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viernes, 5 de agosto de 2016

El valle de los molinos

   Desde hacía unos cien años, os habitantes del valle habían construido varios molinos altos y vistosos en las colinas que rodeaban su hogar. Esto tenía dos funciones esenciales: la primera era tener lugares para procesar la cosecha de trigo que era esencial para la vida en el valle. La segunda razón, sin embargo, era mucho más particular: eran para defensa. Los molinos eran estructuras altas, con cuerpo delgado y con una escalera interna que llegaba hasta un piso superior desde donde se podían ver kilómetros y kilómetros a la redonda.

 Desde su construcción, la gente del pueblo había asignado a una persona diferente por día para vigilar el valle desde la parte alta de cada molino. Eran en total diez estructuras, cada una actuando como vigía para prevenir cualquier invasión. Según un antiguo cuento que todavía recordaban, se decía que un ejército de miles y miles de hombres había arrasado el valle, dejándolo al borde de la extinción.

 Pero el sitio se recuperó y ahora vivían una vida idílica en uno de los lugares más hermosos del mundo. Incluso se creía que muchos seres humanos habían olvidado lo que sabían del valle y por eso era que desde los tiempos antiguos nadie invadía ni se atrevían a pasar por allí. Los molinos eran estructuras que quedaban de esos tiempos. Sin embargo, seguían asignando vigilantes para cada estructura como una tradición que no planeaban dejar de lado.

 El pueblito en el valle tenía forma estirada. Las casas y negocios se acomodaban a lo largo del centro del valle, por donde pasaban un riachuelo del que, todas las mañanas, los habitantes del pueblo sacaban agua para diferentes cosas que necesitaban en el día. Había algunas casas que quedaban en un sitio más alto que otras y normalmente aquellos que vivían en esa zona más alta eran quienes tenían las casas más grandes y más poder.

 A pesar de ser un pueblo pequeño y de no  tener una estructura política o social demasiado estructurada, lo cierto era que las personas que plantaban más trigo controlaban buena parte de los negocios que se daban en el pueblo, que no eran mucho pero podían ser importantes de vez en cuando. Por otra parte, la mayoría de vigilantes para las torres-molino de las colinas eran siempre personas de las casas bajas. Era un trabajo demasiado simple para los demás pero al menos daba cierto honor.

 Un día, una tormenta se acercó rápidamente por el sur, cubriendo el pequeño valle, las suaves laderas con campos de trigo y las colinas con sus torres. Empezó a llover al mismo tiempo que anochecía. Al comienzo la gente pensó que era una tormenta común y corriente, de las que tenían cada mucho tiempo. Pero no era así.

 Llovió por todo un día, sin parar. La fuerza de la tormenta no aumentó en ese lapso de tiempo pero tampoco pareció calmarse. El agua hizo que el riachuelo creciera y todos en el pueblo tuvieron que trabajar para crear una barrera para impedir que hubiera un desbordamiento que afectara de manera grave las casas de las personas. Usaron viejos sacos de los cultivos pero llenos de tierra y los fueron poniendo en fila, a un lado  y al otro del riachuelo, formando una barrera que recorría el pueblo de la parte más alta, a la parte más baja, donde empezaba el bosque en el que cazaban.

 De ese bosque, el segundo día de la tormenta, empezaron a salir criaturas que jamás habían salido en la noche. Algunos de los habitantes del pueblo entraban cada cierto tiempo al pueblo para cazar o para buscar hierbas medicinales para cuando había algunos enfermos graves o algo por el estilo. Pero esta vez, los animales salían y no eran conejos o faisanes sino criaturas enormes como osos de ojos rojos y lobos que parecían listos para atacar en cualquier momento. De hecho, eso fue lo que hicieron y fue entonces cuando el pueblo tuvo su primera tragedia.

 El pobre atacado fue un niño que ayudaba a sus padres a proteger las ventanas y a tapar todos los agujeros por donde se pudiera entrar el agua. Por estar tan ocupados no vieron el lobo entre la lluvia: la criatura se lanzó sobre el niño y los destrozó en poco tiempo. Los gritos se oyeron hasta el molino más alto y todo en el pueblo sintieron una profunda tristeza en sus corazones por lo que había pasado. Al fin y al cabo que hacía muchos años que nadie moría así en el valle. La violencia no era común.

 Para la tercera noche, la gente supo ya que debían quedarse en casa y esperar. Lo malo era que las reservas de comida de cada familia estaban aminorando y si la tormenta no amainaba, no podrían cazar nada ni pescar en el riachuelo ni procesar el trigo que habían logrado guardar antes de la lluvia. Porque los campos, como estaban, ya no servían para nada. Pero los molinos seguían procesando el trigo puesto que no podían dejar de lado su modo de vida por un montón de agua.

 Sin embargo, la cuarta noche trajo algo que ninguno nunca esperó: al pueblo entraron tres hombres a caballo. Dos de ellos escoltaban a uno de capa púrpura y mirada penetrante. Aunque ocultaba su cara bajo la capa, su mirada era intimidante. Los dos otros, sus guardaespaldas, llevaban armaduras finamente decoradas, complementadas con sendas espadas y escudos, también adornados con varios glifos y diseños. Entraron al pueblo a la vez que la lluvia pareció calmarse un poco y la gente los pudo ver, a la luz del día, merodeando por ahí.

 El hombre de la capa miraba a los habitantes del pueblo con una expresión de susto pero cuando llegó a la parte más alta del valle, decidió quitarse la gorra de la capa y revelar su rostro completo. Sus ojos no solo eran penetrantes por si solos sino que tenían un color lila que parecía internarse en la mirada de cualquiera que lo mirara directamente. Tenía una larga cicatriz en una mejilla y, en general, parecía cansado y asustado al mismo tiempo.

 Se bajó de su caballo y trepó por la escaleras del molino más alto. Cuando llegó al último nivel, miró al vigilante con sus ojos poderosos, haciendo que el pobre hombre se escurriera del miedo, efectivamente desmayándose. Entonces, sacó un palo de madera de su bolsillo, muy parecido a una ramita sin hojas, y se apunto con él a la garganta. El palo brilló por un instante. Entonces el hombre habló y su voz sonó atronadora a lo largo y ancho del valle. Quien no estaba en la calle, salió a ver que era lo que ocurría.

 El hombre se presentó como Jordred. Era el consejero real de un reino lejano. Había viajado por años buscando un objeto fantástico, que se creía legendario, para devolverlo a su reino pues su rey lo necesitaba para terminar con una guerra que había durado ya casi cien años, causando millones de muertos y devastación por millones de kilómetros cuadrados en ese lado del mundo.

 Según él, el objeto debía estar en un valle abandonado en el que un antiguo dragón había posado su último huevo. Dentro del huevo estaba la clave que buscaban, aquello que solucionaría todos sus problemas. Entonces Jordred apuntó su varita al cielo y la lluvia se detuvo. Las nubes se retiraron con celeridad y revelaron al sol que brillaba alegremente sobre el húmedo valle. La gente entendió que lidiaban con alguien muy poderoso.

 Jordred les pidió que se reunieran en el pueblo y así lo hizo la gente. Los mayores le dijeron que conocían una historia similar a la del dragón pero la verdad era que nadie nunca la había creído como cierta y menos aún se sabía nada del paradero del famoso huevo. Le dijeron al mago que podía buscar por todas partes, cuanto quisiera, pero que ese objeto tan especial jamás había sido visto por nadie allí. Frustrado, Jordred se reunió con sus guardaespaldas y partieron al instante, no sin antes disculparse por los daños causados. Él necesitaba ese huevo y necesitaba que ellos colaborasen.


 Cuando se fue, todo volvió a la normalidad en el valle. El trigo se recuperó, los molinos comenzaron de nuevo su trabajo de siempre y las familias no temieron más al bosque. Sin embargo, todos tenían una expresión de risa constante. Eso era porque todos sabían que lo que Jordred buscaba, jamás lo obtendría. La leyenda del valle decía que el huevo del dragón tenía dentro nada más y nada menos que al primer habitante del valle. Y ese era un anciano que había hablado con Jordred, a la cara. Era un hombre de casi quinientos años pero aparentaba muchos menos. La gente rió por mucho tiempo hasta que la llegada de Jordred al valle también se convirtió en leyenda.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Monstruo / Demonio

   Hay demonios en mis sueños. Hay identidades dobles y personajes que dejan la piel para convertirse en otros. Seres duales que me horrorizan, y me hacen gritar, pero de mi garganta no sale nada sino solo aire. En mis sueños hay cuartos oscuros y lugares a los que ni siquiera yo puedo entrar. Parece que incluso mi subconsciente prefiere alejarme de ciertas cosas que podrían causarme tal shock, que no sería capaz de recuperarme nunca.

 Como entró todo eso en mi mente? O es que acaso lo he tenido siempre, lo he heredado o simplemente está en mi código genético? La naturaleza pudo implantarme esas sombras, esos lugares remotos en mi cerebro. Pero porqué? Para qué? No logro entender nada y eso me pone mal, me hace dar vueltas en la cama, me hace dudar y me hace hacer cosas que normalmente nunca haría.

 A veces el dolor parece ser la única vía de escape pero soy muy cobarde para llegar a esos extremos y eso que mi subconsciente hace un trabajo espectacular dándome la dosis nocturna diaria de dolor y confusión. Que significa todo esto, si es que significa algo? Yo a Freud no le creo ni el apellido pero si los seres humanos somos capaces de soñar, por algo será… no?

 A mi me gustaría soñar con cosas diferentes, con mundo más calmados y más felices. Me gustaría soñar que por fin logro tomar de la mano a esa persona que todavía no conozco, que todavía no sé como se llama ni que apariencia tiene. Eso sí, ahí mi subconsciente me hace un favor, porque es mejor para mi no inventarme ese rostro ni sus complejidades. Solo sentir su mano junto a la mía, entrelazadas por siempre. Solo eso quisiera soñar y no en demonios.

 Habrá sido una película que vi recientemente o tal vez algo que comí? No lo sé pero si llego a saber la respuesta alguna vez, empezaré a hacer exactamente lo contrario. Es horrible como la única imagen que tengo es la de ese ser doble separándose, dejando de lado su carne, su ser físico para pasar a ser otro. No sé porqué mi cuerpo no me despertó. Tal vez la idea era que viera más para comprender algo que de todas manera no he entendido. De pronto hay algún código, algún misterio que debo resolver para entenderme mejor.

 Y eso me asusta más que nada. Me da miedo ver que más puede haber allí, oculto entre los pliegues neuronales, entre todos los recuerdos que guardo con aprecio. Odio, detesto imaginar que en un mar de memorias perfectas y alegres, descansen también las oscuridades más profundas de mi ser, las más impactantes y también las más indeseables. Creo que si las descubro, no podré más conmigo mismo.

 Me he dado asco antes pero esto podría ponerse peor. Si fumara, estaría fumando como loco y si me drogara, me metería algo que contrarrestara el efecto nocivo de estos sueños desquiciados. Aunque me cuidaría porque dicen que el alcohol y las drogas pueden hacer que todo se vea aún peor, aún más grande y amenazador y eso, seguramente, sería simplemente demasiado para mi.

 Lo mejor, creo yo, es salir a dar un paseo entre el viento frío, forzar por medios físicos la desaparición del recuerdo, a menos de forma consciente. Mientras camino y escucho mis pasos, porque no se oye ni se ve nadie más, voy pensando cuidadosamente en todas esas personas que me han hecho feliz y en esos momentos en los que he sonreído con sinceridad y he disfrutado de la vida sin limites de ninguna clase.

 Recuero varios momentos familiares como viajes y comidas y simples tarde con mi madre. Recuerdo las mascotas y el sabor de la comida así como las risas y los timbres de voz de cada uno. Me siento mejor pero al mismo me siento morir pues recordarlos así me hace imaginar que no estoy muy lejos de los últimos momentos de mi vida. Al fin y al cabo, no es algo imposible. Pero sería muy triste un final así, en una calle fría y gris en un país indiferente.

 Sigo caminando y recuerdo el placer. Desde el placer de ver una película favorita o de leer una historia que me llena el alma hasta el placer básico de la experiencia sexual. Los recuerdos son fáciles de reunir y los voy analizando uno a uno. Recuerdo entonces esos personajes, tan bien construidos que parecen reales, tan cercanos que parecen amigos perdidos. El olor de los libros viejos y el calor que emana de una película buena cuando la estas viendo.

 Y desde allí siento el recuerdo del sexo, del olor y del sabor y de todos los demás sentidos cuando están tan alerta de todo. Recuerdo el primer beso y los subsiguientes. Recuerdo los errores y también los aciertos y los momentos en que parecí ser otra persona al estar poseído por Eros y sus demás camaradas. Recuerdo habitaciones, la distribución de los objetos y el nivel de la luz. Es increíble como al esforzarme, puedo recordar tantas cosas, incluso la pasión de alguien que ya no tengo al lado.

 Es entonces que abro lo ojos y me doy cuenta que caminé más de la cuenta y que ahora ya no sé donde estoy. Es un barrio que se ve como todos pero simplemente no lo reconozco. Están los mismos edificios, copias de copias, y las tiendas  y todo lo demás pero no hay nadie y entonces me doy cuenta. Caigo al suelo y grito con todas las fuerza, golpeando el pavimento.

 Me despierto de golpe y maldigo a todos los dioses, no me importa que religión representen o que es o que se supone que cuidan. Los maldigo a todos y los condeno a revolcarse en sus estúpidas ideas y concepciones del mundo. Es por culpa de ellos que tengo esos laberintos en mi mente, es por su culpa que mi felicidad no puede estar completa pues mis mejores recuerdos ya están manchados por esa sombra que lo cubre todo y que es esa ciudad solitaria y ese hombre que se parte en dos.

 No… Lo veo de nuevo y mi estomago se remueve. Esta vez estoy muy despierto, porque siento la cabeza darme vuelta y las tripas queriéndose salir por donde puedan. Me echó en la cama y trato de respirar lentamente. Trato de no pensar en nada pero no lo logro. Ahora sí que necesito esa mano, ahora si que lo necesito a él pero a veces parece que jamás estará aquí cuando lo necesite.

 Así que arrugo las sabanas cogiéndolas con fuerza y respirando lentamente, con los ojos cerrados. No quiero dormir más pero si abro los ojos sentiré que arden y veré todo de nuevo como si estuviese de nuevo en el sueño y no quiero hacerlo. Sin embargo, y después de varios minutos de lucha, mi cuerpo se rinde, porque no es fuerte y no tiene como pelear.

 Sin embargo, y para mi sorpresa, duermo algunas horas y cuando me despierto me doy cuenta que no he tenido un solo sueño, que no he sudado luchando contra seres que no están, que no me duele la garganta de gritar sin sonido alguno. Me doy cuenta que estoy bien, aunque tengo algo de frío. Me pongo una chaqueta y esta vez sí salgo al mundo real y lo primero que hago, antes que nada, es ir a comer.

 El sabor es mucho más rico ahora, es como si todo lo estuviera probando por primera vez y eso que no es alta cocina sino una simple hamburguesa con papas fritas y refresco. Pero todo sabe como si fuera lo mejor del mundo y es una buena comida porque no solo me llena el estomago, que ha dejado de gruñir, sino que también me llena el alma y me deja contento, sonriendo incluso.

 Algunas personas me miran como si estuviese loco y la verdad es que no me importa. Me importa un bledo lo que piensen los que me miran. Solo yo sé que ahora me siento capaz de todo, me siento capaz de dejar la oscuridad atrás y de seguir adelante con mi vida, que podrá no ser emocionante o entretenida, ni siquiera estable, pero eso no importa. Es mía y es lo que tengo y me gusta tenerlo. Después de comer marcho de vuelta a casa y me prometo a mi mismo que no puedo dejar que lo que no conozco me gane siempre.


 Pero entonces, cuando lo analizo todo, me doy cuenta que todo eso todavía está allí y que en algún momento volverá. Porque, al fin y al cabo, hace parte de mi. No tengo un monstruo adentro sino que soy ese monstruo, soy ese demonio que e despierta cada mucho tiempo para recordarme que está ahí y que no planea irse a ninguna parte.

domingo, 8 de noviembre de 2015

La mente

   Al comienzo creyó que estaba enloqueciendo, que había imaginado cosas que después afectaban su vida de forma directa. Pero entonces parecía que no había imaginado nada y que todo era verdad. El problema era que esa verdad tampoco era completamente probable y parecía algo salido de la imaginación de alguien. Cuando empezó todo, eran cosas pequeñas que daban indicaciones, así que nunca se fijó mucho en ellas. Afectaciones ligeras a los objetos a su alrededor o incluso algunos que desaparecían del todo para volver a aparecer meses después como si nada. Como no se daba cuenta de los cambios en el momento, no había manera de que se enterara lo mucho que estaban cambiando las cosas a su alrededor y de lo mucho que seguirían cambiando.

 A veces había lagunas mentales y eso le molestaba. Era como si se la pasara bebiendo todas las noches cuando casi nunca lo hacía. Y esas veces, muy pocas, en las que salía a tomar algo, siempre recordaba todo. Las lagunas iban acompañadas de pesadillas, de despertarse tarde en la madrugada de un golpe por el miedo a que todo lo que había visto en su mente se convirtiese en realidad. Se sentaba en la cama cubierto de sudor y tratando de recuperar el aliento, como si hubiese luchado con una criatura enorme. Se masajeaba el cuerpo para relajarlo y solo después de varios minutos podía volver a recostarse y tratar de dormir. A veces lo lograba pero muchas otras simplemente se quedaba mirando al vacío toda la noche, sin dormir un solo segundo.

 Entonces, las cosas se pusieron más raras. En sus sueños o pesadillas (no importaba que fueran) empezó a ver objetos flotar, a verse a si mismo flotando sobre la ciudad y a sentir su cuerpo más allá de lo que nunca lo había sentido. Lo más curioso es que esto último fue algo que se pasó del sueño a la realidad. Un día después de ducharse, se dio cuenta que podía sentir la sangre por su cuerpo, sus neuronas muriendo y su piel regenerándose lentamente. Podía sentirlo todo y era inquietante, como si miles de pequeños organismos gobernaran su cuerpo y no fuese él el maestro del lugar. Acudió a médicos pero le aseguraron que no tenía nada malo, que debía descansar.

 Pero descansar no servía de nada cuando era precisamente durmiendo cuando tenía más sueños extraños, más sentimientos raros contra todo lo que lo rodeaba. Al dormir, y de esto también se dio cuenta rápidamente, estaba completamente consciente de que dormía y en que posición y como. Era horrible estar dormido y saberlo y casi poder controlar el sueño a voluntad. Con el tiempo lo podía controlar por completo pero eso le molestaba puesto que ya no era un sueño sino que era un escenario completamente construido por él sin la magia de los sueños normales que son improvisados, siempre sorpresivos.

 Desde que empezó todo había pasado un año completo cuando algo más concreto lo sobresaltó más allá de lo que nada más lo había hecho. Un día, cuando despertó, se dio cuenta que su cama de hecho flotaba unos centímetros por encima del suelo. Solo fueron unos segundos, pues sintió la cama caer esa pequeña altura y todo pasó antes de que estuviera totalmente despierto. Nunca supo como probarlo, como probárselo a si mismo, pero estaba seguro que la cama había flotado. De hecho, estaba seguro de que había muchas más cosas raras pasando a su alrededor pero no quería descontrolarse pues todo era muy ambiguo y no quería que la gente lo tomara por loco. Necesitaba pruebas de que, de hecho, no estaba enloqueciendo.

 Lo primero que se le ocurrió fue grabarse a si mismo durmiendo pero eso no resultó en nada. O la cámara no capturaba ningún hecho extraño o se apagaba en la mitad de la noche y no había manera de saber si algo había pasado o no. Dejó de lado sus responsabilidades y se obsesionó gravemente consigo mismo, con su situación mental y con esas supuestas cosas que pasaban a su alrededor que nadie más podía explicar. Por todo esto su vida empezó a cambiar y, la verdad, fue para lo peor. Estaba tan ocupado pensando en tonterías, que dejó a un lado las cosas que sí estaban allí y que sí necesitaban de su atención constante y de su ingenio e interés. Él ya no estaba.

 Eventualmente lo echaron del trabajo y los pocos amigos que tenía dejaron de hablarle. Su familia era escasa entonces no era de sorprender que no lo buscaran mucho. Y aparte de ellos no había nadie que se interesara por él así que por los siguientes meses se la pasó encerrado en su apartamento. No comía por días seguidos y después recordaba que tenía hambre y pedía a domicilio lo que era más loco aún pues el olor en su casa alarmaba bastante a los repartidores. Algunos incluso se negaba a ir por miedo. Otros en cambio iban porque el loco nunca pedía el cambio así que las comisiones eran muchos mejores que en otros sitios.

 Se dejó crecer el pelo y la barba y no tocaba agua ni por equivocación. Vivía solo para hacer cálculos e imaginarse las posibilidades, para plantear que podría haber pasado y que era lo que tenía en su mente. Se preguntaba si más personas vivían con eso adentro, con ese miedo de que todo cambiase lentamente y de golpe estuviesen en un mundo donde su capacidad de controlar era casi nula. Su obsesión con lo que pasaba le impedía muchas veces dormir, lo que era contraproducente pues muchas de las cosas que le pasaban ocurrían durante el sueño. Pero es que ya no podía dormir, ya no estaba tranquilo cerrando los ojos y dejándose ir, o al menos no era como antes. Ahora le daba miedo.

 Un día, en el que por fin había podido quedarse dormido, los despertaron de golpe. Por un momento pensó que era un sueño particularmente violente pero se dio cuenta pronto que todo era real. Unos cuatro hombres vestidos de blanco entraron en su casa, tumbando la puerta principal, y se dirigieron directamente hacia él. Por supuesto, él peleó. Los rasguñó con sus largas uñas y les dio patadas y puños a la vez que gritaba y les rogaba que dejaran de tocarlo, pues de nuevo sentía todo al triple y el tacto de otros lo volvía loco. Le inyectaron algo y eso lo aflojó lo suficiente para que lo sacaran. Antes de desmayarse por completo logró ver algunos vecinos que lo miraban con lástima y a los policías que habían acompañado la operación. Luego, todo se puso negro.

 Cuando despertó, ya no había razón alguna para seguir luchando. Tenía puesta la clásica camisa de fuerza y estaba tumbado en un espacio blanco con poca luz. La única luz que entraba era la de la luna y de la ciudad por una ventana pequeña. La habitación no tenía cama sino que estaba toda acolchonada, incluso alrededor de la taza del baño. Había una mesa también y nada más. Algunas lagrimas salieron de sus ojos  y se dio cuenta de que hasta allí había llegado su vida. Ya no había vuelta atrás, ya no habría manera de recuperar nada de lo que hubiese tenido en el pasado. Todo eso había muerto ahora y lo único que le quedaba era si mismo. E incluso él sabía que eso no era mucho.

 Al otro día, le quitaron la camisa y pudo deambular a sus anchas por el lugar. No tenía entonces ganas de pelear con nadie ni de gritar. Le hacían pruebas pero él las ignoraba, tratando de concentrar su atención en cosas menos importante que le hicieran pasar el tiempo para no enloquecerse de verdad. Jugaba cartas con otros pacientes, veía televisión y trataba de disfrutar la asquerosa comida del lugar. Cuando tenía su cita asignada con el psiquiatra o con el médico, procuraba nunca decir ni una palabra pues no quería que le dieran más tiempo en semejante lugar por una respuesta mal hecha. Así que por meses, no dijo una sola palabra a nadie, prefiriendo su propia tranquilidad.

 Aparte de ese aislamiento impuesto por sí mismo, los doctores no veían que hubiese algo verdaderamente mal con él. Era un hombre joven y sano que simplemente había tenido una crisis existencial, cosa que existía y que era muy común. Así que le dieron un mes más en el sitio y al cabo de ese tiempo retornaría a casa y tratarían de ayudarlo para conseguir un trabajo y alejarse del estrés que seguramente lo habían hecho caer tan bajo. Cuando estuvieron todos de acuerdo, se dirigieron a la habitación del joven para informarle la decisión. Cuando abrieron, sin embargo, solo hubo gritos de horror.


 Él estaba sentado con las piernas cruzadas, casi como un practicante muy dedicado de la meditación. Pero era seguro que ellos no podían hacer que una carta, el control remoto de la televisión y una pelota pequeña flotaran sobre sus cabezas. Era él quien lo controlaba todo. Pero entonces los dejo caer y fue entonces que la puerta se desencajó de golpe y salió volando a un lado. Él caminó con paciencia, retirando una a una las puertas y demás obstáculos, hasta que estuvo afuera. Y allí, después de inhalar el aire puro de la noche, se elevó sobre los sorprendidos loqueros, y nunca más lo volvieron a ver. Muchos dicen que eso nunca pasó y otros que él hizo que todos olvidaran. Nunca se sabrá a ciencia cierta y la verdad es que no es necesario saberlo.  nico que le quedaba era si mismo. ue hubiese tenido en el pasado. Todo eso hab La habitacinthacia o donde su capacidad de contro

domingo, 26 de abril de 2015

The secret of the jungle

   The city was deserted. Everyone cleaned the sweat of their heads as they began walking through the empty stone yards that were covered in moss and roots. Most houses were made of solid rock but had crumbled centuries ago due to earthquakes and the growth of plant life. It was a beautiful but eerie sight, to see so many buildings all empty, no sign of life. They were covered in beautifully done “bas reliefs” depicting various images from the people that had apparently built the city.

 Every member of the expedition was now working, no longer trekking through the jungle to get nowhere. They had arrived and this was their price. The camp was built very fast, consisting of sleeping bags for everyone and mosquito nets to prevent people from getting sick during their sleep. They also one tent for meetings only where they held several weird apparatus and various maps of the region.

  When they began really exploring the city, they discovered it was much bigger than anything they had imagined and that they need to have more people in to help them with the cause. They asked one of the younger members of the party to go back to the town on the coast they departed from in order to call for more people to help them. The kid complied and left fast, on one of three donkeys they had brought with them.

 An entire day passed before they realized most of the art in the city depicted a fantastic creature: they were birds, in a flock. But, according to the drawings, the flock could transform into a bigger, gigantic bird that could sleep in the sun or have the power of the sun. That last part wasn’t very clear yet, as there were only images and no alphabet in any of the houses. The whole site was just about the imagining and the architecture, which consisted in at least a hundred houses in a roughly cube like form.

 Meanwhile, others decided to make a map out of the city and discovered the city was even bigger. Maybe it had been a very large city in the past but had shrunk before finally falling to time or some other reason. Some rocks looked older, and more affected by time. The site were they slept, with the houses still holding on in most of their structure, had apparently been abandoned. Some of the members of the team were sure this had happened only a few centuries ago, maybe even only a hundred of years ago. Others were not so sure.

 The more ancient parts of the city were difficult to recognize as the trees and the ground had quickly eroded the stone floor. The specialists did some testing and discovered something strange: the rocks on the “older” part of the city were actually not older than the rest. Tests found out the whole city was only a few hundred years old, at most. So something strange had happened were the center of the old town had not been as affected as the rest of the city.

 Two more days passed and some were already worried about the boy. The trip back to the port should have only taken him a day and he had been away for three. Some thought that maybe something bad had happened to him but the strange thing was that, in their way there, they had not encountered any ferocious animals or difficulties to surpass. They had cut through the jungle and had to stand the mosquitoes and the heat but nothing else. They realized they had never thought about it and decided, the ones that were botanists and biologists, to make a tour around the ancient city to find which species lived there.

 The search was useless as they found only some insects and a couple of bird species. Something was very wrong, as close by regions were known because of their rich fauna and flora. And this place seemed almost dead. Only the trees were really living there. Besides them, only some ants seemed to play a role in the environment. The following day, they decided to widen their range: they would walk a whole kilometer and then circle the city. But again, nothing appeared. There were no mammals or big reptilians, no frogs or big birds. They weren’t even nests in the trees. The botanists took some tree bark and decided to do tests on it to see if they jungle floor was somehow toxic.

 By the fifth day, the team was a little bit hopeless. They had traveled half way around the world and the place they had arrived to seemed dead, with nothing that interesting to see. All the bas-reliefs had been accounted for, not that it made any difference. In every house or building, there were exactly the same drawing of the flock of birds and the one of the gigantic bird attacking people with fire. For all intents and purposes, the people that had lived there had been dead for only a hundred years but had not made any real advancement except for their architecture.

 Some scientists, in the meeting held late at night, thought it was possible that the people that lived there had come from some other region and had quickly left after realizing the area was, somehow, toxic. But the tree bark’s tests didn’t show any massive toxicity. It was very normal although its cells looked strange in the microscope. They looked like the cells of a younger tree and not as big as one of those who grew there. They decided one night to stay only three more nights, in order to arrive at the port at the same time that the boat that took them to the capital city and then to their home.

 The thought of home was interrupted the following day, when one of the few women in the group yelled desperately. Many came to her aid and realized she had discovered something awful: the kid they had sent to the port had been found hanging inside one of the houses of the old city. The woman had woken up early to check the art there again and had found the poor creature. They took him down from there and realized he had a big splinter on each eye, almost used as a stake.

 The child was buried that afternoon but then, something else happened. It rained. But it wasn’t normal rain. It felt cold at the start, like normal rain, but then turned warm and strange. They soon realized it wasn’t water coming down from the sky but blood. Hot, red blood dripped from the trees and onto everything they had around. When it finally ended, all their clothes were tainted red, and so were their faces. Some of the members of the group were really scared, wanting to live the place as soon as possible. But that couldn’t be done just like that because they had to prepare, organize and that would take a while with so much to pack.

 They started the following day, after cleaning the blood of most of the clothes. But then, other people started to feel sick. They vomited and were tainted green. Their face grew even greener as they got worst. They had to delay their journey back as half of the scientists were sick in just a few hours. They had all eaten the same thing and had been careful only to drink water from their personal stash. They could only blame the blood rain, that had maybe poured into their mouths or eyes and then had contaminated them.

 Soon, only the leading expeditionary was fine. The rest were all sick and vomiting. The ones that had become sick first, were the same tone of green than the surrounding forest. That had become sort of paralyzed, unable to move at all. The man that had led them all there was not feeling sick but guilty. He had convinced personally everyone there to come with him to explore this jungle, promising them fame and glory, as well as a best name in the scientific community He had traced every one of them, had asked for the money and had paid many of their expenses with his own savings.

 And now, everyone was dying. It was hard for him to sleep the last night, before leaving, but when he finally did, his sleep was soon filled with nightmares and sweat. He woke up in the middle of the night and realized there were thousands of birds flying over the jungle. They were circling the center of the city. He stood up fast and tried to find his fellow expeditionary men but they were nowhere to be found. Somehow, they had disappeared.


 The man didn’t stood by and decided to run out of the forest, that had become thicker all of a sudden. He felt the presence of the birds and stumbled upon roots and rocks as he ran. When he fell again to the ground, he helped himself up with a tree and then screamed, like no one had screamed in the jungle before. The birds then flew down onto him and formed a bigger creature, or so it seemed. They attacked him viciously and killed him, drinking his blood and the flying away. Where the remaining of the scientist where, there was a young tree and, between the bark, there was the shape of a face, a screaming face.