Mostrando las entradas con la etiqueta ideal. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta ideal. Mostrar todas las entradas

domingo, 3 de mayo de 2015

Lo que pasó y lo que no

   Su foto era lo único que seguía existiendo, pero él ya no estaba aquí y yo no podía traerlo de vuelta. Era un caso perdido, un momento de mi vida que nunca volvería a tener y no podía permanecer allí. Tenía que avanzar. Pero como se avanza cuando has olvidado las razones por las que lo hacías? Ya no tiene sentido seguir adelante o ir de para atrás. Para que? Si siempre va a pasar lo mismo: las cosas van a salir mal o medianamente bien, por un tiempo, hasta que dejan de ser y luego todo es una mierda, una masa amorfa sin sentido que nadie quiere experimentar ni sentir.

 No lo amaba, no todavía, pero lo hubiera podido hacer. Era de esas personas con las que se sentía que se podía hacer algo además de tener sexo y besarse sin sentido. Se podía conversar y ser amigos, algo que jamás había sentido que yo pudiera ser con otro hombre. Siempre me había sentido menos que cualquier otro hombre y de pronto era por eso que evitaba, a toda costa, involucrarme mucho con alguno. Pero justo con el que sí hubiera querido involucrarme, ese se fue y no dejó rastro.

 Para qué conservaba su foto? No tenía sentido hacerlo y sin embargo la miraba cada cierto tiempo. De ningún modo me había enamorado de él pero me hacía sentir bien el hecho de tener un prospecto, una posibilidad de vivir algo por fin distinto, diferente y que tuviera la capacidad de cambiarme la vida. Por eso él había sido tan importante. No era porque no pudiera vivir sin él o algo por ese estilo. No, podía manejarlo todo muy bien si compañía. Pero siempre pensaba en lo que podía haber sido y eso era tortura suficiente.

 Me siento joven, más joven, pensando así. Como empezó todo esto? Ah… No lo recordaba. Con ese joven hace tanto tiempo, cuando ni siquiera entendía nada pero yo creía entender algo. Era alto y delgado, eso lo recuerdo. Lo malo era que no me conocía, solo de vista. Fue en los últimos días allí que me di cuenta que sus invitaciones a jugar deportes podían haber sido máscaras para algo más. Sencillamente era yo muy tímido para atreverme a decir “sí”, así fuera quién era.

 Era gordito para mi edad, en ese entonces pero no lo pensaba así. De hecho ni lo pensaba, creo que no era algo que tuviese en mente en el momento. Yo solo quería estar en paz y que me dejaran jugar mis juegos y hacer lo mío, aparte, sin interrupciones. Por eso las invitaciones del chico alto me molestaban tanto. No solo era timidez sino que lo sentía como una interrupción a mi vida desprovista de amigos verdaderos. Creo que los amigos de verdad solo se hacen cuando uno ya tiene peso en el pantalón, como dicen las mamás, cuando ya se sabe quién es uno o al menos se tiene una mejor idea.

 Perdí esa oportunidad. De pronto era muy pequeño o de pronto no pero lo cierto es que nunca sabré que hubiese pasado. Años después empezaría a salir, a ver a otras personas, a tratar de empezar ese eterno ritual de conocer personas y tratar de reconocer algo en ellas que me hiciese acercarme más y de pronto vivir nuevas experiencias.

 Mi primera cita fue en un parque. Fue extraño: me sentía incomodo y todo el tiempo quise salir corriendo. Era pequeño todavía y solo mucho tiempo después entiendo que me vi con alguien que era inadecuadamente mayor que yo. No, no era un señor hecho y derecho pero de todas maneras no era lo correcto. Menos mal no pasó nada y fue otra de esas personas con las que dejé de hablar. Después de eso, un par de años creo, fue que todo empezó, perdí mi virginidad (si es que se puede hablar de eso en el genero masculino) y empecé a conocer personas que valían el tiempo que pasaba con ellos y otros que no.

 Nunca sentí nada real con ninguno, solo las situaciones dramáticas y el poder de cambiar las cosas a mi favor. Sí, siempre he tenido un sentido bastante calculador de las cosas, porque sé que puedo torcer el sentido de todo a mi favor cuando quiero. Pero no siempre quiero y me aburrí pronto de las situaciones tontas y sin sentido en las que me vi envuelto en ese tiempo. No solo el sexo casual, que podía ser tan divertido como extremadamente aburridor. También el potencial romance, inexistente y estéril.

 No creo que sepa que es el amor. No sé si siquiera crea en el amor. La cosa es que tuve un par de oportunidades en las que pude haberlo experimentado pero no estoy seguro de que eso fuese lo que debía sentir y, si eso era el amor, me decepcionó bastante con el tiempo. Hubo personas que quise, mucho. No sé porque y de pronto las razones no fueron las mejores pero sé que mi cariño era verdadero. Era amor? No, no lo creo. Y, de nuevo, si lo era, que desperdicio.

 Fueron unos tres años, o tal vez dos, bastante activos para mi. Entonces ya era mayor de edad y tenía más idea de lo que quería de la vida o, al menos eso pensaba yo. El futuro me tenía sorpresas en ese frente pero el caso es que tuve una vida social extrañamente activa por un tiempo. Ya tenía los amigos verdaderos de los que les contaba antes y buscaba tener esa experiencia de la que todo el mundo se jacta, esos amores que cambian vida y duran y son tantas cosas y nada al mismo tiempo.

 Pero nada. Nunca apareció ese amor juvenil que es extraordinario y perfecto, a su manera. Esa juventud, siento, que ya pasó. No es que sea viejo pero la juventud es una etapa tan bien marcada que cualquiera sabe cuando empieza y cuando termina y a mi ya me dejó ese tren. Esto último que pasó fue ya habiendo terminado la juventud y tal vez por eso lo asumí de manera distinta. Si me hubiera pasado lo mismo hace unos años estoy seguro de que hubiera perdido la razón y hubiera llorado como loco por horas o días.

 En cambio, esta vez solo me dio rabia. Y me dio rabia porque fui la mejor persona posible y eso no fue suficiente. No estaba triste ni me culpé a mi mismo, no por el fracaso al menos. Solo tenía rabia porque las personas jamás pueden ser completamente decentes, siempre tiene que haber una manera de que te decepcionen y siempre lo hacen, tarde o temprano. De pronto él no era tan maduro o yo no lo era. No lo sé, las vidas siempre son tan diferentes que las medidas de la madurez pueden ser inútiles. Cada uno es un mundo, dicen por ahí.

 Después de todo eso sí tuve problemas pero no con otros sino conmigo mismo. Inconscientemente, este impasse me había llevado a pensar, allí dentro de mi cerebro, que en efecto no era capaz de nada. Ni de encontrar trabajo, ni de tener una vida “para mostrar” (y eso es lo que buscamos si somos honestos), ni podía mantener a alguien cerca de mí. Fue una depresión auto-diagnosticada porque dudo que un doctor pueda decirme mejor que yo mismo lo que sentí.

 Fue horrible y no quiero volver a ese momento y por eso mismo no puedo aferrarme a momentos. Borró esta foto de mi vida para no volver a situaciones que no me ayudan en nada, para no estar de nuevo en esos espacios que solo me amarran al suelo pero que no me dejan ir hacia delante. Y  reconozco que soy yo quién más impido mi propio avance, mi propio vuelo.

 Pero que puedo yo hacer? Que puedo hacer cuando todo parece depender de los demás? Que puedo inventarme para que el mundo me vea a mi y no a los demás? Porque eso es lo que pareciera que pasa. Y ya lo sé, y lo aprendí hace tiempo, que no tengo las fuerzas suficientes para luchar, para esforzarme más allá de lo normal. No puedo y la verdad es que tampoco quiero porque no creo que deba hacerlo. Porque tengo que ser yo el que vaya más allá cuando otros no hacen nada y sin embargo viven la vida que quisiera para mi?

 Lo sé. Sé que hay privilegiados y otros que no pero la verdad es que eso poco o nada me importa. Solo quiero cambiar, estar en otra parte, incluso en otra piel muchas veces. A veces odio mi propio aspecto y quisiera terminar las cosas pero… No, eso fue antes y no quiero volver allí. No voy a volver! Cada uno tenemos nuestra manera de caminar al abismo final y creo que todavía me queda mucho para descubrir el mío. Desafortunadamente no me ha tocado como a los demás, que parecen navegar por la vida como si tuviera el mapa para hacerlo con los ojos cerrados desde que tenían apenas cinco años de edad.


 Como sea. Ese no soy yo. Yo no soy ese ser perfecto, al menos en apariencia. Soy un ser de defectos, grandes y pronunciados pero nadie nunca dijo que yo, o la gente como yo, no tuviéramos derecho a atrevernos a más y, lo más importante, a soñar. Porque a veces es lo único que tenemos, así nos quite algo de fuerzas a través del tiempo. Prefiero eso… Lo prefiero a cualquier otra cosa.

lunes, 27 de abril de 2015

Más

   Porque será que siempre queremos más? Porque será que nunca nada es suficiente, nada nunca parece ser lo que queremos? Cuando anhelamos algo y lo obtenemos, como seres humanos, nos sentimos felices un momento pero después lo dejamos de lado y buscamos otra meta, otro lugar hasta donde llegar. No se trata siempre de romper records o de superarse a uno mismo. Si así fuera, no habría problema con querer más. Pero resulta que esas ocasiones son la minoría. La mayoría de veces queremos más por varias otras razones, mucho menos honorables.

 Todo empieza desde que somos pequeños, incluso bebés. Se supone que un infante no sabe nada y está en un proceso de enseñanza permanente. Aprende de todo y todos a su alrededor y esto es algo que la gente frecuentemente olvida. Muchos padres creen que los hijos solo oyen y ven cuando ellos quieren y no cuando los hijos quieren y ese es un gran error. Los padres no quieren que los oigan pelear o tener sexo pero, sin embargo, los hijos no anulan sus oídos. Los pequeños no pueden evitar ver cuando algo pasa, cuando el padre se siente feliz por algo y la madre triste por otra cosa o viceversa. Desde ahí se sabe que es bueno y que es malo, que da placer y que no debería darlo.

 Es un aprendizaje rápido y efectivo pero no siempre correcto o realista. Cada familia, viendo la diversidad en seres humanos, es de verdad única. Esto, en su origen, su base. Pero las familia suelen mutar rápidamente para ser como otras, para no resaltar. Nadie quiere ser la excepción sino la norma y convertirse en esa norma requiere de reglas y metas y ahí empieza todo. Desde ese anhelo por convertirse en un ser perfecto e ideal, los niños se dan cuenta que hay cosas que deben conseguir para ser considerados deseables, buenos y admirables.

 En el colegio, se trata de tener buenas notas. Todo va alrededor de eso. Nadie aplaude a un niño que sepa hablar de sus sentimientos o que haga amigos porque tienen una conexión especial. No, la gente aplaude al niño que tiene muchos amigos, así no sepa ni el nombre de cada uno. Aplaude al niño popular y aplaude al niño inteligente, así este sea marginado por sus compañeros. El punto de todo es tener la aceptación de alguien, no importa de quién sea y tanto el atleta como el nerd tienen esa aceptación.

Y que pasa con los otros niños, los que a veces llaman “promedio”, los que estigmatizan por no entender todas sus asignaturas, por ser malo en deporte, por no ir en la línea de las normas que la sociedad tiene establecidas hace años? Pues sencillo. Tienen dos caminos: pueden retomar la senda y tener el mismo objetivo que los nerds y los atletas. Es decir, querer llegar a la meta de ambos estilos, o ser el mejor estudiante o ganar medallas e imponerse físicamente frente a otros. El otro camino, el que por mucho tiempo fue menos recorrido, es simplemente hacerse un camino distinto con metas diferentes, pero igual de ambiciosas.

 Hay que tener claro que todo el mundo tiene sus metas, sean las que sean y eso no tiene nada de malo. Mueve a la gente y la hace soñar y hacer y que hay mejor que esas dos cosas? Lo malo no es tener metas sino pedir más de la vida cada vez que se alcanza una meta. Lo malo es creer que se es mejor porque se ha alcanzado más o, incluso, nunca sentirse satisfecho con los logros que alcanza.

 Esto nace de la competencia. Y ella existe desde que tenemos uso de razón. Que quién camino más joven, quién hablo más pronto, quién salió más rápido de la escuela, quién tuvo las mejores notas, quién eligió la mejor carrera,... Considerando esto, no es extraño que hace algunos años, no muchos, los hijos primogénitos fueran los favoritos de los padres. Eran, al fin y al cabo, los que hacían todo primero y se esforzaban más. Todo con ellos es nuevo y un logro. Hoy los padres no dicen nada al respecto pero sigue siendo algo recurrente.

 Cuando llegamos a la universidad, aprendemos a tener criterio. Esto le ayuda, a la mayoría, a definir mejor sus metas y como alcanzarlas pero también para hacer un plan de vida que es casi lo mismo que un plan de juego pero a largo plazo. La gente quiere conseguir, quiere tener, incluso ms que solo ser. plan de vida que es casi lo mismo que un plan de juego pero a largo plazo. La gente quiere conseguir, quiere tenás que solo ser. Si se tiene se es y esas es la idea de la sociedad actual. No es de extrañarse que, con una primera paga o unos primeros ahorros, la gente ya no quiera comprar un carro o una casa como primera compra. No. Ahora hay objetos más pequeños, más evidentes y económicos para evidenciar el estatus.

 La larga línea de teléfonos móviles y computadores, que cada semana tienen algo nuevo y aparentemente innovador, es solo una de las muchas maneras para que la gente compre su estatus. Así se puede ir ascendiendo y con estos artículos aprendemos que nunca nada es suficiente. Mi teléfono hoy es de lo mejor y más popular pero en un año ya no lo será y si lo sigo teniendo y otros han avanzado, me iré quedando atrás. Esto funciona más en quienes están atrapados de lleno en la red de los medios y la sociedad de consumo.

 Los conocemos. Son esas personas que creen todo lo que se les dice y cuya educación está basada en repetición y no en conocimiento y esa es una diferencia que hay que hacer. Ellos, básicos de mente, saben bien que existen escalones que hay que subir y los suben cada día, buscando llegar a una meta que nunca tocarán porque siempre cambia. Quieren un trabajo que idealizan pero cuando lo consiguen quieren ganar más dinero y cuando lo ganan deciden que su felicidad reside en tener una familia y cuando la tienen buscan placer y así hasta la muerte.

 El buscar más, el querer más se da simplemente porque la meta simplemente pierde su encanto una vez es alcanzada. Además, la mayoría de las personas organizan su mente de manera que la felicidad resida en esas metas, como si la felicidad tuviera algo que ver con lograr algo. Siempre hemos tenido en la cabeza que, por ejemplo, lograr el cuerpo que idealizamos es algo que nos hará felices. Pero eso es incorrecto. No solo porque el físico es algo irrelevante en la realidad, sino porque la felicidad debería estar en el proceso, más no en la meta final de ese proceso.

 Las personas siempre están felices con los resultados. Está comprobado que la mayoría de las personas odian su trabajo y lo hacen de mala gana, casi siempre. Pero cuando les llega el día de pago, están felices porque los premian por esos días de mala cara. No debería ser al revés? No debería uno estar alegre trabajando, sintiendo que cada momento es un aprendizaje y luego sentirse extraño al ser remunerado por hacer algo que adora? Obviamente puede ser algo idealista este concepto pero sin duda sería mejor que lo que tenemos ahora.

 Cada vez hay más problemas físicos por el famoso estrés, que no es más que cansancio que puede llegar a ser un problema para el sistema nervioso, si llega a ser muy grave. Y ahora todo el mundo lo sufre porque tiene afán de llegar a ser alguien, de llegar a algún lado o a obtener alguna cosa. Ese estrés, esos nervios, ese cansancio yace en nuestro afán por querer más, por correr sin sentido hacia todos los lados sin en verdad saber adonde vamos.

 Hagan el intento alguna vez. Pídanle a alguien que deje por un día sus obsesiones, metas, ideas, de lado para disfrutar de un día común y corriente. Parece un experimento inocente pero evidencia el colapso del ser humano ante un sistema que solo busca exprimirlo pero no enaltecerlo o darle una sensación de logro, de haber cumplido con sus ideas. Ya nadie cumple nada porque nunca llegan a nada. Las cosas desaparecen y la memoria no ayuda a recordar porque queríamos algo o si en verdad lo queríamos en un principio.

 Y esto es con todo. Los gimnasios viven hoy en día llenos de personas que quieren quemar calorías, grasa. Quieren deshacerse de algo que son para convertirse en su ideal, en su meta. Pero quienes han llegado a esa meta de piernas torneada, bustos firmes, traseros duros y cuerpos marcados, se dan cuenta que necesitan más. No dejan de ir al gimnasio para seguir ejercitándose en casa. Argumentan que ya no seguirían el ritmo pero la verdad es que quieren más. Porque sienten que hay más cosas por mejorar y siempre las habrá.

 Además, si algo nos gusta a los seres humanos, es que nos digan que hacer. Muy pocos se quejan de las normas de la sociedad porque a la mayoría le gusta que le digan que hacer en vez de darse cuenta por ellos mismos. Así funcionan las campañas electorales. Le creemos a uno y nos dejamos convencer porque pensar y discernir es mucho trabajo. No. Mejor dejarle lo de pensar a otros y así es como perdura la sociedad, sin libertad verdadera.


 Nos ofendemos cuando nos dicen animales pero somos iguales, entrenados, amaestrados y dóciles en la mayoría. Incluso los que se rebelan, no saben como hacerlo, perdidos en un mar de objetivos ilusorios que atraen por su estabilidad y aparente importancia. Y la vida ya noes vida sino una continuación de eventos sin importancia que no llevan a nada. Solo unos pocos pueden decir que han vivido cuando todos deberíamos poder decirlo.

viernes, 27 de marzo de 2015

The best

   He had always being that person. You know, the kind of man that’s always on top of everything and whom everyone thinks about. Many want to be like him and others want to be with him. But few have ever get close enough to really know him as he has being intelligent enough to keep it all separated, in order to keep up the illusion.

 Yes, an illusion. Because Martin, the perfect man, had always had to act and had always had to do things to stay where he was. Martin wasn’t only an employee, he owned the company and ran it for the last five years, after his father had decide, rather surprisingly, to leave control of his beloved company to his son. This had been a matter of discussion amongst the high class of the city and the commerce guilds but eventually all doubts disappeared when they realized he was much more than what he looked like.

 He had gone to school in Europe and had a keen sense of fashion. He knew every single member of the richest families on both sides of the Atlantic and he had more than one affair with many of them, men or women. Many would have looked over him because of him being a bisexual man but another surprise; people found this a very interesting trait, complemented by his great skills handling money and people. Because his most alluring trait was the fact he could make anyone do anything he wanted. Sometimes, he didn’t even have to ask.

 Some people thought it was all about his physical appearance.  He was tall, tanned but not too much, well dressed, manly but soft features and ideal in every sense. Many magazines had asked him to do photo-shoots and he had accepted gladly to all the offerings. He would even do them for free if it helped the company promote some new article that they wanted to push on people or simply to get everyone to know who he was.

 People love to buy things to get to be like someone. Because people are obsessed to be closer to their idea of perfection, which is actually the idea of the media. And Martin was exactly that. Once he was in every magazine, more than one man was getting their hair cut in the way he had it and stores selling the clothes he liked had their sales rise for a whole month. Of course, his company owned many of those stores so it was all a very round business.

 His father eventually died and his mother went away to leave in France. This left him with free rein, more than ever, over his company and his image. From time to time, he would let paparazzi’s come close enough to get a few shots of him, maybe alone or maybe with a young beautiful model or someone people would hate him to be with. Because his goal was to make people want to be that model, be that person who had the unspeakable honor of going around town with him.

 So what people didn’t know very well about him was that he was very manipulative of everything he did. Most people would never calculate every single movement in their lives as he did but it was not as if he had an option. From a very young age, he had realized it was best to be the one with power and not the one being ruled. And if his family’s fortune was of any help, he wanted to be that guy everyone admires for every reason possible.

 It was him who started, not only doing benefits and helping those in need, but he actually went to the orphanages, hospitals and retirement homes to help in any way he could. Martin knew that he needed people to admire him because it benefited both him and them: if they were in love with him, the earning of his companies will rise but also the amount of money he was able to invest in any charity he would like. So it was great for everyone.

 Once his family left, he was more and more controlling of the company but no one ever said anything because it became one of the best companies in the world in less than three years. Before, it had been an old and respectable company but now it was on top of everything. Besides, working there was seeing as the best that could happen to anyone. The pay was great and employees enjoyed many benefits, all which had been established by Martin. He thought that if they were happy, they would work harder and the company would do even better.

 In time, he started absorbing minor business and it became one of the top companies in the country. It was so powerful, that their endorsement in any way was almost a warranty of success. Martin, however, had never cared for politics thinking those men and women always had underlying intentions. He thought of himself of a more honest person than them and decided to be clear, stating that his company would never serve anyone’s political efforts. He would rather shut it all down before bow to a politician.

This was rather hypocrite from him because Martin had never really being honest about him. He had created a character, a sort of persona, who acted his life. But the real Martin, the one that had existed back when he was only a kid, had been trapped inside his brain and was never allowed to be outside, to be in control. He sometimes had minor breakdowns, suffering from flashes of depression. Martin’s acting had earned him a severe headache problem but people knew and were not surprised: with everything he had on his plate, he was allowed to have a headache from time to time.

 When he reached the age of thirty five, people thought he was finally going to get a wife but that didn’t happen. He was still being photographed with many beautiful men and women but he knew them all too well to have anything more compromising with any of them. The models were always dull and the pretty faces always hid stupid minds. And Martin, handsome as he was, was not as stupid fool at all. He would have wanted to meet someone like him, someone that had fought his way to the top and wasn’t afraid to do or say anything. Because that was another thing he loved about his position: he could have any thought about any subject in current life and people would always support him or, at very least, not even care.

 And, to explain it further, he was a self made man. In spite of his money, he had decided to become much more than he was supposed to be. All his life he had heard it from the media, from his parents, from the society he had been born into. He had heard of perfection and of the rulers and the ones that are ruled. So he decided, at a very young age, to be the one on top. To beat every single other guy or girl in that race and be the one to beat them all. That's who he had always wanted to be. He started learning about everything and finally, he came back from Europe as a new man that would change the world.

 Of course, there were people that did not trust him be he never worried about any of them. As far as he was concerned, they were only jealous of the amount of power he had because, after all, that is what people really look for. When improving ourselves physically, we are only seeking to have power over other, to be better than the rest. Because being better than other means that there is a sense of superiority and that always entails powers. And Martin thought that those that were too mediocre to improve were the ones expending their days criticizing his life and way of doing business.

  Martin acquired a big condominium in the middle of the city, on top of one of the tallest residential buildings of town. From there, he could see his office tower and the lives of many people below. He felt even more powerful than ever but it was then, only then, when he realized there was no one beside him to share everything with. No family, no real friends, no lover. There was no one with whom he could share his visions of the future or his passions. It was only a huge space, filled with riches but with no soul at all.

 When feeling like that, he would disguise himself and walk around the people on the street and he realized what he lacked was love. Not only romantic love but also every single kind there is in the world. Some people that were far from being like him laughed in the street and appeared to have the best time possible. They loved themselves far more than he would ever love himself, because he had no idea who he was anymore. He had renounced to his true self long ago and now that boy was lost forever.

 After a few outings, he decided to cut off all thought of that forever, focusing on the future of his company and how to enjoy life with all the power and money he had. Because, after all, he had made a decision all those years ago: he had decided to be perfect in every sense, to go to the gym and get a perfect body, to handle money correctly to have the most refined luxury items and clothes and teaching himself to be the business man his father had never been.


 He was going to be the best. And, according to him, he already was.

sábado, 25 de octubre de 2014

Reflexiones de Adela, una joven cansada

Adela se quería dar por vencida. Ya nada tenía sentido y todo la tenía harta.

Hacia un año había salido de la universidad. Hoy por hoy cuando alguien le preguntaba a que se dedicaba, decía que a nada. Otras veces decía que era desempleada y otras veces inventaba largos discursos ridículos que no venían al caso pero que callaban a la gente.

La verdad era que estaba harta. La tal bonanza económica del país parecía no servirle de mucho y ya estaba cansada de enviar hojas de vida (o curriculums, como ustedes prefieran) y ver que nadie parecía interesado.
Había dejado de enviar nada, de buscar, de tratar. Ya no había remedio y pensó que la vida seguramente se encargaría de ella, para bien o para mal.

Obviamente dinero no tenía y aunque siempre había querido vivir sola, apreciaba el poder tener padres que la querían y con los que vivía con comodidades. Había ahorrado algo de las mesadas de cuando era más joven así que cuando salía con sus amigas siempre tenía un poco para gastar pero ese ahorro se terminaría tarde o temprano.

Era irritante, de verdad un fastidio salir a veces con sus amigas. Aunque en muchas ocasiones solo tomaban algo y hablaban del pasado o de temas superficiales, recientemente habían adquirido la costumbre de hablar de sus trabajos, de sus novios e, incluso, de sus hijos. Sí, una ya estaba embarazada y planeaba su boda.

Para Adela el matrimonio no era prioridad y encontraba la idea algo tonta. Por eso soportar interminables conversaciones sobre arreglos florales, vestidos y demás no era su idea de una buena conversación para tener con un café, más bien para un vodka o algo más fuerte.

En cuanto al amor, bueno, ese no existía. Hacía mucho tiempo que no había salido con nadie en una cita y menos aún tener relaciones íntimas con nadie. Había conocido chicos para eso pero después de un tiempo era tremendamente aburrido, se volvía rutinario y seco. Normalmente prefería charlar a tener sexo casual pero lo de charlar tampoco se daba.

No era del tipo de persona que conociera a alguien en la calle. No iba a fiestas y así hubiera ido nunca había nadie de su tipo, alguien de verdad interesante. Para ella todos eran superficiales, hablando tonterías en vez de disfrutar de temas apasionantes, o que al menos lo eran para ella.

Francamente era una vida aburrida pero al menos era una vida. Lo mejor de todos los días era cuando salía a caminar y veía otras caras y a la ciudad latiendo a un ritmo lento y rápido al mismo tiempo. Como usaba sus pies, no la volvían loca las filas de automóviles o no llegar a tiempo a ningún lado porque el tiempo era suyo y lo manejaba a su antojo.

Reflexionaba mucho en esas caminatas. Pensaba en que hacer, en que no hacer, en como la vida podía hacerse camino y como a veces no existían caminos. Muchos dirían: "Haz tu propio camino", pero eso no es fácil para nadie y puede que no sirva de nada.

Arriesgarse, lanzarse... Eran palabras que todo el mundo ondeaba alegremente, más que todo aquellas personas con talento o que no habían hecho mucho para encontrarse en un mundo tan jodido como el nuestro.

Adela no se sentía buena en nada y no sentía placer o pasión por nada. Esa era la verdad. Se sentía vacía pero no era algo que pudiera buscar y adquirir. Cuando no se siente pasión esta no se puede forzar. Y sin pasión, que es la vida sino una repetición de lo mismo que ya ha ocurrido tantas veces?

Le dolía, eso sí, ver parejas en la calle y ver como todos se parecían. No solo en aspecto físico sino en comportamiento. Las mujeres siendo lo que los hombres les dicen que son y los hombres haciendo lo que otros hombres esperan de ellos. Y así por siempre.

Se sentía muchas veces sola, más que todo de noche. Nunca se lo había dicho a nadie, pero imaginaba que a su lado había alguien respirando con ella, sintiendo su calor y compartiendo un pequeño lugar de este planeta. Era fácil imaginarlo...

Pero no fácil conseguirlo. Y muchos dicen que el amor no se busca sino que llega. Que gran mierda. Hoy por hoy el amor es buscar una chica linda, con buenos senos y culo, que sepa hacer algo para que años después pierda su sentido siendo ama de casa. Y cuando llegan los hijos, todo es más difícil, díganlo o no.
O el amor puede ser buscar un chico lindo, de revista, con abdomen y pecho perfectos, sonrisa medicada y que mejor si tiene un bonito auto, un iPhone y algo de dinero por ahí. Nadie los quiere de verdad si a la imaginaria estabilidad que proporcionan.

Y así, todos los días se miente la gente. Ya sea inventando amores inexistentes, siendo felices a la fuerza con cosas que no les gustan o, peor, odian o incluso sin saber quienes son pero actuando frente a los demás porque no hay nada peor que estar perdido.

Adela pensaba en esto todos los días y todos los días llegaba a la misma conclusión: como ser humano, ella solo podía hacer hasta cierto punto. No podía forzar nada ni hacer obras extraordinarias porque la vida no funciona igual para todo el mundo. Odiaba que le aconsejaran porque ella sabía, e incluso ellos sabían, que la vida no es una sino muchas y las maneras en que las cosas pasan son tan variadas que es imposible que un consejo aplicado exactamente igual funcione siempre.

Cuando se acostaba a dormir trataba de despejar su mente e imaginar ese lejano e irreal futuro en el que no tuviera que preocuparse por nada salvo por sostener la mano de alguien que la quisiera por quien era en realidad. No una mujer hecha en un gimnasio o que valiera lo equivalente a lo que tenía en su bolso sino hecha por sí misma. Y lo imaginaba porque si algo necesitamos todos es alguien que nos aprecie por quienes somos en realidad y no por las ilusiones que fabricamos para no sentirnos alienados de una sociedad sin perdón.