lunes, 8 de junio de 2015

Desolado

   El edificio tenía ocho pisos de altura, cada piso una sección diferente de la tienda. Un piso para hombres, otro para mujeres, otro para zapatos, otro para comida y así. No había nada que vendieran que no se pudieran encontrar allí y lo más probable es que si no hubiera algo era porque o no existía o no lo tenía todavía y podían buscarlo en tiempo record. En sus buenos tiempos, la tienda había sido el mejor lugar de la ciudad para ir de compras, ya que tenía tanto marcas genéricas como marcas de lujo y, aunque era un poco más caro que una tienda normal, era bastante práctico por tener todo bajo un mismo techo.

 Pero hoy en día, el edificio tenía plantas creciendo un poco por todas partes y la humedad se estaba comiendo cada rincón poco a poco. De hecho, el primer piso estaba inundado y no sé sabía bien porque. El grupo que caminaba por la ciudad buscando donde vivir, que hacer y como hacerlo, recordó que la tienda todavía estaba allí y decidieron visitarla.

 Hay que mencionar que el mundo no era ya lo que había sido. Muchas de las personas habían desaparecido o muerto durante las batallas de hacía unos años. Solo pequeños grupos de personas sobrevivían todavía, peleándose por lo poco que quedaba. Ya no había cultivos de nada y la producción en cadena que había sido el orgullo de tantos ya no existía. Las fábricas habían sido destruidas o, como la tienda, habían empezado a ser consumidas por la naturaleza. Y el frío gobernaba, casi por todos lados.

 El grupo mencionado consistía de trece personas. Eran hombres y mujeres que se habían ido uniendo poco a poco, a lo largo de varios kilómetros de recorrido. La verdad era que no querían llegar a ningún sitio en especial. No había una meta a cumplir o un logro especial al final de la línea. De hecho, no había final de línea porque tendrían que estar siempre en movimiento, buscando que comer y como sobrevivir hasta que sus cuerpo no tuvieran más opciones que caer al suelo y empezar a pudrirse lentamente.

 Fue la idea de una de las mujeres, llamada Carmen, la de buscar la tienda. Les contó que en los buenos tiempos allí había de todo y que no tendría porque haber cambiado. Obviamente mucha de la comida estaría dañada y algunas prendas de vestir estarían enmohecidas por el paso del tiempo, pero era mejor que nada. Antes de que ella sugiriera la tienda, nadie más sabía que hacer. Algunos había sugerido caminar hacia el mar, hacia el sur donde hacía más calor, pero eso tomaría días o semanas y con una niña pequeña en el grupo eso sería difícil. Además, otros grupos podían estar cerca o los podrían seguir hasta cercarlos en algún lugar para matarlos y eso no era lo que querían.

 Así que se encaminaron hacia la tienda y, tal como Carmen la recordaba, estaba allí un poco dañada y decaída pero existía y eso era lo más importante. El grupo se separó apenas entraron, cada uno relajándose al ver tanto lujo y tantas cosas reunidas. Era una visión que ya no había en ningún lado y verlo allí parecía como ver una de esas fotos de los libros de historia que muestran cosas que fueron pero ya no son, cosas que el pasado tuvo pero el futuro olvidó o simplemente no quiso retomar.

 Después de caminar lentamente sobre la superficie mojada del primer piso, se decidió que cada persona podía hacer lo que quisiera en las próximas horas pero que al caer el sol se reunirían en el último piso, donde podrían dormir y en la mañana decidir que hacer. Cuando se separaron, un sentimiento de felicidad se propagó lentamente. Nadie celebró, ni sonrió ni saltó ni nada por el estilo. La gente ya no hacía eso. Pero sintieron ese calor especial en el corazón, ese calor que se siente al descubrir algo nuevo o al estar en las puertas de un descubrimiento.

 Las mujeres se dirigieron primero al piso de calzado para mujer. Algunas habían caminado varios días en zapatos que les hacían doler los pies. Todas se descalzaron y empezaron a mirar la variedad que había. Tantos colores que ya no se veían y diferentes diseños. Era imposible no pensar que el pasado había sido mejor. Como iba a ser el presente mejor que el pasado cuando ya no había nada, cuando la creatividad que había motivado a los constructores de este edificio ya no existía?

 Un par de mujeres se dirigieron de ahí a la zona de electrónicos y encontraron lo que buscaban: un masajeador de pies automático. Contentas, volvieron al piso de calzado y jugaron un buen rato con el aparato, turnándose para que cada una lo pudiese probar. Los hombres, mientras tanto, se habían dispersado más. Algunos buscaban chaquetas que abrigaran más, para los fríos vientos que ahora soplaban. Otros buscaban armas, las que fueran, para tener como alimentarse y defenderse. Y otros miraron los aparatos electrónicos, muchos de los cuales ya ni funcionaban pero era fascinante verlos de todas maneras.

 El tiempo pasó y hacia la media tarde se reunieron el piso de la comida, donde habían habido varios restaurantes así como venta de productos listos para llevar a casa. Mucha de la comida estaba dañada pero ya el olor de lo podrido ni existía. Buscaron con cuidado y vieron que había comida en lata o empacada al vacío y alguna estaba todavía buena o al menos se podía utilizar. Hicieron un circulo grande en el que comieron cosas que habían encontrado en la tienda y otras que habían ido recogiendo en su larga caminata. Había más que todo frutas pero también productos hechos con harina, bebidas gaseosas (que no tomaban hace años) y dulces variados.

 Para ellos, fue un festín. Ya nadie comía así y nunca más nadie volvería a comer así. Todos los que estaban en el circulo habían hecho sacrificios y habían sufrido perdidas dolorosas. Pero tenían en común que no miraban al pasado muy seguido. Lo recordaban y les dolía, eso claramente, pero no se dejaban dominar por él ni lo pensaban demasiado. Esto era porque no querían quedarse estancados en un punto, así como le había pasado a la humanidad. Todos estaban de acuerdo que esa había sido la razón para la guerra y el odio. La gente había perdido la inventiva y solo se fijaba entonces en las diferencias, en lo que los separaba. Entonces, sin nada más que hacer, se empezaron a matar como locos.

 El mundo hoy en día era para los pocos que habían quedado, para gente diferente pero ahora unida bajo un ideal de supervivencia. Fue ese anhelo por seguir viviendo que había llevado a otros grupos a ser más violentos y agresivos. Ese era el caso del grupo que entró en la tienda mientras ellos comían en circulo. Menos mal, y por alguna extraña razón, algo cedió al peso de los años y se derrumbó en el primer piso, cayendo sobre uno de los hombres agresivos y haciéndolo gritar. Esto alertó a quienes comían, que rápidamente recogieron todo y se escondieron en las escaleras de emergencia, que parecían una cueva de la oscuras que eran. Se reunieron todos allí, mientras unos pocos sostenían armas para defender si era necesario.

 La espera era horrible porque duraba y duraba y no pasaba nada. No podían ver a su atacantes pero sabían que estaban allí. En silencio, fueron bajando piso tras piso. Tuvieron máximo cuidado de no hacer ningún tipo de ruido. En el tercer piso, los vieron de lejos. Estos tenían rifles y otros tipo de armamento. Definitivamente, siempre iba a haber gente con más sed de violencia y sangre que otra. En ese punto pasaron con cuidado, porque no estaban muy lejos. Pero, afortunadamente, no se dieron cuenta.

 Cuando el grupo llegó al primer piso, pudo abrir una salida que habían usado los antiguos trabajadores de las bodegas de la tienda. Era una salida a una calle lateral, por la que el grupo se escapó y cruzó la calle con rapidez. Arriba en la tienda, el grupo armado se dio cuenta de que los habían burlado pero ya no había como seguirlos o cazarlos. No era de tanta importancia, más aún cuando los habían llevado a semejante sitio, con tantas cosas que podrían ser utilizadas para lo que ellos necesitaban.

 El grupo pacifico cruzó varias calles, con Carmen a la cabeza, hasta que llegaron a un río. En la parte baja del mismo había un barco enorme que parecía haber sido antes un restaurante y nunca utilizado de verdad como barco. Todos subieron y exploraron el lugar: estaba desierto, sin comida ni nada útil. Pero sí tenía gasolina. Entonces tal vez si se había desplazado, al menos distancias cortas, en el pasado. Rompieron a patadas el pontón que unía al barco con el borde del río y encendieron la máquina. Rugió como un león enfurecido por un rato pero luego se calmó y empezó a ir río abajo, ayudado por la corriente.


 Iban ahora hacia el mar. Pero no hacia el que querían ir, donde había calor y tal vez alimento. No, se dirigían al norte, donde el frío era más fuerte. Tal vez allí no hubiera grupos agresivos. O quien sabe… El caso es que tenían que hacer algo, no podían quedarse quietos.  En cuestión de horas habían dejado la ciudad atrás y pensaban ahora en el futuro. Todos en el barco estaban contentos de tener más tiempo de vida pero ahora pensaban que tanto tiempo podría ser si era bien sabido que el norte era tierra del hielo y la muerte.

domingo, 7 de junio de 2015

Crescent Moon Island

   The island was well known for being shaped like a crescent moon but it wasn’t a small island. Its geology was very different from one tip to the other. In the northern tip lived the Sunasi. They were tall with ashen skin and bright eyes. They inhabit the hills around the three volcanoes that had been dormant for about fifty years. The Sunasi were a warrior people, getting pride from their conquests and their killings. They held a larger territory than their neighbors and had sent explorer to many islands to the north. Some were handled as colonies and the Sunasi got to trade with other tribes as they held monopoly over cinnamon and clover, two spices the rest of the world seemed to crave.

 In the other side of the island lived a smaller tribe of very different people. They were called the Bonio but that wasn’t a name that they used to describe themselves. They had no name to call themselves because they did not consider that to be an important thing. They adored the god of the sea and lived of it, fishing daily and having small but efficient sea farms where they would grow a special seaweed that had a nice taste but also oysters, which grew very large. The women would carry on necklaces or on rings the pearls they found in the ocean and the men lived for their women, as they had a very special place for them in their mythology.

 The two peoples of Crescent Moon Island lived in peace. They knew about each other but they had agreed, without ever saying a word, to ignore one another and let them be. Funny enough, sometimes they looked at each other for long distances and the ones that were most interested were the children, as they had no understanding of the world. Any way, tip and tip were close enough to sometimes see people do things on the other side. But it was rare as the Sunasi only hunted in their southern shore and the Bonio never fished in the inner lagoon of the island.

Actually, by the mid-section of the island, there was a small area only populated by animals and palm trees. The Sunasi were closed but something had kept them from conquering more of the island. The Bonio, not interested in growing as a nation, had never had any weird encounters or things happen to then in the palm tree forest. The Sunasi that came back from explorations of that area, said they had seen red eyes float in front of them and that voices had talked to them inside their heads, telling them to go away and never come back.

The Sunasi elders thought this was another deity; one related to the ground that wanted to make sure that no one crossed a certain point of the island. Some had concluded that the gods had put two tribes in the island and had wanted to given them an equal chance at developing as a grand nation. So each one had received half of the island but only the Sunasi were interested in conquering and growing larger. Due to this occurrence, they decided early on to leave their neighbors alone, as they posed no threats.

 But then something unexpected happened. The Bonio had small boats to fish every day, all day. They never went to far but one particular day the wind was blowing hard and the ocean seemed angry. The fisherman returned to the island or at least tried to because of the boats had disappeared because of the storm. It had been carried far into the ocean, to the southeast, were they had no idea if there were fish or any other type of food. They were only three men and they were scared. They waited until the night fell and decided to follow the stars back to the island. The weather had changed to a more pleasant one and after some hours hope begun to settle in.

 That was until they saw what they saw. They were probably some one hundred kilometers from their home when they saw the largest fleet of vessels they had ever seen. There were very big and would probably be carrying thousands of people. Counting fast was easy and they counted twenty vessels, apparently anchored in that area. They tried to remain out of their sight but as they did they saw the canons in some boats and the men, bearded, very tall men walking on the ships. The Bonio men decided to use all of their strength with the oars in order to get home fast, and they did by next morning.

 Their wives and children came to hug and kissed them but they needed to speak to the elders first and with the priestess. The temple was a normal hut located farther towards the palm tree forest than any other Bonio house. The elders, two men and a woman, and the priestess, heard what the men had to say, that many ships were very near the island and could be there in less than a few hours. The fishermen urged the wise men to do something, as these explorer or warriors or whatever they were, came prepared with big guns and lots of people.

 The elders and the priestess asked them to leave, as they would consider what they had heard. The priestess began to do a potion that would enable her to see all that happened in the ocean and around it. The elders saw her dance and sing and drink her beverage. She said, in hoarse voice, that the Sunasi had conquered another small island to the northwest but that she saw something bigger. The god of the ocean was angry, as people had begun throwing things in it, polluting it with many things. The god knew these people came from a far away continent and they were seeking riches and land to conquer, as they were warriors but far more advanced than the Sunasi would ever be. And what was worst: they were coming. They didn’t know about the Bonio, the Sunasi or the island but they were coming.

When the elders came out of the temple, leaving the priestess to calm down after channeling all of that information, they decided to reunite all the people by the beach. They were about a hundred and they all heard the horrible news. But they also heard a bold proposal by one of the elders: a messenger should be sent to the Sunasi in order for the island to unite against the common enemy. A man in the crowd volunteered to go and talk to the Sunasi and make them realize what the danger was.

The next day, he traveled to their northern shore and crossed the lagoon by swimming. It wasn’t too long before he made it to the other side, where the sand of the beach was darker. He entered the forest and knew Sunasi warriors would be close enough. And just as he thought that, two bowmen fell from the trees in front of him, another from behind. They pointed at him with angry faces and were ready to shoot. But then he said the god of the ocean had a message and that he needed to speak with their elders. The Sunasi’s main god was the one in the volcanoes but ignoring a message from a god was not wise so they took him to the elders, where he explained the situation.

 The elders decided that the Bonio had a very honorable tribe and that they would let the man go back to his family. Then, something like an explosion came from the palm tree forest. As the main town of the Sunasi was on a hill, they could see the smoke emanating from the forest. It was the invaders who had arrived by bombing the forest, chopping hundreds of palm trees with one shot. That hurt the elders, as they knew that forest was sacred and now it was on fire. The Sunasi rapidly organized and asked the Bonio man to o back to his tribe and ask them to organize to attack the invaders. The idea was for the Bonio to attack by sea and the Sunasi by land. The Bonio were not very sophisticated but they would create a diversion to distract the invaders fleet.

 By the next day, in broad daylight, the first warriors of the Sunasi, arrived at the forest and massacred hundreds of invaders. Some wore armors but they were weak and overconfident. The Bonio then did their part, attacking the vessels with coconuts and harpoons. The also used their fishing nets to trap some of the men and then killed them. They took a couple of boats and then launched an attack with those towards the rest of the fleet.

 The battle was brutal and lasted for several days. The invaders were resilient and seemed to be coming in higher number than any of the men of Crescent Moon Island thought possible. But one by one, carefully and with cunning, the two tribes repelled the attack. Hundred, even thousands of corpses, now floated in the ocean or soiled the sacred forest, which had almost completely disappeared. Now, one could one from one shore to the other and not stumble upon a single palm tree. And then, the Sunasi starting praying as the red eyes and voices had come back. They had forgotten about this detail and they just left for their hills and homes, running away from the mess that the battle had left.

 But the Bonio were not affected and it was them who cleaned up, who put the invaders corpses in their remaining boats and burned them. They prayed for their souls and returned to their villages. The day after the battle had ended, a Bonio woman swam across the lagoon and left a gift for the Sunasi: a sculpture of the god of the volcanoes made with the armor of an invader.


 Their alliance had been sealed and Crescent Moon Island would grow stronger and prouder of their might and will to survive.

sábado, 6 de junio de 2015

La camiseta

   A ponerse la camiseta! Pero, para que? Cual es el punto de que cada vez que haya un partido de fútbol, la gente se ponga la camiseta con los colores del país? Y porque todo el mundo se lo toma tan en serio, como si fueran menos patriotas quienes deciden no ponerse nada porque el futbol les parece una idiotez o porque lo ven como el elemento distractor que siempre ha sido?

 Todo nace, digo yo, en ese ser positivo que quieren que seamos. Y cuando digo quieren, me refiero a los gobiernos y a los organismos de control en general. Es más fácil tener control sobre la gente, sobre una grupo determinado, si todos hacen exactamente lo mismo. De pronto es por eso que el terrorismo jamás será vencido, no hay dos terroristas en el mundo que piensen exactamente lo mismo a pesar de que la idea de organizarse es porque comparten ideas en común que los lleva a ejecutar actos de violencia o de protesta, dependiendo del grupo del que estemos hablando.

 En los medios, se promociona este ser positivo, que en principio no tiene nada de malo. Serlo puede ser beneficioso a la hora de querer ver lo bonito de nuestro mundo, de nuestras distintas realidades, o al menos eso mismo dicen los seres positivos. Ellos declaran que no hay nada como ser optimista y empezar el día pensando que todo va a ser mejor que el día anterior. Creen que no hay mal que por bien no venga (fueron los que inventaron ese condenado dicho) y, dicen ellos, viven una vida más feliz, sin complicaciones e incluso evitando dolores físicos provenientes del estrés y la preocupación que tienen en más abundancia aquellos que son pesimistas o simplemente realistas.

 Y no hay organización que promueva más ese optimismo que las religiones. Unas más que otras pero la mayoría coincide en prometer, para sus discípulos, la felicidad eterna y real sí son positivo y creen en el Dios que haya que creer. La idea es que ese Dios, una criatura mítica con poderes extraordinarios pero nunca realmente vistos, es quien nos ha puesto aquí y es el único que puede realmente removernos de esta Tierra. Por supuesto, es él el que controla la vida y la muerte, lo que sube y lo que baja. Así que si algo bueno es por su gracia y si algo malo pasa es culpa nuestra. Esa es la idea del positivismo de la religión, que no es infalible porque el sujeto tiene que en verdad estar muy involucrado. Tiene que creerse el cuento.

 Todos los hemos visto. Los que agradecen a Dios porque cada pequeña cosa que les sucede en la vida y sonríen y caminan por la vida con optimismo en sus corazones porque saben que alguien más los está vigilando y les está ayudando. Ese ser de las mil miradas está allí con ellos y los ayudaría a atravesar un río de lava si tuvieran que hacerlo. Pero cualquier fallo, cualquier equivocación, sería simplemente porque no amaron o creyeron en Dios lo suficiente. Es su culpa porque no fueron lo suficientemente optimistas y no creyeron de verdad lo que Dios prometía, que no es nada más sino espejos y humo.

 El gobierno y las grandes empresas usan los medios para propagar su idea de lo que es ser feliz y así manipular ese optimismo de las personas, canalizándolo hacia ciertas actividades y razonamientos que son los que los benefician a ellos. Los medios de comunicación, recordemos, son todo menos independientes. Ningún periodista es realmente una voz de la razón solo porque es periodista. De hecho, el periodismo no es un arte (no importa cuanto lo reclamen los comunicadores sociales) y es solo la idea de la manipulación a través de las palabras ajenas. Y bien usado crea ese positivismo que buscamos, porque el positivismo muchas veces se trata de confiar y no dudar. De hecho, más que confiar, se trata de creer ciegamente.

 Y aquí volvemos a las camisetas de fútbol. Los han visto, seguramente. Más que todo hombres pero cada vez más mujeres que se ponen la camiseta y se pasean orgullosos por arriba y por abajo. Las usan cuando hay partido, sí, pero también cuando no lo hay. Porque la camiseta es hoy en día un sustituto de la bandera. Se entiende que no toda la gente se propietaria de una bandera pero se califica de traidor con rapidez y en silencio, a cualquiera que no tenga una de esas desagradables pruebas de patriotismo barato. Porque barato? Pues porque juegan con el denominador más manipulable, aquel ente que vive su vida entre trabajo, mirarle el culo a las mujeres, pensar en sexo y ver partidos de futbol acompañados con cerveza. No nos mintamos, son bastantes y el mensaje por eso agarró tan bien.

 No podemos generalizar. Ellos son solo una parte de la sociedad. Pero son una de las bases y cuando una base está convencida, las otras o siguen el juego o se convencen así sea a la fuerza. Por eso las mujeres también se pasean ahora con las camisetas, sometiéndose una vez más a los hombres. Los ricos y los pobres, los altos y los flacos, los homosexuales y los transexuales y cada idiota que tenga un cuerpo puede tener una camiseta y la tienen. Nada más pregunten y se darán cuenta. Y tenerla en sí no es malo pero piensen que es la misma, para todos, casi como un uniforme. Y así como un uniforme, la camiseta va amarrada a una cantidad de creencias y de obligaciones.

 La primera creencia es que la patria propia es la mejor o al menos una muy buena. Eso busca eliminar la duda sobre cualquier entidad o sobre las leyes y los ideales que sirven de base para la nación. Después, est ese ﷽﷽﷽﷽﷽bre las leyes y los ideales que sirven de base para la nacina muy buena. Eso busca eliminar la duda sobre cualquier ená ese positivismo ciego, que busca que las personas estén orgullosas de un país que en verdad no conocen y crean que todo siempre va a mejorar. Entonces porque en las encuestas siempre dicen que todo va peor? Sencillo. Porque no solo es ser positivo sino creer en que hay gente que es enemiga de ese positivismo, gente que no quiere que nada avance o que no creen que la patria sea motivo de orgullo. Se vuelven radicales y los radicales nunca están felices con nada y por eso siempre todo está mal pero confían en que deje de ser así y son felices con lo que hay.

 Contradicción? Por supuesto. Quien dijo que los seres humanos son todos la mata de la razón?  Los seres humanos, o casi todos al menos, solo echan para adelante y no es que se pongan a pensar en cada detalle de lo que los rodea. Solo estupideces como el amor valen el tiempo que ellos tienen para gastar entre tanto patriotismo exacerbado y positivismo ciego.

 Y que pasa con los demás? Pues viven y lo pasan como pueden. Hay que aclarar que nadie es víctima ni victimario, excepto quienes manipulan las cosas a su favor o directamente en contra de alguien. Los pesimistas y los realistas, que son casi el mismo grupo pero con una diferencia fundamental, no pueden ser víctima solo porque sean minoría. Tendrían que ser víctimas si hubiera un acoso visible, activo, pero la verdad es que no hay tal. Porque? Porque si la mayoría de gente está convencida en el cuento del optimismo, para que tratar de convencer a los demás? Es desgastante y no sirve de nada. De hecho, es mejor que haya quien se queje para que siempre haya oposición y nunca unión real.

La diferencia entre realista y pesimista es que el segundo siempre entra pensando lo peor y el segundo se va dando cuenta de lo peor poco a poco. Y no es que todo en el mundo sea malo pero es imposible no pensar que hay algo que no funciona del todo bien cuando se promete igualdad y esta no existe, se promete libertad pero tampoco existe en su totalidad y cuando se promete y promete pero jamás se cumple. En una persona que se moleste, que se fije un poco en el mundo, eso es un problema y es algo que no se puede permitir. Se convierten en realistas, en aquellos que ven el mundo como es y no como ellos quieren que sea. Y ese es el punto en el que los optimistas siempre pierden y es que, en su afán por ver lo bueno en todo, no ven lo malo, la otra cara que siempre es igual de válida.

 Porque lo malo no es inválido ni lo peor. Es una realidad natural que a veces tiene que haber muerte para que haya vida, a veces la destrucción es renacimiento. Pero aceptar eso, para la mayoría, sería aceptar que no hay bandos en la vida, que no hay optimistas y pesimistas, que no hay buenos y malos, que no hay poderosos y débiles. En resumen, sería para muchos la destrucción definitiva de su mundo y de cómo lo entiendo, un cambio enorme y ya sabemos lo buena que es la raza humana con el cambio. Como enfrentar algo así si todavía nos odiamos siendo todos lo mismo, carne y huesos y poco cerebro?


 Pero así es y así se quedará por un tiempo o tal vez para siempre. Los optimistas seguirán ondeando sus banderas, orgullosos de su ignorancia de la vida y los demás seguirán viviendo por ahí, pasando por la vida, tal vez equivocados o en lo cierto pero perdidos en un limbo en el que no saben a que hora entraron pero en el que ciertamente sí saben que no van a tener nunca la verdadera oportunidad de salir.

viernes, 5 de junio de 2015

Enchanted forest

   The woods were covered in moss throughout the year. It was a very damp territory; every day rain fell, flooding the small brooks and the two larger rivers that drained all the water from the forest. The water then arrived, in a more gentle way, to many towns down the river. The people were grateful about it, as the only source of drinkable water was the river. There was no underground wells they could use and the closest mountain range, which wasn’t very close, was dry as a bone, not enough snow to fill a spoon.

 For centuries, people venerated the river as a god and concluded that if the water stopped flowing as it always used to, it meant that the god was angry. But there was another god that might be angry and that was the forest. They believe that it housed so much life that it had a life of it’s own. The few real explorers of the towns had come back from the woodlands with stories about a creature, always a different one, with an iridescent skin and bright white eyes. Sometimes it was a deer, a reindeer, an owl, an eagle and even a rabbit. People thought those were representations of the forest, guarding it from destruction and the hands of men in general. This explained why every man that attempted to fully explore the forest always ended up, mysteriously, at the edge of it, never really penetrating the land.

 As the towns grew and time passed, people began discussing the possibility of constructing a couple of barrages midway between the forest and the towns. But as soon as they began the construction, people died because of severe floods that happened unexpectedly. Once there was nothing else to be destroyed, the floods stop and everything went back to normal. The elders reminded the young about the spirits in the forests and told them to leave the river alone. No construction made by man would ever be able to harness anything coming out from the forest and that was where the water sprung out of the planet, so it was better to leave it alone.

 Time passed and people stopped trying to make them rich with the water. But then they started thinking about logging in the forest. After all, they had chopped off every other tree in the region, leaving large areas of land without a single tree standing up. The elders condemned this but no one really listened to them unless there was proof to be so scared and this time there wasn’t. They didn’t touch the woods, only the grasslands, until they had nothing else to burn in their factories and fireplaces. A group of young men travelled to the forest with axes and chainsaws, ready to bring the forest down, one tree at a time.

 When they arrived, they were excited and begun their work right then but when trying to chop off the trees, their machines didn’t work. They didn’t affect at all how the bark or even the leaves. It was as if the whole forest was made of metal or something much stronger. They tried every tree they could see but after a whole day they were exhausted. They decided to camp there that night and keep trying the next day. But there was no next day. The people that found them, botanists taking notes about the plant life of the region, said that they suspected the trees to have showered them in their sleep with a certain kind of spores that was deadly to human beings. They died in their sleep without even knowing it. Their families mourned them and, once more, people forbid themselves to go to that forest.

 Due to the lack of wood and the difficulties having a way to harness energy from nature, most towns in the course of both rivers began decaying rapidly. Many factories closed, almost putting an end to industry. Many local businesses closed too due to the lack of resources to fill their shelves and make their products. And finally, people had begun migrating somewhere else, where there might be enough jobs and hope for a better future for all the kids who had grown in the good times of the region.

 But some thought they had left too soon, that they had given up too easily. And they said that because one day, without people ever noticing it before, trees started to grow where men had chopped them all off. Some creatures, animals and plants, had come back to the plains. Besides that, people started feeling the wind blowing a bit stronger, coming from the forest. That made no sense but it was what it was.

Slowly, some towns began flourishing again, this time calculating every move they made to survive. The new trees where taken care of for some years, until they where good to chop down. And they only chopped down one section of the trees corresponding to each town. They created a schedule on how and when to chop each area of trees and that seemed to work because in no time life had been brought back to the plains, and no plants or animals were being harmed.

 The scientist among them realized the wind’s strength was ideal to be harnessed. Somehow, they had never thought of it, thinking only water could be strong enough to give them the power they needed. So they started building windmills and other structures to harness the power of the wind and it worked. The wind generated power not only for the mills, where they could make flour to make bread, but also to illuminate the dark streets of the towns and the homes where people spent most of their time. The lighting of several squares and public buildings was always an event but with time, the people saw this as normal. Some of the windmills were eventually replaced with higher and more powerful turbines, which gave energy to the whole region. People now lived much better than before and the belief that it was all because of the forest was stronger than ever. Small shrines where built near the turbines, to thank the god and spirits.

 Nevertheless, some people had grown even more curious than before about the secrets of the forest. Some many times, groups went into the forest trying to discover its secrets but, yet again, they always ended up coming out of the woodland instead of really penetrating the area. That was until a men and his wife, both scientists trying to uncover the mysterious properties of the forest, arrived and attempted to get to the core of the place. Their first couple of attempts ended up in failure as everyone else’s. For the third time, they had come with their child, who had learned to walk recently. As they had no one to leave him with, they had decided to bring him along and show him the animal and the smells of the forest.

 But one day, the day the father attempted to enter the forest, the child went after him, without her mother noticing. When she did it was too late and when her husband came back, they started to worry. The man said it wouldn’t’ be long until he came out of the forest but nothing happened. It was already afternoon and the kid was nowhere to be found. So they entered the forest together looking for their son and, this time, their attempt was successful. The trees grew larger and closer together deeper in the forest. The couple held hands as they walked and yelled the name of their son. But he didn’t hear them or he couldn’t answer then. They knew what had happened to the loggers who had come and ended up dead. They were very afraid for their son and how he might be.

 After hours of walking, they finally reached a clearing, where moss was very green and very damp. They were close to the source of the rivers but they weren’t thinking about that at all. They screamed their child’s name and started yelling and crying. They didn’t care anymore about the water or the wind or anything about that place. They only wanted their son to come back to them.

 Suddenly, they saw a light beyond the trees and they decided to follow it. They walked with difficulty through trees and branches and roots but finally got to a smaller clearing. The lights they had seen where the eyes of a wolf that appeared to be almost invisible. They couldn’t be sure the creature was looking at them but it was strange how it stood there, still. He finally moved and revealed their son, sleeping on the mossy floor. The parents got closer and took him in their arms and woke him up by kissing him and touching him, checking he was fine. The creature looked at them all that time, until they stood up. Then, the wolf jumped towards the trees and they saw the lights disappear.

 As it had happened many times in the past, they just had to walk aimlessly to get out of the forest. It was fast and they didn’t care about anything that had happened inside there. They had their son back and that was all that mattered. When they went back home, they wrote a book about the forest, claiming the spirit story was true and that there was no real way to explore the forest if all you wanted was to unveil its secrets. The forest only opened itself to people looking for help because nature was caring, like a mother. Men, however, were not as caring most of the time so it was shut out from that place and it would remain shut out for many generations to come.


 The forest’s secrets were many but not for the eyes of men.