viernes, 4 de enero de 2019

The forest


   The eagle landed on top of the three, in a place towards the middle of the forest. The place was a sea of green; no piece of the ground below could be seen below the trees. However, it did not seem random that she chose the tallest tree to land and grab by the claws. She firmly stood there, looking around, waiting for something. She did not seem hungry or worried about any of her younglings. She just appeared to be making guard or something of the sort. She suddenly opened her wings and screamed.

 The sound out of her beak was not the one normally made by a bird, or an eagle or any kind of animal. The sound was strangely metallic, like something more suited to a robot or a creation of that sort. The bird made sounds for a while, alone in the middle of the forest. She then remained silent again, as clouds of storm formed above the forest. Shortly after, rain started washing away everything from the forest. The soil was turned into mud and the dead leaves were soon washed away by the flood.

 However, the forest was too silent during those moments. As the rain descended to the ground and then washed all the dirt away, no animals made sounds or tried to hide from the water. Actually, there was virtually no movement around the forest, except for the water rushing to the streams and the rivers. It was a land of trees deprived of any life. No bugs humming or squirrels hopping from one tree to the next. No other birds besides the eagle that still stood on top of the tree, being washed by the rain.

 The clouds above the forest where also strange, not moving or trembling as they produce thunder, but just frozen in the sky. The lights inside of them seemed artificial, as if they were being made on purpose instead of naturally produced by the ions and all of that. The colors of the clouds were also too perfect, too ideal. They seemed to be painted on top of the sky, not having that special quality of the real clouds, that thing when you feel you can grab them and you even imagine how soft they are.

 Moments later, the rain seemed to intensify. In some parts, tree bark began falling to the ground, revealing something very strange. The rain that was falling had changed somehow, not only being water but also something else. This did not yet affect the eagle, but she did seem uneasy, even as unnatural as she looked. More tree bark fell to the ground and also some flowers, which seemed to be eaten away by the water that carried them far away from the place where they had fallen. The floods were soon tainted in the colors of the flowers that came from all over the forest.

  Another color was also present in the water. Some red tint that was slowly carried away also permeated the water and the rivers down the valley. It was all brought down to a lake made up of still water. Many streams entered the lake and it was also surrounded by forest and large lumps of dead leaves that rotted fast, producing more color over the lake. There was a strange color in the water, towards the middle of the lake, something a bit lighter than the normal color of the water of a lake.

 More than that, something was moving in the middle of the lake. It looked like a fish but much larger than anything in existence in the world. The lake was far from any ocean or land populated by people, so it was very likely that creatures there would be very particular to that strange landscape, where clouds seemed to be painted on the sky and the rain was acidic and melted flowers into a mush of rainbow colors. The fish swimming in the middle of the pond was something not so abnormal after all.

 A thunder suddenly descended from the clouds and struck the fish in the middle of the lake. The light discharged illuminated the sides of the lake and made the fish more defined. After the electricity dissipated, the creature jumped out of the water, looking to have been activated in some way by the thunder. The creature started swimming around and around the lake, absorbing the remains of the flowers and the leaves that had accumulated on the edges of the lake. It ate like crazy, as if it had never eaten.

 The creatures splashed all around the lake. The eagle flew by the water and looked at the fish trashing and eating. It just moved it wings a couple of times and then disappeared somewhere on the other side of the forest, as if it had never been up there. Hours later, the fish finished eating and it submerged itself into the lake, again doing circles in the middle of the body of water. It had returned to that weird trance stage, which was apparently only one of two things it did in its strange life.

 That forest was certainly a very special place. There were signs all around that it hadn’t been created in a natural way, instead being constructed by something or someone. It was the creation of some mastermind with a plan that had never really been realized. The eagle, the clouds, the fish creature and the acidic rain could not be everything that strange place had to offer. Something else had yet to be revealed. Maybe a reason for the place’s existence or maybe the face of the creatures that had imitated the most natural place on Earth. Someone had planned something but had never finished it.

 Maybe, just maybe, they were still missing something to properly finish their project.

miércoles, 2 de enero de 2019

Nosotros y ellos


   Todos estábamos alrededor de la hoguera, caminando y pensando, cerca del fuego que nos hacía sentir algo de calor. Podíamos estar en nuestra casa, en nuestras camas descansando. Pero no, estábamos en ese rincón perdido del bosque haciendo nada, o mejor dicho lo que parecía no ser nada. Había sido una reunión de improvisto, una muy tarde en la noche para que nadie más se enterara de lo que estábamos haciendo o de lo que estábamos hablando. Se podía decir que era solo para nuestros ojos y oídos.

 La hoguera ya había ardido en ese mismo punto muchas veces antes. No era la primera reunión que habíamos hecho, pero esta parecía ser mucho más urgente que las anteriores. Al fin y al cabo uno de nuestros compañeros más cercanos era el que nos había llamado. Gritaba como loco, casi no le pudimos entender al comienzo nada de lo que decía. Cuando por fin se calmó, entendimos que era urgente reunirnos en el lugar de siempre para hablar y entender mejor lo que había ocurrido y discutir lo que había que hacer.

 Había pasado mucho tiempo desde la primera vez que nos habíamos reunido o, mejor dicho, desde la vez que habíamos formado el grupo y tomado la decisión de vernos de manera periódica. Esto se explicaba por nuestros llamados poderes, aquellas cosas que podíamos hacer que nadie más podía. Cada uno habíamos descubierto poco a poco que éramos diferentes a todas las demás personas y habíamos decidido que no era lo mejor que todos supieran, pues éramos una minoría y la historia no era amable con estas.

 Algunos querían revelarse al mundo, usar lo que podían hacer para ayudar a otros o incluso para reinar entre los demás. Era cierto que no todos los “especiales” como nosotros habían querido quedarse en el grupo, muchos habían decidido que no era lo suyo estar reuniéndose para hablar cosas de la gente como nosotros. Sin embargo, habían estado de acuerdo en registrarse en una especie de lista que teníamos para llevar la cuenta de cuantos éramos y lo que podíamos hacer. Era información clasificada, claro.

 La reunión extraordinaria, sin embargo, quebraba para siempre lo que habíamos hecho. Según él, alguien había descubierto a uno de nosotros. Decía que había manifestado sus poderes sin intención, a causa de un gran dolor. Recordamos haber visto la noticia de una explosión grave en una zona residencial, pero no habíamos pensado demasiado en ello. Ahora resultaba que era una joven mujer que se había revelado a si misma a causa de un malestar causado por una grave gripe. Era muy joven y no tenía idea de cómo controlar sus poderes, no sabía lo que debía de hacer.

 Ella no estaba listada y por eso no conectamos una cosa con la otra. Pero eso no era lo peor. Lo más grave de todo era que la chica había sido tomada de su hogar y lo mismo había ocurrido con el resto de su familia, que hasta donde nuestro informante sabía no eran personas especiales. Habían desaparecido de un momento a otro y ahora era como si nunca hubieran existido. El informante no sabía más y era claramente el más nervioso de todos. Cuando terminó su historia, solo se sentó y susurraba por lo bajo.

 Por eso nos quedamos todos un poco asustados porque lo que significaba para nosotros era grave. No solo la gente ya sabía que existíamos, sino que ahora parecía que nos querían ocultar y hacer quien sabe que cosas con nosotros. No teníamos idea si el gobierno tenía algo que ver con ello o si era algún grupo externo el que se proponía exterminarnos o hacer algo con nuestros poderes. No era raro escuchar que la gente tal vez nos tuviera envidia si supieran las cosas que podíamos hacer.

 Éramos gente especial, diferente, y lo que único que podíamos hacer era ocultarnos lo mejor posible y simplemente vivir nuestras vidas lo mejor que pudiéramos. Era ilusorio creer que todo el mundo iba a aceptarnos así como así. Incluso habíamos escuchado los comentarios que otros decían que se habían hecho después de la explosión causada por la chica y no eran nada buenos. Eso fue lo que nos quedamos hablando toda la noche alrededor de la hoguera, sintiendo frío y calor al mismo tiempo.

 Para algunos, la siguiente acción debía ser la de ubicar a la chica para saber si estaba bien o si había sido asesinada por quienes se la habían llevado. Otros decían que lo mejor era que las cosas siguieran como antes, sin que nadie hiciese nada por averiguar nada. Ellos argumentaban que buscar e investigar demasiado podía ser contraproducente y, al final del día, revelar nuestra existencia de manera inequívoca. Y había otros, pocos, que creían que esa era la mejor idea de  todas.

 Para ellos seguir ocultos era ridículo. Querían que nos presentáramos frente a la sociedad como una opción diferente para poder crecer y ser cada vez mejores, como seres humanos que éramos todos. Sabían que habría personas que estarían contra nosotros, pero pensaban que nuestros poderes serían la clave para que siempre estuviéramos encima de todo y todos. Sí, era una idea que se oía muy bien pero todos sabíamos que también podría ser el fin de todo lo que habíamos tratado de salvar. Cualquiera de las decisiones resultaba en algo que no era agradable, que no iba contentar a todo el mundo.

 La reunión terminó cuando el sol empezaba a lanzar sus rayos sobre las copas de los árboles. Apagamos la hoguera con cuidado, uno de nosotros teniendo poderes para absorber el oxigeno y así absorber todo sin que nadie se diera cuenta. Al final no pudimos acordar nada y cada uno siguió pensando exactamente lo que ya pensaba antes. Nos ayudamos de mis poderes para que cada uno llegara a su casa de la manera más rápida y segura. Los últimos fuimos mi pareja y yo, que habíamos llegado al bosque en automóvil.

 Debíamos conducir por una hora para regresar a casa y eso ayudó a que nuestras mentes se calmaran un poco. No hablábamos porque ya lo habíamos hecho demasiado, pero era obvio que todavía teníamos mucho en la cabeza. Prendí la radio para tratar de dejar de pensar pero resultó ser la peor de las decisiones. Estaban anunciando una noticia de última hora y era lo peor que podía escuchar en ese momento. Al parecer, alguien estaba atacando un distrito de oficinas en Japón, y por lo que parecía, la persona tenía poderes.

 La policía ya había disparado contra el agresor y no había resultado. También los bomberos y el ejercito trataban de hacer lo propio, pero les resultaba casi imposible. Mi pareja empezó a utilizar el portátil para acceder a la lista que teníamos y ver quien podría ajustarse al perfil de la persona que estaba atacando en las noticias. No teníamos muchos registrados de esa parte del mundo pero había que pensar que alguna otra persona podría tener mis poderes o algunos muy parecidos, para moverse de manera rápida.

 Ambos escuchamos la descripción de lo que ocurría y de lo que hacía el atacante. Eso nos ayudó para descubrir que el atacante era precisamente la persona que había estado minutos antes en la reunión, aquel que nos había alentado a usar nuestros poderes para imponernos ante los demás y revelar de una vez por todas quienes éramos y que existíamos. No tengo ni idea como llegó allí tan rápido, pues no fui yo quién lo envió a ese lugar del planeta. Tal vez incluso me había engañado de alguna manera.

 Detuve el coche frente a nuestra casa, una pequeña estructura de un solo nivel en los suburbios de la ciudad. Sin embargo, no nos bajamos del vehículo sino que seguimos escuchando las noticias. De repente, supimos que las cosas habían cambiado para siempre, de manera irremediable.

 Se oyeron gritos y más tiros y, en un momento, la señal de la radio pareció irse. Sin embargo, un anunciador explicó lo que había ocurrido: el atacante había sido abatido pero no sin antes asesinar a tres rehenes que tenía contra una pared. La gente estaba asustada y nosotros lo estábamos aún más.

lunes, 31 de diciembre de 2018

Happy new year


   The last place has always been paired with all the bad connotations. Being last is seen as having virtually no good qualities. Sometimes, not even bad qualities. You just don’t have anything going on for yourself if you come up in the last place. You might as well not run or participate, many think. But the truth is that there will always be a last one, as nothing in this world lasts forever and everything and everyone is doomed to disappear. And someone or something will be last, because things are finite.

 Can you imagine being the last human in the world? Yes, it would be extremely lonely and sad but you would be the last one, the last creature walking in two legs with a brain good enough to create things that are almost impossible. And you would be the last one in that lineage. You would be the last one to understand what feelings are and the last one to know how to attempt and explain them. You will be the last one to love and the last one to properly cry of real sadness.

 That’s all very beautiful, poetic even. You will be the last recipient of a vast history, encompassing bloody wars and beautiful romances. In you, the last remaining body, memories of all that has been and had been before you were born would be deposited. A brain acting as the last vessel for all human thought and advancement. Every single thing that humankind has done will be imbued in your blood and your flesh. When you die, being the last one of us all, an entire part of the history of the universe will die too.

 Tragic but there’s beauty in all the most awful things. We can deny it all that we want but that’s the way it is. Awful things can be fatal, can mark the last part of something, and maybe that’s why they can be beautiful, even in the darkness and among the most despised of human occurrences. Not everyone can actually see that light in the dark, but when you do, it’s the most beautiful thing you can ever see. That’s the world we live in and the world we have made around us, as members of the human race.

 So when you die, being the last of us, you will encompass everything beautiful and everything awful in your own essence, in your body and your soul.  All the concepts, the ideas, the feelings and thought, they will all somehow live inside of you, still breathing even if barely, trying to survive one more day. But, as we said before, being last is something that happens forever, something that does not change, no matter how much we would like it. “Last” is forever and that’s the way it is. So we will have to calm down in the last moments and just appreciate what was and never will be again.

 A year is the same. The end of this year marks the end of a series of events that marked our life that made us into the people that we are. Of course, many of those things will spill put into the next year and the following years, but as our live are so short, we can really define each year with ease. It isn’t difficult to put a name to it, to define it as something. Some years are bad and some are good, for example, depending on whom you ask. That’s the base of it all, the one that’s stored inside our heads for the future.

 It always happens that people begin to think an awful lot during the last few days of the year. They regret not doing some things and are happy that they did some others, but they know very well that whatever has happened cannot be undone and that they will have to deal with it. Nothing is clearer than when a loved one has passed and we remember that year because of it. Of course, its painful, but it’s also the reminder of our own mortality and that we should appreciate every single day on this Earth.

 The thing is we start thinking about what we have done only when the year is coming to an end, but rarely before that. Maybe in birthdays or days when we feel especially sad or down about something, but in many countries the last month of the year is the one with more suicides, homicides and, in general, more violent deaths than any other part o the year. Maybe it’s precisely because we start thinking about things and we decide we didn’t do enough or others didn’t do enough either. It can be a mess.

 The best thing is to think about every single thing we did and not only fixating our look on the bad stuff, which is what we tend to do often. Bad things always seem to be more serious, like their matter more, which is ridiculous. Feeling good and happy should always be as important as feeling like shit, so we should never take it for granted. Taking everything into account is very important and never forgetting that we are creatures made to feel everything, no matter what is and that nothing is forever.

 At the end of this year, we shouldn’t thing too much about the next one, we should just feel content with what we have done and just be on the lookout for the next year. If we want to achieve something special, then we should work towards it, doing whatever is needed to properly reach our goal. And that’s it, do things if you want or don’t do them if you don’t want to. It’s that simple and you should never complicate yourself with silly thought in a moment when you should be celebrating instead of feeling like shit. Jus enjoy the time you have because it is limited and there are no do-overs.

Happy new year.

viernes, 28 de diciembre de 2018

El llamado


  La selva ardía y no podíamos hacer nada para detenerlo. El fuego subía por los árboles como si estuviera vivo, carcomiendo la madera y haciendo que el ruido llenara los oídos de todos los que estábamos observando. Uno de los indígenas llamaba por la radio a los bomberos del pueblo más cercano, pero no era muy posible que llegaran pronto. El humo había vuelto el aire un infierno igual que el que se pasaba de árbol en árbol. La mayoría de los que estábamos allí solo podíamos observar lo que ocurría, sin hacer nada más.

 Al otro día, exploramos los restos carbonizados de los árboles, que ya habían sido empujados por el viento hacia un lado y el otro. Era increíble el silencio que había, sin animales ni ningún tipo de planta viviente. Los insectos habían huido quien sabe adónde y la mayoría de los indígenas ni siquiera querían acercarse. Para ellos, el sitio era sagrado y su destrucción era algo que debían primero procesar para luego hacer una ceremonia que ayudara a los espíritus pasar a una mejor vida con el resto de sus ancestros.

 Solo un pequeño grupo se acercó a los restos, con uno solo de los indígenas que dijo tener que mirar solamente hacia abajo para no tener que ver toda la destrucción causada la noche anterior. Por los sonidos que hubo a primera hora del día, era obvio que los bomberos habían venido muy temprano pero su llegada había sido demasiado tarde. Al menos habían detenido el fuego antes de que pasara a una zona más cercana al centro de la comunidad. Pero ahora ya no había nadie, todo estaba en absoluto silencio.

 Tocamos el suelo y nos quedaron las manos negras. Ver ese color en las manos de cada uno de nosotros nos impactó, en especial porque en esa misma parte de la selva había ocurrido nuestra ceremonia de introducción a la cultura de los indígenas. En esa ocasión nuestras manos habían sido pintadas de muchos otros colores a partir de los tintes naturales de la selva. Había amarillo, verde, blanco y rojo, colores que mezclados representaban todo lo que existía en el mundo de las personas que vivían en ese mundo.

 Habíamos luego lavado esos colores en el río, creando surcos en el agua que parecían cobrar vida con el movimiento del fuego de las antorchas y del agua misma. Nuestros cuerpos parecían mezclarse con el agua misma, con los aceites que habían sido extraídos con cuidado de las plantas, con la brisa misma que surcaba con suavidad sobre todo y con el cielo estrellado que teníamos sobre las cabezas. Fue un momento hermoso, lleno de una paz extraña que invadió nuestros cuerpos y nos ayudó a dormir esa noche. Fue un sueño tranquilo, sin sueños, totalmente perfecto.

  Pero de eso ya no había nada. Nuestros pies quedaron completamente negros de caminar tanto entre las maderas retorcidas. Cuando regresamos al pueblo, no había nadie adentro de las estructuras. Todos estaban afuera, trabajando o haciendo lo que hacían normalmente. Se habían pintado en sus brazos la marca del duelo y habían seguido con sus vidas, como lo dictaban sus costumbres. No podían detenerlo todo por una tragedia que no era nueva, que ahora se había convertido en algo casi cotidiano.

 Los fuegos arrasaban con frecuencia la selva, tragándose partes pequeñas cada cierto tiempo, carcomiendo un poco a la vez hasta que un día ya no habría nada. Los indígenas sabían que era algo posible, que el futuro se les venía encima pero no podían cambiar su estilo de vida de un momento a otro. E incluso si lo hicieran, eso no garantizaría que vivirían mucho más de lo que la selva sobreviviría, si es que lo hacía. Planeaban lo de siempre y luego ya pensarían en grupo que acciones tomar.

 Pero no eran todos iguales. Algunos hablaban con los granjeros de las fincas vecinas, para ayudarlos a atrapar a los leñadores y a los pescadores ilegales que entraban a destruir la selva a cada rato. También los ayudaban a no matar a los animales que invadían las granjas para comerse las vacas. Los dormían con químicos especiales de la selva, que eran muy apropiados para tratar los animales y no matarlos de un sobredosis. Buscaban tener una relación en la que ambos se beneficiaran, para construir algo mejor.

 Pero muchos de los incendios no eran precisamente causados por el calor o por productos de turistas dejados en la mitad de los árboles. Eran mucho de los granjeros que quemaban árboles pues necesitaban cada vez más espacio para plantar soya y maíz o para pasear de un lado al otro sus reses. Incluso había veces en las que se dejaban comprar por empresas madereras para que ellos quemaran los árboles y luego los leñadores les pagaran por sus acciones. Eran crímenes que a nadie le importaban.

 Muchas veces habían venido extranjeros, como nosotros, a visitar las comunidades para conocer más de la cultura y tener una experiencia especial. La idea era que cuando vinieran se les enseñara la realidad de vivir en la selva, los riesgos y lo que tenían que afrontar en el futuro inmediato. Pero la gran mayoría de los visitantes nunca volvían y jamás corrían la voz de lo que habían visto. Para ellos había sido solo una oportunidad de pintarse la cara y hacer algo “exótico”, diferente a lo que eran sus vidas en las grandes ciudades, fuera de sus repetitivos y alienantes trabajos.

 Algunos indígenas querían prohibir el ingreso a más visitantes de afuera y fue en ese momento cuando llegamos nosotros, con nuestras cámaras y preguntas sobre todo y nada. Muchos nos dieron la espalda y luego enviaron a una persona para dejar en claro que no tenían ningún interés en conocernos o en compartir con nosotros. Respetamos su decisión y nos dedicamos a construir nuestro programa con aquellos que sí se acercaban y tenían curiosidad de lo que hacíamos e incluso de nuestras vidas.

 Fueron ellos los que nos introdujeron a su mundo, con la ceremonia en el bosque y luego en el río. Nos enseñaron al pasar de los días a pescar y a cazar, a identificar las flores que usaban para sus medicinas, así como las plantas que necesitaban en el día a día. Grabamos todo lo que pudimos, sin pedirles nada sino solo dejando que sus vidas pasaran por enfrente de nuestros lentes. Pudimos ver la vida real que esas personas llevan en un sitio tan remoto, como son de verdad y no como creemos que son.

 Cuando llegó el momento de irnos, nos hicieron una fiesta muy divertida y especial e incluso aquellos que no nos querían allí asistieron, tal vez felices de que nos fuéramos. Sin importar la razón, estuvieron allí compartiendo comida con nosotros y dándonos una nueva muestra de sus cultura. Bailaron para nosotros, cantaron y también desplegaron algunos otros de sus talentos. Fue una experiencia única, que creo que se incrusto en el pensamiento de cada uno de nosotros y nos comprometió con ellos de manera permanente.

 En el avión de vuelta la ciudad, empezamos a trabajar, editando de una vez algunos de los apartes que habíamos grabado. Todos estábamos como distraídos, como si todo lo que hubiese pasado no fuese real. Debía ser lo que sentían todos los que habían estado allí antes de nosotros y por eso sus respuestas a todo lo ocurrido habían sido similares. Por eso nadie había hecho nada, no que fuera algo muy fácil de hacer. Era extraño como se sentía, por eso ya no hicimos nada más hasta muchos días después.

 Sin embargo, cuando por fin empezamos a trabajar, los hicimos sin parar ni un solo momento. Estuvimos encerrados día y noche, apenas comiendo y saliendo a la calle a ver la luz del día. Queríamos que todo fuera perfecto y cuando lo tuvimos terminado sentimos que era lo mejor que podíamos dar.

 Nunca sabremos de verdad si el programa tuvo el efecto deseado. Pero la realidad es que nos esforzamos tanto como pudimos y desde ya planeamos nuestro regreso. Se siente como algo necesario, como algo que no podemos evitar así lo quisiéramos. La selva nos llama.