martes, 30 de junio de 2015

Accidente al desnudo

   Sentí tan vergüenza, que salí corriendo a la sala y dejé la caja que le había venido a dejar sobre el sofá. Bajé las escaleras rápidamente y caminé hasta la parada del autobús como si no hubiera pasado nada. Pero la verdad era que no podía pensar en nadie más. Con Nicolás nos conocíamos hace mucho tiempo. Habíamos ido al colegio juntos, desde los doce años más o menos. Nunca habíamos sido amigos y él ni siquiera terminó sus estudios en ese mismo colegio, como sí lo hice yo. El se fue a otro país y no lo vería yo sino hasta mucho después, cuando me lo crucé por pura casualidad en el trabajo que había conseguido. Era muy raro encontrarme a un compañero del colegio así y todo se acababa de poner más raro entre nosotros hacía apenas unos minutos.

 Todo el camino a mi casa, pensé que debo tratar de cambiar mi manera de hacer las cosas. Como estaba apurado, usé la llave que el mismo me había dado para entrar a su casa y dejarle el paquete que tanto había estado esperando. Lo que yo sabía era que eran documentos muy importantes que él debía tener en casa y no en la oficina y que apenas llegasen se los debía llevar a su casa tan pronto como fuese posible. Y así lo hice, aprovechando para tomarme la tarde libre. Ahora me arrepentía de tener horas libres porque sabía que iba a seguir pensando en lo ocurrido y no era un pensamiento muy alegre en el momento. Bueno, no es que lo que pasó fuese algo tan trágico o fatal pero de todas maneras no es algo que yo hubiese pensado hacer un miércoles en la tarde.

 El caso es que, con llaves en mano, entré al lugar y me di cuenta que había música y pensé que seguramente él estaba allí y podía darle el paquete en persona. Era lo mejor porque así podría ver que era yo el que se lo había traído y podría notar mi dedicación al trabajo. Se sentía un poco raro, sobre todo por aquel asunto de haber ido al colegio juntos. Ahora él estaba sobre mi en cuanto a rangos y no debía decir nada al respecto. Pero en la escuela no era tan igual, tal vez porque éramos tan pequeños. Todavía no había nada popular o socialmente mejor que nadie. Creo que hablamos un par de veces e incluso se rió de algo que dije pero la verdad es que no lo recuerdo todo con claridad.

 Cuando entré, seguí a la habitación, siguiendo el sonido de la música. Me di cuenta que estaba en la ducha pero decidí no tocar porque seguramente lo hubiese asustado aún más al golpear la puerta. Decidí dar una vuelta por su habitación, esperando a terminara. Iba a hablar cuando cortara el flujo del agua pero no lo hice porque me distraje viendo las fotos que tenía en su habitación. Cuando me di cuenta, salió totalmente desnudo del baño, agua chorreando por todo su cuerpo y, por unos segundos, totalmente ignorante de que yo estaba allí. Luego él gritó, yo igual, dejé el paquete tirado en el sofá y eso fue todo lo que pasó.

 Al día siguiente, pensé que era posible que Nicolás no me hubiese reconocido. Tal vez ni siquiera sabía quien era yo y menos aún con el susto que se había pegado. Apenas nos volvimos a ver casi no me reconoció y fui yo quien le tuve que recordar quien era y de donde nos conocíamos. La verdad ese momento fue algo incomodo porque había gente oyendo y parecía como si yo estuviese desesperado por establecer una conexión con alguno de los que estaba a cargo. En ese momento el fingió recordar, porque yo sabía que en verdad no había recordado nada y lo habíamos dejado allí. Así que no hubiese sido para nada extraño si Nicolás no me hubiese reconocido en su casa y simplemente no fuera a decirme nada porque no sabía quien era.

 Al parecer tenía razón porque en todo el día siguiente no me llegué ningún mensaje ni me solicitaron en la oficina del jefe. Nada de nada. Así era mejor y no tenía sentido que pasase algo diferente. Seguramente ni se acordaba de mi y era mejor dejarlo así. De vuelta a casa esa tarde, me vi pensando en su cuerpo desnudo de nuevo y me di cuenta de que mi jefe era un hombre bastante guapo. Ahora que ya no había peligro de que supiera que había sido yo el imprudente que había estado parado en su cuarto como una lámpara, podía recordar el momento como uno en el que vi a un hombre desnudo y nada más. Así era mejor, dejarlo como una anécdota chistosa, dejando por fuera el detalle de que ese era mi jefe.

 Él siempre había sido muy blanco, como la leche. Yo recordaba que cuando pequeño algo había mencionado de que uno de sus padres era de Europa del Este. Sin embargo, tenía un cuerpo bastante bien cuidado pero no marcado ni nada de esas tontería que ahora se consideraban atractivas. Era el cuerpo como de un modelo de aquellos que usaban en la antigüedad. Algo por estilo… Ahora me doy cuenta que pienso en él como si fuera una figura de mármol y me da risa, un David moderno. La verdad es que el David es más corpulento y Nicolás no lo es para nada. De hecho es un poco flacucho pero lo suficientemente atractivo para seguir en mi mente. Porque no dejaba de pensar en lo mismo?

 Bueno, y de sus partes intimas prefiero no hablar. Pero lo vi todo y debo decir que cumplen con la normativa. Es decir, todo es del tamaño reglamentario. No es un actor porno o algo por el estilo pero tampoco es un fenómeno de la naturaleza por lo contrario. Creo que algo así es lo que quiero decir… En todo caso, vi todo por tan solo unos segundos antes de que saliera corriendo, casi tumbándolo a él porque bloqueaba la puerta de salida de la habitación. Llegando a mi casa ese jueves todavía pensaba en él y creo que lo hice incluso antes de quedarme dormido. Era lo más emocionante que me había pasado en días recientes.

 El viernes en la mañana hubo reunión de todo los departamentos en el trabajo y tuve que asistir porque era uno de los encargados de uno de los pequeños proyectos que tenía la firma. Fue la primera vez que veía a Nicolás desde lo sucedido. Como lo imaginé y supuse, él no me miró ni una sola vez y parecía tan calmado como siempre. Esa era la prueba que necesitaba para darme cuenta de que él no me reconocía y que todo podía seguir adelante sin novedades. Tomé las notas pertinentes en la reunión y apenas salimos incluso me atreví a saludarlo y él hizo lo mismo con total candidez y naturalidad. Me fui a mi puesto de trabajo decidido a dejar el incidente atrás y solo preocuparme por lo que necesitaba de mi atención en ese momento.

 Ya casi a la hora de salir, Nicolás pidió verme.  Debo admitir que el corazón me dio un vuelco pero su secretaria agregó que era para aclarar uno de los puntos del trabajo asignado a mi en la reunión, así que me relajé una vez más y marché a su oficina con celeridad. Allí, hablamos como siempre lo hacíamos en el trabajo e incluso nos reímos de alguna anotación graciosa que hice. Cuando terminamos, me di cuenta que la mayoría de la gente ya se había ido y él se disculpó por hacerme quedar más tiempo. Le dije que no había problema y que el bus siempre pasaba a lo que él respondió que podía llevarme a mi casa si yo quisiera. Lo pensé un segundo pero luego un trueno en el exterior me hizo decir que sí.

 En el auto de Nicolás, que era negro y nuevo, me sentía un poco incomodo pero más porque era extraño que un jefe llevara a un empleado a su casa. Pero había aceptado porque no quería una gripe justo antes de la temporada de vacaciones. Charlamos un poco en el camino pero no mucho y fue solo cuando faltaron unas calles para llegar a mi casa que me di cuenta que en el asiento trasero del coche había una caja, la misma que yo le había dejado a él en el sofá el día que lo había visto desnudo. Fingí que no había visto nada y lo dirigí para dejarme en mi casa. Cuando se detuvo le agradecí pero entonces Nicolás preguntó si había sido yo el que había llevado el paquete a su casa.

 Parece que sí me vio mirar la caja. Así que le respondí que sí y antes de nada más me disculpé eternamente por haber entrado así y por haberlo visto desnudo y por salir corriendo. Sentía mucha vergüenza y solamente podía pedirle disculpas y decirle que pensaba que no me había reconocido. Para mi sorpresa, Nicolás rió y casi no pudo parar. Cuando lo hizo, me dijo que sabía muy bien como era yo y que todo el tiempo supo que había sido yo el que había ido a su casa pero había decidido no decir nada pero ahora el tema había salido a la luz y que mejor que discutirlo como dos hombres adultos. Yo solo asentí, sin más.

  Entonces Nicolás me empezó a contar de un día que, después de educación física, todos nos habíamos bañado en las duchas del colegio. Era de las pocas veces que se usaban y todas tenían puerta y demás. Entonces él confesó que había salido de último del campo de juego y no sabía que ducha estaba vacía y abrió una y estaba ocupada pero la cerró antes de que la persona se diera cuenta. Según él, esa persona había sido yo. Quedé con la boca abierta y le pregunté que si la historia era real y el solo se encogió de hombros y sonrió. Yo me reí.


 Desde entonces hablamos más seguido y nos hicimos buenos amigos. Pero lo que pasó después, es cosa de otro relato.

lunes, 29 de junio de 2015

Stranger tour

   I had just met him but I didn’t want to walk around a whole new city without someone to tell me what was what. You see, I had arrived in Barcelona only recently and I’m one those people that understands things better when someone else is explaining. I get lost easily when I’m all by myself but I learn rather fast, which has always helped me get through things. Anyhow, I was having my first cup of coffee today and this guy was just really nice and I just asked him if he could show me the city. I know, he could have been a serial killer or something. Actually, it would have been worst if he had just said no but he was very nice and gave me his number, asking me to send him a message at night to see what he could do for me and my request.

 I did write to him from my phone and he answered rather quickly. He explained that he wasn’t from Barcelona either and that he understood how nervous I was for being in a new city so he proposed to go out the following weekend and show me the places that he thought would help me get to know the city. The weekend was only two days away so the wait was very short. He came to my place, where I had recently moved. I offered him a cup of coffee but he said he would rather start right away. He seemed very serious and not in the mood to talk, so I didn’t say a word. We just walked a few blocks until we got to a subway station. There was a map where he explained me where everything was: downtown, Montjuic, the industrial areas, the beaches, the mountains and the bars and discos.

 We entered the station and he bought my ticket, in order to show me how it all worked. That part was fun because I knew how the system worked, I had traveled from the airport in the metro. But I decided not to say anything because he seemed a little bit fed up with the whole concept of explaining all these menial things to an idiot from another country. We sat down side by side in the train but wouldn’t even look at each other. Maybe it was best if I just let him go and be miserable alone, because I didn’t wanted my own weekend to be spoiled. I would just walk around and people would help me. I had noticed people were very nice so maybe that was my real thing. I had no idea when or how I had decided to ask that from a stranger.

 The train stopped and he got out so I did the same. He walked rather fast so it was difficult to keep up with his pace. When we came out of the station, I realized I had been there before: it was the main square of the city called Plaza Cataluña. There were lots and lots of people everywhere but I decided not to be still for too long because my companion had already started walking away. I followed him to the Rambla, trying to get to where he was but it was impossible. After a while, I didn’t see him anymore. Fe up with the attitude, I just stopped and went back to the square. The climate was getting a bit colder.

 About fifteen minutes later, my phone rang. It was a call, not a message or a text. And it was him because I could see the name “Coffee guy” on the screen. I smiled because I didn’t even know his name and decided not to answer. But he tried two more times so I finally decided to pick it up. He asked me where I was and why I hadn’t followed him. I told him he seemed too distracted and too pissed off at something or someone and that I didn’t have time to waste so I thanked him for his help and just hung up. But he called again and asked again where I was. I told him I was at a bar, drinking a beer. He got to the bar and, again, didn’t say a word when he sat down beside me. He didn’t ask anything for himself and I just wasn’t in the mood to ask some stranger what was up with his life.

 Then, he started saying he had had a tough week. Apparently, he had been into a number of interviews for jobs he would have wanted to get but he got none of them. I told him that maybe he had been just awful in the interviews but he replied that he had been relaxed and charming and had answered everything rapidly and kindly. He just didn’t got why they wouldn’t pick him. I didn’t say anything else. I just sipped my beer and looked at all the glasses and things the barman had behind him. The coffee guy then told me to go on with the tour but I told him I had decided not to tour anything with someone whose name I didn’t even know. He then told me his name was Evan and that he needed to walk around or he would keep thinking about the jobs that didn’t happen.

 I just gulped down the beer, closed my jacket and walked outside, not saying a word to him. Evan decided to be nicer and started talking as we walked, explaining the history he knew about the place and his impressions when he had first come to the city. At first, I wasn’t talking at all but he was trying so hard I decided to give in and have a decent Saturday. We walked through the Gothic neighborhood and the historic center, we went by the zoo and Evan promised to take me soon and then we got to the first and most popular beach in the city, la Barceloneta. Not many people were there, possibly because the wind was now colder but some were reading or just playing around in the sand.

 We got back into the city, walking along a big avenue and seeing old buildings. I took pictures with my phone and Evan decided to surprise me by getting into some of the shots. We decided to have lunch in a fast-food place and there I had one of the best moments since I had left my home. He was very kind and shared his frustration for not getting any of the jobs. He told me was still getting a masters degree but that he wanted to be able to earn money and just have a living. He told me he lived some blocks away fro me and that he had thought that by going out with me he could forget his frustration.

I just told him I understood what was happening and that I had gone through the same thing over and over in the past. But finally someone silly enough had hired me and now I was working in that beautiful city. He laughed, saying I didn’t even know if it was beautiful but I told him it was love at first sight. He just laughed and told me that wasn’t totally out of the question and that he wanted me to fall in love harder so he decided to take me to the other beaches after lunch. The wind was very cold and the ocean had turned into a grey puddle but we just stood in a pier and watched the weather happen for at least a half hour.

 During our time there, we didn’t talked very much. I noticed he was sad again, all of a sudden, so I decided to let it go for the moment. We walked towards the nearest subway station and then he started talking to me about how hard it had been for him the first weeks. That was not because of the city but because he had never left his house before and he had a hard time not seeing his mother and father whenever he wanted or not having his sibling to have fun with. He was all alone and he told me he had remembered the feeling as we walked down the pier. He talked to them every day but it was not the same. You always miss family, he said. And I knew he was right.

  After a transfer, I realized we where in a higher neighborhood. He told me that daylight was going to fade soon so he wanted my first tour day to end fantastically. So he just made me walk behind him through some steep streets until we got to a park. It was Park Güell and I had seen it in TV before. I had wanted to visit it and had no idea that’s where Evan was taking me. It was a nice walked inside the premises, taking a lot more pictures and now making Evan pose in some of them. We took very good pictures and he told me there was something else he could do for me. So we went up a road I had not seen before and he took my hand in order not to get lost, because the sun was setting and darkness was starting to settle.

 We finally got to the top where I was able to see the whole city in front of me. I could see downtown, I could see the neighborhood were I was living now and also some other features I hadn’t noticed before. The sunset’s light made it all look even more beautiful. We just stood there for several minutes until I noticed the artificial lights went on and the sun had totally disappeared. Then, as we came down the hill towards the park, I realized I was still holding Evan’s hand but he hadn’t noticed or maybe he didn’t care so we just kept it like that until we go to the subway station. He took me home and then I offered a cup of coffee again. He told me he was exhausted and wanted to rest his head but that maybe he would come for it soon enough.


 He left and I got in and I realize how good that day had been. I slept like a baby and was even more thrilled the next morning, when the doorbell woke me up early in the morning and it was him. He had decided he wanted coffee right then and I had decided I wanted him to come in too. That they, we held hand a lot. But that’s another story.

domingo, 28 de junio de 2015

Separación

   Siempre será difícil separarse y tener que decir adiós. En cualquier contexto, despedirse de alguien permanentemente es algo que puede sacarnos lágrimas, eso sí es que estimamos de verdad a la persona que estamos despidiendo. Incluso puede que no sea algo permanente  y de todas maneras va a doler y va a ser algo que pensar en los próximos días. Despedirse es difícil, sea cual sea la situación, porque implica una separación y los seres humanos siempre hemos sido dependientes. Esa imagen de luchadores incansables que van por la vida solos es una ilusión ya que prácticamente nadie es así. Todo el mundo tiene a alguien que le preocupa, que quieren volver a ver en algún momento o que los hace pensar lo mejor de la humanidad.

 Tal vez la despedida más difícil sea la que es permanente, es decir, la que hace uno con los que murieron o van a morir. Con frecuencia, uno no tiene la oportunidad de decir adiós y siempre hay un sin sabor, una vocecita en la cabeza que le dice a uno que siempre hubo algo que le quiso decir a la persona o que quiso hacer con él o con ella. Eso pasa con los abuelos, pro ejemplo. Son personas que tal vez nadie acabe conociendo nunca porque siempre existe una barrera generacional que es difícil de superar. Son personas tan distintas y con una situación de vida tan diferente a la propia, que seguido la gente está arrepentida de no haberlos podido conocer, así haya sido siempre un imposible poderlos conocer mejor.

 Además, la muerte es siempre algo difícil porque no es algo que queramos ver a la cara. Así que siempre hay una relación complicada con afrontarlo y estar en paz con ello. Cuando la gente tiene la oportunidad de despedirse, es algo muy preciado y que ocurre en pocas instancias. Más que todo ocurre con personas de edad y tal vez estén inconscientes pero eso no importa. Lo verdaderamente importante es que uno tiene una posibilidad casi remota de poder decirle a la persona lo mucho que apreció su compañía, su amistad, su dedicación y cuidado y que se le extrañará por mucho tiempo. Dependiendo de la relación con la persona puede variar lo difícil que esta situación.

 Es decir, si la persona que se está despidiendo es el hijo o la hija de quién está muriendo, pues será una situación bastante complicada, pero de todas maneras una gran oportunidad que muy pocos tiempo. Y al fin y al cabo la despedida con cualquier ser humano es algo inevitable porque somos seres que no podemos vivir más allá de cierta cantidad de años, no somos eternos y tenemos una fecha de vencimiento, casi siempre desconocida. Lo mejor es tratar de vivir la vida de manera que cuando llegue el momento, podamos ver hacia atrás y darnos cuenta de que lo disfrutamos todo, que hicimos todo lo que queríamos y podíamos y que aprovechamos cada oportunidad que se nos presentó. Esa es la mejor manera de vivir y también la mejor manera de despedirse del mundo.

 Pero hay despedidas que, aunque permanentes, no tienen que ver nada con la muerte. Seguido, es el amor el que tiene mucho que ver allí o la amistad. O más bien la falta de ambos porque cuando cortamos relaciones, también por razones fuera de nuestro control, es otra razón más para despedirse de manera permanente. A veces nuestros sentimientos terminan o cambian y simplemente tenemos que dejar ir a las personas. A veces esto es algo voluntario y otras veces no pero eso no quiere decir que duela más o menos. La separación siempre es difícil solo que a veces puede ser más complicado para nosotros y otras veces puede serlo más para la otra persona involucrada en el asunto.

 Cuando decidimos dejar de vernos con alguien, sea un amigo que dejó de serlo o sea un amante que dejamos de querer, es algo que forma carácter ya que hemos sido nosotros los que decidimos cual es el destino de las cosas. No es que todo haya sucedido para terminar así sino que tomamos una decisión basada en los acontecimientos que hayan podido tener lugar o no, con esa persona. El amor es un sentimiento y los sentimientos no son eternos. La gente cree que el amor es invencible y que nunca se marchita ni se acaba, que es como un motor que funciona de aquí a la eternidad, como si no tuviera nada mejor que hacer. Y eso no es verdad, el amor es como el odio, la felicidad, la tristeza y otros; es algo que simplemente o cambia o se muere y eso no tiene porqué ser nada malo. Los sentimientos son así para ayudarnos a ver lo que sucede y a cambiar.

 Cuando nosotros tomamos una decisión, a veces es difícil pero una vez estamos en camino nos damos cuenta de que fue lo mejor. El dolor puede ser mayor o menor pero, como todo, ya pasará y seguramente lo hemos vivido antes y si no, a aguantar. Lo difícil es cuando toman la decisión por nosotros y alguien nos dice que ya no nos quiere allí, que ya no nos necesita y que es mejor que despejemos su vida y no dejemos rastro alguno de nuestra existencia. Eso sin duda es más difícil porque no están echando y todo ser humano se siente mal cuando lo sacan de alguna parte porque ya no es bienvenido.

 Y, como se dijo antes, no tiene porque ser todo acerca de un amor romántico. A veces puede ser una amistad que simplemente se termina y hay que dejarla ir. A veces puede que se termine por las distancias físicas y otras veces puede que lo haga porque no se trabajó lo suficiente en mantener las cosas vivas. Una amistad, como cualquier otra relación, necesita trabajo y que las personas involucradas se decidan a hacer lo mejor para que las cosas crezcan y beneficien a ambos. Pero cuando las cosas terminan, suele ser más duro que con una relación amorosa por el sencillo detalle que las amistades normalmente duran mucho más y son años de recuerdos.

 Ya a lo último están las despedidas menos trágicas, menos definitivas y no tan dramáticas pero que pueden ser difíciles de varias maneras. Es el caso de cuando nos vamos en un largo viaje y no despedimos de quienes queremos sin saber si los vamos a volver a ver. Esto puede sonar un poco macabro pero no es más que la realidad de la vida: los seres humanos morimos y con frecuencia morimos de un momento a otro, sin previo aviso y muchas veces en circunstancias que jamás hubiéramos podido prever. Y eso algo que siempre tenemos presente, sobre todo cuando nos separamos de lo que siempre hemos tenido cerca y nos aventuramos al vacío que es la experiencia humana.

 Es difícil. Porque seguramente quisiéramos tenerlos a todos cerca. Cuando estemos allá lejos, solos, quisiéramos tener un abrazo de papá, una caricia de mamá, algún chiste tonto de un hermano o la sabiduría de una abuela. Quisiéramos tener a nuestros amigos cerca para que nos den impulso y para recordarnos seguido quienes somos y adonde es que queremos ir. Pero obviamente no los podemos tener cerca y eso duele, eso entristece y pro eso los primeros meses en un lugar lejos de casa pueden ser muy difíciles. Cuando no hay boleto de vuelta ni seguridad de nada, es algo difícil porque significa cambiar todo lo que sabemos de la vida y, como un bebé, volver a aprender lo que sabemos, de otra forma y solo dependiendo de nuestra capacidad para resolver problemas y ver como podemos seguir avanzando por nosotros mismos.

 Esa separación al fin y al cabo puede ser solo transparente y tiene sus recompensas porque después de enseñarnos todo de nuevo, podemos ver con diferentes ojos a todas esas personas que ayudaron a hacernos tal como somos hoy y como seremos tal vez hasta el día que muramos. Volverlos a ver es un alivio pero también se puede asumir como un reto personal ya que queremos haber crecido para ellos, tener nuevas cosas que decir y que contar, parecer tal vez más sabios y menos dependientes de lo que éramos cuando nos fuimos. El dolor de la separación tiene entonces su recompensa porque quienes nos aman de verdad siempre estarán contento por nosotros y nuestros logros.

 La separación es algo difícil. Como dijimos al comienzo, somos seres que necesitan ser sociales e interactuar para poder seguir adelante, para poder sentirnos como parte de algo que es más grande que todos nosotros. Amigos, familia, conocidos; todos ellos nos impulsan y tal vez a veces nos frenan pero el hecho es que nos retan a vivir, a seguir para donde podamos ser una mejor versión de nosotros mismos. Así que cuando nos separamos de alguien, sea para siempre, por decisión propia o solo por un instante de la vida, deberíamos recordar y darles las gracias por lo que nos enseñaron porque cada vivencia es una enseñanza y cada enseñanza es una lección que nos hace más nosotros.


 En las noches, volvemos a nosotros, volvemos a nuestro interior solitario pero siempre agradecemos los recuerdos que tenemos inevitablemente con los demás. Puede que en verdad nunca nos separemos, que siempre estemos juntos sin importar nada más.

sábado, 27 de junio de 2015

The Land of Always Sun

   The tribe of the Jaqqaras had one principal concept, one that governed their entire idea of religion, society and politics. It was a simple notion that, against all odds, had helped them survive wars, harsh weather and even almost total extinction. The tribe believed that a land nicknamed by them the Land of Always Sun, laid beyond the horizon and that it was a perfect place, where everything was just and possible. They had adored this place for centuries and would honor it at least once a day. It was the cornerstone of their belief system and many viewed it more important than their god, who was very similar to all the other gods of all other religions. The place was the one who got all the temples and all praising and the one people thought before going to bed.

 The Jaqqaras lived in a steep valley, not far from the ocean where they sailed to catch fish for the community. The thing was that the Jaqqaras where very territorial, even between themselves. Envy was always present and no one could give someone else a gift without upsetting someone in the village. This sounds like a very dire, even dangerous situation, but it was exactly like that. The tribe was not confrontational but rather passive, choosing the words before actually hurting someone physically. They just thought their world was flawed and that there was no point in trying to fix it because that proved impossible. They rather lived as they could and at night they would praise the Land of Always Sun, often by prayer but also with drawings and cultural demonstrations.

 People would gather once a week, often on Sundays, to celebrate what was traditionally called the Forever festival. It wasn’t a big thing because the Jaqqaras were not many and lacked manual skills but they would all gather in their main town’s square and would perform different pieces in honor of the Land of Always Sun. There were dances and poetry and reading of beautiful literature. The children showed their drawings and the elderly shared their experiences, often-incredible tales about how when they were young they thought they had seen the Promised Land. The elderly were actually very respected as it was thought that when a Jaqqara died, his soul would travel across the sea to the Land of Always Sun and live free and happy for the rest of Time.

 The Festival was actually the only happy time or uniting time in the life of the Jaqqara people. Nothing else made them feel fulfilled as human beings, not even love or any other feeling. If a person from another part of the world would visit them, they would think that the Jaqqara were just lazy people who would rather believe in a perfect world than make their own And there had been some that had tried to change their community for the better but all those attempts failed because they were seen as disrespectful towards the Land of Always Sun and that was practically heresy.

 Those who believed that perfect world could be achieved in their actual lifetimes were often expelled from the community, thrown out of the main valley and every possession linking them to the tribe would be taken away from them. It hadn’t been unheard of that someone had been expelled and it was always the worst for their families, because they had to stay behind with the shame of having someone in their family that did not believe in the most essential piece of their beliefs. It was always hard for them at first, both the family and the expelled, but the wounds always healed fast. The person outside would find what they were looking for and the family would forget about said person.

 It had to be noted that the Jaqqara people were practical and never complicated themselves with nonsense. They didn’t like their lives to be disturbed because they preferred to be thinking about how perfect to World Beyond was. Most of them believed every person had a chance there. They all had beautiful grand houses and beauty was the norm. In the Land of Always Sun, everyone always had enough food for the day and they didn’t have to struggle with fishing or hunting. Food would just be there for the taking. They would also have money to trade stuff and stuff to trade and every single thing they could ever want would be just there, waiting for them to grab them.

 Beauty was actually a big deal in the tribe and people who were considered beautiful were the ones who often had more power than the rest. As in any other tribe, there were chieftains but the Jaqqara didn’t think their god chose them or anything like that. They actually chose them in a voting based on their looks. Of course, not everyone had the same criteria when choosing who was the most beautiful man or woman but they were always happy with the results and no one had ever contested any of the winners. They chose a man and a woman that would rule together. They would have to marry and would have to end any prior marriages to rule the tribe. People viewed this as an honor and if someone had to separate because of it, they would do it gladly and without resentment.

 Another big belief of the Jaqqara was that there was no use in doing any big things in the world, meaning that exploring of their region or of the sea was pointless. They would build houses in the place they needed and that was it. Some were healers and learned that trade but there was not other thing people could actually decide to learn or to pursue. They were all villagers who went fishing in the morning and that took care of some crops in the afternoon. They had reserves in land to eat when the fish was bad or to accompany fish when the Festival came, when they would eat more and make a little less boring.

 That was all their life and most of them were happy about it. But one thing that always happened was suicide. Seeing their belief system, it came as no surprise that many people just killed themselves in order to get to the Land of Always Sun faster. They would do it because they thought it was just stupid to live this silly life if they could be having a grandiose one with all the food they could have and beauty and all the fun and happiness in the world. For those who did it, often in the woods or in a boat in the middle of the water, it made perfect sense and it felt to them that that was the real meaning of their belief. And the rest of the tribe had nothing to say about it because, for them, suicide was not something bad at all.

 Most agreed that it was a natural means of control of the population, so they didn’t really say much about it. What they did say was that people who killed themselves to get to the Land of Always Sun, were just taking a shortcut and that their god, and this was the only real function he had, would most likely decide to put them in a special part of the land where they would be less happy than other. Actually, a full life of living in this flawed world would give a person all validity to have every single thing they wanted in the other life. In few words, they had earned it. A person that committed suicide hadn’t earned it yet so they wouldn’t really get the same treatment. Nevertheless, it kept happening.

 The Jaqqara lived in such a remote region that hey were never discovered by anyone else and that also meant that no other person had contaminated their conception of the world. Although some believed the first people of the tribe had come in canoes from the southern part of the world, no one knew for sure and that most have been at least a thousand years ago so it didn’t make any difference to them. They had decided to believe in that land and many even thought it was all a lie. But it was their lie and it kept them going, it kept them from destroying everyone else and everything in their sight. Those beliefs made them feel less alone and less small in a word that seemed enormous, especially when they were fishing.


 They were not pacifists or warmongers. They had just decided to live together and do what was necessary to survive and just live like that, with no other worries or problems. They thought it was unnecessary to complicate things because the best life one could live was one that could be honored when they died and their god decided what kind of life they would have in the Land of Always Sun. Because that was their beacon, that was the lighthouse that lit their lives and made them who they were. The thought of a place where they could be with whoever they wanted, where they could eat as much and whatever they wanted and where they could be who they were, was just to powerful and too beautiful to ignore.