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lunes, 16 de marzo de 2015

Una y otra vez

   Por alguna razón, era como si la imaginación se hubiera acabado. Siempre los mismos sueños, casi siempre en el mismo orden y sin ningún cambio significativo. Era como si mi cerebro quisiera que aprendiese algo con esas imágenes pero la verdad es que no se parecían a nada que hubiera vivido. Tal vez a cosas que sentí alguna vez pero como recordar todo lo que se siente, a menos que deje marca de una u otra manera. No recordaba de donde podían venir tantas escaleras y filas y sillas y gente. Porque todos tenían rostros, borrosos o no.

 Y con los que interactuaba más, los conocía. Estoy seguro de que existen en realidad y de que los he, al menos, saludado en la calle. Pero no, son más que eso. Así los besara o me persiguieran, así fuese el centro de atención o solo uno más, los conocía y por alguna razón seguían detrás de mí incluso después de terminado el sueño.

 Lo peor era el dolor de espalda y de hombro, como si hubiera peleado toda la noche. Es así que un ose da cuenta que dormir no tiene nada que ver con descansar. Porque descansado no he estado por un buen tiempo. Solo caigo por el poder que pesa encima mío y después me despierto porque es lo que tengo que hacer. Y siempre que lo hago trato de recordar los más mínimos detalles del sueño que acabo de tener. Normalmente, es una tarea inútil, que no acaba en nada que sirva.

 Es interesante como algo que no existe, que simplemente no tiene forma física, tenga el poder de ejercer presión y de causar reacciones físicas en nosotros, como si de verdad estuviese peleando con alguien o quien sabe que más. Este dolor que no se quita, este peso horrible que siento, es uno de eso que pensé que ya nunca volverían. Y lo sé porque este me preocupa y cuando algo lo hace es que es grave o importante. Eso pesos en el pecho o sentimientos de presión en el corazón son lo peor.

 Y existen y eso es aún más atemorizante. Y que tal que el sueño sea algo así como una premonición? Una alerta para estar al tanto de cosas por venir, tal vez no todas buenas o tal vez no todas fáciles. Porque si hay algo que yo deteste más que nada son las cosas innecesariamente difíciles. Muchos dicen que el camino difícil es el del valiente pero para mí es el del masoquista y el del mártir. Yo no soy ninguna de esas dos cosas. Ni lo seré nunca porque no lo deseo.

  En fin, esos son mis sueños, mundos inexplicables que se repiten y se repiten. Y no es que sueñe todas las noches ni nada por el estilo sino que, incluso después de meses sin recordar nada de mis sueños, de pronto aparecen estos de nuevo: las mismas estructuras sin sentido, la misma gente con los mismos diálogos y el mismo desarrollo del sueño. Es como ver una película favorita, una y otra vez. Solo que yo jamás elegí ver esta película, solo soy el proyecto que se usa para que el filme corbe vida y sea lo que tiene que ser.

 Algo curioso es que mi respuesta a lo que ocurre ha cambiado con el tiempo. Al comienzo era confuso y era más precavido en el sueño, todo iba más despacio. Eran sueños que se desarrollaban en la noche durante seis o más horas de sueño. Pero ahora pueden aparecer mientras duerme apenas una hora o poco más. Y ya no soy el mismo de antes si no alguien que recibe todo de buena gana. Incluso parezco actuar en ciertas escenas, disfrutando mi papel sin tapujos.

 Y lo digo así porque a veces siento que me veo hacer cosas pero no soy yo el que las hace. Y cuando soy yo, se siente como si cuerpo estuviera en algún tipo de piloto automático que sabe que hacer así mi conciencia real no tenga ni idea de todo lo que sucede. Es casi mágico salvo que no lo es ya que todo depende mi cerebro, de todo lo que allí reside, tanto en la luz como en la oscuridad. Como me gustaría aprender más de mi! Sé que hay mucho más de lo que sé dentro de mi cerebro pero es como si yo mismo no tuviera la contraseña para mi propia caja de seguridad.

 Cuando despierto, es frustrante. No solo porque parezco no avanzar en el sueño, sino por el dolor y el saber que probablemente volverá a pasar lo mismo en días y semanas. Y es tremendamente frustrante. Estar tan cerca y nunca llegar. Aunque quien dice que los sueños tienen de hecho un final? Tal vez simplemente sigan y sigan hasta que el cerebro se cansé y decida despertar al cuerpo. Pero entonces entre más tiempo dure el sueño, más del filme se podría ver. Y eso es lo que quiero.

 A más de una persona le parecerá extraña mi obsesión con saber más de mi mismo. Dirán que para eso no hace falta soñar sino ser sincero con uno mismo. Y tal vez tengan razón. Pero siempre es útil un pequeño empujón, algo que nos haga caer en cuenta de las cosas. A veces es un alguien el que hace eso pero tendría que ser alguien que nos conoce a la perfección y en mi caso no hay nadie así. Ni mi familia sabría más de mi que yo mismo, tal vez porque he ocultado tanto conscientemente. Por eso no sé si lo que me quiere decir mi cerebro es algo sincero o no.

No sé y a veces prefiero no pensar tanto en el asunto. Porque a la larga de que sirve que todo parezca un gran misterio que solo tu puedes resolver pero que en verdad resulta que no es más que un laberinto oculto en una red espesa de mentiras y verdades que ya no eres capaz de separar porque ambas cosas forman parte de lo que eres, de lo que soy en este caso. Porque si somos sinceros, todos los seres del mundo que valen la pena tienen esos dos lados: el claro con las verdades y el oscuro con las mentiras. O incluso al revés si se cree que también la luz puede cegar y la oscuridad puede ser fuente de vida.

 Que si me da miedo saber ma miedo de la realdiad, de lo que es sin nuestra influencia consciente.ncluso al reveres del mundo que valen la pena tienen esosás de mi mismo? Por supuesto que sí. Solo un tonto creería saber todo de si mismo y solo un idiota no tendría miedo de la realidad, de lo que es sin nuestra influencia consciente. El miedo en este, y en todos los caso, es increíblemente útil. Y no es que adore mi miedo ni nada por el estilo pero le tengo respeto y creo que eso es algo necesario para saber manejar sentimientos tan volátiles como ese. De pronto estando consciente de mi miedo, puedo entrar más fácil en contacto con lo que hay detrás de los sueños.

 Porque estoy seguro que hay algo detrás. Si pudiese alguien ayudarme sería lo mejor del mundo porque me quitaría un peso de encima. Y sé quien podría ser esa persona pero, lo peor del caso, es que sé que esa persona no existe ya que es esa media naranja de la que tanto habla la gente. Es ese otro ser que me complementa en todos los aspectos y que sabe cada cosa de mi y yo de él. Sé que es la única persona que me puede ayudar pero, como dije, no existe. Porque si existiese ya lo conocería porque como más sabría más de mi que yo mismo?

 Es un camino muerto y es inservible recorrerlo porque no tiene ningún sentido. Está claro que esto es entonces que tengo que hacer yo solo. Lo único es que tendré que estar listo para la próxima vez que los sueños, las imágenes y los sentimientos lleguen. Y no es fácil estar listo para algo así porque te toma desprevenido, te da mil vueltas en un mismo sitio y no te de deja en paz. Es por eso que no puedes ni pensar ni mucho menos decidir que hacer coherentemente.

 Supongo que en ese momento entra el miedo porque no sabes si actuar de manera desmedida sea lo mejor. Que pasa entonces si tus acciones cambian el curso del sueño de tal manera que en verdad nunca descubras nada sino más bien al contrario? Que las acciones lo que hagan sea arrojar piedras sobre lo que quieres saber y lo oculten incluso más de lo que ya está? Es un riesgo, después de todo. Y creo que estoy dispuesto a arriesgarlo todo ya que no perdería nada en todo caso.

 Y que sin esas verdades quedan enterradas para siempre? No sería yo el primer ser humano es fracasar al querer conocerse íntimamente. De hecho, la mayoría de personas en este mundo creen que conocen cada pequeño trazo de su personalidad, de su ser interno y externo y eso simplemente es imposible. Con la porción tan pequeña que usamos del cerebro, es imposible que no existan secretos más allá de nuestro entendimiento, incluso si esos secretos están guardados con recelo dentro de nuestros propios cerebros. Que tal si esa es la última fortaleza que debamos enfrentar? Que tal si es allí donde están las respuestas a las preguntas que nos hacemos como especie, como seres humanos?

 Hemos creído toda la vida, toda nuestra existencia, que la verdad está más allá, lejos, oculta tras las nueves o la neblina pero que tal si es al revés? Si en verdad todo lo que necesitamos saber está aquí mismo, dentro de nuestros propios cuerpos, oculto en esa parte que nunca usamos porque no sabemos como? De pronto es todo lo que necesitamos para ser verdaderamente felices o para vivir realmente en paz.

 Tengo que creer que así es. Y por eso no descansaré hasta penetrar la realidad de mis sueños, así eso implique crear muros para derrumbar otros. Y así será. No importa el dolor solo el saber.

lunes, 16 de febrero de 2015

Gratis

-       Gratis?

 Lo miré como si estuviese loco y, lo más probable, es que así fuese. No había pensado mucho antes de reunirme con él, un viejo amigo o tal vez fuese más un “amigo”. Sí, yo estaba desesperado. Esa es la palabra. No hay ninguna otra manera de decirlo. No había trabajado nunca así que no puedo decir que estuviese desempleado pero ciertamente se sentía así y ya estaba al borde del colapso nervioso.

-       No sería gratis. Nos tendrías como referencia en tu hoja de vida y te ayudaríamos cuando tuviéramos un lugar para ti, uno permanente.

 Sí, eso era lo que siempre sucedía.: la gente llegaba a mi y parecía que fuera Jesús mismo curando a los enfermos. Hablaban como si estuviesen dándole pan a los pobres pero las ofertas, por alguna razón, eran cada vez más ridículas. Cierto, no tengo nada que hacer en el día además de escribir para no perder la cordura pero eso no significa que no sepa cuanto vale mi trabajo, especialmente cuando rozo la treintena. Treinta años en los que no tengo nada que hable de mi, nada que valga con el mundo al menos.

-       Eso es gratis. Y tu sabes que no va a salir ningún trabajo.
-       Mira…
-       No. No me interesa.

 En ese momento mi “amigo” se puso a la defensiva. Todo su cuerpo parecía haber cambiado, como si estuviera mutando frente a mi. Casi podía ver como cada musculo de su cuerpo se volvía de piedra, como su estomago se cerraba y su presión arterial subía. No le gustaban que le dijeran que no pero eso a mi simplemente nunca me ha importado. Que se joda.

-       En serio vas a negar ayuda cuando…
-       Cuando que? Dime, cuando que?

 Miedo. La gente cobarde siempre tiembla como una hoja si alguien que no tiene miedo o parece no tenerlo, se les para en frente y los reta. Es algo fácil de hacer. Solo se necesita talento actoral, cosa que tengo, al menos en el campo de la mentira. Moriría de hambre sobre un escenario pero mentir se me da siempre muy bien. Pero en este caso no había necesidad porque solo se miente cuando es algo importante. Con alguien así, no vale la pena la creación de algo tan elaborado como una mentira.

-       Si acaso has buscado trabajo?

 En ese momento me puse de pie, cogí el café ya frío que yo mismo había tenido que pagar, y se lo lancé a la cara. Acto seguido, salí de la cafetería, casi corriendo. Siempre había tenido problemas controlando mi ira y en ese momento también me había controlado. Mi mente había pensado en molerlo a golpes pero lo mejor era hacer algo sutil y mucho más embarazoso. La gente soporta golpes pero nunca soporta la vergüenza.

 A mi casa me fui caminando. No era cerca pero no importaba; no tenía nada que hace, la tarde era de buen clima y hacía mucho no hacía ejercicio de ningún tipo. Además noa ganas de llegar a mi casa a de buen clima y hac importaba; no tenza.en asen este caso no habñia da.
cialmente cuando rozo la tás noás  tenía ganas de llegar a mi casa o, técnicamente, a la casa de mis padres. Para que? Si todos los días hacía lo mismo: por la mañana actualizarme socialmente, por la tarde escribir y despejar mi mente y por la noche buscar trabajo y ver pornografía. Que más podía hacer?

 No era una posibilidad forzarme dentro de alguna oficina o compañía. El mundo funciona a partir de quien conoces y yo o no conozco a nadie o simplemente prefiero no usar a la gente que quiero como peones para algo más. Y aparte de gente que aprecio solo conozco gente que físicamente no me importa y sé que ellos lo ven y lo sienten. Así que nunca, ni en un millón de años, alguno de ellos me ayudarían.

 Lo que me hace gracia es que ellos son lo que siempre que me ven me dicen cosas del estilo de “Si escribes muy bien!” o “Eres muy inteligente”, como si conocieran o como si yo tuviera algo que ellos pudiesen usar. Creo que muchos lo hacen por el futuro: quien sabe si en unos años yo sea el que esté arriba y ellos abajo y entonces me necesiten como yo los necesito ahora. Pero dudo que eso pase alguna vez, simplemente no es posible.

 Nunca he creído en los cuentos de hadas ni en las historias de positivismo en las que todo sale bien. A mi las cosas no me salen bien, solo me salen cuando me salen y eso es todo. No me puedo ni alegrar mucho porque nada es gratis, excepto el trabajo que quieren que haga. Me parece insultante que me quieran usar para hacer cosas que un simio entrenado puede hacer y después esperen que todos seamos amigos y nos queramos. Que putas tiene la gente en la cabeza?

 Cuando llegué a mi casa, solo estaba mi mamá. Mi hermano estaba estudiando, mi hermana y mi padre en el trabajo. Solo mamá, una consumada ama de casa, estaba siempre allí. Y aunque de vez en cuando me preguntaba sobre lo que haría con mi vida, ella sabía que yo no tenía respuesta alguna a sus dudas.

 Me pregunta a menudo si quiere estudiar otra cosa, que no estoy muy viejo para eso pero la respuesta siempre es no. No le veo el caso a estudiar nada más, eso no me va a ayudar a encontrar quien me pague por hacer algo. Y mucho menos si estudio algo que de verdad me interese. Y ciertamente no me refiero a una ingeniería, medicina o alguna otra cosa que tenga que ver con ciencias, para lo que no tengo ni una neurona de inteligencia. Además mi paciencia para todo es limitada.

 No se confundan; sé que la culpa de la mayoría de cosas que pasan a mi alrededor es mía. Pero así soy yo y no soy nadie mas ﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽no soy nadie mi alrededor es m que ver con ciencias, para lo que no tengo ni una neurona de inteligencia. Ademese. Y cás y ciertamente no creo en los cambios mágicos de nadie en nada y no necesito cambiar nada. A diferencia de la mayoría de seres humanos sé que tengo defectos y los acepto. Pero el aceptarlos no quiere decir, de ninguna manera, que quiera eliminarlos o cambiarlos. Además no creo que eso exista. No se puede dejar de ser quien siempre se ha sido y si conocen a alguien que sí lo haya hecho, consigan el número de un buen instituto psiquiátrico.

 Pero mi mamá no me preguntó nada ese día. Me preguntó solamente si tenía hambre y le dije que no a pesar de que me dolía el estomago. Y lo hice porque si hay algo me apasione es sumergirme en mi propio dolor. Sé que es masoquista pero a veces es mejor ver todo de frente y no ocultarse. Hacía mucho no lloraba y pensé que lo iba a hacer pero no pude. Fue como si me hubiera secado y no fuera capaz de producir ni una lágrima.

 Me acosté en mi cama mirando al techo y pensé en todo lo que me aquejaba y me di cuenta de que no puedo forzar a nadie para que me de trabajo. Y he escrito tanto que es imposible que alguien no piense que tengo experiencia, así no sea paga. Así que no es tanto mi culpa, o al menos no en un cien por ciento. También es que para este mundo, un cualquiera que dice que le gusta escribir no es nadie porque no es algo que le interese a nadie.

 Hoy en día la gente importante son aquellos que ganan mucho dinero y pueden mostrarlo a los demás con fiestas y regalos y excesos superficiales. También son importantes los que tienen vidas falsamente felices pero que hacen tan buen trabajo mintiendo sobre su realidad, que hasta ellos terminan creyéndose sus propias mentiras. Y la gente optimista, esos son los chicos populares de la escuela de la vida. Casi nadie odia a un optimista consumado, excepto un realista amargado como yo.


 No, no sé cuando llegue mi momento, si es que llega. De pronto enloquezca primero y decida suicidarme o tal vez encuentre mi pasión pérdida en algo que siempre estuvo allí. Pero la verdad es que ahora no quiero ser feliz ni sentirme bien conmigo mismo. Quiero dinero. Quiero ese dinero y ese trabajo que hace que la gente, la sociedad, piense: “Ese es alguien”. Yo quiero ser alguien porque ahora no soy más que un espectro de algo que nadie quiere ni necesita, ni siquiera yo mismo. Esa es la verdad. Dura? Sí, y que?

jueves, 12 de febrero de 2015

Soñar salvaje

  En el colegio me lo decían. A veces me lo dicen hoy en día. No entiendo que tiene de malo o cual es el verdadero problema detrás de soñar. Acaso no es solo un verbo, uno que se usa frecuentemente como algo bueno y positivo? Pero cuando me decían “Deja de soñar!” no parecía que me estuvieran alentando sino más bien al revés. En cambio ahora, y creo que siempre, la publicidad y los medios alientan a todo el mundo a soñar más allá. Pero en verdad eso no es lo que quieren.

 Vivo soñando, día y noche. Vivo anhelando cosas que jamás tendré, me imagino a mi mismo en situaciones en las que me gustaría estar o, al menos, en la que creo que me gustaría estar. Es muy extraño. Horas y horas, todos los días, soñando. No hago nada mas﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽o. No hago nada mras y horas, todos los de gustar medios alientan a todo el mundo a soñar mue solo es algo ás, físicamente nada más. Hace años no voy al colegio, y lo agradezco. Mi época universitaria pareció terminar en un abrir y cerrar de ojos y ahora no hay nada.

 Todas las promesas de la vida se resumen en nada. Trabajar y trabajar y seguir trabajando para que? Para no disfrutar nada, para terminar odiando lo que alguna vez se quiso. Matarse haciendo cosas por los demás cuando a los demás no les importa si tu consigues tus sueños porque están muy ocupados persiguiendo los suyos. Y la verdad es que nadie consigue su sueño, tal y como lo imaginó. Eso no existe, son cuentos para niños.

 Yo no quiero un cuento, porque esos son cortos y se acaban con finales que no tienen sentido. Yo quiero una historia, una bien contada y con todos los detalles que sean posibles. Pero una historia bien nutrida, con vida, con chispa. Esta que vivo no es una historia, es apenas un resumen o un documento aburridísimo que nadie quiere leer y, menos mal, nadie quiere tirar a la basura. Es como desperdiciar un papel porque se le ha escrito un poco de un lado. Mejor esperar para poder usarlo de ambos.

 Sí, así pienso de mi vida. Soy ese papel que puede ser usado alguna otra vez, por si a alguien se le da la gana. No soy aquella bella historia encuadernada en el más fino de los cueros, impresa en el más suave de los papeles, con un aroma tan intoxicante como lo es la lectura de la historia entre sus páginas. No, no soy ese libro. A lo mucho, soy uno de esos folletos con más hojas de las necesarias, algunas muy gruesas y otras extrañamente ligeras, atiborradas de imágenes pero sin contenido real.

 Pero no me canso. No me canso de soñar día y noche, con mi mente. Esté caminando por la calle o acostado en mi cama, es como si mi cerebro fuese un joven especialmente intenso que no puede callarse nunca y que no necesita de la atención de nadie. Solo necesita hablar y decir todo lo que piensa o sino podría morir.  Y quien soy yo para no dejarlo hablar? A la larga, es gracias a ese otro yo, ese ser vivo y fantástico, que sigo aquí. Lo tomo de la mano todos los días y paseamos juntos porque necesito de él y él me necesita.

 Algunas veces lo escucho, con gran atención, pero otras prefiero solo sujetar sus dedos sin oír nada de lo que dice. Obviamente, no todo lo que sale de él, de mi, es oro puro. Hay mucha mierda y una que otro pepita brillante, que necesita pulirse con delicadeza. Lamentablemente, no hay paciencia y se requiere de ella para poder pulir todos esos pensamientos que vienen y van.

 Se necesita incluso de una habilidad especial para atrapar esos pensamientos, esos grandes eventos que ocurren en mi mente, para poder usarlos en un momento ulterior. No, no creo que todos valgan la pena. Me conozco bien y sé que muchos son ecos de otros pensamientos, ideas inventadas a partir de sentimientos dolorosos, casi siempre. Es triste, verdad? Que todo lo que eres es solo un montón de sentimientos y eso es lo que te hace especial.

 Porque ser humanos no nos hace especiales. Como seres humanos somos ordinarios, salvajes, sucios, estúpidos y lentos. Si no hubiéramos tenido esos sentimientos, esa cualidad única que tiene el cerebro, estaríamos todavía atascados en los bosques, presa de seres mejor fabricados para la vida en este mundo voraz e incansable. Tan especial es el cerebro, que ha doblegado incluso a la naturaleza. Pero el que manda una vez, siempre manda de nuevo, de una u otra manera. Las cosas cambian pero tienen una ironía especial, volviendo siempre al mismo punto.

 Como yo. Siempre vuelvo a lo mismo. El amor. Maldito sentimiento de mierda. Y lo odio, más que a nada. Y creo que es porque no lo conozco. No sé como es, que hace sentir ni como se ve. Y detesto pensar en lo que no conozco porque me hace sentir temor. Ese sentir es la base de tantas ideas, de tantos pensamientos en ese momento débil en el que estamos a punto de dormir y de pronto todo aparece tan claro como las estrellas en el desierto. Cada estrella es una idea y tan brillante como ellas.

 Pero de pronto todo se apaga y el cerebro se lo traga todo para remplazarlo por nada o por sueños sin sentido que te dan cucharadas de lo que podría ser pero sabes que nunca será. Jamás nadie me va a hacer sentir como esas sombras y seres en mis sueños físicos. Ni siquiera aquellos que viven en mis pensamientos diurnos, seres de mil caras que a veces ni hablan porque ya sé todo lo que quieren decirme.

 Hoy soñar es bueno porque es una meta. Es una meta invisible para perseguir, para esforzarse como una bestia de carga y para escalar montañas invisibles que jamás hubieran sido visitadas de otra manera. Pero soñar hoy es, antes que nada, una gran mentira. Nadie quiere que nadie más alcance sus sueños ya que la base de la actividad humana es la competencia. Nadie hace nada porque sea necesario sino porque necesita ser mejor que alguien más, tiene que vencerlo, doblegarlo.

 Y ahí yace nuestra naturaleza animal, destructiva y desgraciada. Todos los días, en todos los países del mundo, alguien está pasando por encima de otro. Está soñando, dicen unos. Está cumpliendo sus sueños, dicen otros. Y sí, nadie nunca ha hablado de los sueños buenos y los malos porque simplemente no existen. Hay sueños. El contexto en el que viven fluye constantemente y solo se puede esperar sentado y ver que sucede.

 Lo peor de todo es la mentira, lo patético que es ver a gente estúpidamente optimista, pensando que todo va a ser mejor y que sus sueños están a la vuelta de la esquina. Ellos solo quieren lo mejor, o eso creen. Y eso no tiene nada de malo. Si a algo deberíamos tener todos derecho es a conseguir ser felices pero lo que nunca pensamos es que esa felicidad es diferente para cada uno. No se trata de tener todos una linda casa, un lindo esposo o esposa, lindos y brillantes hijos y todos los objetos que el dinero y la belleza física puedan comprar. No, la vida no es así.

 Pero así alguien no tenga nada de eso, seguirá pensando tontamente que lo puede conseguir. Porque la mayoría de personas no pueden mirar al futuro,  la verdad a la cara. No solo somos animales débiles sino que también somos cobardes y por eso tememos a nuestro reflejo en el espejo. La mayoría de la gente no está interesada en la verdad, en los sueños que sí se pueden cumplir. Lo que quieren es ser lo que todos quieren ser, lo que los demás aceptan como el ideal. Y como nadie se atreve a decir nada, pues nunca nada cambia.

 Y que pasa con nosotros, aquellos que soñamos de manera tan salvaje que nos acercamos tanto a la naturaleza que nos igualamos a ella? Pues nada. Nada de nada porque no somos parte del gran grupo, no somos parte del núcleo de la sociedad porque ellos quieren estar lejos de la naturaleza, por brutales que sean. Quieren alejarse de lo que los hace criaturas vivas, quieren ser más. Sueñan con llegar al límite de la riqueza, la belleza y la realización. Cosas que mueren, igual que nuestro cuerpo.


 Pero estamos los otros, los que soñamos con la permanencia, con dejar algo para que alguien en un futuro lo vea y piense que puede soñar de otra manera.  Para que sepa que hay algunos que, aunque frustrados por la sociedad que simplemente no nos quiere, seguimos aquí y nos dedicamos a soñar sin concesiones. Salvajemente y sin importarnos nada. Porque no queremos nada a cambio, solo queremos sentir y así sentirnos vivos.