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viernes, 28 de noviembre de 2014

Regresa...

Y entonces recordé que ese saco era suyo. Se lo ponía todos los domingos, cuando no quería salir de casa y prefería quedarse para comer, ver películas y simplemente pasarlo bien y sin preocupaciones de ningún tipo.

Lo guardé, pues al momento de sacarlo del cajón me di cuenta del dolor que me causaría oler ese saco de nuevo, y pensar en él como alguien presente cuando no lo estaba. Tampoco estaba muerto pero para mí era casi lo mismo. En mis convicciones personales, era como estar muerto en vida, él y yo.

Nunca entendí sus razones para hacer lo que hizo y se lo dije. Discutimos decenas de veces sobre porque él tenía que ir a una guerra a la que nadie lo había llamado. Él decía que lo hacía por su país, por sus padres y por mi. Y yo le respondía que yo no necesitaba que él se convirtiera en un superhéroe de ningún tipo. Yo lo quería vivo y conmigo y no me importaba si eso sonaba egoísta de alguna manera. Ya había sido bastante difícil estar juntos y ahora lo dejaba todo para irse a matar gente quien sabe adonde.

Cuando le mencionaba la muerte, se enojaba aún más. Decía que era lo que tenía que hacer, lo que su padre y su hermano habían hecho en ocasiones anteriores. Ese día creo que me pasé pues dije algo de lo que me arrepentí casi al segundo: le dije que no valía la pena que se convirtiera en un asesino, tal vez de gente indefensa, solo para agradar a una familia que toda la vida había estado decepcionada de él.

Ese día sentí tanto dolor, tanto pesar, tanta rabia, que tuve que irme de casa para pasar la noche en casa de una amiga. Ella se veía preocupada y hablamos al respecto. Lloré porque no quería nunca recibir noticias de él, de su cuerpo inerte llegando en un avión y de saber que tal vez nunca más podría seguir con una vida que él se había labrado y que era lo que más admiraba de él.

Había hecho su propia empresa, diseñando todo tipo de artículos para el hogar. Todos los objetos eran únicos y su éxito era alucinante. Yo lo conocí a través de su negocio, ya que mi restaurante tenía una visión algo especial de la cocina y quise que todo fuera único e irrepetible. Y entonces conocí a alguien muy parecido a los objetos que hacía y peleé de la mano con él contra todo lo que hubo después.

Todo eso lo recordé durmiendo, o mejor intentando dormir, en el sofá cama de mi amiga. Lloré toda la noche y me pregunté porque la vida era de esa manera, porque las cosas nunca podían quedarse como estaban, siempre cambiando y rompiendo tanto lo bueno como lo malo.

Al día siguiente decidí volver a casa y, como era domingo, lo encontré tomando café y leyendo un libro que había empezado hacía mucho pero que no parecía estar cerca de terminar. Me le acerqué por atrás y le di un beso en la nuca sin decir nada más. En vez de hablar, decidí transmitir en ese beso todo el amor que sentía por él, la admiración, el respeto y la inmensa confianza que le tenía, a pesar de mis palabras sacadas del alma por el dolor de perderlo.

Ese día no hablamos de nada que tuviera relación con su decisión. Nos quedamos en casa e hicimos el amor, cocinamos juntos, hablamos de anécdotas cómicas de nuestros amigos o familiares y de temas varios como adonde iríamos en nuestras próximas vacaciones.

Al día siguiente se fue a trabajar y yo me quedé un rato, escribiéndole una carta y dejándosela en la almohada. No quería hablar más de algo que me dolía tanto, pero creo que todo lo que había dentro de mí quedo resumido en esas dos hojas que puse en un sobre postal sobre la cama.

Ese día no pude concentrarme mucho en el restaurante y decidí dejarlo todo en manos de mi ayudante. Tampoco quería verlo a él, no hasta que leyera mi carta y supiera su respuesta, su actitud. Fui a comer solo y luego a un parque y así traté de pasar el tiempo, tratando de no pensar pero pensando el triple.

Cuando llegué la carta ya no estaba. Me fui a la cama antes que él porque estaba cansado, de alguna manera. Sentía como si un elefante se me hubiese sentado encima y solo el sueño lo pudiese ahuyentar.

Al otro día, me sorprendió verlo a mi lado. Se despertó con una caricia mía y pude notar que tenía los ojos algo rojos y la nariz congestionada. Era obvio que había estado llorando. Solo nos abrazamos y no dijimos nada.

El par de meses siguientes fueron perfectos. Nunca me había dado cuenta en realidad de cuanto lo amo y cuanto lo necesito. Hicimos cosas que nunca habíamos compartido y nos conocimos como nunca antes, como si acabáramos de conocernos.

Incluso fuimos con su familia y con la mía y les explicamos nuestra situación. Lo hicimos porque nos dimos cuenta que habíamos vivido al margen de nuestras familias por mucho tiempo. Solo los veíamos cuando parecía ser necesario o en ocasiones especiales pero vimos que eso estaba mal. Nosotros nunca habíamos hecho nada malo y nunca les dimos a ellos la oportunidad de hablar, de decir algo.

Ambas ocasiones fueron memorables y lo amo ahora aún más por haberme casi forzado a hacerlo. Yo tenía miedo pero él no y me convenció y estoy feliz de que eso sucediera.

Hicimos una gran cena con todos, amigos y familiares, para despedirlo y desearle la mejor de la suertes. Por supuesto, lloré en algunos momentos porque todo parecía mejorar ahora, justo cuando la persona que más quería se iba lejos y no sabía cuando volvería ni en que estado.

Pero agobiarme con eso no tenía ningún sentido. Era un hombre capaz y bueno y no dudaba por un segundo que un arma jamás torcería su camino.

Después de que todos se fueran, compartimos una de las mejores noches de mi vida y traté de que fuera lo mismo para él, para que tuviera recuerdos que le impulsaran a seguir hasta volver.

Entre todos lo llevamos al aeropuerto y nos despedimos, uno por uno, todos llorando. Parecía que nunca lo fuéramos a ver de nuevo y eso no era así. Él volvería y seguiría haciendo de nuestra vida un paraíso.

Han pasado ya seis meses de su partida. Nos escribimos correos electrónicos cada día de por medio, contándonos absolutamente todo. Yo le mando fotos de la casa, nuestras mascotas, la familia y amigos y él hace lo propio, con fotos de comida y compañeros. Ayuda en la unidad médica y atiende heridos en zonas de combate. No sé si es mejor o peor de lo que yo imaginaba pero cada vez que leo lo que me escribe, lo oigo hablarme y lo siento más vivo que nunca y con ansias de volver.

Al oler su saco antes de guardarlo, recordé nuestros primeros días juntos y los sueños que teníamos como pareja pero también recordé el mutuo respeto que nos tenemos y que, aunque nada es para siempre, el final es solo uno y todavía no está aquí.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Enfrentar la realidad

Diego


 Te escribo esta carta por una simple razón: ayer te vi en la calle, cerca de mi casa. Yo venía del supermercado y te vi allí, al otro lado de la avenida, charlando con un amigo o yo que sé. Me di cuenta que hacía mucho tiempo no te veía. Hubiera cruzado pero la verdad me dio vergüenza y preferí dejarlo así.

Sin embargo, luego de pensarlo mejor y después de recibir consejos de varias personas, decidí que lo mejor era enviarte esta carta.

Porque no un corre electrónico? Fácil. Porque sería demasiado sencillo. No quiero que parezca que quiero salir del paso o hacer algo solo por hacerlo.

Verás, desde hace un tiempo he estado en algo así como una terapia. No hay terapista ni sicólogo. Solo yo con mi pensamientos. El asunto es que he estado viendo como ciertos momentos o personas en mi vida me han afectado y de ahí aprender y ayudarme en un momento en el que honestamente no estoy bien.

Ultimamente he tenido momentos de depresión y mi autoestima, la misma que conociste, ha llegado a un record por lo bajo. No puedo negarte que han habido momentos en que he deseado morirme pero nunca lo he llevado a cabo y no creo que lo haga. De eso, te hablaré luego.

El caso es que cuando te vi ayer, recordé lo que habíamos vivido. A ti te habrá parecido corto y tonto pero para mi fue un momento inolvidable. Me sentía, por fin, seguro y confiado y con alguien más, así que estaba en una nube. Incluso recordarás, y si no yo te lo digo, el día en que salimos y al final te dije que había sido mi mejor día en mucho tiempo.

Sinceramente, nunca creí que me correspondieras en ningún nivel y como te dije siempre, nunca hubo amor sino un cariño grande y una posibilidad latente que yo mismo tuve el valor de hacerte saber. Sí, para mi fue valentía pura el enfrentarme a mi mismo y decirte las cosas como eran: como me  sentía y lo que quería si tu querías.

Pero no quisiste y ahí terminó todo. La amistad prometida fue la típica de estos tiempos y ahora no hay contacto. Bueno, a menos que esta carta cuente como tal.

La escribo sobre todo para hacerte saber el dolor que sentí ayer, al recordar tu negativa y ver como pudiste tener algo con alguien más. Sí, lo sé. Recuerdas a Fabiana? Conoce a un amigo tuyo que le contó que salías con alguien.

Ya han pasado meses, lo sé. Y no tengo porque reprocharte. Pero quiero que sepas lo mal que se siente ser sincero y desnudarte en palabras frente a alguien para que esa persona deseche todo, como si supiera que vale eso y más.

No te miento: tiempo después caí en cuenta que nunca hubiera funcionado. Somos personas muy distintas y eso a veces rompe más que cualquier cosa. Además, para serte más sincero, nunca sentí que yo te gustara, ni física ni mentalmente. Igual, no pude reprimir el dolor al ver fotos tuyas con alguien más, porque "socialmente" seguimos siendo amigos.

Lo peor fue el día en que fui sincero y tu me fuiste sincero también diciendo que para ti había sido parte de tu transición entre tu relación anterior y un futuro que esperabas tener, con trabajo y casa propia y éxito. Pero eso por lo que pensabas luchar antes que por amor, se fue pronto a la porra, no es así? Yo no fui lo suficiente para apartarte de tu sueño pero alguien más sí.

Lo que más me duele no es el hecho como tal. Como dije antes, estoy seguro que las cosas no hubieran funcionado pero eso no quita el hecho de que hubiera preferido mil veces que me dijeras que yo no te gustaba o algo por el estilo a que no dijeras nada o lo atribuyeras a prioridades que veo eran flexibles.

En todo caso, esta carta la escribo para sacar de mi toda la rabia que tengo. Rabia contra ti. No voy a ponerme de víctima porque, por primera vez, sé que hice las cosas que debían ser.

Esta es mi terapia: confrontarme a los hechos y tratar de superar esta crisis por la que estoy pasando en la que las mentiras son peores que la verdad más dolorosa. No me diste la oportunidad de enfrentarme a mis miedos, a mi horrible visión de mi mismo, a mi odio interno. Y eso, hubiera querido que hubiese sido decisión mía.

No te guardo rencor. Como sabes, y tu mismo dijiste, fue algo pasajero pero que para mi significó mucho y por eso te escribo.


Te mando un abrazo grande y muchos éxitos con lo que te propongas.


Tu sabes quien.


P.S: Mi amiga Fabiana se consiguió la dirección de tu casa para enviarte esto. Espero no te moleste.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Letter for me (Part 4)

Hey me,


I write you, or me, from my bedroom. Strange, huh? Well, another week passed and more happened. So here it is.

I decided to be honest with the family. They are not to blame in any of this and I had to tell someone about all of this. I mean, after the last letter I remember feeling I was going crazy. I didn't know what was real or not.

So after coming back from "jogging" around the neighborhood, I decided to tell Susan everything. She very patient and calm. She just sat there and let me say every single thing that I had been thinking and feeling, including the fact that I believe this is not my life and that they are not my family.

When I said that, I saw here eyes filling with tears but she contained them as long as she could. I didn't know she was such a strong person, so well put together. She's a therapist, you know? Maybe that's why after talking for thirty minutes straight and then falling silent, she just grabbed my hand and hugged me.

Susan told me she knew something was wrong and that she was happy I finally decided to tell her. She said she loved me and wanted all the best for me. She even offered taking me to a friend of hers, a psychiatrist. Susan think it will help.

To be honest, it has not helped me one bit. I have been going once every day, so I've seen that creepy guy five times. And believe me, you don't get used to someone picking your brain with stupid questions for one hour. I hate going there but Susan seems to be happy about it and I don't want to disappoint her.

And, to be honest, what else is there for me now? That life I had o r think I had has been dead for far to long because I can't seem to get a grip of it.

I know, the drawings... Yeah, that keeps popping in my head from time to time. It's one of those things I've discussed with the shrink but he says I have been putting things I read into Linda's drawings and that I see what I see because I want to see it. Crazy, right? Not surprising though.

But I do. And even Henry does. I asked him to tell me what he saw in the drawings and I'm not insane, I see what he sees.

By the way, I finished the book. The writer has various adventures, like a big spy or something, and at the end, I mean in the last 10 pages, he dies. He's shot in the head by a drug dealer. Linda drew me in a pool of blood. I screamed at the girl and then she cried and then I fought with Susan. That was just some hours ago.

That's why I'm alone in my bedroom. Actually, alone in the house. Susan took the kids to her mother's house and told me to cool down for the night. She didn't seem angry but scared. She seems to think that a night away from them might do me some good but I believe she was scared I might hit her or the kids.

I went crazy. I yelled and hit myself on the head with my fists and punched the wall. My hand hurts as I write.

You know what's funny? My head started to hurt just after I saw the drawing Linda did for me. It's a piercing pain on the back of my head, just as if I had been hit with a blunt object.

I don't want to sleep. It's 3 AM but I don't dare to close my eyes. What if this all goes away too? What if I don't go back to being a writer but I just fade away into another life? I wouldn't be able to take it. I know I can't.

Please be with me. Help me. I'm scared.








*           *           *

The hallway is white. No other color on sight. A woman, rather short, enters a room. Inside an elderly woman cries next to the only bed in the room.

A young man lies there, with tubes coming from all places, breathing through a machine.

- The doctor is ready Mrs. Dominguez.

The elderly lady is squeezes one of the man's hands as a man in a white robe enters the room.

- Do you want to be present? - he says to the woman.

She nods. Tears keep pouring out of her eyes but she makes no noise.

The doctor and the nurse start pressing buttons, pulling out tubes until only one machine is attached to the man in the bed.

The elderly woman comes near and kisses the man on the forehead.

- Bye, Alex. Mama loves you.

The machine starts beeping and finally the sound of death engulfs the room.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Carta Para Mi (Parte 3)

Querido tú (o yo),


Siento preocuparte, posiblemente sin necesidad si no recuerdas nada, pero los últimos días han sido de lo peor y con graves consecuencias para ambos.

Te escribo desde un pequeño parque al que vine bajo el pretexto de trotar un poco. Le dije a Susana que sentía que me estaba creciendo la panza y salí sin mayores explicaciones. La verdad no tengo el menor interés en saber si me creyó o no.

Esta semana en la oficina ha sido como los primeros días: sin problemas. He conocido mucha gente que al parecer ya conocía y a otros que nunca había visto esta versión de nosotros. Nada importante con eso a excepción de lo que pasó en uno de los almuerzos a los que tuve que ir.

Fue en un museo, en un elegante y pequeño restaurante donde comimos poco y cerramos algunos tratos con otro banco. En un momento tuve que ir al baño por lo que crucé frente a la librería del lugar. Por lo que sé, en esta realidad no soy muy adicto a la lectura pero creo que sí lo era en la otra... El caso es que me detuve al ver la portada de uno de los libros en la vitrina.

No, no había una foto nuestra. Solo pasó que reconocí el título del libro: "Atardecer bajo los olivos". Entré al lugar y leí que el autor era un colombiano con un nombre que no me recuerda a nadie. Pero por alguna razón sentí que sabía algo de ese libro, como si lo hubiera leído muchas veces.

Tanta fue mi sorpresa que compré una copia y empecé a leerlo en mis momentos libres. No te lo vas a creer pero el personaje principal es muy parecido a lo poco que recuerdo de nuestra vida pasada: un escritor solitario que vive aventuras en Europa y otros exóticos lugares. Siento que conozco esos lugares... Cada vez más creo estar loco.

El otro suceso extraño ocurrió ayer viernes, en la noche. La pequeña Linda se me acercó y me dio, una vez más, uno de sus dibujos. Tal vez porque había estado muy distraído o por lo cansado que llego del trabajo o por el hecho de sentir que me estoy enloqueciendo, no había puesto nunca atención a los dibujos de la niña, de mi hija.

En el que me entregó ayer antes de cenar, había un pequeño personaje. Estaba en un balcón viendo hacia un acantilado. La casa donde estaba el personaje estaba rodeada de muchas otras casas blancas y azules. El mar era azul y el personaje, se me olvidaba decirte, no estaba solo. Había otro muñeco al lado.

- Quienes son? - le pregunté a mi hija.
- Este eres tu. - me dijo señalando al personaje que estaba apoyado en la baranda del balcón.
- Y el otro.
- Es tu amigo.

Eso me dejó desconcertado. Que hace mi hija dibujándome con otro hombre en lo que parece una isla paradisiaca?

Después de la cena revisé los otros dibujos y había varias escenas: en una el personaje, siempre vestido de gabardina negra, estaba en la playa con un edificio en forma de vela detrás de él. En otro dibujo estaba escribiendo en un pequeño cuarto, con la torre Eiffel a la vista por la ventana. El más más extraño de todos era uno en el que solo se me veía de espaldas, frente a una ventana enorme. Del otro lado se veía una avenida, con algunos buses y personas circulando por ella.

Le pedí que me dijera de donde había sacado tantos lugares y a otros personajes, pero solo dijo que se los había imaginado. La verdad es que no le creo nada aunque tal vez eso sea porque cada vez que miro los dibujos me estremezco, se me pone la piel de gallina.

Ah, se me olvidaba un detalle. Resulta que el personaje del libro del museo tiene varias escenas parecidas a los dibujos! Por eso mi reacción fue bastante notoria e incluso Enrique se lo hizo ver a Linda y Susana en la cena. Tuve que decir que era por el estrés del trabajo pero no creo que se lo hayan creído mucho.

Será que somos un personaje de un libro? Eso suena ridículo pero a estas alturas nada se me hace muy extraño. La verdad es que no sé ya que explicación darle a todo esto.

Lo que sé es que no pertenezco aquí y también sé que ese pasado, u otra realidad o lo que sea, ya no existe si es que existió. Tal vez sí estoy loco y me lo estoy imaginando todo o tal vez solo sea un asunto de percepción.

Eso último me dolería. Sería bastante horrible no reconocer a mis hijos como propios, lo mismo con mi esposa. Pero la realidad es que así es y por eso quisiera que ellos no fueran en realidad mi familia.

No sé que hacer. Tuve que sacar una hoja (podrás ver lo arrugada) y un bolígrafo de la casa como si fueran drogas o algo por el estilo. Lo hice sin que nadie me viera y encontré este pequeño parque solitario para escribirme.

Lo seguiré haciendo tanto como pueda pero algo me dice que esto no puede durar mucho. Algo o alguien tiene que ceder, como oí decir por ahí.

Me despido ya. Deben estar preocupados. Revisaré de nuevo los dibujos y al parecer tengo que llevar al niño a un partido de fútbol o béisbol o algo por el estilo. En fin...


No te olvides de ti,

Alex.


P.S: Se me olvidaba contarte que el gato blanco no aparece. La niña lloró todo el jueves pero ya está más calmada. La desaparición de esa bola de pelos no ayuda mucho a esta confusión.

martes, 2 de septiembre de 2014

Letter for me (Part 2)

Hello you,


or should I say "me"? This is getting weirder and weirder. Yesterday I couldn't keep writing because I had to sign loads of papers and then go home and be with the family.

Not my family but the family. I still don't get how this happened. I've tried going over and over it but I keep forgetting things. Had to read yesterday's letter in order to remember about the dog! Not that anyone cares... I have a cat now, Snow or something like that. He's always very creepy appearing in weird places and looking straight at me as if he knew something I don't.

The work is not that bad though. It appears I have been a pretty good accountant and my position here seems to be very well respected. Everyone greets me when I come in the morning and they wave at lunch time. There's even a young woman that flirted with me on the elevator, by showing a little too much cleavage and biting her lower lip. It's weird but I don't think our past self likes that.

That's something else I've forgotten: I have no idea if we had a girlfriend, a wife or if we just lived alone in an apartment. I don't feel like a party boy but not like a husband or father either.

Actually, that's one of the upsides of this "reality", if you will. Linda is the tiny one. She's actually seven years old, not six as I first thought. She's a sweetheart and up to this moment she has handed me at least ten drawings done specially for me. Yesterday night I told her a bedtime story and for a moment I didn't even care about all of this. She looked so peaceful and happy...

Henry is the name of our son. He's 11 and looks more like Susan (wife) than like us. The girl is more like us, so that's why I think I like her better. The boy likes sports a lot: he was playing football with friends when I got home yesterday and Susan told me he had judo practice today. He didn't get it from me though, not past or present. I remember, and feel, that we never liked any kind of physical exercise. Furthermore, I've looked through some photo albums (telling Susan I felt like reviewing the past) and saw that in this version of us we have no interest for sports either.

Actually that move was kinda dangerous. Susan, who is quite beautiful and sweet, wanted to have sex when seeing the pictures of the wedding. To be honest, I wanted to keep watching them as I had no recollection of that ever happening. The saddest part is that I didn't recognize who Susan called "your parents". Two nice people smiling me from a picture and I have no idea of who they are...

No, I didn't have sec with her. I told her I had to get some things ready for work and just sprung out of bed. I spent almost all night wandering around my office (a fucking office in the house!) thinking of the pictures and those memories that I don't have.

I have a theory now and I want to share it with you. I believe someone has to have our memories. Probably the man that lived here woke up in our old life. I can't stop but hating him but I guess that, if he exists, he's really not to blame.

Almost no sleep is giving me a headache but it was just impossible. I've gone all through the house, the details of this life and I have no recollection of anything. I just don't know any of these people. I don't even know if we lived in this city or this country for that matter. I'm trying to teach myself how to behave and breath because I may go insane. I feel it.

Maybe that's another explanation? What if this is all a reality I've created after having a seizure or a breakdown? I think it's possible although is not a really nice thought.

To be honest, I can't say I want to go back because I keep losing more and more of that life and keep feeling obliged to do my part here. Susan, Linda and Henry have no fault in this and I can't keep but thinking about their reaction if I told them about this.

Man, I know your are me. But this is the only way to keep me sane. At least until I start to get all of this, at least a bit more.

Well, time to go. Some big shot invited me to lunch and I had to say yes. I guess that's what this guy is all about.


Keep it real,

Alex.


P.S: Don't you think it's weird we are named Alex in both versions? That makes me crazy.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Carta Para Mi (Parte 1)

Querido Yo,


te escribo escribo esta carta para hacer algo así como un diario de lo que ha venido pasando en los últimos días. Creo que así podré saber que fui yo mismo quien escribió esto, si es que de un día para otro también olvido quien soy ahora y no solo quien era antes...

Todo empezó el sábado en la mañana. Me desperté, como normalmente supongo que hago, pero en vez de hacerlo en mi cama lo hice en la cama de alguien más. No te imaginas la sorpresa que fue sentir un cuerpo al lado del mío, durmiendo tranquilamente.

En caso de que no recuerdes nada, antes vivías solo. Sí, solo! Tenías un apartamento pequeño pero iluminado en el centro de la ciudad. Aunque la soledad no era total pues tenía un perro raza beagle de nombre Pepe. Era el mejor amigo que has tenido.

Pero él no estaba en esta casa. Ese día me levanté en silencio y salí del cuarto. Pensé que podía haber tomado bastante y resultado en la cama de una mujer desconocida pero no recordaba haber bebido el día anterior. Para serte sincero, quisiera recordar más de nuestra vida pasada pero parece que cada día detalles se desvanecen de mi mente.

Cuando salí del cuarto me di cuenta de que estábamos en una casa, bastante grande y moderna por cierto. Bajé al primer piso cuidando de no despertar a la mujer pero casi fracaso cuando, a mitad de la escalera, un gato blanco y gordo me maúllo porque casi le piso la cola. El horrible bicho (no nos gustan los gatos) salió corriendo hacia arriba.

Al bajar llegué a la sala y me fijé que había bastantes objetos, muebles y fotografías. No les puse atención, más que todo por el hecho de estar sorprendido: una mujer con una casa tan grande y tantas cosas seguramente era mujer con dinero. Y siendo escritor, no viene mal un dinero imprevisto.

Se me olvidaba decirte que somos escritores. Escritor mejor dicho. Publicamos una novela que no tuvo mucha acogida y ahora escribir reseñas de un poco de todo y damos clase en una universidad. Disculpa si te confundo al hablar como si fuéramos dos personas, cuando tu eres yo y viceversa. Se me hace más llevadero así, como si hablara en alguien que puedo confiar.

Fui a la cocina y había café en en la cafetera. Puse a calentar un poco y, mientras tanto, me acerqué a la ventana de la cocina que daba a la puerta de entrada. Parece un sueño ese sitio! Pasto verde como en las películas y un muro bien cuidado que la separa del mundo.

Y ahí me asusté. También se veía el camino para los automóviles y, de hecho, había dos. Una camioneta como las que usan las mamás que llevan a sus hijos al partido de fútbol y un carro más pequeño, gris. Instintivamente pensé que era de su esposo y me invadió el pánico. Tenía que irme pero estaba en boxers y mi ropa seguramente estaba en el cuarto de la mujer.

No sabes el miedo que sentí. Me devolví a las escaleras e iba a subir cuando me detuve en seco y me puse más frío de lo que estoy ahora, escribiéndome.

Había una niña de unos 6 años, abrazando un peluche en forma de elefante, en la parte más alta de la escalera. Sentí como si estuviera desnudo en la mitad de la nieve, como si no tuviera más opción que salir corriendo. Si te soy sincero, creí que la niña iba a gritar o a correr o algo.

Pero no. Bajó algunos escalones, me miró con sus enormes ojos color avellana y dijo:

- Papi, tengo sed.

Sí... Somos papás. O al menos ahora lo somos. Antes nunca estuvimos cerca de serlo ni mucho menos...

Mierda. Estoy en la oficina de este... nuestra oficina, la de ahora. Acaba de sonar el teléfono y era mi secretaria. Aparentemente trabajo en un banco y la verdad, no sé como, pero sé que hacer lo que hay que hacer. Es horrible.

Te escribo esto mientras nadie me ve pero temo que alguien pueda entrar y me vea haciendo esto. No puedo permitir que me internen o algo así. No sin entender que pasa.

Nuestro nombre es Alejandro Domínguez. Somos un escritor y vivimos solos. Ahora somos un contador y tenemos dos hijos y una esposa. Nos aman pero no los puedo amar de vuelta.

No puedo seguir escribiendo. Me busca alguien que no conozco pero que al parecer debería... 

En todo caso quiero que sepas que estoy contigo, si es que las cosas han vuelto a cambiar. Vamos a averiguar que pasa. Te lo prometo.


Fuerza,

Alejo.