jueves, 13 de agosto de 2015

Dolor

   En este momento de su vida, a Marco lo único que le hacía bien era tener cerca de su novio Pedro. Por alguna razón, su espalda era un tapete de nudos que no se arreglaban con nada, ni después de haber comprado el colchón más caro en el mercado ni las mejores almohadas de plumas de ganso francés. Su espalda e incluso sus piernas le dolían todos los días y eran como si el dolor quisiera romperle los huesos. Marco nunca había sufrido de nada ni lo habían operado por ninguna razón. Pero ahora tenía un problema serio que muchos no parecían tomar en serio. Su doctor no encontró ninguna razón para que le doliera el cuerpo y lo atribuyó al virus de la gripa o algún derivado. Le aconsejo tomar muchos líquidos y descansar lo más posible.

 Su novio lo revisó en casa. Al fin y al cabo estaba estudiando para ser médico. Su conclusión fue que no sabía que tenía pero no era gripa ni nada parecido. Tenía dolores por todo el cuerpo y eran momentáneos, como alguien apretando con un dedo. La vida de Marco se fue poniendo difícil por culpa de los dolores. En el trabajo a veces no podía concentrarse y debía interrumpir seguido lo que hacía para tomar agua o simplemente salir a respirar. Era peor aún cuando tenía reuniones o citas en otras compañías con gente que debía verlo como una opción y no como alguien enfermo o distraído. Menos mal Marco era un buen actor y podía fingir no sentir nada cuando en verdad estaba en agonía.

 Su siguiente paso fueron los llamados remedios naturales. Fue a un sauna para ayudarse con el vapor y después a unas aguas termales donde decían que el barro tenía unas propiedades bastante especiales. Su novio fue cubriéndolo de barro hasta que parecía un monstruo y no un hombre. Y aunque el dolor bajó un poco, no se solucionó del todo. Era frustrante ponerse a intentar cosas nuevas y que simplemente no funcionaran. También lo hice con diferentes tipos de masajes como el tailandés, el de piedras volcánicas y muchos otros pero nada que su salud mejoraba. Lo bueno era que tampoco se ponía peor pero que podía ser peor que un dolor penetrante a lo largo del día?

 Incluso llegó a intentar terapias sicológicas, donde anunciaban que todos los dolores eran mentales en origen y podían ser apagados o prendidos si se sabía como manejarlo. Lo gracioso del asunto es que Marco nunca supo si en efecto el tipo era un sicólogo o no pero su técnica era una payasada. Marco nunca pudo apagar ningún interruptor del dolor y el doctor le confesó que la técnica solo servía cuando los clientes creían en ella. Era tanto como decir que tocaba mentirse a si mismo para que las cosas resultaran. O sea que fingir que no le dolía nada era lo mejor para él. Solo que eso no era posible pues días después los dolores de cabeza empeoraron y no había sicólogo que lo convenciera que su cráneo no se iba a partir en dos.

 Días después, Marco tuvo que pedirle a su jefe directo que lo dejara trabajar desde casa, al menos por un par de meses. Tuvo que encontrar un médico que asegurara que no estaba bien para trabajar en una oficina con tanta gente y tanto ruido pero su jefe le dijo que su trabajo no podía hacerlo alguien desde casa pues tenía que visitar clientes y demás. Marco le propuso que eso lo hiciese su secretaria y él haría todo lo demás que era tener en orden todos los pedidos de la empresa y las ventas y demás. El tipo, era obvio, no estaba muy convencido con la idea pero al fin cuentas tuvo que aceptar pues pudo ver la desesperación de Marco. Eso sí, le dio solo tres meses para que estuviese en casa, luego debía volver a trabajar en la oficina, como cualquier otro.

 Pedro ayudó a Marco a instalar una pequeña oficina, con todos los documentos que había tenido que traerse de la compañía. El jefe lo había permitido pues confiaba en Marco y sabía que no iban a haber problemas con esos documentos. Al comienzo la idea de trabajar desde casa fue una muy buena. Incluso Pedro le ayudaba a su novio cuando se sentía mal y este seguía intentando encontrar nuevas opciones para poder sentirse mejor. Empezó a tomar té verde todos los días y sintió que su cabeza se sentía menos hinchada, menos adolorida. Esto le ayudó para su trabajo también pues empezó a ser más eficiente y a trabajar desde casa tan rápido y de manera tan eficiente como lo hacía en la sede principal.

 Sin embargo, hubo algo que ocurrió que él no se esperaba. Gracias al té verde tenía mejor lucidez y su novio había comprado aceites diversos para hacerle masajes que había aprendido en internet. Según lo que le contaba, eran técnicas chinas para aliviar los dolores del cuerpo y Marco estuvo seguro de que funcionaban. Los masajes a veces eran suaves y otras veces eran fuertes pero poco a poco fueron mejorando su salud. Hubo un día en especial, en el que se sintió perfectamente, como hacía mucho tiempo no lo hacía. Hizo el amor con su novio, salieron a comer, montaron bicicleta e incluso corrieron jugando fútbol con otros amigos. La música no le molestó ni tampoco los sonidos repetitivos.

 Los demás días persistía el dolor pero Marco sabía que iría mejorando poco a poco. Y con esa lucidez vino otra revelación: su trabajo le aburría como nunca. Fue algo de lo que se dio cuenta de un momento a otro y se sentía culpable por ello. Al fin y al cabo, su padre también se había desempeñado en lo mismo y le había ido de maravilla. Tanto así que había criado una familia con ese trabajo. Pero Marco ya no sentía interés alguno. Así que lo consultó con su novio y tras una discusión larga y difícil, decidió renunciar a su trabajo. Le agradeció a su jefe toda su ayuda y le envió los documentos que se había llevado del trabajo a su casa. Al fin y al cabo nunca más los iba a necesitar.

 Como tenían que pagar cuentas, Marco trató de conseguir un trabajo menos tedioso con los conocimientos que él tenía. Era bueno con los números pero quería ser más ágil con su cuerpo y sus manos. Buscó por todos lados en los periódicos e internet y fue así que asistió a decenas de entrevistas y envió cientos de hojas de vida, esperando que en algún lado alguien lo aceptara por quién era y no por lo que había hecho en los últimos años. Después de varios días de incertidumbre, recibió la llamada de una galería de arte para trabajar como contador. En realidad, manejaría todo lo relacionado al dinero pues, al parecer, la galería estaba teniendo un éxito que nadie había venido venir y necesitaban alguien que supiese como manejar el dinero para que rindiera mejor.

 El trabajo era simple y pagaba algo menos que el anterior, pero Marco lo disfrutaba. No solo porque era más informal, pudiendo ir y venir a su gusto, solo con ciertas fechas de reuniones para informar a los dueños de la galería, sino también porque el sitio de trabajo era abierto, bien iluminado y siempre estaban las obras de arte que parecían aliviar el dolor que todavía le quedaba en su cuerpo. El trabajo fue ayudando a que su mente estuviese más tranquila y menos apurada por el deber, por lo que sentía que tenía que hacer. Se dio cuenta que la causa probable de lo que sentía era el estrés y se sintió triste al pensar que todos sus dolores se debieran a preocupaciones externas.

 Pedro siguió dándole masajes a diario y esto no solo ayudaba a su cuerpo sino que también estableció un lazo todavía más fuerte entre los dos. No era que no fueran íntimos como cualquier pareja normal sino que habían llegado a un punto de monotonía pues habían cumplido casi un año de vivir juntos y las cosas siempre habían estado igual. Los cambios con Marco habían ayudado, irónicamente, a que se enamoraran de nuevo. Era como si antes no se hubiesen dado cuenta de las razones por las cuales se adoraban y se querían tanto. Pero el nuevo contacto físico, la comunicación, hizo de su relación una mucho más fuerte que antes. Tanto así, que Marco le pidió a Pedro que se casara con él.

 No tuvieron una fiesta fastuosa ni una ceremonia muy arreglada. Tan solo se vistieron bien un día y decidieron ir a la notaría más cercana. Fueron con sus mejores amigos que sirvieron como testigos y los papeles los firmaron bastante rápido, tomándose fotos después, con los anillos puestos y sus copias del documento. Almorzaron en un bonito restaurante con sus amigos y en la noche viajaron a un pueblito cercano, donde se quedarían algunos días. Solo habían viajado juntos cuando su relación había empezado y se daban cuenta del error que habían cometido al no hacerlo de nuevo alguna vez.


  El dolor desapareció por esos días pero Pedro no dejó de lado los masajes y fue luego Marco que empezó a hacérselos a su esposo. En cuanto al trabajo, las cosas mejoraron pues otras dos galerías habían oído de Marco y lo pidieron para sus cuentas. No era difícil llevar tres cuentas y recibir tres salarios que, juntos, servirían para comprar un apartamento que compartirían con Pedro, que estaba por terminar su carrera de medicina. Marco se dio cuenta un día, con Pedro a su lado y el sol entrando por la ventana, que el dolor que había sentido tenía mucho sentido y que, si hacía las cosas bien, jamás lo sentiría de nuevo.

miércoles, 12 de agosto de 2015

The Beast

   When the man also known as The Beast was caught, everyone was relieved. He had escaped every single police force along his path, as he killed innocent people, and he had finally committed was small mistake. The police had noticed his liking for a certain candy and it was a wrapper they found at a gas station that lead them directly to him. He was found torturing his latest victim on marsh. Fortunately, she was still alive. He had to be shot several times in the legs and spine in order to immobilize him. The police remembered that they couldn’t kill him, no matter how much they wanted revenge for what he had done before. He had killed several people, not only women but children and men too. Besides, the way he did it earned him the nickname Beast from every force chasing him.

 Finally in a prison cell, doctor that checked him upon arrival were surprised to see that the damage done by the bullets to his body was minimal. He could still walk and had only a slight limp on his left leg. He was transferred to a maximum-security prison that same day, where he was able to wait for his trial. This offended many of the victims’ families, because they didn’t thought such an animal had the right to a trial. But the law was the law and he was at least entitled to tell the people how he had done it and why. The trial, after all, was also useful as a way to explain everything that had happened and shed a light on such a monstrous behavior. If it ever happened again, authorities and society needed to know why.

 For everyone, it was a very hard time. The pictures, the police videos, the details by coroners… It was awful to hear how every body was dumped, how some of them were raped and how he tortured every single one of them. He had no real proceeding; it wasn’t like he just raped the women or something like that. He was erratic and that was proven by the first two weeks of the trial. People had asked for only a week to show evidence and so on but the judge had to change that as he had to cut short every day, because at least one person would get physically sick of all the details of the murders. He knew it was asking too much of every single person to sit there and stand such truths.

 At least five of the jurors had to be excused. They all decided to leave the trial as they realized they weren’t fit to stand all those gruesome details that they knew had to come out to the light. They were replaced as they left, and some information had to be repeated for the new jurors in order for them to understand the whole process. That week was the most difficult time in the lives of the family member, more than the moment when they had been notified that their loved ones were dead. Everything hurt up to that point and most of them just wanted it all to finish with the dead of the Beast, they needed to see how his body stopped breathing.

 The second week of the trial it was all about the Beast. Bringing him to the courthouse proved difficult, as demonstrators were always there throwing things at him. The authorities didn’t really mind but they just couldn’t allow something worst to happen. It was rumored that some of the family members were planning to kill the Beast and that had to be stopped. The police started bringing him through the back door of the courthouse and they also made a couple of arrests to make people understand that they needed to trust justice and what it stood for. It was understandable that they were angry, very angry for what happened but they had to let justice do what she needs to do. They needed closure and that couldn’t be found by killing a human being. They shouldn’t become him to prove their love.

 The first couple of days, he was cooperating so much. But by the third day, he started speaking, saying incoherent things. After the opposing lawyer confronted him, the man attempted to attack him and had to be restrained and tied to the chair he was sitting on. The lawyer asked for the trial not be cancelled for this incident and he used this event to demonstrate to the people why the murderer was called the Beast. He then read a psychiatrist’s report, where he stated that the Beast suffered a very rare syndrome were his brain thought everything and everyone was a danger to his existence. It was the only explanation they could give to killing so many people. But why torture them, they asked? No response.

 The next day, it was a very long one. Again, pictures and videos of crime scenes were shown but this time in order to provoke a reaction of the Beast. His lawyer, who was trying to get him life instead of the death penalty, had not spoken much with his own client because he had become very quiet and still. He had to go through all the evidence to, at least, prove the man he was defending was insane and that he belonged to an asylum. He repeated this over and over again during the trial, without little to no positive response from the jury. They were all disgusted by what they had seen and had no space in their hearts or their heads to consider the Beast as only a crazy guy that happens to kill people.

 By the end of the week, they finally got some words out of the Beast. He said that he had to kill them all because he was afraid. But when asked if he had any reasons to torture any of them, he was quiet for a while. By the end of the session, he stood up and said that he fought against the forces of the devil and that it had been God himself who had told him what to do and how to do it. This was a low blow for everyone in the courtroom and for everyone in the city, to be honest. Blaming God was ridiculous but it was a step towards that insanity plea and it was hard to fight it because his time on the trials ended just after that.

 The following days a couple of family members gave their statements. It was, again, a difficult thing to see and hear. Most of the people in the room cried at some point and how not too, when the details of someone’s death were being given by their wives, husbands, mothers, fathers… The jury was thankful that those statements only lasted for a couple of days. After that, the judge gave the jury four days to decide about this man’s faith. Of course, they didn’t need so much time. The following day every single person had being summoned to hear the verdict: the Beast was going to die by lethal injection. Many of the families were relieved but none of them were happy or anything close to that. They just needed to close that door in their lives, once and for all.

 The execution was programmed a month after the trial had ended. Some people complained that it should have been done faster, but they couldn’t get everyone that needed to be there at an earlier date. The governor wanted to be there, as well as at least one member from every family that the Beast had destroyed. They even looked for his parents or relatives and found and old woman that denied the invitation to see a family member die. She said he had not seen him in years and that he had always been “one of those weird kids”. Television crews stationed themselves very early the day of the executions, as well as many people that supported the families. Strangely enough, there were also protesters against the death penalty. Not their best showing.

 The lethal injection process was very simple and some people complained, again, that it was too humane for such an animal. But the state had no other way of killing inmates. Firing squads were a thing of the past, there were no electric chairs anymore and communities had successfully avoided the implementation of death by gas. So everyone gathered in very small room and just watched as the man they hated so much was brought from his cell. As they saw the people from prison tie him down, many thought that the last ting their loved ones had seen was probably the face of that man. And that made them so much angrier.


 The liquids that went into his body were lowered slowly, one by one. As they saw him closing his eyes and his vital signs going away, they felt their hearts even more broke than before because it was the end of the road and they had gone through all of it together. They pronounced him dead and the governor started to applause but soon stopped. Everyone else looked at him with disgust. Somehow, people were still disgusted by the fact that people had to be killed to teach a lesson, a lesson that maybe no one was really hearing or understanding. Somewhere in the region, another person was being killed. Because the evil inside humans doesn’t stop and it has many layers and faces. The only way is to keep fighting.

martes, 11 de agosto de 2015

Hacia una nueva vida

   Claudia tomó las llaves de la camioneta y salió corriendo lo más rápido que pudo. No había más opción sino escapar lejos y que nadie nunca supiera su nombre o que había pasado con ella. Podía ser una victima pero ella pensaba que todos la condenarían por ser una prostituta, una mujer en los que pocos confiarían si dijera una u otra cosa acerca de un hombre. Mientras se subía a la camioneta y arrancaba, todavía con algunas manchas de sangre en la ropa, Claudia sabía muy bien que no tendrá más opción que cambiar de vida, de ciudad y de nombre si era necesario. Lo primero era ir a su casa… No, era mejor no volver allí pues seguramente la policía estaría vigilando. Era mejor idea encontrar a alguien que le vendiera papeles falsos para así comenzar de nuevo.

 Ella conocía a un tipo pero vivía en la ciudad a la que ella no quería volver. Así que no era una opción. Manejó sin parar por varias horas, hasta que llegó y la noche y el vehículo empezó a pedir gasolina. Ella no tenía mucho dinero y solo había podido robarse lo que tenía el muerto con él. Las tarjetas las había lanzado por la ventanilla de la camioneta, todo el mundo sabía que si las usaba la iban a rastrear en dos segundos. Así que usó los pocos billetes que ese miserable tenía guardados para tanquear y comprar algo de comer. La estación de servicio estaba desierta, solo vivía el que atendía la tiendita que más que todo tenía dulces y comida chatarra. Claudia compró unas papas fritas y una botella de agua, que era lo único decente que vendían.

 Cuando pagó, el tipo parecía no estar muy interesado en ella. Al menos eso fue hasta que le dio el cambio y le cogió la mano, apretando con fuerza. La mujer le pidió que la soltara pero el tipo no cedía y le decía que ella era la puta que habían matado, era idéntica. El tipo trató de halarla hacía él pero ella le pegó un puño en la cabeza y salió corriendo a su camioneta. Apenas arrancó el vehículo, se dio cuenta del error tan obvio que había cometido: todas las estaciones de servicio tenían cámaras y ese  episodio seguramente sería de interés para cualquiera que lo viera. Iban a saber que ella había estado allí y tendrían idea de hacia donde se dirigía. Pero Claudia se prometió conducir toda la noche y perderlos.

 Al otro día, llegó a un pueblito pequeño que parecía descansar en el filo de un acantilado. Dejó la camioneta en el parque principal y caminó por ahí, contando su dinero y viendo que posibilidades tenía. Por lo pronto tenía que llegar a una ciudad grande y tratar de encontrar como tener documentos falsos. El otro problema era el del dinero, que escaseaba bastante. Eso sí, se negaba a volver a su viejo trabajo. Eso era algo que hacía la Claudia de antes. La de ahora no se iba a quitar ni las medias por ningún hombre y menos para complacerlo de ninguna manera. Caminando por el pueblo, se dio cuenta de un odio que empezaba a nacer dentro de ella, como un cáncer expansivo. Era un odio por lo hombres, por todos y cada uno de ellos.

 Claudia llegó a un parque ubicado en el filo del acantilado. Era un lugar hermoso, desde donde se podía ver toda la extensión de un hermoso cañón que había debajo. Era un espectáculo increíble, más grande que nada que hubiese visto antes en su vida. Se olvidó de sus sentimientos por un momento y empezó a imaginar que era un ave y que podía surcar los vientos sobre y en el cañón, explorando cada rincón de las creaciones de la naturaleza y siendo, por una vez en su vida, totalmente libre. El aire era totalmente puro y se sintió de repente insignificante y pequeña. Algunas lágrimas rodaron por su mejilla y entonces decidió sentarse en una de las bancas para simplemente observar algo que jamás antes hubiese querido o podido observar.

 Entonces se dio cuenta de que ese odio que sentía podía no ser para siempre y no ser contra todos los hombres. Creía que era algo del momento, algo completamente normal si se tomaba en cuenta que un maniático la había secuestrado y torturado por varios días. También la había violado pero, lamentablemente, eso era algo que ella ya conocía del pasado. Su cuerpo era tremendamente resiste a esos ataques a la fuerza y ella sabía que no habría nada que pudiese vencerla, a menos que se rindiera sin dar pelea. Y la había dado, aprovechando una cuchilla de afeitar mal ubicada y un momento de compasión de un asesino de mujeres. Le había cortado el cuello con fuerza y odio y el cuerpo todavía no había sido encontrado.

 Se puso de pie, y trató de despejar su mente de camino a la camioneta. En la plaza principal había muchas personas reunidas y parecía que iba a haber un baile o algo por el estilo. Pero Claudia prefirió seguir su camino y no detenerse hasta ser otra. Cuando llegó a una ciudad algo más grande, empezó a buscar los agujeros que ella tanto conocía de su ciudad natal. Siempre habían huecos horribles donde los más oscuros y tenebrosos personajes se ocultaban, así como aquellos que hacían una u otra cosa ilegal y querían mantenerse fuera de la vista de las autoridades. Buscó toda la noche, quitándose varios de encima, hasta que dio con uno.

 Era un niño casi, o al menos eso parecía por su rostro que era más el de un bebé que el de un adulto hecho y derecho. El niño decía que él y su cómplice hacían las mejores falsificaciones del país, que incluían todas las barreras de seguridad posibles como tirillas magnéticas y códigos de barras. Hacían cédulas, tarjetas de identidad, registros civiles, pasaportes, … En fin, de todo. Claudia le dijo que solo necesitaba una cédula para ella y nada más. El niño le dijo cuanto le costaría y que solo necesitarían sus nuevos datos y una foto. Menos mal el dinero que le quedaba alcanzaba para justo eso. El chico le dijo que guardara el dinero y que solo le pagase cuando tuviese el documento en sus manos.

 Afortunadamente, eso no tomó nada de tiempo. El chico la llevó a un sitio clandestino donde le tomó las fotos como lo hacían en los sitios oficiales y le dijo que llenara un papel con los datos. Después le pidió tres días para que tuvieran la identificación lista. En esos días Claudia tuvo que rebuscarse el dinero como pudo, ayudando en restaurantes o en el mercado de la ciudad. No eran trabajos muy buenos y pagaban horrible pero eran ahorros para cuando pudiera iniciar su nueva vida. La camioneta la mantenía guardada en un barrio bastante feo, donde nadie nunca la notaría cubierta de hojas y basura. Llegó el día de recoger su identificación y se alegró de ver lo auténtica que parecía. Le pagó al chico que desapareció al instante y se dio cuenta que ya no era Claudia. Ella había muerto.

 Al otro día, Daniela sacó la camioneta del barrio donde la había guardado y decidió realizar la última parte de su plan que consistía en manejar hasta una ciudad costera y allí hacerse una vida. Abandonaría la camioneta en algún lado y seguiría a pie, tratando de conseguir que hacer y como seguir por ella misma. Fueron seis horas de recorrido por carretera en las que soñó mucho y, por primera vez, sonrió ante la adversidad que se cernía sobre ella. Ya no tenía porque tener miedo ya que todo lo que podía pasarle le había pasado y ya nadie más tendría ese poder sobre ella. Daniela, una mujer nueva, no iba a dejar que nadie la pisoteara nunca y haría de su vida la mejor que pudiese, luchando como siempre.

 Cuando llegó a la ciudad costera, más o menos del mismo tamaño que en la que había adquirido su nueva vida, decidió venderla la camioneta a la primera persona que le ofreciera dinero afuera del mercado principal de la ciudad. No estuvo más de una hora allí de pie, cuando un hombre con cara sospechosa le ofreció un buen dinero por la camioneta, que estaba en muy buen estado. El tipo debía ser algún tipo de delincuente, de eso Daniela estaba segura, pero con tal de deshacerse del pasado, no le importaba. El tipo se fue feliz y ella igual, pues tenía un dinero con el que no había contado. Buscó trabajo en el mercado pero no había y una mujer le dio la idea de ir al de mariscos.

 Allí encontró trabajo quitándole las tripas al pescado y las venas a los camarones y ese tipo de cosas. El olor era invasivo pero aprendió a quererlo de todas maneras. Consiguió un cuarto en un barrio modesto y rápidamente se adaptó, siendo Daniela en cuerpo y alma. Hizo amigas en su trabajo y antes de terminar el primer año de su nueva vida, podía considerarse una mujer feliz y realizada. Al menos eso fue hasta que vio que en la televisión habían hecho un reportaje del asesino que ella había ultimado. No quería volver atrás pero necesitaba saber que era lo que la gente sabía.


 Lo contaron todo, los detalles de lo que hacía y donde. El cuerpo lo encontraron y supieron que lo habían matado. Y entonces revelaron que en el patio de su casa, que quedaba en el campo, había una fosa común llena de mujeres. Lo investigadores concluyeron que Claudia estaría allí también y Daniela se juró a si misma, que esa era la verdad. Por fin podía estar totalmente en paz, feliz como nunca antes y segura de que lo había hecho no había sido malo. Había sobrevivido y muy pocas podían decir lo mismo.

lunes, 10 de agosto de 2015

A game

   When I woke up, I felt the scent of grass invading my nostrils, as well as the scent of dirt. I lay there for a while, not really wanting to move but that didn’t seem to mind as I stood up almost automatically and started walking slowly. It was very strange, as I didn’t really want to do but, nevertheless, was moving. I decided it had something to do with why I had woken up just on the side of a dirt road, below a big pine tree. I walked some more but then stopped, as I reached a small wall on which I stood up to see the surrounding view: there, very far to the north, I could see a castle or at least its shape. And by the east, there was a small river coming down a mountain range where a big mountain had smoke coming out of it. It was a volcano. Closer to me, I could see more tree and a building. I decided to walk towards there.

 I walked with decision towards the building, feeling very strange still. I tried to remember what I had been doing before waking up by the road but I just couldn’t remember. It was as if there was nothing to recall. Then I stopped, as I head a strange noise coming from behind. I looked up to the sky and there it was: a plant or an animal, something floating up there very high in circles. I stupidly walk towards it and it noticed me: it had razor sharp leaves and it was about to hit me when I ran as fast I could towards the building, which happened to be a farm. I stopped on my toes as I passed the two houses that formed the ranch and realized there was a pasture area behind them, as well as a granary.

 There were horses and many chickens and a girl. I hadn’t seen it right away as she was sitting on the ground feeding the animals. When she saw me, she greeted me as nice as one can greet a stranger and told me that I looked funny, as she had never seen a boy like me. Apparently my attire, which I hadn’t really paid attention to, was not very common in these parts. She told me that the best thing for me to do was to pay respects in the temple close the castle, where every wish could come true. Then, she taught me how to sing to the horses and lend me one of hers. Before leaving the farm, she told me I could come back any time but that her brothers may not be as nice to me as she was.

 The horse was fast and elegant, soaring through the bushes, over the grass and elevating dust all over the place. We finally got to the castle, just as they announced hey were letting in the last group of people before drawing the bridge for the night. Some others seemed to be entering too but they looked more like peasants and people trying to buy their stuff in the castle. After the group entered, the bridge was elevated and, just before they had finished closing, I could swore I heard the call of a wolf. That made me a little nervous but I decided to move on. Suddenly, everything went black.

 When I woke up, it was morning already. I had no idea where I had been sleeping but the horse wasn’t there with me anymore and I just happened to be in the middle of the morning market. People were everywhere, pushing other buyers as they moved from one post to the other. There were also games and dances bursting up a little bit everywhere but I finally saw what I was looking for when I walked into an alley: a big white building with the symbol of the land on top of it. That had to be the temple the girl in the ranch had told me about. The castle was not far, as I could see it when entering the temple. Inside, there were no chairs or places to rest; people would just stand and pray before a big altar and nothing more. None of them would take long there and I started to get anxious when I didn’t see anything that could help me. So I just prayed and left.

 My next move was to go towards the castle. I felt I had to go there so I went through the market again, which seemed even more crowded than before, and then on to an open road which lead to a big gate on small canyon formed by very high hills. There was a guard there and told me I couldn’t move beyond that point as the royal family had it strictly prohibited than anyone walked into the castle unannounced and without proper permission. So I went back but only some meters, where the guard couldn’t see me anymore. There was a vertical wall on the side of one of the hills and plants had grown over it so I just climbed to wall to the top. My next move was to cross the gate from above and then move from tree to tree, hiding from the guards.

 I finally got to the main entrance of the castle, were two guards were busy talking to each other. The thing was I had to pass by them to reach the entrance, unless I swam across a small pond of water, which seemed to come from inside the castle. With great disgust, I submerged myself slowly into that water and moved cautiously, in order not to alert the guard. I finally go to the end and there, found that the door was closed. I couldn’t force it because that would be making too much noise so I just looked around and saw a big hole on the wall that seemed to be crumbling. I snuck up through there.

 There were some guards in the gardens, but it was easy to full them through the mazes of hedges and flowers. Finally, I got to a big garden filled with the most beautiful flowers I had ever seen in my life. Every color was there and the smell was even better. That’s when I saw another girl. For a moment, I thought it was the girl from the ranch but soon realized that couldn’t be. This girl was wearing a dress that looked smooth and silky and a headband with a jewel on it. It was almost as if she was a princess. She finally noticed me and I thought she was going to call the guards but instead asked me to come closer.

 She said that her father had asked her to exit the throne room as a visitor was going to be there. It was said to be an important man and, as such, women were not allowed to be there. It was one of those traditions she hated but had to respect. So the next best thing she had was to see the whole thing through a window that was just there in the garden. I came closer and saw the throne a big bearded man sitting on it. That must have been her father, the king. There was no one there on his side, which struck me as odd. I looked towards the other side and saw a tall and dark figure. But it was his robes that were black, as his skin was the color of olives. He had a big nose and looked more like a horse to me than anything else.

 The big man approached the king and kneeled. They said something but I couldn’t hear behind the glass. Then, a voice behind them told them that it wasn’t very polite to hear other people’s conversations. It was a tall woman with short hair but not as tall as the man they had just seem. The princess asked her if she knew who the man was and she answered with a very somber expression. She only said the man had come from the desert to the west to pay respects to the kind and inform him that the kingdom could be calm as he had soldiers that would help the kingdom be much more secure. However, no one had ever seen his army and there was a rumor that he was a wizard.

 The woman looked at the kids and told them it wasn’t their business anyway. She told the princess to stay there as she helped me get past the guards without been seen. She left me by the village, where I decided to distract myself with more games. But I couldn’t think about anything more than the princess and the tall man from the desert. He had a menacing look. To be honest, his whole physicality was very menacing, as the one of a giant or something like that. That night, I decided to leave the castle and go to the river and fish, to distract myself. I had very nice time fishing with a borrowed rod and the river was very nice place. The volcano, which was close by, was a very nice sight.

 When the night came again, I decided to head back to the village but the drawbridge was up. There were no people waiting and it started to rain. I screamed and yelled but no one would open. When I got a little bit closer to see if they could hear me, the bridge fell hard and then a horse came running fast from inside the citadel. All I could see was that massive black horse that got scared to see me, as I was from it. He stood on two legs and in that small fraction of time I realized it was the tall man riding and, in front of him, he had the princess hands tied and with a cloth on her mouth. Something fell from the horse to the moat just before they rode away fast, disappearing from view in a few seconds.

 I walked towards the edge of the moat and realized that what had fell from the horse had been a small flute that floated on the water. Just as I took it in my hands, I remembered the song from the farm girl. And I would have played it but then the world went dark and I wouldn’t wake up for a long time.