo. Al menos tendría que ser algo demasiado difícil de comprender al comienzo, o algo por el estilo. No sé quién habla ahora, si todavía soy yo o es ese que hace un rato cayó dormido porque así me ha empezado a pasar ahora, no sé si por el clima o por el cambio de horario que todavía me trastorna de manera inconsciente. No sé que es, pero ahí está.

 Otra vez ruidos. Siempre ruidos aquí y allá y en todas partes. La gente aquí parece tener dificultad para callarse, para pensar un poco en vez de hablarlo todo como si fuera la oficina de algún psicólogo frustrado. Aquí a la gente le gusta hablar pero, por extraño que parezca, nunca hablan de nada real. Siempre son supuestos o cosas que de verdad no importan para nada, siempre es alguien más o detalles de sus vidas que ni a ellos deberían importarles.  Pero así son y así serán hasta que se mueran, nada los va a cambiar ahora.

 Disculpen. Les decía que mi mente no ha cambiado por completo y por eso todavía sigo sin querer entender a la gente. Me sigue molestando el rumor de sus voces cuando creen que nadie los escucha: sus voces en mis oídos suenan como tanques de batalla. Es insoportable que haya tanto ruido en un lugar como mi habitación, pero cuando salgo a la calle el ruido parece ser menor. Será que me acostumbro a él o algo por el estilo.

 No, me quito su risita idiota de encima y recuerdo mis ansias antes de viajar, antes de emprender el próximo camino que ya no tiene mucha más vida que vivir. Hace casi un año pero sigo recordando que no fue como la primera vez. Esa en la que mis ojos se llenaron de lágrimas y quise volver tan pronto me fui. Esa vez en la dejaba las cosas de una manera y volví para encontrarlas igual. Es raro. Esta vez será lo opuesto y sin embargo me afecta menos.

 Esta vez siento que llevo otro equipaje conmigo, llevo experiencia, si es que así se puede llamar. Llevo un peso enorme encima, pero no es de aquellos que pesan en el alma, el corazón y la mente sino uno que quiero usar para mi ventaja. No todo lo que parece malo lo es, y por eso creo que todo lo que llevo conmigo puede ayudarme después, en la oscuridad.

 El calor es ahora el que me desconcentra. Todavía oigo su risa o lo que sea allá lejos. Creen que nadie los oye y eso me parece desagradable. Me parecen desagradables ellos mismos. Eso es algo que no ha cambiado para nada, sigo sintiendo que la gente es igual de arrogante y estorbosa aquí que allá y que en cualquier parte. Es algo que no me gusta para nada, pero es un hecho de la vida que tengo que aceptar. Hay gente que no debería usar su voz para cantar…

 Mi cuerpo se siente diferente. Me di cuenta hace poco que lo siento distinto, me comporto distinto con él, como si me lo hubiesen cambiado sin darme cuenta y ahora lo estuviera aprendiendo a usar de nuevo. Sé que es el mismo, eso es obvio, pero se siente nuevo en ciertas partes, se siente mejor y me agrada más. Qué extraña sensación, que raro es poder sentirse así como nunca creí que me fuese a sentir. Es agradable, pero me da un poco de susto andar por ahí, así de confortable.

 Y sin embargo sigue sin importarme nada porque me he dado cuenta que nada de lo demás importa. Los demás no importan en el sentido que no puedo amarrar mi vida a lo que otras personas piensen. Esto lo digo y todavía es algo con lo que lucho día a día porque no he superado todas las pruebas al respecto. Sigo siendo el mismo que se siente intimidado por la mirada de los demás, como si pudieran ver a través mío. Mejor dicho, como si yo no estuviera aquí. Eso duele.

 El amor y esas cosas siguen siendo un misterio al cual nunca sabré si deseo acercarme. Cambiar de latitud y longitud no ha cambiado eso en lo más mínimo. Sigo considerando que no estoy listo para eso, sea lo que sea eso.  Porque admito que no entiendo todavía muy bien que es lo que es el amor entre dos personas. El amor de familia sí que lo entiendo e incluso la amistad, que es un tipo de amor bastante agradable y útil. Pero el romántico, no lo entiendo para nada.

 El sexo, en cambio, lo he aprendido a entender mejor. ¿Cómo? Muy simple: dejándome llevar por el momento y lanzándome a aguas antes desconocidas. No voy a detallar todo porque no creo que sea el punto de este ejercicio, pero sí puedo decir con completa confianza que la experiencia sexual tiene mucho que ver con mi nueva aceptación de mi cuerpo.

 Incluso el ejercicio no sexual, y esto sí que suena gracioso, es algo que he aprendido a aceptar dentro de mi vida. Y tengo que confesar que los beneficios han sido varios, no solo en el aspecto relacionado a mi cuerpo sino a la manera como enfrento cada día. Creo que esa adrenalina ayuda un poco a mi mejora interna.

 Sin embargo, no es que me guste hacer ejercicio ni nada parecido. Sigue siendo para mi algo a lo que tengo que enfrentarme desde cierto ángulo para que no sea un momento difícil en el día. De hecho, tengo que confesar, sigo haciendo de cada jornada un horario casi estricto que pocas veces admite sorpresas. Es algo un poco insano, lo sé, pero es la mejor manera que tengo para enfrentar la vida en este momento. Eso suena un poco trágico, pero no quise que sonara así. En fin.

 Ahora pongo música para contrarrestar el sonido de las voces porque me molestan. Es una pareja y creo que están en mi mismo apartamento. Me fastidia tener que compartir y así ha sido desde siempre. Lo gracioso es que aquí no he tenido la opción de no compartir pues con una experiencia ya vivida se sabe muy bien que sirve y como manejarlo todo, en especial el dinero que sigue siendo esa fuerza que mueve los engranajes de todo en el mundo, así uno no lo quiera admitir.

 Por algo uno de mis sueños, de los pocos que tengo porque el concepto de sueños es algo que me molesta ligeramente, es el de poder ganar dinero por mí mismo. Quiero llegar al momento en mi vida en el que me paguen por hacer algo, lo que sea. Y poder vivir con ese dinero, tener un sitio mío, todo para mí, para compartir solo cuando yo quiera y no cuando a los demás se les dé la gana de que sea compartido. Ese es mi sueño y espero lograrlo pronto. Por favor…

 Creo que fue bueno dormir esos treinta minutos en la tarde, cambian la perspectiva que uno tiene de la vida. Esa siesta me impulsó a escribir ahora algo que voy a publicar mañana, después de dar ese último paso de los muchos que vine a dar aquí. De hecho, hay muchos más pasos que dar, pero esos son adicionales, no planeados, de aquellos que no me entusiasman tanto pero que aprendo a querer poco a poco, como hijos del alma.

 El calor del día se ha ido de a poco. Ya quiero sentir algo de frío en la piel aunque me gusta vestirme para el calor, de pronto por aquello que me gusta más mi cuerpo que antes. Es muy extraño todo… Me pregunto que estaré haciendo dentro de otro año o dentro de cinco. ¡Ni se diga dentro de diez! No… Prefiero no hacerlo porque entonces me entra el miedo de verdad, ese que se amarra en mi cerebro y no me deja ir hasta que me quita toda la energía que tengo.


 Ahora que me detengo un momento, no sé muy bien que es lo que acabo de escribir. Creo que solo quería decir que me siento bien pero que el futuro, como siempre, es esa bestia oscura a la que odio enfrentarme. Por eso la evito y vivo de a poco, dando un paso y después el otro. Caminando descalzo a un lugar del que no tengo la más mínima idea. Deséenme suerte.

jueves, 8 de septiembre de 2016

The desert and its creatures

   Alexa had always been very fascinated by the desert. She had studied all types of animals from it and had done her final thesis back in the university about all of them. So it was very natural, when she finished studying, that she joined a team of proper biologists in order to go to a remote desert region to discover new species. She was fascinated by the fact that a whole bunch of life forms could be discovered just like that, even in these times. She was, without a doubt, the most enthusiastic person to ever work in such a difficult environment.

 Not only was it hard for everyone because of the food and the general living conditions, but because looking for anything meant having to submit oneself to the very hot temperatures of the desert and the dangerous creatures than lived within. In her first week, Alexa was almost stung five times by different scorpions that appeared out of nowhere, every time exactly where her hand was.

 She had become quite aware of those little creatures and was now very capable to know where the animals would appear and also how much time she could stand under the sun before she started feeling really bad. Alexa was a strong woman, willing to resist whatever was necessary in order to achieve her goal of discovering something new in the name of science. She wanted to make history and there was no doubt she could seriously achieve her goal.

 The food was also a big problem in the camp, always tasting a lot like the sand of the desert but she knew never to complain. If she didn’t like something, she just didn’t eat it and tried to exchange with others for things that she had like energy bars. And every guy in her group liked her because she had been careful enough to bring so many energy bars it seemed she would never run out.

 They stayed in the same part of the desert for a long time, without having any success in the discovery front. They had classified many differences between scorpions of the same type but not much more than that. They had also taken numerous pictures and had studied the possible ways that snakes and other creatures could survive the hot temperatures. It was a big revelation to see an actual snake move around the hot desert sand.

 The trip was really fun but the first week went by too soon and they had permission to stay in the desert for three weeks. After all, it was a national park that was protected by a series of rules and regulations in order for people not to alter its stability in any way. The permission they had been granted was very hard to get and they really needed to take advantage of it.

 However the first week proved to be a deprived of any real discoveries. They were all really worried that maybe they wouldn’t be able to fin anything knew. They changed their camp’s location drastically, in order to be closer to an oasis, where some animals may thrive because of the “easier” conditions. However, they found nothing there either except more snakes and scorpions.

 The water, however, was crystal clear. They grabbed some into bottles in order to test it once they went back into their labs and regular work lives. It would be interested to see how many bacteria would be able to live in such a hostile environment and to know if the water was as pure as it seemed to be. Alexa even drank some directly from the pond because she was very thirsty and thought that even catching a disease from the water would be more fun that what she was doing daily, which was nothing.

She was very disappointed in her first trip. She thought that maybe it had not been the best idea to go to the desert in this first time. Maybe it could have been better to get to the forest or even in a boat to some corner of the ocean. She was trying to come up with different alternatives but the desert was the ecosystem that had always fascinated her, maybe because her parents had been born so close to an actual desert.

 Although not nomad or anything of the sort, her parents had the tradition to get fresh dates from the desert when it was the right season for those. They would roam the desert in order to pick them from the trees and Alexa would love it because she really loved the taste of the dates but also the feeling of adventure she had when she was around her parents.

 They weren’t’ scientist or anything like that. As matter of fact, she was the non-artistic person in her family. She had some skill while drawing but that was it. Alexa was a terrible singer, even in the shower, and couldn’t properly paint, write or anything like that. For some strange reason, she had been born without that very characteristic gene that most of her family had. However, she was very good with numbers, so she never felt too bad in school.

Another week ended the day they changed locations in the desert, once again. They were trying desperately to pick up anything. Their walks every day were getting longer and longer and people were getting desperate, even to the extent that everything they saw was a reason to cheer and get excited and then realize they had just seen a rock or a dead scorpion or something like that. By the beginning of the third week, no one was very happy about the results they had come up with.

 However, good things come to people that wait. In one of their long walks, a good friend of Alexa’s was the one who discovered some markings on rocks who had never been registered. By the way they were painted, it seemed the artist had lived a very long time ago, probably when the rock was really above the desert and not buried in it. Although they were mostly biologists, they were all very excited about such a discovery because it was something that could change the understanding of the place they were in.

 The most interesting part of the drawings was that it depicted humans and also other creatures hat seemed to represent the ecosystem of the desert. There was a drawing of a scorpion, another of some kind of bird and also snakes. All of those were pretty common. But then, there were drawing of several insect like creatures that had never been registered in that desert. So from that day, the biologists decide to help and clear the rock formation from sand in order to see if they could find something interesting to their field.

 And that’s exactly what happened. Four days before living, one of Alexa’s partners found the rotting body of a huge beetle the size of an adult’s hand. Several pictures were taken and the specimen was treated with a special solution in order to put it in a box and take it to the laboratory. The most interesting feature of that insect was the color: it was golden, just like the sun and the sand. Nature was very bright.

 Some other insects were discovered in the area and those were actually alive. There was a big thick worm it red antennae and some kind of really big green ant. They were all preserved carefully in boxes and jars for further study. In a few days, the would be back in their usually work attire, not shorts and shirtless like in the desert, typing in to computers and using several machines to understand what they were seeing.

 Alexa’s discovery came on the very last day and it happened to be a very dangerous one because it was a total accident. The creature was basically a scorpion but the difference was it was as big as a human baby. Its eyes were bright red and its body was very white, probably because it lived beneath the sand. Sadly, the creature had to be killed in order to take it back to the lab. But not only because of that but because it had almost stung Alexa with its tail.


 She took a picture of the creature and would later print it and put it in her workstation in the lab. She was very proud of her discovery but she couldn’t help wondering if what she had discovered was a natural creation or if it was some kind of mutation. She was really looking forward to solve that problem too.

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Un día mejor

   El café se había enfriado hacía ya un buen rato. En el local, uno de los meseros estaba prendiendo cada una de las velas en las mesas. Quitaba la cobertura de vidrio en forma de globo y prendía con un encendedor el fuego que cubría de nuevo con el vidrio. Esto lo hizo bastantes veces hasta que todo el local quedó iluminado con esa luz naranja y algo mortecina. La luz de día estaba muriendo y, al parecer, era mejor reemplazarla con cualquier cosa que usar luz artificial potente.

 Cuando el joven que lo había atendido vino a llevarse el café, Pedro no sabía si pedirle que le calentara el café para estar más tiempo o si debía usar el camino de la dignidad, un camino que rara vez usaba, e irse a casa a hacer algo más productivo que esperar por alguien que obviamente no iba a venir. El mesero se llevó el café y regresó minutos después con el recibo correspondiente en el que le cobraban a Pedro las tres tazas de café consumida o, mejor dicho, pedidas.

 Pedro se levantó de la silla metálica, y se retiró pronto del local. Las calles ya estaban iluminadas con una luz blanca potente pero a él eso le importa muy poco. Lo único que ocupaba su mente era su razón para haberse quedado allí todo ese tiempo. Esperaba a una persona que no había visto hacía años. Por eso no estaba tan molesto como si hubiese sido alguien que de verdad conociera pero igual era una situación muy extraña, algo decepcionante.

 Habían quedado de verse pues Miguel parecía tener muchas ganas de ver a Pedro y así poder recordar viejos tiempos. Pero nada de eso había pasado. Mientras caminaba a casa, Pedro se dio cuenta que había hecho una excepción a su propia regla de evitar a toda costa hablar con gente de su pasado que pudiese no ser completamente objetiva o graciosa. Si no había de las dos cosas, no era interesante.

 Pedro llegó a su casa caminado, sin haberse dado cuenta. Tenía tanta rabia y pensaba tantas cosas que ni se había dado cuenta de todo lo que había caminado. Entró al supermercado cerca de su casa por unas cosas y luego sí se encaminó a su hogar. La verdad era que tenía mucha hambre pues se había saltado el almuerzo para poder comer algo con su compañero pero ese había sido otro error.

Compró una pizza congelada y dos latas de cerveza.  Pagó y en unos cinco minutos estaba en su apartamento. Para su sorpresa, cayó rendido en el sofá. Dejo la bolsa en el suelo y así, en la oscuridad de una noche sin estrellas, Pedro se quedó profundamente dormido. No tuvo sueños ni nada parecido, solo un sueño bastante plácido.

 Despertó al otro día, todavía vestido y con dolor de cuello por a extraña posición en la que se había acomodado en el sofá. Menos mal que cuando despertó eran apenas las siete de la mañana de un sábado. Como no trabajaba ni le debía nada a nadie, decidió irse a la cama de verdad y dormir por un rato largo de la mejor manera posible. Al fin y al cabo que se sentía cansado, incluso antes de lo del café. Era como si tuviera algo sentado encima que se rehusaba a moverse.

 Cuando despertó por fin eran las once de la mañana. Antes de hacer el desayuno, guardó la pizza que se había ido descongelando en el suelo de la sala y la cerveza que estaba algo tibia. Fue mientras vertía la leche sobre el cereal que escuchó el escandalo que hacía su celular desde la habitación. Pero estaba tan descansado y en paz que decidió no contestar. Tal vez sería otra vez Miguel para disculparse, algo que a él no le interesaba en nada. O tal vez era de trabajo y no quería saber nada de ello por algunas horas.

 Comió su cereal frente a la televisión, mientras veía un programa de esos que hay miles, en los que muestran como es la vida salvaje de algún lugar remoto del mundo. Estaba muy tranquilo con las imágenes y entonces de nuevo el timbre de su celular. Estuvo de verdad tentado a contestar, tanto así que se había puesto de pie sin darse cuenta, pero no podía caer en la trampa de dejarse convencer por argumentos vacíos. Debía hacerse respetar de alguna manera.

Cuando acabó de desayunar, fue a la habitación y guardó el celular en un cajón lleno de ropa, así el ruido no sería escuchado por todos lados si llamaban de nuevo.  Se ducho por un largo rato y, al salir, tuvo ganas de dormir otra siesta pero tal vez no sería la mejor opción estar durmiendo así que se decidió por ver en sus correos si las llamadas habían sido de trabajo. Si era dar respuesta a dudas de sus clientes, no sería nada difícil contestar en un momento  y seguir adelante.

 Pero en ninguna de sus cuentas de correo había nada de verdad importante. Así que no eran la razón para que su celular se moviera como loco. Como no tenía trabajo, decidió que sería un día nada más para él. Vio toda una película que había estado posponiendo durante varios días y luego salió a comer a un restaurante cercano que servía una comida muy rica.

 Fue un día bastante bueno para Pedro. Cuando volvió a casa, después de buscar en un centro comercial el regalo para su el cumpleaños de su sobrina el fin de semana siguiente, se dirigió a su habitación y sacó el celular de entre las varias capas de ropa gruesas entre las que descansaba. Se sentó en la cama para revisarlo.

 Habían mensajes de texto, llamadas perdidas y mensajes en escritos en varias aplicaciones. De hecho, la llamada más reciente había entrado hacía apenas diez minutos, por lo que una nueva llamada era inminente. Aunque sintió algo de lástima por Miguel, había tenido todo el día para pensar que no era una persona que se mereciera su amistad. Ni siquiera habían sido capaces de mantener una amistad ni nada parecido, eran solo gente que iban al mismo lugar por varios años consecutivos pero esa es la misma experiencia de vida de todo el mundo con el colegio.

 Pedro dejó el celular en el escondite entre la ropa gruesa y cerró con fuerza el cajón. Le daba un poco de rabia que Miguel fuese tan insistente: era como si se le olvidara que no eran amigos de nada y que no podía llegar así como así. Pedro trató de olvidar lo ocurrido y decidió terminar su día con una ducha con agua tibia y una película más en la cama. El sueño casi no llega y, justo cuando estaba a punto de cerrar los ojos, Pedro pudo escuchar un zumbido lejano.

 No tuvo que pensar por mucho tiempo para concluir que lo que escuchaba era sin duda su celular en el cajón. Vibraba con fuerza, como si hiciera temblar todo el armario. Obviamente eso no era posible para un objeto tan pequeño, pero para pedro era como si con cada vibración, aumentara la cantidad de gente que lo miraba con desaprobación por no contestar la llamada. Dudó por un tiempo largo, en el que la vibración se detuvo pero luego empezó de nuevo.

 Harto de la situación, Pedro se puso de pie de un golpe y se dirigió al armario para sacar el celular. Contestó pero antes de decir nada una voz le agradeció que contestar. Reconocía la voz de Miguel. Al comienzo no dijo nada más que eso y Pedro tuvo muchas ganas de colgar de nuevo. Pero luego, poco a poco, pareció recordar que estaban al teléfono y no por ahí en la calle. Empezó a hablar del pasado, de una vez, seguramente porque sabía que eso interesaría a Pedro.

 Estaba equivocado. Pedro no entendía en los más mínimo que era lo que Miguel quería de toda la situación. Había sido un maldito deportista en el colegio y parecía vestir exactamente lo mismo que entonces. Como siempre, su voz era monótona extremadamente aburridora. Era increíble pensar que alguien quisiera escuchar su voz todos los días.

 Pedro solucionó todo tomando el celular, abriendo su ventana y lanzando el aparato lo más lejos posible. Sabía que tendría que comprar uno nuevo, ojalá con otro número, pero es que a veces ver gente tan extraña que no tiene el mínimo sentido del respeto, no es algo que se pueda tomar a la ligera. De Miguel no supo más, pero le agradeció siempre ese día casi perfecto.

martes, 6 de septiembre de 2016

Who Dunnit?

   There was a little bit of cold chicken in a bag and some old bread around the second big bin. The trick was to clean it all real good, being careful none of the filth of the rest of the thing inside the containers could harm the good things that were waiting for anyone to grab. Viv had been doing I for five years and now she knew how to look for the best in the best parts of town. Of course, she had to go at night, but not loo late or the guys of the garbage trucks would throw it all away.

 One day, she was even lucky enough to find half a pizza. And I was very good, made out of a lot of vegetables. The only bad thing was that it was cold but to that she was already used to and she didn’t care at all. In other places it was very hard to get any of that but that neighborhood, called Spring Heights, had the best meals for any person that happened to live on the streets. The problem was the security crews and the police who loved to fuck anyone who entered those communities.

 Every time Viv was caught there, she reminded the police that she wasn’t doing anything wrong and that no one could get harmed by her feeding herself with things no one even wanted anymore. It wasn’t like she grabbed clothes or real expensive things from he garbage. She could’ve but people in that area seemed to be very careful not to throw away things that were very valuable, except when it was about food. Then they didn’t care at all about the treasures that they gave away.

 One day she was even able to eat three sushi rolls. Viv was scared about that food because she knew it was raw fish and that, if old, she may have been in for some serious stomachache, but nothing happened and she realized how overrated that kind of food was.

 But her moment happened the day she found something very different in the garbage. She had managed to avoid the private security, again, and was checking on some boxes by a big house on the hill, when she was almost paralyzed with fear. When she took out a plastic bag filled with lots of crap, there was something in there she knew wasn’t very common to see in the trash: it was a human ear.

 It was the first time Viv ran to the police. At first, they didn’t want to talk to her because they knew her really well but after some serious consideration, they heard what she had to say. The consideration was basically when she three the bag with the ear on the chief of police’s desk and was almost tackled to the ground by two male officers. Her move had been very bold but effective, as the police sent several of their own to check the rest of the boxes she had been going through.

 They found the other ear and also a couple of fingers. When they rang the bell at the mansion the bins belonged to, they didn’t get any answer. The cops seriously had no interest in talking to anyone in that house but it was a formality that they had to proceed with. The house was better known as Montecarlo, the preferred mansion in the city of one of the richest men alive. Or maybe it was fairer to say he was barely alive, as he neared ninety years old. That and his unlimited power were the reasons cops didn’t really want to bother him.

 But in any case, no one answered the door. They tried multiple times for months and no one answered. Even when contacted through the main offices of the conglomerate the man was president of, no one would say a thing. It was very uncommon and mysterious but also predictable as no well known person would even think about being caught in a scandal such as that one that not only involved body parts found in the trash, but also a homeless woman and the police.

 The ears were sent to a laboratory for exams and the results were very interesting: apparently, they had been removed fairly recently, not even a month ago. The studies also said the owner of those ears was probably younger than forty years old but older than twenty-five years old, according to the cartilage and general shape of them. They also concluded that the ears had been sawed from the body they had been attached to, which indicated the police that they may have been dealing with the case in the wrong way.

 Those techniques to remove body parts were primarily used by men in the mob or in any other organizations that dedicated themselves to using violent methods. The cops went through every single mobster they had arrested recently in order to get a confession that they had done it but none of them seemed to understand what he was talking about. They were even so bold to say they hadn’t done that in a while.

 But how to believe a mobster when he was arrested for reckless driving and attempted murder of their own wife? Others had even had their closest enemies killed and had no problem at all talking about it. But they’d rather be damned than accept they had cut off those ears. They didn’t insisted on the subject but most of them were consistently positive they had nothing to do with it.

 That was not good news for the police that had been investigating for more than six months and nothing had come up: the mobsters said they weren’t the ones, the owner of the bins was a no show and even Viv had stopped helping them because she thought the police was only good for taking her away of all the street’s great prizes.

  Almost a year would pass until another body part was found in a garbage bin; very close to the ones that Viv ad been going threw. The foot was from a male body and it wasn’t especially big. The scientists at the police were able to confirm with a high degree of certainty that the foot and the ears came from the same person. The police couldn’t ignore this anymore, so they ordered a sweep of every trashcan in the hill. Groups of people would go through every single garbage container in order to look for the rest of the body.

 The cops were smart enough to get Viv to help them, as she was the one that knew perfectly about every single spot to throw food and possibly body parts. They started on the bottom of the hill and worked their way up. They didn’t find anything near the first houses but as time passed, other parts were discovered: a nose, a finger, and a toe. They kept appearing as the police worked their way up to the top of the hill, where the wealthiest people lived.

 Of course, the whole thing was an epic scandal and many rich people thought the police should stop targeting their neighborhood as if they were the ones to blame for whatever had happened. They insisted no one from the hill would even think about killing, simply because they were all so rich they didn’t need to do it. Their reasoning was easy to understand but simply not good enough.

 After several weeks of research, they had collected enough body parts to do a proper examination and attempt to reconstruct the whole person or at least what was his or hers most likely appearance. When Viv found a penis by a fence, they knew it was a male. All the parts were dry some that’s why blood testing was impossible and only reconstruction of the whole body was the only real solution to the problem.

 Searches on the garbage bins ended soon and the police dedicated themselves for a week to reconstructing the body, part by part. There were still some large parts missing but most small pieces were there. It was one of the female cops that dropped her coffee when she entered the room to deliver a letter to the chief of the scientific staff. She knew whom the body had belonged to.


 This time, they didn’t ask to be invited in. The doors of the mansion were toppled down and every corner of the premises searched. The head was found on a pike, in the living room, by the fireplace. Someone really hated the richest man in the city, to the point of killing him in his own house and dividing his body all over the hill. Who had done it?