De repente, estaba caminando por un paraje
desconocido. Bajo mis pies, una extensa playa de arena fina y blanca, sobre mi
cabeza un cielo tan azul y desprovisto de nubes que me hicieron dar cuenta de
inmediato que no estaba en ningún lugar que conociera bien. De hecho, cuando me
di cuenta que el agua se movía de forma extraña, supe que no era que estuviese
en un sitio desconocido sino que estaba soñando.
Era raro porque por mucho que me esforzaba, no
podía recordar cuando me había dormido. Puede que hubiese sido en casa, en la
noche, pero tal vez estuviese dormido en otra parte con la imaginación
funcionando a máxima potencia.
Saber que estaba soñando no fue suficiente
para detener el extraño sueño. El agua
que parecía sólida se convertía en liquido apenas me agaché a tocar. Era gua
común y corriente y sin embargo parecía un espejo pocos metros más allá, como
si se hubiese congelado o, mejor aún, como si toda la zona fuese una enorme
porción de gelatina. Me puse de pie y seguí caminando por la orilla, mirando
hacia el horizonte a ver si avistaba lo que yo creía que podía estar más allá.
Pero no vi nada de nada por mucho que me esforcé.
Fue entonces que me di cuenta que no había sol
por ninguna parte. Es decir, se sentía el calor del sol y ciertamente había luz
natural iluminándolo todo y sin rellanar nada en particular. Era algo muy
extraño no ver la típica esfera amarilla colgando encima de mi cabeza. De todas
maneras seguí caminando, como si supiese muy bien para donde estaba yendo.
La fina arena se metía entre mis dedos pero se
retiraba con suavidad, apenas dejando atrás un polvillo de polvo en mis pies.
Se sentía tan real que tuve que agacharme a tomar un poco del suelo para
tocarla con las manos. En efecto era como tratar de sostener agua en las manos:
la arena era tan fina que se escurría con facilidad. Era más parecida al agua
de verdad que el agua que había allí.
Después de tocar la arena fue que me di cuenta
de que estaba desnudo. No llevaba ninguna prenda de ropa, ni una gorra ni unos
calzoncillos ni medias ni nada. Estaba completamente dormido y solo en el
escenario así que podía seguirlo así todo el tiempo que quisiera y no pasaría
nada. Estar desnudo, de todas maneras, se sentía excelente. No había espejos
para verse uno mismo pero no era necesario: me sentía perfectamente bien y nada
incomodo.
Caminé hacia la parte
alta de la playa y entonces vi que su extensión era limitada y que, hacia el
otro lado, había algo que brillaba en la oscuridad, pues a un lado de la playa,
del lado opuesto al agua, todo era oscuro y apenas se intuía que había más de
lo que se notaba.
Sin pensarlo dos veces, empecé a caminar hacia
el brillo de luz. La intensidad del sol artificial fue decayendo poco a poco y
muy pronto mi cuerpo sintió el frío que emanaba de la región oscura de mis
sueños. Pronto ya no hubo más luz, la playa ya no existía y solo estaba yo
flotando en el espacio. Podría parecer es una situación un tanto desesperante
pero creo que jamás me he sentido más en paz. Era como una pequeña sala de
meditación, en la que podía pensar sobre cualquier cosa y estar completamente cómodo con mi análisis
personal.
Allí no me quedé mucho tiempo. Se sentía bien
pero no había nada que quisiese pensar mucho o sobre analizar. Ya esa etapa se
había terminado y ahora estaba muy emocionado por lo que podría ser en un
futuro, la siguiente etapa del extraño sueño.
No tuve que esperar mucho. Aparecí tal cual
como soy, todavía sin ropa, en mitad de una calle muy comercial con gente yendo
y viniendo por todas partes. No lo miraban para nada y él entendió que su
objetivo no era ponerles atención sino buscar algo mucho más completo, más
real. Caminé por la acera de mi imaginación, encontrándome con puestos de
comida y gente ejercitándose. Algunas personas parecían de verdad vivir allí.
Era como si de verdad creyeran ser reales.
Después de caminar un buen rato, llegué a un
edificio muy alto y entré sin decir nada. No tenía pase ni dinero pero eso no
impidió que me dejara seguir como si el edificio fuese mío. Ya adentro, volvía
a estar completamente solo. Me dirigí a la zona de ascensores y esperé a que
llegara uno. Me miré en los espejos mientras tanto y fue entonces que me di
cuenta que en todo este segmento no había un solo espejo por todas partes. Ni
dentro del ascensor ni en la zona de espera ni en ningún lado.
Cuando la puerta del aparato se abrió, me metí
sin pensarlo. El viaje al piso más alto fue bastante rápido, mucho más de lo
que sería si en verdad estuviese en el ascensor, si fuese una persona real con
dedos que estuviesen apretando los botones correctos. Cuando se abrió la compuerta, sentí el aire
del exterior y fue cuando vi que había llegado a la parte más alta de la Torre
Eiffel. Son embargo, no se veía nada allá abajo.
Como estaba solo, me senté en el metal y miré
hacia la neblina que cubría la ciudad abajo. Me puse a pensar que este sueño no
tenía sentido alguno, siendo el único denominador común el hecho de estar
desnudo en todas las tomas. Estaba claro que tenía que ver con imagen o algo
por el estilo pero no lograba ubicarme dentro del mundo de los sueños. Tanto
intenté, que por un momento el tiempo pareció frenarse.
Creo que fue lo aburrido que estaba lo que
cambio el escenario de nuevo: ya no estaba en la parte más alta de una torre
sino que estaba en una fiesta llena de hombres sin camiseta. Solo yo estaba
completamente desnudo y a nadie parecía importarle. Con mis amigos presentes,
bailamos un buen rato. Era una fiesta de día con montones de personas por todas
partes, reconocía muchos rostros pero no distinguía sus voces la una de la
otra. Daba un poco de miedo cuando se acercaban demasiado pero era todo un
sueño y sabía que no podía lastimarme.
Desperté de golpe, cubierto en sudor, con la
única sabana que tenía como cobertor. El calor del verano se sentía por todos
lados, sintiéndome pegajoso con todo lo que tocaba. Antes de despertar
propiamente me puse de pie como pude y caminé hasta el baño. Miré mis pies
caminando y pude reconocer que los pies que tenía en el sueño eran diferentes.
No lo di mucha importancia a ese detalle. Oriné y luego pasé por la cocina . Me
serví cereal con leche y nada más pues no me gusta cocinar nada por la mañana.
Fue llegando a mi habitación que me di cuenta
de que estaba desnudo de nuevo. Tras dejar el plato de cereal en la mesa de
noche, me recosté en la cama y cerré los ojos por un momento. Todo se sentía
extraño después de haber soñado tanto, me sentía como después de una operación
o algo así. No sé que era lo que había pasado pero sabía que era algo que tenía
que ver conmigo, obviamente.
Me senté en la cama y empecé a comer mi cereal
viendo que había en la tele y entonces, pasando los canales, me di cuenta de
que muchas de las personas que había visto en esa calle imaginaria estaban
ahora allí, mirándome desde las imágenes de la televisión. Al comienzo pensé
que era una extraña coincidencia pero después entendí que la explicación era
muy simple: no había dejado de soñar. Me pellizqué al instante y no sentí nada.
Frustrado con mis sueños, tiré el plato de cereal al suelo y no se rompió ni se
regí, solo quedó mágicamente de pie como si nada.
Salí por la puerta de mi habitación y afuera
había un balcón enorme. Había instalado un set fotográfico con luces y una
cámara muy moderna, perfecta para buenas tomas. Debía haber un fotógrafo pero
jamás le vi la cara. Tras un flash y otro, por fin me sentí de despertar de
verdad. Estaba desnudo de verdad pero esa sí era mi cama y mis pies se veían
normales. Estaba sudando mucho miraba de un lado al otro.
De nuevo me pellizqué con fuerza y esta vez
marqué mi piel, casi sacando sangre. Me puse de pie y pronto olvidé lo que había
soñado. No pensé más en ello pues no creo que signifique nada. Solo había sido un
viaje a mi interior.