De pronto el piso dejó de existir y caí. No
caí rápidamente, atraído por la gravedad. Caí lentamente, como si algo
estuviera sosteniéndome mientras bajaba eternamente hacia algún punto allí
abajo, entre la negrura del universo. Alrededor mío, solo había estrellas,
enormes y pequeñas, cercanas y lejanas. Era fascinante tener la sensación de
poder tocarlas con las manos pero, al hacerlo, pude darme cuenta que no eran
calientes. Estaban frías, como el espacio alrededor mío.
Mientras caía, pude ver formas y siluetas que
se formaban allá lejos, adonde mi vista, que siempre había sido mala, no podía
llegar. Entrecerré los ojos, tratando de ver pero no pude definir ninguna de
las criaturas que parecían bailar allí. Supe que era hermoso, supe que era la
existencia misma la que hacía que esos objetos o seres fluyeran como lo hacían.
Pero mis ojos no veían nada. Era mi mente, era algo más allá de mi ser que me
decía lo que pasaba alrededor mío.
Mis pies descalzos tocaron entonces el fondo.
Ni me había dando cuenta que ya había llegado y que la negrura había
desaparecido, aparentemente de golpe. El piso era pasto, césped de un verde que
parecía improbable pero que allí abundaba. Se sentía genial poder pisar la
hierba, sentir el mundo bajo mis pies. Me detuve al ver que más allá, en las
siguiente colina, había una casita. Se parecía a aquellas que los niños dibujan
cuando va a la escuela.
Mientras caminaba hacia ella, veía todos sus
detalles: ventanas cuadradas e marco rojo, una puerta principal algo torcida de
azul eléctrico, una chimenea de ladrillo ladeada en el techo y flores por todo
el contorno de la construcción. Era de
color amarillo y parecía ser la única del lugar. Cuando llegué al frente de la
casa, vi que no había nada más en el entorno más que el brillante pasto y el
cielo que todavía estaba pintada de negro, aunque era de día.
Sin dudarlo, empujé la
puerta. No tenía pomo y, de todas maneras, estaba seguro de que no era
necesario. Quien iba necesitar de seguridad en un desolado paraje como este?
La casa era perfecta por dentro. Todo parecía
estar esperando uso, como si hubiera sido recién comprado por alguien para mí.
O bueno, tal vez no para mi pero sí para alguien a quien quisiera mucho. Me
senté en un bello sofá de flores de la sala y me di cuenta de que yo era el
creador del lugar, al menos del exterior. Quien habría sido la persona que
había comprado todo esto, hecho que este casa fuera un hogar propiamente dicho?
Entonces, el sonido de la tetera inundó el
lugar. Me levanté y caminé a la cocina y vi que alguien ya había preparado una
taza con una bolsita de té negro y algo de azúcar blanco. Esa es mi bebida
favorita, así que supo que todo esto era para mi. Serví el agua caliente en la
taza y estuve ahí, pensando en todo, por lo que se sintieron como horas o más.
Me di cuenta que ya había terminado mi bebida y entonces subí al piso superior.
Ya vería las demás habitaciones de la planta baja después.
Desde la escalera del descanso pude ver, a
través de una de las ventanas cuadradas, que se había vuelto de noche otra vez.
Pero no solo eso. Ahora las colinas habían desaparecido, siendo reemplazadas
por un paisaje propio de la luna o algún otro cuerpo celestial. No sabía donde
estaba pero, extrañamente, no me sentí conmocionado o asustado. De seguro,
había una razón.
Había solo tres puertas en el segundo piso y
reí como tonto al ver lo que había detrás de la primera que abrí. Era el baño.
Era bastante pequeño pero confortable, todo de madera, incluso el lavamanos.
Había pequeñas botellas alrededor de este último y, en la ducha, había otra
ventana cuadrada. Entonces tuve el impulso o, mejor dicho, la idea de que tenía
que bañarme. Ahí mismo me quité la ropa que tenía y entré a la ducha. El agua
estaba perfecta.
Era todo muy raro. Lo sabía. En ningún momento
pensaba que todo la situación tuviera algo de normal. De hecho, a través de la
ventana pude ver el terreno desolado que había afuera y me sobrecogió una
sensación de molestia, de fastidio. Como si ver ese terreno me recordara alguna
sensación desagradable, algún recuerdo amarrado a mis ojos pero no a mi
memoria.
Entonces me di cuenta que ya no salía agua de
la ducha y que ya estaba seco. Salí así del baño y supe que la puerta que había
justo en frente era la correcta. La empujé y entonces vi algo que me pareció
natural pero que sabía, no lo era del todo. Me vi a mi mismo, acostado en la
cama, durmiendo. Una puerta se abrió dentro de la habitación: tenía baño
interno. De allí salió alguien que no reconocí pero que sentí, debía conocer.
Pude ver que era un hombre por su físico, pero
su cara parecía inmersa en sombras. Era como si algo o alguien no quisiera que
yo supiera de quien se trataba, aún cuando yo sentía muy en el fondo, que sabía
exactamente que era lo que ocurría. El hombre se acostó en la cama,
abrazándome. O mejor dicho, abrazando al yo que estaba allí dormido. Por alguna
razón, esta visión me afectó, haciéndome llorar y luego me hizo salir corriendo
de allí, hasta la puerta de la casa.
La abrí de golpe y salí corriendo, apenas
mirando para donde corría. Entonces tropecé con algo y caí de rodillas. El
dolor era intenso y entonces olvidé porque había empezado a llorar, si es que
alguna vez lo supe. Mis rodillas sangraban y me di cuenta que mis piernas y
manos estaban cubiertas de un fino polvo gris, que brillaba cuando me movía.
Miré fascinando como relucía y como, cuando lo trataba de limpiar, flotaba en
el aire unos segundos y allí se quedaba.
Me puse de pie y caminé. El suelo era
inusualmente suave pero esto era un gusto para mis pies. No sé por cuanto
tiempo caminé, desnudo, por aquel desierto espacial. Nunca miré atrás pero supe
que la casa ya no estaba allí. Se había ido como había aparecido y no había
manera de ir a buscarla. De todas maneras no quería volver a ella.
Entonces algo brilló sobre mi cabeza,
cegándome. Y el brillo invadió todo el lugar por lo que no pude seguir
caminando. Entonces me dejé caer al suelo y caí en cuenta de que alguien
controlaba el brillo. Sentía que había alguien más conmigo en el vacío del
espacio. Yo no estaba solo.
Se sintió como si cortaran una película de
buenas a primeras. Fue cuando desperté. No de golpe, como suele pasar sino solo
abriendo los ojos y viendo que el mundo real empezaba a dibujarse alrededor
mío. Por varios minutos no me moví, tratando de recordar todo lo que pudiera
sobre el sueño. Cuando me incorporé por fin, tomé una libreta y un esfero de la
mesa de noche y empecé a escribir todo. Y aquí estamos.
No sé de que iba todo. De hecho, no sé de que
va nada en realidad y en un sueño es probable que entienda aún menos. Sería esa
la razón de mi sueño? Seguramente. Dicen que las preocupaciones lo hacen a uno
soñar cosas muy raras. Lo extraño era que yo me sintiera tranquilo en todos
esos lugares y con todos esos cambios.
Pero entonces pensé: quien era el hombre en mi
habitación? Quien era el propietario de esa cara en sombras? Y porque había
sentido una presencia que lo controlaba todo? Sentí miedo de mi mismo?
Escribiendo esto me he calmado un poco pero no
puedo dejar de pensar en lo que no s é, en lo que todavía no es o
en lo que puede nunca sea. Me atormenta la idea de que solo en sueños pueda
entender que hacer con la vida y en la realidad solo decida dejarme ir, cansado
o tal vez sin la voluntad de hacer nada. No quiero ser nada y quiero ser todo
al mismo tiempo.
Pensándolo mejor, quiero volver a soñar.